La palabra de moda hoy, hasta que el círculo de noticias NBA la engulla, es el «trade kicker» que Charlotte y Michael Jordan han incluido en su oferta a Gordon Hayward que Utah Jazz puede igualar, al ser agente libre restringido.
Por si no os habéis enterado los Bob… Hornets van a firmar al jugador de Indiana por el «máximo» (luego hablamos de esas comillas), durante 4 años, con esa última temporada siendo opcional para el jugador. Pero como es agente libre restringido, los Jazz pueden igualar la oferta con los mismos términos y condiciones, y Hayward se quedaría en Utah.
Eso sí, los Hornets, tratando de poner todas las trabas posibles por el camino, han añadido ese famoso «trade kicker» una cláusula suspensiva si el jugador es traspasado, por la que el equipo que lo transfiera por primera vez (sea Charlotte o Utah), le tiene que dar un 15% del montante restante del contrato, la cantidad máxima que le permite el convenio. Dicho así, esto parece una barbaridad: con el contrato siendo de unos 63 millones en 4 años, son casi 10 millones para Hayward. Pero la cantidad en realidad es mucho menor, y será ridícula si al jugador no lo traspasan hasta el cuarto y último (y, recordemos, opcional) año de contrato, o el tope salarial crece una enormidad.
Por tanto, lo que más afecta esta oferta a Utah es que, con alguien dando el paso, ellos ya están obligados, y que no han podido controlar el número de años del contrato. Si Gordon explota en algún momento en los próximos tres años, Utah se lamentará de lo corto del acuerdo; si por el contrario sale rana o tienes problemas de lesiones, agradecerán no haber acabado en un compromiso aún más largo. Una apuesta tan apuesta, como la de haber dado estas cantidades a Hayward.
Para los curiosos por los detalles y el funcionamiento del convenio colectivo, vamos un poco más lejos en los detalles del contrato. Decíamos antes lo de ponerle comillas a un máximo porque en la NBA no hay un máximo, hay varios como nos recordaba Pablo Mira, (en el contexto de su artículo, el de Hayward sería el 3º, un Kevin Love). Y ese concepto afecta al trade kicker.
En la NBA el máximo que puede percibir un jugador en el primer año de un contrato nuevo (o una extensión), está determinado por cuatro cosas: su veteranía, su rendimiento en los primeros 4 años, el punto donde está situado el tope salarial y la cantidad que percibió el año pasado. Este máximo es el más grande de entre estas dos cantidades:
El 105% del contrato del año anterior al que se firma
El 25% del tope salarial (en realidad, una cifra muy cercana a este tope salarial, pero algo inferior) si el jugador lleva 6 años o menos en la NBA, el 30% si lleva entre 7 ó 9 o el 35% si lleva 10 o más, con la excepción de que aquellos jugadores que cumplan la regla Derrick Rose (ser MVP, votado dos veces titular del All-Star, o dos veces All-NBA los cuatro primeros años), que en su quinta temporada pueden cobrar el 30% en lugar del 25%.
Gordon Hayward lleva 4 años en la Liga, y no cumple la regla Derrick Rose, por tanto, el máximo para él la temporada que viene es el 105% de su contrato del año pasado, o el 25% del tope salarial. La primera cifra son 3.6 millones, y la segunda, aunque aún no se conoce (hoy ya sabremos dónde se sitúa exactamente el tope salarial, y por tanto estas cifras), rondará los 14.7 millones de dólares, marcando por tanto el máximo de referencia para la primera temporada del alero. Como veis, esa cifra, pese a tener el mismo nombre (máximo), no es lo mismo que lo que se le puede ofrecer, por ejemplo, a Carmelo Anthony, este verano, que son 22 millones. La diferencia es sustancial.
El caso es que esa cifra no puede ser ampliada con ningún tipo de excepción, ni de bonus, ni con un «trade kicker«. Si Hayward fuera traspasado, a la hora de ejecutar ese 15% del que hemos hablado para este año, como ya estaría cobrando el máximo, no se le daría. Es decir, de esta temporada, no vería ni un dólar por el trade kicker.
Eso sí, el trade kicker paga por todo el contrato… y en otros años sí que Hayward no cobrará necesariamente el máximo, especialmente el último. Afortunadamente para Utah, los años opcionales no entran en el trade kicker hasta que son ejercidos. Por tanto, si le traspasan antes de que el jugador ejerza esa opción, sólo tienen que pagarle el bonus por el segundo y tercer año (el primero, ya dijimos, sería 0).
¿Y cómo podría ser más grande el salario el segundo y el tercer año? El contrato de Hayward tiene una subida del 4.5% el primer año, y como el máximo nunca es inferior a lo que un jugador cobra el año anterior, más el 5%, ese 0.5% de diferencia, sería lo que le podría compensar el trade kicker. La otra opción es que el máximo subiera por la otra pata: la del tope salarial. Si este en 2015 crece más del 4.5%, la diferencia con su subida sería la que se aplicaría al TK de Hayward. Por ejemplo, si crece un 6%, Gordon cobraría el 1.5% en caso de traspaso por esa temporada. Lo más seguro es que la cantidad esté entre el 0.5-2.5%, mucho menos del 15% que Charlotte le ha firmado con interés disuasorio.
El tercer año ocurre lo mismo, la subida del contrato de Hayward es un poco menor, del 4.3%, por lo que el trade kicker sería como mínimo de un 0.7% (la diferencia entre 5 y 4.3), y como máximo todo lo que crezca el tope por encima del 4.3%, menos esa cifra.
En el cuarto año la diferencia sí es significativa, y seguramente cobraría el 15% completo. Como Hayward tendría en ese momento una experiencia de 7 años, el máximo al que podría aspirar es diferente, el 30% del tope salarial. Salvo que el tope vaya hacia abajo, la diferencia entre el máximo que el alero podría percibir y lo que cobraría, será mayor del 15%, por tanto, esa temporada sí que cobraría el trade kicker íntegro, pero como recordamos antes, esto no sucedería hasta que el jugador ejerciera su opción para renovar por esa cuarta temporada.
Así que recapitulando, ¿cuál es el trade kicker que realmente cobraría Hayward si lo traspasan?
Mínimo a recibir
Máximo a recibir
Del primer año
0
0
Del segundo año
0.5%
El aumento porcentual del tope salarial, menos 4.5 puntos
Del tercero año
0.7%
El aumento porcentual del tope salarial, menos 4.3 puntos
Del cuarto año*
Salvo descenso en el tope, 15%
15%
*El cuarto año sólo se aplica cuando ejerza la opción, lo normal, verano de 2017.
Como podéis ver, si Gordon es traspasado durante los 3 primeros años, salvo una tremenda subida del tope salarial, el tan cacareado 15% va a estar más cerca del 1 ó 2%. Sólo en un traspaso en su último año de contrato le serviría de algo.
Y en la misma situación están muchos otros jugadores que ya cobran el máximo y tienen un trade kicker. Salvo en los cambios de tramo de antigüedad en los que salta el porcentaje del tope que se toma por referencia (llegar al 7º año de antigüedad, o al 10º, que suelen estar coordinados con los cambios de contrato), la variación es mínima. Y en algunos casos de jugadores que han cobrado el máximo con subidas del 7.5%, cuando el tope salarial ha estado estable, ni eso. Por ejemplo Dwight Howard, que ha terminado su décima temporada en Liga, cobrará 21.4 millones, por encima de los 20.7 estimados para el 35% del tope, por lo que sólo tendría un 0.5% de bonus.
Así que cuando os encontréis que un jugador tiene semejante cláusula en su contrato, si este es por el «máximo», que sepáis que hablamos de una propinilla casi seguro. Si no lo igualan, no será por esto.
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Los Jazz eran otro de esos equipos que este verano podría haber gastado una pasta en agentes libres, y haber remodelado el equipo de cabo a rabo, pero prefirieron tomar un par de primeras rondas de manos de los Warriors a cambio de realquilarles su espacio salarial, para que dejaran ahí los restos de Andris Biedrins, Richard Jefferson y Brandon Rush.
Tras decir adiós a Jefferson y Millsap, es la hora de la juventud en Utah, y a diferencia de otros equipos, con los Jazz hay cierta intriga sobre lo que podrían llegar a hacer. Favors y Kanter pasarán a ser titulares, Hayward se convertirá en uno de los referentes del equipo, y junto a Trey Burke, base por el que escalaron en el Draft, Utah podría tener la columna vertebral lista para mucho tiempo. El que tal vez tenga mucho menos crédito es Ty Corbin, que después de no llegar a Playoffs el año pasado, tendrá que hacer un buen trabajo esta temporada y demostrar que ha servido al desarrollo de sus jugadores.
Radiografía de los Jazz
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En la radiografía intentamos recoger una amplia información estadística de cómo funcionó cada equipo el año pasado, en ataque y en defensa, comparando en que percentil (porcentaje de equipos mejor/peor que ellos) se encuentran respecto al resto de la Liga.
Born in the 90’s
Todavía ningún equipo ha puesto en pista a la vez 5 jugadores nacidos en los 90 (aunque los Hornets y Magic pudieron haberlo hecho el año pasado), y pese a que este año hay unos cuantos equipos en los que más tarde o más temprano parece que coincidirá (los propios Orlando y New Orleans; Cleveland, Portland, Philly, OKC en los minutos de la basura, y algún otro más que se nos olvide), Utah hubiera sido el primer equipo en apostar por ello con el quinteto titular, ya que parecía que iban a salir de inicio este año (y en el segundo partido de pretemporada lo hicieron) con Burke–Burks (cacofónico perímetro), Hayward, Favors y Kanter.Ahora la lesión de Trey le pone freno a la historia, y tal vez sean los Cavs los primeros, si Varejao se lesiona (por desgracia, más que factible), y los Cavs apuestan por Zeller y su flamante novato y número 1 del Draft, Anthony Bennett,como pívot y alero titulares.
Lo que no cambia es que a estos cinco noventeros en plantilla, se les une Rudy Gobert para ser seis, y junto a Jeremy Evans, son los únicos siete jugadores con contrato más allá del próximo verano. Sumándoles dos elecciones de primera ronda en el próximo Draft (la suya y la de los Warriors), si los Jazz no tocan nada, tendrían en julio 8 jugadores por debajo de los 25 años (más Evans), y entre 38-40 millones de masa salarial (incluidas las retenciones que le permiten renovar por cualquier cantidad a Favors y Hayward), lo que supondría unos 18-20 de espacio, que el año que viene tendrían que capitalizar, porque en 2015 ya entraría también en juego los nuevos contratos de Kanter y Burks, y cantidades potencialmente mayores por Derrick y Gordon (si no les extienden el contrato y esas cifras entran ya en vigor este año).
Básicamente, una vez que empiezas a reconstruir tienes una ventana de varios años para ir acumulando elecciones y deshaciéndote de malos contratos, y ese periodo se te acaba cuando tienes que empezar a pagar a tus jóvenes, y ellos fagocitan el espacio salarial. La de Utah se acaba en principio en 2014, así que este es otro año más de recoger cuanto más talento barato mejor.
Es impresionante el futuro de este equipo si alguno de sus jugadores da el espaldarazo, y además se ponen en buena posición con su propia elección en este Draft. Es por ello, que pese a que pueden hacer algo de ruido, quizá lo más inteligente sea esperar y disimular un poquito esta temporada. Pero atención a partir de la siguiente, donde ya deberían ser mucho más agresivos en el mercado.
Burks y Hayward, dos níveles
Los planes parecía que pasaban por poner al quinteto de pipiolos de inicio, pero los dos o tres meses que se perderá Burke serán un alivio para Burks, cuya posición era la que más peligraba como titular, y ahora, de repente, su habilidad como playmaker tiene un valor añadido si se inserta en el quinteto titular a John Lucas, buen tirador que va un poco por libre como base. Si Burke y Hayward estuvieran sanos, la habilidad de Alec para conducir el balón quizá no sería tan necesaria, y para los Jazz sería más rentable utilizar a un especialista 3D como Brandon Rush que a un jugador como él, completo y polivalente, que hace un poco de todo, pero que desgraciadamente, aún no destaca en nada.
Los cuatro jóvenes el año pasado (cuando aún no estaba Burke, con E al final, ojo) coincidieron 169 minutos, y el resultado no fue demasiado bueno: correoso grupo en defensa, pero con una marca paupérrima en ataque, muy lejos de la del peor equipo de la Liga, y eso que la tasa de rebote de ataque (más de un 38%), fue espectacular (luego elaboraremos). El caso es que en esta pequeña muestra, lastrada por la trospidez del año pasado en los Jazz en el puesto de base (gran parte del tiempo de esta unidad conjunta se pasó con Earl Watson), Utah fue superado en 7.1 puntos por 100 posesiones por el rival, lo cual, con toda la cautela del mundo, no es muy halagüeño.
Por tanto, hay motivos para pensar que Corbin puede esperar para concederle la titularidad. En primer lugar, porque es Corbin y si le costaba darle ese privilegio a Hayward o Favors, imaginaos con Burks. Después, porque la segunda unidad quizá necesite un creador, ya que el resto de escoltas o aleros apenas tienen imaginación y habilidad colectiva, y tendrían que confiar en el novato no drafteado Clark, o el casi inédito Machado, para llevar las riendas. Así Alec podría poner algo de cordura, e irse acostumbrando a un posible papel de sexto hombre/tercer jugador de perímetro, que quizá sea el rol que le espera en un futuro.
Otra opción muy interesante para empezar, es contar con Burks de base en lugar de Lucas, posición que no le es extraña (498 minutos el año pasado) utilizando a Marvin Williams (que está saliendo de una lesión en el talón de Aquiles), o alguno de los jugadores llegados de Golden State como Rush o (lo que queda de) Richard Jefferson, acompañando a Hawyarden las alas.
El caso es que estos quintetos sin Burks, o con él de base, consiguen otra cosa muy interesante: permiten precisamente poner a Hayward de escolta, donde su envergadura y altura son un arma, su poca fuerza no le pone en desigualdad y parece un jugador más desequilibrante. El año pasado estuvo prácticamente el mismo tiempo en las dos posiciones, y los Jazz ganaron el 50% de los partidos con Gordon de escolta (40% cuando fue alero, evidentemente algunos partidos jugando de ambas cosas a la vez), y mejoraron en 6.2 puntos por 100 posesiones si ocupaba esa posición, comparando con el desempeño del equipo con él de 3. En 2012, cuando jugó el 66% de los minutos de alero, los Jazz también fueron mejores si Hayward era el 2 (53% vs. 45% en victorias, +9.2 puntos por 100 posesiones), por lo que además de lo que nos parece ver, los números apoyan la idea.
Burks cerró en buena forma la pasada temporada y es un jugador interesante, que la franquicia puede controlar durante muchos años y con cierto margen de mejora, por lo que pase lo que pase con su condición de titular, debería tener muchos minutos y oportunidades. Pero si los Jazz creyeran que es mejor para la situación o el desarrollo de Hayward darle minutos de escolta, no se va a interponer ni el entrenador, ni un jugador como Alec, que prometedor como es, quizá nunca rompa en titular seguro NBA, y a falta de definir su posición, todavía podría estar destinado a hacer carrera como base.
Gordon es muy importante para el futuro de este equipo, y se perfila como máximo anotador, y líder de la franquicia en ataque para esta temporada. Hayward empezó y terminó la temporada de titular, pero por el medio fue el sexto hombre del equipo desde mediados de noviembre a marzo, una de las decisiones de Corbin que más cuesta defender, pero me imagino que este año Ty no se andará con esas, digamos… gilipolleces. Sublime tirador, ha acertado más de un 40% de los triples a lo largo de su carrera, muchos de ellos tras bote, y en ese entorno habitualmente hostil para los anotadores de larga distancia que es Utah (aunque desde que se fue Sloan han cambiado unas cuantas cosas).
El sistema de proyecciones SCHOENE estima que este año promediará 16.2 puntos, 3.9 rebotes y 3.7 asistencias por partido, con un 41.1% desde el triple, que con 23 años son números de Reggie Miller (una temporada antes de que diera el gran salto en su tercer año y se convirtiera en Reggie Miller), y para una 4ª temporada en la Liga son parecidos a los que hizo en su día Hornacek (en Phoenix, no en Utah), una comparación mucho más apropiada en casi todos los sentidos (a los Jazz sólo les falta que Burke haga de Stockton y Favors de Malone). Teniendo en cuenta que viene de un 17.4/3.8/3.6 con 41.5 3P% por cada 36 minutos de juego el año pasado, no son ninguna locura, sólo pronostican que mantendría el nivel jugando más con sus nuevos compañeros y un papel de protagonista, por lo que podría ser hasta lo mínimo que se espera de él.
Es su turno también
Tras tener que esperar tras Big Al y Millsap, Derrick Favors y Ener Kanter tendrán ahora la oportunidad, obligación y responsabilidad de ser los titulares. Sin recambios de garantías (Jeremy Evans, Andris Biedrins y Rudy Gobert son el resto de hombres altos, o una broma pesada, depende de cómo queráis verlo), su hora ha llegado.
El año pasado compartieron 705 minutos, por lo general ante segundas unidades, por lo que habría que tener cuidado con las conclusiones, pero al igual que ocurría cuando les juntábamos con Hayward y Burks, son una gran unidad en defensa (marca equivalente a las mejores de la Liga), y mucho peor en ataque, donde andaban cerca de las peores, pero con margen positivo al final, lo que equivaldría a unas 41-43 victorias, para que os hagáis una idea (de nuevo, no necesariamente se traducirá con otros compañeros, ante formaciones titulares, y habría que sumarle, o más bien, restarle, lo que haga el banquillo de Utah, que pinta atroz).
El rebote en ataque con la pareja es apabullante y descomunal (37.5%, se convierten en un equipo aún mejor que Indiana contra Miami en Playoffs), pero en su propio tablero, la marca es absurdamente insípida: 71.6%, equivalente a la cuarta peor de la Liga. Parece mentira tanta discrepancia, y la culpa la tiene el turco, que se activa a un lado de la pista simplemente.
Sólo Evans, Drummond y Hibbert crearon más segundas oportunidades que Enes (al menos 1.000 minutos de juego), pero en su propio tablero su marca está con la de los mejores aleros reboteadores: entre Paul George y Evan Turner, que no es lo que se espera precisamente de un 2.11. Así, no nos sorprende que el RAPM, que ajusta los +/- a compañeros y rivales, considere que Derrick Favors es mucho mejor defensor (+3.15 puntos por 100 posesiones, Kanter sólo 0.31, marca muy mala para un pívot, posición cuya media está por encima del cero), a pesar de que en los números dentro/fuera de pista sin procesar, Enes aparece como mejor defensor. En realidad, el turco me recuerda mucho a Pekovic, otro rocoso jugador difícil de mover y superar en el propio poste bajo, porque es imposible ganarle la posición, pero al que le falta esa parte de juego vertical, y algo de desplazamiento horizontal, que les convertiría en defensores polivalentes.
Favors sin embargo es magnífico en casi todas las tareas defensivas: en movimiento, en ayudas, en los tableros… y este año su tasa de tapones creció un 50%, además de alcanzar la 6ª mejor marca defensiva a los 21 años de los 277 jugadores de los que hay números en 13 años de RAPM. Como pasa con todo lo que atañe a esta pareja: veremos qué sucede cuando se enfrente cada dos noches a lo mejor de lo mejor (y recordamos que en su división están Aldridge, Love, Faried e Ibaka), pero su potencial es excelente y es uno de los jugadores más infravalorados de la Liga en esta tarea. En serio, fijaos cuando pongan un partido de Utah en él, yo me he sorprendido bastante al verlo con calma, arreglando algún desaguisado que otro de los que montaba Kanter.
En ataque es donde despierta más dudas, y el año pasado no solucionó ninguna. Es un jugador al que no te extrañaría ver metiendo esos 13-16 puntitos como titular, alimentado por un buen base (aquí está por ver), que unido a su defensa le convierte en un jugador de dos direcciones que tiene más que garantizada su titularidad y un papel importante en un buen equipo. Lo que estamos negociando ahora es dónde poner el techo.
Y para finalizar con Favors, es una pena que Corbin (horrible con sus rotaciones y reparto de minutos para mi gusto y el de más de uno el pasado año), no tuviera los cajones de tirar del quinteto súper-grande. Tras superar a los rivales en 29.6 puntos por 100 posesiones (sólo 113 minutos) en 2012, el entrenador de los Jazz utilizó aún menos a Favors con Millsap y Jefferson (sólo 85 minutos) pese a que siguió siendo una unidad que puntúo en positivo (+4.3 puntos por 100), o también, la alternativa con Kanter por Big Al (+4 puntos en 36 minutos).
Lo llegó a poner de titular, incluso, durante dos partidos, y como la cosa fue tan mal (victoria en Washington, y otro triunfo, de 11 puntos, frente a Houston), cambió a Favors por Marvin Williams en el siguiente partido. Y el daño colateral de esta prueba fue Hayward, al que mandó a hacer de sexto hombre para la ocasión, y luego se le olvidó, dejando al chaval cinco meses en el banquillo junto a Favors.
Está clarísimo que son grupos demasiado extremos para que funcionen a largo plazo, y si nos ponemos a ver combinaciones de 3 jugadores que en una muestra de 100 minutos tienen un balance increíble, encontraremos un puñado de ellas (por ejemplo, Burks, Foye y Millsap fue un +28.2 en 133 minutos) y eso obviamente no quiere decir que un entrenador tenga que partir de ese trío para poner los cimientos.
Pero cuando el resultado es mero producto de la idea revolucionaria de juntar a tus 3 mejores jugadores de frontcourt (si consideramos a Hayward como escolta), y funciona bien siempre que sale, aunque esté algo descompensado en teoría, hay que intentarlo, Ty, ¡hay que intentarlo! En un equipo que estuvo hasta los últimos partidos luchando por los Playoffs, no tanqueando, no me puedo creer que no fuera un recurso utilizado unas cuantas veces más.
Pero bueno, eso ya queda en el pasado, y lo que tenemos para hoy es el Favors–Kanter. Que además, como pareja titular, son imparables: ganan un 100% de los partidos con un margen de victoria promedio de 30 puntos por partido (el único día que coincidieron, contra los Bobcats). A ver si siguen con la racha.
El problema de la distribución
Con sólo 46 partidos de Mo Williams, en Utah el año pasado se tuvieron que comer 2.000 minutos de Jamaal Tinsley+Earl Watson, la pareja más aburrida e intrascendente a cualquier lado del Mississippi. Después de eso, todo sólo puede ir a mejor, pero con un equipo joven, sin una estrella clarísima (aunque Hayward tal vez esté preparado, su porcentaje de utilización no tiene pinta de poder aguantar el salto a los números de las superestrellas) y dos buenos e imponentes hombres altos, pero con cero creatividad, a este equipo le vendría bien un base proactivo, con iniciativa y algo de experiencia.
A Trey Burke, coger los matices y trucos de la posición de base, le llevara tiempo, y más si se pierde el inicio de la temporada. Además, tiene un perfil anotador, algo que nunca está mal en general, y este equipo no tiene pinta que vaya a ser bueno en ataque la próxima temporada, por lo que toda ayuda es buena, pero al mismo tiempo, hay un cierto talento ofensivo por descubrir esperando en esos dos grandes finalizadores que son Favors y Kanter, y por eso quizá el contexto de Utah pedía otra cosa: alguien que ayudara al desarrollo de los hombres altos, para que en Utah supieran qué tienen y a qué atenerse. Pero bueno, si un talento como él se pone a tiro en una posición que tenían vacía, son cosas de las que puedes preocuparte luego, y más cuando el proyecto de esta franquicia es a medio plazo. Quizá su maestría en el bloqueo y continuación funciona desde el primer día (allá por diciembre), desarrolla una gran química con Favors, y nos tenemos que tragar las dudas de una en una.
Por otro lado, caer en Utah es también una de las mejores situaciones que le podían tocar si sigue teniendo problemas cerca del aro (que sí en la NCAA estaban, en la NBA sólo se pueden multiplicar), ya que este juego interior barre y friega el tablero en ataque, y los tiros que habitualmente más acaban en segundas oportunidades son aquellos cercanos. Burke podría liderar la Liga en lo que Goldsberry llamó «Kobe-asistencias«, y no nos extrañaría que en momentos puntuales sirviera incluso como recurso: Trey tiene pinta de que no va a tener muchos problemas precisamente penetrando hasta el corazón de una defensa NBA (algo que se le atraganta a muchos), y una vez que llegue allí, bastará con hacerlo lo mejor posible y confiar en sus hombres altos si (como es previsible) no le sale.
Vaya banquillo
La profundidad que tienen los Jazz es nula. Y conociendo a Corbin, después del espectáculo del año pasado, es dejar a McGyver encerrado bajo llave en la ferretería, con cuatro cafeses, tres Red-Bulls y un par de rayas. El reparto está formado por Lucas, Rush, Jefferson (el Richal), Marvin Williams lesionado al principio, Jeremy Evans, Biedrins y Gobert. Es lo que hay, y luego tenemos algunos prometedores jugadores en contratos no garantizados luchando por entrar en el equipo (como el héroe de la Liga de Verano Ian Clarke o el mito boxscorista NCAA Scott Machado), veteranos rebotados habituales de los banquillos más denunciables de los últimos años (Dominic McGuire o Lester Hudson) el hermano de Jrue Holiday que estuvo en Philly e incluso el mismísimo Brian Cook.
Además, como veis, salvo por Gobert, Machado o Clark, no son ni siquiera un banquillo joven y de proyección, más bien un grupo que han rellenado con lo que tenían, y lo que han podido. De nuevo repetimos, no les preocupa quizá ser muy competitivos este año, y por eso no sería de extrañar que los pezqueñines tuvieran algo de protagonismo dentro de la rotación e igual alguno triunfara. Pero si ya había dudas sobre si un quinteto tan joven podría llegar a los Playoffs, un banquillo como este las disipa. La única esperanza, que como casi todos acaban contrato, igual a alguno le da por jugar. Ojo a la avaricia de Marvin y Biedrins.
Sería una grandísima sorpresa que este equipo llegara a eso de las 40 victorias, e implicaría que varios jugadores de este equipo han dado pasos de gigante. Aunque… cosas más raras se han visto, claro.