La crónica desde la Fase Final (V): La navaja de Ockham

Enuncia el principio de la Navaja de Ockham, que cuando dos teorías parten en igualdad de condiciones, aquella que tenga la explicación más sencilla suele ser la correcta. Este Mundial se podría haber desarrollado de otras maneras, pero si hubiésemos escuchado la metodológía desde el principio, lo hubiéramos tenido claro.

La explicación más sencilla en el deporte es que el mejor equipo suele ganar. Y salvo que uno estuviera muy desnortado en su hipótesis inicial, el mejor equipo es el Team USA. Y lo demostraron con creces esta noche.

129 puntos en 40 minutos en una Final, ante el equipo mejor motivado de todo el campeonato, esta juguetona Serbia de Djordjevic. El viernes llegaron a Madrid, el sábado atendieron compromisos promocionales, entrenaron un poco y dieron una vuelta por la ciudad, el domingo conquistaron, y vuelta a casa, fiesta mediante.

Serbia empezó fuerte, con Teodosic tan enchufado como en los dos partidos anteriores, y abrieron con un parcial 15-7 culminado por un 2+1 de Raduljica. Moviendo el balón hasta poner a Teodosic en posición favorable para penetrar, y dejando que este decidiera si soltarla a un cortador solitario o terminar la jugada él, parecía que Serbia había encontrado algo que explotar una y otra vez en USA, que además tenía a Anthony Davis en el banquillo con 2 faltas.

Pero es lo que tiene este rival. Se va Davis pero entra Cousins, y como reconoció Coach K después, ayuda a cambiar el partido «en cinco jugadas buenas«. Más acostumbrado a proteger el aro, su presencia permitió parar en un par de ataques seguidos a los serbios, y además estuvo atento para volver a lanzar al equipo a la contra nada más coger el rebote con pases largos. Hemos comentado alguna vez que una de las maneras de plantar cara a USA es defendiéndoles con un buen ataque, ya que en un intercambio de canastas, ellos no pueden correr. Obviamente, una cosa es decirlo y otra hacerlo, y en cuanto se limitó el acierto serbio, el desmorone en el otro lado de la pista fue inevitable.

Si al impacto de DeMarcus le sumas una racha inconsciente desde el triple de Harden (que forzó la segunda a Teodosic) e Irving, MVP a la postre, pues acabas siendo testigo de cómo se pone en marcha un parcial de 28-4 que acaba con el partido en el mismo primer cuarto.

Serbia siguió defendiendo en individual todo el partido (Djordjevic comentó en rueda de prensa que esa había sido su «identidad» y quería mantenerla), aunque claro, qué vas a poner… ¿una zona a un equipo que está metiendo más triples que los que está tirando? De todos modos, el partido pedía un algo, un cualquier cosa que nunca llegó. Ni siquiera la gresca balcánica marca de la casa que tan bien conocemos. Raduljica montó un conato de trifulca al volver del descanso, pero la distancia era sideral por aquel entonces, y la USA-B ha venido muy concentrada a este campeonato como para perderse en luchas ridículas.

Y todo esto fue con un Curry que no entró en calor, 14 minutos del hombre con una sola ceja que se iba a comer el mundo en esta Copa, el peor partido de lo que llevamos de campeonato de Faried, y un Rose torpón que en cualquier otro equipo que no se lo pudiera permitir habría ido al banquillo. Ganando todos los partidos de más de 20, y con una victoria media de 33 puntos, el dominio ha sido tan insultante que vuelve a traer fantasmas del pasado y preguntas a rueda de prensa sobre si el hueco que ha creado Estados Unidos con el resto del mundo se ha vuelto a agrandar.

Lo cierto es que la mejor versión de Estados Unidos, y esta es lo más parecido que puede haber a ello, vuela tan cerca del sol, que se quema, pero para volver a bajar a la tierra como una bola de luz y destrucción. Los equipos de 2008 y 2012 eran mejores, y practicaban otro tipo de baloncesto más coral, pero no alcanzaron el nirvana durante un partido importante completo como sí lo ha logrado este.

No era estúpido pensar que el combinado español hubiera tenido una gran oportunidad de vencer a USA de llegar a la Final, que ha desperdiciado. Pero ante esta versión de Estados Unidos, que era la fase de flujo de la que habla Gonzalo Vázquez hecha equipo, la pura pulsión de juego, nada podría haber hecho nadie, como mucho el equipo fantástico que se podría formar sólo con aquellos jugadores que decidieron no venir. «En otros partidos dominábamos, pero porque pegábamos acelerones. En este hemos dado un acelerón de 35 minutos» explicaba gráficamente Krzyzewski.

Ganó el mejor. Como suele pasar.

Notas desde la tercera fila

– El MVP a Irving nos pilló totalmente fuera de juego. Como habréis leído en Twitter, el voto de los periodistas se realizaba antes del tercer cuarto, a través de Internet, y en una «papeleta» virtual en la que no aparecía Irving como opción predefinida, había que meterlo de manera manual. Igual infravaloro el número de acreditados, pero en mi pequeña lista de gente cuyo voto conozco, muchos lo hicieron antes del partido-exhibición de Kyrie, otros no estaban «conectados» durante el partido, y sólo uno de los que se esperó al último momento decidió votar por el base. Supongo que la muestra que tengo no era nada representativa.

– Nosotros votamos a Faried, y en el quinteto pusimos a Teodosic, Harden, Batum, Faried y Diaw. Os contamos durante el partido por qué además, transparencia absoluta.

– Los jugadores de Serbia estaban genuinamente felices con la plata. Todos pasaron por zona mixta con sonrisa de oreja a oreja, que crecía aún más cuando se daban cuenta que nadie les paraba para hablar con ellos. Los protagonistas hoy eran otros.

– Ya me avisó David que los disfrutó en Bilbao: el banquillo USA hace el ganso hasta que Coach K se cansa, pega una voz, baja el brazo, y no se mueve una mosca. Así fue también ayer. Cuando a falta de 30 segundos Serbia empieza el trote cochinero dejando entrever que van a dejar correr la posesión entera, Krzyzewski levanta el brazo, les da permiso, y entonces ya se pueden abrazar.

– Ya vi a Woj, y creo que sabemos el secreto de su éxito. Es imposible distinguirle de un oficinista random que te encuentres por la calle. Si no nos avisa Fran Guillén, y no tuviera una pegatina que pone Yahoo! en el portátil, me voy sin tener el placer. Según bajaba por las escaleras me quedé observándole fijamente por curiosidad, de manera quizá un poco maleducada, debo admitir, y el zar del cotilleo NBA mantuvo la mirada de manera ultra-agresiva. Ahora temo que haya leído lo más profundo de mi alma.

– También pude dar las gracias a Sam Smith por «The Jordan Rules«. Yo soy más de «Playing for keeps«, pero aunque seas de Jordan, es imposible no admirar a Magic. Me dijo que va a sacar otro libro sobre Jordan el próximo mes porque «no se me ha ocurrido otra idea mejor.» Entrañable y genial. Estaremos atentos.

Sofi del día

A todos vosotros, por haber seguido nuestra cobertura del Mundial. No ha sido perfecta, y ha resultado menos espectacular que lo que uno ambicionaba, pero como dijo John Lennon, si no es apócrifo como todas las citas, «la vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes«.

El caso es que la acogida ha sido maravillosa, hemos sentido vuestro cariño, y como recompensa, sólo pensamos en cómo hacerlo mejor cuando volvamos a tener una oportunidad semejante.

Muchas gracias, de corazón.

youtherealmvp

La crónica desde la Fase Final (IV): Epílogo para Francia

Serbia estará en un rato en la Final, con medalla ya asegurada, y ya tocará hablar de ellos. Pero la crónica de hoy, queremos que sirva de merecido epílogo a los dos partidos finales de Francia y a lo que han logrado.

Porque el bronce que se han llevado a casa tenía muchas novias. «Podríamos haber sido nosotros, podían haber sido otros siete equipos«, reconocía Boris Diaw. «No creo que pudieras dar un nombre para la tercera plaza al principio del torneo, estaba muy abierto para diferentes equipos, y la cuestión era quién iba a acabar cogiéndolo. Nadie lo iba a regalar tampoco.» Aunque luego la plata se haya puesto también a la venta, y perdieran su oportunidad de hacerse con ella, muchos equipos veían en ese tercer puesto el objetivo más razonable para darse por satisfechos. Es por lo que el bronce ayer para Francia tenía un sabor más especial que de costumbre.

Y más cuando habían perdido el derecho a jugar la Final y volver a ser el mejor equipo europeo por segundo año consecutivo poco más de 18 horas antes. Montados desde el miércoles que eliminaron a España delante de su público en una montaña rusa de sensaciones, salieron planos y fallones contra la Serbia del mejor Teodosic. Lucharon ese partido hasta el final, cuando podrían haberse dejado ir pensando en lo pronto que llegaría la lucha por el bronce, al igual que no se dejaron llevar por la tentación de especular con evitar a España hasta semifinales (hasta cierto punto, no fue una decisión del todo altruista, ya que Grecia, que aún se jugaba a esas horas el cruce con Argentina, hubiera sido un rival duro e incómodo para los franceses en octavos).

No creo en el karma, y para mí el objetivo de un equipo es llegar lo más lejos posible en un campeonato. Si en el sistema de competición actual, ganar todos los partidos no te sirve de más ayuda, no creo que estés obligado moralmente a hacerlo. Pero como sé que queda un buen número de románticos y líricos por ahí, es de justicia reseñar el exquisito comportamiento francés. Además, si decíamos que Serbia ha sido sin duda el mejor equipo de la Conferencia España Madrid en los cruces, nadie ha convencido más que Francia después de los dos finalistas.

El equipo de Collet ha sido uno de los mejores colectivos del campeonato, con una personalidad claramente marcada por sus dos figuras dentro de la pista, Boris Diaw y Nicolas Batum. Una pareja que podría aspirar a los 20 puntos todas las noches, y más en una competición como esta, pero que entiende el baloncesto como lo que es, un deporte en el que se enfrentan cinco contra cinco.

Y los románticos y líricos de los que hablábamos antes además, están enamorados de Diaw. En realidad, todos estamos enamorados de Diaw, por ser de los que eleva al baloncesto a la categoría de arte. Junto a su compañero en San Antonio Manu Ginobili, es el capitán del grupo de «jugadores tan particulares que es imposible que volvamos a ver». Habrá más LeBron, como ha habido más y peores miniJordans, se puede decir que Durant es una versión evolucionada de algo que ya conocimos, algún día habrá un 2.15 que tire como Nowitzki… pero, ¿otro Diaw? ¿Cuántos planetas se tienen que alinear para ver otro tío de más de dos metros, rollizo pero atlético en realidad, con una patología altruista compulsiva, una visión de juego a la que sólo llegan los mejores, mejor pasador mundial «al hueco», y pies de bailarín? ¿Con una sensibilidad psicológica tan grande, que pese a tanto talento, ha sido durante un tiempo poco más que un chiste en la NBA?

Desde su puesto de point-forward supervisa todo lo que ocurre en Francia, cambia el juego de lado, elige (siempre bien) cuando jugar dentro y cuando fuera, y causa una pesadilla a sus rivales cada vez que cambian en un bloqueo. Es una desigualdad constante para los rivales prácticamente en cualquier posición.

Y por otro lado está el jugador de los Blazers, Nicolas Batum. Para mí tan importante o más que Diaw en este equipo. Al igual que Boris, su papel ideal es el de secundario, haciendo pequeñas cosas, participando del juego sin monopolizarlo, y sirviendo de válvula de escape constante a sus compañeros. Pero hace dos cosas que Boris no puede: defender cualquier posición exterior (y algún 4 que otro) con mucho más ahínco, durante mucho más tiempo, y bajarse al barro de la anotación cuando es necesario. En estos dos últimos partidos, en menos de 24 horas, Nicolas ha metido 62 puntos en 37 posesiones defendiendo al mejor jugador (exterior) rival por una buena parte del tiempo, que es algo que Boris, aunque pudiera hacerlo (y por condición física, tengo mis dudas), no se prestaría.

Es cierto que durante el resto del torneo ha estado más desaparecido aparentemente que Diaw, y nunca le podrá ganar en estética. A Boris se le ocurren cosas que Batum (y prácticamente cualquier jugador) jamás podría imaginar, sólo tiene 25 añitos, y mucho peor palmarés. Pero en el contexto del equipo, ningún jugador en este torneo ha tenido más impacto en mayor número de posesiones que él (JJ Barea quizá, pero estamos hablando en términos positivos). En el partido del pasado viernes, mientras anotaba 35 puntos con 8 de 12 en triples, provoca que haya dos Teodosic, el defendido por él, y el que no lo estaba. Y hasta en los partidos que no ha destacado en anotación, y en los que se le ha encasquillado el triple, siempre ha estado ahí en defensa, liderazgo (corrigiendo y animando a sus compañeros), rebote ofensivo, siendo un conductor más del balón… Su Fase Final de Mundial ha sido impresionante, y al igual que Diaw, sigue recibiendo merecidos premios por acudir sin falta, verano tras verano, a su cita con la selección.

Y tener dos válvulas de escape y dos conductores secundarios como Batum y Diaw, son toda una bendición para los bases que saben que el balón no es suyo en exclusiva. Thomas Heurtel y Antoine Diot se han repartido la posición, y han cumplido en su papel. Heurtel se ha equivocado más que un Diot consistente, pero también ha ofrecido mejores mejores momentos como las canastas clave que anotó a España y su tiro de media distancia a la salida del bloqueo.

Más discretos han estado los alas con experiencia NBA, Mickael Gelabale y Evan Fournier. Gelabale ha hecho lo que se le pedía, la verdad, que era trabajo de intendencia, pero toda aportación adicional que no ha habido, hubiera sido bienvenida. Fournier, tampoco ha engañado. Al igual que hemos visto en su etapa en Denver, es capaz de alternar muy buenos partidos (fue el más destacado en octavos frente a Croacia), con otros en los que parece casi transparente. Pese a que el Mundobasket es menos exigente en lo físico que la NBA, es posible que por otros motivos, la zona esté aún más atascada, y con un manejo de balón todavía titilante, sus penetraciones no son tan efectivas entre tráfico. Como tirador también es inconsistente, y así nos queda una lotería para cada partido.

Y para redondear la plantilla, el famoso en este equipo, puesto de pívot. «En el 4 no tenemos problemas, le hemos hecho (a Boris) un contrato de 20 años, pero en el de 5 nos gusta ir cambiando año a año«, bromeaba Vincent. Pese a todo el talento nacido en el país vecino que juega en esa posición, llegaron sin Noah, sin Seraphin o sin Ajinça. Y si bien a Joakim, Collet no lo considera como baja para este torneo («Sólo ha venido en 2011«), sí que había un nombre previsto hasta última hora que acabó cayendo. Ian Mahinmi que se suponía como titular si los problemas físicos lo permitían, dejó la concentración a dos días del comienzo del campeonato.

Collet se quedaba entonces con dos chavales de 21 y 22 años Joffrey Lauvergne y Rudy Gobert, y ha ido mezclándolos, al igual que a los bases, tirando de lo que más necesitara en cada momento de cada partido. Frente a España jugó Gobert un poco más, ante Serbia, Rudy casi todo, pero en el partido del tercer y cuarto puesto frente a Lituania, Lauvergne volvió a llevarse la mayor cantidad de los minutos. Preguntamos a Joffrey si Collet daba alguna explicación pre o post partido sobre por qué había decidido repartir los minutos de esa manera, y aunque la haya, no se la da. Eso sí, ambos tienen confianza plena en lo que su técnico hace, y viceversa.

Cuando hacia falta más circulación de balón y tiro exterior, Lauvergne era el encargado, de abrir la defensa rival. Los que no lo conocíamos, hemos encontrado en este campeonato, no sólo un hombre alto que sabe tirar, sino alguien que ha demostrado tener habilidad también para poner de vez en cuando el balón en el suelo, pasar bien entre postes y cortar oportunístamente por línea de fondo. Cuando se atascaba el ataque, o antes cincos rivales muy estáticos que se quedaban a proteger el aro, Joffrey era el pívot francés.

Cuando se necesitaba defensa o el pívot rival defendía alto (aunque Serbia contrarrestó esto haciendo directamente dos-contra-uno al base), era el turno de Gobert, que es sin duda alguna el mejor ejemplo que puede poner la FIBA para convencer a los equipos NBA de las bondades de esta competición, y la necesidad de que sigan aportando jugadores. Pese a que en Utah también estaba arropado por grandes profesionales en el cuerpo técnico (y Tyrone Corbin), no tenía mentores como Diaw, o siquiera Batum. Y la dedicación que ha podido encontrar en este cursillo intensivo en España difícilmente llega en medio del ritmo partido que juegas 10 minutos-viaje-partido que ni juegas de la NBA.

Le han mimado mucho, y aunque ante Lituania volvió a jugar menos tras crecer su participación durante todo el torneo, no era nada personal, simplemente Collet (otro entrenador tremendamente didáctico y dispuesto a hablar de pizarra con la prensa) eligiendo la mejor manera de jugar sus cartas, al igual que hace con sus bases, o con las oportunidades a Fournier.

Y todo esto redunda también en la camaradería de este grupo, que se hacía tras cada partido una foto de grupo en el vestuario para las redes sociales (Diaw siempre con camiseta) y que ayer hizo pasar a Collet por el Ice Bucket Challenge (aunque confesaran en rueda de prensa que le habían dado un cubito de hielo antes a su entrenador para que se aclimatara). Todo un equipo.

Y ahí están. Oro en el EuroBasket, y ahora bronce. Muchos jugadores jóvenes, algún posible último baile de Tony Parker y… ¿se animará Noah en vista de los éxitos?  «¿Por qué no?» Respondía con pregunta Collet. Sonó más resignado que convincente, pero ¿por qué no?

Notas desde la primera tercera quinta cuarta fila

– ¡Jimmy está aquí! Suponemos que aprovechando la Madrid Fashion Week que está a punto de empezar, Goldstein hizo su aparición en las semifinales del torneo, y allí está en la primera fila junto a Huecco, Romay y compañía. No se relaciona mucho con los seres inferiores (al lado de Jimmy, recordemos, todos lo somos) que tiene al lado de él, salvo cuando salen las Red Foxes, de las que siempre suele tener algún comentario. En el descanso se queda atento a lo que sucede en la pista, de pie en la valla, en lugar de ir a gorronear a la Zona VIP (que tiene un magnetismo especial, porque de allí se ve que no se puede salir hasta bien entrado el tercer cuarto), y un par de personas que supieron reconocer su grandeza le pidieron fotos. Gran amigo de Tony Parker, le suponemos yendo con Francia, a la que aplaudió a rabiar en la ceremonia de medallas, aunque por su afinidad a las modelos soviéticas, creemos que habría hecho lo mismo con Lituania.

– El Team USA ya lleva desde ayer por aquí por el Palacio, y aunque se han saltado la rueda de prensa obligatoria de hoy para el entrenador y un jugador, ayer comparecieron todos por un periodo de tiempo más largo de lo habitual en zona mixta, y además, accedieron a hacerse una foto de familia a mitad de cancha, para lo que invitaron al medio de la pista a todos los reporteros gráficos.

– Si queréis saber lo que vimos al final del entreno de hoy: de un lado, Harden e Irving practicando el tiro tras bote, y después, coger y tirar desde una esquina (Irving gustándose mucho en el manejo de balón, como siempre), mientras en la misma canasta Rose practicaba el tiro libre hablando con Thibodeau.

Del otro lado, una amalgama de jugadores tirando, con Drummond practicando el tiro libre. Al final, Andre y Faried intentaron meterla sentados desde el banquillo, con nulo éxito en todos los intentos (Faried se quedó en alguna cerca).

– También pudimos ver mientras íbamos una sala a otra del pabellón de manera un poco alegal, parte del entrenamiento serio. En él, entrenaban la defensa frente a un equipo de sparrings formado por los entrenadores asistentes de USA, reproduciendo el juego serbio.

Coach K, sobre la Universiada de 1987 en la que el entrenó a USA, y cayeron ante Yugoslavia en Zagreb: «No sé si muchos de aquellos yugoslavos serían universitarios…» «No, no lo eran» contesta entre risas uno de los periodistas serbios.

– Periodistas USA que hayamos visto, están por aquí: KC Johnson, John Schuhmann, Marc Stein, Mark Woods, Sekou Smith, Siro LopezChris Sheridan. Sabemos que anda por aquí el señor Wojnarowski, pero no lo hemos visto, andará poniendo micrófonos por los servicios. Y también está la leyenda Sam Smith, así que si tenéis una copia de «The Jordan Rules» por ahí (la mía anda en tierras lejanas, para mi infinita desgracia), y sois un poco mitómanos, esta es la vuestra.

Sofi del día

Mientras todos los franceses corrían a abrazarse al final del partido, toallas al vuelo, y saltando como si fueran un equipo de animación, Diaw y Batum simplemente respiraban, se miraban, e iban a saludar al equipo lituano, antes de, ahora ya sí, unirse a la alegría del grupo. Los papás de este equipo del que pueden estar muy orgullosos todos los franceses.

La crónica desde la Fase Final (III): A Serbian Film

Bromeaba tras la victoria apabullante de Serbia ante Brasil que tendríamos que llamar a la crónica de aquel partido «A Serbian film» como la descorazonadora película de Srdan Spasojevic que se censuró en nuestro país. No sabía que lo más macabro estaba aún por venir. Contra todo pronóstico, España cayó en su Mundial en cuartos, como a la vieja usanza.

Lo más imperdonable de la derrota de España es, que el único equipo con cinco bases metidos en otros cuerpos que dan para rellenar un quinteto, decidiera hacer la guerra por su cuenta. Francia puso de su parte para que eso sucediera, por supuesto, pero los grandes equipos, y este lo ha sido y lo es, saben adaptarse. Por eso duele especialmente ver un partido como el de ayer, en el que Francia ganó de manera clara, simplemente haciendo lo que España debía, y no quería o podía hacer.

Más allá de ganar a España, ¡a esta España!, en el Palacio, y de parar a un ataque tan descomunal, Francia hizo un mal partido en ataque, con muchas pérdidas y largos periodos sin anotar. No estoy diciendo que Les Bleus no fueran mejores, todo lo contrario. Lo triste es que lo lograran sin necesidad de vestir sus mejores galas, y ya no sólo por las ausencias.

Y sí, España no era el equipo perfecto. Traían acumulados problemas con el tiro, falta de alas de tamaño, una rotación corta por diseño, que no por posibilidades, y las sospechas sobre la versatilidad y creatividad del entrenador si venían mal dadas. Y ayer a todo eso se le unió que los Gasol, verdaderos pilares sobre los que se sostiene todo aquello del Método FEB, no estaban en su mejor estado, por motivos ajenos a su voluntad. No eran invencibles, no, pero un colapso tan grande no podía ser esperado ni por los mayores agoreros.

No fue el típico «no nos han entrado los tiros, de estos perdemos uno de cada diez». De estos se pierde uno de cada veinticinco, porque fue un correctivo profundo, de esos que despojan a un equipo de su identidad, y pueden llegar a crear fractura en un grupo. Porque si de ellos eran las victorias, de ellos también es la derrota, y tienen que ser muy conscientes. Orenga habrá fracasado como entrenador, pero sigue siendo su entrenador. Ellos eligieron la cama, y ahora tienen que dormir en ella.

Pero ya vale de hablar de España, que no se ha ganado ser protagonista. Francia no hizo un gran gran partido, pero sí muy inteligente, y se llevan lo más importante, la victoria. Movieron mucho el balón, hasta el punto de tener que comérselo en unas cuantas posesiones, porque los 24 segundos se les quedaron cortos toda la noche. Perdieron muchas pelotas, pero nunca en posiciones dañinas y dejaron a España sólo en dos puntos a la contra.

Según Collet el plan estaba en cortocircuitar el carrusel de pases, dando a Ricky el espacio, pero nunca la asistencia, y sin conceder nunca a los Gasol la oportunidad de iniciar la jugada en el poste alto. Denegaron las pantallas en todos los bloqueos y continuación que pudieron y España cayó en la trampa de jugar a los costados del lado fuerte, sin invertir jamás el balón, todo lo contrario que Francia, donde Batum y Diaw llevan todo el año, cuando no toda la vida, entendiendo y disfrutando de las virtudes de que los jugadores del otro extremo de la pista puedan continuar la jugada.

Y el rebote, por supuesto, el rebote. Francia, con un Gobert que fue la sorpresa agradable de la noche y un Lauvergne que pese a no tener el tamaño necesario para enfrentarse con los Gasol puso los medios y no las excusas. Impagable también el trabajo de Gelabale que aunque no cogiera los rebotes, siempre estaba cerca molestando. La paliza en este aspecto fue tan terrible que si la viéramos en un partido de menos calado nos haría pensar en apaño apuestil.

Y por supuesto, destacar a Heurtel, que fue el encargado de meter las canastas decisivas y complicadas cuando España se acercó. Fue el más individualista de Francia, lo que pese a algún error puntual, y aunque Collet le tuvo que sacar a Diot al lado en el momento más caliente para ayudar a templar el juego, vino muy bien a Francia en la recta final. De hecho, todo el trabajo de Francia durante todo el partido, Thomas incluido, acabó devengando en ese súbito cambio de tercio final. Los de casa cambiaron mucho anoche en el bloqueo y continuación, y Heurtel sacó rédito de casi todas esas jugadas, penetrando y dividiendo para explotar la diferencia de velocidad lateral con los pívots rivales al principio del partido. Esto, más todo el movimiento perimetral de balón fueron la encerrona perfecta para que luego al final, y aprovechando todo el miedo, presión y cautela acumulados, el base del Baskonia tuviera esos dos pasos de espacio para clavar suspensiones sobre un 2.15, y unos cuantos puñales en todos los aficionados al baloncesto en nuestro país.

Antes, había pasado otro equipo con todas las letras por el Palacio, y otro que se desintegró de la misma manera que España. Fue un partido igualado en la primera parte, con Teodosic anotando con facilidad e independencia, y Bjelica batiendo por velocidad a Varejao, generando para él y para los demás a partir de ahí. Nene en defensa y la extraña pero fulminante mecánica de Alex García servían para que Brasil, que falló al principio del partido innumerables ocasiones a quemarropa que no podrían parecer más sencillas, llegara al descanso en lo que parecía que iba a ser una batalla igualada hasta el final. Pero al reanudar el partido, una pequeña racha de Serbia, basada en errores brasileños (pérdida tonta, y mala comunicación en un rebote defensivo) les descentró. Para culminar el despropósito, tras una falta de Varejao a Raduljica, les pitaron dos técnicas, que les costaron 6 tiros libres y balón en contra, que resultaron en una posesión de 7 puntos. +16 para los serbios, y ahí acabó el partido.

Teodosic lideró a los europeos con 23 puntos en 29 minutos, desempeñándose, para mí, de la misma manera que cuando mete 8 en 35. Milos no juega mejor o peor, simplemente acierta más o menos, y hoy era la cara de un equipo que no tuvo cruz. Hasta Nenad Krstic, que ha llegado al torneo todo lo justo de forma posible, se permitió juguetear con Nene en el poste bajo.

Son jóvenes y enérgicos, y el núcleo de su quinteto titular está formado por jugadores que están entrando en el teórico mejor momento de sus carreras (Teodosic, Markovic, Bjelica y Raduljica, además de Stimac nacieron entre 1987 y 1988, y han coincidido en categorías inferiores). Están en ese punto en el que el compromiso entre forma física y experiencia es ideal. Pueden jugar dentro, pueden tirar de fuera, y no tendrán remilgos si ven que hace falta atizar. Esta versión altamente emocional de los serbios es un rival temible en la lucha por las medallas.

Y a diferencia de otros combinados balcánicos, que se quedaron en el camino por culpa de una lucha de egos mal entendida, o que nunca fueron capaces de estar en la misma página, este grupo parece hecho de otra pasta. Bogdan Bogdanovic es muy joven para tenérselo creído. Miroslav Raduljica es un jugador sin equipo, que viene de ser menospreciado por dos franquicias NBA. Con Teodosic llevan jugando desde siempre, y han comprendido que para quererlo en las muy buenas noches hay que arrullarlo también en las malas. Quizá sea porque les va bien, y no se ve la talla de uno hasta que se enfrenta a la adversidad, pero Djordjevic ha creado un ambiente de camaradería y ánimo que va a llevar al equipo en una condición inmejorable en lo psicológico a la semifinal, aunque tras lo de ayer, el guión cambia un poco.

El peligro de Serbia contra España hubiera estado en que, por un lado, llegarían al partido del viernes, como a los octavos y a los cuartos. Sin miedo a nada, porque nadie los veía favoritos. Y por otra parte, con toda la confianza del mundo, porque vienen de dejar en la cuneta, y con paliza contundente, a los dos equipos que mejor pinta tuvieron en la primera fase más allá del contubernio España-USA. Brasil y Grecia acumulaban un 10-1, con la derrota de los de Magnano ante España como la única mancha en su historial conjunto, y se marcharon perdiendo de 18 y de 28. Ahora, como mínimo son tan favoritos como los franceses, y Djordjevic no puede seguir pasándole a otro la presión. Tienen, al igual que Francia, media medalla colgando. Eso ya es algo que perder.

Así que sí, no está España. No está Parker. Bodiroga se dedica a la buena vida en vez de a jugar. Pero nosotros mañana nos lo vamos a pasar bien.

Notas desde la primera tercera quinta fila

– Si Neto no lloró en la rueda de prensa post-partido, poco le faltó. Ningún jugador sale contento después de una derrota, pero Raulzinho estaba devastado. Brasil y su entorno, por lo que hemos visto estos días, se veían con medalla, aunque fuera de bronce, tan colgada del cuello, como España se veía campeona.

– Los jugadores serbios llevan cada uno los calcetines de una marca (diría que todos, la respectiva de zapatillas).

Batum no pierde pista de Gobert. Ya lo hemos visto realizando su papel de mentor en los entrenamientos, pero en los partidos también es una extensión del entrenador en la pista. Le viene muy bien a Rudy, que tiene las herramientas físicas como vimos ayer, que le den un par de collejas de vez en cuando ahora mismo. Ya vemos que la rivalidad divisional de la NBA aquí, como es lógico, no importa.

– Hablando de Batum, el respeto que tiene por España en general, aunque tiene cara de que de vez en cuando le entren ganas de golpear a algún español en la entrepierna (oh, wait…), es enorme. No había jugador más feliz ayer de la victoria.

Pau dio ayer la cara en rueda de prensa, al igual que Scola el otro día en lo que es un gesto a agradecer de ambos. No es que a Gasol fueran a partírsela, ni tiene que pedir perdón por nada, porque fue el mejor jugador del equipo en el torneo y seguramente en el partido, y la prensa le venera tanto o más que los aficionados, pero siendo el que más justificación tendría para irse al vestuario a tratarse y descansar, ejerció de pararrayos. Tampoco vamos a descubrir la talla como persona de Pau ahora, pero siempre deja otra muestra más.

– Es habitual ver salir a los perdedores por la zona mixta con caras de pena, morritos y congoja. Ya hablamos de lo mal que salió Neto. Lo que no es tan habitual es ver una cara de tremenda mala hostia contenida. Esa era la de Felipe Reyes, y con toda la razón del mundo. Lo que no sabemos, es si, recordando las últimas respuestas de algunas entrevistas, el enfado era consigo mismo.

– Pasó desapercibido, quizá porque lo dijo en inglés, pero este fue Orenga en rueda de prensa «The only thing we can do is keep on working and keep on fighting until the last game» Han pasado 18 horas, y todavía seguimos sin saber cuál será ese último partido.

Sofi del día

A la afición del Palacio, que ayer cumplió con su parte del trato, y se debió ir deseando no haber ido por allí nunca. Nada que objetar.