San Antonio hizo sudar a Golden State, pero el resultado fue el mismo: los Warriors se llevan una nueva victoria, hacen pleno al 11, y en la madrugada del lunes al martes podrían cerrar su pase a los Finales por tercera temporada consecutiva.
Los Warriors atacaron desde todos los flancos, colgando 120 puntos, pero a diferencia de los últimos seis cuartos de baloncesto, no se pudieron separar con una ventaja que pareciera insalvable para San Antonio hasta el final.
Golden State empezó con McGee de titular por lesión de Pachulia (aunque sí contaron con Iguodala) y Popovich decidió hacer al equipo pequeño sacando a pista a Kyle Anderson de titular. Los Warriors parecieron intentar empezar el partido en modo Leyenda, como cuando Larry Bird se dedicó un partido a anotar con la izquierda, e hicieron a McGee el foco de su ataque. El pívot anotó los 7 primeros puntos del equipo y 11 en el primer cuarto, con Golden State jugando despreocupados, con pérdidas no forzadas y el pie muy lejos del acelerador. Aún así, iban por delante de unos Spurs que tenían que trabajar cada canasta y donde ninguno de sus titulares se sentía cómodo, incluido el supuesto líder, Aldridge, que erró varias ocasiones antes de enlazar dos suspensiones seguidas.
Con la salida de jugadores del banquillo de San Antonio, los Spurs llegaron a ponerse por delante, dirigidos por el rejuvenecido Ginobili y David Lee, que anotaba sobre Draymond Green en el poste como si este no fuera el candidato número a uno a DPOY. Pero como a perro flaco todo son pulgas, Lee se lesionó en la rodilla en un 2+1, y San Antonio no sólo lo perdió para el resto del encuentro, sino que tuvo que jugar un minutillo con Joel Anthony (elegido por los Warriors para tirar el tiro libre), porque Pop prefirió guardarse el tiempo muerto y esperar al siguiente parón del juego. Con el cuarto (prácticamente) acabado, los Spurs estaban en una buena posición: 6 puntos por encima, y Curry y Green habían cogido dos faltas tempraneras, pero no pudieron cerrar el cuarto como Dios manda. Tras tiro libre, y con sólo 1.1 segundos en el reloj, West fue tan listo de encontrar a Clark a toda pista para una desmoralizante bandeja sobre la bocina, que turbaba un poco el entusiasmo local. Imagino un respiro de alivio de Doris Burke por estar en San Antonio y no tener que entrevistar en ese momento a Popovich.
Pese a este detalle, los Spurs seguían por delante y jugando mejor al comienzo del segundo cuarto, pero Mike Brown (sí, Mike Brown) cambió el partido con una valiente decisión: dejar a Curry en pista cuando con menos de 15 minutos de partido jugados, ya llevaba tres faltas. Brown sacó a los titulares de nuevo al completo, los Warriors lograron su primer gran parcial, a la postre no volvieron a estar por detrás en todo el partido y Steph Curry acabó la contienda con… tres faltas.
Simmons era el único jugador que daba la réplica a unos Warriors en los que McGee era aún el máximo anotador, pero todos estaban haciendo daño, mientras Aldridge continuaba con una primera parte de pesadilla sin poder anotar y viendo cómo se le escurrían los rebotes de las manos. Con Green como único hombre alto (el casi Quinteto de la Muerte, con Livingston por Thompson) la ventaja de los Warriors pasaba por primera vez de 10 antes del descanso.
Al reanudar el partido, Aldridge estuvo más espabilado, anotando 7 puntos consecutivos, lo que unido a las pérdidas de Warriors, volvió a poner a San Antonio cerca. Brown volvió a otra versión bastarda del Quinteto de la Muerte (McCaw por Iguodala) esperando provocar una reacción, y dando espacio a Curry para sus diabluras como penetrador, pero los Spurs, también con 4 bajitos, les ganaban la mano en los tableros y mantenían el partido igualado ante una defensa Warrior más porosa de lo habitual.
Entonces fue cuando, a mitad del tercer cuarto, Durant empezó a cocinar y la ventaja llegó de repente a 18, acabando efectivamente el partido. La única réplica venía de Ginobili que tras apenas jugar en el segundo partido volvió a ser el MVP del equipo en ausencia de Leonard, y dejó la jugada de la noche, cuando dividió un bloqueo pasando el balón entre las piernas de West con su mano mala. El banquillo de los Warriors no cedió terreno ante unos Spurs que volvieron a jugar con dos grandes en el último cuarto, pero no pudieron reducir la ventaja.
Golden State se terminó imponiendo, todos sus jugadores parecen estar en buen momento de forma, e Iggy está disponible de nuevo. En San Antonio, Kawhi sigue siendo incógnita para el tercero, y es posible que la decisión sobre si juega o no diga mucho de la ambición del equipo respecto a no ser barridos. Sería la tercera vez en la era Popovich, primera desde 2010, por lo que habiendo ocurrido ya, no creo que preocupe en exceso a la franquicia. Veremos el lunes martes.
Sofi del día: Hasta en tres ocasiones, tres jugadores distintos (Curry, Durant, Iguodala) de los Warriors perdieron la pelota, aunque no cuente así en el box-score, por tirar triples lejanos sin sentido, sólo por tratar de aprovecharse y sacar falta de tres tiros. Ver el hecho repetido hace pensar que era algo premeditado, pero no les pudo salir peor, porque los árbitros no pitaron (¿o picaron?) ninguna de las tres. ¿Seguirán intentándolo en próximos encuentros?
A ver, vamos a ser muy claros. El PO Desde El Sofá de hoy lo podría empezar perfectamente hablando del ritmo nuevo que impuso OKC al partido, también podría hablar de que Westbrook hizo lo que le gusta hacer y que Durant hizo de Durant. Podría comentar la falta de acierto de Spurs, normal que fuera a ser diferente después del G1, podríamos incluso hablar del brutal partido de LAMAAAAAAARCUSSSSS (y ya van 2 seguidos y un PER de media de 48.1), incluso de la igualdad que reinó todo el partido en su parte principal y que hizo que el partido fuera una delicia para el espectador imparcial.
Pero no.
Faltando 13.5 segundos y con Thunder 1 punto por encima, pasó todo esto:
Vamos por partes.
Lo primero que a todos nos llama la atención es lo que hizo Dion Waiters, sino preguntarle a Webber que aún sigue chillando lo de ‘That was an offensive foul‘, que lo repite apenas unas 8273782348 veces. Sí, todos nos quedamos como Webber, además, Waiters podía haber subido a los altares si en lugar del viaje a Manudo le hubiera dado por pedir tiempo muerto y marcarse un…Webber.
Luego pasaron mil cosas más, acciones que la NBA ha detallado, como hace en cada partido, en su informe de final de partido, que es algo farragoso pero que tenéis aquí mismo.
Ahí podéis ver que independientemente de The Waiters Rule, pasaron mil cosas más, Ginobili pisando la linea, faltas por doquier pero hay algo que es mucho mejor que todo esto, si veis de nuevo el vídeo de arriba, fijaos en todo momento en Adams.
Independientemente de ser clave en toda la jugada por sus acciones defensivas: tapa a Mills, luego a Ginobili y sale finalmente a tapar el tiro final…mirad al final de la jugada se gira extramente al público, en lugar de ir a celebrar la victoria.
Alguien del público le agarró del brazo, sí, a Adams, al jugador que más parece un luchador Maorí de alguna lucha ancestral, a ese, y claro, la mirada de la muerte vino después. Tremendo.
Este final va a dar (y ya lo está haciendo) mucho que hablar, pero para que nos vamos a engañar…esto nos pone y nos gusta, que dos de los mejores equipos de la liga, acaben a semi-ostias, haciendo cosas jamas vistas y con un público a lo WWE…pero lo más brutal, es que los árbitros se ponen en modo espectador de lujo y dicen aquello de: SIGAN!
Pues por mi, que siga el show!
Sofi Del Día: Para ese iluminado/ingenuo/héroe/suicida que le dio por coger a Adams del brazo.
Como ya hemos hecho en otras temporadas, iniciamos los PO Desde El Sofá, donde cada día escribiremos sobre lo que hemos visto el día anterior, a nuestra forma y siempre desde el sofá.
El ambiente en el AT&T era de fiesta. Nadie quería perderse el partido donde la venganza podía cumplirse. Toda la ciudad de El Alamo apoyando a los Spurs para finiquitar Las Finales y llevarse así el 5o anillo. Todo estaba en orden y el guión fue el previsto…incluso mejor.
Para aquellos que ven el baloncesto sólo un rato o el último cuarto (sí, los hay), seguramente el partido de ayer sería otro más, una victoria clara del equipo local y la fiesta del Larry O’Brien. Pero el partido fue de todo menos aburrido.
Miami movió una pieza que seguramente nadie esperaba, desconocemos si por soltar una medida desesperada o creyendo 100% en ello. Ray Allen saltaba de titular siendo (Wario) Chalmers el sacrificado. Miami salía sin bases puros. La jugada salió bien.
El equipo de Spoelstra y sobre todo Lebron James fue el primero en dar, y encima lo hizo a lo grande con un parcial de salida casi escandaloso y metiendo una diferencia de 16 puntos a favor de los playeros. James a sus anchas, a lo G2, mientras que la defensa apretando desde siempre con James unido a Parker en un emparejamiento que el francés no pudo superar. Las cosas pintaban bien para Heat. Hasta que se demostró que el banquillo de Spurs es algo más.
Mills, desde las antipodas con amor y junto a un ETERNO Ginobili, supieron contrarrestar la salida en tromba de Heat, para al final acabar con un marcador de 29-22 el cuarto con 17 de Lebron.
No sabemos si este fue el último cartucho de Miami, pero esa pinta tuvo. A partir de este momento, la máquina engrasada de Popovich empezó a funcionar. Duncan destrozaba una y otra vez a Haslem, mientras que Leonard empezaba a poner su candidatura al MVP encima de la mesa y encima a lo grande, tanto en un lado, como en el otro de la pista, ya que James nunca volvió a ser el mismo.
El mate de Ginobili levantó a todo el mundo de sus asientos, a un servidor incluido, uno de esos mates que cambia tempos de partido, que levanta aficiones y que enciende al público de cara a ese objetivo común llamado anillo. San Antonio lo quería ya. Ahora mismo.
La segunda parte fue la prolongación de lo que habíamos visto en los G3 y G4, la apisonadora Spurs en pleno funcionamiento, ayudado (o provocando) un atasco en Miami que ya nunca supieron remontar. Splitter se saciaba del tapón que le metieron el año pasado, con uno similar a Wade. Misma jugada y Mills metía otro triple más. Otro más de nuevo. Ginobili de 3. Fin. Game Over.
Spoelstra hizo una de Popovich sacando de forma totalmente desesperada a los defenestrados Chalmers y Beasley, pero no salió. Mientras El Aborigen Mills seguía enchufando de todos colores y encima Oh La La Parker, sin enchufar hasta el momento, se unía a la fiesta, para que ésta fuera ya perfecta. Leonard MVP y dejando de ser promesa.
Pocas cosas quedan por decir de estos Spurs o tal vez sí y lo hagamos en un futuro cercano. La NBA tiene un digno campeón, el mejor equipo del mundo es campeón…y mientras Popovich sonrie maliciosamente y piensa: Vengados…
Sofi Del Día: Para Adam Silver, que dijo una frase que fue perfecta para definir a Spurs… «You show the world how beautiful this game is». AMEN.
Como ya hemos hecho en otras temporadas, iniciamos los PO Desde El Sofá, donde cada día escribiremos sobre lo que hemos visto el día anterior, a nuestra forma y siempre desde el sofá.
Con el aire acondicionado funcionando sin problemas en el AT&T y después de haber sobrevivido el propio pabellón a un concierto de Romeo Santos, San Antonio Spurs y Miami Heat se volvieron a enfrentar anoche en el segundo partido de Las Finales (sí, The Finals mola, pero leñe, vamos a llamarlo así).
Si separáramos el partido por cuartos y viendo para quien ha sido cada uno, el partido de anoche sería claramente lo siguiente: 1Q SA, 2Q MIA, 3Q Lebron, 4Q MIA.
Con casi 20 grados F menos en la pista Spurs empezó el partido queriendo poner las cosas en su sitio desde el salto inicial, basando todo (o casi) en el juego interior con un Duncan a un nivel que muchos se preguntan cual es su secreto para, como un buen vino, mejorar con los años. Si encima sumamos a la fiesta a Oh La La Parker que se puso a asistir como antes de sus molestias, todo iba rodado para el equipo de Lupitalandia. 1Q SA.
El balón siguió fluyendo entre las manos de los jugadores de Popovich, hasta que de repente el partido entró en una espiral de imprecisiones, pérdidas y cosas raras que entre unas cosas y otras, hicieron que Heat pillara un parcial de 9-0 para igualar todo. James empezaba con su recital, esta vez tocaba la pintura y sus más que conocidas entradas a canasta. Esto sumado a la mejora defensiva general de Spoelstra (vamos, lo que han ido haciendo todo el año) y a un Bosh que está especialmente motivado en esta parte final de la temporada, hizo que todo llegara igualado al descanso. 2Q MIA.
La segunda parte nos deparó uno de los cuartos más tremendamente molones que recuerdo en mucho tiempo. Intensidad, árbitros dejando jugar, Ginobili haciendo lo que sólo Manudo sabe hacer y sobre todo con cuLebron James en modo desatado enchufado 2 suspensiones seguidas que fueron una delicia para todos. Espero que la gente que sigue diciendo que James es sólo físico, sí, parece que aún hay, vieran este cuarto para comprobar lo equivocados, o en este caso, lo suspendidos que están… Incréible cuarto con 10 cambios en la delantera del marcador. Pero sin duda: 3Q Lebron.
El desenlace del partido fue todo lo que nos gusta juntado en un cuarto. Igualdad desmesurada, grandes jugadas y todo decidido por esos pequeños detalles que hacen grande el baloncesto. Hubo tal vez una jugada clave que igual ha pasado muy desapercibida, pero que no quiero olvidar de mencionar… el presunto codazo a Parker, que pasó de ser una jugada de 4/5 ptos, a ser 4 tiros libres fallados por SA. Los primeros los falló un Oh La La aún renqueante de la jugada y los segundos Duncan, bastante seguro hasta el momento. Fue un momento clave, que igual luego no tuvo importancia, pero Spurs se fue sin anotar nada en esta jugada.
Después vino el triple de Bosh, los tiros de Lebron y sobre todo esa sensación general de que el partido se lo había llevado el ex-MVP a su terreno, ganándolo él con todo su repertorio en la segunda parte. 4Q MIA.
Partido James.
Sofi Del Día: Ray Allen, por ser un chivato de mucho cuidado en la jugada de Ginobili que intentó amagar un pase cometiendo dobles…
Como ya hemos hecho en otras temporadas, iniciamos los PO Desde El Sofá, donde cada día escribiremos sobre lo que hemos visto el día anterior, a nuestra forma y siempre desde el sofá.
No es que San Antonio ‘mereciera’ volver a las Finales a por la revancha ante los Heat. Querer darle pátina de justicia a lo que no es más que una amalgama subjetiva de gustos, simpatías, correcciones imaginarias del destino y narrativas que queremos volver a ver, es de todo menos justo.
Pero el deporte en sí, lo es. Dos equipos frente a frente en la misma pista, con el mismo balón, y reglas idénticas. Pase lo que pase, siempre lo merece el que anota al menos un punto más que el rival.
Y así es como San Antonio se ganó volver a estar en las Finales, aunque cerca estuvo de no merecerlo por el resultado. Un partido fabuloso para el espectador, lleno de alternativas e igualdad, con prórroga incluida. Dos estilos de juego diferentes, dos plantillas armadas a su manera.
Sin Tony Parker desde el descanso (primer gran factor de cara a las Finales), San Antonio no le perdió nunca la cara al partido, y de hecho, llevó la voz cantante en todo un último cuarto, que de haber acabado con otro resultado, habría podido ser el equivalente algo menos doloroso al 6º de las Finales en la pasada temporada.
Cerrando el tercer periodo, los Spurs se marcaron un parcial 9-0, que les ponía 10 arriba, en el que vimos la que seguramente sea la jugada colectiva más brillante de estos Playoffs, que se ejecutó además en el tiempo justo gracias a la perspicacia de Manu, dejando unos segundos para una última jugada en ese cuarto, que acabaría en un 3+1 para Danny Green. Ventaja que por primera vez alcanzaba la decena, sin notar que Parker no estaba, con OKC reducido a su mínima expresión: los fogonazos de sus estrellas, Ibaka mermado aparte. Todo a favor.
Pero de repente, Durant, y sobre todo Westbrook (serie monstruosa, para bien, la suya), que no perdieron la fe, comenzaron a escalar, y San Antonio se iba dejando unos puntitos aquí y allá que tendrían toda la pinta de lamentar. Un par de tiros cerca del aro mal resueltos por Kawhi Leonard, un mal pase que impide aprovechar el emparejamiento Duncan–Fisher, el tapón ilegal que se tragan los árbitros a Manu (luego algo recompensado al no señalar falta en un bloqueo ilegal de San Antonio), un tiro libre fallado por el argentino tras ver en pantalla la siempre fatídica infografía informándonos de que había anotado 41 de los últimos 43, el tiro final del propio Ginobili, y el palmeo fuera de tiempo de Duncan. Las nueve derrotas seguidas en el estado de Oklahoma, tanta oportunidad perdida el día que mejor color tenía para enterrar el gafe, y otra prórroga más en un Game 6 decisivo, hubieran puesto de los nervios a cualquiera.
Pero cualquiera no tiene a Tim Duncan de tótem, que con 7 puntos sobre Ibaka en la prórroga, dejó los fantasmas bien enterrados. A estos, que ahora vienen los de Florida.
La única recomendación que os puedo hacer: si no lo habéis visto, ponedlo ahora mismo. Si ya lo habéis hecho, guardadlo, porque algún día querréis repetir. Hay partidos que se analizan, se comentan o se explican. Este es de los que se disfrutan.
Sofi del día: El fallo de Ginobili en lo que podría haber sido la canasta ganadora en el tiempo reglamentario, acabó con el árbitro James Capers despedido a trompicones… llevándose por delante a Jimmy Goldstein. Leave Jimmy alone!
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Volvemos a Dallas para ver ese duelo tejano que tanto nos está gustando y que la gente raramente no está siguiendo mucho (o sí), pero a nosotros no está poniendo muy mucho. Le ha tocado dar a SA esta vez, pero el partido dio para muy mucho.
El partido empezó como si una continuación del tercero de la serie, es decir, con unos Mavs controlando el tempo del partido y llegando a ponerse con una diferencia de 10 puntos de ventaja sobre unos Spurs que parecían aún sin recuperarse del triple de Vicenteeeeeee del otro día, pero salió él, el de siempre, Manu Ginobili, el cual debería tener el premio al 6o Hombre perpetuo y con su nombre.
Con su salida, el argentino igualó el encuentro que entró en una fase de nervios y fallo digna de otra conferencia. Spurs poco a poco fue crenciendo, con un Leonard que cada vez nos gusta más y un Boris Diaw que parecía que iba a ser el Oh La La del partido, ya que Parker estaba algo escondido.
La franquicia de Lupita llegó a enganchar una renta de +20 durante el 3Q, pero este fue el momento en que Monta Ellis se despertó de la siesta y se dio cuenta que estaba en un partido de PO. Empezó a atacar el aro y sus compañeros se sumaron a la fiesta… la diferencia iba bajando y bajando… Mientras los de Popovich, aguantaban como podían el empeño de los Mavs.
Y surgió esa figura que siempre sale en este tipo de series, ese jugador que nadie espera y que se convierte en clave, DaJuan Blair, un ex-Spurs que estaba ya haciendo unos partidos divertidos, pero que anoche fue la figura clave para que la ventaja de Spurs se convirtiera en nada a falta de unos 5 minutos para acabar el partido y poniendo la balanza del lado de los de Cuban en lo que parecía que podía ser casi un jaque mate a los Spurs con ese 3-1. Pero llegó el momento clave del partido. Blair, en una jugada en que caía al suelo con Splitter, le daba una (pequeña) patada en la cara al brasileño. El American Airlines Center enmudecía al ver en la repetición que sí, que le daba y lo peor de todo es que parecía querer darle… Blair fuera. El momento de los Mavs se fue con él.
Oh La La Diaw metía un triple de esos silenciapabellones, un triple que vale un 2-2 en la serie y que hace que todo vuelva a San Antonio y que la serie se dispute al mejor de 3 partidos.
Los PO del Oeste molan…mucho.
Sofi del Día: No estuvo en Dallas y ha sido hoy…pero sin duda alguna, hoy se lo damos a Adam Silver… que deja oficialmente de ser Ex-Smithers.
Como ya hemos hecho en otras temporadas, iniciamos los PO Desde El Sofá, donde cada día escribiremos sobre lo que hemos visto el día anterior, a nuestra forma y siempre desde el sofá.
A veces tenemos el difícil trabajo de tratar de recrearnos en explicar por qué un equipo ganó. De poner en blanco y negro lo que diferenció una sola posesión, de las 185 que vimos.
La verdad es que el tercer partido, pudo ir para cualquier lado. Dallas y San Antonio anotaron en 11 de las últimas 12 jugadas, incluidas las 9 finales, a cada cual más complicada, finalizando en el culmen que fue el triple sin equilibrio sobre la bocina de Vince Carter. Pero no os perdáis las tres canastas en la pintura anteriores, el show de Monta Ellis y Ginobili, el goteo constante e inadvertido de Dirk y Tim, Dalembert cerrando el espacio aéreo al volver del descanso, el segundo cuarto desde la media distancia de Tony Parker y el comienzo de Calderón. Un montón de protagonistas, dirigidos por dos excelentes estrategas, dando uno de los espectáculos del año.
Carlisle, que bien sabe que la defensa en la NBA es una manta corta que no te llega a todo el cuerpo, es excepcional reconociendo qué día tiene que tapar los pies, y cuándo la cabeza. Dallas ganó los dos últimos porque no han parado de anotar, y San Antonio está acertando cada vez a mejor ritmo frente a ellos, pero a lo largo de la serie ha logrado que San Antonio no hilvane su peligrosa secuencia de pases hasta triple abierto por el perímetro, aún a costa de ceder la media distancia a Tony Parker, el pase a Ginobili en el bloqueo y continuación, o el enfrentamiento favorable a Kawhi Leonard en el poste por haber cambiado en la defensa. El enfoque de control de daños de Rick, que prefiere resignarse a que sean 2 puntos de Splitter, que 3 de Danny Green, permite que los Spurs estén a una distancia razonable, para que los Mavs lleguen con opciones si son capaces de desplegar su propio ataque.
Y aquí, el rey de la noche fue Monta. Aunque pasó un mal momento cuando San Antonio le retó a tirar y fallar, pasando todo bloqueo por detrás, esto quizá le dio cierto ritmo para acertar todos esos lanzamientos más tarde, y sirvió de acicate para que penetrara. Finalizar ante un equipo tan grande como San Antonio es complicado, pero la atención con la que tratan a Nowitzki los Spurs (las ganas de doblar, aunque no acabe sucediendo, están ahí prácticamente cada vez que toca el balón) le permitió finalizar en varias ocasiones con placidez, solo incluso, recogiendo el balón de las manos del propio Dirk y galopando a la canasta en un único movimiento. Se recuperó maravillosamente bien del bache, y fue el faro de los Mavs, hasta para servir de señuelo en la jugada final.
Y si San Antonio aprovecha su profundidad y la cantidad de talento que ha ido trayendo a la franquicia y desarrollando, para presentar a los equipos rivales una amenaza que dura 48 minutos sin respiro, Dallas puede seguir el ritmo. Con una rotación del 6º al 10º hombre igual o mejor, los Mavs son otro equipo de partido completo, al menos cuando todos sus jugadores, alguno más perro que otro, están dispuestos a ello. Hoy faltó el desempeño de Devin Harris de los dos primeros partidos, pero siempre es fácil encontrar a alguien que vaya recogiendo el guante en cada tramo. Y así es como encajaron y devolvieron golpe por golpe todo a San Antonio, en un partido que no vio ninguna ventaja de 10 puntos o más.
Otro detalle para apuntar de este partido, es la gestión de los tiempos muertos y las posesiones finales. Después de ver a gente como McHale o Wittman, uno piensa que la cosa será más difícil de lo que parece. Pero entonces llegan Popovich y Carlisle, y vuelve a parecer facilísimo lo de pedir un respiro siempre que el equipo lo necesite, y aún así, guardar tiempos muertos suficientes en la mochila para utilizarlos en un final apretado. Y el uso del reloj fue sublime. San Antonio logró sacar el dos-por-uno, pero Dallas le obligó a darse prisa para conseguirlo, y consiguieron dejar unas décimas por si hacía falta la heroica. Esto es casi más responsabilidad de la inteligencia de los jugadores (Dirk, Monta, Manu), pero es evidente el aliento de Rick y Gregg.
Por la suficiencia que han demostrado durante la temporada y más allá, los Spurs partían como claros favoritos. Y si se lanzaron pronósticos de 4-0 ó 5-1, no es descabellado pedirles un 3-1 ahora. Pero ahora van de copiloto, y el coche lo conduce Cuban. Si los Mavs siguen anotando, tendremos el sorpresón de los Playoffs. Y Dirk Diggler todavía no ha hecho acto de presencia…
Sofi del día: Jaime Maggio en TV nacional. Sager, ponte bueno muy pronto, pero… ¿no es más divertido quedarse en Atlanta jugando al golf que andar viajando por toda América? Piénsalo, Craig.
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Tras sufrir un par de derrotas dolorosas y tempraneras en Playoffs, San Antonio agarró con mano y media un O’Brien, que hubiera sido el cierre perfecto a la dictadura de Duncan y Popovich, que ya va para 14 años desde aquel título en 1999.
No pudo ser, pero los Spurs tienen la maquinaria preparada para un nuevo asalto. La defensa volvió a ser de las mejores de la Liga (llevaban 4 años fuera del Top 5, dos del top 10), y el ataque, como desde que tomaron el testigo de los Suns como estandarte del ataque basado en el bloqueo directo, conducción y distribución a los tiradores, sigue siendo imparable. Mismo quinteto, rotación prácticamente intacta, y el genio de siempre a los mandos. Será duro, y necesitará que su gran trío siga haciendo historia, pero es una plantilla completa y profunda, con los roles bien marcados, y que vuelve a partir como uno de los candidatos más claros del Oeste.
Radiografía de los Spurs
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En la radiografía intentamos recoger una amplia información estadística de cómo funcionó cada equipo el año pasado, en ataque y en defensa, comparando en que percentil (porcentaje de equipos mejor/peor que ellos) se encuentran respecto al resto de la Liga.
Un modelo
Decir que los Spurs, como organización, desde el presidente hasta el último jugador del banquillo son el equipo más inteligente de la Liga es algo que sigue siendo verdad, pese a que haya sido repetido tantísimas veces en tantos foros.
Cada vez que la comunidad analítica (o los frikazos de las estadísticas, como son conocidos también dependiendo a quién le preguntes) llega al consenso sobre cómo un equipo debería enfocar una situación o tomar una decisión en base a los datos, descubre que coincide al milímetro con lo que San Antonio ya estaba haciendo.
Van siempre un paso por delante, porque no tienen miedo de aprender y corregir, de copiar a quien tiene éxito, de poner todo en duda. Los Spurs son el triunfo del escepticismo, aunque Popovich diga que «sólo tuvo suerte de draftear a Tim Duncan«. Algo que además es falso, porque no sólo la suerte intervino en esa situación, ejem, tanking, ejem.
Los Spurs son también el éxito de la consistencia, de no hacer casi nada mal. Si repasáis el gráfico de puntos por tiro según la localización, o por tipo de jugada en ataque de San Antonio, veréis que en ninguno bajan de la media: de ahí, siempre para arriba. Pasando hasta llegar al de localización de tiro del rival, podréis observar también algo maravilloso, tienen, como Indiana, la distribución en contra casi perfecta: muy pocas faltas, tiros cerca del aro, o triples, obligando al rival a que acierte desde la parte menos útil de la pintura, y fuera de ella. Los rivales tienen un elevado porcentaje de acierto en tiros de 2 lejanos contra ellos, concretamente el 3º de la Liga. Pero, ¿qué más les da a los Spurs que sus rivales gasten una enorme cantidad de intentos en un tiro que sólo entra un 41.3% de las veces, y es más difícil de rebotear en ataque?
Obviamente, una defensa así necesita de mucho trabajo y el personal adecuado, no se puede obligar simplemente con la mente y el deseo a que el rival elija las peores opciones, pero ese es el concepto sobre el que se construye la tercera mejor defensa de la Liga la pasada campaña. Y en ataque, podrían ir más a la línea y coger más rebotes en el tablero ofensivo, pero nunca es posible tenerlo todo, y ahora mismo tienen un personal magnífico tirando, por lo que pueden ser eficientes sin la necesidad de ser agresivos.
Y en cuanto al rebote en ataque, esa es una de las discusiones todavía abiertas. Yo estoy en el grupo de los defensores de este arte y todas las ventajas que tiene, pero ver como los Spurs apuestan tan claramente en su contra, da que pensar (recortaron por ejemplo el número de veces que Kawhi Leonard atacaba el tablero, y no le volvieron a desatar hasta que se enfrentaron a Miami, equipo horrible recogiendo los fallos rivales).
Puede significar caer en el principio de autoridad, pero… si lo Spurs lo están haciendo así, será por algo.
Dos hombres y medio
El Big 3 de los Spurs es más bien 2 hombres y medio a estas alturas, pero sigue teniendo un insuperable caché.
Tony Parker a sus 30 años tuvo la que es posiblemente la mejor temporada en ataque que le hemos visto (2009, con menos ayuda, quizá sea más meritoria) y no hay base que acabara el año más en forma a ese lado de la pista que él. Es una amenaza para el rival en cualquier punto y situación dentro del arco del triple, y muchos opinan que estamos ante el que es ahora mismo el mejor base del mundo (aunque nos arrodillemos ante él, aquí nos resistimos a quitarle el cinturón aún a Chris Paul).
El EuroBasket con Francia y el tiro imposible que sirvió para poner la puntilla a Miami en el primer partido ayudan aún más a la valoración, que si no es la acertada, tampoco puede estar muy lejos. Lo que es sorprendente es que parece que muchos han conocido a Parker desde este verano, cuando ya son 8 años a este nivel. En algún momento, le dijo a Pop que él no quería convertirse en el nuevo Avery Johnson, un simple director de orquesta, y dejaron de intentar que fuera lo que no es, dándole un mayor peso anotador. 2005, tras ganar su segundo anillo, fue su año revelación, el del final de la transformación: recortaron sus infructuosos intentos desde el triple, llegó por primera vez al All-Star, y no volvió a mirar atrás ni a bajar el pistón, salvo por problemas puntuales de lesiones que le convirtieron en menos importante en alguna otra temporada aquí y allá.
Anotó un increíble 56% de los tiros de media distancia desde la bombilla, y a lo largo del año parecía que cada vez lograba poner un pie en el lado derecho de la pintura, eran dos puntos, más posible tiro adicional. Es el octavo base con más tiros dentro del área restringida, y el tercero con más canastas, ya que con su 64.5% de acierto, es el único que supera el 60% de aquellos con más de 300 intentos. Y aunque su porcentaje de utilización, y sus números en puntos por minuto/partido son los mayores que ha tenido en las últimas cuatro temporadas, su tasa de asistencias es la más grande de su carrera. De hecho, los 20.3 puntos por partido con un 58.8% de tiro verdadero, acompañado de un 40% de asistencias a compañeros, es algo que sólo han superado 4 jugadores en la historia de la NBA. Podría esforzarse un poco más en defensa, pero con la extraordinaria brillantez que demostró en ataque el pasado año, se le perdona, faltaría más.
El otro líder, Tim Duncan tuvo una temporada casi inédita en cuanto a producción para alguien que cumplió 37 años durante los Playoffs (Karl Malone es el único que le supera en números), y volvió a un nivel que parecía haber dejado… casi un lustro atrás, como si fuera un chaval. Ya no salta, pero da igual, porque rebotea, pone los tapones y postea con dos pies en el suelo. Tan tranquilo.
No metía tantos puntos por minuto desde 2007, ha cogido más rebotes que en las cuatro últimas temporadas y nunca, repetimos, nunca, puso tantos pinchos de merluza como este año, mientras sigue sin hacer (o sin que le piten) faltas. El RAPM (+/- normalizado y ajustado) le considera el jugador con más impacto en defensa de toda la NBA, y cuarto mejor en conjunto tras LeBron, Paul y Durant. No había jugado tan bien en general según esta herramienta desde 2008, y en defensa desde 2005. Esperemos que el pacto con el Diablo no le pase luego factura.
Del que no podemos decir lo mismo es de Manu Ginóbili, al que se le notó la edad a lo largo de un año cargado de altibajos, pero que nos sorprendió a ratos con sus trucos de magia habituales (como el Game 5 de las Finales). Habrá que disfrutarle como enanos en todos aquellos momentos de lucidez que tenga, porque muchísimo me temo que estos dos años serán los últimos. Y este tiempo extra que tenemos de él, se lo debemos también seguramente a la victoria de Miami en las Finales.
Según se ha ido haciendo menos joven, Manu ha cambiado su papel por el de distribuidor. Dio 7.1 asistencias por 36 minutos, el máximo de su carrera, y los números por posesión/jugada le colocan como el segundo mayor pasador de la Liga tras LeBron entre todos aquellos que no están considerados bases, algo en lo que él, la verdad, prácticamente se ha convertido. El resto de números individuales dieron un considerable paso hacia atrás, pero pese a todo, el RAPM le consideró el 10º mejor jugador en ataque de la Liga, justo por encima de su compañero Tony Parker (aunque curiosamente, con los mismos grupos de compañeros, el francés es brutalmente superior), lo que suena a uno de esos desajustes que a veces aparecen entre números. O no, que con Ginóbili, quién sabe…
Como los Spurs han formado una de las plantillas más completas que les hemos visto en los últimos 10 años, Duncan y Manu podrán seguir regulando los minutos y los viajes, para estar preparados al final de año. Pero es evidente que sin ellos a un buen nivel, pueden sobrevivir una Temporada Regular, pero no unos Playoffs.
El futuro es Leonard
Si uno mira a los números tradicionales de Kawhi Leonard por minuto, no hay mucha diferencia entre su primer y segundo año en la Liga. Pero sigue mejorando poco a poco, y aunque la excelente forma de Parker o Duncan no le ha permitido que tenga más oportunidades, Popovich ya le está preparando para la sucesión, dándole tareas cada vez un poco más complicadas.
Magnífico cortador, espectacular contragolpista y buen tirador desde las esquinas (un 43% a los lados de la cancha, en contraste con un triste 24.5% en los frontales), a Leonard le dejaron salirse un poco de su papel de finalizador, y se le permitió probar cosas nuevas. Por ejemplo, cuando el equipo rival ponía un defensor grande en Parker y trataba de esconder a alguien más pequeño en él, lo llevaba al poste bajo (muchas veces dando marcha atrás directamente desde su sitio típico en la esquina), y sacaba un precioso y efectivo gancho por encima de su hombre. Y también le involucraron en bloqueos directos como conductor del balón, con esperanzadores resultados.
Y su defensa sigue mejorando y es uno de los más temidos en su posición en la Liga. El RAPM corrobora su valor, considerándole el 11º mejor defensa entre escoltas y aleros de la Liga, y también es bastante superior a la media en la evaluación jugada a jugada.
Ahora mismo los Spurs sólo necesitan un secundario de lujo, que perfeccione y domine el arte del trabajo sucio y las canastas fáciles, pero todo añadido es bueno para un equipo que aspira a todo, y que puede necesitarle más adelante. Su evolución determinará si es un All-Star a medio plazo, o la versión 2.0 de Bruce Bowen. Que ya es algo muy bueno que tener.
El otro 3D
Y con Danny Green los Spurs han tenido un éxito similar. Con un potencial más limitado (26 años por los 22 de Kawhi), el ex-jugador de la Universidad de North Carolina ha metido el 42.9% de los triples desde que llegó a San Antonio y el 43.2% en Playoffs (y ya van dos años completos), y es otro jugador 3D (triples y defensa) más, perfecto para un equipo que ya tiene generadores de lujo.
A diferencia de Leonard, él mete un 43.2% de los triples fuera de las esquinas y es una amenaza desde cualquier punto fuera del arco, como demostró en las Finales frente a Miami, acertando 26 de 49, más de un 50%, y batiendo el récord en un partido de la eliminatoria por el título con 7 canastas.
Si no está tirando un triple o esperando para ello, no se puede esperar mucho más de él que el pase extra a otro tirador aún más solitario, o la penetración en línea recta ante una defensa apurada. Que es nada más y nada menos lo que todo equipo de la Liga querría de su cuarta o quinta opción a media pista. Y con un buen tamaño para jugar de escolta, no tiene la misma talla como defensor que Kawhi pero yo diría que anda por encima por la media (y si sólo contarán las Finales, difícil no darle el título imaginario de «Mejor parador de contraataques» de la Liga).
Otro secundario perfecto para el equipo, que al mismo tiempo le da la situación perfecta para él, jugador que lo tuvo muy complicado para manterse en la NBA
La torre melliza
A Splitter le pagaron bien este verano, firmando una renovación por 36 millones en 4 años, que indica que en San Antonio cuenta con él como pieza importante a medio plazo. Los Spurs le han formado despacito, y tras cocinarle tres años a fuego lento, en este por fin se ganó un puesto de titular.
El RAPM indica que fue mejor con los mismos grupos de gente a su lado que el resto de hombres altos de la plantilla (Bonner, Blair, Diaw), y apunta a que su contribución marca la diferencia sobre todo en defensa, algo en lo que los números se ponen de acuerdo con los ojos.
Por fin recortó el número de faltas, lo que le permite por un lado ser más efectivo, y por otro que Popovich no le haga volver al banquillo cada poco, y la sociedad que formó con Duncan fue aplastante en defensa: con los dos en pista los Spurs reciben 4 puntos por 100 posesiones menos que Indiana, mejor equipo en defensa de la Liga en conjunto (y la marca baja 3 puntos más si lo convertimos en trío y añadimos a Kawhi Leonard, lo que sería la mejor entre los 250 grupos de tres con más minutos de la Liga si hubieran jugado juntos unos 50 minutos más).
Es precisamente con dos torres en cancha, Duncan y Splitter, como los Spurs puedan forzar esa selección de tiro de la que hablábamos antes, en la que el rival no puede acercarse al aro. Lo que ganan los Spurs juntando técnicamente dos pívots, lo pierden cuando a él le toca hacer el papel de ala-pívot móvil y rápido, que no pega del todo con sus habilidades (en la comparación con Indiana, el trabajo de David West), y eso es lo que provoca parte del acierto rival en la media distancia, pero en todo caso, es algo con lo que los Spurs están encantados de vivir en general.
Y lo importante al mismo tiempo, es que con la pareja Splitter–Duncan se anota a buen ritmo. Con Boris Diaw, excelente pasador y triplista ocasional, los Spurs son un equipo más dinámico y efectivo en ataque (3.6 puntos por 100 mejores con Duncan–Diaw que con Tim y Tiago), pero no compensa la diferencia en defensa si con el brasileño los Spurs se mantienen competentes. Pese a no anotar jamás fuera de la pintura, lo que no ayuda al espaciado de San Antonio, es uno de los mejores finalizadores tras bloqueo directo en la Liga, y ya van dos años en los que los números le sitúan en la élite (quizá en otro equipo en el que no tuviera la oportunidad de bloquear para Ginóbili o Parker, la cosa sería diferente, pero está aquí, y lo hace muy bien). Su compenetración con Duncan ha ido mejorando, y también se alimenta cortando bien y recibiendo los pases de The Big Fundamental, y el sistema de San Antonio, al igual que le da inmejorables compañeros con los que cooperar, le roba de una posible fuente de puntos fáciles, ya que es un buen reboteador ofensivo, al que no le dejan trabajar mucho en la tarea.
Es comprensible la cierta decepción con su papel teniendo en cuenta cómo acabó el año, en la serie contra Miami, jugando en cada partido menos tiempo que en el anterior hasta acabar de suplente y sólo 4 minutos en pista en el partido decisivo, pero los Heat son el peor equipo posible al que enfrentarse con dos pívots, y él no es tan bueno como para marcar diferencias. Pero es un titular sólido, que defiende increíblemente bien dentro de las reglas de los Spurs, y al que seguirán necesitando en el Oeste. Aunque tengan que preparar un plan B que no le incluya, por si llegan, y vuelve a tocar Miami.
Más profundos que ¿nunca?
Decíamos antes que los Spurs tenían una de las plantillas más completas, porque además de un quinteto de garantías, con piezas sólidas en todas las posiciones, algo que no siempre han podido disfrutar (recordemos que DeJuan Blair, Roger Mason, Matt Boner, Francisco Elson o Rasho Nesterovic han sido titulares durante largas temporadas en años pasados), el banquillo también es profundo. Repiten 12 jugadores de la plantilla de Playoffs y desde el banquillo saldrán el propio Ginóbili, un lujazo si está bien como sexto hombre, Boris Diaw, Matt Boner (no es lo mismo tener a la Red Mamba como octavo o noveno hombre que como titular), Cory Joseph o el recién llegado Marco Belinelli.
Y la tercera oleada, en la que están De Colo, Mills, el artista antes conocido como Jeff Pendergraph (y ahora como Jeff Ayres) o Aron Baynes esconde como siempre a jugadores sólidos que intentan conservar un tiempo en la franquicia, para que si las lesiones les dan minutos, puedan salir y cumplir en un ambiente familiar (los Spurs sólo cambian cuando es necesario e imprescindible, y deben ser uno de los equipos que mejor aguantan a sus hombres del final de rotación de un año para otro, esta temporada, tres de cuatro). Además han traído una serie de veteranos como Sam Young o Corey Maggette (e incluso invitaron al lesionado Mike Bibby) para tratar de rellenar el último puesto en una plantilla con 14 jugadores con contrato garantizado, en lo que es parte de otro clásico Spur: el reciclaje.
Ayres, Young o Maggette no participarán mucho (Jeff viene a cubrir el papel de Blair, y los otros dos, el de McGrady), así que la única incorporación con pinta de ser importante, es la de Belinelli. Primer jugador transalpino en pasar por esa delegación de la ONU que tienen en San Antonio, tiene nivel más que suficiente para salir desde el banquillo, es una pequeña garantía por si Green tiene un bajón de rendimiento e incluso puede encargarse del balón y ofrecer un Plan B si Ginobili y Parker se perdieran una temporada, y Popovich no confiara en dar la manija a cualquiera del resto del grupo (Joseph, De Colo o Mills). Marco es un tirador que funciona a rachas, que parece mejor de lo que es, y por eso no se ha ganado un puesto de titular, pero también es de esos que se hacen mejores en lugares como San Antonio con un poco de estabilidad. Su mejor temporada fue la de 2011 junto a Chris Paul, y aunque no se le presuponen muchos minutos con Parker, si no hay lesiones de por medio, sí que será interesante verle junto a un Manu, que como ya dijimos, es cada vez más base. A diferencia de Gary Neal, es de esos que se deja hacer mejor por sus compañeros, y pocos hay más apropiados que los de los Spurs.