Esta noche tendremos el placer de disfrutar de uno de los duelos clásicos del baloncesto, un choque entre dos selecciones enfrentadas, que se odian con admiración. Brasil y Argentina, Argentina y Brasil. Desde 1930, entre Mundiales, Juegos Olímpicos, Preolímpicos, FIBA Américas y Sudamericanos han jugado entre ellos de manera oficial hasta en 88 ocasiones, incluyendo los cruces del último Mundobasket en 2010 y Juegos Olímpicos en 2012. Argentina se cobró ambos, el primero en octavos de final, y el segundo en cuartos, por lo que esta noche tiene ambiente de revancha.
En realidad, todas lo tienen, porque todos los protagonistas han ganado o perdido alguna vez (incluso con los dos equipos), y siempre queda una cuenta pendiente. Pero sin duda, esta vez, es Brasil quien tiene la presión. «Es un tema muy pre-partido eso de buscar antecedentes» comenta Prigioni, con algo de desdén «ellos son el mismo equipo, nosotros no.» De la plantilla de los Juegos Olímpicos se han caído los dos jugadores con más minutos (Manu Ginóbili, Carlos Delfino) y algún gregario mítico como los Gutiérrez, mientras que Brasil llega muy completa, con casi todo lo que tiene. «Somos un equipo diferente, jugamos de otra manera y con estas armas que tenemos hoy, intentaremos jugarle al Brasil completo, que sí lleva mucho tiempo jugando junto.»
El ambiente que se respira en lo que hemos podido ver de ambos equipos es muy diferente. Argentina se muestra distendida y relajada, pasando la presión a Brasil siempre que tienen oportunidad y recordando la diferencia entre las convocatorias de ambos equipos. Brasil luce más seria y concentrada, con más gravedad en todas sus declaraciones, y transmitiendo la idea de que esta vez sólo vale la victoria.
«Existe una fuerte rivalidad, y mucha tradición«, reconoce Nene. «Lo importante es que estamos dispuestos a seguir en el campeonato y buscar algo grande para nuestro país».
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El recuerdo de Magnano
Mientras estos dos equipos se sigan enfrentando y Rubén Magnano ocupe el banquillo de Brasil, esto seguirá siendo noticia. El técnico con el que el equipo argentino logró el mayor éxito de su Historia (ese oro olímpico del que se cumplen ya 10 años), está ahora en el otro bando. ¿Para ellos también sigue siendo reseñable? «Ya no. Supongo que a los jugadores les habrá pasado en 2010 al ver a su entrenador en el plástico rival, yo lo sentí cuando llegue en 2011, después nos tocó otra vez en el cruce y ya me acostumbré«, dice Julio Lamas.
En Argentina, mientras, hablan de manera jocosa de «prueba de Dios» para Rubén cruzarse con ellos tantas veces desde su llegada, «El problema es suyo. No sé que pensará él al jugar contra su país, nosotros somos todos argentinos«, apuntilla Lamas. El caso es que lo que pase hoy puede tener repercusiones para el trabajo de ambos. Por poco favoritos que se vean o digan verse, en Argentina siempre dolerá caer contra su némesis tan pronto. Y en Brasil, con Rio 2016 en el horizonte, y sin llegar a semifinales en lo que serían ya 3 torneos mundiales en la era Magnano, se plantearán un par de cosas. Un poco más de picante para la ensalada.
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El ambiente
Con dos comunidades bastante grandes en Madrid, espero un buen color y nivel de ruido en las gradas. No se han vendido todavía todos los tickets, pero al no jugar España, se presupone que los que los hayan comprado están interesados. El ambiente debería ser mucho mejor que en los últimos enfrentamientos en Londres o Turquía, y estos jugadores se alimentan del ruido. Esperemos buena entrada esta noche.
Lo que también esperamos ver es un encuentro bastante limpio, pese a la rivalidad. Recordemos que aunque haya jugadores con mucho pronto en ambos equipos, otros son amigos entre sí (Prigioni, Nocioni, Scola, Herrmann, Huertas o Splitter han pasado todos por Baskonia, por ejemplo, compartiendo tiempo entre ellos, Laprovittola ha estado la pasada campaña con en el Flamengo con Marcelinho Machado y Marquinhos Viera, donde este año se unirá Herrmann, etc.). En la pista sólo habrá baloncesto. O eso esperamos.
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El partido en sí
En parte, el partido de esta noche también es la historia de dos estilos de juego diferentes. «Si los conseguimos poner 5 contra 5, tendremos más opciones«, dice Prigioni. Sin ser ninguno de los dos el prototipo más puro de cada modelo juego, no sería pecado separar en técnica a Argentina y físico a Brasil, aunque como toda generalización, sea algo injusta.
«Están muy fuertes en defensa para correr al contraataque y creo que es fundamental cortarles eso.», apunta Prigioni. «Tambien en el rebote, tienen gente muy grande. Es donde más daño nos pueden hacer. No podemos tomar malos tiros, hay que mover la bola, que les cueste, que tengan que defender largo.» Pero en duelos tan tensos como estos, salvo que un equipo aplaste al otro, lo normal es ver varias fases, no una única historia. Más que tratar de imponer un estilo, teniendo en cuenta que las dos selecciones pueden mostrar varios registros, lo fundamental es encajar bien los golpes: es crucial sobrevivir a las fortalezas rivales.
«Fuimos eliminados en los Juegos Olímpicos por pequeños detalles que, con certeza, esta vez no vamos a cometer» remarca Nene. Para Prigioni «creo que irá más por el lado de acierto de jugadores, de la inspiración, que de cosas tácticas. No creo que nosotros vayamos a descubrir muchas cosas nuevas. Intentaremos imponer lo que hacemos bien, a ver quién lo consigue y pone más trabas».
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El duelo de bases
Marcelinho Huertas y Facundo Campazzo son dos de los mejores, y más divertidos (muy importante) bases fuera de la NBA. A partir de ahora se verán varias veces al año, coincidiendo con el Barça-Madrid, que es un poco el Brasil-Argentina de selecciones, pero su historia común empieza hoy. Campazzo era parte pequeña de la rotación en los Juegos Olímpicos de 2012, pero hoy es uno de los jugadores más importantes de este equipo, y tendrá la misión de parar a un Marcelinho que en Londres lideró a los brasileños con 22 puntos.
Muchos equipos han intentado con rotundo fracaso parar los bloqueos y continuación de Huertas, y Argentina en el pasado reciente ha sido de los más extremos en su propuesta, flotándole para que tire, y quitándole el pase interior. Los resultados han sido desiguales en lo individual, pero todo un éxito en lo colectivo. Campazzo no es un defensor insistente y el quinteto titular de Brasil tiene a dos de los mejores jugadores poniendo bloqueos del mundo en Splitter y Nene. Seguir el ritmo a Huertas con esta compañía requiere mucho esfuerzo y pundonor, hay que estar dispuesto a negociar varios bloqueos sobre el balón en la misma jugada, que vendrán además por diferentes lugares. Viendo quién lo va a defender (Prigioni y Laprovittola también podrían pasar un rato con él) y cómo lo han hecho hasta ahora, el partido puede acabar dependiendo perfectamente del acierto de Huertas desde lejos.
Que prepare la pierna.
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Los tres gigantes contra Scola
El juego interior NBA de Brasil es potentísimo, pero Scola es de esos jugadores que pueden crear caos sin importarle el rival. «Es el corazón y la cabeza de este equipo, la cara que lleva su energía, pasando la bola y siendo su anotador este campeonato. Tenemos que pararlo, y las cosas mejorarán»
Nene cree que al menos conoce la teoría para detenerlo «Es puro talento, pero siempre utiliza la ventaja del espacio. En cuanto los pívots ayudan al base, él hace el pick-n-pop, sale fuera y es eficiente. Pero cerrando ese espacio, él lo tendrá complicado, y nosotros sabemos marcarlo. Tendremos que estar encima de él«.
También habla de encimarlo Varejao. «Es un jugador que tiene un volumen de juego muy grande. Tenemos que darle una atención especial, porque muchos balones pasan por sus manos. Lo estamos entrenando todos, y no lo marcará sólo uno. Será una defensa especial y estaremos muy encima, preparados«.
Lo que quizá no sepa es que Argentina planea sacar este espacio por lo civil o por lo criminal. Ayer, al final de la sesión del entrenamiento, Scola y Campazzo repitieron en solitario un bloqueo-y-continuación central, que a mitad de su ejecución se convertía repentinamente en bloqueo-y-apertura para el tiro desde el codo derecho. La reacción era tan súbita, que parecían estar entrenando su sincronización. Si Nene y los suyos realmente quieren estar encima de él, van a necesitar trabajo y reflejos.
«Creo que nos conocemos demasiado«, decía Prigioni «no hay mucho espacio para las sorpresas.» Qué va, Pablo. Siempre lo hay.