Los Celtics ponen pie y medio en los Finales de la Conferencia Este, tras ganar su primer partido a domicilio en estos Playoffs, castigando los errores en los momentos finales de unos Sixers que encontraron redención en forma de prórroga a sus primeros deslices, pero a los que no pudo salvar nadie cuando volvieron a incurrir en ellos en una segunda oportunidad.
Hasta tres veces (una al final del tiempo reglamentario, dos en la prórroga), perdieron el balón los Sixers tratando de iniciar la jugada en pases inofensivos en la misma zona de la pista (ala izquierda de su ataque), dando la oportunidad de remontar a los Celtics, cuando mandaban ellos sobre el balón y la posesión. Y dos veces se la sacó muy fuerte Stevens (la pizarra) para conseguir puntos fáciles a Brown y Horford en bandejas sin oposición, tras tiempo muerto en los momentos finales.
Boston manda 3-0 en una eliminatoria en la que los Sixers ya han quemado el cartucho de la vuelta a sus dominios, y ahora llevan encima la carga de una remontada de 21 puntos en el partido anterior, y la de no haber podido cerrar un partido que muchos creyeron ganado durante unos segundos de ilusión. Y es que llegó a caer confeti en pista cuando los operarios pensaron que el tiro final de Belinelli sobre la bocina tras los primeros 48 minutos había sido de 3. Despertaron rápido (o no tanto, la broma retrasó el inicio de la prórroga) en otra realidad, en la que aún había cinco minutos por jugar, y que se volvería a estropear, pese a que estuviesen por delante a 8.4 segundos del final.
Los Celtics, como sucedió en la ronda anterior, jugaron peor lejos de Boston, con menos acierto en los tiros y un bajón en el nivel de Rozier, pero Philly no cuajó un mejor partido en su vuelta a casa, cuando se supone que los secundarios brillan más. Covington estuvo horrible, fallando los 8 triples que intentó, arriesgando constantemente sin éxito en defensa, y equivocándose en la defensa de la jugada clave de la prórroga que ponía a Boston por delante a falta de 5.5 segundos para el final. Saric estuvo dubitativo y menos intenso que en el partido anterior y Belinelli, pese a que metió la complicada canasta sobre la bocina que mandó el partido a la prórroga, no acertó demasiado en tiros pobremente seleccionados, y fue de nuevo una diana a la que apuntar en la defensa de Philly.
Simmons (y Brett Brown por extensión) siguen sin saber cómo hacer para volver a brillar frente a la defensa que le muestra Boston (hombres más altos que él, esperándole ya en la zona, y cambios en los bloqueos), y aunque cuajó un partido mucho mejor al anterior, no fue el jugador explosivo e imparable que cerró la temporada. Philly no atacó bien a media pista, pese a que insistió mucho en hacerlo, parando el ritmo cuando seguramente una mayor velocidad juegue a su favor.
Y el motivo principal seguramente sea volcar tanto de su ataque en Embiid, que volvió a alternar momentos de fuerza de la naturaleza, con otros de ineficiente congelación del juego. Quedarán muy bien en el vídeo resumen del partido dos de sus mates, uno sobre Baynes en carrera tras recibir un pase, otro atacando a Horford con el bote desde la línea de tres, y todas las secuencias en las que saca faltas sin parar a los Celtics (anoche Smart acabó fuera con 6 faltas y Baynes casi con 5 en gran parte por él), pero los 22 puntos en 27 posesiones de tiro, con 3 pérdidas, no merecen en absoluto el calificativo de imparable. Los Sixers cerraron muy bien la temporada jugando a otra velocidad sin él en pista (ante rivales mucho más sencillos, hay que apuntar), y en la eliminatoria de Miami, todavía estaban metiéndole en juego. Boston tiene en Baynes y Horford dos jugadores que le defienden razonablemente bien, por lo que le aguantan uno contra uno, sin mandar la ayuda desesperada que acaba convirtiendo sus posteos en oportunidades para triples o cortes al aro. Con lo que ralentiza a los Sixers, Stevens firmaría una producción así, o mucho peor, todos los días. Y más cuando sucede como ayer, que pese a las faltas forzadas apenas fue a la línea: sólo tres tiros libres para él, lo que le hizo más difícil conseguir puntos fáciles.
Otra cosa que despareció también con la última baja de Embiid fue el pick’n’roll entre él y Simmons: apenas vemos ni el frontal, ni el tan utilizado durante la temporada bloqueo en el poste bajo (snug), cuando, y aunque los Celtics cambien, es una oportunidad magnífica para darle a Simmons espacio por delante sin demasiadas ayudas, al sacar a los dos grandes lejos de la canasta. Poco antes del descanso jugaron un dos contra dos, y Simmons anotó una de las bandejas más sencillas que tuvo en todo el partido (la más sencilla fue el mate que falló al comienzo del encuentro… en un partido que acabó en empate… ¡oops!).
Por parte de los Celtics, estuvo brillante su novato Jayson Tatum, que arrancó muy bien en el primer y el último cuarto, y es la mejor apuesta con diferencia de los Celtics cuando necesitan crear un tiro. Sus 24 puntos le convirtieron en máximo anotador del encuentro, y a pesar de que falló un par de tiros libres en los compases finales del encuentro que pudieron costar mucho a su equipo, no hubieran podido llegar tan lejos sin él. Además anotó 5 puntos en la prórroga (entre Horford y él metieron todas las canastas de los Celtics en el tiempo extra), tirando de su maravillosa capacidad de penetración, teniendo que resolver además ante Embiid, al que congeló en una de las ocasiones con la sangre fría de fintar ante él. Brown no confió en Covington y en Saric (este volvió a pista luego) en los minutos decisivos, lo que le emparejó a menudo con Belinelli, del que se puede ir en bote pese a su mayor tamaño cuando quiera.
Clave también fue Horford, que no anotó en toda la primera parte, pero fue decisivo al final: Boston le buscó mucho en el poste bajo cuando su marca era Ilyasova en el último cuarto, y él contestó con canastas y asistencias. Además, robó dos balones que parecían inofensivos en los últimos segundos de la prórroga, y anotó la canasta que ponía por delante a Boston al final, ejecutando perfectamente la jugada dibujada, para quedar emparejado con Covington, y buscar el aro mientras este le defendía por delante. Fueron 7 puntos en la prórroga, para remontar, incluidos los 5 últimos, y la fantástica defensa que estuvo ahí todo el partido sobre las jóvenes estrellas de los Sixers.
Y por supuesto, destacar el trabajo de Stevens, que además de toda la cuestión estratégica, cogió la pizarra dos veces, una en tiempo reglamentario y otra en la prórroga, con su equipo por detrás, y unos segundos en el reloj, y consiguió dos plácidas canastas para sus pupilos, despejando la zona de gente sabiendo que los Sixers iban a cambiar todo bloqueo peligroso.
Como ya comentamos ayer en el podcast, es injusto a veces dar tanto crédito al entrenador de los Celtics, porque se pierde la perspectiva de hasta dónde llega él, y dónde sus jugadores. Muchas jugadas anoche, por ejemplo, de Tatum, fueron resueltas por su brillante talento individual no por el sistema o la posición en la que Stevens le ha puesto. En los Celtics hay como en todos los equipos, aclarados, unos contra uno, posteos, etc… que tienen que resolver los jugadores. Si avanzan a las Finales de Conferencia, será porque por muy bueno que fuera el plan, los jugadores, en los que recae la responsabilidad final, lo han ejecutado. Y los rivales, con sus aciertos o errores (y ayer hubo más de esto segundo), también forman parte de tu desenlace. Con una sola jugada que hubiera ido en cualquier otra dirección no estaríamos hablando de él.
El caso es, que cuando se tuvo que notar su mano, lo hizo, y de qué manera. Y así, esta victoria le reafirma como uno de los mejores de la competición, y una de las mayores armas de Boston.
Sofi del día: El Process ha traído de vuelta a famosos a la primera fila del Wells Fargo Center: anoche no estaba el chaquetero Kevin Hart, pero sí M. Night Shyamalan, Nick Foles, Questlove, Meek Mill o Dana White, una lista que firmaría el Madison Square Garden en un partido tempranero de martes en febrero contra los Hornets.
El TD Garden sigue siendo un fortín en estos Playoffs: liderados por Horford, Rozier y Tatum, los Celtics metieron 17 triples en 35 intentos (los ocho jugadores de la rotación metieron todos al menos uno), y dominaron a unos Sixers que estaban yendo demasiado rápido por esta post-temporada.
No estaba Jaylen Brown, que se lesionó en el último partido de la anterior serie, pero no fue ningún problema: como en el resto del año, y por extensión, en toda la era Stevens, no pasa nada. Esto lo arreglamos entre todos, como aquella campaña del tardozapaterismo.
Nadie compensó directamente la aportación de Brown, pero Smart cubrió su puesto en el quinteto titular y como mejor defensor del perímetro, y su carga anotadora se disipó entre Rozier (29 puntos), Tatum (28) y Horford (26), que siguen la tradición céltica de estos Playoffs de repartirse las canastas en un equilibrio prácticamente perfecto. Especialmente bueno fue el partido del base, que está teniendo un año sensacional, y que ayer dirigió con maestría al equipo, encontrando todos los huecos y puntos débiles de la defensa de los Sixers, y anotó toda suspensión que intentó (igual no fueron todas todas, pero lo pareció).
Además, los Celtics pararon bien a Simmons, que tuvo un partido mucho menos brillante de lo habitual, y confundieron muchísimo a Embiid, al que se vio perdido en defensa. Los Sixers fueron todo lo contrario que los Celtics: un equipo sin acierto (sólo 5 triples anotaron, de 26 intentos), ni atención al detalle, jugando como si ya hubiesen ganado algo tras pasar tan cómodamente la primera ronda.
Ambos equipos empezaron mal, fallones en el tiro, y sin generar ventajas ni con el bote ni con pases. El recurso por parte de Philly en los albores del encuentro, fue el rebote ofensivo, logrando anotar varias veces en segundas oportunidades. Entre lo que conseguían en los tableros y las pérdidas de Boston, los Sixers, más desacertados, seguían igualados porque tiraron el doble de veces a canasta.
El mejor al inicio fue Tatum: con el traspaso del verano pasado aún en el recuerdo, quizá se viera con ganas de demostrar algo a unos Sixers que prefirieron a otro en el Draft, y aprovechó un emparejamiento muy favorable para él (Brett Brown le puso delante a Redick, dejando a Simmons con Smart). Anotó más cómodamente que nadie, sacó dos faltas tempraneras a Embiid, y bailó a Covington para disfrute del público, en una jugada que no pudo culminar.
A medida que fue transcurriendo el cuarto, ambos equipos se fueron entonando, ya con algunas oportunidades a la contra, y empezó a brillar Rozier, que cerró el primero con 10 puntos, 6 rebotes y una bellísima división del bloqueo por detrás de la espalda para asistir a Marcus Morris. Simmons y Embiid alternaban buenas acciones con pérdidas, y a la defensa de los Sixers le costaba cada vez más pasar todos los bloqueos por delante, como bien conseguían al inicio.
Los Sixers seguían en el segundo cuarto obteniendo oro de las segundas oportunidades, mientras los Celtics se atascaban un poco: apenas había movimiento en su ataque, que encadenó una serie de suspensiones fallidas seguidas sin desarrollar nada las jugadas. Fue entonces Smart, con un par de penetraciones a la contra que acabaron en triples desde la esquina de sus compañeros, el que dio un nuevo vigor al equipo, y lanzó la primera gran racha verde, ampliada por Al Horford que anotó sobre Embiid en el poste, defendió la acometida del pívot camerunés, pasó por encima de Belinelli tras un cambio en el p’n’r, y finalizó punto seguido otra jugada de Rozier y Larkin, en un rato en el que los Celtics buscaron sin piedad al escolta italiano, para aprovecharse de él. Big Al estuvo enorme hasta el descanso anotando, defendiendo y asistiendo, y Boston fue capaz hasta de desconectar a Embiid, que no sabía dónde ir, con Horford y Baynes anotando de larga distancia. La ventaja de los Celtics pasaba la decena, pero se antojaba hasta corta para lo que estábamos viendo.
Philadelphia no cerró el hueco en ningún momento, porque no fueron capaces de encadenar ninguna racha rápida. Simmons no estaba fino, pese a que no fueron tan físicos con él como en Miami, y Embiid iba sumando puntos y sacando faltas, pero intercalando pérdidas que no ayudaban al equipo a acercarse. En los secundarios del equipo, nadie metía un triple, y sólo Saric en tablero contrario y Redick en la media distancia contribuían. Los Celtics seguían con la gota china desde la línea de 3, con buenos minutos también de Larkin, que había estado flojo en la serie anterior, y con acciones periódicas para encender a su parroquia, como un rebote ofensivo de Smart justo debajo de Embiid, que convirtió en un 2+1 anotando de espaldas. Un error en un saque lateral con segundos restantes para finalizar el cuarto, que Redick castigó con un triple, fue de las pocas notas negativas de un cuarto en el que la ventaja final fue de +12.
El inicio del último cuarto fue algo más favorable con Philly, que ya estaba en el bonus tras sólo 3 minutos de juego, y que logró congestionar en un par de ocasiones el ataque de Boston, hasta agotar el reloj de posesión. Pero cada vez que la diferencia bajaba mínimamente de la decena, los Celtics contestaban con un triple: Rozier, Horford, Larkin, otra vez Rozier… todo tenía respuesta, y Boston llegó incluso a ampliar la diferencia cerca del final, a unas cifras más acordes a la diferencia entre ambos equipos anoche.
Increíblemente (¿por qué nos seguimos sorprendiendo?), los Celtics siguen superando las expectativas y superando problemas. A su ataque le puede faltar imaginación durante fases del encuentro, y a su defensa velocidad, pero encuentran la manera, más veces que no, de solventarlo y lograr que alguien contribuya. Es difícil sobre todo que Philly vuelva a tirar tan mal de 3 el resto de la serie (aunque les permitieron peores tiros que los que concedió Miami, por ejemplo), pero Simmons y Embiid parecían imparables, y anoche ante Boston parecieron los jugadores inexpertos que todavía son. Mucho respeto.
Sofi del día: Si hay un pabellón lleno de bocazas en la NBA, ese es el de los Celtics, ventajas que dan los anillos. El público americano, en los deportes profesionales, es menos fogoso que el europeo, y en casi todos los pabellones se corea colectivamente poco más que un «MVP». Es por lo que los «You are not a rookie» o «Fuck the Process» que se escucharon anoche tienen algo de sorpresa, y pueden sentar precedente, en una rivalidad que quizá veamos mucho en próximos años.
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Tras mejorar en el segundo año con Chris Paul, caer en primera ronda ante un rival al que le parecían tener cogida la medida fue un jarro de agua helada para el equipo pobre, y de momento, el bueno, de Los Angeles.
Este año pueden meterse en Playoffs por tercer año consecutivo, algo que no ven en esta franquicia desde que estaban en Buffalo, y eran los Braves, allá por 1976. Semejante exitazo lo consiguieron con el doctor Jack Ramsay y ahora vuelven a apostar por el entrenador: Doc Rivers es la mejor incorporación que han hecho este año para tratar de llegar a la Tierra Prometida.
Pero los Clippers todavía parecen un equipo que está un escalón por debajo, y sus opciones de anillo se antojan dependientes de un fallo de los demás. Si el joven y quizá algo estancado juego interior evoluciona bajo el manto de Rivers, quizá la cosa cambie, pero ahora mismo a este equipo le sigue faltando algo.
Radiografía de los Clippers
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En la radiografía intentamos recoger una amplia información estadística de cómo funcionó cada equipo el año pasado, en ataque y en defensa, comparando en que percentil (porcentaje de equipos mejor/peor que ellos) se encuentran respecto al resto de la Liga.
Hey, Doc!
Mientras Paul y Griffin estén en pista rodeados de unos cuantos buenos secundarios, este equipo es candidato a estar en la zona noble del Oeste siempre. Pero tras el cambio del olvidable Del Negro por Rivers, a los Clippers este año se les pedirá mucho más.
Doc no va a cambiar mucho del sentido más general de los Clippers: como entrenador delega y confía en el base de su equipo, y no microdirige los partidos posesión a posesión. El libreto de los Celtics apenas tenía unas jugadas base predeterminadas, de donde partían una serie de opciones abiertas al criterio del jugador con el balón.
En lo que sí va a marcar la diferencia es en los pequeños detalles. Los partidos de baloncesto tienen unas 180 posesiones, y muchas veces la diferencia está en un número de jugadas que se pueden contar con los dedos de una mano. Doc Rivers lleva años sacándose efectivas jugadas de la manga tras tiempos muertos mientras que Del Negro no pasó nunca del «Balones a Will Carlton». LAC tuvo la temporada pasada una gran dependencia de Paul en las posesiones finales o comprometidas, y aunque Chris es magnífico en este aspecto (los Clippers tienen el tercer mejor eFG% en jugadas terminadas en los 4 últimos segundos del reloj de posesión) y se conoce todos los trucos y alguno más (que se lo digan a Tony Allen), los rivales acaban mandando toda la ayuda a tu dirección, y nadie es omnipotente. Con Rivers le darán un respiro, y veremos a Crawford y/o Redick poner en práctica todo el arsenal que llevaba años diseñando para Ray Allen.
En defensa, lo esperado sería que los Clippers utilizaran el sistema Thibodeau que los Celtics llevan tanto tiempo poniendo en práctica. Pondrá presión en Jordan, que tendrá que minimizar sus errores y despistes, y le pedirá una intimidación conseguida con más paciencia que riesgo. Los Clippers no tienen ninguna alternativa para esta posición (ya hablaremos de ello) y por tanto, será una pieza clave. También obligará a Griffin a trabajar más en el balance defensivo hacia el lado fuerte (en el que está el balón) y las rotaciones. Blake ha ido haciendo cada vez más sólida su defensa individual en el poste bajo, pero todavía se descoordina interactuando con sus compañeros.
Quizá lo único que necesitan estos dos jugadores es estabilidad. Después de todo, Griffin ya declaró en marzo que con Del Negro «cambiaban de esquema defensivo partido a partido» cuando este les pidió una mayor urgencia para cerrar los tiros rivales en marzo, y es verdad que los Clippers no parecían tener un plan para toda la temporada. Además, una vez que Rivers decida cuál es la rotación en la que confía, se ceñirá a ella, y no les volverá locos con cambios de pareja.
Los Clippers aparecen muy alto en casi todos los pronósticos, y pese a que ha habido alguna buena incorporación, lo que se resalta siempre es el cambio del entrenador. Eso es toda una muestra del respeto y la confianza que tienen los analistas en las posibilidades de Rivers con esta plantilla. Pero también es cierto que los Celtics no han sido un equipo fácil de ver en el pasado reciente, y parte de la culpa la tiene también Doc, por lo que aquí hemos comprado tickets, pero vamos a esperar un poco para subirnos al barco.
Sigue siendo el rey
Si queréis un recopilatorio de todo lo que hace que Chris Paul sea el mejor base del mundo, con algo de distancia sobre el resto además, ya lo hablamos en profundidad el año pasado en el avance de temporada de los Clippers, y también un poquito después el día de Navidad, así que no nos vamos a extender, porque tenemos que hablar del resto de Clippers.
Y también, porque lo cierto es que no ha cambiado casi nada (bueno, ahora ha sido MVP por primera vez en un All-Star), y Paul sigue igual de desequilibrante que siempre, pero no acaba de romper de cara al público general, seguramente porque sigue sin hacer ruido en Playoffs: volvió a perder en primera ronda (de hecho, sólo ha ganado dos series en toda su carrera), y de todas las estrellas ahora mismo en el panorama NBA, nadie ha tenido tan poco éxito.
Una cosa queda clara, Paul se toma los Playoffs como misión personal. El número de veces que tira o saca falta se dispara, y deja su marca en casi todas las acciones del equipo (su 60% de canastas del equipo asistidas en 2009 es récord histórico, con mínimo 200 minutos). Este año la historia se repitió, y su porcentaje de utilización se fue del 22.6 al 25.4% en la serie contra Memphis, pasando de 18.3 a 22 puntos por 36 minutos. Su juego en Playoffs siempre fue alucinante, pero esto es un juego de cinco. Poco se le puede reprochar, pero ha tenido siempre muy poquita recompensa.
Respecto a la Temporada Regular, sus números por partido fueron para abajo, porque los Clippers tenían un potente banquillo, y ganaron muchos partidos por una gran diferencia, aprovechando para hacerle descansar, pero salvo por las pérdidas que han crecido un poco (lo del año anterior era imposible de mantener, y este ha vuelto al registro que ha mantenido a lo largo de su carrera, que es igual de excelente y mejor que el del resto), y un año tonto con los triples justo enfrente de la canasta (19 de 73, un 26%, tras conectar un 38% la temporada anterior), el resto ha sido igual o mejor, cerrando un final de año excelente.
Cumplió 28 años en mayo así que estamos ante un tremendísimo jugador en su mejor época. Nada más puede hacer él por este equipo: le tendrán que empezar a acompañar los compañeros y la suerte.
La supuesta regresión de Griffin
Viendo las estadísticas tradicionales sin más contexto, es fácil pensar que Blake Griffin dio un paso atrás en su tercera temporada en la Liga. Sus puntos por partido cayeron de 20.7 a 18, los rebotes de 10.9 a 8.3 y su porcentaje de tiro de campo del 54.9% al 53.8%. Lo cierto es que Blake jugó menos el pasado año (en 2012 él fue 16º en minutos por partido, y Paul 13º, y Del Negro, con uno de los mejores banquillos de la Liga, decidió darles más descanso este año) y esa diferencia entre 36.2 y 32.5 minutos por partido es significativa.
En cuanto a anotación, sus puntos por minuto se mantuvieron prácticamente igual (una diferencia de 0.6 cada 36 minutos), y su porcentaje de tiro verdadero, una medida mucho más fiel a la realidad que el FG% normal, porque incluye tiros libres y triples en sus proporciones adecuadas, subió del 55.7 al 57.2% porque fue mucho mejor desde la línea de tiro libre: el 66% de acierto de este año es magnífico comparado con el 52.1% que le convirtió en lastre la temporada pasada. De nuevo, al igual que sucede con los minutos, el talento alrededor de Griffin mejoró, y se repartieron más las posesiones.
Y con los rebotes sucede algo parecido: los números no son tan malos como parecen en términos absolutos, y aunque su tasa de capturas efectivamente ha disminuido de un año para otro, los Clippers como equipo no lo han notado, y fueron mejores con él en pista este año que el anterior.
Ahora, que Griffin no haya empeorado el año pasado, tampoco quiere decir que veamos mucha mejora. Lo de los tiros libres es significativo, pero ya tuvo buenos números en su año rookie, y sigue sin mejorar con su tiro de media distancia, y cada año que pase, será más difícil que lo haga. Pasó de tirar el 31% de sus tiros de campo fuera de la pintura al 35% este año, pero mantiene el nivel de acierto en un desagradable 35% que hará que los equipos le sigan retando a que lance desde ahí. Mucho se habla de lo buenos que han sido en la media distancia los jugadores interiores de los equipos de Rivers, pero estos ya venían siéndolo, no necesitaron de Doc para la conversión en buenos pistoleros. De hecho, es más, si planea utilizar a Griffin de igual manera que lo habitual en su ala-pívot en Boston, lo que ya de por sí es un tiro de pobre esperanza anotadora y poco eficiente, se convertirá en desastroso.
Y al mismo tiempo, que no veamos mucha mejora aparente, no quiere decir que Griffin sea un jugador maravilloso, y seguramente infravalorado por aquellos que le han estampado la etiqueta de sólo físico. Ha seguido siendo eficiente pese a redefinir su juego cuando le han hecho más difícil pasar por encima de los demás. Anotó 1.2 puntos por jugada continuando un bloqueo directo, cifra descomunal, entre las mejores de la Liga, aunque se prodigó menos este año que el anterior. Cortando y a la contra también cuesta encontrar mejores jugadores estadísticamente que él. Y posteando, aquella cosa que estos jugadores sin fundamentos no saben hacer, sus 0.88 puntos por jugada en 533 oportunidades están en la zona noble de la Liga, justo debajo de los 0.89 en 655 jugadas del Al Jefferson. Y por último, sigue entre los mejores pasadores de la Liga, y volvió a repetir como jugador interior que más asistencias de triple da por minuto, seguido por Al Horford y David Lee.
Y que no veamos mejora aparente, no quiere decir que Griffin no sea un jugador maravilloso… ni que para que estos Clippers sean uno de los mejores equipos de la Liga necesiten más de él. Tal y como está el Oeste, se necesita prácticamente un par de jugadores Top 10, y aunque Blake llegara al 2º equipo All-NBA, lo que le pone más o menos en ese rango, todavía no está a ese nivel (la posición de ala-pívot una de las más profundas hace muy poco, está de bajón, y pasó por un mal momento en la última temporada, con las lesiones deLove o Nowitzki y la pérdida de relevancia de clásicos como Garnett, Gasol o Stoudemire).
Pero si mejora y ayuda este equipo, quizá no lo veamos en sus números individuales, porque es en defensa donde más puede y debe mejorar. Con su excelente capacidad atlética, tal vez Doc intente que defienda los bloqueos directos como Garnett hasta hace poco, atacando al base cuando dobla la esquina. En todo ese tipo de jugadas hay un momento justo en el que el hombre alto tiene que elegir si su asalto al base es completo, si hace prácticamente un dos-contra-uno, o si simplemente trata de cortar la línea de pase, recuperando hacia su hombre. KG tenía ese algo para escoger la acción perfecta y acertar siempre, y me temo que por desgracia eso no se puede enseñar. Pero con sus condiciones físicas y, al menos, algún consejo útil por parte de Rivers, Griffin, e incluso Jordan, pueden intentarlo. Hablábamos antes del caos al que se vieron sometidos con Del Negro, y es que es muy difícil jugar pensando. Lo ideal es que con Rivers repitan procedimiento siempre, que les ayude a crear una serie de automatismos, y si se acostumbran a hacer constantemente lo mismo, es como acabarán dominando ciertos artes.
Griffin es un jugador inteligente en ataque, que entiende el juego de una manera fabulosa, así que me cuesta creer que no pueda hacer lo mismo en defensa. Tal vez haya algo de falta de esfuerzo, y esto si que tengo menos dudas de que Rivers lo puede corregir.
En resumen, quinto año y cuarta temporada crucial para Griffin, que ya tiene sueldo de hombre (16.4 millones este año, 7.2 el pasado) y es el mejor preparado para poder darle un empujón a este equipo. En Playoffs el año pasado jugó semi-lesionado y no pudo hacerlo. A ver si este…
Los que vienen y los que se van
Los Clippers han perdido a jugadores muy importantes la temporada pasada como Butler, Odom y Bledsoe, pero han hecho contrataciones interesantes (sobre todo en el perímetro), y retienen a los cinco jugadores que más minutos participaron el año pasado.
Paul, Crawford, Barnes, Griffin y Jordan repiten, y quizá Doc Rivers se quiera atrever con un quinteto formado por ellos. De hecho, la pasada temporada fue una unidad fantástica, que superó en la friolera de 22.6 puntos por 100 posesiones a los rivales. La muestra fue pequeña, solamente 149 minutos (57 de ellos, un 38% en el último cuarto/prórroga), y el índice defensivo de 93.1 puntos por 100 posesiones es insostenible a largo plazo, pero es un grupo equilibrado, con un poco de todo y sería perfectamente creíble que fueran una de las mejores unidades a lo largo de una temporada.
En realidad, la competición por los puestos de ala va a ser grande, con JJ Redick y Jared Dudley reclamando minutos de titular, sin olvidarnos del mortífero tirador rookie que llega de North Carolina, Reggie Bullock. Los nuevos podrían ser titulares perfectamente, porque Crawford y Barnes salieron desde el banquillo prácticamente toda la temporada (Matt sólo empezó de titular en los 4 partidos en los que faltó Butler), pero jugaron más de 25 minutos por partido cada uno, y eran habituales en el quinteto que cerraba los partidos.
El caso es que contar con cuatro jugadores tan útiles (más el novato Bullock y el clásico Willie Green), es un buen problema para tener. Todos metieron más de 100 triples el pasado año (con el 34.2% de Barnes como cota inferior del porcentaje de acierto) y se complementan bien, ya que los escoltas son buenos y prefieren tirar desde las alas y los aleros desde las esquinas, y tienen un perfil más defensivo.
El puesto de 2 titular supongo que acabará en manos de Redick, porque Crawford es el mejor creador de tiro, y los Clippers le necesitarán como sexto hombre, pero para el de alero tengo más dudas sobre si el nuevo fichaje se impondrá a Barnes, más duro, mejor en defensa y en el rebote. En todo caso, no me sorprendería cualquier combinación de los cuatro, como titulares o suplentes.
Lo que es mucho más blandengue es la rotación interior. Hollins renovó, y Jamison y Mullens sustituyen a Odom y Turiaf, cambiando defensa y fuerza por anotación desde el perímetro.
Lamar Odom (que en paz descanse) no podía meter un triple si su divorcio con la Kardashian fea dependiera de ello, pero era un lujo en prácticamente todo el resto de aspectos del juego. Mullens tampoco la mete de 3 aunque tire mucho (31.7% el pasado año) y es un desastre en lo que hace brillante a Odom (bueno, reboteando en defensa, si es que no la han metido antes en sus morros, tampoco está mal). Byron seguramente debe este contrato al 25/18 con 4 triples que se marcó ante los Celtics y Rivers en febrero, que cerraba la racha de 7 victorias sin Rondo, pero Doc tuvo asiento de primera fila en la excepción, no en la regla. Jamison sí puede tirar de tres, y tras un año muy duro en Cleveland como titular, y a veces, primera opción, demostró que cuando se le llama desde el banquillo y en un papel secundario cumple, y aunque está muy de moda comparar a los jugadores con conos, no lo vamos a hacer con la defensa de Antawn, porque es una falta de respeto. Para el cono.
Así que eso es lo que hay. Entre Hollins, Mullens y Jamison, los Clippers han comprado anotación y la posibilidad de ampliar el espaciado del campo con los hombres grandes a costa de sacrificar la defensa por completo. A última hora han añadido a Lou Amundson , que puede aportar algo de energía, tapones en ayudas y rebote en ataque, pero viene de rebote, pasando por tres equipos el pasado año, y ese papel de 6º hombre alto de una plantilla es seguramente el nivel al que puede aspirar.
Este grupo de reservas, saliendo desde el banquillo o como recurso puntual, si Griffin y Jordan no se pierden muchos partidos, está bien, un tanto unidimensional, pero completo e interesante. Pero en cuanto alguno de ellos tenga que entrar en el quinteto titular, los Clippers tendrán un buen problema, y ya pueden rezar para ser los que quedan por encima en el intercambio de golpes, porque los partidos irán a muchos puntos.
Bye Bledsoe
La baja de Bledsoe, la dinamita de la segunda unidad que tan bien funcionó para los Clippers, será importante, pero LA no podía retenerlo más en el banquillo, lograron un buen botín a cambio, y dentro de sus posibilidades, creo que Darren Collison puede suplirle bien y cumplir en ese papel de base suplente cambiarritmos en el que se dio conocer, precisamente, jugando tras Chris Paul. Lo que más me mosquea es que ya ha perdido dos trabajos de titular seguidos, el primero ante George Hill (comprensible) y el segundo ante Mike James (imperdonable) y ha firmado por poco más del mínimo, lo que demuestra poco interés en él alrededor de la Liga.
Collison es un jugador sólido en ataque, que no destaca ni desentona, pero que acaba siendo irregular porque su mayor virtud, la velocidad, es a su vez el mayor defecto, ya que muchas veces le hace perder en control y le mete en problemas. Hasta aquí, podríamos estar hablando de un primo-hermano de Bledsoe, y si comparamos sus estadísticas del año pasado nos salen dos jugadores casi iguales. Pero la diferencia reside en la defensa. El ahora jugador de Phoenix es un pequeño roble y Collison una mota de polvo que puede ser barrida con un soplido. Eso es lo que convierte a uno en futuro y prometedor titular y al otro en suplente perpetuo (aunque Darren sólo tiene un año de experiencia más, y dos de edad que Eric, por lo que a lo mejor es injusto considerar al segundo todavía un talento a destapar, y al primero un producto ya terminado). De todos modos, los Clippers ya tienen a Chris Paul, y para el puesto de trabajo que ofrecen, Collison les vale y puede cumplirlo con creces.
Carlisle se cansó de las pérdidas a destiempo y que se comiera todos los bloqueos en defensa con patatas panaderas, pero Rivers lo tendrá que aguantar en pequeñas dosis y con Wayns como única alternativa, y así se hace mucho mejor la digestión.
Antes de que nos quedemos quién sabe cuánto tiempo sin baloncesto, vamos a recordar nuestras 10 pifias favoritas de esta temporada en la NBA. Nos hemos dejado algunas, otras no las recordaremos, pero si crees que las hay mejores, déjanos un comentario con tu favorita.
10. Algo parecido hicieron a Iguodala y Iverson…
Anthony Morrow se encuentra con un taponador inesperado en su camino al aro.
9. ¡Arriba! ¡En la sección 314!
Espero de corazón que hayan detenido al francotirador que disparó a Chris Bosh en el United Center.
8. Y Bosh se lleva la asistencia
Parece que solo LeBron estaba despierto aquel día en Minny
7. Máquina de anotar
Tenemos por aquí a McGee con sus intentos por conseguir el punto que le faltaba para su triple doble, que fueron hilarantes.
6. El pase imposible
Que LeBron James es uno de los mejores pasadores de la Liga, lo sabemos todos. Pero intentar pasarla utilizando la cara de Chris Bosh, ya es rizar el rizo.
5. Eso es un palmeo y lo demás son tonterías
¿Quién dijo que Darko Milicic no tenía una buena muñeca a media distancia?
4. Y querrás que te pite la falta…
JJ Redick. Joey Crawford. Solo puede quedar uno. O ninguno.
3. ¿Quién, yo?
Nadie parecía tener claro quien debía tirar los tiros libres aquella noche en Phoenix…
2. Artest es taponado por el aro
Con los Lakers a 19 minutos y 19 de puntos de ser eliminados de los Playoffs, Ron Artest es taponado por el aro en el que tal vez sea el salto más desganado del año.
1. Von Wafer y su mate fallado
Ya llevamos unos cuantos mates fallados, pero ninguno tiene las repercusiones del de Wafer. El alero céltico se queda celebrando el mate y al darse la vuelta para volver a defender provoca los dobles de Jermaine O’Neal.