El día que se acabó el mercado de traspasos, hubo una noticia que conmocionó a todo el mundo Laker… Derek Fisher era traspasado a Houston Rockets, a partir de ahí un mito se acabó…
Podría escribir este post basándome en números, años de carrera, anillos y demás logros, pero como buen lacustre lo mejor es hacerlo con sensaciones. Derek Fisher es un mito para los aficionados de Lakers. Desde que llegó en el 96 no ha dejado de producir y sobre todo no ha dejado de demostrar que era algo más que un jugador, era uno de los que mandaban fuera de la pista.
Kobe siempre ha dicho que era al que iba a ir a hablar, que era un poco como el padre de todos, cosa que también ejerce oficialmente como presidente de la asociación de jugadores. Fisher, un base normalito, lento y que conforme pasaban los años esa normalidad y esa lentitud se veían agrandadas, pero aún así, todos estabamos seguros con él en la pista.
El triángulo ofensivo de Phil Jackson estaba hecho a su medida y lo demostró en los Lakers campeones, llevando al equipo a 5 anillos, siempre al lado de Kobe, siempre al lado del 8/24 de Lakers…
Nos dejó grandes momentos, como el mate frente a Iverson en el 2001 en el 2o partido de las finales, sí, un mate… y a Iverson, cuando jugaba con cintita jugona, eran otros tiempos… Pero todo el mundo recordará su tiro a falta de 0.4 en aquel brutal SA-Lakers de las semis del oeste del 2004 y que hace poco revivimos en la adidas All-Star Party, pero tampoco hay que olvidar aquella entrada a canasta contra Celtics en la final del 2010 en el Garden que suponía la sentencia angelina y llevar la final al 7o. Y luego su último gran tiro, aquel triple de esta temporada contra Dallas y el gesto con los 3 dedos…
Muchos momentos que guardamos todos los lacustres en la retira del 2 dorado y purpura. Esta noche vuelve, pero con el 37 y con la (fea) camiseta de los Thunder. No será igual, pero Fisher seguirá con esa cara de reflexión, pensativo y calculando lo que irá a decir o hacer…