Resumiendo 2012

Se va acabando el año, un año donde han pasado muchas cosas, donde han habido muchas noticias, un año donde en La Crónica Desde El Sofá hemos contado también alguna que otra cosa, así que, aquí llega nuestro resumen anual.

En enero empezamos entrevistando a Rudy Fernández que nos comentaba que estaba muy centrado en la NBA, ya se vio ya que luego le costó mucho tomar la decisión de dejarla… También os presentamos las camisetas retro que se iban a vestir en la temporada pasada, ya por aquel entonces los Wizards hacían cosas raras… como no ganar mucho que digamos.

Febrero, como todos los febreros es tiempo de All-Star y este año lo celebramos a lo grande acudiendo a Orlando a vivirlo in-situ desde la ciudad de Disney y también estuvimos en la fiesta que organizó adidas en Madrid para disfrutarlo también desde otro punto de vista con Ron Harper. En febrero también te enseñamos y probamos como eran las nuevas zapatillas de Rose por aquellos tiempos, las adidas adiZero Rose 2.5. El Linsanity empezaba en NY y entrevistamos a Tas Melas de The Basketball Jones.

En marzo y aún con la resaca del All-Star nos centramos en el final del mercado de traspasos donde sobretodo nos afectó el de Fisher a Rockets, donde al final jugó lo mismo que tú y yo, así como analizamos aquellos jugadores más longevos en sus equipos, volvió Lentejita, a Duncan le dijeron que era OLD y el March Madness asomaba como siempre. Vimos como en Miami iban sobrados con sus equipajes y ya por aquel entonces hablábamos de Howard y sus no-trades

Abril nos trajo la confirmación de muchas noticias, los Nets se mudaban a Brooklyn algo que hasta los mayas lo sabía, New Orleans cambiaría de nombre y a los Kings le esperaba un futuro más que incierto, dimos nuestros premios y empezó como siempre la mejor época del año… los play-offs.

En mayo empezamos a ver como los Spurs jugaban a algo diferente, superior a los demás, aunque OKC no se quedaba detrás y destrozaba a unos Lakers que ya llamaban a la puerta del cambio de ciclo. Vimos como el Staples se transformaba en pocas horas de pista de baloncesto a pista de hockey. También descubrimos los nuevos logos de los Nets y nos dejábamos llevar con la maravillosa historia del partido de Sleepy Floyd.

Junio fue el mes que vio coronar a cuLebron James y sus Heat con el anillo, en una final menos disputada de lo esperado frente a los Thunder. Y como siempre pasa cuando acaba una temporada, empezamos a pensar ya en el Draft. Slick Watts entró en La Crónica por la puerta grande y te contamos su mítica historia en esa NBA jugona de los 70. Mientras, ya empezábamos a calentar los JJOO repasando las zapatillas que 20 años atrás llevó el Dream Team en Barcelona 92 y también te presentábamos una muy jugona funda para iPad.

Julio empezó con la pregunta del por qué del Lockout y siguió con nuestras ganas de ver cositas ya de la NBA, queríamos ver a Kyrie Irving, a los Old York Knicks… Te analizamos el repetitivo debate del tapón=mejor defensa y nos lo preguntabamos, mientras veíamos entrenar a la selección de USA en el Sant Jordi y os presentábamos sus zapatillas. Estuvimos en el Nike World Basket Festival de Barcelona viendo que se cocía por allí, mientras nos preguntábamos cuanto iba a cobrar Lin. Fue un mes muy zapatillero y probamos las adidas Crazy Light 2. Además empezaba el rumor de las camisetas retro para la nueva temporada y eso de volver a los 90 nos ponía muy mucho. Julio fue un gran mes.

En agosto y por todo lo grande, nos plantamos en la final de los JJOO entre USA y España, sí estuvimos allí, de público, pero oye, lo vivimos. Por otra parte seguíamos con el tema de los tapones, algo que hizo que recibiéramos algún que otro tapón por TwitterEstuvimos en la tienda que Nike abrió en Barcelona para celebrar los 20 años del Dream Team y vimos como la marca del Swoosh presentaba los 20 diseños de zapatillas que a su entender cambiaron esto del baloncesto. Seguíamos con ganas de ver cosas en la NBA: los nuevos Nets, los Warriors de Bogut,… y por si te aburrías, te plantamos en Google Maps todos los pabellones de la liga. Seguíamos zapatilleando viendo que llevaron en Pekín 2008 el USAB y después del trade de Howard, veíamos que le había pasado a… Bynum.

En septiembre, ya oliendo a NBA te empezamos a repasar los equipos de la liga en unos mega avances de temporada equipo por equipo que llegamos hasta donde pudimos. Te presentamos la sorprendente nueva camiseta de los Spurs así como te explicamos por qué desde más cerca…mejor. La temporada se acercaba y te contábamos lo que teníamos ganas de ver, esta vez tocó el turno de Ricky Rubio y los nuevos Lakers. Así mismo vimos que jugadores deberían tener su camiseta ya retirada y aún no lo tienen.

Octubre, empieza el show y saludamos a la nueva temporada como se merece, con un nuevo diseño de nuestra web… ya se olía a baloncesto y te empezamos a presentar que iban a calzar los jugadores este año: Paul, Wade, Durant… también vimos como era el anhelado anillo de Lebron y el famoso y oculto nuevo equipaje de los Nets. La prensa decía que los Knicks era el equipo más viejo de la historia y te demostramos que eso era una verdad a medias o una mentira a medias

Ya estamos metidos en faena, en noviembre, te presentamos nuestra nueva sección La Tabla y pocas horas antes de que Mike Brown dejara Lakers ya vimos que algo pasaba en LA, la solución D’Antoni. Empezamos con los trucos y tratos y dimos un paseo tecnológico por el brutal Barclays Center. Te enseñamos a la extraña mascota de los Nets y zapatillisticamente veíamos que iba a calzar Wall, Love y tal vez Rasheed Wallace. Acabamos el mes con una entrevista soñada, nos sentamos un buen rato con Joe La Toalla.

Diciembre llegó y con él probamos las brutales y espectaculares Nike Lebron X, mientras veíamos como iba la cosa y nos poníamos alguna de las nuevas camisetas retro que adidas ha traído a nuestro país. Estrenamos LCDES, nuestra store de camisetas y te anunciábamos nuestro On Tour para esta temporada, empezando con la visita al Barclays Center. Para acabar y casi como regalo de Navidad, te descubrimos cual es el secreto mejor guardado de la liga

Muchas historias en este 2012 y muchas más que van a llegar en este nuevo 2013 que como siempre viviremos sentados tranquilamente en el sofá disfrutando de esto llamado NBA…

Voltaje alterno

Ahora que el éxito de la franquicia antes conocida como Seattle Supersonics les ha llevado a las Finales, y que la ciudad del noroeste de los Estados Unidos intenta cerrar el acuerdo para construir un pabellón y volver a reescribir su Historia, entre manifestaciones de júbilo de los aficionados de la ciudad, nos paramos a recordar una figura fugaz que dejó su marca en los Sonics y cuya influencia todavía se respira en la NBA pese a lo efímero de su carrera y lo poco que ha perdurado su recuerdo. Estamos hablando de Slick Watts.

Nacido Donald Earl, Watts empezó su carrera en la NBA de rebote, tras salir de la Universidad de Xavier, y no ser elegido en el Draft. Con su 1.85 de estatura, tiró de enchufe, para conseguir que Bill Russell, entrenador y GM de los Sonics por aquel entonces, y primo del entrenador de Xavier, le pusiera a prueba. Se plantó con 37 céntimos en su bolsillo (según él) en Seattle, y se hizo un hueco en el equipo.

Slick, era un jugador nada convencional, empezando por su aspecto. Jugando al fútbol americano en el instituto, un linebacker pisó su cabeza y le dejó una enorme herida en la cabeza, y tras ser rapado en el hospital, su pelo empezó a crecer de manera desigual. Visto el panorama, Watts decidió que lo mejor era raparse siempre. Era elegir entre que sus compañeros y amigos le llamaran Cabeza-Mapa o Bola de billar. Él prefirió lo segundo, pero realmente no tenía elección: iba a ser el bicho raro hiciera lo que hiciese.

Pero su calvicie completa, tan distintiva como era, la primera recordada en la NBA, fue simplemente precursora de su verdadera seña de identidad: la cinta en la cabeza. Se la empezó a poner en la Universidad, después de ver las estrellas al quitarse la cinta adhesiva que trató de usar para evitar que le resbalara el sudor. Y no fue el primero, porque Wilt Chamberlain ya la había llevado, pero él decidió darle el toque personal, e inclinarla, y al unir su calva y reluciente cabeza con la cinta de lado, empezó algo más que una moda, que ahora tiene más fuerza que nunca.

Entró en un equipo en el que Downtown Fred Brown jugaba de base con vocación tiradora y anotadora, y él se hizo un sitio ofreciendo el contrapunto de la penetración y el pase, jugando casi 1500 minutos en su temporada de novato, 19 partidos de titular y quedando 3º en la elección de Rookie del Año. Su estilo era adorado por el público: de lucha constante, no paraba de trabajar, moverse e incordiar al rival. Perturbaba el ataque del equipo rival de manera poco ortodoxa y fuera de todos los esquemas establecidos, ayudado por el sistema defensivo que implantó Russell, con muchas rotaciones en defensa, e intimidación en el poste bajo para arreglar los desajustes. Al mismo tiempo, su hiperactividad y su gusto por lo imposible, le llevaba a perder muchos balones en ataque y a elegir tiros desastrosos. No era un pasador natural, pero creaba multitud de oportunidades de su penetración constante. Su tiro era nulo, pero era capaz de finalizar bastante bien en el aro, con acrobacias de otras épocas.

Pese a su locura e ineficiencia, se convirtió en el favorito de los aficionados, ya en su primera temporada. Su llegada inesperada y humilde, que tanto gusta en E.E.U.U., sumado a lo espectacular de sus acciones (cuando le salían), su constante trabajo de albañilería, su look marciano, su carácter afable, y las descacharrantes citas que ofrecía a los cronistas del equipo, se convertía en un cóctel irresistible para el aficionado. Imaginad esta mezcla en la era Twitter.

En su segundo año los Sonics trajeron otro jugador exterior para ayudarles a Brown y a él, Archie Clark, pero a pesar de que su llegada le mandó de vuelta al banquillo, Watts tuvo aún más minutos, distribuyendo el balón y forzando pérdidas con su arriesgada defensa. El equipo se clasificó para Playoffs, eliminando a Detroit en primera ronda. Watts que fue la inspiración para la victoria en el tercer y decisivo partido según Russell, mostró su divertido carácter al hablar de su juego en aquel partido. «Le eché un vistazo a mi casa antes del partido, y vi que no tenía muebles suficientes. Sabía que con el bonus por llegar a primera ronda de Playoffs no iba a ser suficiente».

Pero tampoco pudo comprar muchos muebles más, porque en segunda ronda perdieron ante los eventuales campeones, los Golden State Warriors de Rick Barry. Watts metió 24 puntos en el sexto partido que certificó su eliminación, pero no fueron suficientes.

Ese verano, los Sonics traspasaban a su estrella, Spencer Haywood, a New York, y a Archie Clark, dejando el equipo en manos del dúo WattsBrown, y el pívot de segundo año Tom Burleson. Y en parte, Watts es responsable del traspaso de Haywood. Spencer, que quería ser reconocido como el héroe de la franquicia en todos los estamentos, veía como los fans estaban con el muy inferior Watts. De hecho, se cabreó con los aficionados de la ciudad, porque cuando los rumores de que iba a ser traspasado a New York aparecieron, a nadie pareció importarle mucho. Mientras, Watts tenía programadas unas 300 apariciones en actos al año, y se jactaba de firmar absolutamente todos los autógrafos que le pedían. «No hay trocito de papel demasiado pequeño, porque lo hay al otro lado es una persona. Es un privilegio que me pidan una firma».

Este tercer año, acabó siendo el mejor en lo personal para Watts. De hecho, fue el primer jugador que consiguió liderar la Liga en asistencias y robos en la misma temporada, en 1976, y con tan solo 24 años. Fue elegido en el 1er equipo defensivo, le dieron el NBA Citizenship Award y estuvo muy cerquita de ser All-Star. Volvieron a Playoffs, pero con un equipo más joven que el año anterior, perdieron en primera ronda ante Phoenix.

Al año siguiente, aunque su rendimiento se mantuvo, empezaron los problemas. Después de ir como segundo base en el Oeste en el recuento de votos para el All-Star, Norm van Lier acabó adelantándole por 4.200 votos, el margen más ajustado esa temporada, y los entrenadores prefirieron llevar a Phil Smith y Don Buse, que llegaba de la ABA con Indiana, por delante. Buse además, le quitó aún más protagonismo, repitiendo su gesta de liderar la NBA en robos y asistencias, y le relegó a la segunda posición en asistencias, y tercera en robos ese año.

El equipo iba destinado al 50% de las victorias y quedar fuera de Playoffs, lo que empezó a traer los primeros pitos y abucheos a Russell, y Watts no eligió el mejor momento para pedir un aumento de sueldo, después de que su contrato ya hubiese sido revisado hacía menos de dos años, en el verano del ’75. Pero dio otro paso más, y tras ser rechazado su intento de cobrar más, pidió el traspaso. Aunque se retractara rápidamente y prometiera jugar «con todo su corazón» en Seattle, ya había oído los primeros silbidos de una afición que hasta ahora había estado con él en todo momento.

El año siguiente, Russell, el hombre que le dio la oportunidad, aunque fuera por accidente, se fue. Y vino el hombre que le colocó, el primo de Russell, el entrenador de Xavier, el que estaba siendo entrenador asistente de los Sonics hasta ese momento, Bob Hopkins. Con su gran valedor y amigo al mando, viniendo de dos temporadas que le habían convertido en uno de los mejores bases de la Liga, la temporada prometía para Watts.

Pero por un lado, Lenny Wilkens, que volvió para convertirse en GM de la franquicia, y al cual el juego de Watts no convencía por alocado, ya tenía en mente su sustituto, Gus Williams, un base al que había firmado como agente libre. Además, Hopkins le quitó los galones, para hacer funcionar al equipo con Marvin Webster como point-forward, tratando de emular el éxito de Bill Walton en los Blazers y lo que consiguió fue que los Sonics empezaran la temporada 78-79 con un 5-17, los únicos 22 partidos que Bob Hopkins iba a entrenar en la NBA, y Watts jugó el peor baloncesto de su carrera. Hasta ese momento.

Al rescate llegaba Lenny Wilkens, que se nombró a sí mismo entrenador, y empezó sentando a Watts. Gracias a las 6 victorias seguidas con las que empezó su andadura en el banquillo, adquirió la suficiente autoridad para deshacerse de Slick, en el pulso que este le echó: o jugaba 30 minutos, o era traspasado. Wilkens, que lo estaba deseando, lo empaquetó a media temporada camino de New Orleans, para hacer pareja con Pete Maravich y Gail Goodrich a cambio de una futura elección de primera ronda. Los Sonics acabaron ese año llegando a las Finales, y en la temporada siguiente ganarían el primer y único anillo de la Historia de la franquicia, mientras Watts había jugado ya su último minuto en la NBA a los 27 años, sin que nadie lo supiera aún.

Pero no adelantemos acontecimientos. Watts pasó media temporada saliendo del banquillo detrás de dos miembros del Salón de la Fama como Pistol Pete y Goodrich tratando de aportar la velocidad y la defensa que lo caracterizaba. El equipo estaba 15-21 a su llegada, y pese a finalizar el año con un registro de 24-22, se quedaron fuera de los Playoffs y el tiempo de juego de Watts fue decayendo poco a poco, en un equipo que empezaba una reconstrucción en la que Slick no entraba.

Los Jazz lo traspasaron en septiembre por una primera ronda del Draft a Houston, que necesitaba un nuevo suplente para Calvin Murphy, ante la lesión del incumbente, Mike Newlin, en el training camp. Al final, lo de Newlin no fue para tanto, y solo se perdió 5 partidos, y Watts pasó a jugar menos de 20 minutos por partido por primera vez en su carrera, y Houston, que solo había garantizado el primero de los tres años de su contrato, decidió cortarle al final de la temporada. Y pese a tener 27 años tan solo, y haber liderado la Liga en pases hace 3, ningún equipo NBA volvió a llamar.

Tras un año sabático, Slick probó suerte en la mismísima Alaska, en los Anchorage Northern Knights de la CBA, donde duró solo una semana y un partido: lo que tardó en volverse a Seattle. Él echó la culpa a su entrenador, Bill Klucas, de no dejarle ser creativo. Klucas lo tenía bastante más claro: «No podría jugar en nuestra Liga. Y eso es difícil de aceptar para un veterano de la NBA.» Desde ahí, la última aparición de Watts con impacto en la NBA, antes de entrar en el circuito de apariciones como veterano, fue su recuerdo en el Draft de 1981, donde dos de las primeras elecciones de la primera ronda, la 5ª y la 13ª, habían sido en su día intercambiadas por Watts en sus pasos a New Orleans y Houston.

Empezó de golpe, acabó de golpe.

Después de superar una dura enfermedad, sarcoidosis, en 2001, Watts sigue con su vida, trabajando como profesor de educación física en la Franklin High School, en Seattle, a menos de 10 minutos del SoDo donde se construiría el nuevo pabellón de los Sonics. En su día, dio clase al mismísimo Jason Terry, que lleva su cinta en la cabeza inclinada en homenaje a Watts, uno de los héroes de su infancia. La semana pasada se dejó caer por las manifestaciones que piden en Seattle «Bring back the Sonics», y hasta subió al escenario, con cinta en la cabeza, y todo, por supuesto, a dirigir unas palabras a los aficionados que tanto lo admiraron.

Al igual que cuando recordábamos a World B. Free, que llegó a la Liga un par de años después que él, no podemos parar de preguntarnos lo diferente que hubiera sido la figura de Watts en nuestra época. Watts era espectacular, singular y lenguaraz. Era cercano a los fans, y con una imagen tan particular y exclusiva, hubiera tenido una mayor repercusión de haber jugado en la actualidad, aunque la fugacidad de su éxito tampoco ayudó.

Para entender el fenómeno Watts os proponemos el siguiente ejercicio: ver el siguiente partido, su segundo en los Jazz, con Hall of Famers como Maravich, Walton, Goodrich, o grandes jugadores como Hollins o Maurice Lucas o Truck Robinson y contar el número de veces que la mirada se os va a Watts. No tuvo una actuación particularmente buena en ese partido, y eso es precisamente lo que explica mucho mejor el magnetismo de la figura del pequeño Slick.

En 2005, Slick Watts recogió su historia en un libro, imprescindible si quieres conocer más sobre él. Lo puedes comprar aquí. Para conocer más de la historia (y el presente) de los Sonics, la referencia de SonicsCentral.com es tremendamente interesante.