Prima de riesgo

Viendo a Oklahoma City este año en las Finales queda claro que se puede montar un equipo ganador a través del Draft, pero es importante acertar con las decisiones, o uno se puede pasar años en bucle sin salir de ahí. Mientras que de muchos jugadores, se conocen las fortalezas y debilidades (aunque siempre haya sorpresas), otros son una incógnita, de la que se habla en términos potenciales. Estos son los jugadores con más riesgo, teniendo en cuenta dónde parece que van a ser elegidos el 28 de junio, en el NBA Draft 2012.

Bradley Beal: Nos encanta Bradley Beal, y además creemos que iría como un guante a equipos que están en posición de elegirle: un escolta como él, al que le gusta y sabe jugar sin balón, y que aporta rango y espacio al ataque, funcionaría perfectamente con bases anotadores como Irving o Wall. Pero lo que en las posiciones que se le ha tenido todo el año en las previsiones, podía convertirle en uno de los robos, se convierte en un pequeño riesgo si se le va a escoger en el Top 4, de donde él mismo no piensa que vaya a bajar (parece, de hecho, que solo entrenará para equipos que tengan una de las 4 primeras elecciones). Y el problema es su tiro de 3 este año en Florida. Un 33.9% no es la mejor carta de presentación para un tirador que puede salir tan alto en el Draft. En los entrenamientos el tiro está luciendo bien, y parece que esta mala temporada desde larga distancia podría ser solo un resultado pasajero. Pero este año con las elecciones más altas solo se puede acertar con las estrellas, y aunque no solo vive de su habilidad de francotirador, ese número está marcado en rojo en todos los informes con su nombre.
Prima de riesgo en: 30 puntos básicos. Beal puede ayudar a un equipo de más formas, aún en el peor caso de que acabe siendo un tirador regulero.

Damian Lillard: Descargo de responsabilidad 1: No he visto ningún partido de Weber St. Descargo de responsabilidad 2: No paro de oír hablar bien de él. Descargo de responsabilidad 3: Fue uno de los grandes ganadores de la Combine. Ahora bien, me preocupa muchísimo de donde viene Lillard. No es que un jugador de una escuela pequeña como Weber State, en una conferencia microscópica como la Big Sky, no pueda ser el mejor jugador del Draft, pero si os fijáis en algún vídeo de sus mejores momentos, como este…

¿No os parece una pandilla de enanos en canastas de mini-basket? En serio, pasé todo el vídeo esperando a que aparecieran Peter Dinklage y Verne Troyer en alguna de esas jugadas. La adaptación a la NBA de Lillard va a ser la más difícil de todos los jugadores de primer nivel este año, porque… comparad la NBA con el vídeo de arriba. Supongo que si sigue escalando en las previsiones (que fuera a Portland en el número 6 no parece nada descabellado ahora mismo) después de entrenar con el resto de jugadores de su promoción, es porque está dando muestras de que también puede competir al máximo nivel. Pero viendo sus números esta temporada, a mí se me enciende una luz roja: su peor partido fue contra California, una escuela de la Pac-12 y también hizo malos números contra BYU, los dos equipos de más nivel a los que se enfrentó. Y solo dos veces en su carrera se ha quedado por debajo de los 10 puntos de anotación, en su primer año, y una de esas veces fue la única vez que se enfrentó a un rival del Top 25, UNLV. Como ya digo, no he visto a Weber St. y no conozco la intrahistoria de estos partidos: el nivel de su equipo era muy inferior, y no me extrañaría que BYU, UNLV y Cal planearan pensando en él y solo en él. Pero esos números están ahí. Con la escasez de bases y la necesidad de algunos equipos que eligen muy arriba, Lillard va a ser un jugador muy deseado, pero no está exento de riesgo.
Prima de riesgo en: 100 puntos básicos. Está impresionando a los ojeadores en todos los aspectos, desde las mediciones, a las entrevistas, y el Universo NBA parece tener muy claro que Damian Lillard les pertenece.

Dion Waiters: Otro que ha escalado posiciones al acabar la temporada yendo de oca en oca, y del que ya se habla como elección segura en la primera mitad, por tener la promesa de algún equipo de la parte alta. Pequeñito para jugar de escolta, tiene más pinta de microondas desde el banquillo (que ha sido, precisamente, su rol en Syracuse) que de titular, que es lo que quieres encontrar en un Draft como este con tus elecciones más altas. Mejor penetrador que tirador, su defensa no es terrible, pero no va a vivir de ella. Sus mejores partidos los hizo este año en el Big East Tournament, en el Madison Square Garden, lo que puede ser una noticia buena o mala: podemos estar delante de un jugador que se crece en el escenario grande, uno de esos jugadores del Stephen Jackson Club que le hacen el amor a la presión, o podemos estar hablando de un jugador que se activa cuando le apetece, y al que dos grandes actuaciones en el mayor escenario de todo han ayudado a sobrevalorarlo.
Prima de riesgo en: 150 puntos básicos. Si las cosas le van mal, aún tiene el talento para ser un anotador con la segunda unidad, y su carrera NBA pinta larga. Simplemente, puede que no sea en el rol que alguien que le escoja arriba tenga pensado.

Perry Jones III: Durante el torneo prometimos llamarle Perro Jones, y lo vamos a cumplir. Creemos que eso ya lo dice todo, Jones es un jugador apático, vago, pasota, que no ha mejorado en Baylor después de quedarse un año más (un indicador que horripila a los ojeadores NBA), el clásico tweener que es lento y no lo suficientemente buen tirador para jugar de alero, pero muy tirillas para hacerlo de ala-pívot. En el caso de Jones, yo solo le veo aprovechando su talento si puede jugar de ala-pívot, pero dependiendo de donde acabe le pueden terminar de arruinar colocándole de alero.
Si le preguntas a él, te dice que la culpa a todos sus males es de Scott Drew, su entrenador, en lugar de reconocer lo que él hace mal. No es que Drew fuera brillante, pero la culpa de lo que pasó este año en Baylor es una cuenta que deberían pagar todos a escote. Y hay muchísimos equipos NBA a los que no les interesa un tío que se esconde y se hace el tonto cuando la camarera viene con el recibo.
Prima de riesgo en: 300 puntos básicos. Casi todas las previsiones le tienen ya fuera de la lotería donde su riesgo se convierte ya casi en oportunidad. Pero de todos modos, Jones tal vez sea el jugador con más papeletas de no encontrar su sitio en la NBA de toda la primera ronda.

Andre Drummond: El caso típico de siempre, pívot de condiciones perfectas y cuerpo de deidad griega que ahora mismo es valorado por lo que puede llegar a ser, más que por lo que ha demostrado. Sí es verdad que en defensa parece bastante hecho, al menos a nivel universitario, pero su habilidad ofensiva, más allá del rebote y palmeo, no es que esté verde, es que es inexistente. Ni movimientos desarrollados en el poste bajo, ni habilidad alguna para tirar, de hecho, podría ser el peor lanzador de tiros libres de la Liga el año que viene, y mira que hay competencia. Si no son capaces de enseñarle a jugar, algo que es más fácil decir que hacer, y se queda en un especialista defensivo en una Liga que parece evolucionar al small ball, ¿merece una elección tan alta?
Prima de riesgo en: 450 puntos básicos. Y depende de en qué posición y para qué equipo sea escogido en la noche del Draft, podríamos verla subir por encima de los 500.

Harrison Barnes: Lo bueno de Barnes, a diferencia de otros primos de riesgo, él sí que ha producido bien en la NCAA, 17.1 puntos de promedio este año. ¿Lo malo? Hay una buena lista. Para empezar, en su segundo año se ha estancado, al igual que Perro Jones, clavando prácticamente lo que hizo en el primero, la mejora es inapreciable, de hecho, diríamos que ha dado un paso atrás como tirador. Segundo, ha estado jugando en uno de los mejores equipos universitarios, con el director de orquesta del año, Kendall Marshall, a su lado, y aunque anota mucho, principalmente lo hace como finalizador, cuando se tiene que crear su propio tiro, es, digámoslo… difícil de ver. Además, su Torneo, que no casualmente, coincidió en los dos últimos partidos con la lesión de Marshall fue flojísimo: 26% desde la línea de 3, 37% tirando de 2, y en los dos primeros partidos ante Vermont y Creighton no dio una sola asistencia.

Y luego está lo de fuera de la pista. Muchos equipos están siendo conectados a Barnes con aquello de es amigo de tal estrella de un equipo, o se lleva muy bien con el jugador franquicia de otro. No hace falta explicar como ha funcionado el nepotismo en la NBA estos últimos años. Los equipos tienen que elegir al mejor jugador, no al coleguita de su estrella, para tenerlo contento. Luego está, el numerito que montó para elegir a que Universidad iba, que fue «La decisión», antes de «La decisión». Tremendo:

y el chaval, antes de entrar a la NBA ya tiene su propio logo (enlazamos una captura porque lo borró de su Instagram), y lleva dos años dando entrevistas hablando y callando las cosas que pueden ser buenas o malas para su marca de la que habla sin tapujos. Un jugador que se cree mejor de lo que es, y que es posible que también parezca mejor de lo que es. Uh-oh.
Prima de riesgo en: 475 puntos básicos. Al igual que Drummond, la noche del Draft puede subir de los 500, pero ahora vemos más arriesgado a Barnes por aquello de no jugar en la posición premium. Equivocarse en un pívot 4×4 es menos pecado que hacerlo con un alero.

De vuelta al cole

Con la derrota de Duke esta semana, ya solo quedan cuatro equipos invictos en el panorama NCAA. Y uno es una gran sorpresa. Kansas y Syracuse ya fueron cabezas de serie en el Torneo el año pasado (recordamos que hay cuatro partes del cuadro), Ohio State fue número 2 y también lleva años cosechando muy buenos resultados, pero nadie se esperaba que los Aztecas de San Diego State estuvieran a estas alturas de la temporada 18-0. Bien es verdad que los de San Diego solo han jugado contra un equipo del Top 25, y el resto de invictos contra dos, pero no siempre son los grandes rivales los que destrozan las rachas. Duke, tras perder con Florida State, un equipo de 11-5, puede dar fé de ello.

Pero el milagro de San Diego State tiene explicación. La Mountain West, una conferencia que no está entre las grandes, ha ido ganando importancia con el tiempo. El año pasado, colocó a 4 equipos entre los 65 que van al baile por primera vez. Dos de sus equipos, BYU y New Mexico, estuvieron en el Top 25. Y este año, además de San Diego, BYU se encuentra calificado como el #10 del país habiendo perdido solo un partido. La MWC está ahora mismo casi al nivel, o un pequeño escalón por debajo, de las mejores conferencias. Pero por desgracia, el año que viene volverán a dar un paso atrás, ya que TCU, Utah y BYU se irán, para sacar más rendimiento de sus excelentes equipos de Fútbol Americano. Mientras, se queden las tres en las que el deporte de la canasta tiene más importancia (UN Las Vegas, New Mexico y el propio San Diego State) estarán bien, pero van a echar de menos lo que aportaba al nivel general, sobre todo, BYU.

Otra de las piezas del puzzle de SDSU es su equipo. En una época en la que los jugadores más prometedores solo tardan un año en dar el salto a la NBA, las plantillas son muy jóvenes, y es raro mantener un bloque durante cierto tiempo. De los seis jugadores más utilizados por San Diego, tres son sophomores (segundo año) y otros tres seniors (cuarto y último año). El mantener el quinteto inicial de un año a otro es un lujo que pocos equipos se pueden permitir.

Y finalmente, otra parte de la ecuación es Kawhi Leonard. Uno de los mejores jugadores del país en este, su segundo año, que de buen seguro le llevará a la NBA este verano, es el mejor Azteca en puntos, rebotes, robos y minutos y es el segundo mejor asistente. El polivalente alero, no solo manda entre los suyos por estadísticas, si no con su liderazgo. A pesar de que San Diego es una máquina bien engrasada en la que cualquiera puede tomar protagonismo, Leonard es el jugador que más veces se presta. Veremos si mantienen la racha, hoy por lo pronto ya tienen un desplazamiento complicado a uno de los campos más ruidosos y peligrosos del país, el Pit de New Mexico, ante unos Lobos invictos en su cancha.

Y al igual que Leonard está detrás del éxito de San Diego State, el otro gran equipo de la conferencia, BYU, también tiene su jefe en la cancha. El combo guard Jimmer Fredette es el más claro candidato a Jugador del Año en estos momentos. Sus 26.1 puntos por partido, lideran la NCAA, y además los acompaña de 4.4 asistencias y más de un 40% de acierto desde la línea de tres. Esta misma semana anotó 47 puntos con 6 triples ante Utah, en la mejor actuación individual de la temporada, y cuando al fin llegue a la Liga este verano, tras acabar su última temporada en Brigham Young, este blanquito de New York disputará inmediatamente a Steph Curry y al cadáver de Michael Redd el título de tirador que más rápido arma el brazo en la NBA.

Entre los jugadores a destacar esta temporada, no nos podemos olvidar de Kemba Walker. El base de Connecticut (13-2, pero con uno de los calendarios mas difíciles del campeonato hasta ahora) está promediando en su tercer año, 25.3 puntos, 5.5 rebotes, 3.7 asistencias y 2.3 robos por partido. Otro jugador con rendimiento notable está siendo LaceDarius Dunn, la máquina de anotar de cuarto año de Baylor que está eclipsando a uno de los que suenan para ser elegido número uno del Draft este año, Perry Jones.

Es curioso constatar como de todos los jugadores nombrados, (Leonard, Fredette, Walker, Dunn) ninguno está en las previsiones del Draft en los primeros puestos. Los equipos prefieren la incógnita y el potencial de los jugadores de primer año o de gran tamaño, antes que a los consagrados en el baloncesto universtario. Y viendo como algunos de los mejores jugadores NCAA no se convierten en estrellas de la Liga, o incluso llegan al fracaso (Adam Morrison, Tyler Hansbrough, JJ Redick), no parece un mal modus operandi.

Pero si las previsiones hablan de Terrence Jones, Jared Sullinger, Harrison Barnes o el ya mencionado Perry Jones, como favoritos para el número 1, este Draft no parece llevar ninguna superestrella. Sí me estaba gustando, y mucho Kyrie Irving, el base de los Diablos Azules de Duke, que se podría perder toda la temporada tras dañarse los ligamentos del pie derecho a principios de diciembre, pero es posible que no se declare para este Draft. Su descaro para anotar, su capacidad para ir a la línea de tiros libres y sus dotes de mando estaban creciendo partido a partido hasta que su progresión se cortó, poniendo en el alero al mejor jugador de la clase.

Mientras, en Kentucky, que con Coach Calipari va camino de cambiar de equipo cada año, el alero Terrence Jones está teniendo una buena temporada. 18.7 puntos y 9.1 rebotes de promedio, con un espectacular 27/17 en el partido contra los siempre difíciles Notre Dame le han puesto en el mapa, y le han ayudado a escalar puestos en las simulaciones del Draft. De todas formas, al verlo jugar, no tiene el rango ni el instinto anotador asesino de Kevin Durant, y a pesar de que maneja la pelota en ataque y hace de point forward, no tiene, al menos aún, la soltura y la naturalidad que Evan Turner mostraba el año pasado, por compararlo con los dos aleros de mayor proyección reciente.

Jared Sullinger tampoco está siendo espectacular, pero sí muy bueno, y además está ayudando a Ohio State a ganarlo todo. Con los hombres altos hay que tener paciencia, pero los 17.5 puntos y 10.1 rebotes de media que lideran al equipo, son una muestra de madurez inmediata. Y la comparación con Al Jefferson puede ser una de las mejores en mucho tiempo: los dos comparten un tamaño muy similar, son capaces de hacer un despliegue de movimientos en el poste bajo, tienen un solvente tiro a media distancia, rebotean bien pese a no sacrificarse mucho en ese aspecto y ambos sufren de alergia al esfuerzo en defensa.

La mayor decepción sin duda alguna ha sido Harrison Barnes, perdido en la vorágine y el mal comienzo de una North Carolina que ya empieza a recuperarse, el alero apenas ha dado muestras de su talento. Su juego es muy discontinuo, y ya ha dado muestras de eso que llaman mal lenguaje corporal, y que aterroriza cada vez más a los encargados de tomar decisiones.Perry Jones por su parte está jugando bien y tiene el tamaño a su favor, pero Baylor es el equipo de Dunn, y LaceDarius prefiere asociarse con Quincy Acy, el junior al que ya conoce de los últimos tres años, y Jones no entra tanto en juego como nos gustaría a los que tenemos ganas de verle en el papel principal.

Pues hasta aquí llega el repaso, seguiremos viendo como está la situación de aquí a la Locura de Marzo en la que el Torneo final promete todo tipo de emociones.