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Cuando hicimos el Avance de Temporada de los Rockets el año pasado, antes de la Operación Harden, los Rockets eran un clarísimo candidato al puesto de peor equipo de la temporada, y la habilidad de Daryl Morey estaba en duda. Menos de 12 meses después, los Rockets llegaron a los Playoffs, y tienen en sus filas dos auténticas superestrellas, una de las mejores parejas hombre bajo-alto de la Liga.
Con algún detalle de incompatibilidad que solucionar, la llegada de Howard (que con Harden hace a Houston más H-Town que nunca) va a suponer un cambio por completo del enfoque y el modo de jugar del equipo. McHale, en 82 partidos de Temporada Regular, tiene gaseosa de sobra para hacer experimentos. Eso sí, después del All-Star más o menos, ya tendríamos que tener claro en que dirección van los Rockets, y si estamos delante de un equipo que aspira a todo, o es otro proyecto que parecía bonito, pero se estropeó por el camino.
- Radiografía de los Rockets
- En la radiografía intentamos recoger una amplia información estadística de cómo funcionó cada equipo el año pasado, en ataque y en defensa, comparando en que percentil (porcentaje de equipos mejor/peor que ellos) se encuentran respecto al resto de la Liga.
- No os olvidéis de él
Dwight Howard fue la temporada pasada el saco de boxeo de la Liga (en lo que a jugadores respecta, porque su entrenador, Mike D’Antoni, se llevó palos a tutiplen), y el odio, la manía, los tiros libres y que le quitara minutos y protagonismo a un español no dejaron a más de uno ver el bosque.
Lo cierto es que no fue el mejor año de su carrera, especialmente al principio, limitado por los problemas en su hombro, y ha perdido cierta efectividad en el ataque. Durante algunos partidos y posesiones se dejó llevar alarmamente, y que aquí cada uno eche las culpas a las causas que quiera.
Pero lo que es impepinable es la acumulación de estadísticas que resaltan su impacto en defensa, especialmente después del parón del All-Star. Muchos de los datos que damos comparan los números con Dwight en pista y sin él, y por ponerlo en contexto, durante la temporada tuvimos 1229 minutos sin Dwight que se repartieron en el puesto de pívot con 661 de Pau, 268 de Antawn Jamison, 203 de Sacre, 68 de Hill y 28 de Clark, y tras el All-Star, los 306 sin él, fueron, 137 para Jamison, 135 para Pau, 19 para Sacre y 15 para Clark. Así que que no se nos olvide tampoco descontar parte de, lo que podemos llamar, efecto Antawn. Allá vamos:
- Los Lakers fueron 19º en Índice Defensivo. Con Howard en pista, recibieron 1.9 puntos por 100 posesiones menos, marca que le valdría para subir al Top 10 de la Liga. Dwight empezó la temporada flojo y renqueante, y si cogemos sólo del All-Star para delante, donde estaba mejor de forma, el impacto es similar, y la incidencia mayor. Lakers fueron 16º en Liga en este periodo, 2.8 puntos por 100 mejores si Dwight estaba en pista, y con el balance sólo en estos minutos, hubieran acabado 8º.
- Las métricas individuales de defensa son falibles, y hay que cogerlas con sal a cucharadas, pero para el que esté dispuesto a creérselas a falta de algo mejor, su RAPM defensivo (+/- ajustado y normalizado) fue el segundo mejor de la Liga, sólo detrás del de Tim Duncan, y entre todos aquellos jugadores que fueron el defensor encarado más de 25 veces (es decir, básicamente, toda la Liga) Dwight Howard es el 20º que menos efectividad permitió a su par. 0.74 puntos por jugada, cuando la media está en 0.88. Sólo Marc Gasol, 30º, se le acerca entre los hombres altos de élite en defensa. Y aquí no hay efecto Antawn maquillando datos, pero que no se contabilicen las jugadas a la contra en los datos individuales, ayuda bastante a Dwight, la verdad
- Los Lakers fueron, tras Miami, el equipo que menos puntos por jugada permitió en el bloqueo y continuación o tiro a los hombres altos. Aún pasando de todo bastante como hizo al principio de la Temporada, los jugadores emparejados con Howard sólo metían 0.76 puntos de este tipo frente a él, una de las mejores marcas de la Liga. Y defendiendo al poste, Howard tiene la 8ª mejor marca de la Liga entre todos aquellos que defendieron más de 25 posesiones, y la 1º entre aquellos a los que se le contabilizaron más de 100. Sólo permitió 0.58 puntos por jugada.
- Los Lakers fueron el 23º equipo que más puntos recibió en la pintura, pero si vemos de nuevo a los números con y sin, la diferencia es astronómica: 7.7 puntos por 100 posesiones. La marca de la franquicia con Dwight en pista hubiera sido 17ª (recordemos que buena parte de los puntos a la contra son en la pintura, no sólo es a media cancha), y sin él, estaríamos hablando de la peor de la Liga con una diferencia de casi un punto sobre la siguiente. Si vemos los números tras el All-Star, la diferencia se estira hasta el absurdo: con Howard en pista los Lakers hubieran sido el 6º equipo que menos puntos concedió al rival en la pintura y sin él, los últimos, con aún más claridad, 11.2 puntos por cada 100 posesiones de diferencia en función de si Dwight estaba o no. Para que entendáis lo astronómico y brutal de la disparidad: desde el parón del All-Star, Kobe compartió el 81% de minutos junto a él, y por tanto sus marcas deberían ser muy parecidas, porque se mide el valor para todo el equipo, pero con él en pista, la diferencia es tan sólo de 1.2 puntos. Para eliminar parte del efecto Antawn: Pau estuvo el 77% de sus minutos tras el All-Star junto a Dwight, y los registros del equipo en puntos en la pintura con él dentro/fuera sólo mejoran en 2.1 puntos, no los 11.2 de Howard.
- Dwight fue 6º en porcentaje reboteador en defensa entre aquellos jugadores con más de 1.000 minutos. Como los rebotes son una estadística fácil de amasar, incluso un poco a costa de los compañeros si es necesario, persiguiendo y reclamando para ti todos los sencillos, y Dwight es de esos, vamos a pasar otra prueba del algodón, ¿cómo le fue al equipo? Los Lakers fueron 10º en la Liga en su propio tablero, y 4º tras el All-Star. Con los resultados en los minutos de Dwight en pista durante toda la temporada hubieran sido 3º, empatados con San Antonio. Cuando Howard se iba al banquillo, capturaban 2.7% menos rebotes, y esa diferencia basta para mandar la marca a la hipotética 24º posición. Su efecto es significativo, y no producto de la acumulación.
Y ahora, pasemos brevemente al ataque. El acierto en el 49.2% de los tiros libres es atroz, y ya es la segunda temporada que lo hace. Teniendo en cuenta que en las 6 anteriores Dwight había sido un reloj, acertando entre el 58.6% y el el 59.6%, marca poco espectacular, pero suficiente para evitar los Hack-a-Dwight, da más pena ver esta situación.
Pero pese a esto, su porcentaje de tiro verdadero, que mide los puntos anotados por posesión, teniendo en cuenta también todos los viajes a la línea es bastante superior a la media: un 57.3%. De hecho, entre los 20 hombres altos que más puntos por partido anotaron la pasada temporada, su efectividad, es la 2ª mejor tras Chris Bosh, como se puede ver en el gráfico del enlace.
Si hubiera tirado más, quizá la efectividad hubiera bajado, y su falta de habilidad para lanzar a media distancia hace que sus puntos no ayuden al espaciado del equipo en ataque como el de otros grandes tiradores de esta lista, pero pensar que el bajón en los tiros libres ha convertido a Dwight en un estorbo o un lastre en ataque es un chiste malo. Con todo y con eso, sigue entre los mejores hombres altos de la lista en producción, y hay que recordar que el Howard de 2011 (22.9 puntos por partido y 61.6 TS%) hubiera hecho pequeño el gráfico: sería un punto más arriba y a la derecha de todos los que aparecen ahí. Si McHale da con la tecla y la salud no se la juega… Dwight es el mejor pívot de la Liga, sin mucho hueco a la discusión.
Su aparición en el tercer equipo All-NBA este año puede ser discutible por méritos de otros y razones extradeportivas, pero nunca inmerecida por su rendimiento.
- Impecable selección
En la presentación que acompañamos como radiografía de todos los equipos, presentamos una serie de datos estadísticos, que luego no solemos comentar en general, aunque nos centremos en algún aspecto. Pero con los Rockets nos detendremos en uno: el de localización de los tiros en ataque.
El orden de las zonas no está puesto por casualidad, por cierto, sino ordenado por eficiencia. En general, el mejor resultado que se puede esperar de una posesión es ir a la línea de tiros libres, después un tiro cerca del aro, luego el triple desde la esquina, y así sucesivamente… Y algo que no se puede representar bien, pero conviene recordar, es que las dos últimas opciones, los tiros de 2 fuera del área restringida son opciones bastante peores al resto.
El gráfico de los Rockets en este sentido es maravilloso. Es la selección de tiro casi perfecta. Si os fijáis, están entre los equipos de la Liga que más utilizan las localizaciones más eficientes, y los que menos el resto. Así es como pese a que su efectividad es ligeramente superior a la media (como podéis ver por los colores, que representan el porcentaje de acierto, también con respecto a la media de la Liga en esa situación), tienen el 4º mejor balance de puntos por tiro (su índice ofensivo cayó a la 6ª posición porque lideraron la Liga en pérdidas)
La receta es fácil de entender: los tiros de media distancia no existen en ataque. Para hacerlo se necesita un hombre capaz de penetrar ante cualquier defensa, que sea una amenaza tanto tirando de 3 como cerca del aro, y que pueda pasar al tirador abierto (y hay que tener unos cuantos de estos en nómina) cuando venga la ayuda. Hay pocos jugadores en la Liga con ese nivel, pero los Rockets, por suerte, tienen en Harden a uno de ellos.
Este esquema, que requiere abrir al máximo el campo, para que el genio zurdo (o Lin de vez en cuando) tenga espacio para operar, funcionó pese a tener un pívot que lejos del aro no puede hacer nada más que poner bloqueos. Es por esto, que si la cosa fue bien con Asik, puede seguir operando a gran nível con Dwight en pista como pívot, al menos por habilidades (consideraciones de ego aparte, ya que quizá él pida balones de espaldas al aro, mandando todo a la porra).
Pero… ¿y si se juntan los dos? Necesitamos otro punto.
- Howard y Asik, otra extraña pareja
McHale debe ser de esos que tienen como doctrina que antes de decir que algo no te gusta tienes que probarlo, y según Morey, quiere intentarlo con estos dos en el quinteto titular. Supongo que si hay alguien capaz es él, que hizo pareja con Parish, y lo cierto es que es una manera de no infrautilizar a un buen jugador como Asik, al que los Rockets no han querido o podido colocar al precio justo en otro equipo, y que cobraría 8 millones por salir desde el banquillo. Además, los Rockets no tienen ningún jugador consolidado en el grupo de ala-pívots de su plantilla: ese puesto se lo estaría quitando a Donatas Motiejunas, Terrence Jones o Greg Smith, que se tienen que ganar el puesto, necesitan demostrar cosas, y en el caso de los dos primeros, no es que hayan destacado tirando de 3 la pasada temporada.
En cuanto a si los Rockets serán capaces mantener su sistema, y la ya comentada selección de tiro con los dos en pista, la pregunta para mí no es si pueden hacerlo, sino si la nueva alternativa es mejor y más efectiva, porque creo que sería imposible que no cambiaran unas cuantas cosas. Es más, la pregunta no debería ser si este equipo va a anotar más puntos de esta nueva y diferente manera, sino si van a mejorar la diferencia con los rivales, que es de lo que de verdad se trata.
Y de nuevo, en mi opinión, dependerá de lo que Dwight pueda (y quiera) hacer. Los Rockets pueden montar el ataque a lo Orlando, con Howard posteando y el resto mirando, lo que fue relativamente exitoso en el pasado, pero reduciría a Harden a un tirador, que se dedica a la creación de manera ocasional. Sé que estamos hablando de Superman al tope de sus poderes aquí, pero en la temporada 2010-2011, la pareja Howard–Bass (Brandon tira de media distancia, que ayuda, pero no es tan buen reboteador ofensivo como Asik), promediaba 105.3 puntos por 100 posesiones, lo que hubiera estado en la parte baja del Top 10 ese año y este último. Si se repitiera un éxito similar y construyen una defensa asfixiante por debajo de los 100 puntos por 100 (cuatro equipos lo consiguieron este año), eso da un margen de victoria entre los 5 mejores equipos de la Liga.
Si quieren hacer a Harden algo más partícipe, Howard va a tener que ofrecerse en el poste alto para bloquear y luego continuar. Lo cierto es que Dwight es brutalmente efectivo jugando así, y la pareja con James sería devastadora para la defensa rival en un dos contra dos. Pero este año se le sumaría la ayuda del jugador que esté con Asik. Como algunos equipos trataban de parar los pick’n’roll dejando caer al defensor de Asik atrás y esperando a Harden allí, este está relativamente acostumbrado a tener que sortear un hombre alto en el aro. Lo único de lo que tienen que asegurarse es de que el emparejamiento de Howard no haga trampas, y también espere en el poste bajo, porque contra dos defensores, la efectividad de Harden bajaría muchísimo. Si logra quitar las pegatinas a uno de los hombres altos, y mirarle por el espejo retrovisor estará bien aunque todavía tenga al otro, porque puede absorber el contacto y sacar falta o finalizar. Obviamente, no va a ser lo mismo (Harden es el segundo mejor en la Liga en puntos por jugada de este tipo, algo que seguramente no mantendría), pero repetimos de nuevo: esto es una balanza, no se trata de que todo sea mejor, porque es algo harto complicado, sino de empeorar menos en unas áreas de lo que se pueden mejorar en otras.
En ataque hay otra cosa que se ha señalado habitualmente, que me preocupa bastante menos: los tiros libres. Una vez que tienes un mal tirador, ya te da igual tener dos: no se puede hacer más de un viaje a la línea por jugada. Las faltas que el otro equipo puede hacer son un recurso limitado, que gastarían igual si están los dos en pista a la vez, o sin solaparse. Además, el umbral a partir del cual no conviene utilizar estrategias tipo Hack-a-Whoever, está en algún lugar entre el 50 y el 55%, porcentaje que Asik superó la pasada campaña y que el Dwight pre-embrollos también superó siempre cómodamente.
Ahora bien, aún dando por sentado que el equipo podría perder algo de chispa en ataque, es en defensa donde pueden hacer que todas estas molestias merezcan la pena. La pareja Howard–Asik bien comunicada sería intimidatoria y aplastante en el tablero. Anotar en el área restringida de Houston sería misión (casi) imposible y esto ayuda en cascada al perímetro, que podría arriesgar algo más en las líneas de pase en busca del robo, a la vez que pueden mantener su sitio enfrente de los tiradores porque no necesitarán ayudar apenas al juego interior.
Sacrifican algo de velocidad, pero ambos mueven bien los pies para contener la penetración cuando defienden los bloqueos. Habría que ver quién hace de 4 en esta defensa, y sale a por los ala-pívots que jueguen más abiertos, porque aunque Dwight tenga mayor rapidez, también es más displicente y necesita reservar algo de gasolina para un mayor papel en ataque. De todos modos, entre los mejores equipos del Oeste hay muchas parejas de interiores, más o menos puros (Duncan–Splitter, Z-Bo–Marc, Ibaka–Perkins, Griffin–Jordan, Lee-alta médica de Bogut), así que de cara a los Playoffs, no viene mal errar del lado de altura. Y en San Antonio, tienen un ejemplo de como funciona este modelo, una defensa increíble pese a sacrificar el tiro de los ala-pivots a media distancia.
En definitiva, ya veremos lo que pasa. Esta pareja es extraña y redundante, supone cambiar los cimientos que se pusieron el pasado año, y se construiría sobre un jugador caprichoso que ha pasado por problemas físicos. Pero si todo encaja, el potencial (palabra más utilizada en esta serie, me temo) es tremendo. Tremendo.
- Los secundarios de lujo
Las otras piezas del quinteto son Chandler Parsons y, de momento, Jeremy Lin.
El alero ha sido sublime en su papel de triplista (49.6% desde las esquinas, siendo igual de efectivo y habitual verle tirar desde ambas), ha seguido mejorando como defensor en su segundo año ayudado por su excelente tamaño (hace un muy buen papel ahora mismo), y entiende el concepto de pase extra. No se equivoca, cumple con su papel. El jugador 3D casi perfecto.
Con Lin, la historia es algo diferente. Infravalorado y odiado por la murga que nos dieron con él en su día y un contrato que muchos no consideran justo (y no conocen bien, por cierto), pero lo ha hecho bastante bien en su primera temporada completa en un sistema que atenúa sus puntos fuertes. Jeremy vive del bloqueo y continuación, y eso en Houston es tarea de Harden, por lo que queda relegado de base creador de juego, a un papel más cercano al de escolta: como le sucede a Asik, la incorporación de una estrella a posteriori reduce su valor y oportunidades. Su falta de tiro es una desventaja en esta situación, y lo que podría hacer que Beverley, jugador inferior pero más adecuado para lo que los Rockets necesitan, le superara.
Además, su mejor dirección del juego (con las pérdidas aún como tarea pendiente) le podría venir bien a un banquillo lleno de finalizadores que podría mantener el mismo sistema en torno al pick’n’roll que los titulares. No nos extrañaría verle de suplente, pero sería por conveniencia, no por falta de méritos.
- Mucha competencia en el banquillo
Los Rockets no tienen el banquillo lleno de nombres, pero sí de juventud, y además han aprovechado su flexibilidad económica y algo de efecto llamada para firmar a una gran cantidad de jugadores con contratos pequeños o parcialmente garantizados (e incluso sin ningún tipo de dinero asegurado), lo que les permitirá probar con calma quién merece y puede completar su rotación de la mejor manera posible, especialmente en las alas. Francisco Garcia, Reggie Williams, Ronnie Brewer o Omri Casspi lucharán contra otros desconocidos jugadores, primero por un puesto en la plantilla en algunos casos, y luego por minutos.
Con Beverley y Brooks asegurando un buen nivel al puesto de base suplente, y Terrence Jones, Donatas Motiejunas y Greg Smith (quién sabe si alguno de ellos se cambiará por Asik en algún momento) son una rotación joven y dinámica para posiciones interiores. Se echa de menos el típico pívot veterano, ya que Marcus Camby quizá pueda cumplir con el papel en el vestuario, pero en la pista será mucho más complicado. Nadie que se perdiera tantos partidos a su edad jugó más el año siguiente.
Pero serán un equipo profundo, y el banquillo, por lo menos, no restará.