Avance de temporada 2013-2014: Houston Rockets

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Cuando hicimos el Avance de Temporada de los Rockets el año pasado, antes de la Operación Harden, los Rockets eran un clarísimo candidato al puesto de peor equipo de la temporada, y la habilidad de Daryl Morey estaba en duda. Menos de 12 meses después, los Rockets llegaron a los Playoffs, y tienen en sus filas dos auténticas superestrellas, una de las mejores parejas hombre bajo-alto de la Liga.

Con algún detalle de incompatibilidad que solucionar, la llegada de Howard (que con Harden hace a Houston más H-Town que nunca) va a suponer un cambio por completo del enfoque y el modo de jugar del equipo. McHale, en 82 partidos de Temporada Regular, tiene gaseosa de sobra para hacer experimentos. Eso sí, después del All-Star más o menos, ya tendríamos que tener claro en que dirección van los Rockets, y si estamos delante de un equipo que aspira a todo, o es otro proyecto que parecía bonito, pero se estropeó por el camino.

  • Radiografía de los Rockets

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    En la radiografía intentamos recoger una amplia información estadística de cómo funcionó cada equipo el año pasado, en ataque y en defensa, comparando en que percentil (porcentaje de equipos mejor/peor que ellos) se encuentran respecto al resto de la Liga.
  • No os olvidéis de él

Dwight Howard fue la temporada pasada el saco de boxeo de la Liga (en lo que a jugadores respecta, porque su entrenador, Mike D’Antoni, se llevó palos a tutiplen), y el odio, la manía, los tiros libres y que le quitara minutos y protagonismo a un español no dejaron a más de uno ver el bosque.

Lo cierto es que no fue el mejor año de su carrera, especialmente al principio, limitado por los problemas en su hombro, y ha perdido cierta efectividad en el ataque. Durante algunos partidos y posesiones se dejó llevar alarmamente, y que aquí cada uno eche las culpas a las causas que quiera.

Pero lo que es impepinable es la acumulación de estadísticas que resaltan su impacto en defensa, especialmente después del parón del All-Star. Muchos de los datos que damos comparan los números con Dwight en pista y sin él, y por ponerlo en contexto, durante la temporada tuvimos 1229 minutos sin Dwight que se repartieron en el puesto de pívot con 661 de Pau, 268 de Antawn Jamison, 203 de Sacre, 68 de Hill y 28 de Clark, y tras el All-Star, los 306 sin él, fueron, 137 para Jamison, 135 para Pau, 19 para Sacre y 15 para Clark. Así que que no se nos olvide tampoco descontar parte de, lo que podemos llamar, efecto Antawn. Allá vamos:

    • Los Lakers fueron 19º en Índice Defensivo. Con Howard en pista, recibieron 1.9 puntos por 100 posesiones menos, marca que le valdría para subir al Top 10 de la Liga. Dwight empezó la temporada flojo y renqueante, y si cogemos sólo del All-Star para delante, donde estaba mejor de forma, el impacto es similar, y la incidencia mayor. Lakers fueron 16º en Liga en este periodo, 2.8 puntos por 100 mejores si Dwight estaba en pista, y con el balance sólo en estos minutos, hubieran acabado 8º.
    • Las métricas individuales de defensa son falibles, y hay que cogerlas con sal a cucharadas, pero para el que esté dispuesto a creérselas a falta de algo mejor, su RAPM defensivo (+/- ajustado y normalizado) fue el segundo mejor de la Liga, sólo detrás del de Tim Duncan, y entre todos aquellos jugadores que fueron el defensor encarado más de 25 veces (es decir, básicamente, toda la Liga) Dwight Howard es el 20º que menos efectividad permitió a su par. 0.74 puntos por jugada, cuando la media está en 0.88. Sólo Marc Gasol, 30º, se le acerca entre los hombres altos de élite en defensa. Y aquí no hay efecto Antawn maquillando datos, pero que no se contabilicen las jugadas a la contra en los datos individuales, ayuda bastante a Dwight, la verdad
    • Los Lakers fueron, tras Miami, el equipo que menos puntos por jugada permitió en el bloqueo y continuación o tiro a los hombres altos. Aún pasando de todo bastante como hizo al principio de la Temporada, los jugadores emparejados con Howard sólo metían 0.76 puntos de este tipo frente a él, una de las mejores marcas de la Liga. Y defendiendo al poste, Howard tiene la 8ª mejor marca de la Liga entre todos aquellos que defendieron más de 25 posesiones, y la 1º entre aquellos a los que se le contabilizaron más de 100. Sólo permitió 0.58 puntos por jugada.
    • Los Lakers fueron el 23º equipo que más puntos recibió en la pintura, pero si vemos de nuevo a los números con y sin, la diferencia es astronómica: 7.7 puntos por 100 posesiones. La marca de la franquicia con Dwight en pista hubiera sido 17ª (recordemos que buena parte de los puntos a la contra son en la pintura, no sólo es a media cancha), y sin él, estaríamos hablando de la peor de la Liga con una diferencia de casi un punto sobre la siguiente. Si vemos los números tras el All-Star, la diferencia se estira hasta el absurdo: con Howard en pista los Lakers hubieran sido el 6º equipo que menos puntos concedió al rival en la pintura y sin él, los últimos, con aún más claridad, 11.2 puntos por cada 100 posesiones de diferencia en función de si Dwight estaba o no. Para que entendáis lo astronómico y brutal de la disparidad: desde el parón del All-Star, Kobe compartió el 81% de minutos junto a él, y por tanto sus marcas deberían ser muy parecidas, porque se mide el valor para todo el equipo, pero con él en pista, la diferencia es tan sólo de 1.2 puntos. Para eliminar parte del efecto Antawn: Pau estuvo el 77% de sus minutos tras el All-Star junto a Dwight, y los registros del equipo en puntos en la pintura con él dentro/fuera sólo mejoran en 2.1 puntos, no los 11.2 de Howard.
    • Dwight fue 6º en porcentaje reboteador en defensa entre aquellos jugadores con más de 1.000 minutos. Como los rebotes son una estadística fácil de amasar, incluso un poco a costa de los compañeros si es necesario, persiguiendo y reclamando para ti todos los sencillos, y Dwight es de esos, vamos a pasar otra prueba del algodón, ¿cómo le fue al equipo? Los Lakers fueron 10º en la Liga en su propio tablero, y 4º tras el All-Star. Con los resultados en los minutos de Dwight en pista durante toda la temporada hubieran sido 3º, empatados con San Antonio. Cuando Howard se iba al banquillo, capturaban 2.7% menos rebotes, y esa diferencia basta para mandar la marca a la hipotética 24º posición. Su efecto es significativo, y no producto de la acumulación.

Y ahora, pasemos brevemente al ataque. El acierto en el 49.2% de los tiros libres es atroz, y ya es la segunda temporada que lo hace. Teniendo en cuenta que en las 6 anteriores Dwight había sido un reloj, acertando entre el 58.6% y el el 59.6%, marca poco espectacular, pero suficiente para evitar los Hack-a-Dwight, da más pena ver esta situación.

Pero pese a esto, su porcentaje de tiro verdadero, que mide los puntos anotados por posesión, teniendo en cuenta también todos los viajes a la línea es bastante superior a la media: un 57.3%. De hecho, entre los 20 hombres altos que más puntos por partido anotaron la pasada temporada, su efectividad, es la 2ª mejor tras Chris Bosh, como se puede ver en el gráfico del enlace.

Si hubiera tirado más, quizá la efectividad hubiera bajado, y su falta de habilidad para lanzar a media distancia hace que sus puntos no ayuden al espaciado del equipo en ataque como el de otros grandes tiradores de esta lista, pero pensar que el bajón en los tiros libres ha convertido a Dwight en un estorbo o un lastre en ataque es un chiste malo. Con todo y con eso, sigue entre los mejores hombres altos de la lista en producción, y hay que recordar que el Howard de 2011 (22.9 puntos por partido y 61.6 TS%) hubiera hecho pequeño el gráfico: sería un punto más arriba y a la derecha de todos los que aparecen ahí. Si McHale da con la tecla y la salud no se la juega… Dwight es el mejor pívot de la Liga, sin mucho hueco a la discusión.

Su aparición en el tercer equipo All-NBA este año puede ser discutible por méritos de otros y razones extradeportivas, pero nunca inmerecida por su rendimiento.

  • Impecable selección

En la presentación que acompañamos como radiografía de todos los equipos, presentamos una serie de datos estadísticos, que luego no solemos comentar en general, aunque nos centremos en algún aspecto. Pero con los Rockets nos detendremos en uno: el de localización de los tiros en ataque.

El orden de las zonas no está puesto por casualidad, por cierto, sino ordenado por eficiencia. En general, el mejor resultado que se puede esperar de una posesión es ir a la línea de tiros libres, después un tiro cerca del aro, luego el triple desde la esquina, y así sucesivamente… Y algo que no se puede representar bien, pero conviene recordar, es que las dos últimas opciones, los tiros de 2 fuera del área restringida son opciones bastante peores al resto.

El gráfico de los Rockets en este sentido es maravilloso. Es la selección de tiro casi perfecta. Si os fijáis, están entre los equipos de la Liga que más utilizan las localizaciones más eficientes, y los que menos el resto. Así es como pese a que su efectividad es ligeramente superior a la media (como podéis ver por los colores, que representan el porcentaje de acierto, también con respecto a la media de la Liga en esa situación), tienen el 4º mejor balance de puntos por tiro (su índice ofensivo cayó a la 6ª posición porque lideraron la Liga en pérdidas)

La receta es fácil de entender: los tiros de media distancia no existen en ataque. Para hacerlo se necesita un hombre capaz de penetrar ante cualquier defensa, que sea una amenaza tanto tirando de 3 como cerca del aro, y que pueda pasar al tirador abierto (y hay que tener unos cuantos de estos en nómina) cuando venga la ayuda. Hay pocos jugadores en la Liga con ese nivel, pero los Rockets, por suerte, tienen en Harden a uno de ellos.

Este esquema, que requiere abrir al máximo el campo, para que el genio zurdo (o Lin de vez en cuando) tenga espacio para operar, funcionó pese a tener un pívot que lejos del aro no puede hacer nada más que poner bloqueos. Es por esto, que si la cosa fue bien con Asik, puede seguir operando a gran nível con Dwight en pista como pívot, al menos por habilidades (consideraciones de ego aparte, ya que quizá él pida balones de espaldas al aro, mandando todo a la porra).

Pero… ¿y si se juntan los dos? Necesitamos otro punto.

  • Howard y Asik, otra extraña pareja

McHale debe ser de esos que tienen como doctrina que antes de decir que algo no te gusta tienes que probarlo, y según Morey, quiere intentarlo con estos dos en el quinteto titular. Supongo que si hay alguien capaz es él, que hizo pareja con Parish,  y lo cierto es que es una manera de no infrautilizar a un buen jugador como Asik, al que los Rockets no han querido o podido colocar al precio justo en otro equipo, y que cobraría 8 millones por salir desde el banquillo. Además, los Rockets no tienen ningún jugador consolidado en el grupo de ala-pívots de su plantilla: ese puesto se lo estaría quitando a Donatas Motiejunas, Terrence Jones o Greg Smith, que se tienen que ganar el puesto, necesitan demostrar cosas, y en el caso de los dos primeros, no es que hayan destacado tirando de 3 la pasada temporada.

En cuanto a si los Rockets serán capaces mantener su sistema, y la ya comentada selección de tiro con los dos en pista, la pregunta para mí no es si pueden hacerlo, sino si la nueva alternativa es mejor y más efectiva, porque creo que sería imposible que no cambiaran unas cuantas cosas. Es más, la pregunta no debería ser si este equipo va a anotar más puntos de esta nueva y diferente manera, sino si van a mejorar la diferencia con los rivales, que es de lo que de verdad se trata.

Y de nuevo, en mi opinión, dependerá de lo que Dwight pueda (y quiera) hacer. Los Rockets pueden montar el ataque a lo Orlando, con Howard posteando y el resto mirando, lo que fue relativamente exitoso en el pasado, pero reduciría a Harden a un tirador, que se dedica a la creación de manera ocasional. Sé que estamos hablando de Superman al tope de sus poderes aquí, pero en la temporada 2010-2011, la pareja HowardBass (Brandon tira de media distancia, que ayuda, pero no es tan buen reboteador ofensivo como Asik),  promediaba 105.3 puntos por 100 posesiones, lo que hubiera estado en la parte baja del Top 10 ese año y este último. Si se repitiera un éxito similar y construyen una defensa asfixiante por debajo de los 100 puntos por 100 (cuatro equipos lo consiguieron este año), eso da un margen de victoria entre los 5 mejores equipos de la Liga.

Si quieren hacer a Harden algo más partícipe, Howard va a tener que ofrecerse en el poste alto para bloquear y luego continuar. Lo cierto es que Dwight es brutalmente efectivo jugando así, y la pareja con James sería devastadora para la defensa rival en un dos contra dos. Pero este año se le sumaría la ayuda del jugador que esté con Asik. Como algunos equipos trataban de parar los pick’n’roll dejando caer al defensor de Asik atrás y esperando a Harden allí, este está relativamente acostumbrado a tener que sortear un hombre alto en el aro. Lo único de lo que tienen que asegurarse es de que el emparejamiento de Howard no haga trampas, y también espere en el poste bajo, porque contra dos defensores, la efectividad de Harden bajaría muchísimo.  Si logra quitar las pegatinas a uno de los hombres altos, y mirarle por el espejo retrovisor estará bien aunque todavía tenga al otro, porque puede absorber el contacto y sacar falta o finalizar. Obviamente, no va a ser lo mismo (Harden es el segundo mejor en la Liga en puntos por jugada de este tipo, algo que seguramente no mantendría), pero repetimos de nuevo: esto es una balanza, no se trata de que todo sea mejor, porque es algo harto complicado, sino de empeorar menos en unas áreas de lo que se pueden mejorar en otras.

En ataque hay otra cosa que se ha señalado habitualmente, que me preocupa bastante menos: los tiros libres. Una vez que tienes un mal tirador, ya te da igual tener dos: no se puede hacer más de un viaje a la línea por jugada. Las faltas que el otro equipo puede hacer son un recurso limitado, que gastarían igual si están los dos en pista a la vez, o sin solaparse. Además, el umbral a partir del cual no conviene utilizar estrategias tipo Hack-a-Whoever, está en algún lugar entre el 50 y el 55%, porcentaje que Asik superó la pasada campaña y que el Dwight pre-embrollos también superó siempre cómodamente.

Ahora bien, aún dando por sentado que el equipo podría perder algo de chispa en ataque, es en defensa donde pueden hacer que todas estas molestias merezcan la pena.  La pareja HowardAsik bien comunicada sería intimidatoria y aplastante en el tablero. Anotar en el área restringida de Houston sería misión (casi) imposible y esto ayuda en cascada al perímetro, que podría arriesgar algo más en las líneas de pase en busca del robo, a la vez que pueden mantener su sitio enfrente de los tiradores porque no necesitarán ayudar apenas al juego interior.

Sacrifican algo de velocidad, pero ambos mueven bien los pies para contener la penetración cuando defienden los bloqueos. Habría que ver quién hace de 4 en esta defensa, y sale a por los ala-pívots que jueguen más abiertos, porque aunque Dwight tenga mayor rapidez, también es más displicente y necesita reservar algo de gasolina para un mayor papel en ataque. De todos modos, entre los mejores equipos del Oeste hay muchas parejas de interiores, más o menos puros (DuncanSplitter, Z-BoMarc, IbakaPerkins, GriffinJordan, Lee-alta médica de Bogut), así que de cara a los Playoffs, no viene mal errar del lado de altura. Y en San Antonio, tienen un ejemplo de como funciona este modelo, una defensa increíble pese a sacrificar el tiro de los ala-pivots a media distancia.

En definitiva, ya veremos lo que pasa. Esta pareja es extraña y redundante, supone cambiar los cimientos que se pusieron el pasado año, y se construiría sobre un jugador caprichoso que ha pasado por problemas físicos. Pero si todo encaja, el potencial (palabra más utilizada en esta serie, me temo) es tremendo. Tremendo.

  • Los secundarios de lujo

Las otras piezas del quinteto son Chandler Parsons y, de momento, Jeremy Lin.

El alero ha sido sublime en su papel de triplista (49.6% desde las esquinas, siendo igual de efectivo y habitual verle tirar desde ambas), ha seguido mejorando como defensor en su segundo año ayudado por su excelente tamaño (hace un muy buen papel ahora mismo), y entiende el concepto de pase extra. No se equivoca, cumple con su papel. El jugador 3D casi perfecto.

Con Lin, la historia es algo diferente. Infravalorado y odiado por la murga que nos dieron con él en su día y un contrato que muchos no consideran justo (y no conocen bien, por cierto), pero lo ha hecho bastante bien en su primera temporada completa en un sistema que atenúa sus puntos fuertes. Jeremy vive del bloqueo y continuación, y eso en Houston es tarea de Harden, por lo que queda relegado de base creador de juego, a un papel más cercano al de escolta: como le sucede a Asik, la incorporación de una estrella a posteriori reduce su valor y oportunidades. Su falta de tiro es una desventaja en esta situación, y lo que podría hacer que Beverley, jugador inferior pero más adecuado para lo que los Rockets necesitan, le superara.

Además, su mejor dirección del juego (con las pérdidas aún como tarea pendiente) le podría venir bien a un banquillo lleno de finalizadores que podría mantener el mismo sistema en torno al pick’n’roll que los titulares. No nos extrañaría verle de suplente, pero sería por conveniencia, no por falta de méritos.

  • Mucha competencia en el banquillo

Los Rockets no tienen el banquillo lleno de nombres, pero sí de juventud, y además han aprovechado su flexibilidad económica y algo de efecto llamada para firmar a una gran cantidad de jugadores con contratos pequeños o parcialmente garantizados (e incluso sin ningún tipo de dinero asegurado), lo que les permitirá probar con calma quién merece y puede completar su rotación de la mejor manera posible, especialmente en las alas. Francisco Garcia, Reggie Williams, Ronnie Brewer o Omri Casspi lucharán contra otros desconocidos jugadores, primero por un puesto en la plantilla en algunos casos, y luego por minutos.

Con Beverley y Brooks asegurando un buen nivel al puesto de base suplente, y Terrence Jones, Donatas Motiejunas y Greg Smith (quién sabe si alguno de ellos se cambiará por Asik en algún momento) son una rotación joven y dinámica para posiciones interiores. Se echa de menos el típico pívot veterano, ya que Marcus Camby quizá pueda cumplir con el papel en el vestuario, pero en la pista será mucho más complicado. Nadie que se perdiera tantos partidos a su edad jugó más el año siguiente.

Pero serán un equipo profundo, y el banquillo, por lo menos, no restará.

Avance de temporada: Houston Rockets

Después de quedar tres años seguidos en la que para algunos es la peor posición de la NBA: novenos en el Oeste, fuera de los Playoffs, y con la probabilidad más pequeña en la Lotería, Morey decidió que este verano, caminaba o reventaba, y fue a por su estrella: o por traspaso, o haciendo trizas al equipo con ganas para que le regalaran un montón de tickets para el Draft.

De momento, va por el segundo camino. Solo cinco (y Greg Smith pende de un hilo) jugadores, que disputaron el 29.5% de los minutos, repiten del año pasado. Bueno, y Lin, que llegaría a entrenar con ellos alguna vez.

A falta de tres jugadores por cortar, la plantilla tiene cinco novatos, y solo Machado parece correr peligro de ese grupo, porque los cuatro primera ronda deberían tener sitio asegurado. Martin, Delfino y Livingston son los únicos jugadores con más de tres años de experiencia en la Liga, y Livingston probablemente se está jugando una plaza en el equipo final con el rookie de IONA. Tras estos tres, el jugador de la plantilla con más partidos de titular es Parsons que salió de inicio en 57 la temporada pasada, y el que más veces ha jugado más de 30 minutos es Toney Douglas, con 34 partidos, en ninguno de los dos casos cantidad superior a una temporada completa. Solo el trío veterano (K-Mart, Delfino y Livingston), Douglas, Lin y Parsons, es decir, 6 jugadores, saben lo que es jugar más de 30 minutos NBA, más de 10 veces. Nótese que ninguno de esta media docena forma parte del juego interior del equipo.

Con estos mimbres, McHale va a tener más trabajo que en las Finales del 87.

Altas: Jeremy Lin (El sofá de algún compañero), Omer Asik (Chicago Bulls), Carlos Delfino (Milwaukee Bucks), Jeremy Lamb (Draft), Terrence Jones (Draft), Royce White (Draft), Donatas Motiejunas (Draft 2011), Shaun Livingston (Milwaukee Bucks), Jon Brockman (Milwaukee Bucks), Toney Douglas (New York Knicks), Gary Forbes (Toronto Raptors), JaJuan Johnson (Boston Celtics), Scott Machado (No drafteado)

Bajas: Luis Scola (64.3% de los minutos), Courtney Lee (54.7%), Goran Dragic (54.5%), Kyle Lowry (47.0%), Samuel Dalembert (45.0%), Chase Budinger (40.4%), Marcus Camby (14.3%), Terrence Williams (5,6%), Earl Boykins (3,5%), Courtney Fortson (1.5%)

Empezamos:

Houston Rockets en ataque 2011-2012
Puntos por 100 posesiones EFG% 3P% TL/TC % Pérdidas % Reb.O.
12º 11º 10º 26º 14º 14º
  • La Linsanity se muda a Texas

Creo que todos conocemos ya de que va la Linsanity, así que miremos al futuro: su nivel de juego en New York podría ser perfectamente sostenible.

Las muestras son pequeñas (la mayor preocupación) pero tanto en su reducido papel en los Warriors, como en los Knicks, todos los indicadores apuntan que Lin tendrá un futuro cercano a algún All-Star por méritos propios. Por lo menos. Aún tomando los últimos 15 partidos de la pasada temporada, empezando por aquel de solo 8 puntos contra Miami en el que parecía que el fenómeno se iba a acabar y a Celincienta le iban a dar las 12, una marca de 14.5 puntos y 6.5 asistencias por partido (con 3.9 pérdidas como dato negativo) en ese parcial le pone en muy buena compañía con otros jugadores con números similares en su misma etapa de desarrollo, segundo año en la Liga.

Aunque el ProBasketball Prospectus le saque como mayor comparable a otro jugador botado de New York al principio de su carrera, Rod Strickland, si no mejora su triple (32.0% de acierto el año pasado) por estilo podría estar predestinado a una carrera en el molde de la de Andre Miller: un efectivo jugador en ataque, que siempre logra que la jugada acabe cerca del aro, bien sea con sus mañosos pases, o plantándose él mismo en la canasta, aunque en su caso a día de hoy, parezca necesitar más la ayuda del bloqueo que un Miller que se sabía buscar espacios con bote y paciencia. Al igual que al veterano base, le ayudará muchísimo que le rodeen tiradores, especialmente si el hombre alto es Asik, y en Delfino y Martin tiene dos jugadores con cierta reputación, aunque su producción esté retrocediendo. Parsons aunque sorprendió como tirador el pasado año, por lo inesperado, tiene un peor porcentaje que Delfino, y la opción de hacer al equipo pequeño, utilizándolo de ala-pívot, donde su 33.7% en triples sí tendría valor, no funcionó demasiado bien en pocos minutos el año pasado. La defensa, donde los dos jugadores cumplen, aunque el vigor juvenil de Parsons le da la ventaja, y su potencial de hacer a los Rockets un equipo que aprieta el tablero en ataque juntándolo con Asik podrían justificar mandar al argentino al rol de sexto hombre. Descartando a Parsons para el puesto de 4, el jugador más interesante para combinar con Lin de inicio, sea tal vez Terrence Jones. Motiejunas es intrigante como tirador, pero la sociedad con Asik haría previsiblemente lento y pesado al equipo, y su rol probablemente esté en sustituir a su compradre internacional. Royce White, si supera los problemas sería un interesante point-forward para hacer coincidir en el campo en la segunda unidad con Toney Douglas y obligar al caliente escolta en cuerpo de base a soltar el balón en el poste alto. Patterson y Morris tienen la ventaja de la familiaridad con McHale, pero no han demostrado mucho, y el atasco es tan grande, como podéis ver, que alguno irá cayendo a lo largo de la temporada. Como el resto de opciones o no me convencen, o les veo en otros roles, por la mezcla de tiro y capacidad atlética unida a su potencial, Jones me parece la mejor opción a priori, especialmente si MartinDelfino son los alas (menos si juega Parsons).

Como no estará rodeado de jugadores ávidos de protagonismo, Lin tendrá la manija al igual que en New York, y podría continuar disponiendo del 30% de utilización a su alcance probablemente. Es capaz de anotar con solvencia y volumen y pasar de manera efectiva. Tiene que cometer menos errores, pero es parte del proceso de crecimiento.

La sorpresa sería que este año Lin no fuera un jugador más que competente. De todos modos, no nos podéis pedir imparcialidad con el tío que mejor relaciona la NBA y los sofás. Aunque sea para dormir.

  • ¿Y el resto qué?

De acuerdo con Synergy, solo hubo 7 combinaciones jugador-jugada con más de 100 apariciones, por los Rockets de este año: el bloqueo y continuación de Lin y DouglasMartin, Patterson, Delfino y Parsons tirando tras pase y Patterson posteando, lo que tiene que ser una de las marcas más pequeñas de la Liga con mucha diferencia (y como curiosidad, Martin, Lin, Parsons y Delfino, por encima de la media… Patterson y Douglas, vagón de cola). Este equipo apenas tiene jugadores con experiencia NBA, y menos aún como anotadores.

En total, los 13 jugadores que ya iniciaron su carrera NBA, han metido entre ellos, 19.076 puntos en 40 temporadas conjuntas (en muchos casos de muy pocos minutos y partidos). Hay 8 jugadores en activo, que han metido más puntos en sus carreras, que estos 13 Rockets en las suyas JUNTOS. Y LeBron estaría a 31 puntos, un partido regular de los suyos, de cogerlos.

Tendrían que anotar 126.9 puntos por partido para que entre todos llegaran a final de la temporada a igualar la carrera anotadora de Kobe a día de hoy. Si Bryant sigue con su ritmo de 20-30 puntos, tardarían un par de temporadas en cogerlo.

Cuando Antawn Jamison ha metido más puntos en la NBA que todo tu equipo junto, tienes un gran problema. Aunque Jeremy Lin llevara su promedio anotador a los 20 puntos, y Kevin Martin también volviera a esa cifra de manera improbable, quedarían muchos puntos por meter, y los Rockets no tienen el talento, en condiciones normales, para hacerlo de manera eficiente. Jeremy Lamb podría convertirse en un anotador excelente en el futuro, pero que lo sea desde ya, es improbable. Por ejemplo, novatos que hayan metido más de 18 puntos por 36 minutos, con un TS% de 55% jugando 1000 minutos como mínimo, solo ha habido 37 en la Historia de la NBA, y apenas 12 fueron jugadores de perímetro. Forbes y Douglas también pueden crear su propio tiro pero serían suplentes, como mínimo, y entre sus 5 temporadas en la Liga, solo la primera de Toney superó de refilón el listón de la media en TS%.

Si no mejoran varios jugadores como anotadores, McHale va a tener un problema, porque ahora mismo hay carencias flagrantes y poco talento como para compensar dos unidades. Que White pudiera contribuir este año, o un base pasador como Machado se hiciera un hueco e impusieran cordura y organización desde el banquillo le vendría bien a un equipo que acumula incapaces frente al aro por sus propios medios y chupones con pretensiones bajo un mismo pabellón.

Y por cierto, este equipo estuvo el año pasado en la parte baja de la Liga en intentos de tiro libre, y el año que viene pinta aún peor. Kevin Martin, un animal en su día, bajó el ritmo la temporada pasada, lo que puede ser mala señal si sigue así. Lin sí va a la línea con frecuencia, pero a un ritmo parecido al que tenía Kyle Lowry, por lo que el equipo tal vez no lo note tanto. Parsons y Patterson tuvieron un porcentaje de tiros libres intentandos de 5.2% y 4.3%, de los peores del equipo, y entre los nuevos, Delfino y Douglas vienen con tasas aún peores, y a Asik aunque le hacen faltas, a veces es a propósito, porque no los mete. Como a los novatos les cueste ir a la línea, y los jugadores veteranos y el equipo no cambien de mentalidad, Houston lo va a pasar muy mal para generar con consistencia la jugada más eficaz en baloncesto.

El tiro de tres, aunque no sea comparable al del año pasado, podría no estar tan mal. El porcentaje combinado de los jugadores con experiencia NBA fue de un 32.7% de acierto, que se clasificaría 25º en la Liga, pero casi todos los veteranos (Martin, Delfino, Douglas…) estuvieron bastante peor que en años anteriores, lo que significa que hay un potencial de recuperación interesante.

  • Como justificar 25.1 millones

No solo fue Lin, los Rockets también invirtieron 25 millones en 3 años en una apuesta mucho mejor de lo que el sentir popular anuncia, pero arriesgada cuanto menos. Asik solo ha sido titular dos partidos en la NBA, y ha jugado más de 30 minutos en 3 ocasiones, y con un juego interior donde él es prácticamente el veterano, y el más caro, deberá estar en pista mucho más para amortizar la inversión (y ya veremos si las faltas se lo permiten… anoche eliminado en 22 minutos). En defensa, salvo porque su producción sea un artefacto de la magia de Thibodeau y la compañía de Gibson, es un jugador que vale eso y más. Los Bulls recibieron 91.5 puntos por 100 posesiones con él en el campo, una cifra microscópica, de la que si bien no es el único responsable, es muy partícipe.

Pero será en ataque, donde ha sido un clarísimo menos para los Bulls estos dos años, donde se tiene que ganar los dólares. Es capaz de hacer una cosa exageradamente bien, coger el 14% de los rebotes ofensivos, algo que le coloca entre los mejores, pero no tiene tiro, es una pérdida a punto de suceder cuando el balón pasa por sus manos para algo más que machacar, con un 48.4% de porcentaje de anotación en tiros libres le da miedo hacerse fuerte como finalizador, y a pesar de tener uno de los cuerpos más enormes de la Liga, le señalan muchas faltas en el bloqueo.

A tirar y a postear va a ser difícil enseñarle a estas alturas (aunque bueno, si McHale no sabe de eso, no sabe nadie) pero bastaría conseguir que evitara las pantallas ilegales y aprovechara su descomunal percha para ser un jugador útil en este ataque. Aunque no maneje la pelota, su combinación de tamaño y agilidad para ir hacia la canasta le pueden convertir en un compañero muy útil e interesante para el bloqueo y continuación con Lin. Sus recursos como bloqueador son limitados y la jugada iba a ser previsible… al igual que el LinChandler que tan bien funcionó el año pasado. Aunque fuera por poco tiempo, Jeremy demostró que puede tener mucho éxito con un hombre que solo continuaba hacia al aro, y eso al menos, puede ofrecerlo Asik. La posibilidad de utilizarlo en bloqueos indirectos para Kevin Martin o algún otro tirador también sería interesante, y es una manera de buscar espacio, sacándole del aro, donde en un mundo ideal, no debería estar, solo aparecer para finalizar o rebotear.

Tendrán que salir un par de cosas bien, y es otra cosa más que en Houston dependerá de que Lin mantenga el nivel, pero Asik tiene maneras de ser aprovechable en ataque.

  • La media no fue buena amiga
Houston Rockets en defensa 2011-2012
Puntos por 100 posesiones EFG% 3P% TL/TC % Pérdidas % Reb.D.
16º 17º 18º 15º 13º

Es increíble lo regulares que fueron los Rockets el año pasado: se situaron entre el 13 y el 18 en los cuatro factores (3P% ya queda incluido en EFG%), para acabar como la 16º mejor defensa del campeonato. Eso unido al 12º mejor ataque, les dio la 17º mayor esperanza de victorias (y sí, 17 es menor que 12 y 16, lo que demuestra que en la NBA mejor destacar en algo…), y en ese puesto quedaron finalmente.

Pero vamos, que este cuadro os lo ponemos a modo informativo del pasado, y como posible índice de referencia del estilo, porque lo que veremos este año será otra cosa. De lo poco que podemos sacar en claro de los datos para aplicar al futuro, es que hay una combinación que no merece la pena repetir. Martin, Parsons y Patterson coincidieron 128 minutos en cancha, y su Índice Defensivo fue desastroso, 118.8 puntos en contra por 100 posesiones. Aunque la sociedad MartinParsons, siempre que no la combinaran con Patterson no fue mala (103.4 por 100) y el Índice cuando Patterson estuvo en cancha fue prácticamente igual a la media del equipo (105.5 vs. 105.2), juntos son como un male-female-male, un trío muy mal avenido.

  • La defensa, ¿nace o se hace?

Supongo que, como en casi todo en esta vida, siguiendo la virtud moral aristotélica, la respuesta estará en el punto medio. Los Rockets tienen buenos mimbres y una serie de jugadores que traen lo que hay tener desde casa. Pero en hacerse, se tarda, y este equipo es muy joven y disjunto, para hacerlo todo funcionar de golpe. Asik es uno de los mejores defensores de la Liga, Lin con su tamaño y empeño fue muy efectivo ante los bases rivales, Delfino puede ir ganando años pero el orgullo argentino le sigue haciendo un hueso de roer, y entre los jóvenes Morris, Parsons, Motiejunas, Jones o White son gente que ha demostrado estar dispuesta a defender, y que funcionarán si no se les hace ir más allá de sus limitaciones.

Conservan (mientras les dure) una carga en Kevin Martin, pero quien más, quien menos, todo equipo tiene algún jugador al que es preferible tapar. Es muy difícil proyectar como funcionarán las rotaciones para estimar el caracter del grupo, pero este equipo tiene pinta de sufrir en el tablero defensivo si Parsons y  Morris no juegan muchos minutos de 3 y 4. Los equipos jóvenes además tienden a cometer y/o ver como les señalan muchas más faltas, así que no nos extrañaría que, salvo en la creación de pérdidas, donde hay más potencial, a los Rockets les cueste llegar a esa media en la que se abonaron en todos los cuatro factores.

  • En resumen

Este equipo seguirá cambiando durante la temporada, y aunque hay potencial, tanto en los jugadores que tienen, como en la posibilidad de orquestar un gran traspaso, para que nos llevemos una gran sorpresa, lo más probable es que los cambios se hagan en el otro sentido (desprenderse de Martin por ejemplo), y que den rienda suelta a la juventud e inexperiencia, haciendo que los Rockets queden predestinados a tocar fondo este año.

El ataque más allá de Lin y Martin pinta feo, lleno de tiradores fraudulentos e incapaces de ir a la línea. Tanto como para estimar 101.8 puntos por 100 posesiones. Y en defensa les veo en el último tercio, pero algo mejor, con un 110.5 de DRtg al acabar la temporada. Esto daría una estimación de 20 victorias, y una elección de Draft bastante buena para el año que viene.

Ya veremos si a Morey le sale la jugada.

Los Cuatro Finales

Como todos los finales de marzo, y entrando ya en abril, tenemos el último suspiro del torneo universitario, la traca final del March Madness, los (no LA, se hace referencia a los equipos, no a la final) Final Four de la NCAA.

Y tres partidos finales de entidad, ya que ningún equipo que baje de la 4ª semilla (el equivalente a tener a 4 de los 16 mejores de la temporada) estará en New Orleans. El 1º, 2º, 4º y 11º equipo en eficiencia defensiva (puede sorprender, pero el undécimo es curiosamente el favorito, Kentucky). 3 de los 16 mejores equipos en índice ofensivo. Poco más se puede pedir.

Las cenicientas este año estaban ya en casa a las 10. Hubo un par de ellas que ligaron en la sesión de tarde con un par de cachitas que iban de guapos más de lo que son (Missouri, los Jeremy Lin, los Tim Tebow de la NCAA, un equipo de retacos que llevaba viviendo del triple y de lo ilógico todo el año, y que se llevaron la hostia de la regresión a la cruel media en el peor momento posible, y los Duke Blue Devils que este año eran menos Duke y menos Devils que nunca) pero se perdieron la juerga buena.

Así a diferencia de años como el pasado en los que VCU o Butler se colaban, este año hay 4 escuelas ganadoras, que juntan 13 títulos, y todas tienen al menos 1: Louisville, Kentucky, Kansas y Ohio State. Jugadores con futuro NBA, entrenadores míticos y con títulos en el zurrón, aficiones rabiosas y dispuestas a viajar, más aún a la Big Easy, y mucha, mucha tradición. Yo prefiero este rollo. Todos los años.

La cosa empieza con un Louisville-Kentucky, la historia de dos separados por 75 millas, y que comparten rivalidad estatal. Por lo tarde que se han encontrado (se han visto 4 veces, la última en el Orwelliano 1984, pero nunca en semifinales del torneo) y porque a diferencia de otras rivalidades, como North Carolina y Duke, no están en la misma Conferencia y por tanto no se están todos los años jugando nada entre ellos, más allá de la Battle for the Bluegrass, el partido que les enfrenta a principio de temporada y que este año ganaron los Wildcats, nos encontramos ante el que probablemente es el partido de mayor rivalidad regional del Baile en la Historia. Y no le damos bombo por dárselo, ni porque nos guste poner Historia con mayúsculas, ni porque tengamos los derechos del partido. Se lo damos porque hay personas que andan dándose aplausos en la cara en una clínica de diálisis pensando en la batalla del sábado.

Kentucky es el grandísimo favorito, un equipo con más jugadores NBA que los Charlotte Bobcats que se está paseando por el Torneo (y aquí viene una digresión un poco larga: esto es solo un chiste y una exageración. Y lo apuntillo porque Charles No Tan Gordo Ya Barkley abrió el debate esta semana diciendo que Kentucky ganaría a los Bobcats, Gary Williams, ex-entrenador de Maryland le siguió diciendo que también ganarían a los Wizards, y la bola de nieve empezó. En mi opinión, el debate es totalmente ridículo y estéril, Kentucky lo pasaría fatal para ganar un partido frente a un rival NBA, y solo vencería muy ocasionalmente. Y las simulaciones por ordenador, les dan aún menos posibilidades, de las muy pocas que yo ya les doy). Con Anthony Davis, un jugador espectacular del que ya hablamos y su unicejo liderando, y Kidd-Gilchrist, que nos lleva enamorando todo el año, y ya está segundo tras Davis en las previsiones del Draft, como el jugador que siempre aparece cuando más lo necesitan, el dinero más seguro en una apuesta iría con ellos.

Pero aún así, hay algún punto flaco en la armadura del acorazado UK. La juventud e inexperiencia, que todavía no ha pesado en este equipo lleno de frosh, pero podría hacerlo tal vez, es uno. Aunque como dirían Lenny y Carl, «Todo es relativo». Solo los jugadores de 2º año de los Wildcats, el increíble pero irregular tweener Terrence Jones, el anotador unidimensional Doron Lamb y el atlético Darius Miller tienen experencia a estas alturas del Torneo, ya que estuvieron el año pasado aquí. Otro problema es que Calipari, su entrenador, el mejor reclutador y el hombre que querías que dirigiera la carrera de tu hijo si vislumbras que puede dar el salto a la NBA, sigue siendo un mastuerzo con la pizarra. Y eso que sus Wildcats juegan el doble que lo hacían sus Nets de hace tiempo, los Nets no jugaban a nada, y estos no juegan a nada de nada. Pero van tan sobrados que no les hace falta. Y por último, atención a Marquis Teague, hermano de Jeff, el jugador de los Hawks, y una cabra loca de primer nivel. En partidos de alta tensión, habitualmente, la templanza y la ascendencia en la posición de base es la más necesaria, y Teague que es un portento atlético con el estilo y el descaro que recuerda a flashes a Francis o Marbury en campo abierto, se convierte en tu vecino del quinto en las jugadas a media cancha. Que sea capaz de ejecutar si L’ville (o Kansas/OSU en la final) frena la contra, y que no se vuelva más loco que Raymond Felton en un restaurante buffet tratando de llevar el partido al ritmo en el que él, y el resto de jugadores de Kentucky, en menos grado, pero también, se sienten cómodos serán factores clave para la victoria final del favorito.

Louisville, por su parte, con Rick 15 segundos Pitino, el pistolero más rápido del Este (sí, no hablamos de baloncesto, guiño, guiño) de vuelta en el finde más prestigioso, tienen la mejor defensa que se ha visto en todo el Torneo, y por estadística son el número 1 en este apartado en el país. Con Gorgui Dieng patrullando la pintura en defensa nivel Anthony Davis, el equipo ha ido poniendo las esposas y atando a la cama a equipo tras equipo. Empezaron con los New Mexico Lobos, con los que se encontraron en segunda ronda y que traían a uno de los jugadores más peligrosos a nivel universitario en Drew Gordon, pero les hicieron volverse con el rabo entre las piernas. A los Spartans de Michigan State que entraron como cuarto mejor equipo del país los dejaron en una puntuación ridícula e histórica: 44 puntos. Y tras permitir a los Florida Gators y a su futuro NBA Bradley Beal (otro que me encanta, y con el potencial de mandar en el trono de mejor anotador sin balón, como un híbrido de Ray Allen y Rip Hamilton, en la próxima década) anotar a placer en la primera mitad, con los ajustes de Pitino permitieron solo 8 puntos en los últimos 10 minutos.

Este equipo sabe como convertir un partido en una pelea de perros, y viene con la motivación y el momento necesarios, tras ganar el torneo de la conferencia Big East, el más molón de todos, que también dio la inercia necesaria al campeón del año pasado, UConn. Tal vez sean el rival con menos talento de los tres que le podían tocar a Kentucky, pero el más desagradable para ellos. Desde luego debería ser un partido con mucha más tensión que el encuentro que tuvieron con Baylor: Louisville no tendrá ningún jugador del potencial y el futuro de Perro Jones III o Quincy Miller, pero nadie volverá trotando a defender, y luego se apartará de todo contacto como hicieron los Osos del estado de Texas. Y Pitino, que a diferencia de Calipari, sabe lo que es ganar un título (precisamente con Kentucky en el ’96) es el favorito en el ajedrez de las X’s y las O’s.

La otra semifinal enfrenta, por primera vez en marzo, a los Buckeyes de Ohio State con los Jayhawks de Kansas, dos equipos que llegan como segundos cabezas de serie de su región tras superar a los número uno (Syracuse y North Carolina respectivamente) y con muchos parecidos entre ellos. Liderados desde la pintura por dos de los jugadores más fuertes de la Liga, Sullinger y Robinson, con un buen equilibrio entre ataque y defensa, y con una trayectoria similar en la que se han tomado noches de descanso aquí y allá y han ido perdiendo los partidos que Kentucky, Syracuse o UNC no se han permitido. Eliminatoria más igualada a priori, por tanto, y menos caldeada, pero con más papeletas de ser más entretenida y suelta por las mismas razones.

Ohio State llega más lejos que el año pasado, con un equipo peor, en mi opinión, pero más seguro y regular para un torneo de este tipo. Si el año pasado eran los Orlando Magic de la En-si-dábol-ei, con Jared Sullinger haciendo el papel de especimen físico que consigue lo que quiere cuando quiere en la pintura, rodeado de tiradores para hacerte pagar cuando lo doblas, este año son un equipo más compensado, que no ofrece una apuesta tan extrema, y por lo tanto son más fiables y regulares, ya que una mala noche de tiro de tus exteriores o los problemas que puede crear una obcecación transitoria de tu estrella te afectan mucho menos. Nadie ha sustitudo a Diebler o a Lighty, pero el sistema ya nos los hace imprescindibles.

En Kansas, aparte de Thomas Robinson, el único candidato a toser a Davis en la elección de Jugador del Año, y futuro ala-pívot de una de las peores franquicias de la NBA, os recomiendo que le echéis un ojo al que quizá haya sido el jugador más entretenido de ver en todo el año: Tyshawn Taylor, uno de esos de los que nacieron escoltas pero juegan de bases porque no les daban 2 petit-suisses cuando eran pequeños, y una demostración empírica de la Teoría del Caos. Si el aleteo de alas de una mariposa en China puede provocar un tornado en Texas, entonces en el vórtice que se comunica con el juego de Taylor debe haber cientos de colibrís copulando. Doggystyle.

Para la tranquilidad de los más fieles de Kansas, que sabían que algún oloroso regalo de Tyshawn, miembro selecto del club Truco o Trato de Tony Allen, se iban a comer durante el Torneo, parece que lo peor ya ha pasado: hizo un partido horrendo en el enfrentamiento del Sweet Sixteen contra North Carolina State (2/14 en tiros de campo, 2/5 en tiros libres, 5 pérdidas), y lleva cero de diecisiete (lo ponemos en número también, 0 de 17) tiros de tres, tras conectar a un ritmo del 43.5% durante la Temporada Regular, así que en el/los partido(s) que le quedan tiene que salir el Taylor bueno. O no. De todos modos, nosotros nos vemos animando al sábado para una final KU-UK, ya que el TeagueTaylor podría ser un duelo para guardarlo en DVD en Full HD. 150 puntos entre los dos, 50 pérdidas, un MVP compartido, un entrenador suicidándose en directo en la banda, lanzamiento de ropa interior cual corrida de toros de Jesulín, lanzamiento de monedas y mecheros cual pabellón balcánico, otro Katrina en New Orleans… Nada, absolutamente nada, sería imposible si estos dos juntan sus destinos en una misma cancha con un título en juego.

Así que ya sabéis en la madrugada del sábado al domingo, las semifinales; y a las 03:00 de la mañana del de la madrugada del lunes al martes, la Gran Final. El futuro ya está aquí. Y puede ser muy divertido.

El futuro ya está aquí

En diciembre de 1981 se enfrentaban Kentucky y North Carolina, poniendo en pista 17 jugadores que fueron elegidos en el Draft de la NBA, más otro más que miraba desde el banquillo. Estaban considerados el primer y el segundo mejor equipo del país en los rankings. Historia del Baloncesto.

Ayer, pudimos vivir un espectáculo similar, en el que KU y UNC se volvieron a encontrar, con dos equipos sosias de una franquicia NBA sobre el parqué, para el disfrute del aficionado.

Volvamos un momento al pasado. Las cifras de aquel partido del ’81, tienen en realidad, un poco de trampa. Desconozco si ha sido el partido que más futuros elegidos en el Draft de la NBA ha juntado en la Historia del baloncesto universitario, pero seguro que no ha sido el que más futuros profesionales tenía. De aquellos 17+1 jugadores, solo jugaron en la NBA 5 y el más 1. Los otros 12, fueron elegidos gracias al antiguo formato de Draft, que llegaba hasta 10 rondas en 1981, 7 de 1985 en adelante, y que desde 1989 pasó a ser de dos mangas. Evidentemente, este formato daba cabida a más jugadores, por lo que era más fácil hacer algo así en aquella época. De los que jugaron minutos ese día, solo Bo Lanter, que apenas jugó dos minutos, tiene el privilegio de no haber sido nombrado en la elección.

Pero entre los 6 jugadores que si llegaron a la NBA, veamos lo que había. Dirk Minniefield. Melvin Turpin. Sam Perkins. James Worthy. Sam Bowie, que fue el lesionado que no jugó. Y el hombre que fue elegido por debajo de él. Michael Jeffrey Jordan.

Y salvando el detalle de que dudo mucho que ayer viéramos a otro MJ, el UK-UNC 2011 puede ser aún más impresionante visto con el paso del tiempo. La Fábrica de Churros y Kentucky empezaron la temporada como 1 y 2 en las listas, al igual que lo estaban aquel 26 de diciembre, pero la derrota la semana pasada de UNC contra UNLV (Las Vegas), les ha hecho caer al 5, tomando Kentucky el liderazgo momentáneo, que prolongará además gracias a la importantísima y apretadísima victoria (72-73 fue el resultado final) que consiguieron ayer.

Pero lo impresionante no es la posición de los equipos, sino el talento reunido. Según la previsión de NBADraft.net, ayer vimos a 3 Top 10, 3 más Top 14 y otros 3 primeras rondas del próximo Draft, y un Top 10 y un segunda ronda en 2013. Según DraftExpress.com, 5 Top 10, otro Top 14, 2 más en primera ronda más otro en la segunda para este año, y 2 Top 10, otro primera ronda y otro jugador más en la segunda para el siguiente.

Si las previsiones más optimistas se cumplen, ayer vimos jugar a 13 futuras elecciones del Draft, 12 de ellas con contrato garantizado, por ser de primera ronda.

A la vista esta, que John Calipari, el mismo que estuvo 3 temporadas en los Nets, se ha convertido en el mejor (y más dudoso, por cierto) reclutador de la NCAA. Por sus manos han pasado estos últimos años dos de los tres últimos número 1 del Draft (Derrick Rose y John Wall), DeMarcus Cousins o Brandon Knight. Aunque tal vez dentro de unos años los libros borren todo lo que hagan los Wildcats este año, al igual que ha sucedió con el título de la Universidad de Memphis, los equipos que está poniendo en pista este hombre son de impresión. Aunque con tanta juventud luego es difícil que salgan ganadores del baile, entre otras cosas, porque además, juegan como sus viejos Nets, es decir a nada de nada, Calipari propone a los aficionados de Lexington un plan con el que nunca jamás se van a aburrir. Y lo de este año es tan increíble, que puede que incluso traiga victorias.

Roy Williams lo tiene más fácil. La tradición de La Fábrica de Churros, que siempre será la casa del más grande, unida a los campeonatos que ha conseguido el equipo en esta década, y al reconocimiento nacional que siempre reciben de los medios, como el contrapeso angelical de la malvada Duke, hacen que la Universidad de Chapel Hill se venda sola. Solo poner las siglas UNC encima de la mesa de un jugador de instituto basta para que la consideración a la causa sea desmedida.

Y así es como llegamos a esta locura.

Para empezar a contar lo de ayer, tenemos que empezar por Anthony Davis, para mí el candidato número 1 a número 1 del Draft ahora mismo. Venía de calzarle 8 tapones y coger 15 rebotes contra St.John, y ayer, aunque tuvo un partido flojo, acabó taponando el tiro que probablemente salvaguardaba la victoria de su equipo. Fíjense en la imagen a su izquierda, porque fue de ese momento. Impresionante.

Davis es un chico con pinta de alelado colegial y un prominente entrecejo, que en la era de vender zapatillas no debería durar mucho, a no ser que se lo quiera dejar como signo distintivo. Aún tremendamente frágil, con un cuerpo escuchimizado y cuasi anoréxico, tiene unos brazos eternos. Olvídense de otros especímenes que hayan visto antes, lo de AD es exagerado. En una época en la que parece que el ejército ya no quiere Capitanes América y está probando sin embargo con universitarios hasta conseguir el perfecto Plastic Man, Davis es el que mejor les ha salido.

Davis es todo lo que se supone que otro Anthony iba a ser, pero esta vez en serio. Todo lo bueno que hayan leído de Anthony Randolph, parece que lo tiene este chico. Un excelente taponador, buen reboteador, buena mano para finalizar, incluso tras contacto, muñeca en su sitio, y además con la agresividad que siempre le ha faltado a Magic… Aún puede pasar muchas cosas, y va a necesitar comer mucho para hacerse un hueco en la NBA. Pero lo que deja ver, es maravilloso, es un jugador que cuando está en la pista, aparece por todos lados.

Aunque esté jugando de pívot en este equipo, más por falta de efectivos que por otra cosa, parece imposible que pueda mantener la posición en la NBA, sobre todo por peso, pero el equipo que se lo lleve el año que viene tendrá entre sus manos a un auténtico playmaker en su posición de 4.

Después de Davis, los ojos quizá se dirijan a dos viejos conocidos: Harrison Barnes y Terrence Jones, uno de North Carolina, y el otro de Kentucky. Estos dos sophomores, se pasaron el año pasado en el Top 10 de las previsiones del Draft, e incluso ambos llegaron a pasar fugazmente por el número 1. Por los motivos que fueran (cierre patronal, mejorar el caché, volver a equipos cargadísimos para intentar un nuevo asalto al campeonato…) decidieron regresar a la Universidad, y nos los encontramos como el año pasado: elecciones tan seguras en la zona de Lotería, que parecen concursos amañados.

Los dos son aleros de brazos largos y grandes, un poco más Jones que Barnes, que podrían incluso tener minutos jugando de 4 (Terrence ya lo hace en Kentucky, de hecho). Anotan con facilidad, se pueden crear su propio tiro, buscan la línea y no son point-forwards, pero pasan suficientemente bien. Jones es más espectacular y explosivo, pero también más propenso a los errores, mientras que Barnes parece más consistente en general y más fluido y natural en su juego de ataque. También coge más rebotes y tapona más que Barnes, pero también es fruto de jugar más minutos como interior. Los dos deberían mejorar su concentración porque a veces tienden a irse de los partidos con bastante facilidad.

A Barnes le colocan en el Draft en la tercera o cuarta posición y a Jones en la novena o undécima, aunque a mí no me parece que ahora mismo haya tanta distancia entre ellos. De hecho, si tuviera que elegir ahora mismo me quedaría con Jones: está haciendo un comienzo de temporada mejor que el de Barnes para mi criterio, me parece que tiene un potencial más alto y parece que este verano ha mejorado su tiro de 3 ya que ha empezado el año muy bien. Barnes me parece más blandito, pero quizá sea un apuesta más segura.

Otro jugador de los que pudimos ver ayer, que particularmente me encanta es Michael Kidd-Gilchrist, aunque me preguntaba si no se equivocó eligiendo Kentucky. Él, que llevaba años peleándose con Austin Rivers, el hijo de Doc, que ha acabado en Duke, por ser considerado el número 1 de su promoción, ha tenido que ver como ahora, entre los jugadores que se han quedado un año más (a Barnes y a Jones le acompañan otros superclase como Jared Sullinger en Ohio State, Jeremy Lamb en Connecticut y Perry Jones en Baylor) y los de su promoción que les han adelantado por la derecha (Davis, el pívot de UConn Andre Drummond y otro jugador de Baylor, Quincy Miller) tiene difícil ser número 1 del Draft en un papel que reduce su protagonismo.

Además, estoy seguro que cuando le dio el sí a Calipari, contaba con que Jones ya no formaría parte del equipo, porque son dos jugadores que en teoría ocupan la misma posición y con unas herramientas muy similares. Pero ahora mismo está donde está y tiene que apechugar. Minutos tiene, porque le están haciendo jugar de titular junto a Jones, y el hombre los está aprovechando: ayer fue el máximo anotador y reboteador del partido (17 puntos y 11 rebotes).

De todos modos, aunque quizá el equipo no juega para él, como le sucedería en otros, ha tenido suerte de que haya habido un hueco en el puesto de ala-pívot, y que Jones lo esté cubriendo, porque su destino en la NBA es el de ser alero, posición a la que se tiene que acomodar, y en la que le viene de perlas jugar todo el tiempo este año, por lo que la decisión no ha sido mala en absoluto, después de todo.

El otro gran nombre de la lista, ayer pasó muy desapercibido: James McAdoo. El de North Carolina, sobrino del gran Bob, es ese jugador que está previsto que salga elegido muy arriba en el Draft de 2013 (DraftExpress lo coloca incluso como número 2) pero que ahora mismo juega detrás de Zeller y Henson en la rotación Tar-Heel. Ayer se cargó muy rápido de faltas en los 15 minutos que jugó y apenas pudimos ver nada, pero es de esos ala-pívot modernos con un refinadísimo juego ofensivo, que puede anotar desde cualquier lado, incluido el perímetro. Es de esperar que según avance la temporada y se vaya haciendo importante, logre estar más tiempo en la pista. Además, UNC juega con una rotación con solo 3 hombres altos, más algunos minutos de Barnes en el poste bajo, por lo que no tiene mucha más competencia a mayores.

Los otros dos hombres que completan el juego interior de North Carolina son Tyler Zeller (11 y 25 en los ránkings de DX y NBADraft, respectivamente) y John Henson (7 y 17 en las webs). Ambos son juniors, por lo que están entrando en su tercer año, y son el motivo de que North Carolina apareciera como favorita al principio de la temporada: mientras que Kentucky acumulaba 2 años de experiencia en su quinteto (solo Jones y Doron Lamb tenían, limitada por otra parte, experiencia), North Carolina reúne 8 temporadas entre sus 5 titulares, y no hay ningún novato entre ellos.

Ayer entre los dos juntaron 24 puntos, 16 rebotes y 4 tapones, e hicieron parecer mortal a Anthony Davis por primera vez desde que empezó la temporada. Zeller tiene talla de pívot NBA, y ahora mismo, tras Drummond es el mejor prospecto en la posición para el año que viene. Aunque por color, universidad y nombre la comparación evidente parezca ser la de Hansbrough, este Tyler es completamente opuesto: es bastante atlético, tiene el tamaño necesario para pegarse en la pintura, aunque usa mucho menos la fuerza y la mala leche que Psycho-T, defiende mejor que el ahora jugador de Indiana, pero por supuesto, no tiene su toque anotador cerca de la canasta.

John Henson por su parte es el reflejo en el espejo de Anthony Davis. De envergadura exponencial, y peso logarítmico (aunque este año ya parece otra cosa la verdad, apostaría a que ha ganado kilos) tienen juegos muy similares, pero a Henson le falta el deseo y la energía (y también un punto de suficiencia anotadora) que convierten a Davis en el deslumbrante jugador que es. La realidad es que con Zeller y Henson North Carolina tienen la altura necesaria en un juego interior, pero lo podrían pasar mal con un equipo más físico, algo que Kentucky tampoco puede ser por falta de altura y peso.

North Carolina cierra el quinteto titular con Kendall Marshall, un base de segundo año que nuestras dos webs de referencia colocan en el provisional número 21 para el año que viene, y que no podría ser más perfecto para juntar con otros jugadores de gran nivel, por su completa falta de egoísmo, Marshall es un base con mentalidad de pasar primero, segundo y después, y puede hacerse un sitio en la NBA en equipos que piensen en él como complemento de un base esquizofrénico y anotador. No le veo yo ahora mismo como mucho más que un reserva capaz de bajar las revoluciones de un partido y repartir la pelota en la NBA, pero con ese papel reducido de excelente asistente creo que se haría querer.

Los 3 jugadores que cierran la rotación de North Carolina probablemente no llegarían a la Liga hasta 2013: P.J.Hairston (Nº10 en DX para ese año) y Reggie Bullock (proyectado en primera ronda también), escoltas ambos, son los dos jugadores que junto a McAdoo salen desde el banquillo, y veremos más de ellos si Kendall Marshall se anima con la Liga el año que viene. Dexter Strickland es el otro junior del equipo, lo cual le viene bien para ser titular, pero su proyección es la más limitada del grupo. Con el hándicap de ser un combo guard, algo poco apetecible en el Draft, lo normal sería que agotara su eligibilidad, que jugara el año que viene completando el ciclo colegial, y entrar al Draft entonces como posible segunda ronda.

Terminamos ya analizando los dos jugadores que nos faltan para cerrar el quinteto de Kentucky y la lista de 13 futuribles NBA. Marquis Teague y Doron Lamb son el backcourt de KU, y para NBADraft están más cerca de serlo también en la NBA que para Draft Express. Mientras que la primera página los coloca 9 y 14 ahora mismo en sus previsiones, DX piensa que acabarán en torno al 19 y al 40… y yo visto lo visto, me inclino por lo segundo.

Quizá sea por todo el protagonismo que les roban Davis, Jones y Kidd-Gilchrist pero el perímetro es desde luego lo que menos impresiona de Kentucky. Marquis Teague, hermano de Jeff, el jugador de Atlanta, es un base atlético y agresivo, que tiene en la penetración su mejor arma, ya sea para tratar de anotar, o de doblar la bola a alguno de sus compañeros, pero yo ahora mismo lo veo fuera de control y desadaptado al ritmo NCAA. En la primera parte del partido ante a Kansas perdió la pelota en 5 ocasiones, y en todas por su mala interpretación de la situación. Ayer protegió bien el balón, pero le costó mucho finalizar cerca de la canasta, y falló un tiro libre en los últimos segundos que hubiera ahorrado angustia a su equipo. Su cuerpo y su capacidad atlética están ya preparadas para dar el salto a la NBA, su potencial es muy grande, pero lo veo como la mayor incógnita en cuanto a juego de todo el grupo, es muy difícil gestionar su estilo bien.

Si Davis o Henson podrían tener problemas por el peso o Jones, Barnes y Kidd-Gilchrist con la posición, Teague no tiene que preocuparse en ese aspecto, pero tiene que trabajar muchísimo en la toma de decisiones para ser un jugador decisivo.

Por su parte, Doron Lamb (ninguna relación con Jeremy, el corderito de UConn) será el clásico microondas en la Liga, y no tengo ninguna duda de que anotará, donde quiera que vaya (tal vez, incluso Europa). Ayer hizo sus 14 puntitos, con un 58.3% en TS% y ha empezado la temporada donde dejó la anterior: como uno de los anotadores más unidimensionales y eficientes del país. Con Lamb la situación está clara, y jugará igual sea donde sea: mirando al aro. Por eso, más te vale poner talento a su alrededor, porque no es tan bueno como para ser el epicentro del ataque, si se lo cree acabará coagulando la circulación… y si le puedes esconder un poco en defensa mejor. Si te puedes permitir esto, tienes un anotador seguro y eficaz.

Así que ya sabes, ahora ya no tienes excusa si te encuentras con un partido de North Carolina y Kentucky delante, échale un ojo a todos estos fenómenos. Y después del espectáculo que dieron ayer, no nos importaría nada que en marzo se volvieran a encontrar… aunque muchos de ellos pueden pasarse la carrera entera viéndose las caras.

De vuelta al cole

Con la derrota de Duke esta semana, ya solo quedan cuatro equipos invictos en el panorama NCAA. Y uno es una gran sorpresa. Kansas y Syracuse ya fueron cabezas de serie en el Torneo el año pasado (recordamos que hay cuatro partes del cuadro), Ohio State fue número 2 y también lleva años cosechando muy buenos resultados, pero nadie se esperaba que los Aztecas de San Diego State estuvieran a estas alturas de la temporada 18-0. Bien es verdad que los de San Diego solo han jugado contra un equipo del Top 25, y el resto de invictos contra dos, pero no siempre son los grandes rivales los que destrozan las rachas. Duke, tras perder con Florida State, un equipo de 11-5, puede dar fé de ello.

Pero el milagro de San Diego State tiene explicación. La Mountain West, una conferencia que no está entre las grandes, ha ido ganando importancia con el tiempo. El año pasado, colocó a 4 equipos entre los 65 que van al baile por primera vez. Dos de sus equipos, BYU y New Mexico, estuvieron en el Top 25. Y este año, además de San Diego, BYU se encuentra calificado como el #10 del país habiendo perdido solo un partido. La MWC está ahora mismo casi al nivel, o un pequeño escalón por debajo, de las mejores conferencias. Pero por desgracia, el año que viene volverán a dar un paso atrás, ya que TCU, Utah y BYU se irán, para sacar más rendimiento de sus excelentes equipos de Fútbol Americano. Mientras, se queden las tres en las que el deporte de la canasta tiene más importancia (UN Las Vegas, New Mexico y el propio San Diego State) estarán bien, pero van a echar de menos lo que aportaba al nivel general, sobre todo, BYU.

Otra de las piezas del puzzle de SDSU es su equipo. En una época en la que los jugadores más prometedores solo tardan un año en dar el salto a la NBA, las plantillas son muy jóvenes, y es raro mantener un bloque durante cierto tiempo. De los seis jugadores más utilizados por San Diego, tres son sophomores (segundo año) y otros tres seniors (cuarto y último año). El mantener el quinteto inicial de un año a otro es un lujo que pocos equipos se pueden permitir.

Y finalmente, otra parte de la ecuación es Kawhi Leonard. Uno de los mejores jugadores del país en este, su segundo año, que de buen seguro le llevará a la NBA este verano, es el mejor Azteca en puntos, rebotes, robos y minutos y es el segundo mejor asistente. El polivalente alero, no solo manda entre los suyos por estadísticas, si no con su liderazgo. A pesar de que San Diego es una máquina bien engrasada en la que cualquiera puede tomar protagonismo, Leonard es el jugador que más veces se presta. Veremos si mantienen la racha, hoy por lo pronto ya tienen un desplazamiento complicado a uno de los campos más ruidosos y peligrosos del país, el Pit de New Mexico, ante unos Lobos invictos en su cancha.

Y al igual que Leonard está detrás del éxito de San Diego State, el otro gran equipo de la conferencia, BYU, también tiene su jefe en la cancha. El combo guard Jimmer Fredette es el más claro candidato a Jugador del Año en estos momentos. Sus 26.1 puntos por partido, lideran la NCAA, y además los acompaña de 4.4 asistencias y más de un 40% de acierto desde la línea de tres. Esta misma semana anotó 47 puntos con 6 triples ante Utah, en la mejor actuación individual de la temporada, y cuando al fin llegue a la Liga este verano, tras acabar su última temporada en Brigham Young, este blanquito de New York disputará inmediatamente a Steph Curry y al cadáver de Michael Redd el título de tirador que más rápido arma el brazo en la NBA.

Entre los jugadores a destacar esta temporada, no nos podemos olvidar de Kemba Walker. El base de Connecticut (13-2, pero con uno de los calendarios mas difíciles del campeonato hasta ahora) está promediando en su tercer año, 25.3 puntos, 5.5 rebotes, 3.7 asistencias y 2.3 robos por partido. Otro jugador con rendimiento notable está siendo LaceDarius Dunn, la máquina de anotar de cuarto año de Baylor que está eclipsando a uno de los que suenan para ser elegido número uno del Draft este año, Perry Jones.

Es curioso constatar como de todos los jugadores nombrados, (Leonard, Fredette, Walker, Dunn) ninguno está en las previsiones del Draft en los primeros puestos. Los equipos prefieren la incógnita y el potencial de los jugadores de primer año o de gran tamaño, antes que a los consagrados en el baloncesto universtario. Y viendo como algunos de los mejores jugadores NCAA no se convierten en estrellas de la Liga, o incluso llegan al fracaso (Adam Morrison, Tyler Hansbrough, JJ Redick), no parece un mal modus operandi.

Pero si las previsiones hablan de Terrence Jones, Jared Sullinger, Harrison Barnes o el ya mencionado Perry Jones, como favoritos para el número 1, este Draft no parece llevar ninguna superestrella. Sí me estaba gustando, y mucho Kyrie Irving, el base de los Diablos Azules de Duke, que se podría perder toda la temporada tras dañarse los ligamentos del pie derecho a principios de diciembre, pero es posible que no se declare para este Draft. Su descaro para anotar, su capacidad para ir a la línea de tiros libres y sus dotes de mando estaban creciendo partido a partido hasta que su progresión se cortó, poniendo en el alero al mejor jugador de la clase.

Mientras, en Kentucky, que con Coach Calipari va camino de cambiar de equipo cada año, el alero Terrence Jones está teniendo una buena temporada. 18.7 puntos y 9.1 rebotes de promedio, con un espectacular 27/17 en el partido contra los siempre difíciles Notre Dame le han puesto en el mapa, y le han ayudado a escalar puestos en las simulaciones del Draft. De todas formas, al verlo jugar, no tiene el rango ni el instinto anotador asesino de Kevin Durant, y a pesar de que maneja la pelota en ataque y hace de point forward, no tiene, al menos aún, la soltura y la naturalidad que Evan Turner mostraba el año pasado, por compararlo con los dos aleros de mayor proyección reciente.

Jared Sullinger tampoco está siendo espectacular, pero sí muy bueno, y además está ayudando a Ohio State a ganarlo todo. Con los hombres altos hay que tener paciencia, pero los 17.5 puntos y 10.1 rebotes de media que lideran al equipo, son una muestra de madurez inmediata. Y la comparación con Al Jefferson puede ser una de las mejores en mucho tiempo: los dos comparten un tamaño muy similar, son capaces de hacer un despliegue de movimientos en el poste bajo, tienen un solvente tiro a media distancia, rebotean bien pese a no sacrificarse mucho en ese aspecto y ambos sufren de alergia al esfuerzo en defensa.

La mayor decepción sin duda alguna ha sido Harrison Barnes, perdido en la vorágine y el mal comienzo de una North Carolina que ya empieza a recuperarse, el alero apenas ha dado muestras de su talento. Su juego es muy discontinuo, y ya ha dado muestras de eso que llaman mal lenguaje corporal, y que aterroriza cada vez más a los encargados de tomar decisiones.Perry Jones por su parte está jugando bien y tiene el tamaño a su favor, pero Baylor es el equipo de Dunn, y LaceDarius prefiere asociarse con Quincy Acy, el junior al que ya conoce de los últimos tres años, y Jones no entra tanto en juego como nos gustaría a los que tenemos ganas de verle en el papel principal.

Pues hasta aquí llega el repaso, seguiremos viendo como está la situación de aquí a la Locura de Marzo en la que el Torneo final promete todo tipo de emociones.