PO Desde El Sofá (VII): Tenemos serie

Estamos en tiempo de playoffs y como es ya habitual en La Crónica Desde El Sofá cada día tendréis una pequeña crónica de lo que hemos visto la noche anterior (o probablemente durante el día tranquilamente) y al final, el Sofi diario…

El primer partido les pilló por sorpresa que los Clippers volvieran a su vieja defensa, y les quitaran el balón de las manos a sus exteriores. En el segundo, estuvieron preparados para ello, pero no hicieron las jugadas ni metieron los tiros suficientes. En el tercero, y con esa electricidad que siempre te aporta volver a casa en Playoffs, por fin el ataque de los Blazers volvió a las series, y Lillard y McCollum metieron 59 puntos entre los dos, ayudados por un Plumlee que brilló en su papel de intermediario con 6 puntos, 9 asistencias y 21 rebotes, y Harkless, que tuvo más éxito con esa hercúlea tarea que es defender a Paul, y castigó a los Clippers con incursiones por línea de fondo, viendo que a triples no va a poder ser.

Como Boston y Charlotte antes que ellos, si querían mantener opciones de llegar a segunda ronda, este partido era indispensable, y han hecho su trabajo. Stotts volvió a darle la opción a Lillard de anotar desde el bloqueo y continuación como lo ha hecho toda la temporada, y no tanto sin balón o con esas triquiñuelas que ya te enseñamos en Twitter, y al primer intento, primer triple sobre Griffin, tras poner el bloqueo directo un poco más lejos de lo normal, y provocar un momento de duda en Blake de hasta dónde salir a su encuentro. Como la cosa funcionaba tanto para el como para McCollum, que recibió antes del partido el premio a «Jugador más mejorado» de la temporada, no tuvieron que darle muchas vueltas al coco, sólo soltar el balón a Plumlee cuando la presión era imbatible, y confiar en que el pívot tomara buenas decisiones.

Por su parte, los Clippers estuvieron estancados, individualistas, muy mal desde la línea de 3, donde se nota que Redick no está al 100%, con problemas en el talón, sólo tienen fogonazos de Blake Griffin, y encontraron mucha menos ayuda del banquillo que en el resto de la serie. DeAndre Jordan hizo un buen trabajo en defensa, donde continuó poniendo las cosas difíciles a los exteriores de Portland, pero en ataque, pese a los rebotes ofensivos que cogió, y algún que otro alley-oop, Plumlee apenas le defendió, aprovechando para esperarle en la pintura, y utilizaron un par de veces los tiros libres en su contra (3/10 en el partido), sacándole de la pista a finales del tercer cuarto y manteniéndole fuera hasta que quedaba menos de la mitad del último. Igual fue sencillamente una decisión basada en otros motivos de Doc, pero imposible pensar que las faltas intencionadas no tuvieron algo que ver.

La historia más importante del cuarto partido será ver si los Clippers recuperan el acierto en las suspensiones, ya que los Blazers estuvieron demasiado cómodos para haber sido tan conservadores. Y eso seguramente necesite de más movimiento de balón, para confundir y desequilibrar los cambios en defensa, y poder abrir la autopista al aro para Jordan. Doc intentó inyectar algo de vida en la recta final poniendo a Griffin como 5, pero los Blazers sacaron a Blake de la pintura con unas trenzas de pases en las que los Clippers tuvieron que cambiar, y Portland aprovechó para coger un par de rebotes en ataque que obligaron a Rivers a abortar el experimento inmediatamente (pese al parcial de 6-6). Supongo que en otros partidos podríamos ver esta variante más pronto.

Estad pendientes de esta serie, porque los Blazers ya han llegado, y va a ser lo más interesante del Oeste.

Sofi del día: Stotts, con camisa, corbata, pañuelo y calcetines púrpuras en honor al reciéntemente fallecido en cuerpo, pero no en alma, Prince. Los caminos del funk son inescrutables.

Sofi del día bonus: El partido además tuvo un extra para ver desde el sofá que es la mejor pareja de comentaristas en esta primera ronda de Playoffs: Mark Jones y Doris Burke. Pero manejan perfectamente la información táctica, la personal, y el entretenimiento, y lo hacen, por supuesto, sin bufonadas. Ahora que Burke ya ha aprendido que no necesita demostrarnos lo muchísimo que sabe cada jugada quedando por encima del analista titular, es la pareja más completa. No tienen la experiencia real de Hubie, el swag de Marv Albert o la presencia por encima de todo de JVG, pero sales contento de sus retransmisiones y no les puedes poner un peor. Sólo llevan dos partidos si no recuerdo mal y no me he perdido nada, y a medida que el número de partidos descienda será más difícil verles, una pena, por lo que habrá que aprovechar las oportunidades que nos queden.

PO Desde El Sofá (VIII): East by West

Estamos en tiempo de playoffs y como es ya habitual en La Crónica Desde El Sofá cada día tendréis una pequeña crónica de lo que hemos visto la noche anterior (o probablemente durante el día tranquilamente) y al final, el Sofi diario…

Quizá porque Memphis queda a la ribera este de Mississippi, y hay un Portland que es la ciudad más grande de Maine, este partido tuvo cosas de la otra conferencia. No dejéis que el resultado, 115-109, os engañe. 37 puntos llegaron en los dos últimos minutos, y ningún partido ha tenido más tiros libres anotados en lo que llevamos de Playoffs ni de cerca: 65 entre ambos equipos.

Los Grizzlies estuvieron por delante en el marcador de forma ininterrumpida desde su primera posesión en ataque, y mantuvieron la ventaja en una horquilla de 6 y 14 puntos durante 32 minutos de juego, hasta que un triple de Batum a falta de 2:23 ponía a los Blazers tan solo a 3 puntos. Entonces, un poquito de Tony Allen, en un corte a canasta, defendiendo bien un triple de Lillard, y saliendo a la contra de esa misma jugada, y Portland se quedaba a 9. La distancia no bajó de dos posesiones, pese a los intentos de CJ McCollum de despistar a los boxscoristas, porque nadie en Memphis fallaba tiros libres.

Los Grizzlies son en líneas generales muy parecidos a los Blazers, pero hacen todo un poquito mejor. No han parado de dominar a este equipo durante los Playoffs, ni en temporada regular. Si el factor diferencial de Portland, Lillard, no destaca, no pueden superar a Memphis a su mismo juego.

Dame ha perdido la magia desde las elecciones al All-Star, está en 3 de 18 en triples en esta serie, y no puede parar a cualquier jugador que los Grizzlies le pongan delante en defensa. Y eso que ayer, por la lesión de Udrih y el mal golpe que se lleva en la cara Conley, tuvo que ser Nick Calathes, en pista los 16 últimos minutos de partido enteritos.

Ayer tuvieron la mejor versión multi-instrumentista de Batum (27/6/4 en 18 tiros), Aldridge encontró ritmo en sus canastas imposibles a partir del segundo cuarto y, antes del maquillaje final, McCollum hizo mucho daño a Grizzlies cuando se enfrentaban las segundas unidades, ayudando a que no echaran mucho de menos a Afflalo, con problemas de faltas.

Pero Marc Gasol dejó claro desde el principio del partido con un par de tapones que en la zona de los Grizzlies no se metían canastas con él delante y Randolph aguantó las embestidas de Aldridge, que no puede acercarse al aro tanto como quisiera o debería ante Z-Bo. Los Blazers se vieron obligados a ganar desde la distancia, y aunque lo hicieron bien, no fue suficiente para seguir el ritmo.

En los Grizzlies, el esfuerzo colectivo habitual: empezó muy bien Courtney Lee, con un primer cuarto de jugón, salvando a los Grizzlies cuando las posesiones se acababan. Conley mientras estuvo en pista, hizo mucho daño en el dos-contra-dos con Gasol, llegando al aro cada vez que Lopez leía mínimamente mal sus intenciones. Randolph fue un goteo continuo para Portland, zafándose de LaMarcus con el bote desde el codo de la zona, y Marc posteó con soltura, metió de media distancia cuando el pívot rival le ignoraba, y se marcó un 13 de 14 en tiros libres. Prácticamente no tuvieron un bache nunca, anotaban regularmente, sin prisa pero sin pausa, contestando metódicamente a Portland.

Memphis dominó la zona estratégica donde esta serie se iba a decidir, el Australia de este enfrentamiento, a ambos lados de la pista. 3-0 para ellos, y para nosotros, partido feo, con Carlesimo que parecía que venía a retransmitir straight outta el bingo más cercano, un equipo arbitral pitando soplapolleces sin balón, un público letárgico porque temen que lo que tienen delante es ya su bestia negra, 26 minutos de Calathes y 17 de Kaman, y Batum poniendo caras dignas del mismísimo Nicolas Cage cada vez que pitaban una falta.

Los hemos visto mejores en estos Playoffs.

Sofi del día:

La jugada más espectacular del partido fue un mate de Kosta Koufos.

No, en serio

Ni tan mal tampoco, ¿no?

Avance de temporada 2013-2014: Portland Trail Blazers

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Los Blazers son otro equipo joven (Aldridge, con 28 años, es el mayor del quinteto titular), que quiere intentar aspirar a las plazas de Playoffs que queden libres en el Oeste. Tendrán competencia (el consenso general apunta a Minnesota, New Orleans y Dallas luchando con ellos por lo que podría ser sólo un plaza, la de los Lakers) pero empieza a haber urgencias por parte de su jugador franquicia de volver a ser relevantes, ya que no ganan una serie de Playoffs desde 2000 (sequía más larga de la Liga).

El núcleo se mantiene intacto, con sus cuatro mejores jugadores todavía en el equipo, han remozado un banquillo que estaba entre los peores de la Liga (siendo generosos con la afirmación), sus cinco novatos tendrán este año una temporada más de experiencia, y además han añadido al pívot que les faltaba el año pasado. Pero es posible que todavía, pese a todo ello, no sea aún suficiente, porque en el Oeste, desde hace muchísimo, no hay nada sencillo.

  • Radiografía de los Blazers

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    En la radiografía intentamos recoger una amplia información estadística de cómo funcionó cada equipo el año pasado, en ataque y en defensa, comparando en que percentil (porcentaje de equipos mejor/peor que ellos) se encuentran respecto al resto de la Liga.
  • Tic-tac

El reloj está en la cuenta final para que LaMarcus Aldridge tenga el control de su futuro y decida sobre la continuidad en la franquicia. Su contrato acaba en 2015, dentro de dos veranos, así que este año es vital, para que no empiece a pedir, con más insistencia aún, el traspaso a un equipo aspirante. Los Blazers, tal y como están ahora mismo, no tienen espacio salarial libre en 2014, así que se verán limitados al intercambio de cromos, y a realizar un buen papel esta misma temporada, para poder convencerle.

A los Blazers les falló la pasada temporada, principalmente, la defensa, 4ª peor de la Liga. Jugaron sin pívot todo el año, con JJ Hickson tratando de cumplir en el papel, y fallando en toda tarea defensiva que no tuviera nada que ver con el rebote. De hecho, el cuarteto titular junto a él tuvo un diferencial de -1.8 puntos por 100 posesiones en 1078 minutos, y un magnífico y esperanzador +7.6 en los 348 restantes, 137 de ellos con Aldridge como 5. No es que estas unidades hayan defendido mucho mejor, pero es que en esos ratos sin Hickson, se convierten en una máquina de anotar, especialmente con LaMarcus de pívot.

Es una pena que no esté por la labor de hacerse cargo de la posición, porque los Blazers lucieron un magnífico +96, con un índice ofensivo que rivalizaría con los mejores de la Liga, en los 348 minutos que estuvo de 5 (hay que tener en cuenta, que a veces este tipo de cambios posicionales, se producen sólo cuando las condiciones del emparejamiento son ventajosas, y el éxito no se mantendría incondicionalmente). En los 5 últimos años, salvo en el del lockout, los Blazers siempre han sido excelentes (al menos, +7.4 puntos frente al rival por 48 minutos) con él de pívot.

Al equipo seguramente le iría mejor así, pero le falta la actitud, que se extiende por más aspectos de su juego, en los que se le ve un tanto autocomplaciente. Quizá sea culpa de que en los dos últimos años no ha jugado por nada importante, pero el espaldarazo definitivo que pegó en 2011 ha sido su techo, no otro paso más sobre el que seguir creciendo, y aunque este nivel sea excelente, es otra de sus trazas de Elvin Hayes de imitación. Aquel año revelación sólo intentó un 40% de los tiros de campo desde la media distancia, y ese porcentaje ha ido creciendo al 52% el año del cierre patronal, y el 57% esta temporada, mientras que sus viajes a la línea de tiros libres han ido cayendo recíprocamente campaña a campaña, lo que nunca es buena receta. LaMarcus corre el riesgo de quedarse en buen anotador de volumen, y para de contar. Seguirá siendo el ala-pívot más anotador de la Liga, y el más elegante (eufemismo de otras cosas a veces), pero así difícilmente el mejor.

El caso es que él no quiere ser pívot, ni pegarse, y punto. Como en esta franquicia es el niño mimado, le han traído a Robin Lopez (a cambio de casi nada, además). Pero no sé si será la solución, porque este no deja de ser el hombre que estaba en la última línea de uno de los únicos tres equipos con peor defensa que los Blazers el año pasado, y si Portland fue, junto a Milwaukee, la franquicia que más puntos por partido recibió en el área restringida, unos 37.5 por cada 36 minutos, los Pelicans con Lopez en pista tienen una tasa clavada, de intentos y acierto rival. Lo cierto es que el gemelo malo con nombre de porn-star femenina latina, hizo mejores a los Pelicans cuando estuvo en cancha, y el RAPM (+/- ajustado y normalizado) estima que tiene una contribución positiva en la defensa, de unos 2 puntos por 100 posesiones, pero no es desde luego un impacto suficiente para marcar diferencias, y este equipo lo necesita, porque tiene mucho terreno que recortar.

En el caso de los Blazers, mucha culpa del pobre rendimiento la tiene la manera en la que defienden los bloqueos y continuación, atrapando al base con dos-contra-uno’s. Uno de los ejemplos de que no lo hicieron bien fueron las numerosas oportunidades rivales bajo el aro de Portland, y cómo, pese a que una de las ventajas de este esquema es que genera pérdidas sobre el balón, los Blazers fueron últimos de la Liga provocando este tipo de equivocaciones al rival. Este efecto se ve en los gráficos superiores de la radiografía de los Blazers, que recogen como son uno de los peores equipos ante los cortes de los rivales (que es la situación que se produce cuando el dos-contra-uno falla, el rival tiene ventaja numérica, y acaba encontrando un pase fácil para la anotación cerca del aro).

Otro problema grave que tuvo este equipo en defensa fue contener los contraataques. Portland no cargó mucho el rebote de ataque, pero Hickson sí que estuvo entre los mejores en la lista individual, y la agresividad del reconvertido en pívot les costó el poder recogerse bien ante las transiciones rivales. Lopez tiene una tasa algo menor de rebotes en ataque, pero todavía entre las más grandes de la Liga. El consuelo es que al menos, lo tradujo en canastas mucho mejor, adelantándole y siendo el 7º jugador de la Liga en puntos por partido en segundas oportunidades.

Y hablando de rebotes, Hickson fue un monstruo en el tablero defensivo, quedándose más del 28% de los fallos rivales, mientras que Lopez tiene un mal balance: apenas el 13.4%, menos de la mitad. Robin jugaba al lado de Davis, lo cual le quitaba oportunidades, pero nunca llegó ni al 16% en sus 4 años en Phoenix. Stotts hace hincapié en esto, y obliga a trabajar a sus dos hombres altos, que tuvieron las mejores marcas de sus carreras el año pasado, así que si Lopez este año no lo consigue, sí que lo podemos dar por imposible.

En los motivos para ser optimistas, tenemos la reconversión de Lopez en un intimidador limpio. Uno de los problemas en sus años en los Suns residía en el alto número de faltas que cometía (5 por cada 36 minutos en Arizona), pero el año pasado, actuando como titular, bajó la tasa a 2.8, casi la mitad, mientras que su porcentaje de tapones por jugada marcaba un máximo personal histórico: 5%, o lo que es lo mismo, 1 por cada 20 tiros de 2 rivales, una marca en el Top 20. La intimidación por parte de Hickson es inexistente por lo que ganan algo aquí.

Veremos si el cambio funciona en Portland. La idea de que Lopez pueda ser el ancla en defensa de un equipo enciende un par de luces rojas (la del rebote en defensa, y otra en lo mal que han rendido sus equipos en temporadas pasadas), que pueden ser culpa suya, o de sus anteriores compañeros. Los Blazers cambiarán este año el sistema tras el fracaso del año pasado, retrasando al equipo y siendo menos agresivos, y Robin encaja, ya que en los Hornets (Pelicans, a partir de este año), ya defendía los bloqueos directos esperando atrás.

No sé si esto será suficiente para acercar al equipo a la media de la Liga, pero para entrar en Playoffs, es imprescindible que hagan algo que funcione.

  • No tan joven, aunque preparado

Damian Lillard tuvo un magnífico año de novato, ganando el premio a Rookie del Año con la gorra, liderando la Liga en minutos jugados, y siendo uno de los 56 jugadores que meten al menos 19 puntos por partido en su primera temporada (y sexto miembro desde 2000, juntándose a LeBron, KD, Melo, Griffin y Tyreke Evans), una lista en la que hay 22 superestrellas que están en el Salón de la Fama, y así a ojo, pinta que tiene 10 jugadores más que llegarán.

Su porcentaje de tiro verdadero, 54.6% está en la media, algo impresionante para semejante volumen y estar a estar alturas de su carrera, y su 36.8% en triples pese a la gran cantidad de bombas tras bote que soltó, es también tremendo en contexto. Pero como ya os hemos recordado una vez en Twitter, la proyección de Damian está más limitada que la del novato habitual. Pasó 4 años en la universidad, por lo que es del mismo año que otros jugadores que llevan ya tiempo en la Liga como Paul George, DeMarcus Cousins, Klay Thompson, Greg Monroe o sus coetáneos de la espectacular generación de bases de 1990: Wall, Rubio, Holiday y Walker (a adidas sólo le falta robar a Kemba a Under Armour para hacerse con todos, aunque siempre puede dar el cambiazo con Shumpert, otro hijo de 1990).

Aparte de ver que 1990 fue un buen año para ser jugador de baloncesto (Vucevic, Bradley, Stephenson o Hayward también son de esa generación, y quién sabe si también Shabazz Muhammad…) esto quiere decir que hay que esperar de él un punto de desarrollo parecido al de estos jugadores. Con una menor experiencia NBA que todos ellos, tiene todavía cosas que aprender, y se puede esperar de él un pelín más de mejora que del resto de esa lista. Pero al mismo tiempo, no va a seguir el ritmo de progresión que esperamos ir viendo en Davis, Kidd-Gilchrist, Drummond y compañía.

Pero olvidándonos de lo que puede ser, y volviendo al presente, Lillard es magnífico. Parece un veterano y en momentos finales y partidos igualados, siempre quiere el balón, y muchas cumple. Es un triple a punto de suceder desde cualquier punto, y una solución de ataque instantánea. Tiene pendiente hacer más partícipes de su éxito al resto de compañeros, y mejorar en defensa (algo que quizá no tiene el cuerpo para permitirse), pero, como mínimo, el suelo lo tiene en excelente y moderno anotador.

  • Nic&Wes

Batum y Matthews son una buena pareja, que va a entrar además a la que será su cuarta temporada juntos, pero da la impresión que el francés no ha acabado de arrancar. Nicolas parecía aspirar a ser uno de los aleros más interesantes de la Liga, aquello en lo que Paul George se está convirtiendo: alguien capaz de tirar, crear juego, participar en bloqueos directos y ser un as en defensa. Pero lo cierto es que de momento parece mejor de lo que es, con su elegancia, porte y figura. Es un tipo versátil, que no destaca, ni marca diferencias en nada.

En los Blazers esperaban un líder, y les ha quedado un buen jugador complementario, un tercer espada. Sólo por la posibilidades que tienen sus herramientas, hay que quedarse con él, pero lo cierto es que Matthews, mejor defensor en realidad pese a que Batum tiene el punto de espectacularidad en sus acciones, se amolda mejor el papel de secundario, y es difícil de decidir quién aportó más al equipo la pasada temporada.

Ninguno de los dos es ahora mismo una solución. Pero tampoco un problema.

  • Tremendo maquillaje

El mejor retoque de los Blazers este verano es el banquillo. El quinteto titular de Portland, en más de 1.000 minutos de juego, era 1.8 puntos peor que el oponente por 100 posesiones, pero es que el equipo al completo tenía una marca bastante peor, -4.2 por 100. Esta diferencia es de aproximadamente unas 5 victorias en ese rango, una cantidad importante para una segunda unidad. Además de todos los efectos secundarios que tiene en los que juegan unos suplentes tan horribles: los titulares se tienen que comer unas minutadas importantes (Lillard, novato, lideró la Liga en minutos totales, y tuvieron 3 jugadores entre los 10 con más tiempo por partido en pista), esto puede generar cansacio y lesiones, y Stotts apenas tiene margen o influencia para corregir los errores, porque sabe que por detrás no tiene una alternativa, tiene un castifo.

Como los jugadores del banquillo se mezclan con los de la primera unidad (y hay equipos que no tienen clara la separación entre titulares y suplentes) es muy difícil cuantificar perfectamente el impacto en general de los reservas de un equipo, pero de las maneras en las que podemos hacerlo, es evidente que el de los Blazers se disputa con el de Indiana el título de peor de la Liga.

Fueron el grupo con menos minutos en pista por partido (13.3), menos puntos (18.5), 2º peor eFG% (sólo superados negativamente por los Pacers) y peor porcentaje de acierto desde el triple. No somos fans acérrimos del PER, pero da una idea aproximada de la producción boxscorista, y ningún jugador del grupo supera al 12.1: por ponerlo en perspectiva, de los 344 jugadores con más de 500 minutos por partido, no hay ningún suplente de los Blazers entre los 225 primeros, pero hay 5 entre los 40 últimos, y 3 entre los 10 que cierran la lista.

Los Blazers han reconstruido este grupo, diciendo adiós a 6 de los 10 jugadores que formaban parte de su banquillo (se han quedado con 4 novatos, dos americanos, el prometedor Meyers Leonard y Will Barton, y los dos europeos, Freeland y Claver), y de los que se fueron, sólo Maynor ha vuelto a firmar un contrato NBA a fecha de redacción de este documento.

Eso sí, Neil Olshey no ha tropezado en la piedra dos veces, y este año ha invertido para formar un grupo que parece más fuerte y con más recursos, y en el que todavía hay apuestas jóvenes y con proyección.

Mo Williams, Earl Watson, el número 10 del Draft, CJ McCollum, y el 31, Allen Crabbe, son un gran avance ante los Ronnie Price, Nolan Smith y Sasha Pavlovic del año pasado en el perímetro. Este Mo Williams que pasa la treintena está seguramente en la parte baja del Top 30 de bases de la Liga para esta temporada, pero al mismo tiempo, por temas de edad, proyección y aspiraciones, no se encuentra entre los 30 directores de juego con más motivos para ser titular. Una vez que se quedó sin silla en el juego, los Blazers hicieron un buen trabajo, arrancando por un buen precio a quien ya hizo bien el papel de sexto hombre en Los Angeles en 2012. Además, su habilidad para jugar con y sin balón, permite a los Blazers utilizarle como complemento de McCollum, dándole al rookie el papel en el que más les interese formarle, y dejando para Williams el otro que sobre.

Con Dorell Wright sucede algo parecido que con Williams, en el sentido de que su nivel está en el límite entre merecer la titularidad y ser más que comprensible su suplencia, pero pese a sus 9 años de experiencia, el alero tan solo tiene 27 años, y está a punto de entrar en las que en teoría serán sus mejores temporadas. Por lo pronto, mejorará muchísimo a un Claver, que pese a su «notable alto», decepcionó en su año de novato. La inexperiencia se notó, y la verdad es que fue de menos a más, encadenando algún partido resultón en la recta final del año, así que Víctor todavía tiene crédito en Portland, pero este año será mucho más complicado conseguir minutos y si los quiere, tendrá que ganárselos a base de triples. Mantener el 35.5% en 3.4 intentos por partido en los 9 jugados en abril, tras acertar un 25% el resto del año, sería un buen comienzo.

Lo que puede quedar algo más flojo es el juego interior, que sólo tiene a Leonard, Freeland y Thomas Robinson, jugadores con un año de experiencia nada más (con la posibilidad de añadir a Wright o Claver haciendo de ala-pívot abierto puntualmente). Leonard fue el único jugador que demostró algo en el banquillo Blazer el año pasado, y de hecho, el equipo jugó mejor cuantitativamente con él que con Hickson la pasada campaña (aunque curiosamente perdieran los 9 partidos en los que él fue titular).

Leonard es un jugador enorme, con unas fabulosas condiciones físicas, pero que todavía está intentando entender el juego a este nivel. Ya no son sólo los problemas habituales con comprender cómo y hacia donde se debe mover una defensa, o de qué maneras distintas en función del tipo de rival tiene que asfixiar los bloqueos directos: tiene problemas de colocación en otro tipo de asuntos que jugadores de su edad y experiencia ya manejan perfectamente como el de situación ante un rebote o para sellar a su hombre y pedir un balón en el poste bajo. Compartió pista habitualmente con jugadores incapaces de hacer un pase de entrada, lo que acrecentó el problema, pero no hemos visto a Leonard jugar de espaldas, porque nunca estuvo en una posición para reclamar el balón.

Cuando la colocación no es un problema, en situaciones que puede recibir en carrera o en transición, Leonard consigue anotar con más facilidad que el pívot habitual, por lo que su carrera no parece peligrar ni mucho menos todavía. Además, su 40% en tiros de fuera de la pintura, no es brillante, pero no está nada mal teniendo en cuenta su punto de desarrollo. Son los minutos los que tal vez no se gane si no mejora la defensa, el rebote y la frecuencia de sus faltas (7º en personales realizadas por minuto). Si lo hace, es posible que a final de año el que ocupe el puesto de banquillo sea Robin Lopez.

Y acabamos la ronda a los suplentes de los Blazers con Thomas Robinson, que hace un año por estas fechas era el número 5 del Draft, y ahora comenzará una nueva aventura en el que será su tercer equipo hasta la fecha. Sorprende lo suyo, teniendo en cuenta que en teoría una de sus cualidades era estar preparado más o menos inmediatamente para dar el salto a la NBA, y lo dudoso era su techo, no el suelo.

La realidad es que nos hemos encontrado con un jugador absolutamente incapaz de anotar con ritmo en este nivel, al que no le funciona ningún recurso. Está anotando un 21.4% de las suspensiones, no se involucra en los bloqueos y continuacion, y no puede aprovechar la agilidad para levantarse del suelo en ataque.

Lo positivo es el rebote, donde esperábamos un titán, y el primer año en este apartado ha cumplido (28º en tasa entre jugadores con más de 1.000 minutos), pero destaca más en el tablero de ataque, lo cual no aprovecha mucho, porque gran parte de esas segundas oportunidades quedan ceremoniosamente taponadas por el rival.

De todos modos el talento está ahí y viene de una organización disfuncional donde muchos han fracasado como es Sacramento (por Houston estuvo de paso). Con Aldridge, no va a tener ni la presión ni la carga de ser titular, pero tendrá que hacerse un nombre ante los suplentes de otros equipos.