Del chupón al cañonero

Ayer la ESPN publicaba un magnífico artículo de Henry Abbott (en inglés) que trataba de encontrar una explicación al hecho de que el número de jugadores que anotan 20 puntos por partido haya descendido espectacularmente: en la temporada 2007-2008 había 27, y ahora mismo hay sólo 9.

Después de repasar una serie de motivos y posibilidades, reduce su teoría a un par de motivos, que compro totalmente: uno de ellos, que la defensa que se está imponiendo gradualmente en la NBA trata de acumular defensores en el lado fuerte de la cancha. Los jugadores que suelen tener el balón, los anotadores de volumen, ven como la parte de la pista por la que pensaban avanzar se acumulan 3 ó 4 defensores y se ven obligados, con una mayor frecuencia, a mandar un pase al lado débil. Esto ha tenido otras consecuencias, como el aumento del número de asistencias entre los que otrora hubieran metido esos 20 puntitos por partido.

El segundo, me parece también importante para el hecho, pero una mera consecuencia del primero. El número de tiros libres, el resultado más eficiente de una posesión por lo general, salvo si te llamas Dwight Howard, ha descendido, especialmente en las estrellas, debido en parte a las modificaciones que hizo la Liga, reduciendo el número de «más uno» que se pitan.

Si los anotadores estrella siguieran manteniendo el volumen de tiro, con semejante descenso (alrededor del ¡30%! para los jugadores con más minutos), el ritmo de anotación habría descendido dramáticamente, y solo lo ha hecho de una pequeña manera: menos de 2 puntos por partido, y con un descenso de ritmo. Pero lo que sucede es que debido a esa sobrecarga de defensores en el lado fuerte, y a tener que pasar más, estos jugadores, que por su fama reciben faltas a un mayor ritmo de lo habitual, han reducido su volumen de tiro y de veces que se dirigen a la canasta y por tanto, que haya menos tiros libres, aunque explique perfectamente ese descenso en el grupo de «20 por partido», es una consecuencia del motivo principal, más que una causa.

Además, me gustaría añadir otro motivo: la concentración de talento. Esta temporada, fuera de los 20 puntos por partido, vemos a jugadores como Blake Griffin, Monta Ellis, Brook Lopez, Brandon Jennings o Dwight Howard y fuera de ese grupo de los 27 máximos anotadores, a Chris Paul, Deron Williams, Joe Johnson o Zach Randolph. Casi todos estos jugadores, han metido más de 20 puntos por partido cuando se han encontrado en equipos y situaciones con menor talento alrededor. El universo NBA post-CuLeBron ha concentrado a los mejores en una serie de equipos, como se puede ver en las elecciones del All-Star sin ir más lejos, y creo que es un factor reseñable, pero no demostrable. Que Deron o Griffin metieran más de 20 por partido el año pasado con peores plantillas no es garantía de que estén obligados a hacerlo este.

Pero volviendo al punto principal propuesto por Abbott, vamos a utilizar las estadísticas para refrendar su propuesta. Como no tenemos nada así como «porcentaje de tiros desde el lado débil», tendremos que tratar de buscar pistas en otros sitios. Por ejemplo, una de las impresiones que yo tengo es que la manera de atacar esta defensa acaba resultando en muchos pases a un tirador al otro lado de la pista, que sabe que habitualmente va a tener espacio para tirar. Como este jugador siempre va a estar estacionado en el lado débil, el equipo se puede permitir, o incluso, es deseable, tener al mejor tirador posible, aunque no sea capaz de penetrar o poner la pelota en el suelo. Y sí, si estáis pensando en Steve Novak, ya somos dos.

¿Y como medir la unidimensionalidad de un tirador? NBA.com ofrece una estadística con el porcentaje de puntos sobre el total conseguidos desde más allá de línea de 3. En la temporada 2007-2008, solo 5 jugadores metieron el 75% de sus puntos o más desde el triple. De estos 5, de todos modos, solo Damon Jones formaba parte de la rotación y 3 de ellos, jugaron menos de 120 minutos/20 partidos metiendo menos de 40 puntos esa temporada. Es decir, podríamos reducir el número de «tiradores unidimensionales elegidos con nuestro criterio arbitrario» a 1 y medio.

Avance rápido a 2013 y tenemos 7 jugadores metiendo el 75% o más de sus puntos desde el triple, y salvo James Jones, todos juegan un número de minutos reseñable en sus equipos.

Si bajamos el listón al 60%, y ponemos un requisito mínimo de minutos (1000 para la temporada completa de 2007-2008, unos 15 por partido en 60 partidos y 500 para la actual, que está casi a la mitad), solo 3 jugadores, Damon Jones, Keith Bogans y Eddie House cumplen los dos requisitos en 2008, y un total de 14 lo hacen este año.

Si quitamos la restricción de minutos, en 2008 hubo 11 jugadores que metieron al menos el 60% de sus puntos desde el triple, y este año hay 27. Es prácticamente la misma proporción que veíamos al principio, pero a la inversa.

¿Así que donde han ido los puntos que metían esos anotadores de volumen? Una buena parte, a tiradores estacionados en lado débil. En 2008, el equipo «medio» metía 6.6 triples por partido, e intentaba 18.1. Este año, pese al pequeño descenso en ritmo, la cifra ha subido a 7.2 y 20.1. Es decir: hace 5 años el 22.3% de los tiros de campo eran triples, y este año la cifra ha aumentado en 3 puntos porcentuales, al 25.3%.

Para ser justos habría que reseñar que el número de triples tras asistencia ha disminuido del 86.3 al 82.9%, algo que no apoya nuestra teoría. El aumento en triples por partido tras asistencia es mucho más ligero por tanto, del 5.7 a 6.0 simplemente, un 5% más, pero como hemos visto, los jugadores que meten este tipo de triples tienen un carácter mucho más especialista que en el pasado reciente. Y el flujo de un lado a otro de la pista es bastante evidente en los equipos que más atraen este tipo de defensas (Miami, New York o Oklahoma City).

En definitiva, al mismo tiempo que los anotadores de volumen se encuentran en peligro de extinción, aparece una nueva raza, el jugador que consigue casi todos sus puntos desde el triple.

La NBA siempre se podrá explicar desde la teoría de la evolución