Empiezan los partidos en los que ganas o te vas a casa, y la primera cita a vida o muerte para España es contra Senegal. Los africanos alcanzan por primera vez la Ronda Final, y la diferencia de nivel con España es palpable, pero que nadie piense que se van a conformar sólo por haber llegado aquí. Quizá no tengan el nivel técnico o táctico de los equipos más punteros pero, en palabras de Hamady N’Diaye, «si nos vamos mañana, lo haremos con la cabeza alta y dando todo lo que tenemos«.
«Estamos orgullosos desde el primer partido que ganamos«. La selección de Senegal llevaba sólo dos victorias en el Mundial en su Historia, ambas en ediciones distintas. «Es increíble lo que hemos logrado no sólo para Senegal, sino para África. Lo que hemos conseguido es algo en lo que se pueden fijar los niños… y los mayores, que ahora tienen algo para soñar»
Su estrella Gorgui Dieng, jugador de los Minnesota Timberwolves, cerró su temporada de novato en la NBA con una gran recta final, y está liderando el Mundial en eficiencia y en minutos jugados, donde con 191, le saca una gran ventaja de 22 al siguiente. No se entrenó anoche con el equipo por culpa del dolor que una serie de golpes y roces en partidos anteriores le producían en la espalda, pero también puede ser un merecido descanso tras haberse perdido sólo 14 minutos de juego en lo que llevamos de Mundial. El caso es que pese a no compartir pista anoche con sus compañeros, hoy estará. «Por supuesto«.

Dieng es el fenómeno, pero el rol de líder lo ha tomado N’Diaye. De sonrisa perpetua, su diastema le da un caracter aún más afable a una cara que en una pista de baloncesto es reflejo de felicidad. Riendo, bromeando, retando a sus compañeros, pegando gritos: quizá no sea el jugador, pero sí la persona que salta a la vista en Senegal.
Esa vitalidad que demuestra ahora Hamady se cimentó en las experiencias a las que se ha enfrentado. Tuvo que pasar su adolescencia malnutrido, en una casa en la que el agua corriente era una nueva aventura cada día, y esto no le ocurrió precisamente en Dakar, sino en Florida, Estados Unidos. El hombre que le llevó a America a jugar al baloncesto le dejó plantado, junto a otros jóvenes senegaleses, cuando la escuela en la que estaban entró en bancarrota. Viviendo en unas condiciones paupérrimas, escaparon sin decir nada, en furgoneta y de madrugada, buscando alguien que estuviera dispuesto a hacerse cargo de ellos de verdad.
Defensor del Año en la Conferencia Big East en 2010 (en la Universidad de Rutgers) es el otro senegalés con experiencia NBA. Pasó un par de temporadas por los Wizards en plena reconstrucción, y este mismo año formó parte de la disciplina de los Kings. «Mi tiempo en Sacramento ha sido el mejor de mi carrera. Me ayudaron y trabajaron conmigo, aunque no jugara mucho. Mike Malone y DeMarcus Cousins me echaban una mano siempre«. Acabó la temporada lesionado en los Delaware 87ers, equipo de D-League afiliado a los Sixers, y ese va a ser siempre uno de sus problemas. Sus rodillas tienen que soportar siete pies de entusiasmo puro sin adulterar, y eso se paga con mucho hielo al final de cada entrenamiento, supervisado por fisioterapeuta y preparador físico… españoles, gracias a la conexión con nuestro país de Boniface N’Dong, manager del equipo, y Sitapha Savané.
«Ahora estoy disfrutando del Mundial«, dice para explicarnos que todavía no ha decidido si volver a intentarlo la próxima campaña en el circuito que a través de la D-League y los Training Camps puede llevarle a la NBA, o volver a China, dónde ya ha estado un par de veces y difruta porque «no sólo soy el punto focal del ataque, también puedo trabajar en mi juego y hacer cosas que siempre he querido hacer«.
Dónde veremos a Dieng la próxima temporada está más claro: en Minnesota junto a uno de sus rivales hoy, Ricky Rubio. «Esta mañana me ha escrito para decirme «No te asustes ahora», que es algo que nos solemos decir. Pero él ya sabe que no temo a nadie«. Hablando ya de los Wolves, es optimista «Con suerte, todo el equipo estará sano y tendremos una buena temporada. Podemos dar la sorpresa y llegar a Playoffs«. Con lo mucho que ha demostrado en tan poco tiempo, sería justo que el año que viene veamos a Dieng peleando la titularidad desde el principio contra Pekovic o siendo tenido en cuenta para el puesto de ala-pívot. Pero él, en realidad, como reto personal se conforma con menos, «ser feliz y estar sano, para poder hacer lo que amo, que es jugar al baloncesto«.
Esta noche podemos esperar enfrente a un equipo muy atlético, de gran tamaño, y con mucho corazón. Han mezclado dos convincentes victorias («la manera en la que jugamos contra Croacia y Puerto Rico es la que espero que veamos siempre«, dice N’Diaye, consciente de la diferencia de imagen ofrecida), con dos partidos horribles (Argentina y Grecia se impusieron a ellos de manera aplastante), y quién sabe lo que nos vamos a encontrar esta noche.
Mejor defensa que ataque, dónde se suelen atascar por falta de imaginación, el empleo de Mouhammad Faye y sus 206 centímetros de altura en el puesto de alero, castigan a España en uno de los pocos lunares reconocibles al combinado nacional. Tras lo visto, no debería ser suficiente para Senegal con eso, que podría tratar de desquiciar a base de faltas y a contacto innecesario a España, pero pese a la dureza y lo físico de su juego, parecen demasiado nobles para presentarse con una propuesta premeditada en esa dirección.
Usarán la longitud de sus brazos como armas, pero para atrapar a los jugadores exteriores españoles, y montar un frondoso bosque al defender por delante a los interiores. En ataque, tratarán de establecer el juego al poste bajo y el uso de múltiples bloqueos contundentes para liberar opciones de tiro, pero luego tienen que ser capaces de llevar el balón de manera segura a las posiciones en las que hayan conseguido ventaja, algo que no parece tan claro. Y la amenaza de tiro es inexistente: nadie ha metido menos triples, y salvo las desastrosas Corea y Egipto, no hay peor porcentaje de tres (28.4%).
«No tenemos nada que perder, vinimos con esta mentalidad. Ya era histórico estar aquí, así que seguiremos en marcha hasta que nos eliminen… o ganemos el Torneo«.
Un pueblo, un objetivo, una fe