De vuelta al cole

Con la derrota de Duke esta semana, ya solo quedan cuatro equipos invictos en el panorama NCAA. Y uno es una gran sorpresa. Kansas y Syracuse ya fueron cabezas de serie en el Torneo el año pasado (recordamos que hay cuatro partes del cuadro), Ohio State fue número 2 y también lleva años cosechando muy buenos resultados, pero nadie se esperaba que los Aztecas de San Diego State estuvieran a estas alturas de la temporada 18-0. Bien es verdad que los de San Diego solo han jugado contra un equipo del Top 25, y el resto de invictos contra dos, pero no siempre son los grandes rivales los que destrozan las rachas. Duke, tras perder con Florida State, un equipo de 11-5, puede dar fé de ello.

Pero el milagro de San Diego State tiene explicación. La Mountain West, una conferencia que no está entre las grandes, ha ido ganando importancia con el tiempo. El año pasado, colocó a 4 equipos entre los 65 que van al baile por primera vez. Dos de sus equipos, BYU y New Mexico, estuvieron en el Top 25. Y este año, además de San Diego, BYU se encuentra calificado como el #10 del país habiendo perdido solo un partido. La MWC está ahora mismo casi al nivel, o un pequeño escalón por debajo, de las mejores conferencias. Pero por desgracia, el año que viene volverán a dar un paso atrás, ya que TCU, Utah y BYU se irán, para sacar más rendimiento de sus excelentes equipos de Fútbol Americano. Mientras, se queden las tres en las que el deporte de la canasta tiene más importancia (UN Las Vegas, New Mexico y el propio San Diego State) estarán bien, pero van a echar de menos lo que aportaba al nivel general, sobre todo, BYU.

Otra de las piezas del puzzle de SDSU es su equipo. En una época en la que los jugadores más prometedores solo tardan un año en dar el salto a la NBA, las plantillas son muy jóvenes, y es raro mantener un bloque durante cierto tiempo. De los seis jugadores más utilizados por San Diego, tres son sophomores (segundo año) y otros tres seniors (cuarto y último año). El mantener el quinteto inicial de un año a otro es un lujo que pocos equipos se pueden permitir.

Y finalmente, otra parte de la ecuación es Kawhi Leonard. Uno de los mejores jugadores del país en este, su segundo año, que de buen seguro le llevará a la NBA este verano, es el mejor Azteca en puntos, rebotes, robos y minutos y es el segundo mejor asistente. El polivalente alero, no solo manda entre los suyos por estadísticas, si no con su liderazgo. A pesar de que San Diego es una máquina bien engrasada en la que cualquiera puede tomar protagonismo, Leonard es el jugador que más veces se presta. Veremos si mantienen la racha, hoy por lo pronto ya tienen un desplazamiento complicado a uno de los campos más ruidosos y peligrosos del país, el Pit de New Mexico, ante unos Lobos invictos en su cancha.

Y al igual que Leonard está detrás del éxito de San Diego State, el otro gran equipo de la conferencia, BYU, también tiene su jefe en la cancha. El combo guard Jimmer Fredette es el más claro candidato a Jugador del Año en estos momentos. Sus 26.1 puntos por partido, lideran la NCAA, y además los acompaña de 4.4 asistencias y más de un 40% de acierto desde la línea de tres. Esta misma semana anotó 47 puntos con 6 triples ante Utah, en la mejor actuación individual de la temporada, y cuando al fin llegue a la Liga este verano, tras acabar su última temporada en Brigham Young, este blanquito de New York disputará inmediatamente a Steph Curry y al cadáver de Michael Redd el título de tirador que más rápido arma el brazo en la NBA.

Entre los jugadores a destacar esta temporada, no nos podemos olvidar de Kemba Walker. El base de Connecticut (13-2, pero con uno de los calendarios mas difíciles del campeonato hasta ahora) está promediando en su tercer año, 25.3 puntos, 5.5 rebotes, 3.7 asistencias y 2.3 robos por partido. Otro jugador con rendimiento notable está siendo LaceDarius Dunn, la máquina de anotar de cuarto año de Baylor que está eclipsando a uno de los que suenan para ser elegido número uno del Draft este año, Perry Jones.

Es curioso constatar como de todos los jugadores nombrados, (Leonard, Fredette, Walker, Dunn) ninguno está en las previsiones del Draft en los primeros puestos. Los equipos prefieren la incógnita y el potencial de los jugadores de primer año o de gran tamaño, antes que a los consagrados en el baloncesto universtario. Y viendo como algunos de los mejores jugadores NCAA no se convierten en estrellas de la Liga, o incluso llegan al fracaso (Adam Morrison, Tyler Hansbrough, JJ Redick), no parece un mal modus operandi.

Pero si las previsiones hablan de Terrence Jones, Jared Sullinger, Harrison Barnes o el ya mencionado Perry Jones, como favoritos para el número 1, este Draft no parece llevar ninguna superestrella. Sí me estaba gustando, y mucho Kyrie Irving, el base de los Diablos Azules de Duke, que se podría perder toda la temporada tras dañarse los ligamentos del pie derecho a principios de diciembre, pero es posible que no se declare para este Draft. Su descaro para anotar, su capacidad para ir a la línea de tiros libres y sus dotes de mando estaban creciendo partido a partido hasta que su progresión se cortó, poniendo en el alero al mejor jugador de la clase.

Mientras, en Kentucky, que con Coach Calipari va camino de cambiar de equipo cada año, el alero Terrence Jones está teniendo una buena temporada. 18.7 puntos y 9.1 rebotes de promedio, con un espectacular 27/17 en el partido contra los siempre difíciles Notre Dame le han puesto en el mapa, y le han ayudado a escalar puestos en las simulaciones del Draft. De todas formas, al verlo jugar, no tiene el rango ni el instinto anotador asesino de Kevin Durant, y a pesar de que maneja la pelota en ataque y hace de point forward, no tiene, al menos aún, la soltura y la naturalidad que Evan Turner mostraba el año pasado, por compararlo con los dos aleros de mayor proyección reciente.

Jared Sullinger tampoco está siendo espectacular, pero sí muy bueno, y además está ayudando a Ohio State a ganarlo todo. Con los hombres altos hay que tener paciencia, pero los 17.5 puntos y 10.1 rebotes de media que lideran al equipo, son una muestra de madurez inmediata. Y la comparación con Al Jefferson puede ser una de las mejores en mucho tiempo: los dos comparten un tamaño muy similar, son capaces de hacer un despliegue de movimientos en el poste bajo, tienen un solvente tiro a media distancia, rebotean bien pese a no sacrificarse mucho en ese aspecto y ambos sufren de alergia al esfuerzo en defensa.

La mayor decepción sin duda alguna ha sido Harrison Barnes, perdido en la vorágine y el mal comienzo de una North Carolina que ya empieza a recuperarse, el alero apenas ha dado muestras de su talento. Su juego es muy discontinuo, y ya ha dado muestras de eso que llaman mal lenguaje corporal, y que aterroriza cada vez más a los encargados de tomar decisiones.Perry Jones por su parte está jugando bien y tiene el tamaño a su favor, pero Baylor es el equipo de Dunn, y LaceDarius prefiere asociarse con Quincy Acy, el junior al que ya conoce de los últimos tres años, y Jones no entra tanto en juego como nos gustaría a los que tenemos ganas de verle en el papel principal.

Pues hasta aquí llega el repaso, seguiremos viendo como está la situación de aquí a la Locura de Marzo en la que el Torneo final promete todo tipo de emociones.