PO Desde El Sofá (XXXV): The Finals, el previo

Llegamos al momento clave de la temporada, The Finals, donde Oklahoma City Thunder y Miami Heat se van a jugar en los próximos días quien se lleva el título de la NBA y el anillo. Aquí en la Crónica cada uno va con uno diferente…

Mario Maruenda – Miami Heat en 6

Hace casi dos años, en plena resaca de la Decisión con mayúsculas, hubiera sido impensable. Pero ahora, sí, con los dos finalistas que tenemos, quiero que Miami gane este título. No lloraré si gana Oklahoma, y también me encantaría ver a Durant y compañía con un anillo en la mano, pero creo que mucho tiempo y oportunidades tendrán, y ya es hora de que LeBron lo gane por un motivo: que nadie pueda seguir cuestionado su grandeza.

LeBron este año no ha sido polémico ni prepotente. Se ha visto que la ventaja que adquirió rodeándose de Wade y Bosh, repelente por abusona y simple, no era tanta en una NBA con plantillas que se han sabido completar y complementar mejor y entrenadores más curtidos que el suyo. Y ha tenido que aguantar lo que nadie en todos los pabellones a los que ha ido. Y ha tenido que leer de todo en una prensa caníbal que disfruta con un villano.

También me gustaría que Bosh pudiera ganar su anillo, y veteranos como Juwan Howard, Mike Miller o Shane Battier saboreen la gloria y puedan retirarse tranquilos (y pronto).

Pero todo gira en torno a LeBron. Él es la razón de que Miami esté aquí y suya será la victoria o derrota. Y aunque parezca de otra especie, es humano, como tú y como yo. Es posible incluso, que él sea más sensible que nosotros. Lleva 9 temporadas dándonos un nivel superlativo de baloncesto, y todavía no es suficiente, es motivo de mofa. Si tras 3 MVP’s, un anillo es lo que se necesita para dejar de oír el run-run, que venga pronto. Que venga ya.

David Chanzá – Oklahoma City Thunder en 5

Escribo esto con la camiseta de los Seattle Supersonics de la temporada rookie de Kevin Durant, verde y con el 35 a la espalda. OKC está ante su gran oportunidad, muy probablemente mucho antes de lo que ellos mismos pensaban.

Con un equipo lleno de talento comandado por un Kevin Durant que es un JUGÓN con todas las palabras y sí, así en mayúculas y con dos jugadores que serían franquicia en cualquiera de los otros equipos NBA como son Westbrook y la barba más famosa del mundo entero, James Harden.

Pero a parte de esto, tenemos dos jugadores interiores serios como es Serge ‘Ikea’ Ibaka y Kendrick Perkins con la más que eficiente aportación de otro Sonic como es Collison. Y luego está el factor Fisher, que alguna va a enchufar de esta de las suyas y que puede ganar su sexto anillo y antes que Kobe además… quién lo iba a decir…

Thunder puede empezar este año algo que si las lesiones lo permiten y el GM (y los jugadores) no se vuelve locos, puede hacer que esta franquicia robada de la lluviosa Seattle cree lo que los yankis llaman dinastía

Por todo lo alto

En el tercer partido de la serie ya vimos un partido tremendo, entre dos equipos que quieren ganar, que están con hambre y con ganas de tirar adelante hasta que alguien demuestre ser mejores que ellos, el partido llegó a la prorroga después de los Grizzlies remontar una barbaridad y se llevó la victoria. Anoche fue algo totalmente diferente… pero parecido.

Thunder salió algo dormido, sin saber muy bien donde estaban con un Durant perdido y un Westbrook que a veces daba la sensación de forzar demasiado las jugadas, en Memphis, Marc mandaba en la zona y ni Perkins, ni Ibaka podían con el pivot de los Grizzlies que se veía más que seguro en todo lo que hacía. Con este panorama, los Grizzlies se pusieron 18 arriba y con la sensación de que como contra Spurs, todo estaba controlado.

Pero Durant fue poco a poco despertando y a Westbrook sus mandarinas empezaron a entrarle, así que poco a poco la renta que parecía ya casi definitiva, fue bajando y bajando hasta que los Grizzlies, con un Tony Allen en modo No Meto Ni Una, estuvieron por debajo del marcador.

Esta serie es bonita, los dos equipos quieren disfrutar y eso se ve, ninguno de los dos se rinde y Grizzlies dio un paso más en toda esta épica. un triple de Conley ponía el empate al final de los 48 minutos. Westbrook tuvo el partido… pero falló… y a Durant se le quedó la cara de: esa bola era mía…

La primera prorroga ya empezó a ser épica, con mucho contacto en defensa y con un Nick Collison comiéndole la moral a Randolph en cada jugada, parecía que Thunder se iba a llevar el tiempo extra fácil, pero de nuevo la épica y un triple inverosimil (bueno, una mandarina, para que nos vamos a engañar…) de Grievis Vasquez ponía de nuevo el empate en el marcador. Esta vez la jugada final fue para Durant… pero Westbrook le pasó el balón cuando el bueno de KD sólo podía tirar desde su casa… de nuevo a otra prorroga.

La segunda fue de nuevo calcada a la primera, Grizzlies siempre a remolque, como bestia que sabe que va a morir pero quiere luchar lo indecible hasta el final. Las faltas castigaron a los de Tennesse con Mayo y Conley fuera, más el cansancio, hacía que Grizzlies de nuevo se medio arrastraran en el partido… pero esta prorroga fue diferente, ya que aquí tuvieron ellos el ataque para ponerse por delante, pero una serie de rebotes y la gran defensa de Collinson frente a Randolph, hizo que de nuevo Thunder tuviera balón para ganar… Westbrook de nuevo y a la tercera tampoco fue la vencida… Durant lo seguía mirando mal

Tercera prorroga, sí, 3a! y Durant dijo: hasta aquí. Se puso a jugar y sobre todo se puso a tirar y los Grizzlies ya no pudieron con este último arreón. Los Thunder igualaban la eliminatoria 2-2, en un partido que sin duda es el mejor que hemos visto en todos los PO hasta ahora.

Por favor, que esta serie se vaya a 7!