Estamos en tiempo de playoffs y como es ya habitual en La Crónica Desde El Sofá cada día tendréis una pequeña crónica de lo que hemos visto la noche anterior (o probablemente durante el día tranquilamente) y al final, el Sofi diario…
Voy a ser muy sincero con vosotros, para un servidor ver partidos de los Rockets es un suplicio infinito. Ale, ya lo he dicho. Su sistema de tiros de 3 + canastas bajo aro + vamos a provocar todas las faltas habidas y por haber + el más que probable Hack a Howard, aunque ahora la TNT lo llame ‘falta intencionada’, me aburre y el partido de ayer fue otro de esos.
El partido sobre la mesa te metía un Rivers vs Terry como bases ya que Chris Paul se perdía su segundo partido seguido… no empezamos bien la verdad. Además el partido empezaba a ser un show de alley hoops por parte de unos con Griffin a la cabeza y de otros con Howard. Buena pinta tenía todo con unos Rockets que querían meterle un ritmo muy alto al partido para así no dejar que la defensa de Clippers se asentara y poco a poco lo fueron consiguiendo.
Pero Griffin quería su partido y poco a poco, junto a una buena empanada de Houston, hicieron que Clippers o mejor dicho Blake Griffin, tomara el mando del partido para meter por delante a los de Ballmer con una diferencia que llegó a los 13 puntos. El 0-2 rondaba el Toyota Center.
Rockets tenía la receta para poner fin a lo que estaban haciendo Clippers: ritmo alto. Así lo hicieron con unos Clippers donde Lester Hudson tenía minutos y donde Jamal Crawford era el que intentaba mantener a Clippers en el partido… sólo consiguieron 2 puntos de diferencia para entrar en el 4Q.
El marcador de una de las canastas se paró y el partido se enfrió a niveles brutales… Marcadores laterales a lo partido de regional fue la solución.
El equipo de los tiros libres se metió con un parcial de 17-4 con 10 arriba y esto ya fue el final del partido, ya que el ataque de Clippers era un caos total, donde sólo se jugaba a hacer aclarados sin apenas circulación del balón, esto sumando al despertar de Harden en estas semis de conferecia hizo que el partido acabara con un festival de tiros libres (realmente todo el partido…) y con el empate en la serie por parte de Rockets.
Por cierto, que no me esperen más en esta serie mientras Paul esté fuera…
Sofi Del Día
Austin Rivers…segundo partido de la serie, segunda vez que hace esto…
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Segundo año del proyecto Prokhorov, aún más espectacular (y caro) que el primero. Con la llegada de la vieja guardia de Boston, los Nets tienen una plantilla que permite pensar en el campeonato si todo sale bien, pero con una ventana que se podría cerrar más bien pronto.
La Temporada Regular obligará seguramente a equilibrar salud y frescura con la posibilidad de obtener el mejor puesto posible en la parrilla de salida para Playoffs, y también servirá de rodaje a un equipo, que pese a tan altas aspiraciones, se la juega con un entrenador novato. Pero Kidd no es un técnico al uso, y los Nets, además de pretensiones deportivas también las tienen mediáticas.
Pese a que el proyecto ha sido desorganizado y persiguiendo siempre el nombre más brillante sin importar la cantidad, al final han logrado juntar una plantilla profunda con jugadores de innegable talento y capacidad para jugar en equipo. Veamos como queda el puzle cuando lo terminen de montar en abril.
Radiografía de los Nets
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En la radiografía intentamos recoger una amplia información estadística de cómo funcionó cada equipo el año pasado, en ataque y en defensa, comparando en que percentil (porcentaje de equipos mejor/peor que ellos) se encuentran respecto al resto de la Liga.
Quinteto All-Star
Los Nets van a poder poner en pista un quinteto titular con cinco jugadores que fueron All-Star la pasada campaña o la anterior. Deron Williams, Joe Johnson, Paul Pierce, Kevin Garnett y Brook Lopez es un grupo de ensueño, que hubiese sido imposible de juntar en el mejor momento de sus carreras, y que habrá que disfrutar en la medida que la edad y la salud nos deje.
Consideraciones de egos y años aparte, es posible que el de Brooklyn sea el quinteto con las mayores posibilidades, sobre todo en ataque, de la Liga. Son el único equipo en el que los tres exteriores tienen un buen nivel como triple amenaza (tiro, pase, bote) y lo complementan con dos interiores que pueden anotar de espaldas, tirar a media distancia y pasar dentro y fuera del poste bajo.
Otra de las cualidades de este quinteto, además del buen manejo de balón y tiro en todas las posiciones, es lo enorme que es. Williams no es de los bases más altos, pero está por encima de la media, y es quizá el más fuerte (a veces, con tendencia a caer en fuertecito si se deja llevar). Joe Johnson es un alero grande por tamaño que juega de escolta (de hecho es más alto que Pierce) y The Truth, al igual que Deron, sin liderar por centímetros a los treses de la Liga, es enorme comparado con el prototipo de su posición. Y después en Garnett y Lopez, los Nets tienen a dos 7-footers legítimos.
Esto abre la puerta a cantidad de triquiñuelas basadas en los bloqueos (algo que si se midiera en la Liga por impacto, seguramente liderarían este año). Los Nets ya usaron el pick’n’roll entre Deron Williams y Joe Johnson la temporada pasada, y ahora con Pierce tienen otro compañero que pueden utilizar, tanto para estos emparejamientos poco convencionales entre cualquiera de ellos, como directamente con los pívots. Prácticamente en cualquier momento y lugar pueden plantar uno, con un conductor excelente del balón al mando y un buen tirador poniendo la pantalla.
Otra opción que me encantaría ver y que podrían poner en práctica con efectos devastadores para los rivales es una serie de bloqueos indirectos encadenados, acciones de bloquear para el bloqueador, que con semejante fuerza en todas sus posiciones liberaría al jugador elegido como tirador final ante prácticamente cualquier defensa (quizá Indiana pueda soportarlo. A Memphis y Chicago, creo que llegarían a forzarles). Lo único malo de esta configuración es el desgaste que supone, con todos los jugadores corriendo y chocando, en un equipo que estará pensando en reservar fuerzas como sea. Pero en momentos puntuales, o cuando haya que arriesgar más, en Playoffs, las posibilidades de un quinteto con un tamaño así son magníficas. Y no nos metemos en que los Nets son uno de los pocos equipos de la Liga que podría utilizar de forma satisfactoria el sistema para dominarlos a todos, el Triángulo, porque Jason Kidd ya ha tenido malas experiencias. Y por partida doble en Dallas: cuando llegó Cleamons a utilizarlo en la pista y el que mantenía con Jim Jackson y Toni Braxton fuera.
Así que, aunque sea bonito especular, por lo general, supongo que veremos un sistema mucho más abierto con más acciones individuales. Por lo de mantener a los jugadores frescos (de hecho, Kidd ya ha dicho que es probable que Garnett no juegue back-to-backs, partidos en días consecutivos), porque el entrenador está acostumbrado a darle los galones al base y es su primerito año, y por mantener la tradición: los Nets fueron el cuarto equipo de la Liga que más jugadas acabó con aclarados, y el sexto posteando, una suerte de aclarado para el hombre grande, y también fueron sextos en menos asistencias por 100 posesiones, y quintos en pérdidas.
Y el tamaño, esa gran ventaja teórica, se puede convertir en una pesadilla también. La cara contraria suele ser la lentitud, y es de suponer que muchos equipos intentarán atacarles por ahí, corriendo a su alrededor, quizá atreviéndose a presionarles arriba y sin mucho que perder arriesgando en las líneas de pase. Además, puede que sean autocomplacientes y confíen demasiado en el tiro, sin buscar mucho la penetración hacia el aro. Deron Williams es la clave aquí, y será importante que veamos la versión de después del All-Star (3.5 tiros intentados en el área restringida por partido y 3.6 en Playoffs contra Chicago, por los 2.5 de antes del parón) porque Paul Pierce y Joe Johnson llevan un par de años reduciendo el número de penetraciones (y JoJo además, según ha ido perdiendo potencia, las está acabando con bombitas, eficientes y útiles, pero algo menos)
Aún así, los Nets vienen de acabar en el Top 10 de Índice Ofensivo, con Reggie Evans y Keith Bogans jugando más de 1900 y 1400 minutos respectivamente, muchos con el quinteto titular. Reemplazarlos por Pierce y Garnett (o Kirilenko de Plan B, que cumple con todo lo bueno, incluido el tamaño, si es de alero) sólo debería mejorar lo que hay.
Y eso sí, que esta vez le den los zumitos y le hagan la limpieza a Deron antes de que empiece el curso. Metió 6 puntos más por partido, y su eFG% creció 9 puntos porcentuales después de los retoques durante los días de All-Star, y pese a todo el talento acumulado, es clave que esté sano, fuerte y en forma, porque este año va a seguir siendo el protagonista y la extensión en la cancha de Jason Kidd.
Brook se reivindica
Tras una decepcionante tercera temporada en la que parecía ir para atrás después de dos espectaculares primeros años en la Liga, y perderse la cuarta prácticamente entera por una lesión. Lopez entró en la temporada con un contrato máximo (para jugadores que salen del contrato de novato, que es menor que el de otros más veteranos) y el cartel de ser uno los jugadores más sobrevalorados de acuerdo al público y parte de la crítica. Brook respondió con una magnífica temporada, su mejor hasta la fecha, merecedora de un puesto en el All-Star, y todos los cuchicheos se han transformado en aplausos.
Volvió a ese 57% de porcentaje de tiro verdadero de sus primeros años, ahora con una presencia mucho mayor en el ataque de su equipo, recuperó tasas reboteadoras normales (sigue siendo mejor en el tablero contrario que en el suyo) y nos sorprendió en defensa, aplicando su tamaño para poder intimidar de manera efectiva.
Sigue habiendo margen de mejora, y edad para hacerlo (sólo 25 años), pero parece que su tiro de media distancia, que sigue sin pasar del 40% se quedará ahí, como amenaza para que no le dejen solo. Lo usa más o menos en el 30% de los tiros de campo que hace, pero este año, con un talento superior rodeándole, lo más inteligente sería que lo desechara, y lo utilice simplemente cuando esté solo y la defensa haga trampas. Porque pese a los porcentajes, los equipos rivales no se pueden arriesgar a darle un par de metros y no respetarle en el pick’n’pop, porque con espacio es letal. Contra Indiana y San Antonio, dos equipos que permiten esos tiros de manera más o menos cómoda, para proteger el aro, metió 16 de 26 (61.5%). Así que como recurso está bien, pero no como arma. Además fue décimo en puntos por partido en segundas oportunidades, que es otra manera que tiene de generar un impacto positivo sin que el balón circule a través de él.
Lo de la defensa fue algo más sorprendente e inesperado. Tras tener un RAPM (+/- ajustado y normalizado) negativo en su última temporada completa, algo especialmente malo para los hombres grandes, que suelen tener una mejor valoración, este año con él en pista los Nets fueron 2 puntos por 100 posesiones mejores en defensa. A esta consideración ayuda que sus números destacaban sobre los de cualquier otro pívot de los Nets, una lista que incluía a célebres temeridades como Blatche, Humphries o Reggie Evans, pero aún así, todo apunta a un impacto positivo más allá de eso.
Los kilos que ha añadido le han ayudado a mejorar su presencia, y lo que es más sorprendente, parece un Lopez más ligero y coordinado, que no se deja superar por los bases rivales en toda jugada en la que le encaran, algo a lo que ayudó también el hecho de que defendiera los bloqueos directos más arriba, algo que Lawrence Frank (con el que ya coincidió, único jugador que queda de su era en New Jersey) mantendrá si nos atenemos a su historia reciente. Y este año además tendrá la ayuda de Garnett y Kirilenko, ahí es nada. Eso sí, ya veremos como encaja su personalidad relajada y distendida en un equipo con un alto carácter y mucha rabia acumulada entre los veteranos. Brooklyn este año aspira a todo, y Lopez nunca ha tenido, ni siquiera el año pasado que era casi de prueba, semejante tensión competitiva alrededor.
Como pieza clave más joven del equipo, Brook es muy importante para estos Nets, y será uno de los protagonistas en Temporada Regular, mientras otros descansan. Por fin parece que tienen un pívot que cumple en las dos direcciones, ahora necesitan a todo un hombre.
Jó, Jo
La mayor incógnita del quinteto y el primer jugador al que le caerán los palos si algo va mal, tiene nombre. Y hay una explicación: Johnson no vale lo que cuesta ni de lejos (21.5 millones este año, mejor salario de la plantilla, y quinto que más recibe en toda la Liga) y su actuación en Playoffs fue horrible (aunque la defensa de Chicago haga esto a casi todo el mundo) pero si nos pudiéramos olvidar de esto, es un buen jugador, y como cuarta o quinta opción que se espera que sea esta temporada, es un auténtico lujo. Por números, el año pasado dio un bajón algo preocupante a esta edad, porque la caída fue en todos los frentes: era de esperar que su anotación y porcentaje de utilización se desplomaran por perder protagonismo, pero también lo hizo la eficiencia y no aprovechó su mayor libertad para mejorar las estadísticas periféricas (fue a peor en rebotes, asistencias, robos…).
Siguió utilizando uno de sus recursos más habituales en Atlanta, postear a los escoltas rivales, que siempre son más pequeños que él, pero su efectividad cayó de 1.02 a 0.84 puntos por jugada. Su tiro permaneció en la norma habitual (37.5% de acierto en triples) siendo más efectivo tras salir de un bloqueo indirecto que estando abierto (aunque al año anterior fue al revés) y en Brooklyn utilizó bastante menos el bloqueo y continuación que en Atlanta, tal vez porque tuvo bastantes problemas el año pasado manejando el balón entre el tráfico en un ataque con poco espacio para operar. Con Pierce y Garnett abriendo más la pista en teoría que el año pasado, Johnson debería tener más facilidad para ser partícipe en las jugadas de bloqueo directo y seguir deleitándonos con su magnífico floater.
En lo que sí fue el año pasado destacadísimo Joe Johnson fue con los tiros decisivos. Con cinco segundos o menos en el reloj, con un tiro para ganar o empatar en el último cuarto o en la prórroga, JoJo metió 5 de 5 (1 triple) esta temporada, sin que nadie más llegara a 4 siquiera. Dos canastas ganadoras con el partido empatado en la 2ª prórroga (contra Detroit, donde ya había metido la del empate a 18 segundos para el final del primer tiempo extra, y contra Washington), el triple que forzó la igualada contra Milwaukee a falta de 1.3 y la canasta ganadora quedando 1.4 de la prórroga (dos tiros extra-clutch en el mismo partido), y aquella que forzó la 2ª prórroga (acabaría habiendo 3) en ese espectacular partido de Playoffs contra Chicago, que los Nets acabarían perdiendo 134-142. El año pasado fue infalible cuando el tiempo y el resultado apremiaban, pero si algo tienen estos números es la inconsistencia año a año: sólo metió 2 de 9 las dos temporadas anteriores, por lo que no hay que esperar que el resultado se repita.
De todos modos, con una muestra multianual más grande (2 últimos minutos, perdiendo o ganando de ±3, las últimas 5 temporadas), Johnson ha metido 68 de 146 tiros de campo, para un porcentaje efectivo de 51.4%, muy superior al 42.4% que tuvo la Liga en conjunto la temporada pasada, por ejemplo, y esto sí es suficiente para indicar una parte de habilidad.
Veremos como se desenvuelve este año, porque los 32 años suelen marcar el punto de inflexión en el que el declive de un escolta empieza a ser más agudo, JoJo los cumplió en junio, y viene de una temporada de bajón. Esperemos que la caída no sea tanta en un rol más sencillo.
No estaban bromeando
La noticia sorprendió por inesperada y repentina: Jason Kidd entrenaría a los Nets. Aunque siempre hay dudas sobre un técnico novato, y más aún cuando no tiene la más mínima experiencia como asistente o entrenador en otro nivel, al ex-jugador del equipo en su encarnación en New Jersey le han puesto de red a un viejo conocido: Lawrence Frank, que dirigió a Kidd durante cuatro años y medio en la franquicia y estuvo desde el verano de 2003 hasta el desastroso comienzo en 2009 más de seis temporadas como líder del vestuario Net.
Frank es seguramente el asistente mejor pagado de la Historia de la NBA, cobrando más de un millón de dólares de Brooklyn, que se suman al finiquito que todavía recibirá los dos próximos años de Detroit, y los cuatro millones que cobra en total, superan a muchos entrenadores principales de la NBA, incluido su jefe Kidd (aunque si Frank se hubiera quedado en casa a ver los partidos por televisión, seguiría cobrando lo mismo).
Durante la Liga de Verano de Las Vegas, parece ser que Frank, con cartel de especialista defensivo se encargó algo más del ataque y Kidd de la defensa, pero ya veremos si la separación de poderes continúa de esta manera, o cambia algo durante el curso. Y también, si hay alguna rencilla, porque no sé hasta que punto Lawrence entiende su posición de asistente, o se ve más como un verdadero entrenador titular.
El fantasma de LA opera
Cuando se anunciaba que Garnett y Pierce llegaban a Brooklyn, en medio de la emoción por lo que pintaba a equipazo, surgía el déjà vu: ¿No hemos pasado hace poco por esto de encumbrar a un quinteto brillante y veterano, para ver como luego se caían con todo el equipo?
Pero los Nets no son los Lakers. En primer lugar, hay que recordar que la mala suerte de los angelinos el año pasado, hubiera tumbado a cualquier franquicia. Los problemas de Nash con 38 años podían ser esperados, los de Pau, con 32, algo menos, pero ¿Dwight? ¿Perder a Jordan Hill toda la temporada? ¿Que Steve Blake tuviera un desgarro abdominal y luego la varicela? Creo que hay gente que no se da cuenta de la tremenda cantidad de partidos que se perdieron los jugadores de LA, y no sólo los veteranos. Si Jason Terry, que sería el Jodie Meeks en esta plantilla, acabara como cuarto del equipo con más minutos, está claro que los Nets están fockados y muy fockados. Pero lo de los Lakers fue algo singular, y si le sucede lo mismo a cualquier otro equipo, le podemos decir adiós, sea LA, sea OKC, sea Miami.
Y los Nets no son los Lakers, de nuevo, porque aunque pasaran por la misma epidemia, su plantilla está mucho más completa. Donde los Lakers acabaron con Darius Morris, los Nets tendrían a Alan Anderson. Antawn Jamison aquí es Andrei Kirilenko. Mason Plumlee a lo mejor no menea las toallas como Sacre, pero si tiene que ser titular en 3 partidos lo hará mucho mejor. Lo sexy seguramente sea el quinteto titular y sus posibilidades, pero el trabajo que han hecho los Nets remozando el banquillo será otra de las cuestiones que sujetarán a Brooklyn, incluso si algo malo pasa.
Sin ninguno de los cuatro más titulares en pista el año pasado (Deron, JoJo, Crash y Brook), los Nets fueron avasallados por los banquillos rivales en 12.7 puntos por 100 posesiones, y eso que Blatche tuvo un buen año a nivel individual. Este año, la segunda unidad de los Nets, con Livingston, Terry, Kirilenko, Reggie Evans y Blatche, suena mejor que los quintentos titulares de algunos equipos con pinta de tanqueadores.
De Kirilenko, al que los Nets obtuvieron con un gran descuento mediante, poco más hay que decir que seria titular en media Liga o más, y que gracias a su versatilidad posicional, lo veremos mucho con los titulares si a Pierce y Garnett les limitan los minutos y les dan días de descanso. El PER de Terry cayó por quinto año consecutivo, ya son 35 años, y no defiende ni por casualidad, pero todavía puede ser un jugador útil para liderar en anotación una segunda unidad. Eso sí, si se mantiene la tendencia de los dos últimos años, debería jugar más en el Barclays y menos fuera: la disparidad entre sus estadísticas en casa y a domicilio son significativas, más de 12 puntos porcentuales de diferencia en su porcentaje de tiro verdadero. Blatche como ya dijimos viene de una buena temporada, entrando en los mejores años para un jugador en un ambiente en el que se siente cómodo y Reggie Evans, aunque sea un lastre en un quinteto titular con aspiraciones, es un lujo como especialista temporal del rebote o revolucionario desde el banquillo, donde además puede camuflar una de sus debilidades, la defensa individual en el poste bajo, enfrentándose a jugadores con mucho menos talento anotador. Con Terry, Blatche y Kirilenko a ratos, hay suficiente munición ofensiva para hacer un sitio al inoperante y constringente Reggie y seguir con un ritmo mejor que el del banquillo habitual.
El Plan B del puesto de base, si Deron tuviera algún problema, con Livingston y Taylor como únicos bases típicos es lo más flojo, y la verdad, si ese es el punto más débil de tu equipo en apariencia, no está nada mal. Y siempre podría Terry, o incluso Johnson y Anderson, encargarse de la tarea.
En definitiva, la profundidad de los Nets es muy amplia, mejor que la del año pasado cuando rellenaron demasiadas posiciones de la plantilla a base de contratos mínimos, y a diferencia de otros grandes proyectos, este es de los mejores protegidos ante una serie de catastróficas desdichas.
Ya hemos llegado al 30 de octubre, el día que teníamos todos apuntado en nuestros calendarios como el inicio de la mejor liga del mundo de basket: la NBA (Sandy mediante…).
Además este año llega con temporada completa, después del lockout del pasado año y de la temporada de 66 partidos, tenemos ganas de volver a esos 82 partidos que cada equipo juega y que dejan por suelo las quejas futboleras de ‘el calendario está sobrecargado‘…
Pero vayamos a lo nuestro, esta noche la NBA empieza con un BRUTAL Cavs-Wizards, sí sí, tal cual lo veis, supongo que la misma persona que eligió esto fue la encargada del diseño de la nueva web de la NBA, no puede ser de otra forma… Después de ese gran duelo entre Irving vs Wall (ojo que puede ser divertido y todo… si Wall no estuviera lesionado), tendremos los dos platos fuertes, Heat vs Celtics y Lakers vs Mavs.
Culebron recibirá hoy su preciado anillo, ese que tanto le ha costado ganar y que hizo que The Decision dejara cabreados a la gente de Cleveland… ahora que lo pienso, por eso se juega el Cavs vs Wizards antes!! para que no tengan que ver a Lebron con el anillo… muy listo Mr. Stern, muy listo.
Luego tendremos el debut de los Lakers de Nash, Howard, Kobe, Gasol, World Peace, Jamison, Jack Nicholson, David Beckham y Andy Garcia. Será contra unos descafeinados Mavericks sin Robin Hood pero con el G R A N Curry como center titular. Divertido.
Pero quitando de los platos de esta noche, la liga se presenta apasionante:
Brooklyn con equipo.
Harden con Lin en Houston.
OKC sin Harden.
Los Old York Knicks.
Unibrow en NO.
El mega pantallón del pabellón de los Rockets.
Los Clippers de Hill, Barnes y Odom.
Jennings y Ellis tirándoselo todo en Milwaukee.
Lebron buscando la temporada del triple doble.
Lakers con un big four.
Allen en las esquinas de Miami.
Terry en las esquinas de Boston.
McGee con año entero en Denver.
Jermaine O’Neal con los servicios médicos de los Suns.
La nueva camiseta de los Spurs.
Claver llevando el Gatorade en Portland.
Los Kings de momento en Sacramento.
Bobcats con esperanzas de no ser el peor.
Magic con Afflalo de jugador franquicia.
Las lesiones de Bynum.
Las pintas de Bynum.
Y así podríamos seguir hasta esta noche la hora del partido, pero lo mejor de todo, es que podremos de nuevo sentarnos en el sofá, echarnos hacia atrás y disfrutar de ese balón anaranjando dando botes por canchas norte americanas con mucha gente mirando…
Los Mavs son un equipo que está intentando estar a todo: quieren posicionarse ante la nueva realidad del reciente convenio colectivo, y al mismo tiempo no dejan de ser la penúltima franquicia que ganó la NBA y todavía tienen abierta, y no por mucho tiempo más, la ventana de Nowitzki, una de las superestrellas de la Liga.
Con los movimientos de este verano han logrado hacerlo en teoría. Lo primero, es seguro. Contratando a jugadores a los que solo les queda un año de contrato (Brand, Kaman, Collison, Jones e incluso Mayo, que podría optar por renunciar a su segunda temporada) los Mavs mantienen la flexibilidad futura. Solo Nowitzki, Cunningham, Crowder, Marion y Mayo tienen contrato garantizado en 2013, y estos dos últimos podrían elegir rescindirlo unilateralmente.
Lo que es una incógnita es el rendimiento en la cancha. No solo es el gran cambio de personal, los equipos en los que muchos jugadores acaban contrato son propensos a la volatilidad: podemos encontrarnos con un grupo haciendo el año de sus carreras para asaltar la caja, o un conjunto egoísta en el que todos quieren sumar más al box-score que a la columna de las victorias. Si a eso le añadimos que han llegado algunos jugadores con potencial, y tendrán un entrenador con buen cartel desarrollando jóvenes, la próxima temporada de los Mavs podría ir en muchas direcciones. Veremos.
Altas: Elton Brand (Philadelphia 76ers), Chris Kaman (New Orleans Hornets), O.J. Mayo (Memphis Grizzlies), Darren Collison (Indiana Pacers), Dahntay Jones (Indiana Pacers), Jae Crowder (Draft), Jared Cunningham (Draft), Bernard James (Draft)
Bajas: Jason Terry (62.2% de los minutos), Jason Kidd (42.9%), Brendan Haywood (35.7%), Ian Mahinmi (35.4%), Lamar Odom (32.0%), Brian Cardinal (8.6%), Yi Jianlian (6.3%), Kelenna Azubuike (0.6%)
Empezamos:
Dallas Mavericks en ataque 2011-2012
Puntos por 100 posesiones
EFG%
3P%
TL/TC
% Pérdidas
% Reb.O.
22º
15º
20º
25º
11º
28º
How the mighty have fallen
Como bien podéis ver, no fue precisamente el ataque de los Mavs, que el año pasado se despeñó por un precipicio, pasando de ser el 8º mejor al 22º, lo que hizo que el campeón volviera a entrar en Playoffs. Tendríamos que irnos a 1999, último año pre-Cuban, para ver fuera del Top 10 a la franquicia que llegó a liderar de la Liga en 2002, 2003, 2004 y 2006 y ha estado 12 años entre los 10 mejores. Se ve que las temporadas de lockout no sientan bien en Dallas.
Explicando con los 4 factores esa caída de 14 puestos y 6.4 puntos por 100 posesiones, la culpa no fue del rebote ofensivo, que ya era malo el año anterior, o las pérdidas, aún mayores, sino la eficiencia en el tiro. Los Mavericks pasaron de tener un EFG% de 52.5%, 3º en la Liga al 48.9%, y tiraron menos tiros libres. El cambio fue generalizado. Solo Kidd, que tiró menos, tuvo mejor TS% en 2012 que en 2011. Los minutos de Chandler, que con un 69.7 TS% lideró ampliamente al equipo fueron a parar a los menos eficientes Haywood y Mahinmi y Carter también fue peor que Barea, al que sustituyó en producción. Curiosamente, fue en ataque donde más se notó la baja de Chandler, el jugador defensivo del año. Oh, la ironía.
Para tratar de diagnosticar el problema de los Mavericks, comparemos el gráfico de tiro de ambas temporadas:
Lo primero que salta a la vista es como han empeorado en los triples desde la esquina derecha. En 2011, metieron 106 de 249 desde esa zona (63.9 EFG%) y este año 70 de 196 (53.6 EFG%) en idéntico número de intentos por partido, 3.0. Si separamos a los jugadores que tiraron desde ahí en 2011 en dos grupos, los que se fueron de Dallas (Ajinca, Butler, Brewer, Stevenson, Novak, Stojakovic, Barea y Pavlovic) y los que se quedaron (Nowitzki, Terry, Kidd, Jones, Cardinal, Marion, Beaubois), el primer grupo metió 47 de 110 (64.1 EFG%, 1.3 por partido) y el segundo 59 de 139 (63.7 EFG%, 1.7 por partido). Empate técnico salvo en el volumen. Hagamos lo mismo con los datos de este año: en un grupo los nuevos (solo 3 tiraron un triple desde la esquina derecha, Carter, Odom y West) y en el otro los 7 que repiten. Mientras que los refuerzos están en línea con el acierto de 2011, 19 de 44 triples, 64.8 EFG% en 0.7 intentos por partido, son los que se quedaron, que metieron solo 51 de 152, a un ritmo de 50.3 EFG% en 2.3 intentos por partido los que marcan la diferencia en 10 puntos de EFG% entre un año y otro.
Esto es solo la punta del iceberg ya que solo el 4% de los tiros de los Mavs llegaron desde ahí, y esa variación solo genera un cambio de 0.3 puntos por partido, queda de explicar un 6.1 de diferencia. El triple en general fue peor, pasamos del 36.5% de acierto en 21.6 lanzamientos de tres por partido al 33.9% en 22.2 intentos. Y aunque en el caso concreto de la esquina derecha echemos la culpa a los que se quedaron, cuando miramos al triple desde cualquier area, el mayor problema es que los Mavs no supieron reemplazar a un buen grupo de tiradores. En 2011, 6 jugadores metieron más del 40% de los 3.5 triples por partido que se jugaron, y de ellos solo queda Brian Cardinal, que de anotar un 48.3% pasó al 20.4%. Este año, nadie ha superado el 37.8%, y ninguno de los nuevos está por encima del 36.1%.
Pero no fueron solo los triples: en tiros de 2 bajaron del 51.6% al 48.2%, y de producir 17.5 puntos de tiros libres por partido, han bajado 2, a 15.5, ya que aunque el porcentaje es el mismo, van una vez menos a la línea por partido. Cuando hay una bajada tan drástica en el Índice Ofensivo, suele haber un aspecto especialmente remarcado, o un cambio de jugadores importante explicando buena parte de la variación. Pero esto es el Asesinato en el Orient Express (por si fuera necesario en una obra que va a hacer 80 años, SPOILER, al TS% de los Mavs se lo han cargado entre todos un poquito desde todos los sitios, FIN DEL SPOILER).
Siempre se ha escuchado que los jump-shooting teams, equipos que viven y mueren de los tiros en suspensión, fallan cuando las piernas están cansadas (otra idea para estudiar, que no parece muy complicada de medir ¿influye el cansancio y los partidos juntos más en equipos que tiran más lejos?), y el año de cierre patronal puede haber sido demasiado duro para estos Mavericks. Otra teoría es la de la llamada falta de hambre, que les ha hecho relajarse tras el anillo. Otra opción es que, un equipo en el que los 5 jugadores con más minutos tenían al menos 33 años, y dos más importantes dentro de la rotación 32, el pequeño y lento declive de cada uno haya contribuido a este desplome general. O por supuesto, echarle la culpa a Odom (aunque el récord del equipo los días que no jugó, 5-11, y tras ser apartado, 5-4 más el 0-4 de Playoffs, no parece sustentar la teoría). Tal vez lo que le pasa a este equipo es una mezcla de todas estas cosas. Lo bueno es, que si fuera así, el año que viene será diferente.
Empezando por el final, Lamar ya no está. Cualquier culpa que tuviera de jugar mal, con falta de entusiasmo o empozoñar el vestuario, ha desaparecido, y ya no puede ser excusa.
Luego, la pareja del perímetro que hubiera entrado con 35 y 39 años a la temporada se va para que vengan dos de 25 (como en el chiste). Brand tiene la misma edad que Odom. Y Kaman es un par de años más joven que Haywood. 26 años se han quitado de golpe los Mavs en 4 movimientos. Por edad, tampoco va a ser.
Si había falta de hambre por el anillo, en una plantilla que el año pasado tenía 9+1 campeones (contando a Odom por sus triunfos en los Lakers y a Vince CartMUAHAHAHA…) ya solo hay 4 que hayan magreado el Larry O’Brien. Y ahora que Terry se ha llevado el numerito del tatuaje a Massachusetts, siempre se lo puede hacer uno de los nuevos para dar buena suerte. Cualquiera menos Kaman, por favor, no vaya a ser que un día llegue a casa después de haberse bajado un barril de cerveza local, se mire al espejo, vea al caballo del logo, y le dé por disparar.
Y finalmente, al recuperar una agenda normal, los Mavericks ya no tendrían ese síndrome de piernas cansadas (que además se hubiera acentuado por la veteranía) el año que viene. ¿Todo solucionado? No. Este equipo ha perdido a los responsables del 44.7% de su producción, seis de ellos, Campeones NBA de pleno derecho. Y aunque se arreglen problemas por un lado, se pueden crear por otro.
¿Estos sí pueden tirar de lejos?
Después de que, por unas cosas u otras, las 6 primeras entregas hayamos repetido machaconamente la consigna de que el tiro lejano de 2 puede matar y producir impotencia, nos encontramos ahora con el caso de un equipo que casi no tira cerca del aro. ¿Les atizamos? Ya sabéis que llegar a la canasta es bien, porque el porcentaje de acierto es más alto, y los rebotes ofensivos y las faltas son más fáciles de producir, pero no hay nada malo en liarte a suspensiones, si eres lo suficientemente bueno… y das un paso atrás.
Los Mavs llevan 3 años en el Top 5 de equipos que menos tiros intentan por partido a menos de un metro de la canasta. De hecho, son la única franquicia que lleva tres temporadas entre los 5 primeros. Pero, lo bueno que tienen, es que no sustituyen este tiro por el de 2 lejano. El año pasado fueron 25º en ese tipo de intentos, y 24º en 2011. Lo que sí hacen es lanzar muchos triples (4º en intentos por partido este año) y son eran buenos metiéndolos. Con un 36.5% de acierto como tuvieron en 2011, el EFG% es de 54.8%. Todavía está lejos del 62.6%, media con la que se convierte a menos de un metro del aro en la Liga, y del 77% de acierto que tienen como equipo en tiros libres, pero los triples son necesarios para abrir el campo y poder generar esos intentos cercanos, y el 54.8 EFG% es muchísimo mejor que el 38.1 EFG% de los tiros de 2 lejanos o que el 42.6 EFG% del mejor equipo en esa zona.
De hecho, los Mavs, que son un muy buen equipo en tiros de 2 a más de 5 metros (4º en la Liga, 41.5%) los usan lo justo. Si tu equipo acierta el 27.6% de los triples (los Bobcats, que fueron los peores sobradamente, aún llegaron a meter el 29.5%), vas a salir a la par con un tiro de 2 que aciertas el 41.5% de las veces. Por supuesto, no los puedes eliminar por completo, tienes que mantener a la defensa honesta utilizando todo el campo, y si tienes un tiro solo hay que jugársela, pero los Mavericks han sabido encontrar el equilibrio.
Dicho esto, y diferenciándolo de casos anteriores, no estaría mal que los Mavericks consiguieran generar más oportunidades cerca de la canasta. Y esto puede venir este año desde su perímetro. Los dos prometedores jugadores que se ha traído Dallas, Collison y Mayo, son mucho más agresivos penetrando que Terry y Kidd, a los que sustituyen a priori. Jason, que casi se limita exclusivamente a tirar de tres ahora (el 82.9% de sus tiros de campo fueron triples, quién lo diría hace unos años) solo llegó a acercarse al aro en 10 ocasiones… en toda la temporada. Y Terry tampoco es muy de finalizar en la canasta: solo 11.8% de sus intentos los hace desde ahí. Collison y Mayo el año pasado tiraron el 29.4% y el 21.4% de sus intentos respectivamente en esa zona. A esto le sumamos que el poco más de 36% de acierto que tienen los dos desde el triple, está en la media entre el 37.8% de Terry y el 35.4% de Kidd (y con niveles de creación de tiro similar, a Kidd y Terry les asistieron el 78% de los intentos, a Mayo el 81%, a Collison el 77%, como decíamos el otro día comparando los nuevos escoltas de los Bulls, ni que los hubieran reemplazado echando estas cuentas), solo que en 5.8 intentos por partido en lugar de los 10.4 de los ex-Mavericks… y ¡tachán! En un mundo ideal tenemos una pareja que cuando tira de 3, lo hace al mismo ritmo, pero en lugar de tirar tanto desde el perímetro, lo mezclan con más penetración hacia la canasta. Tirando tras pase, Kidd–Jet fueron mejores, metiendo 494 puntos en 452 jugadas, a 1.09 puntos por posesión, mientras que Collison y Mayo se quedaron en 310 en 306, 1.01 puntos por jugada. Pero sin embargo, metieron 100 puntos más en aclarados. Carlisle pierde algo de volumen en el tiro exterior, pero tendrá la opción de utilizarlos de una manera más dinámica, algo que con Kidd ya no podía hacer, y si sabe sintonizar el balance exacto, Dallas no echará de menos su viejo viejo backcourt. Y eso sin contar que ese potencial del que los dos parecen todavía tener algo guardado, explote.
De todos modos, igual hemos echado las campanas al vuelo muy rápido, y los Mavs no salen tan fácil de entre los 5 equipos que menos tiran de cerca. Aunque el perímetro lo hará mucho más, no puede ser muy bueno que tiren más desde ahí que los dos nuevos hombres altos de los Mavericks. Kaman solo se juega el 28.6% de sus tiros a menos de un metro del aro (menos que Collison), y Brand el 20.5% (menos que Mayo). Teniendo en cuenta que el 61.4% de los intentos de Brendan Haywood y el 66.6% de los de Tyson Chandler hace dos años fueron ahí, los Mavericks podrían acabar con lo comido por lo servido.
Además, puede haber otro problema de superposición. Echemos un ojo a los gráficos de tiro de Nowitzki, Brand y Kaman del pasado año, en tres franquicias diferentes, eso sí:
Como podéis ver, hay una gran coincidencia en la media media distancia, especialmente sobre todo desde las líneas de fondo. Aunque Nowitzki tenga un rango mucho más amplio y Brand utilice mucho la zona de la pintura de frente a la canasta, los jugadores se mueven por zonas muy parecidas, y además, postean muchísimo. Los tres están en el Top 25 de los jugadores que más posesiones totales utilizan de espaldas a la canasta (y eso que Kaman se perdió 19 partidos) y parece demasiado que repitan el número de intentos del año pasado ahora que están juntos. De los 63 jugadores con más de 100 posesiones etiquetadas como post up, Nowitzki es 15º en eficiencia (0.93 puntos por posesión), Brand es 23º (0.80 ppp) y Kaman, ya por debajo de la media, es 48º con 0.76 ppp, por lo que en teoría ya sabemos quién es el candidato a sacrificio. Pero Kaman también era doblado más veces en New Orleans, y aunque de espaldas a la canasta anote por debajo de la media… cortando y tras bloqueo directo lo hizo aún peor, así que dejarle postear a lo mejor es lo menos malo.
Aunque parezca que han pasado siglos, solo dos años nos separan de una temporada de 18.5 puntos por partido de Kaman. Lo cierto es que el aleman (el postizo, no Dirk), nunca ha sido un buen anotador pese a su volumen: su FG% no ha llegado jamás al 53%, ni ha superado el 50% cuando lo ha acompañando de más de 12 puntos por partido. Una de las razones es que aunque es pívot, no acaba de jugar como uno, y los Mavs ya tienen algo así, pero en bueno y con mucho más rango, en Nowitzki. Y la otra, la del optimismo para Dallas, es que nunca ha tenido un compañero como Robin Hood al lado, y teniendo en cuenta que su mayor problema era tomar la decisión correcta ante un dos-contra-uno (junto a Bynum tal vez sean los dos peores en toda la Liga en ese aspecto), y que este año puede que no los vea la mitad de la mitad, estemos ante un jugador que va a estar a punto de ser alejado de su kryptonita. Kaman es sobre el papel un complemento un poco pobre para este equipo, pero intriga saber lo que puede hacer con un Dirk con el que ya tiene cierta familiaridad por compartir selección nacional. Hay equipos que saben lo que hacen y equipos que no, y los Mavs están claramente en el primer grupo. Confiemos en ellos.
Matrix Reloaded
Si hablábamos de que el declive en el ataque de los Mavericks fue algo general la pasada temporada, Shawn Marion fue un poco más protagonista que el resto. Tuvo el peor TS% entre los 11 jugadores que jugaron más de 500 minutos y no están casados con una Kardashian, y ninguna jugada suya fue efectiva: estuvo por debajo de la media cortando a canasta, posteando y tirando tras pase. Marion tendrá 34 años la temporada que viene, y en su juego siempre ha utilizado mucho una capacidad atlética que va perdiendo poco a poco. De todas formas, su mal temporada pasada fue bastante inusual, porque ese TS% fue el peor registro de su carrera, a 2.3% del de su año de novato, y 6.3% menos que el de 2010-2011, pese a que el porcentaje de utilización fue muy similar.
Lo de Marion puede ser un problema estructural, porque su EFG% se hundió los ratos que estuvo en el puesto de alero, donde pasó a jugar el 86% de los minutos, después de estar allí solo el 52% el año anterior. Con la llegada de Kaman y Brand, y con los horribles resultados que tuvieron los Mavericks como equipo con Marion jugando de ala-pívot (él en concreto anotaba mejor pero fueron la friolera de 18.3 puntos peor por 100 posesiones) y sabiendo que los Mavericks son precisamente el equipo que más utiliza el +/- ajustado y por quintetos de toda la Liga, y no solo para el mercado, sino para decidir cómo y con quién jugar, lo más probable es que pase aún más tiempo de 3 la temporada que viene, y como Marion repita actuación en ataque, los Mavs se van a encontrar de golpe y porrazo con un lastre en la ofensiva. Como Shawn seguirá aportando en defensa es de esos jugadores que es justificable tenerlos en pista, pero Carlisle de repente tendrá que hacer un esfuerzo para disfrazarlo en ataque.
Las dos buenas noticias, uno, la mejoría esperada en ataque en el puesto de pívot puede hacer que los Mavs se permitan la regresión de Marion en el puesto de alero, y dos, la tímida recuperación de su triple: todavía sigue sin meter más del 30% desde que salió de Phoenix hace 4 años y medio, pero la temporada pasada fue la mejor fuera de Arizona, tanto en volumen como en porcentaje, y este año, con Collison y Mayo más proclives a penetrar, y más juego de espaldas previsiblemente, el equipo de Carlisle debería sacar más balones hacia fuera, y Marion tiene que estar listo y dispuesto para aprovecharlo. Y ojo, porque si él no lo está, los Mavericks tienen un gran rookie al acecho. Todo el mundo nos hemos subido al carro de Jae Crowder, hasta tal punto que es casi imposible leer una crónica o comentario del Draft que no una la palabra robo al de Marquette. Lo único que tiene en su contra es la experiencia.
Así que o tenemos un Matrix Reloaded, o igual Carlisle hace una Revolution, y juega con Predator.
¿Más bloqueo directo? Difícil decisión
Los Mavs fueron 22º en eficiencia en bloqueos directos, pero estuvieron entre los equipos que menos lo utilizaron. Curiosamente, los 4 jugadores exteriores que finalizaron más de 100 veces (Terry, Carter, West y Beaubois), estuvieron por encima de la media en puntos por jugada para bloqueados, y fue Nowitzki, el que, tal vez inesperadamente, estuvo por debajo en la de bloqueadores. Los dos principales fichajes para el juego exterior de Dallas, vienen del penúltimo y antepenúltimo equipos en ese aspecto, y el bloqueo y continuación fue el año pasado la jugada más ineficiente respecto a la media, tanto para Mayo como para Collison. Y Brand y Kaman también fueron menos eficaces de lo que se espera en un hombre alto. A no ser que Carlisle invente un nuevo truco, o alguna de las nuevas parejas de baile desarrolle una química inesperada, los números parecen estar en contra de que los Mavs tiren de bloqueos directos, y más cuando el equipo tiene otros recursos como ejecutar más aclarados, con Nowitzki que fue el 5º jugador más eficiente de la Liga, y 2º entre hombres altos tras Bargnani o Mayo que fue 29º, por encima de la media. Collison también es un jugador muy capaz, ya que quedó un pelo por debajo de la esperanza.
Pero aún así, tiene bastante sentido que los Mavs prueben las nuevas combinaciones. Brand y Kaman, aunque no anotaran a un gran ritmo, vienen de dos equipos muy extremos en la manera de utilizar el bloqueo directo: en Philly lo acababan casi siempre los bases (78.4% de las ocasiones) y en los Hornets muy poco (el 62.4%). Incluyéndolos en un sistema menos previsible, en el que sea más difícil programar en que manos va a acabar el balón (la media está en un 68.4%) tal vez mejoren su rendimiento. Con Collison sucede lo mismo, Indiana fue el equipo que menos jugadas acabó con el bloqueado, un 57.6%. Y Dallas hasta ahora también ha estado bastante descompensando, abusando de Nowitzki. Tal vez estos cuatro jugadores prosperen entre ellos con una distribución más racional.
Y luego hay una opción que podría ser muy interesante: el doble bloqueo directo. Los tres hombres altos de Dallas pueden, hasta cierto punto, mejor o peor, cortar a canasta o tirar a media-larga distancia con solvencia suficiente. Estoy seguro que solo pensar en los emparejamientos y opciones de pase que podría conseguir Nowitzki con esta jugada, si disfrazan bien que hombre alto hace el roll, y cual el pop, con dos hombres abiertos en las esquinas, se le pondría un poco morcillona caería la baba al teutón. Si a esto unimos que los Mavericks casi siempre tendrán a dos exteriores capaces de ejecutarlo, al comienzo de la jugada podrían juntar a los 4 en el poste alto, confundiendo también sobre quién será el bloqueado. Aunque la calidad de los jugadores, salvo Nowitzki, y sobre todo en el perímetro sea peor que la de los Lakers, el mayor rango de Dirk comparado con Gasol y de Brand/Kaman con Howard, hacen que esta opción pueda ser mucho más mentirosa en los Mavs.
Peeerooo sigooo siendooo el Köööönig
Dirk, la temporada pasada, dio un pasito atrás estadísticamente, y a la vista del mundo, pero sigue siendo un jugador impresionante que hace mejor a su equipo y demanda la atención máxima del contrario. Aunque sea un año mayor, parece que el cierre patronal no le sentó muy bien por lo que dijo Cuban, y si todo va bien esto puede ser tan solo un paso atrás para dar dos adelante.
Fue su año con menos minutos por partido desde el de novato, el peor en anotación y rebotes desde el 2000, en asistencias desde 2001 y en TS% desde 2004. Pero más allá de los números del box-score, siguió siendo el indiscutible rey de los Mavericks. Con él en pista, el Índice Ofensivo de los Mavericks creció a 106.3 y el defensivo bajó a 99.7. Cuando Dirk se iba al banquillo, era como ver a un niño gordo levántandose rápida y abruptamente del balancín: el Índice Ofensivo acababa en 98.0 y el Defensivo en 107.1. Si pudiéramos estirar el rendimiento de los Mavs con él en pista a 48 minutos en 82 partidos, ganarían 58. Desde el banquillo vería solo 18 victorias.
Es verdad, claro está, que este +/- no es solo cosa de Dirk, que está con 4 compañeros más en pista. Pero es que la diferencia en los minutos que se separan, uno por uno, es brutal. Con Marion compartió 1294 minutos y la diferencia entre sus +/- en los restantes es, agárrense, de 342 puntos. Es decir, en los 785 minutos que Dirk estuvo en la pista sin Marion, los Mavericks fueron 342 puntos puntos mejores que el rival, comparados con los quintetos que jugaron los 625 minutos de Marion sin Dirk, 11.6 puntos de diferencia por 48 minutos. Aunque en el resto de casos la diferencia no sea tan extrema, Dirk fue 246 puntos mejor que Terry compartiendo 1164 minutos, 195 puntos mejor que Kidd estando juntos 989, 41 mejor que en los 982 minutos con Carter y la diferencia fuera de los 870 que pasó con Haywood es de 237.
No os estoy descubriendo América diciendo que Nowitzki es muy bueno y una pieza importantísima en Dallas, pero cualquiera que se fije solo en puntos y rebotes podría pensar que la diferencia entre Dirk y sus compañeros se acortó. Y nada más lejos de realidad.
¿Qué ocurre cuando pierdes al jugador defensivo del año?
Dallas Mavericks en defensa 2011-2012
Puntos por 100 posesiones
EFG%
3P%
TL/TC
% Pérdidas
% Reb.D.
8º
8º
12º
14º
13º
5º
Si eres Dallas, nada.
Pese a que Chandler se fue a New York, los Mavericks se mantuvieron en el mismo puesto de la Liga en Índice Defensivo, y recibiendo los mismos puntos por posesión ajustados a la media de la Liga. El gatopardismo vive en Texas.
En EFG% permitido mejoran un puesto, generaron un poco más de pérdidas y rebotearon mejor en defensa, a cambio de llevar más al otro equipo a la línea, pero en general, la filosofía es la misma. Apunten un punto más al concepto de que la defensa es en gran parte equipo, y en mucha menor cantidad, individualidades.
Los Mavs son el equipo que más y más variadas defensas en zona usan, y eso les permite ser más permeables a los cambios de personal, y ser 5º dominando el rebote defensivo a pesar de que su mejor hombre es el 59º en la clasificación individual entre todos los que jugaron más de 500 minutos. Este año, el equipo añade además a Brand, infravaloradísimo defensor, que formó parte de la 3ª mejor defensa el año pasado, y jugador que menos puntos por jugada permitió al ser posteado en toda la Liga (Haywood estuvo muy cerquita, eso sí). Y Kaman, fue 24º en la clasificación de rebote defensivo, mejor marca que cualquiera en los Mavs a título personal, con Brand también por encima en porcentaje reboteador que Mahinmi y Haywood.
Individualmente, se puede pensar que la defensa también gana con el cambio de pareja. Pero, para empezar, el sistema más repartido, no calibra bien la contribución de Haywood y Mahinmi en el rebote. Además, los dos llevan más tiempo en este esquema y llegaron a coincidir con el hombre que lo empezó todo, Casey, por lo que al tener que contribuir más y adquirir protagonismo la temporada pasada, lo hicieron en un entorno que ya conocían y al que habían contribuido en años anteriores. Monte Mathis, un asistente que será entrenador principal más pronto que tarde tiene que empezar con los nuevos de cero, y aunque Brand no esté en duda, la contribución de Kaman más allá del rebote, y la adaptación de los dos, sí.
Con Kidd pierden a otro buen reboteador defensivo (su 14.8% es de los mejores entre los bases), pero si el 9.3% de Collison y el 12.1% de Mayo se traducen directamente al sistema Mavs, están muy cerca de igualar la contribución conjunta de Kidd y Terry (7.4%). Dahntay Jones y Jae Crowder, en los minutos que tengan, también traen una buena mentalidad, aunque los dos serán novatos, uno del sistema, y el otro en el sentido más amplio.
Y finalmente, si hablamos de defensa hay que hablar, de… gulp… Vince Carter. Olvídate de los Mayas, vivimos en un mundo en el que Kidd es un tirador y la mejor contribución que Vinsanity hace a un equipo es su defensa. Es de los jugadores que menos puntos por jugada permitió a su par el año pasado en toda la Liga, en cualquier posición, y aunque Marion y Kidd se llevaban al mejor jugador cuando coincidían, evitar puntos rivales, aunque sean los del eslabón más débil, es necesario, importante, y suma. Carter lo hizo muy bien, y no hay motivos para pensar que la tendencia cambiará.
En conclusión
Cuando miras los números (normales, avanzados, la edad…) te da la impresión de que la pareja Kidd–Terry se puede sustituir, sobre todo por Kidd, de manera muy fácil con las versiones actuales (ni siquiera una hipotética figura como «y si todo sale bien y mejoran…») de Collison y Mayo, con un poco de Beaubois. Pero cuando repites esa frase en voz alta, te recorre un escalofrío, y es inevitable pensar que algo no está bien y que en algún sitio te estás perdiendo.
Por otro lado, creo que Kaman y Brand mejoran y mucho a Haywood y Mahinmi. Pero los Mavs, sobre todo en defensa, han sido un conjunto sólido, de esos que no se puede explicar despiezándolos en individualidades y no puedes garantizar, aunque te dé la impresión, que el juego interior va a ser más productivo la próxima temporada
Esta proyección está acechada por dos demonios, Kidd y Kaman. Si ambos son quienes creemos que son, está maldita antes de empezar. En ataque, si los Mavs se apoyan en el monstruo de tres cabezas del juego interior, la configuración me recuerda a los Utah Jazz del pasado año, pero subir a los Mavericks al 6º puesto en Índice Ofensivo, donde estuvieron los de Salt Lake City, me parece mucho: desde 2009 no han estado tan alto, ni siquiera el año en que fueron campeones. Quedarse a medio camino de volver al nivel de 2011, metiendo 108.1 puntos por 100 posesiones, me parece una aproximación más lógica. Y en defensa, vamos a echarle un capote a Kidd y al hecho de que el nuevo personal viene con una mentalidad mucho más ofensiva en general y no conocen los sistemas de Dallas, y vamos a bajarlos aproximadamente al 10º puesto en Índice Defensivo, pasando a los 105.2 puntos en contra por 100 posesiones.
Esto les daría unas 49 victorias, y un regreso a los Playoffs para intentarlo otro año más.
Tres de los últimos 5 años (incluidos los dos últimos) los Celtics han tenido la mejor defensa de la Liga. Desde el año 1 d. K. (después de Kevin), nunca han bajado del Top 5. Es el ataque lo que tienen en caída libre. Este año, su Índice Ofensivo (puntos por posesiones) fue el 25º de la Liga, con 101.0 puntos anotados por 100 posesiones. Vamos, que su producción estuvo entre la de los Cleveland Cavaliers y la de Washington Wizards.
Si los Celtics hubieran tenido el ritmo medio de anotación en la Liga el año pasado, que fueron 104.6 posesiones por 100 minutos, hubieran aumentado su esperanza de victorias en 7. Es por lo que en un mundo ideal en el que mantuvieran la defensa donde la dejaron la temporada pasada y pusieran el ataque al nivel de los Hawks, los Magic o los Knicks, las 60 victorias este año para los Celtics no son una locura. Lo bueno de ser muy malo en algo, es que no necesitas irte a la élite para mejorar. Con llegar a la media basta.
Nos gustan los Celtics esta temporada. Y ahora te explicaremos el porqué.
Altas: Jason Terry (Dallas Mavericks), Courtney Lee (Houston Rockets), Jeff Green (temporada sin jugar), Jared Sullinger (Draft), Fab Melo (Draft), Kris Joseph (Draft), Jason Collins (Atlanta Hawks), Dionte Christmas (Rethymno, Grecia), Jamar Smith (BK Prostejov, República Checa)
Bajas: Ray Allen (49.0% de los minutos), Mickael Pietrus (28.9%), Greg Stiemsma (24.0 %), Jermaine O’Neal (17.9%), Sasha Pavlovic (16.5%), Marquis Daniels (15.2 %), E’Twaun Moore (10.4%), JaJuan Johnson (9.3%), Ryan Hollins (5.0%), Sean Williams (1.3%)
Empecemos con el análisis:
Boston Celtics en ataque 2011-2012
Puntos por 100 posesiones
EFG%
3P%
TL/TC
% Pérdidas
% Reb.O.
25º
10º
7º
17º
25º
30º
Muchas pérdidas
25º en la lista, los Celtics perdieron la bola en una de cada (casi) 7 posesiones. Pero para el alivio para los Celtics, muchas de esas equivocaciones vinieron desde el banquillo. Y este año la segunda unidad de los Celtics se ha remozado por completo.
Quitando a Rondo que es el que más pierde la pelota, con un registro peor que el base medio, pero inferior al de gente como Steve Nash o Jason Kidd, el resto del equipo es bueno protegiendo el balón y puede regresar a los Celtics a la media. Avery Bradley la pierde a un ritmo menor que el guard común, Brandon Bass y Kevin Garnett son mucho mejores que el ala pívot o el pívot estándar, y Pierce solo está un poquito por encima del registro para aleros. Con Lee, Terry y Green también por debajo de la media de sus posiciones, los Celtics podrían, por primera vez desde que formaron el (Antiguo) Big Three salir del vagón de cola en esta estadística, hacia terrenos más cercanos a la media de la Liga.
Suspensiones y suspense… suspenso
Que a los Celtics les gusta tirar de lejos, pues no sorprende a nadie ya a estas alturas. Pero como ya decíamos en nuestro repaso a la situación de los Atlanta Hawks, si tiras, quieres tirar de 3, no un «long 2». Los Celtics son el tercer equipo que más tira de 2 a más de 5 metros, solo por detrás de Charlotte y Philadelphia, y aunque sean probablemente el mejor equipo de la Liga desde esa zona, porque pese al gran volumen tienen el tercer mayor porcentaje de acierto (41.5%) y son los que más tiran desde ahí tras asistencia (73.2%), de nuevo, la esperanza a ese ritmo es de 83 puntos por 100 posesiones. Una ruina.
En Boston, a diferencia de Atlanta, este tiro lejano, unido al paupérrimo rebote ofensivo (el peor de toda la NBA) tiene algo de diseño. Los Celtics sacrifican segundas oportunidades a cambio de recuperar rápido y hacer un mejor balance defensivo. Con Garnett y Pierce, especialmente, con un recorrido cada vez más pequeño, la idea es buena sobre el papel. Pero me pregunto si no estarán entregando demasiado.
El baloncesto no se puede simplificar tanto, pero si los Celtics, en vez de haber tenido la mejor defensa y el 25º mejor ataque, hubieran tenido la 3ª mejor defensa con el 23º mejor ataque, hubieran aumentado su esperanza de victorias en un par. En definitiva, creo que los Celtics tienen herramientas para mejorar el ataque a un ritmo mayor del que empeorarían la defensa y deberían explorarlo. Y creo que lo van a hacer.
El pick’n’whatever, asignatura pendiente
El año pasado, las 420 jugadas que empezaron con un bloqueo (los números de Synergy no distinguen pick-and-rolls y pick-and-pops), y acabaron con tiro de Rondo o Bradley, solo dieron 270 puntos, 64 por 100 posesiones, lejos de la media que está en 78 puntos cuando finaliza el bloqueado. Esto se solapa con lo de los tiros largos de dos, porque me temo que lo que hace a esta jugada ser tan ineficaz en Boston, es el hecho de que los hombres altos de los Celtics prefieren previsiblemente quedarse casi siempre en el poste alto, antes que girar hacia la canasta.
Una vez que repartimos la culpa con sus grandullones, vamos a por Rondo, con el que hay motivos para el pesimismo y el optimismo. Aunque lleva un par de años bajando en sus porcentajes, tanto a un metro del aro, como de uno a tres, el año pasado se inventó un tirito a la derecha de la bombilla, que ya insinuó el año anterior, que le puede dar ese medio segundo de duda que necesita. Si Bass y Garnett no van a amenazar con buscar el aro, tendrá que hacerlo él desde fuera.
Si además volviera a reencontrarse con el porcentaje de acierto que tenía en 2010 en bandejas… no hace falta pedirle nada que no haya hecho antes para dar un empujón al ataque de este equipo. Por cosas como estas he sido algo crítico con Rondo en el pasado, y sigo opinando que no es el mejor base de la Liga, pero este año, me subo al carro de Rajon. Creo que seguiré viendo con mejores ojos a otros PG’s al final de la temporada, pero Rondo me hará al menos dudar. Volverá al 60% de acierto en el aro, 62% en tiros libres, y 50% en EFG%. Opinión, no información.
Por suerte para Boston, hay dos llegadas que pueden ayudar en este apartado. Terry, el año pasado fue superior a la media, con 0.84 puntos por jugada en bloqueos y continuación, pero en Dallas todos los exteriores tuvieron registros parecidos, ya que el ataque de los Mavericks da más facilidad que el de Boston para el p’n’r. Y Sullinger, pese a que no protagonizó muchos en Ohio State, tiene unos números impresionantes, aunque sea en muestras muy pequeñas. Así que si no es con la primera unidad, puede ser esta pareja si coincide saliendo desde el banquillo, la que revigorice el juego de dos contra dos en el equipo del trébol.
La sucesión de Ray
Jesus Shuttlesworth llevó su juego a Miami y con él se va la jugada más eficiente que los Celtics tenían entre todas aquellas que realizaron más de 100 veces: el tiro en estático de Allen. Su marca de 1.25 puntos por posesión fue la cuarta en toda la Liga, y el triple desde la esquina izquierda el tiro más automático que hubo la temporada pasada para cualquier equipo, tiros libres aparte: 57% de acierto, 85.5% de EFG%.
Pero Ainge y compañía se han movido bien y rápido y han traído a dos jugadores que están en el Top 10 del tiro desde la esquina: Jason Terry y Courtney Lee. Aunque los porcentajes de esta pareja sean algo más pequeños que los de Allen, aportarán una mayor versatilidad y harán diferente el juego de Boston, ya que Terry tiene su punto caliente en la esquina derecha, y Lee se desempeña en los dos lados de manera parecida, como puedes ver en su gráfico de tiro.
Los Celtics son viejos
No. En absoluto. Solo tres piezas importantes (Pierce, KG y Terry) superan la treintena, y eso no hace a un equipo viejo.
Claro que llamar a Garnett pieza importante, creo que es infravalorarle muchísimo. Por suerte, es el que menos signos de declive ha dado del trío, sobre todo en defensa donde cada año parece mejor, pero tiene 36 años y 1255 partidos jugados a las espaldas. Ya es 20º en el contador de partidos, y si lo jugara todo este año podría llegar a ponerse 9º. De los jugadores que están en activo, solo Jason Kidd le supera. Garnett ha sido un ejemplo de durabilidad y las lesiones no le han maltratado tanto como a otros, pero los esfuerzos se van apilando. Todo lo que sea no tenerle al 100% generaría una reacción de este tipo en Beantown. Hasta donde llegue Garnett, llegan los Celtics. Hay riesgo, y es grande.
Lo de Terry y Pierce tiene peor pinta, pero ellos solo son contigentes, mientras que Garnett es necesario. Jet lleva 4 años seguidos en los que su PER, su registro anotador y sus porcentajes de tiro van cayendo poco a poco, y las pérdidas empiezan a crecer. De todas formas, utilizando la última temporada como punto de partida, sigue siendo un jugador interesante y se proyecta como el mejor jugador de banquillo de la era Big 3. El año pasado en Dallas estuvo por encima de la media en cualquier tipo de jugada: p’n’r, aclarados, tiro en estático… En Pierce no se aprecia una caída estadística tan regular, y de hecho, su producción en las 5 temporadas de la última era de Boston es bastante parecida e intercambiable. Pero este es un caso de apreciación personal, ante unos Playoffs que no fueron buenos en general y en los que le vi mucho más plomizo que al resto.
De todos modos, solo ellos 3 están entrados en años, y ninguno necesita rejuvenecer. Solo se les pide que no se rompan. Y con un equipo que se va a manter luchando por un objetivo, no tienen ninguna opción de dejarse llevar.
¿Quién es Jeff Green?
¿Es un alero? ¿Un ala-pívot? ¿Un pájaro? ¿Un avión? Jeff Green ahora mismo es duda. Vamos a partir de que las complicaciones en su corazón partío han quedado ya atrás, y sigue siendo duda. Un año sin jugar, una carrera sin destacar, una posición sin definir.
Contamos que empezará de alero, sobre todo con Bradley fuera, lo que me imagino que moverá a Terry al puesto de sexto hombre y a Lee al de escolta titular, y deja a Pierce sin recambio más allá de Kris Joseph, novato sin contrato ni puesto garantizado. Aunque los Celtics todavía podrían hacer un movimiento de última hora, como traer de vuelta Pietrus, el contrato que le han dado a Green parece una inversión en sus habilidades en toda regla. El problema es que nosotros todavía no sabemos cuáles son.
Sin ser malo, por supuesto, no ha destacado absolutamente en ningún aspecto del juego a lo largo de su carrera. Tiene potencial para molestar a LeBron o a Anthony, con los que te vas a cruzar en Playoffs, y quizá este sea el motivo principal para volverlo a traer a Boston, pero si lo utilizan en el poste bajo o ante aleros rápidos, está predestinado a sufrir. Su corte y cuerpo me recuerdan demasiado al de Pierce, y en definitiva, creo que es bastante redundante con The Truth. Los Celtics siempre podrán probar a Lee en los aleros más larguiruchos y desgarbados, porque Green no va a ser capaz de hacer algo diferente.
Viendo la pequeña muestra que tenemos de su paso por Boston, Green, que sin tener un buen porcentaje de 3 se animaba a tirarlo el 23.4% de sus lanzamientos, lo redujo al 13.4% en Boston, y eso que pasó más tiempo de alero de lo que jamás estuvo en Oklahoma City. En el resto de estadísticas sus números replicaron casi a la perfección lo que ha hecho el resto de su carrera.
Mejoró defensivamente en puntos por jugada en contra en comparación con sus números en OKC, pero llegar a una defensa como la de Boston, y aumentar el número de minutos que pasa en una posición más ventajosa, tienen ese efecto en casi cualquier jugador, independientemente de su desempeño personal. Con una segunda unidad que ha incorporado a jugadores como Terry dispuestos a asumir el liderazgo, no se le va a pedir mucho. Con recordar a Posey, basta y sobra. Pero sería deseable ver algún tipo de mejora, no por este año en el que todavía Pierce tiene gasolina, sino por los siguientes y por lo que se ha invertido.
Pero, ¡ey!, si hay un sitio donde puede triunfar un tío apellidado Green…
Liberad a Rondo
El último arma secreta que pueden sacar los Celtics en ataque, es liberar a Rondo y dejarle soltarse el pelo (Oh… wait!) al contraataque. El juego de Rajon parece hecho a medida para el juego de transición pero ha caído en un equipo en el que las oportunidades de irse a la carrera están muy limitadas. Cambiar a Allen por Lee, o incluso por Terry, va a añadir velocidad al puesto de escolta. Green debería estar más preparado que Pierce para correr los minutos que estén en cancha. Y regresa Wilcox, con el que exhibió una excelente compenetración los minutos que coincidieron, y estaba más que dispuesto a salir a correr con él.
Puede haber muchos motivos para no hacer el cambio, pero me gustaría ver a los Celtics probando a cambiar a insertar a Wilcox en el quinteto titular para, al menos, darle la oportunidad a Rondo y mover a Bass a la segunda unidad con Sullinger, por aquello además de juntar estilos diferentes. Creo que el quinteto titular ya tiene el suficiente espaciado para permitirse acoger a Wilcox y su juego de área restringida.
La defensa: estelar
Boston Celtics en defensa 2011-2012
Puntos por 100 posesiones
EFG%
3P%
TL/TC
% Pérdidas
% Reb.D.
1º
2º
1º
19º
4º
20º
No se puede poner de otra manera, la defensa de este equipo es maravillosa, y en frentes tan distintos como el de porcentaje de tiro o la generación de pérdidas. De cara a la próxima temporada, además, añaden a Lee, otro buen defensor en el perímetro, y si Bradley juega mucho, la defensa puede alcanzar cotas históricas.
Con Bradley y Garnett en la pista, los equipos rivales no llegan a los 90 puntos por 100 posesiones. Juntando a Avery con Rajon, bajan hasta los 82.2. Si son capaces de mantener al trío, y siguen defendiendo con una eficacia parecida, olvidad todo lo que hemos dicho antes, porque a este equipo no le haría falta atacar mejor. Avery Bradley se ha convertido en el mejor defensor en el perímetro de la Liga, con el único pero que defiende tan bien, que hasta parece secarse a sí mismo. No sabemos todavía cuando volverá, pero me imagino que por lo que se comentó en su día, y la precaución con la que querrán tomárselo, no lo veremos hasta Navidades.
Como contrapunto a Bradley, los Celtics van a añadir a la rotación dos jugadores que me temo que serán lastres para la defensa del equipo. Ya hablamos de Green, y el pavor que nos da su rendimiento defensivo si lo colocaran en el poste como sucedió en Oklahoma City, y ahora toca Sully. Sin ser un coladero, el fuerte de Sullinger en OSU no estaba en la defensa, y como novato que es, la propensidad a errores entrará en el paquete. Lo compensará con su savoir-faire reboteador, una de esas pocas cosas en la que los Celtics tienen margen de mejora, pero también puede acusar la falta de centímetros y capacidad atlética y no responder tampoco debajo de los tableros hasta que vaya cogiéndole los trucos y el ritmo a la Liga.
Tras llevar 5 años en el Top 5 de las mejores defensas, está claro que esto no se trata de una casualidad, y que los jugadores del núcleo duro y la dirección de Doc Rivers tienen la fórmula. Con muchos minutos de Garnett, Bradley y Rondo, y si Sullinger y Wilcox dan un nuevo lustre al honor perdido en el rebote, volver a bajar del punto en contra por posesión como ya hicieron en 2008, es realizable.
En conclusión
Lo que separa a los Celtics de ser un ataque al otro lado de la media son detalles relativamente pequeños y factibles. Que Rondo redescubra el toque cerca de la canasta y en la línea que tenía en 2010. Limitar las pérdidas. Que Lee y Terry suplan a Allen con la eficacia con la que jugaban en sus equipos respectivos hasta ahora. Jugar un poquito más cerca del aro. Aprovechar algo de Sullinger. Que Green no la pifie. Poco más.
Ni siquiera se tienen que cumplir todos estos, no hace falta que sean los Suns de 2010. Kevin Garnett estuvo por encima de la media de la Liga en puntos por tiro. Brandon Bass, justo ahí. Pierce estuvo por encima. Bradley y Wilcox, aunque jugaron poco, también. Terry en Dallas, Lee en Houston. Solo Rondo que hasta 2010 sí estaba, y Green, que nunca lo logró, están por debajo. Solo tienen que sustituir a Allen lo más limpiamente posible, y no veo motivo por el que no puedan hacerlo.
El ataque mejorará y se acercará a la media, unos 107 puntos por 100 posesiones, un poco menos de lo que hicieron en 2010, un poco más que en 2011. Y creo que la defensa seguirá siendo la mejor de la Liga, pero no a un ritmo tan elevado como el año pasado: acabarán con unos 102 puntos por 100 posesiones. Esos márgenes supondrían unas 55 victorias, un número que me parece adecuado. Si apretaran, exprimiendo sobre todo a Garnett, veo a un equipo con potencial de llegar a las 60, pero creo que darán bola a Green y Sullinger y se conformarán con luchar por la segunda plaza en el Este.
Ahora que el éxito de la franquicia antes conocida como Seattle Supersonics les ha llevado a las Finales, y que la ciudad del noroeste de los Estados Unidos intenta cerrar el acuerdo para construir un pabellón y volver a reescribir su Historia, entre manifestaciones de júbilo de los aficionados de la ciudad, nos paramos a recordar una figura fugaz que dejó su marca en los Sonics y cuya influencia todavía se respira en la NBA pese a lo efímero de su carrera y lo poco que ha perdurado su recuerdo. Estamos hablando de Slick Watts.
Nacido Donald Earl, Watts empezó su carrera en la NBA de rebote, tras salir de la Universidad de Xavier, y no ser elegido en el Draft. Con su 1.85 de estatura, tiró de enchufe, para conseguir que Bill Russell, entrenador y GM de los Sonics por aquel entonces, y primo del entrenador de Xavier, le pusiera a prueba. Se plantó con 37 céntimos en su bolsillo (según él) en Seattle, y se hizo un hueco en el equipo.
Slick, era un jugador nada convencional, empezando por su aspecto. Jugando al fútbol americano en el instituto, un linebacker pisó su cabeza y le dejó una enorme herida en la cabeza, y tras ser rapado en el hospital, su pelo empezó a crecer de manera desigual. Visto el panorama, Watts decidió que lo mejor era raparse siempre. Era elegir entre que sus compañeros y amigos le llamaran Cabeza-Mapa o Bola de billar. Él prefirió lo segundo, pero realmente no tenía elección: iba a ser el bicho raro hiciera lo que hiciese.
Pero su calvicie completa, tan distintiva como era, la primera recordada en la NBA, fue simplemente precursora de su verdadera seña de identidad: la cinta en la cabeza. Se la empezó a poner en la Universidad, después de ver las estrellas al quitarse la cinta adhesiva que trató de usar para evitar que le resbalara el sudor. Y no fue el primero, porque Wilt Chamberlain ya la había llevado, pero él decidió darle el toque personal, e inclinarla, y al unir su calva y reluciente cabeza con la cinta de lado, empezó algo más que una moda, que ahora tiene más fuerza que nunca.
Entró en un equipo en el que Downtown Fred Brown jugaba de base con vocación tiradora y anotadora, y él se hizo un sitio ofreciendo el contrapunto de la penetración y el pase, jugando casi 1500 minutos en su temporada de novato, 19 partidos de titular y quedando 3º en la elección de Rookie del Año. Su estilo era adorado por el público: de lucha constante, no paraba de trabajar, moverse e incordiar al rival. Perturbaba el ataque del equipo rival de manera poco ortodoxa y fuera de todos los esquemas establecidos, ayudado por el sistema defensivo que implantó Russell, con muchas rotaciones en defensa, e intimidación en el poste bajo para arreglar los desajustes. Al mismo tiempo, su hiperactividad y su gusto por lo imposible, le llevaba a perder muchos balones en ataque y a elegir tiros desastrosos. No era un pasador natural, pero creaba multitud de oportunidades de su penetración constante. Su tiro era nulo, pero era capaz de finalizar bastante bien en el aro, con acrobacias de otras épocas.
Pese a su locura e ineficiencia, se convirtió en el favorito de los aficionados, ya en su primera temporada. Su llegada inesperada y humilde, que tanto gusta en E.E.U.U., sumado a lo espectacular de sus acciones (cuando le salían), su constante trabajo de albañilería, su look marciano, su carácter afable, y las descacharrantes citas que ofrecía a los cronistas del equipo, se convertía en un cóctel irresistible para el aficionado. Imaginad esta mezcla en la era Twitter.
En su segundo año los Sonics trajeron otro jugador exterior para ayudarles a Brown y a él, Archie Clark, pero a pesar de que su llegada le mandó de vuelta al banquillo, Watts tuvo aún más minutos, distribuyendo el balón y forzando pérdidas con su arriesgada defensa. El equipo se clasificó para Playoffs, eliminando a Detroit en primera ronda. Watts que fue la inspiración para la victoria en el tercer y decisivo partido según Russell, mostró su divertido carácter al hablar de su juego en aquel partido. «Le eché un vistazo a mi casa antes del partido, y vi que no tenía muebles suficientes. Sabía que con el bonus por llegar a primera ronda de Playoffs no iba a ser suficiente».
Pero tampoco pudo comprar muchos muebles más, porque en segunda ronda perdieron ante los eventuales campeones, los Golden State Warriors de Rick Barry. Watts metió 24 puntos en el sexto partido que certificó su eliminación, pero no fueron suficientes.
Ese verano, los Sonics traspasaban a su estrella, Spencer Haywood, a New York, y a Archie Clark, dejando el equipo en manos del dúo Watts–Brown, y el pívot de segundo año Tom Burleson. Y en parte, Watts es responsable del traspaso de Haywood. Spencer, que quería ser reconocido como el héroe de la franquicia en todos los estamentos, veía como los fans estaban con el muy inferior Watts. De hecho, se cabreó con los aficionados de la ciudad, porque cuando los rumores de que iba a ser traspasado a New York aparecieron, a nadie pareció importarle mucho. Mientras, Watts tenía programadas unas 300 apariciones en actos al año, y se jactaba de firmar absolutamente todos los autógrafos que le pedían. «No hay trocito de papel demasiado pequeño, porque lo hay al otro lado es una persona. Es un privilegio que me pidan una firma».
Este tercer año, acabó siendo el mejor en lo personal para Watts. De hecho, fue el primer jugador que consiguió liderar la Liga en asistencias y robos en la misma temporada, en 1976, y con tan solo 24 años. Fue elegido en el 1er equipo defensivo, le dieron el NBA Citizenship Award y estuvo muy cerquita de ser All-Star. Volvieron a Playoffs, pero con un equipo más joven que el año anterior, perdieron en primera ronda ante Phoenix.
Al año siguiente, aunque su rendimiento se mantuvo, empezaron los problemas. Después de ir como segundo base en el Oeste en el recuento de votos para el All-Star, Norm van Lier acabó adelantándole por 4.200 votos, el margen más ajustado esa temporada, y los entrenadores prefirieron llevar a Phil Smith y Don Buse, que llegaba de la ABA con Indiana, por delante. Buse además, le quitó aún más protagonismo, repitiendo su gesta de liderar la NBA en robos y asistencias, y le relegó a la segunda posición en asistencias, y tercera en robos ese año.
El equipo iba destinado al 50% de las victorias y quedar fuera de Playoffs, lo que empezó a traer los primeros pitos y abucheos a Russell, y Watts no eligió el mejor momento para pedir un aumento de sueldo, después de que su contrato ya hubiese sido revisado hacía menos de dos años, en el verano del ’75. Pero dio otro paso más, y tras ser rechazado su intento de cobrar más, pidió el traspaso. Aunque se retractara rápidamente y prometiera jugar «con todo su corazón» en Seattle, ya había oído los primeros silbidos de una afición que hasta ahora había estado con él en todo momento.
El año siguiente, Russell, el hombre que le dio la oportunidad, aunque fuera por accidente, se fue. Y vino el hombre que le colocó, el primo de Russell, el entrenador de Xavier, el que estaba siendo entrenador asistente de los Sonics hasta ese momento, Bob Hopkins. Con su gran valedor y amigo al mando, viniendo de dos temporadas que le habían convertido en uno de los mejores bases de la Liga, la temporada prometía para Watts.
Pero por un lado, Lenny Wilkens, que volvió para convertirse en GM de la franquicia, y al cual el juego de Watts no convencía por alocado, ya tenía en mente su sustituto, Gus Williams, un base al que había firmado como agente libre. Además, Hopkins le quitó los galones, para hacer funcionar al equipo con Marvin Webster como point-forward, tratando de emular el éxito de Bill Walton en los Blazers y lo que consiguió fue que los Sonics empezaran la temporada 78-79 con un 5-17, los únicos 22 partidos que Bob Hopkins iba a entrenar en la NBA, y Watts jugó el peor baloncesto de su carrera. Hasta ese momento.
Al rescate llegaba Lenny Wilkens, que se nombró a sí mismo entrenador, y empezó sentando a Watts. Gracias a las 6 victorias seguidas con las que empezó su andadura en el banquillo, adquirió la suficiente autoridad para deshacerse de Slick, en el pulso que este le echó: o jugaba 30 minutos, o era traspasado. Wilkens, que lo estaba deseando, lo empaquetó a media temporada camino de New Orleans, para hacer pareja con Pete Maravich y Gail Goodrich a cambio de una futura elección de primera ronda. Los Sonics acabaron ese año llegando a las Finales, y en la temporada siguiente ganarían el primer y único anillo de la Historia de la franquicia, mientras Watts había jugado ya su último minuto en la NBA a los 27 años, sin que nadie lo supiera aún.
Pero no adelantemos acontecimientos. Watts pasó media temporada saliendo del banquillo detrás de dos miembros del Salón de la Fama como Pistol Pete y Goodrich tratando de aportar la velocidad y la defensa que lo caracterizaba. El equipo estaba 15-21 a su llegada, y pese a finalizar el año con un registro de 24-22, se quedaron fuera de los Playoffs y el tiempo de juego de Watts fue decayendo poco a poco, en un equipo que empezaba una reconstrucción en la que Slick no entraba.
Los Jazz lo traspasaron en septiembre por una primera ronda del Draft a Houston, que necesitaba un nuevo suplente para Calvin Murphy, ante la lesión del incumbente, Mike Newlin, en el training camp. Al final, lo de Newlin no fue para tanto, y solo se perdió 5 partidos, y Watts pasó a jugar menos de 20 minutos por partido por primera vez en su carrera, y Houston, que solo había garantizado el primero de los tres años de su contrato, decidió cortarle al final de la temporada. Y pese a tener 27 años tan solo, y haber liderado la Liga en pases hace 3, ningún equipo NBA volvió a llamar.
Tras un año sabático, Slick probó suerte en la mismísima Alaska, en los Anchorage Northern Knights de la CBA, donde duró solo una semana y un partido: lo que tardó en volverse a Seattle. Él echó la culpa a su entrenador, Bill Klucas, de no dejarle ser creativo. Klucas lo tenía bastante más claro: «No podría jugar en nuestra Liga. Y eso es difícil de aceptar para un veterano de la NBA.» Desde ahí, la última aparición de Watts con impacto en la NBA, antes de entrar en el circuito de apariciones como veterano, fue su recuerdo en el Draft de 1981, donde dos de las primeras elecciones de la primera ronda, la 5ª y la 13ª, habían sido en su día intercambiadas por Watts en sus pasos a New Orleans y Houston.
Empezó de golpe, acabó de golpe.
Después de superar una dura enfermedad, sarcoidosis, en 2001, Watts sigue con su vida, trabajando como profesor de educación física en la Franklin High School, en Seattle, a menos de 10 minutos del SoDo donde se construiría el nuevo pabellón de los Sonics. En su día, dio clase al mismísimo Jason Terry, que lleva su cinta en la cabeza inclinada en homenaje a Watts, uno de los héroes de su infancia. La semana pasada se dejó caer por las manifestaciones que piden en Seattle «Bring back the Sonics», y hasta subió al escenario, con cinta en la cabeza, y todo, por supuesto, a dirigir unas palabras a los aficionados que tanto lo admiraron.
Al igual que cuando recordábamos a World B. Free, que llegó a la Liga un par de años después que él, no podemos parar de preguntarnos lo diferente que hubiera sido la figura de Watts en nuestra época. Watts era espectacular, singular y lenguaraz. Era cercano a los fans, y con una imagen tan particular y exclusiva, hubiera tenido una mayor repercusión de haber jugado en la actualidad, aunque la fugacidad de su éxito tampoco ayudó.
Para entender el fenómeno Watts os proponemos el siguiente ejercicio: ver el siguiente partido, su segundo en los Jazz, con Hall of Famers como Maravich, Walton, Goodrich, o grandes jugadores como Hollins o Maurice Lucas o Truck Robinson y contar el número de veces que la mirada se os va a Watts. No tuvo una actuación particularmente buena en ese partido, y eso es precisamente lo que explica mucho mejor el magnetismo de la figura del pequeño Slick.
En 2005, Slick Watts recogió su historia en un libro, imprescindible si quieres conocer más sobre él. Lo puedes comprar aquí. Para conocer más de la historia (y el presente) de los Sonics, la referencia de SonicsCentral.com es tremendamente interesante.
Hemos llegado a esa época del año que más nos gusta, han llegado los PO y hemos tenido ya el primer fin de semana, donde los 16 equipos ya han entrado en acción y donde ya podemos ir viendo alguna cosita que otra…
Ya hemos tenido el primer gran partidazo y como no, ha venido en la serie que lo esperábamos, en OKC se han visto dos estilos totalmente diferentes de juego, por un lado Carlisle no se que le pone en el Gatorade a los Mavs que es llegar los PO y enchufarse todos de forma brutal, además de una forma que recordaba al equipo vigente campeón del anillo, con Terry colosal y un Kidd sabiendo lo que hacía… pero creo que no contaban con Harden.
La barba de Harden volvía después del intento de decapitación de World Peace aka RonRon y lo hizo por todo lo alto, fue la clave sin duda para contrarrestar el banquillo de Mavs que con Terry a la cabeza intento aguarle la fiesta a los chillones de OKC, con un impacto en el juego brutal y acabando como no jugando con Durant y Westbrook. Todo el mundo se queda con el game winner de Durant o con los tapones de Ibaka, pero la clave para la victoria fue Harden y su forma de tirar del carro cuando los Thunder más lo necesitaban.
Rose out. Para Bulls es un drama. Aunque Thibodeau ha sabido llevar a Bulls al mejor record casi sin él, para Chicago esta perdida es terrible y deja el camino más placentero para los Heat. Veremos a ver si Bulls saca garra y fuerza y nos sorprende a todos…
Heat lo tuvo fácil, poco más que añadir, pero encima se le pone más fácil todavía con la grave lesión de Iman Shumpert, un stopper para Lebron (si algo lo puede parar) y que ahora va a hacer que Lin fuerce su vuelta… tendremos de nuevo Linsanity? habra que ver cuando vuelve y sobre todo cómo vuelve, pero parece que Heat se puede marcar un 4-0 fácil…
El finde también nos deja la mega remontada de los Clippers en Memphis, señores, a falta de 7 minutos, Grizzlies ganaba de 20!!!!! sí, de 20!! a partir de ese momento sólo metió 1 punto… un tiro libre, mientras que Paul y Nick Young estaban on fire y los Grizzlies parecían un equipo de infantiles dejando solos a los tiradores… Clippers puede haber dado un golpe muy fuerte encima de la mesa en esta serie con esta victoria, aquí os dejo el vídeo de la remontada…
Esta es una buena forma de empezar, pero vamos un poco a ver que se vio ayer en Miami en el 60 partido de la Final de la NBA.
Heat salió a morder, a forzar el 7o en su casa y demostrar que el factor cancha es clave para todo, con esto y con un James enchufado, llegó a coger una ventaja de +9 en el primer cuarto, ante unos Mavs que estaban algo dormidos y con Dirk muy fallón. Pero Carlisle plantó la zona, sobre todo cuando Wade 6 James jugaban juntos, y a partir de este momento, junto con los triples de Stevenson la cosa empezó a cambiar.
Heat no quería dar su brazo a torcer, con un Chalmers enchufadísimo (titular por fin…) y apretando un poco más en defensa, Miami conseguía un parcial de 16-1 para ponerse por delante en el 2Q.
Pero el factor Terry volvió a entrar en juego, Jason Terry, ese jugador que se tatuó el Larry O’Brien antes de empezar la liga, quería acabar aquí la final y lo demostró con una serie de tiros y decisiones tremendas, para llevar el partido a donde los Mavs querían: muchos puntos. Terry fue el mejor.
La segunda parte fue una continuación del final de la primera, Mavs a lo suyo, demostrando que quieren anotar y con un JJ Barea con el mismo ritmo que había tenido en el resto de PO. En Heat empezaron las prisas, las miradas, los pases de balón sin saber quien tirar y ni Wade, ni Lebron sabían hacer nada ante la zona que plantaba Carlisle cada vez que jugaban los dos juntos.
Al final los Mavs jugaron con la ventaja y el el tiempo. Los Heat estaban muertos y el partido acabo con la victoria clara de los Mavs.
Nota: El gesto de Cuban del final, dejando al primer propietario de los Mavs levantar el trofeo fue sin duda tremendo.