PO Desde El Sofá (XXV): Otra Movida

Los Spurs este año practican otro deporte. Mientras todo el mundo hace baloncesto, ellos han inventado un juego en el que un francés se mueve como le da la gana, con y sin balón, por dentro de una línea, para anotar cada vez que se levanta; un argentino, está obligado a encestar una y otra vez debajo de la canasta, y el resto del equipo solo puede tirar desde la línea de 3, completamente abiertos y solitarios. Para compensar un poco, a veces les obligan a poner a tirar tiros libres a un brasileño, pero les da igual.

No me había divertido tanto con un equipo de los Suns de la vuelta de Nash y desde los Kings de Chocolate Blanco y Webber, pero estos Spurs además, tienen los arrestos en defensa para convertir un ataque demoledor en una fórmula ganadora.

Reflexionábamos el otro día en Twitter que la transformación de los Spurs y Popovich de plomizo equipo agarrado a la defensa y la victoria pírrica, a máquina de precisión ofensiva, amparada por el cambio en las reglas, solo admitía una comparación histórica posible en los Patriots de Bill Belichick. Ambos equipos ganaron mucho al principio de la pasada década basándose en la disciplina y haciendo solo un poquito más de lo que permitían a su rival. Pero eso ya dejó de ser así.

Oklahoma City que es un gran equipo, y otro monstruo ofensivo en si mismo, se ve superado en un enfrentamiento que ellos jamás hubieran elegido. San Antonio no suele anotar en la canasta, y cuando lo hace, casi siempre es Ginobili, un mago zurdo intaponable, o con los movimientos ocasionales del superclase Duncan, lo que convierte la intimidación de Ibaka, que por cada tapón que pone, hace uno ilegal, poco más o menos, en inservible.

Por juventud, falta de disciplina, o la obligación de prestar atención extra al imposible de parar en la canasta Ginobili, o al imposible de parar a media distancia Tony Parker, dan la oportunidad constantemente de dejar tiradores abiertos. Como si encima los Spurs lo necesitaran…

Confieso que uno, normalmente, en un partido que se va ganando de 20, como ocurrió mediado el tercer cuarto, lo pasa para adelante y se salta un cacho si la paliza continúa. Pero dejar de ver un minuto de estos Spurs parece pecado mortal.

Eventualmente, la barra libre en ataque se paró un poco cuando la defensa dio un paso adelante y cerró más arriba en el poste alto, lo que obligó a reajustar el ataque a San Antonio, y los Thunder se acercaron un poco gracias a un James Harden que repitió lo que hizo bien el primer día, salir como un muelle al contaataque, y que además entendió a la perfección los ajustes que debía realizar: tomar el tiro a media distancia para poder abrir las oportunidades en la penetración. Que lo hiciera, y además bien, dice mucho de su futuro.

Pero finalmente, los Spurs supieron mantener la distancia y se fueron sin haber ido a remolque ni un segundo durante todo el partido. Impresionante.