La crónica desde la Fase Final (IV): Epílogo para Francia

Serbia estará en un rato en la Final, con medalla ya asegurada, y ya tocará hablar de ellos. Pero la crónica de hoy, queremos que sirva de merecido epílogo a los dos partidos finales de Francia y a lo que han logrado.

Porque el bronce que se han llevado a casa tenía muchas novias. «Podríamos haber sido nosotros, podían haber sido otros siete equipos«, reconocía Boris Diaw. «No creo que pudieras dar un nombre para la tercera plaza al principio del torneo, estaba muy abierto para diferentes equipos, y la cuestión era quién iba a acabar cogiéndolo. Nadie lo iba a regalar tampoco.» Aunque luego la plata se haya puesto también a la venta, y perdieran su oportunidad de hacerse con ella, muchos equipos veían en ese tercer puesto el objetivo más razonable para darse por satisfechos. Es por lo que el bronce ayer para Francia tenía un sabor más especial que de costumbre.

Y más cuando habían perdido el derecho a jugar la Final y volver a ser el mejor equipo europeo por segundo año consecutivo poco más de 18 horas antes. Montados desde el miércoles que eliminaron a España delante de su público en una montaña rusa de sensaciones, salieron planos y fallones contra la Serbia del mejor Teodosic. Lucharon ese partido hasta el final, cuando podrían haberse dejado ir pensando en lo pronto que llegaría la lucha por el bronce, al igual que no se dejaron llevar por la tentación de especular con evitar a España hasta semifinales (hasta cierto punto, no fue una decisión del todo altruista, ya que Grecia, que aún se jugaba a esas horas el cruce con Argentina, hubiera sido un rival duro e incómodo para los franceses en octavos).

No creo en el karma, y para mí el objetivo de un equipo es llegar lo más lejos posible en un campeonato. Si en el sistema de competición actual, ganar todos los partidos no te sirve de más ayuda, no creo que estés obligado moralmente a hacerlo. Pero como sé que queda un buen número de románticos y líricos por ahí, es de justicia reseñar el exquisito comportamiento francés. Además, si decíamos que Serbia ha sido sin duda el mejor equipo de la Conferencia España Madrid en los cruces, nadie ha convencido más que Francia después de los dos finalistas.

El equipo de Collet ha sido uno de los mejores colectivos del campeonato, con una personalidad claramente marcada por sus dos figuras dentro de la pista, Boris Diaw y Nicolas Batum. Una pareja que podría aspirar a los 20 puntos todas las noches, y más en una competición como esta, pero que entiende el baloncesto como lo que es, un deporte en el que se enfrentan cinco contra cinco.

Y los románticos y líricos de los que hablábamos antes además, están enamorados de Diaw. En realidad, todos estamos enamorados de Diaw, por ser de los que eleva al baloncesto a la categoría de arte. Junto a su compañero en San Antonio Manu Ginobili, es el capitán del grupo de «jugadores tan particulares que es imposible que volvamos a ver». Habrá más LeBron, como ha habido más y peores miniJordans, se puede decir que Durant es una versión evolucionada de algo que ya conocimos, algún día habrá un 2.15 que tire como Nowitzki… pero, ¿otro Diaw? ¿Cuántos planetas se tienen que alinear para ver otro tío de más de dos metros, rollizo pero atlético en realidad, con una patología altruista compulsiva, una visión de juego a la que sólo llegan los mejores, mejor pasador mundial «al hueco», y pies de bailarín? ¿Con una sensibilidad psicológica tan grande, que pese a tanto talento, ha sido durante un tiempo poco más que un chiste en la NBA?

Desde su puesto de point-forward supervisa todo lo que ocurre en Francia, cambia el juego de lado, elige (siempre bien) cuando jugar dentro y cuando fuera, y causa una pesadilla a sus rivales cada vez que cambian en un bloqueo. Es una desigualdad constante para los rivales prácticamente en cualquier posición.

Y por otro lado está el jugador de los Blazers, Nicolas Batum. Para mí tan importante o más que Diaw en este equipo. Al igual que Boris, su papel ideal es el de secundario, haciendo pequeñas cosas, participando del juego sin monopolizarlo, y sirviendo de válvula de escape constante a sus compañeros. Pero hace dos cosas que Boris no puede: defender cualquier posición exterior (y algún 4 que otro) con mucho más ahínco, durante mucho más tiempo, y bajarse al barro de la anotación cuando es necesario. En estos dos últimos partidos, en menos de 24 horas, Nicolas ha metido 62 puntos en 37 posesiones defendiendo al mejor jugador (exterior) rival por una buena parte del tiempo, que es algo que Boris, aunque pudiera hacerlo (y por condición física, tengo mis dudas), no se prestaría.

Es cierto que durante el resto del torneo ha estado más desaparecido aparentemente que Diaw, y nunca le podrá ganar en estética. A Boris se le ocurren cosas que Batum (y prácticamente cualquier jugador) jamás podría imaginar, sólo tiene 25 añitos, y mucho peor palmarés. Pero en el contexto del equipo, ningún jugador en este torneo ha tenido más impacto en mayor número de posesiones que él (JJ Barea quizá, pero estamos hablando en términos positivos). En el partido del pasado viernes, mientras anotaba 35 puntos con 8 de 12 en triples, provoca que haya dos Teodosic, el defendido por él, y el que no lo estaba. Y hasta en los partidos que no ha destacado en anotación, y en los que se le ha encasquillado el triple, siempre ha estado ahí en defensa, liderazgo (corrigiendo y animando a sus compañeros), rebote ofensivo, siendo un conductor más del balón… Su Fase Final de Mundial ha sido impresionante, y al igual que Diaw, sigue recibiendo merecidos premios por acudir sin falta, verano tras verano, a su cita con la selección.

Y tener dos válvulas de escape y dos conductores secundarios como Batum y Diaw, son toda una bendición para los bases que saben que el balón no es suyo en exclusiva. Thomas Heurtel y Antoine Diot se han repartido la posición, y han cumplido en su papel. Heurtel se ha equivocado más que un Diot consistente, pero también ha ofrecido mejores mejores momentos como las canastas clave que anotó a España y su tiro de media distancia a la salida del bloqueo.

Más discretos han estado los alas con experiencia NBA, Mickael Gelabale y Evan Fournier. Gelabale ha hecho lo que se le pedía, la verdad, que era trabajo de intendencia, pero toda aportación adicional que no ha habido, hubiera sido bienvenida. Fournier, tampoco ha engañado. Al igual que hemos visto en su etapa en Denver, es capaz de alternar muy buenos partidos (fue el más destacado en octavos frente a Croacia), con otros en los que parece casi transparente. Pese a que el Mundobasket es menos exigente en lo físico que la NBA, es posible que por otros motivos, la zona esté aún más atascada, y con un manejo de balón todavía titilante, sus penetraciones no son tan efectivas entre tráfico. Como tirador también es inconsistente, y así nos queda una lotería para cada partido.

Y para redondear la plantilla, el famoso en este equipo, puesto de pívot. «En el 4 no tenemos problemas, le hemos hecho (a Boris) un contrato de 20 años, pero en el de 5 nos gusta ir cambiando año a año«, bromeaba Vincent. Pese a todo el talento nacido en el país vecino que juega en esa posición, llegaron sin Noah, sin Seraphin o sin Ajinça. Y si bien a Joakim, Collet no lo considera como baja para este torneo («Sólo ha venido en 2011«), sí que había un nombre previsto hasta última hora que acabó cayendo. Ian Mahinmi que se suponía como titular si los problemas físicos lo permitían, dejó la concentración a dos días del comienzo del campeonato.

Collet se quedaba entonces con dos chavales de 21 y 22 años Joffrey Lauvergne y Rudy Gobert, y ha ido mezclándolos, al igual que a los bases, tirando de lo que más necesitara en cada momento de cada partido. Frente a España jugó Gobert un poco más, ante Serbia, Rudy casi todo, pero en el partido del tercer y cuarto puesto frente a Lituania, Lauvergne volvió a llevarse la mayor cantidad de los minutos. Preguntamos a Joffrey si Collet daba alguna explicación pre o post partido sobre por qué había decidido repartir los minutos de esa manera, y aunque la haya, no se la da. Eso sí, ambos tienen confianza plena en lo que su técnico hace, y viceversa.

Cuando hacia falta más circulación de balón y tiro exterior, Lauvergne era el encargado, de abrir la defensa rival. Los que no lo conocíamos, hemos encontrado en este campeonato, no sólo un hombre alto que sabe tirar, sino alguien que ha demostrado tener habilidad también para poner de vez en cuando el balón en el suelo, pasar bien entre postes y cortar oportunístamente por línea de fondo. Cuando se atascaba el ataque, o antes cincos rivales muy estáticos que se quedaban a proteger el aro, Joffrey era el pívot francés.

Cuando se necesitaba defensa o el pívot rival defendía alto (aunque Serbia contrarrestó esto haciendo directamente dos-contra-uno al base), era el turno de Gobert, que es sin duda alguna el mejor ejemplo que puede poner la FIBA para convencer a los equipos NBA de las bondades de esta competición, y la necesidad de que sigan aportando jugadores. Pese a que en Utah también estaba arropado por grandes profesionales en el cuerpo técnico (y Tyrone Corbin), no tenía mentores como Diaw, o siquiera Batum. Y la dedicación que ha podido encontrar en este cursillo intensivo en España difícilmente llega en medio del ritmo partido que juegas 10 minutos-viaje-partido que ni juegas de la NBA.

Le han mimado mucho, y aunque ante Lituania volvió a jugar menos tras crecer su participación durante todo el torneo, no era nada personal, simplemente Collet (otro entrenador tremendamente didáctico y dispuesto a hablar de pizarra con la prensa) eligiendo la mejor manera de jugar sus cartas, al igual que hace con sus bases, o con las oportunidades a Fournier.

Y todo esto redunda también en la camaradería de este grupo, que se hacía tras cada partido una foto de grupo en el vestuario para las redes sociales (Diaw siempre con camiseta) y que ayer hizo pasar a Collet por el Ice Bucket Challenge (aunque confesaran en rueda de prensa que le habían dado un cubito de hielo antes a su entrenador para que se aclimatara). Todo un equipo.

Y ahí están. Oro en el EuroBasket, y ahora bronce. Muchos jugadores jóvenes, algún posible último baile de Tony Parker y… ¿se animará Noah en vista de los éxitos?  «¿Por qué no?» Respondía con pregunta Collet. Sonó más resignado que convincente, pero ¿por qué no?

Notas desde la primera tercera quinta cuarta fila

– ¡Jimmy está aquí! Suponemos que aprovechando la Madrid Fashion Week que está a punto de empezar, Goldstein hizo su aparición en las semifinales del torneo, y allí está en la primera fila junto a Huecco, Romay y compañía. No se relaciona mucho con los seres inferiores (al lado de Jimmy, recordemos, todos lo somos) que tiene al lado de él, salvo cuando salen las Red Foxes, de las que siempre suele tener algún comentario. En el descanso se queda atento a lo que sucede en la pista, de pie en la valla, en lugar de ir a gorronear a la Zona VIP (que tiene un magnetismo especial, porque de allí se ve que no se puede salir hasta bien entrado el tercer cuarto), y un par de personas que supieron reconocer su grandeza le pidieron fotos. Gran amigo de Tony Parker, le suponemos yendo con Francia, a la que aplaudió a rabiar en la ceremonia de medallas, aunque por su afinidad a las modelos soviéticas, creemos que habría hecho lo mismo con Lituania.

– El Team USA ya lleva desde ayer por aquí por el Palacio, y aunque se han saltado la rueda de prensa obligatoria de hoy para el entrenador y un jugador, ayer comparecieron todos por un periodo de tiempo más largo de lo habitual en zona mixta, y además, accedieron a hacerse una foto de familia a mitad de cancha, para lo que invitaron al medio de la pista a todos los reporteros gráficos.

– Si queréis saber lo que vimos al final del entreno de hoy: de un lado, Harden e Irving practicando el tiro tras bote, y después, coger y tirar desde una esquina (Irving gustándose mucho en el manejo de balón, como siempre), mientras en la misma canasta Rose practicaba el tiro libre hablando con Thibodeau.

Del otro lado, una amalgama de jugadores tirando, con Drummond practicando el tiro libre. Al final, Andre y Faried intentaron meterla sentados desde el banquillo, con nulo éxito en todos los intentos (Faried se quedó en alguna cerca).

– También pudimos ver mientras íbamos una sala a otra del pabellón de manera un poco alegal, parte del entrenamiento serio. En él, entrenaban la defensa frente a un equipo de sparrings formado por los entrenadores asistentes de USA, reproduciendo el juego serbio.

Coach K, sobre la Universiada de 1987 en la que el entrenó a USA, y cayeron ante Yugoslavia en Zagreb: «No sé si muchos de aquellos yugoslavos serían universitarios…» «No, no lo eran» contesta entre risas uno de los periodistas serbios.

– Periodistas USA que hayamos visto, están por aquí: KC Johnson, John Schuhmann, Marc Stein, Mark Woods, Sekou Smith, Siro LopezChris Sheridan. Sabemos que anda por aquí el señor Wojnarowski, pero no lo hemos visto, andará poniendo micrófonos por los servicios. Y también está la leyenda Sam Smith, así que si tenéis una copia de «The Jordan Rules» por ahí (la mía anda en tierras lejanas, para mi infinita desgracia), y sois un poco mitómanos, esta es la vuestra.

Sofi del día

Mientras todos los franceses corrían a abrazarse al final del partido, toallas al vuelo, y saltando como si fueran un equipo de animación, Diaw y Batum simplemente respiraban, se miraban, e iban a saludar al equipo lituano, antes de, ahora ya sí, unirse a la alegría del grupo. Los papás de este equipo del que pueden estar muy orgullosos todos los franceses.