Trade deadline. El día en que la NBA normalmente se vuelve loca y donde este año lo hizo. Muchas rondas para arriba y para abajo y 37 jugadores que cambiaron de equipo. Uno de los equipos que más se movió, Oklahoma City Thunder.
En esa noche de locura del 19 de febrero, el equipo de OKC consiguió Kanter, Augustin, Singler y Novak y dejó marchar haciendo varias fiestas de celebración con sus correspondientes hashtags a Perkins, Reggie Jackson y una futura ronda de draft. Previamente a la locura del 19, Sam Presti también movió un poco a la plantilla para hacerse con Dion Waiters a cambio de casi nada, un movimiento algo extraño la verdad en su momento, pero que era la antesala de la salida de Jackson.
A partir de este momento, Twitter explota. Que si por fin Sam Presti le da a Scooty Brooks banquillo, que si por fin fuera Perkins, que si Kanter va a ser el nuevo O’Neal, que si el juego exterior de Thunder ahora sería temible, … todo cosas positivas, pocas negativas (Van Gaal no estaría de acuerdo). Me picó la curiosidad.
Pocos días después, se anuncia la mini operación de Kevin Durant, vamos, una pasada por el taller para arreglar un par de tornillos, con lo cual, tiempo de Russell Westbrook para coger las riendas de un equipo donde entre unas cosas y otras se plantaba con 7 jugadores nuevos de los 15 de la plantilla. Interesante. Me picaba más aún la curiosidad.
Así que me dije, vamos a investigar a Thunder, pero vamos a hacerlo bien. Me pillé el calendario y decidí ver el mayor número posible de partidos de la franquicia con la camiseta más fea (Pelicans mediante…aunque oye, la nueva con mangas…me gusta) de la liga, para así ver en primera persona que aporta y que le falta a este equipo para dar ese mega salto de cara a un futuro anillo, además, qué mejor verlo que sin Durant.
A grandes rasgos: la cosa tiene buena pinta pero….
Vamos a ir comentando un poco más en profundidad. La gran casualidad ha querido que estos partidos que me he puesto a analizar con calma a Thunder, han coincidido con la transformación de Westbrook en Super Sayan nivel 4, con lo cual todo ha sido mucho más divertido, pero también ha servido para ver los pros y contras de este tipo de juego muy al estilo de balones a Will. Así que vamos a empezar analizando a lo nuevo que ha traído Presti para intentar que Durant y Westbrook consigan su primer anillo.
Primero lo haremos jugador a jugador para después acabar dando un enfoque general a como hemos visto en estos partidos a Thunder, de esta forma podemos ver que suma (o resta) cada jugador al concepto global de una franquicia que busca su primer anillo (sí, primero, Seattle fue otra cosa…).
Dion Waiters
Jugador que sobra. Totalmente además. Si OKC tenía ya a Reggie Jackson, traer a Waiters es un Jackson II, es decir, un jugador que se piensa que puede ser titular y protagonista en un equipo donde está Westbrook, Durant e Ibaka, vamos algo que nanai de la China. Waiters es como ese personaje de The Wire, que siempre está de secundario de la banda de Avon y que quiere salir más, quiere implicarse más, al final se implica y hace cosas por su cuenta…cómo acaba todo? Stringer Bell llama a algún amiguete y en poco tiempo, este personaje aparece tirado en una casa abandonada sin nadie saber muy bien por qué…
Steve Novak
Pues jugador que puede aportar desde fuera. Todos vemos a ese Novak en PO (si entran…) enchufando 3 triples seguidos para bien irse del partido o remontar algo… el problema es que su operación de apendicitis coincidió con esta serie de partidos que he visto de OKC, con lo cual poco puedo valorarlo, fuera de lo que pienso que puede aportar que va desde el todo a un buen toallero para hacer compañía a Lamb.
Kyle Singler
El alicantino está siendo el substituto de Durant en los quintetos iniciales durante estos partidos donde el MVP está aún de baja por su última lesión. Sinceramente su actuación en los partidos pasa sin pena ni gloria y se limita a esperar desde fuera para poder enganchar algún triple o algo similar, su puesto lo ocupa Morrow a la mínima que Brooks puede. Con la vuelta de Durant su papel será de nuevo muy parecido al de Novak, un especialista que en un momento dado te puede sacar de un aprieto, pero cuyos minutos rara vez superarán los dobles dígitos.
DJ Augustin
Oklahoma City Thunder nunca ha tenido algo así. Punto final. Lo que aporta Augustin y su protector bucal siempre fuera de la boca, es algo que Brooks siempre había querido para su equipo, un base suplente fiable que pueda anotar y que cuando esté Westbook en el banquillo o incluso con él en pista, sea una opción más para el ataque, con lo cual le da muchas posibilidades a OKC para el ataque. Habrá que ver, como todo, qué pasará cuando Durant vuelva, pero desde Harden no tenía nadie así en el banquillo OKC…y no, no lo estoy comparando a Harden jo! que saltáis enseguida!!
Enes Kanter
Lo que antes decíamos del base de New Orleans sirve perfectamente para Kanter. El turco es algo que no había en Thunder. Perkins era una remora, un resquicio del pasado con una sobrevaloración infinita que se basaba en un sistema que dio el éxito a Celtics. Sacas a ese jugador de ese entorno y se queda en un jugador normal tirando a estorbo que es lo que ha sido Perkins en estos años en Thunder. Kanter ofrece en ataque ese jugador grande, que se mueve bien dentro y viene que ni pintado ahora que Ibaka está sufriendo el síndrome Chris Bosh y poco a poco quiere alejarse de la zona en ataque. Otra cosa es la defensa…donde Kanter es un poco agujero, pero vamos, si Ibaka le cubre bien…no es problema…o sí.
Pero claro, el baloncesto es un juego de equipo, así que mejor ver como estos nuevos jugadores encajan en Thunder.
Vamos a partir de la base que el actual OKC es el equipo de Westbrook, sí, es su equipo. Durant está fuera, no se sabe muy bien cuando va a volver y el gallo del corral tiene el número 0 en su camiseta. Su racha brutal de triples dobles está haciendo que su nombre se vuelva a considerar en la carrera a por el MVP de este año un poco tarde creo, de conseguirlo Thunder conseguiría algo que desde Cousy y Russell a mediadios de los 50 no se consigue, es decir, que dos compañeros de equipo tengan el premio al mejor jugador en dos temporadas consecutivas. Así que partiendo de esa base, es decir, de que el protagonista de la película es Westbrook, todos son secundarios.
Una vez teniendo clara esta premisa, vemos que el equipo ha mejorado bastante en ataque, las aportaciones de Augustine y Kanter se notan, tanto en la primera como en la segunda unidad. Si encima sumamos a que jugadores como Adams o el rookie McGary aportan mucho más que lo hacía Perkins, da esa sensación de que el banquillo se encuentra más compensado, más profundo me atrevería a decir. Habrá que ver el papel de Kanter cuando Adams esté 100 recuperado de su lesión, es decir, optará Brooks por sacar al turco para ir más al ataque o al maorí para apuntalar más la defensa…opciones y más opciones, algo que hasta ahora no había.
Lo que está claro es que el gran punto en contra de Thunder es la defensa. Hay veces que ver defender a OKC duele mucho, no por falta de ganas, ni tal vez por falta de medios, sino por la facilidad extrema que tienen los equipos por anotar casi sin hacer nada del otro mundo. Es decir, a pesar del modo DIOS en el que está Westbrook ahora mismo a Thunder le cuesta una barbaridad ganar los partidos, ¿por qué? esa es la gran pregunta porque mimbres hay, pero defensivamente hablando el equipo para entendernos es un poco colador.
Tal vez Brooks está aplicando aquello de si me meten muchos puntos voy yo a meter muchos más, pero eso puede funcionar hasta cierto punto, así que un poquito más de trabajo en defensa vendría bien, la pregunta es si a estas alturas de la película esto ya se puede modificar o es algo tarde.
Otra gran incognita surge cuando Durant vuelva. ¿Qué va a pasar? es decir, ¿seguirá Westbrook acaparando tanto balón? ¿lo compartirá? s¿erá el propio Durant el que le ceda el protagonismo a Westbrook? ¿habrá piques entre ellos y ese idílio que se vio en la entrega del MVP el año pasado se irá al garete? ¿se chocarán la mano?…
Muchas incognitas que tan sólo el tiempo podrá resolver. Lo que está claro es que ahora mismo Oklahoma City Thunder es el equipo de Russell Westbrook y eso en un medio/largo plazo puede ser un problema gordo y más si el equipo no entra en PO con esta nueva profundidad de banquillo o bien si alguno de los gallos del corral decide que quiere ir por su cuenta. No se, pero no me gustaría estar en la piel de Bennett en los próximos meses, aunque visto de otro modo… 2 MVPs en mi equipo de cara al año que viene…puede ser la última oportunidad para que Brooks demuestre si OKC es candidato a anillo, o si esa famosa ventana ya se cerró para ellos.
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Otro equipo más en una amplia lista de candidatos factibles a Playoffs en el Este. Después de traspasar a su base de toda la vida, y adquirir a cambio a Rudy Gay, el jugador de mayor perfil que ha tenido este equipo desde que se fue Chris Bosh, fueron el sexto equipo del Este, con 18 victorias y 18 derrotas. El quinteto titular que logró ese récord, se mantiene intacto, de hecho los Raptors son junto a Miami, Oklahoma City, Indiana y San Antonio, uno de los cinco equipos que presumiblemente empezará esta temporada con el mismo quinteto que más minutos tuvo el pasado año, y hay muchas esperanzas puestas en ver cómo funcionan más tiempo juntos, y si se mantiene el nivel de equipo de Playoffs con el que despidieron la temporada.
Además, este verano se hicieron con los servicios del Ejecutivo del Año, Masai Ujiri, y aunque su impacto se verá a medio plazo, ha retocado el banquillo y se ha despedido de un Andrea Bargnani que cada vez contaba menos.
Radiografía de los Raptors
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En la radiografía intentamos recoger una amplia información estadística de cómo funcionó cada equipo el año pasado, en ataque y en defensa, comparando en que percentil (porcentaje de equipos mejor/peor que ellos) se encuentran respecto al resto de la Liga.
Intriga absoluta
Los Raptors son para mí uno de los equipos más intrigantes de la Liga. Su quinteto titular en la segunda mitad del año, con Kyle Lowry, DeMar DeRozan, Rudy Gay, Amir Johnson y Jonas Valanciunas fue tremendamente exitoso, 12.9 puntos por 100 posesiones mejores que el rival, siendo especialmente incisivo en defensa, donde tuvieron una marca excelente, que sería la mejor de la Liga de poder mantenerla (y si ellos jugaran 48 minutos). También hay que tener en cuenta los milagros que se producen en la NBA en marzo y abril, cuando algunos equipos desconectan, cosa que no ocurrió en Toronto, que no tenía elección de Draft por la que luchar, y que colorean resultados especialmente buenos, como tal vez este.
Sin Bargnani en la plantilla que quizá podía reclamar un puesto por veteranía, parece casi seguro que este quinteto se mantendrá, al menos hasta que haya algún nuevo cambio de personal, y habrá que ver qué tal lo hace a lo largo de un año completo, porque salvo por el proletario Amir Johnson, es un grupo con un marcado carácter individualista, que la perdió bastante cuando coincidió en pista, sin jugadores que hayan demostrado ser capaces de pasar en las alas, y con una pareja con poco rango anotador para su posición (DeRozan y Johnson) que podrían atascar ligeramente el espaciado del equipo.
Pero el potencial existe. Es un quinteto bastante joven, en el que Lowry y Gay, de la cosecha del ’86, con 27 años cumplidos son los más «viejos» y por tanto a punto de entrar en los mejores años de su carrera deportiva, y con varios jugadores que da la impresión que todavía pueden explotar, y añadir una marcha más a su juego, sobre todo Kyle, Rudy y, por supuesto, el yogurín lituano Valanciunas.
Expectantes nos hallamos ante el destino de este equipo. Y más sabiendo que ahora el jefe es Ujiri, y que si ve la cosa va mal empieza a hacer cambios como si esto fuera un capítulo de «Los reyes del trueque»
El valor y Rudy Gay
Rudy Gay es uno de los jugadores más polarizantes e interesantes para el análisis de la Liga. Está encerrado en esa discusión todavía abierta al debate y pendiente de encontrar una solución, sobre cómo cuantificar cuánto vale crear tiros con una eficiencia mediocre, similar a la de media de la Liga, y la recta final de la temporada no nos ayudó a resolver demasiado el misterio.
Los Grizzlies, el equipo de toda su carrera, funcionó mejor sin él, pero es indudable que Memphis le echó de menos cuando eran incapaces de anotar en Playoffs ante San Antonio, pero en parte fue por la terrible carencia de anotación que había en las alas (si tuvieran a un verdadero jugador 3D quizá no estaríamos hablando de esto ahora). Los Raptors también tuvieron buenos resultados desde su llegada, pero no marcó una diferencia acorde al impacto que se le presupone por quien le tiene estima. Los dos equipos fueron mejores tras el intercambio, pero tiene pinta de ser una victoria pequeña y pírrica en ambos casos.
Si tuviéramos que explicar a Rudy Gay a vuelapluma, diríamos que tira mucho y puede hacerlo desde cualquier lugar bajo cualquier pretexto, mete regular, es muy mal pasador (no sólo es que no pase mucho, sino que es muy poco certero) y pese a que tiene un excelente tamaño para su posición, no lo traduce en una contribución positiva a la defensa por ser despistado, remolón y no ayudar todo lo que debería en los tableros.
Además, tiene una reputación ganada a pulso de jugador clave en momentos decisivos habiendo metido 9 de 17 canastas para ponerse por delante o empatar un partido a falta de 5 segundos o menos en los últimos 5 años (2 de ellas sobre la bocina), una de las mejores marcas de la Liga.
Claramente, alguien que coquetea con los 20 puntos por partido sin conceder nada en defensa es un jugador útil, que no hace peor a un equipo. Pero hay que tener en cuenta lo que cuesta (casi 18 millones este año, y podría salir al mercado el verano que viene) en una Liga en la que cada vez es más importante la flexibilidad financiera, y que hay que encontrar el punto idóneo de utilización, ¿de qué debería estar más cerca Gay, de acabar una de cada tres jugadas en Toronto, o una cada cinco?
Pensar en potencial a estas alturas, cuando ya lleva 7 temporadas en la Liga sea seguramente iluso (a no ser que el problema fuera que no veía bien, algo que ya arregló operándose los ojos). El problema con este tipo de jugadores no es simplemente la selección de tiro, porque no tienen un lugar o un recurso infalible al que puedan acogerse desechando todo lo superfluo e ineficiente. Sí, cambiar los tiros de dos lejanos por casi cualquier otra cosa, tuya, o de otro jugador es rentable para el equipo, Pero en lo individual, al igual que hay jugadores infalibles en unas zonas e incapaces en otras, tenemos que comprender que hay quien puede utilizar todo el frente de ataque razonablemente bien, sin sobresalir en ningún punto, así a secas. Y eso es difícilmente mejorable a según que edad, y no te permite elegir demasiado.
Y es que al final, irónicamente, jugadores como Rudy Gay no son irregulares, sino los más consistentes de todos. Sólo hay que cambiar la dimensión en la que miramos.
Jonas, año II
Hay que tener mucho valor para escribir a estas alturas sobre Jonas Valanciunas. Hay muchos signos que apuntan a grandeza a corto plazo, y al mismo tiempo es fácil ver lo débiles que son esas señales.
Fue el MVP de la Summer League en Las Vegas, algo que en los últimos años fueron Josh Shelby, Damian Lillard, John Wall y Anthony Randolph. Tiene unas estadísticas excelentes por minuto en el EuroBasket, pero no deja de ser el EuroBasket, y su seleccionador Kazlauskas, ha limitado sus minutos, poniéndole en pista menos tiempo que al resto de líderes de su equipo. Y los 7 kilos de músculo que según dicen (y se puede observar) se ha puesto encima en veranito, cambiarán algo en su forma de jugar: será más contundente, pero ¿que sucederá con su rapidez y su agilidad? Estas quizá son las características más destacables de su juego el año pasado.
La suerte está echada con Valanciunas, y podemos esperar cualquier cosa de su corto, medio y largo plazo. Tiene el tamaño, para empezar, y demostró una progresión constante en todo lo que hacía a lo largo del año, lo que demuestra que es capaz de aprender.
Finaliza bien de espaldas desde la izquierda, sin muchos recursos, pero con un reverso hacia el tablero y un gancho que ya tienen el nivel, y también continúa hacia el aro en jugadas de bloqueo con una exuberancia increíble (aunque a veces va demasiado rápido y acaba por delante, hay varios ejemplos de cómo pide el balón cuando ya se ha metido debajo del tablero, y esto también se aplica a cuando postea, donde los deseos de moverse rápido le llevan a perder el equilibrio y el balón). Se ofrece para poner bloqueos constantemente (entre él y Johnson, los Raptors fueron magníficos en la recta final en este aspecto) y su tiro de media distancia ya anda por el 40%, algo que está muy bien como recurso en un pívot, pero ojalá no se convierta en un arma de doble filo. Como porcentaje de acierto es un punto de partida desde el que mejorar si hay ambición, pero es suficiente como motivo para conformarse y alejarse del aro a vivir una vida más cómoda. Más de una carrera se estropeó así.
Anotó muy fácil y eficientemente, pero también es verdad que los Raptors pasaron pocas veces el balón en su dirección, e intentaron aprovechar cuando tenía ventaja, algo que debería cambiar, ya que ahora será una opción en todo momento. Al mismo tiempo, una vez que la pelota llegaba a Jonas, rara vez volvía de vuelta. Eso, que la pase, se le va a pedir este año, sobre todo cuando le junten con tiradores (o lo que puedan) en pista, y habrá que ver cómo se desenvuelve, porque apenas pudimos verle en este aspecto el año pasado.
En defensa tuvo los problemas típicos de un novato, y más en un equipo con sistemas tan complejos como los de Casey, en los que se mezclan las zonas más o menos disimuladas con la defensa individual, pero fue corrigiendo el problema de las faltas poco a poco, y este año, con Bill Bayno tomando las riendas como coordinador, cambiará alguna cosa.
Estuvo mejor en tareas que requieren de rapidez (salir a por tiradores, aparecer en las ayudas, parar los bloqueos en el poste alto) que aquellas más orientadas a la fuerza (le buscaron mucho los rivales, y con éxito, en el poste bajo). Su cuerpo ha cambiado, y veremos como se traduce en su juego, porque a lo mejor en vez de solucionar el problema se han creado uno nuevo.
En definitiva, hay razones para creer en Valanciunas, pero no es ni es mucho menos una apuesta segura o inmediata. Pero para que aspiren a Playoffs, es imprescindible.
¿Un nuevo Lowry?
Lowry fue una ligera decepción la temporada pasada para aquellos que esperábamos un año revelación. Empezó muy fuerte, promediando un 23.7/7.3/7 en los tres primeros partidos, en los que parecía que los All-Star en el Este iban a ser Kyle y 11 más, pero se lesionó en el siguiente encuentro, y cuando volvió, no acabó de sentirse confortable compartiendo equipo con Calderón.
Sus números anotando tras pase son manifiestamente mejores que los que consiguió creándose su propio tiro tras bote (de hecho, estaría entre los jugadores más dominantes de la pasada campaña como «tirador«), pero paradójicamente, son peores con el hombre que mejor le podía asistir en cancha, Calde, lo que es otra muestra de su incomodidad con el extremeño.
Alternaba actuaciones meritorias con partidos desastrosos en los que se le veía fuera de sitio, y las sensaciones que transmitía al espectador y las comparaciones mediante +/- indicaban que Calderón era más beneficioso para el equipo (aunque el RAPM ha situado finalmente a Lowry 3 puntos por 100 posesiones mejor, con los mismos cuartetos acompañando, en parte por sus contribuciones defensivas).
A finales de enero, Calderón se fue a Detroit, vino Rudy Gay, y Lowry aunque siguió con terribles problemas de inconsistencia anotadora, aguantó la incontinencia: moderó su volumen de tiro y apostó por repartir un poco más el juego y alimentar a sus compañeros. Esa es la versión que seguramente le gustaría ver a Casey la próxima temporada, y el quinteto titular no anda precisamente sobrado de jugadores solidarios.
Este año, en el que por primera vez en un tiempo no debe sentirse amenazado por la competencia, puede tomarse las cosas con calma y seguir virando su juego hacia el de director que amenaza con su tiro al rival para crear espacio, no a su propio equipo. Es trabajador, y seguirá aportando en defensa, rebote y mentalidad. Los mejores años de su carrera los tiene justo delante. Veremos como los aprovecha.
Revelación Amir
Si estos Raptors tienen algún tipo de arma secreta, ese es Amir Johnson. El traspaso de Davis y la defenestración de Bargnani le permitieron jugar más que nunca, y cumplió, vaya si cumplió. Todavía bastante joven para su experiencia (26 añitos), ya que llegó desde el instituto, Johnson es el rey del trabajo sucio en Toronto.
A pesar de que a mitad de temporada le quitaron a su compañero favorito, Jose Calderon, con el que había desarrollado a lo largo de los años una química inmejorable, mantuvo sus prestaciones en ataque rebañando rebotes ofensivos y como continuador tras bloqueos cuando este se fue, siguió poniendo esas pantallas marca de la casa con agarrones y enganchones posteriores incluidos, que son perfectos cuando los árbitros no los ven (que no suelen), y continúo causando estragos en defensa, con un cuerpo y unas condiciones que le permiten defender a prácticamente cualquier tipo de ala-pívot e intimidar con la posibilidad de poner un tapón en cualquier momento en una ayuda.
Los Raptors encajaron 6.4 puntos menos por 100 posesiones con él en pista, y la tendencia se repite desde hace varias campañas: el equipo era mejor en 3.4 por 100 puntos en 2012 y en 2011 y 8.5 en 2010. El RAPM (+/- ajustado y normalizado) estima que su valor individual en defensa fue de 3.6 puntos en la pasada temporada, el mejor entre los ala-pívots y unido a una contribución positiva en ataque (con Johnson en el banquillo, los Raptors tenían una marca equivalente al peor equipo de la Liga ofensivamente) le sitúa como uno de los mejores jugadores de la pasada temporada, el 14º concreta y sorprendentemente.
Es muy dudoso que Johnson pueda tener semejante impacto en el juego, aún teniendo en cuenta todos los signos que apuntan a que es un excelente defensor y un jugador que no resta en ataque, pero ciertamente, su producción está siendo infravalorada, y es una de las claves del buen final de temporada de Toronto.
Es lo que hay
DeRozan cobrará 9.5 millones por temporada durante los próximos 4 años, y tal vez sea caro, pero nadie puede quejarse de las horas que hecha en el trabajo: 5º jugador con más minutos la pasada temporada, y sólo se ha perdido 8 partidos en 4 años.
Otra cosa de la que nadie se puede quejar, es de su consistencia. Salvo por un pequeño bajón en la eficiencia anotadora el año pasado (que ocurrió a muchos otros jugadores, y a la Liga en general por culpa del cierre patronal), DeRozan lleva tres temporadas siendo básicamente el mismo jugador, y produciendo de la misma manera. Ha sustituido un poco parte de la gran cantidad de tiros de 2 lejanos por triples, pero sólo anota un 26-28% de ellos, lo que es equivalente en porcentaje efectivo a un 39-42%, más o menos el mismo (y pauperrísimo) acierto que tiene en la media distancia.
Pero ataca el aro las suficientes veces (60 mates el año pasado, más los viajes a la línea, ya que es 28º en sacar tiros libres adicionales por partido) y tiene un juego de espaldas interesante ante escoltas pequeños en el bloque izquierdo del ataque, que le permite acabar con un porcentaje de tiro verdadero cerca de la media, algo que no le convierte en estrella, pero está bien para alguien que mete 18 puntos por partido. Su manera de jugar no tiene pinta de envejecer bien, pero ahora tiene 24 años, así que no nos tenemos que preocupar de eso en una buena temporada.
El tema es que salvo por un acierto en la media con un volumen grandecito (algo meritorio pero no tan difícil de reemplazar, y además, ensanchando el campo menos de lo habitual en un escolta), DeRozan no ofrece ningún añadido más. Su defensa es también terriblemente normal, no genera juego para sus compañeros cuando penetra y rebotea poco. Y aquí es donde enlazamos con una constante en estas series: los equipos triunfadores, se suelen cimentar en una superestrella y para complementarlos, mejor jugadores que defiendan y metan eficientemente 10 puntitos por partido a base de triples, que un «18 puntos por partido» a su bola.
Hay muchas maneras de ganar, y los Raptors no tienen un creador omnipotente, así que en este contexto, no les viene mal un jugador que se lo sepa montar por su cuenta. Pero Toronto, tal y como está formado, con gente como Gay, el Lowry tira-zapatillas, o él, va por el camino difícil.
Otro problema, no la solución
Supongo que los Raptors han tenido en cuenta el buen rendimiento en defensa del quinteto tiular porque el perfil de las incorporaciones al banquillo está claramente orientado al ataque. Con la llegada de dos jugadores de uno de los peores banquillos de la Liga, el de Indiana (Augustin, Hansbrough), el único 2.10 que rebotea menos que Bargnani, pero que la mete de 3 como el que más (Steve Novak), el irregularísimo Austin Daye, y la sensación de la Summer League, Dwight Buycks, acompañando a Landry Fields, Terrence Ross, Quincy Acy o Aaron Gray los Raptors son también una incógnita en el banquillo.
Al quinteto titular no le vendría mal un tirador que abriera la lata cuando el equipo se atasca (y cuando no se atasca también: los Raptors fueron el quinto peor equipo en porcentaje, y eso incluye los servicios durante más de media temporada del mejor en la Liga en este aspecto, Calderón), y seguramente que preferirían que Landry Fields redescubriera el rango de su primera temporada (acojonante lo suyo, y me vais a permitir el exabrupto, de un 39.3% en 219 intentos, a un 14.3% en 14 el año pasado), o Ross empezara a demostrar que lo tiene noche sí, noche también, antes de tener que tirar de un recurso tan unidimensional como Novak.
Hansbrough también puede venir bien para alborotar algún partido, pero sus mejores atributos, que son la intensidad, el rebote en ataque y la capacidad de sacar faltas (está entre los mejores de toda la Liga en este aspecto, 4º en viajes a la línea por minuto) no tapan puntos flacos del quinteto titular, ni le hacen una mejor opción que Johnson en general.
Sigo creyendo que Hansbrough es mejor de lo que parecía en Indiana, y podría ser un maravilloso sexto hombre si hubiera caído en un banquillo que no pusiera el balón en sus manos jamás en el poste alto, y tuviera un base puro que le alimentará en la zona en la que de verdad hace daño, pero repite con Augustin, así que será como si no hubiera salido de allí, por desgracia. La posición de director de orquesta suplente, sin duda la más floja de este equipo, que está a una lesión de Lowry del desastre total y absoluto.
En general, la segunda unidad de los Raptors no parece ofrecer a priori una respuesta a los problemas que se le intuye al quinteto titular, no tiene proyección más allá de Ross, y podría tener serios problemas de creación en la manos de Augustin y Buycks.
Los Playoffs en el Este estarán este año más caros (sí, ya sé que eso es lo que decimos todos los años, pero qué queréis que haga…) y un banquillo como este puede marcar la diferencia… para mal.
Este año la NBA no nos ha invitado al All-Star, así que nada, un medio menos que hable de baloncesto a cambio de llevar a Tele Biblia, al Canal Videojuegos o darle una acreditación a alguien que a lo mejor va, a lo mejor no, pero aprovecharemos lo que aprendimos el año pasado en Orlando para divertirnos desde el sofá este.
Hoy vamos a tratar de elegir un favorito para el Concurso de Triples de Foot Locker, que pese a ese nuevo matiz de dividir de enfrentar a las Conferencias, tendrá la misma mecánica que en el pasado reciente.
Experiencia
En las últimas 10 ediciones, desde que se pasó de tener 8 a 6 jugadores, 5 ganadores lo hicieron en su primera participación, y otros 5 fueron repetidos, con un novato ganando 3 de los últimos 4 años. Ryan Anderson, que acudió el año pasado, y Stephen Curry, que lo hizo en 2010, son los únicos que ya han participado en el concurso, y la actuación de ambos fue buena: Curry quedó segundo metiendo 18 (más que nadie ese año) en la primera ronda, y 17 en la final, mientras que Anderson, que jugaba en casa, se quedó fuera, pero con 17 en primera ronda, una cantidad con la que es habitual avanzar.
«Si eres un tirador, y estás en racha ese día, lo estás. No importa cuantas veces hayas participado en el concurso antes«, nos decía el campeón de 2011, James Jones, «si te toca un tirador en racha, no vas a poder hacer nada para superarlo«. El jugador de Miami considera que no importa la experiencia en el concurso y que cualquiera podría ganarlo. Pero Kevin Durant sí que cree que volver a participar ayuda «El año pasado (por 2011) me puse de poco de presión encima. Este voy a pasármelo bien, si fallo un tiro, lo fallé«. Aunque sean diferentes respuestas a la pregunta, no tienen porque ser incompatibles. El no haber participado nunca antes no implica que no puedas tener una buena actuación como indicaba Jones, que ganó en su primera aparición, pero si comienzas dubitativo, seguramente ayude haber pasado por este proceso antes.
«Sólo pienso en meter cada tiro. No me preocupo si el anterior ha entrado o llevo varios seguidos, pienso en cada uno de manera individual» Esa era la mentalidad de Jones en su segunda aparición tras un fructífero primer acercamiento, muy similar a la de Durant ahora, pero KD, que sólo metió 6 triples en 2011 en un concurso para olvidar, no debió pensar lo mismo el primer año. Por tanto, seguramente, si Curry o Anderson empiezan peor de lo esperado, puedan utilizar su experiencia para ponerlo todo en perspectiva mejor que cualquier otro rival.
El prototipo
«La única diferencia es coger la pelota del carro. Una vez que la tienes en la mano, es el mismo movimiento y proceso mental que tendrías en un partido» nos decía James Jones. Tratar de entender el rendimiento de un jugador en el concurso por lo que hace en un partido normal es extremadamente complicado. En principio, el catch-and-shoot de un tirador esperando alejado de la defensa, es seguramente la situación que mejor reproduce las condiciones del concurso, mucho mejor que las de aquellos acostumbrados a tirar tras bote o en la dinámica de la salida de un bloqueo directo. «No es que no practique el tiro en estático» nos recordaba KD «cuantos más recursos y más maneras de meter el triple tengas a tu disposición, supongo que será mejor«.
La verdad es que por cada James Jones hay un Paul Pierce entre los ganadores, y por cada Nowitzki un Kapono. Ray Allen que quizá sea el híbrido perfecto, acudió 6 veces y lo ganó sólo 1. Las victorias de Dirk y Love indican que la altura tampoco es impedimento. Esto lo puede ganar cualquiera.
Apuestas
Las apuestas son un negocio basado en la predicción del resultado de eventos deportivos, y tal vez alguna de estas empresas lo tenga más claro. Una casa de apuestas abrió con Curry de máximo favorito, pero las lineas se movieron hacia Novak: ahora mismo Stephen y Steve están empatados, con un 25% de probabilidades, seguidos de Anderson e Irving con un 15%, Bonner con 12% y George con un 8%.
Pero hay que recordar que el objetivo principal de una casas de apuestas no es acertar con la distribución perfecta de probabilidades del evento, sino con la de los apostantes. Aunque ambas deberían parecerse, es un matiz importante. Y otro es, que tal y como se están pagando (muy bajo), el margen de la empresa es enorme, por lo que la incertidumbre del resultado es grandísima también para ellos. Típicamente, en apuestas como los overs o las que llevan hándicap, hay dos opciones que se consideran equiprobables y se suelen pagar de 1.90 a 1.95. Esto significa que si repartiéramos 1 dólar entre las dos, recuperaríamos el 0.95 y 0.975 de la inversión, y la diferencia con el dólar que gastamos es el margen que tiene la casa. Si en el concurso de triples repartiéramos un dólar entre las 6 opciones, para obtener el mismo dinero gane quien gane, sólo recibiríamos 61 centavos. Esto sólo puede significar dos cosas: que pueden poner cuotas muy bajas porque es una apuesta tan popular que mucha gente va a participar en ella pese a que se pague mal o que prefieren dejarse un margen enorme porque no tienen muy claro como funcionará el mercado.
Estadísticas
Curry lidera el grupo en porcentaje de 3 a lo largo de su carrera, y con los datos tomados hasta el domingo, sucede algo relativamente curioso: los seis se ordenan igual tanto si vemos el porcentaje de sus carreras como el de esta temporada, y todos están tirando por encima de su media este año. El grupo completo está acertando más del 39% de sus triples, lo que nos da esperanzas de ver un concurso más que atractivo.
Añadimos a la tabla también, a modo orientativo las cifras que da Synergy de porcentaje de triples en jugadas de tipo «spot-up», quizá las más similares a la situación de un concurso. Pero hay triples en otro tipo de jugadas (tras rebote ofensivo, a la contra) que acaban con un tiro «de concurso», que Synergy no etiqueta en este grupo, así que, recordad, no están todas las que son.
Nombre
3P% (Carrera)
3P% (Temporada)
Spot-Up 3P% (Temporada)
Stephen Curry
44.3%
44.8%
53.8%
Steve Novak
43.7%
44.1%
47.5%
Matt Bonner
41.6%
43.0%
41.3%
Kyrie Irving
41.4%
42.9%
53.3%
Ryan Anderson
38.8%
40.1%
36.3%
Paul George
36.9%
39.1%
38.5%
Dicho esto, el año pasado, el concurso lo gana Kevin Love, el hombre del 35.2% en triples a lo largo de su carrera, y 34.8% la pasada temporada hasta el parón del All-Star, el peor registro con diferencia de todos los participantes, ya que 4 llegaron anotando más del 40%. Y en 2011, el campeón fue James Jones que con un 42.3% era de los más fuertes del grupo.
Aún viendo lo poco significativo que resulta extrapolar lo que vemos durante la Temporada Regular con lo que ocurre en el concurso, podéis utilizar los gráficos de nuestra sección El Tiro para ver como se distribuye la efectividad por zonas y tratar de encontrar algún patrón. Por ejemplo, Irving, no ha estado muy bien esta temporada en el ángulo derecho. ¿Sucederá igual el sábado?
¿Alguna predicción?
Ni la experiencia parece influir tanto, ni el perfil del jugador, ni los porcentajes durante el partido… Con semejante nivel de talento, la diferencia tendrá que estar en los detalles más pequeños, o simplemente, en la aleatoriedad y la suerte. Pistola a la cabeza, elegiríamos a Curry porque parece tener todo lo que puedes pedir a un campeón, pero no apostaríamos un euro a ello. Y menos con lo mal que pagan en las casas de apuestas.
Ayer la ESPN publicaba un magnífico artículo de Henry Abbott (en inglés) que trataba de encontrar una explicación al hecho de que el número de jugadores que anotan 20 puntos por partido haya descendido espectacularmente: en la temporada 2007-2008 había 27, y ahora mismo hay sólo 9.
Después de repasar una serie de motivos y posibilidades, reduce su teoría a un par de motivos, que compro totalmente: uno de ellos, que la defensa que se está imponiendo gradualmente en la NBA trata de acumular defensores en el lado fuerte de la cancha. Los jugadores que suelen tener el balón, los anotadores de volumen, ven como la parte de la pista por la que pensaban avanzar se acumulan 3 ó 4 defensores y se ven obligados, con una mayor frecuencia, a mandar un pase al lado débil. Esto ha tenido otras consecuencias, como el aumento del número de asistencias entre los que otrora hubieran metido esos 20 puntitos por partido.
El segundo, me parece también importante para el hecho, pero una mera consecuencia del primero. El número de tiros libres, el resultado más eficiente de una posesión por lo general, salvo si te llamas Dwight Howard, ha descendido, especialmente en las estrellas, debido en parte a las modificaciones que hizo la Liga, reduciendo el número de «más uno» que se pitan.
Si los anotadores estrella siguieran manteniendo el volumen de tiro, con semejante descenso (alrededor del ¡30%! para los jugadores con más minutos), el ritmo de anotación habría descendido dramáticamente, y solo lo ha hecho de una pequeña manera: menos de 2 puntos por partido, y con un descenso de ritmo. Pero lo que sucede es que debido a esa sobrecarga de defensores en el lado fuerte, y a tener que pasar más, estos jugadores, que por su fama reciben faltas a un mayor ritmo de lo habitual, han reducido su volumen de tiro y de veces que se dirigen a la canasta y por tanto, que haya menos tiros libres, aunque explique perfectamente ese descenso en el grupo de «20 por partido», es una consecuencia del motivo principal, más que una causa.
Además, me gustaría añadir otro motivo: la concentración de talento. Esta temporada, fuera de los 20 puntos por partido, vemos a jugadores como Blake Griffin, Monta Ellis, Brook Lopez, Brandon Jennings o Dwight Howard y fuera de ese grupo de los 27 máximos anotadores, a Chris Paul, Deron Williams, Joe Johnson o Zach Randolph. Casi todos estos jugadores, han metido más de 20 puntos por partido cuando se han encontrado en equipos y situaciones con menor talento alrededor. El universo NBA post-CuLeBron ha concentrado a los mejores en una serie de equipos, como se puede ver en las elecciones del All-Star sin ir más lejos, y creo que es un factor reseñable, pero no demostrable. Que Deron o Griffin metieran más de 20 por partido el año pasado con peores plantillas no es garantía de que estén obligados a hacerlo este.
Pero volviendo al punto principal propuesto por Abbott, vamos a utilizar las estadísticas para refrendar su propuesta. Como no tenemos nada así como «porcentaje de tiros desde el lado débil», tendremos que tratar de buscar pistas en otros sitios. Por ejemplo, una de las impresiones que yo tengo es que la manera de atacar esta defensa acaba resultando en muchos pases a un tirador al otro lado de la pista, que sabe que habitualmente va a tener espacio para tirar. Como este jugador siempre va a estar estacionado en el lado débil, el equipo se puede permitir, o incluso, es deseable, tener al mejor tirador posible, aunque no sea capaz de penetrar o poner la pelota en el suelo. Y sí, si estáis pensando en Steve Novak, ya somos dos.
¿Y como medir la unidimensionalidad de un tirador? NBA.com ofrece una estadística con el porcentaje de puntos sobre el total conseguidos desde más allá de línea de 3. En la temporada 2007-2008, solo 5 jugadores metieron el 75% de sus puntos o más desde el triple. De estos 5, de todos modos, solo Damon Jones formaba parte de la rotación y 3 de ellos, jugaron menos de 120 minutos/20 partidos metiendo menos de 40 puntos esa temporada. Es decir, podríamos reducir el número de «tiradores unidimensionales elegidos con nuestro criterio arbitrario» a 1 y medio.
Avance rápido a 2013 y tenemos 7 jugadores metiendo el 75% o más de sus puntos desde el triple, y salvo James Jones, todos juegan un número de minutos reseñable en sus equipos.
Si bajamos el listón al 60%, y ponemos un requisito mínimo de minutos (1000 para la temporada completa de 2007-2008, unos 15 por partido en 60 partidos y 500 para la actual, que está casi a la mitad), solo 3 jugadores, Damon Jones, Keith Bogans y Eddie House cumplen los dos requisitos en 2008, y un total de 14 lo hacen este año.
Si quitamos la restricción de minutos, en 2008 hubo 11 jugadores que metieron al menos el 60% de sus puntos desde el triple, y este año hay 27. Es prácticamente la misma proporción que veíamos al principio, pero a la inversa.
¿Así que donde han ido los puntos que metían esos anotadores de volumen? Una buena parte, a tiradores estacionados en lado débil. En 2008, el equipo «medio» metía 6.6 triples por partido, e intentaba 18.1. Este año, pese al pequeño descenso en ritmo, la cifra ha subido a 7.2 y 20.1. Es decir: hace 5 años el 22.3% de los tiros de campo eran triples, y este año la cifra ha aumentado en 3 puntos porcentuales, al 25.3%.
Para ser justos habría que reseñar que el número de triples tras asistencia ha disminuido del 86.3 al 82.9%, algo que no apoya nuestra teoría. El aumento en triples por partido tras asistencia es mucho más ligero por tanto, del 5.7 a 6.0 simplemente, un 5% más, pero como hemos visto, los jugadores que meten este tipo de triples tienen un carácter mucho más especialista que en el pasado reciente. Y el flujo de un lado a otro de la pista es bastante evidente en los equipos que más atraen este tipo de defensas (Miami, New York o Oklahoma City).
En definitiva, al mismo tiempo que los anotadores de volumen se encuentran en peligro de extinción, aparece una nueva raza, el jugador que consigue casi todos sus puntos desde el triple.
La NBA siempre se podrá explicar desde la teoría de la evolución