El secreto mejor guardado de la Liga

La NBA tendrá esta noche cinco platos fuertes para celebrar la Navidad, día elegido por Stern para crear una jornada que le dé protagonismo a su chiringuito en pleno fin de temporada NFL, pero el último, como los postres anoche en la cena de Nochebuena, pasará desapercibido. Y no solo por el empacho.

En Estados Unidos, a veces, se usa el término de East Coast bias (lo que sería algo así como sesgo de la Costa Este) para hablar de aquellos jugadores/equipos o eventos, que están siendo infravalorados, especialmente en los medios de comunicación por suceder en el Oeste. La costa atlántica y sus proximidades, congregan una mayor población, y por tanto, apiñan un mayor mercado televisivo, interesado algo más por los equipos locales que por aquellos lejanos. Y además, en un país dividido en su territorio continental en cuatro zonas horarias, el East Coast bias es un claro producto de ese problema: mientras que los partidos jugados a una hora natural y habitual (7:00 local) en el Este pueden ser seguidos a una gran hora en el Oeste (4:00 de la tarde en el huso horario de California, algo que sería, incluso, pronto), no sucede lo mismo en el caso contrario, en el que los partidos jugados en el último hueco horario que tiene la NBA, empiezan a las 10:30 en lugares como New York, Boston, Washington D.C. o Miami, y suelen acabar en torno a la 1 de la mañana. En un país en el que todo funciona más temprano que en España, donde esta hora sería tardía, pero más o menos razonable, solo los mayores adictos al basket NBA se pueden permitir el lujo de seguir con regularidad a los equipos de la División Pacífica o la Noroeste.

Y en España, en mi opinión, también se nota este efecto. Mientras que la gente puede disfrutar habitualmente de los Celtics, los Knicks o Heat en partidos empezando a la 1 o las 2 de la mañana, para los que empiezan a las 4:30 es casi más realista pensar en madrugar que trasnochar. Es por eso, que creo que salvo por insomnes irredentos, emigrantes a otras longitudes y ratas del diferido de League Pass, hay una serie de jugadores, los que juegan en equipos de la Costa Oeste, que son mucho menos conocidos por el aficionado habitual.

Y esto lo veremos hoy, cuando el que no vea a los Celtics y a los Nets a las 6, o a los Knicks y Lakers (que juegan habitualmente a ese horario imposible) a las 9, será porque no quieren, pero el que se ponga el Nuggets-Clippers, a las 4:30 AM en nuestro país, ya del día 26 de diciembre, es porque es un auténtico yonki.

Y es una pena porque este sesgo creo que no ha dejado a suficiente gente ver al mejor base de la Liga (mientras Rose esté lesionado y no pueda participar en el debate) lo suficiente. Ya el día que analizamos a los Clippers a principio de temporada, presentamos las pruebas estadísticas por las que hacemos esta afirmación, y os invitamos a descubrirlas, si no lo hicisteis en su momento, pero hoy hablaremos de ese placer, que tanto cuesta degustar, el de ver jugar a Chris Paul.

El de los Clippers es un base diferente a lo habitual, en la era del chitty chitty bang bang, en la que hay que decidir si tirar, penetrar o pasar, vamos, acabar la jugada, según se sale del bloqueo. Más que un jugador de baloncestp, CP3 parece un quarterback leyendo sus progresiones. Se para, deja que el resto del equipo se ponga en movimiento, y espera a ver si alguien comete un error, si se forma un emparejamiento favorable a ellos, o se abre un hueco donde no lo había. Prueba a penetrar en una dirección, pero si no le gusta lo que ve y aún está a tiempo, se recoge, y tras comprobar si no ha creado ninguna ventaja para sus compañeros, lo vuelve a intentar. Es el base que menos cosas fuerza de la Liga, salvo cuando todas las vías se le han cerrado, y resuelve por su cuenta y riesgo en los últimos 5 segundos antes que el reloj rojo autodestruya la posesión. Y ahí, cuando su juego cambia radicalmente a un él contra el mundo y todo el mundo sabe que solo va a querer la canasta, tiene más acierto que fallo.

Este estilo, de esperar el error y agotar el reloj de posesión, no es el más agradable para el espectador en general seguramente, aunque deje destellos de genialidad en cada partido: ocasionalmente da pases tan imposibles como cualquiera, mete triples heladores, penetra con una habilidad y rapidez máxima, es de los mejores en la Liga resolviendo aclarados y pese a que su nombre no se asocia nunca con el de un jugón con esencia playground, tiene posiblemente el mejor Shammgod de la Liga.

Pero recomendamos encarecidamente que si estáis bajo el influjo de ese East Coast bias, o lo habéis visto tan poco que no lo reconocéis en nuestra descripción, lo hagáis en cuanto podáis. Por su singularidad, por su eficacia y por sus momentos brillantes.

Y de paso veréis uno de los mejores equipos de la Liga este año. No solo por Paul, su magnífico banquillo está causando estragos en esta racha de victorias, Griffin es otro jugador, que aunque reconocido por sus apariciones constantes en los Top de la jornada, es desconocido por su juego por efecto de ese sesgo del que hablamos, y por primera vez empezamos a pensar, un poquito, que la maquinaria funciona con Del Negro y no pese a Vinny.

Parece mentira, siendo un jugador que forma parte de All-Star’s y All-NBA Teams, pero Chris Paul es ahora mismo, uno de los secretos mejores guardados de la Liga. Y en el regalo que es el día de Navidad, vuelve a estar poco accesible. Tanto allí, como aquí.