La crónica desde la Fase Final (III): A Serbian Film

Bromeaba tras la victoria apabullante de Serbia ante Brasil que tendríamos que llamar a la crónica de aquel partido «A Serbian film» como la descorazonadora película de Srdan Spasojevic que se censuró en nuestro país. No sabía que lo más macabro estaba aún por venir. Contra todo pronóstico, España cayó en su Mundial en cuartos, como a la vieja usanza.

Lo más imperdonable de la derrota de España es, que el único equipo con cinco bases metidos en otros cuerpos que dan para rellenar un quinteto, decidiera hacer la guerra por su cuenta. Francia puso de su parte para que eso sucediera, por supuesto, pero los grandes equipos, y este lo ha sido y lo es, saben adaptarse. Por eso duele especialmente ver un partido como el de ayer, en el que Francia ganó de manera clara, simplemente haciendo lo que España debía, y no quería o podía hacer.

Más allá de ganar a España, ¡a esta España!, en el Palacio, y de parar a un ataque tan descomunal, Francia hizo un mal partido en ataque, con muchas pérdidas y largos periodos sin anotar. No estoy diciendo que Les Bleus no fueran mejores, todo lo contrario. Lo triste es que lo lograran sin necesidad de vestir sus mejores galas, y ya no sólo por las ausencias.

Y sí, España no era el equipo perfecto. Traían acumulados problemas con el tiro, falta de alas de tamaño, una rotación corta por diseño, que no por posibilidades, y las sospechas sobre la versatilidad y creatividad del entrenador si venían mal dadas. Y ayer a todo eso se le unió que los Gasol, verdaderos pilares sobre los que se sostiene todo aquello del Método FEB, no estaban en su mejor estado, por motivos ajenos a su voluntad. No eran invencibles, no, pero un colapso tan grande no podía ser esperado ni por los mayores agoreros.

No fue el típico «no nos han entrado los tiros, de estos perdemos uno de cada diez». De estos se pierde uno de cada veinticinco, porque fue un correctivo profundo, de esos que despojan a un equipo de su identidad, y pueden llegar a crear fractura en un grupo. Porque si de ellos eran las victorias, de ellos también es la derrota, y tienen que ser muy conscientes. Orenga habrá fracasado como entrenador, pero sigue siendo su entrenador. Ellos eligieron la cama, y ahora tienen que dormir en ella.

Pero ya vale de hablar de España, que no se ha ganado ser protagonista. Francia no hizo un gran gran partido, pero sí muy inteligente, y se llevan lo más importante, la victoria. Movieron mucho el balón, hasta el punto de tener que comérselo en unas cuantas posesiones, porque los 24 segundos se les quedaron cortos toda la noche. Perdieron muchas pelotas, pero nunca en posiciones dañinas y dejaron a España sólo en dos puntos a la contra.

Según Collet el plan estaba en cortocircuitar el carrusel de pases, dando a Ricky el espacio, pero nunca la asistencia, y sin conceder nunca a los Gasol la oportunidad de iniciar la jugada en el poste alto. Denegaron las pantallas en todos los bloqueos y continuación que pudieron y España cayó en la trampa de jugar a los costados del lado fuerte, sin invertir jamás el balón, todo lo contrario que Francia, donde Batum y Diaw llevan todo el año, cuando no toda la vida, entendiendo y disfrutando de las virtudes de que los jugadores del otro extremo de la pista puedan continuar la jugada.

Y el rebote, por supuesto, el rebote. Francia, con un Gobert que fue la sorpresa agradable de la noche y un Lauvergne que pese a no tener el tamaño necesario para enfrentarse con los Gasol puso los medios y no las excusas. Impagable también el trabajo de Gelabale que aunque no cogiera los rebotes, siempre estaba cerca molestando. La paliza en este aspecto fue tan terrible que si la viéramos en un partido de menos calado nos haría pensar en apaño apuestil.

Y por supuesto, destacar a Heurtel, que fue el encargado de meter las canastas decisivas y complicadas cuando España se acercó. Fue el más individualista de Francia, lo que pese a algún error puntual, y aunque Collet le tuvo que sacar a Diot al lado en el momento más caliente para ayudar a templar el juego, vino muy bien a Francia en la recta final. De hecho, todo el trabajo de Francia durante todo el partido, Thomas incluido, acabó devengando en ese súbito cambio de tercio final. Los de casa cambiaron mucho anoche en el bloqueo y continuación, y Heurtel sacó rédito de casi todas esas jugadas, penetrando y dividiendo para explotar la diferencia de velocidad lateral con los pívots rivales al principio del partido. Esto, más todo el movimiento perimetral de balón fueron la encerrona perfecta para que luego al final, y aprovechando todo el miedo, presión y cautela acumulados, el base del Baskonia tuviera esos dos pasos de espacio para clavar suspensiones sobre un 2.15, y unos cuantos puñales en todos los aficionados al baloncesto en nuestro país.

Antes, había pasado otro equipo con todas las letras por el Palacio, y otro que se desintegró de la misma manera que España. Fue un partido igualado en la primera parte, con Teodosic anotando con facilidad e independencia, y Bjelica batiendo por velocidad a Varejao, generando para él y para los demás a partir de ahí. Nene en defensa y la extraña pero fulminante mecánica de Alex García servían para que Brasil, que falló al principio del partido innumerables ocasiones a quemarropa que no podrían parecer más sencillas, llegara al descanso en lo que parecía que iba a ser una batalla igualada hasta el final. Pero al reanudar el partido, una pequeña racha de Serbia, basada en errores brasileños (pérdida tonta, y mala comunicación en un rebote defensivo) les descentró. Para culminar el despropósito, tras una falta de Varejao a Raduljica, les pitaron dos técnicas, que les costaron 6 tiros libres y balón en contra, que resultaron en una posesión de 7 puntos. +16 para los serbios, y ahí acabó el partido.

Teodosic lideró a los europeos con 23 puntos en 29 minutos, desempeñándose, para mí, de la misma manera que cuando mete 8 en 35. Milos no juega mejor o peor, simplemente acierta más o menos, y hoy era la cara de un equipo que no tuvo cruz. Hasta Nenad Krstic, que ha llegado al torneo todo lo justo de forma posible, se permitió juguetear con Nene en el poste bajo.

Son jóvenes y enérgicos, y el núcleo de su quinteto titular está formado por jugadores que están entrando en el teórico mejor momento de sus carreras (Teodosic, Markovic, Bjelica y Raduljica, además de Stimac nacieron entre 1987 y 1988, y han coincidido en categorías inferiores). Están en ese punto en el que el compromiso entre forma física y experiencia es ideal. Pueden jugar dentro, pueden tirar de fuera, y no tendrán remilgos si ven que hace falta atizar. Esta versión altamente emocional de los serbios es un rival temible en la lucha por las medallas.

Y a diferencia de otros combinados balcánicos, que se quedaron en el camino por culpa de una lucha de egos mal entendida, o que nunca fueron capaces de estar en la misma página, este grupo parece hecho de otra pasta. Bogdan Bogdanovic es muy joven para tenérselo creído. Miroslav Raduljica es un jugador sin equipo, que viene de ser menospreciado por dos franquicias NBA. Con Teodosic llevan jugando desde siempre, y han comprendido que para quererlo en las muy buenas noches hay que arrullarlo también en las malas. Quizá sea porque les va bien, y no se ve la talla de uno hasta que se enfrenta a la adversidad, pero Djordjevic ha creado un ambiente de camaradería y ánimo que va a llevar al equipo en una condición inmejorable en lo psicológico a la semifinal, aunque tras lo de ayer, el guión cambia un poco.

El peligro de Serbia contra España hubiera estado en que, por un lado, llegarían al partido del viernes, como a los octavos y a los cuartos. Sin miedo a nada, porque nadie los veía favoritos. Y por otra parte, con toda la confianza del mundo, porque vienen de dejar en la cuneta, y con paliza contundente, a los dos equipos que mejor pinta tuvieron en la primera fase más allá del contubernio España-USA. Brasil y Grecia acumulaban un 10-1, con la derrota de los de Magnano ante España como la única mancha en su historial conjunto, y se marcharon perdiendo de 18 y de 28. Ahora, como mínimo son tan favoritos como los franceses, y Djordjevic no puede seguir pasándole a otro la presión. Tienen, al igual que Francia, media medalla colgando. Eso ya es algo que perder.

Así que sí, no está España. No está Parker. Bodiroga se dedica a la buena vida en vez de a jugar. Pero nosotros mañana nos lo vamos a pasar bien.

Notas desde la primera tercera quinta fila

– Si Neto no lloró en la rueda de prensa post-partido, poco le faltó. Ningún jugador sale contento después de una derrota, pero Raulzinho estaba devastado. Brasil y su entorno, por lo que hemos visto estos días, se veían con medalla, aunque fuera de bronce, tan colgada del cuello, como España se veía campeona.

– Los jugadores serbios llevan cada uno los calcetines de una marca (diría que todos, la respectiva de zapatillas).

Batum no pierde pista de Gobert. Ya lo hemos visto realizando su papel de mentor en los entrenamientos, pero en los partidos también es una extensión del entrenador en la pista. Le viene muy bien a Rudy, que tiene las herramientas físicas como vimos ayer, que le den un par de collejas de vez en cuando ahora mismo. Ya vemos que la rivalidad divisional de la NBA aquí, como es lógico, no importa.

– Hablando de Batum, el respeto que tiene por España en general, aunque tiene cara de que de vez en cuando le entren ganas de golpear a algún español en la entrepierna (oh, wait…), es enorme. No había jugador más feliz ayer de la victoria.

Pau dio ayer la cara en rueda de prensa, al igual que Scola el otro día en lo que es un gesto a agradecer de ambos. No es que a Gasol fueran a partírsela, ni tiene que pedir perdón por nada, porque fue el mejor jugador del equipo en el torneo y seguramente en el partido, y la prensa le venera tanto o más que los aficionados, pero siendo el que más justificación tendría para irse al vestuario a tratarse y descansar, ejerció de pararrayos. Tampoco vamos a descubrir la talla como persona de Pau ahora, pero siempre deja otra muestra más.

– Es habitual ver salir a los perdedores por la zona mixta con caras de pena, morritos y congoja. Ya hablamos de lo mal que salió Neto. Lo que no es tan habitual es ver una cara de tremenda mala hostia contenida. Esa era la de Felipe Reyes, y con toda la razón del mundo. Lo que no sabemos, es si, recordando las últimas respuestas de algunas entrevistas, el enfado era consigo mismo.

– Pasó desapercibido, quizá porque lo dijo en inglés, pero este fue Orenga en rueda de prensa «The only thing we can do is keep on working and keep on fighting until the last game» Han pasado 18 horas, y todavía seguimos sin saber cuál será ese último partido.

Sofi del día

A la afición del Palacio, que ayer cumplió con su parte del trato, y se debió ir deseando no haber ido por allí nunca. Nada que objetar.

La crónica desde la Fase Final (II): Una historia de entrenadores

Este miércoles a las seis de la tarde, Serbia y Brasil, y después, a las diez, España y Francia, se verán las caras antes de pasar a la siguiente fase del Torneo. Esa frase que han leído valía tanto para el pasado día 3 en Granada, como para pasado mañana en Madrid: mismos enfrentamientos, misma hora, mismo día de la semana, porque los cuartos de final en la capital de España empiezan y terminan por la A del grupo que los ha copado. El día de la marmota, versión baloncesto.

Y aunque lo más justo fuera destacar a los prometedores jóvenes que dejaron su primera actuación memorable en un escenario de talla mundial (Bogdan Bogdanovic y Raulzinho Neto), hoy me apetece hablar de los entrenadores, que se han ido, como los equipos que compitieron el sábado, en muy diferentes direcciones, tras dos partidos con un claro dominador.

La primera fase de Serbia no había despertado mucha ilusión en el equipo, ni confianza en el trabajo de su entrenador, Djordjevic. Pero tras este primer partido de cruces, muchos empezamos a plantearnos el cambiar de idea. «Es un entrenador de jugadores«, aseveraba Krstic en la zona mixta «él ha sido jugador de primer nivel, y sabe lo que hace«. El baloncesto tiene muchas aristas, y se puede ser un buen entrenador de muchas formas. Tras el partido de Grecia, queda claro que Aleksandar se maneja perfectamente en la parcela en la que ha elegido definir su estilo. Los entrenadores de jugadores muchas veces duran poco, y no paran de ser cuestionados. Pero mientras están en el cargo, que suele ser proporcional a lo buenos que sean en lo suyo, se las apañan para montar un equipo en el que del primero al último estrellarían la cabeza en una pared por él.

Sasha no para de hablar y gritar un segundo. Pero a diferencia de otros entrenadores, empeñados con el micro-control, lo que él hace no parecen reprimendas (salvo a árbitros y rivales) o correcciones. «Principalmente nos da palabras de apoyo» nos dice Raduljica «da instrucciones, sí, pero siempre mezcladas con ánimos«. Cuando algún jugador tenía un fallo, por muy claro que fuera, detrás no venía una bronca jamás, sino una palabra ánimo, mucho ánimo. Y cuando acabó el partido, antes de nada, las felicitaciones a los suyos fueron lo primero.

Quizá por eso ayer Serbia aplastó al conjunto griego, por motivos no simplemente baloncestísticos. Llamémoslo esfuerzo, ganas, concentración… Serbia iba a tumba abierta. Defendieron bien durante todo el partido, yendo de menos a más, tras aprovechar el desgaste que causa la diferencia en centímetros con una Grecia que acusó mucho el tamaño más allá de Bourousis. Esa era una doblez que no habíamos visto frente a sus rivales en el grupo B, pero que aquí se manifestó en cuanto pasaron los minutos. Y cuando Bogdan «hijo de Bogdan» Bogdanovic, nuestro ganador del Sofi al Nombre más Molón en el pasado Draft, empezó a meter triples, el ánimo griego se rompió, su defensa se estiró, y empezaron a conceder oportunidades aún más fáciles por toda la pista. Game over.

Y sin haber acabado, Djordjevic empieza a jugar el siguiente. Aún no teníamos emparejamiento de cuartos y ya había empezado a sacudir el avispero en rueda de prensa. «Todo el mundo dice que Brasil va a ganar la medalla. ¿Quién soy yo para analizar a un equipo que se supone que va a ganar una medalla?«. Serbia quedó la última en el grupo, perdió los partidos contra los tres equipos que quedan vivos a este lado del cuadro, y nadie, o casi nadie cree en ellos. «No cambiáremos nuestra manera de jugar. Creo que no somos favoritos, vosotros (por la prensa) también lo creéis… pero quizá, mis jugadores no» El técnico plavi va a usar cada declaración, cada opinión, de aquí el miércoles, y quién sabe si más allá, para dopar de motivación a sus jugadores «Creo que este equipo puedo competir contra cualquiera. No quiero poner límites.»  

Mientras, en el mismo escenario, su rival anoche, Katsikaris, hacia todo lo contrario, poniendo a sus jugadores a los pies de los caballos tras un partido, en el que, razón tiene, se mostraron excesivamente dóciles. «Nos han ganado por espíritu, no por motivos tácticos«, proclamó tras felicitar a Serbia «hemos enfocado el partido de manera inaceptable.» Luego se calmó un poco y dijo estar orgulloso de sus jugadores, pero tras empezar con semejante fuerza, creo que a pocos nos habría sorprendido si hubiera terminado su relación contractual con el combinado nacional griego en esa misma mesa. Y más estando en el Palacio. Guiño, guiño.

El siguiente choque, el Brasil-Argentina fue bastante similar, y con aún más carga emocional para los entrenadores. Con Magnano, campeón Olímpico con Argentina en 2004 en el banquillo de una Brasil buscando venganza frente a los de Lamas, que les habían eliminado de dos torneos mundiales consecutivos, había en juego aún mucho más que en el anterior partido. «Sentí lo mismo que cuando perdí con Argentina, pero justo al revés» proclamaba, sin duda aliviado, Ruben Magnano.

Ambos técnicos coincidían en que el partido tuvo «dos historias«, la de la primera parte, en la que Argentina aguantó el tirón, y lo que ocurrió tras el descanso, cuando Brasil arrolló a Scola y compañía en el campo. Y no sólo dentro, también fuera, ya que tras la derrota de ayer Llamas aprovechaba la introducción de la rueda de prensa para soltar la bomba: «Intuyo que este fue mi último partido con la selecciónPrigioni, Nocioni y Leo Gutierréz también se despidieron a lo largo de la noche según la prensa argentina, pero para Scola, el de ayer, no es el final de una generación. «¿Qué es una generación? ¿De qué equipo, de que grupo de jugadores estábamos hablando? Montecchia, Oberto, el equipo de Indianápolis, el de Atenas. Eso hace tiempo que se fue. Cambiamos de jugadores cada año, hasta que se vaya el último de nosotros«. Aunque compartiendo la visión de Scola, es indudable que ayer cayó otro pedazo de la historia del baloncesto en Argentina, mientras ¿se empieza a escribir la de Brasil?

«En el segundo tiempo estuvimos más concentrados en las cosas que teníamos que hacer, en la propuesta táctica que habíamos planteado». Magnano había jugado este partido ya mil veces en su cabeza y lo tenía clarísimo. «No cambiamos absolutamente nada» tras el descanso «Creíamos que esa era la fórmula de seguir defendiendo y atacando».

Hablar con Rubén de baloncesto es todo un placer. Didáctico y dispuesto, disfruta cuando se le pregunta por el juego. Habla con negritas, haciendo énfasis en las palabras que considera clave, para que su entonación aporte aún más a frases que siempre van llenas de significado. El negro sobre blanco no le hace justicia a su manera de explicar el partido. «Argentina es un equipo que se ha caracterizado siempre por su capacidad de pase, promedian 18-19 asistencias por partido, lo reducimos a la mitad.» El objetivo era «quitarle a Argentina las situaciones de pase extra que ellos manejan muy bien.» y para ello, «hicimos una apuesta muy fuerte por hacer jugar nuestra gente grande contra los pequeños suyos, y afortunadamente resultó.»

¿Y qué cambio exactamente entonces en el segundo tiempo en la ejecución para que el resultado fuera tan diferente? El problema al principio no estuvo para Mangnano en la apuesta de cambiar en los bloqueos en sí, sino que «fueron las rotaciones que hicimos a partir del cambio defensivo. Ellos encontraron espacio en ese uno-contra-uno, encontraron el espacio en Gutiérrez y Nocioni, y eso es lo que no queríamos«.

Pese a todo el énfasis pre-partido en cómo defender al Luifa, Magnano tenía otros planes, «dejar jugar a Scola en el poste bajo. Que hiciera todo lo que quisiera… en el poste bajo. Pero de frente siempre tuvo un hombre.» En el fondo, no era más que devolver a Argentina una moneda con la que le pagaron en el pasado «En esa época, lo que quiso Argentina era jugar todos los pick-and-roll dejando tirar a Huertas, y el acabó con 16-17 puntos (22 en realidad), pero Brasil perdió»

Y no todo iban a ser las «pequeñas cosas tácticas que afortunadamente dieron resultado.» Rubén es consciente de que «Apareció un jugador que me dio una mano muy grande que fue Raulzinho… y aquí estamos clasificados» Porque sí, al final juegan los jugadores. Pero la vista se nos va también a menudo al banquillo, y días como el de ayer lo hacen inevitable.

«Las apuestas tácticas, si te dan resultado sós un héroe. Si no, sós un villano y pierdes el partido.» Y Rubén se fue por el pasillo de un Palacio ya vacío, a pensar en Serbia.

Notas desde la primera tercera fila

  • En una de las protestas imposibles de Aleksandar Djordjevic, por aquello de lo claro de la jugada, uno de los tres árbitros del encuentro (me vais a permitir el no reconocerlo, pero en mi descargo diré que no llevan números identificándolos) le contestó con semejante grito de hartazgo que dejó helado a Djordjevic. Releed de nuevo esas palabras. No es fácil callarle pero quien quiera que fuera, lo consiguió.
  • ¡Tenemos Kiss Cam en Madrid! La desempolvaron al descanso, en lo que podemos calificar como todo un éxito de crítica y público.

Sofi del día

Los dos mates de Kalinic. O cómo resumir y explicar a la perfección en un Vine lo que ocurrió en el Serbia-Grecia.

Un verdadero clásico

Esta noche tendremos el placer de disfrutar de uno de los duelos clásicos del baloncesto, un choque entre dos selecciones enfrentadas, que se odian con admiración. Brasil y Argentina, Argentina y Brasil. Desde 1930, entre Mundiales, Juegos Olímpicos, Preolímpicos, FIBA Américas y Sudamericanos han jugado entre ellos de manera oficial hasta en 88 ocasiones, incluyendo los cruces del último Mundobasket en 2010 y Juegos Olímpicos en 2012. Argentina se cobró ambos, el primero en octavos de final, y el segundo en cuartos, por lo que esta noche tiene ambiente de revancha.

En realidad, todas lo tienen, porque todos los protagonistas han ganado o perdido alguna vez (incluso con los dos equipos), y siempre queda una cuenta pendiente. Pero sin duda, esta vez, es Brasil quien tiene la presión. «Es un tema muy pre-partido eso de buscar antecedentes» comenta Prigioni, con algo de desdén «ellos son el mismo equipo, nosotros no.» De la plantilla de los Juegos Olímpicos se han caído los dos jugadores con más minutos (Manu Ginóbili, Carlos Delfino) y algún gregario mítico como los Gutiérrez, mientras que Brasil llega muy completa, con casi todo lo que tiene. «Somos un equipo diferente, jugamos de otra manera y con estas armas que tenemos hoy, intentaremos jugarle al Brasil completo, que sí lleva mucho tiempo jugando junto.»

El ambiente que se respira en lo que hemos podido ver de ambos equipos es muy diferente. Argentina se muestra distendida y relajada, pasando la presión a Brasil siempre que tienen oportunidad y recordando la diferencia entre las convocatorias de ambos equipos. Brasil luce más seria y concentrada, con más gravedad en todas sus declaraciones, y transmitiendo la idea de que esta vez sólo vale la victoria.

«Existe una fuerte rivalidad, y mucha tradición«, reconoce Nene. «Lo importante es que estamos dispuestos a seguir en el campeonato y buscar algo grande para nuestro país».

  • El recuerdo de Magnano

Mientras estos dos equipos se sigan enfrentando y Rubén Magnano ocupe el banquillo de Brasil, esto seguirá siendo noticia. El técnico con el que el equipo argentino logró el mayor éxito de su Historia (ese oro olímpico del que se cumplen ya 10 años), está ahora en el otro bando. ¿Para ellos también sigue siendo reseñable? «Ya no. Supongo que a los jugadores les habrá pasado en 2010 al ver a su entrenador en el plástico rival, yo lo sentí cuando llegue en 2011, después nos tocó otra vez en el cruce y ya me acostumbré«, dice Julio Lamas.

En Argentina, mientras, hablan de manera jocosa de «prueba de Dios» para Rubén cruzarse con ellos tantas veces desde su llegada,  «El problema es suyo. No sé que pensará él al jugar contra su país, nosotros somos todos argentinos«, apuntilla Lamas. El caso es que lo que pase hoy puede tener repercusiones para el trabajo de ambos. Por poco favoritos que se vean o digan verse, en Argentina siempre dolerá caer contra su némesis tan pronto. Y en Brasil, con Rio 2016 en el horizonte, y sin llegar a semifinales en lo que serían ya 3 torneos mundiales en la era Magnano, se plantearán un par de cosas. Un poco más de picante para la ensalada.

  • El ambiente

Con dos comunidades bastante grandes en Madrid, espero un buen color y nivel de ruido en las gradas. No se han vendido todavía todos los tickets, pero al no jugar España, se presupone que los que los hayan comprado están interesados. El ambiente debería ser mucho mejor que en los últimos enfrentamientos en Londres o Turquía, y estos jugadores se alimentan del ruido. Esperemos buena entrada esta noche.

Lo que también esperamos ver es un encuentro bastante limpio, pese a la rivalidad. Recordemos que aunque haya jugadores con mucho pronto en ambos equipos, otros son amigos entre sí (Prigioni, Nocioni, Scola, Herrmann, Huertas o Splitter han pasado todos por Baskonia, por ejemplo, compartiendo tiempo entre ellos, Laprovittola ha estado la pasada campaña con en el Flamengo con Marcelinho Machado y Marquinhos Viera, donde este año se unirá Herrmann, etc.). En la pista sólo habrá baloncesto. O eso esperamos.

  • El partido en sí

En parte, el partido de esta noche también es la historia de dos estilos de juego diferentes. «Si los conseguimos poner 5 contra 5, tendremos más opciones«, dice Prigioni. Sin ser ninguno de los dos el prototipo más puro de cada modelo juego, no sería pecado separar en técnica a Argentina y físico a Brasil, aunque como toda generalización, sea algo injusta.

«Están muy fuertes en defensa para correr al contraataque y creo que es fundamental cortarles eso.», apunta Prigioni. «Tambien en el rebote, tienen gente muy grande. Es donde más daño nos pueden hacer. No podemos tomar malos tiros, hay que mover la bola, que les cueste, que tengan que defender largo.» Pero en duelos tan tensos como estos, salvo que un equipo aplaste al otro, lo normal es ver varias fases, no una única historia. Más que tratar de imponer un estilo, teniendo en cuenta que las dos selecciones pueden mostrar varios registros, lo fundamental es encajar bien los golpes: es crucial sobrevivir a las fortalezas rivales.

«Fuimos eliminados en los Juegos Olímpicos por pequeños detalles que, con certeza, esta vez no vamos a cometer» remarca Nene. Para Prigioni «creo que irá más por el lado de acierto de jugadores, de la inspiración, que de cosas tácticas. No creo que nosotros vayamos a descubrir muchas cosas nuevas. Intentaremos imponer lo que hacemos bien, a ver quién lo consigue y pone más trabas».

  • El duelo de bases

Marcelinho Huertas y Facundo Campazzo son dos de los mejores, y más divertidos (muy importante) bases fuera de la NBA. A partir de ahora se verán varias veces al año, coincidiendo con el Barça-Madrid, que es un poco el Brasil-Argentina de selecciones, pero su historia común empieza hoy. Campazzo era parte pequeña de la rotación en los Juegos Olímpicos de 2012, pero hoy es uno de los jugadores más importantes de este equipo, y tendrá la misión de parar a un Marcelinho que en Londres lideró a los brasileños con 22 puntos.

Muchos equipos han intentado con rotundo fracaso parar los bloqueos y continuación de Huertas, y Argentina en el pasado reciente ha sido de los más extremos en su propuesta, flotándole para que tire, y quitándole el pase interior. Los resultados han sido desiguales en lo individual, pero todo un éxito en lo colectivo. Campazzo no es un defensor insistente y el quinteto titular de Brasil tiene a dos de los mejores jugadores poniendo bloqueos del mundo en Splitter y Nene. Seguir el ritmo a Huertas con esta compañía requiere mucho esfuerzo y pundonor, hay que estar dispuesto a negociar varios bloqueos sobre el balón en la misma jugada, que vendrán además por diferentes lugares. Viendo quién lo va a defender (Prigioni y Laprovittola también podrían pasar un rato con él) y cómo lo han hecho hasta ahora, el partido puede acabar dependiendo perfectamente del acierto de Huertas desde lejos.

Que prepare la pierna.

  • Los tres gigantes contra Scola

El juego interior NBA de Brasil es potentísimo, pero Scola es de esos jugadores que pueden crear caos sin importarle el rival. «Es el corazón y la cabeza de este equipo, la cara que lleva su energía, pasando la bola y siendo su anotador este campeonato. Tenemos que pararlo, y las cosas mejorarán»

Nene cree que al menos conoce la teoría para detenerlo «Es puro talento, pero siempre utiliza la ventaja del espacio. En cuanto los pívots ayudan al base, él hace el pick-n-pop, sale fuera y es eficiente. Pero cerrando ese espacio, él lo tendrá complicado, y nosotros sabemos marcarlo. Tendremos que estar encima de él«.

También habla de encimarlo Varejao. «Es un jugador que tiene un volumen de juego muy grande. Tenemos que darle una atención especial, porque muchos balones pasan por sus manos. Lo estamos entrenando todos, y no lo marcará sólo uno. Será una defensa especial y estaremos muy encima, preparados«.

Lo que quizá no sepa es que Argentina planea sacar este espacio por lo civil o por lo criminal. Ayer, al final de la sesión del entrenamiento, Scola y Campazzo repitieron en solitario un bloqueo-y-continuación central, que a mitad de su ejecución se convertía repentinamente en bloqueo-y-apertura para el tiro desde el codo derecho. La reacción era tan súbita, que parecían estar entrenando su sincronización. Si Nene y los suyos realmente quieren estar encima de él, van a necesitar trabajo y reflejos.

«Creo que nos conocemos demasiado«, decía Prigioni «no hay mucho espacio para las sorpresas.» Qué va, Pablo. Siempre lo hay.