Agua para la sequía

Cinco años lleva el equipo de Memphis sin conseguir acabar la temporada con una marca superior al .500, los mismos que lleva sin entrar en playoff. Su sequía no es la más larga: siete años se van a cumplir desde que los Timberwolves dijeran adiós a los partidos que importan, después de ocho apariciones consecutivas, en las que solo pasaron de primera ronda en la última, cuando rozaron las puertas del cielo llegando hasta las finales de Conferencia. También data de 2004 los últimos playoffs de New York, que son el otro equipo candidato a quitar su nombre de esa lista.

De los que aparecieron en la post-temporada por última vez en 2006, ninguno se encuentra en puestos de PO ahora mismo: si la temporada acabará hoy, Pacers, Clippers, Kings y Grizzlies tendrían que sumar una quinta temporada infructuosa a su lista de fracasos consecutivos. Indiana está a un solo partido de la octava posición, y con la marcha de Jim O’Brien podría entrar en una dinámica positiva, los Blakers Clippers ya han cogido la espiral hacia arriba pero están a cinco partidos de los focos y Memphis…

Memphis está muy cerca. Novenos en el Oeste, a un partido de unos maltratados Blazers que no se darán por vencidos y a 3.5 de unos Nuggets que podrían desmoronar su temporada al acercarnos a la fecha límite para los traspasos. Han ganado 6 de sus últimos 7 partidos y están por encima del .500 por primera vez desde que empezaron 2-1. En esta última racha han contado con la benevolencia del calendario (se han encontrado con Toronto, Philadelphia, New Jersey contra el que perdieron o Washington) pero cuatro de ellos los han jugado fuera, de gira por el Este, y la última victoria ha sido contra un candidato al título: Orlando.

Zach Randolph que está en su último año de contrato, está promediando un 20.0/13.2 a la par de los mejores números de su carrera, que lo convertiría en All-Star seguro de no ser porque en el Oeste hay otros cinco ala-pivot haciendo lo mismo o mejor. Aunque parezca un tópico, la experiencia con el combinado americano ha ayudado a que Rudy Gay sea más maduro, y no lo decimos porque él o sus compañeros hablen de ello: está anotando lo mismo que siempre, pero ha aumentado su promedio de asistencias un 35% sobre la máxima de su carrera, (aunque tampoco es para volverse loco, pasa de 2.0 a 2.7) y tiene el mejor porcentaje de tiro TS% (.546) de sus cinco temporadas en la Liga. Elige un poco mejor sus tiros, pasa un poquito más, y se ha convertido en uno de los mejores closers de la Liga: su último tiro ha ayudado a ganar dos partidos.

Mike Conley es otro que está haciendo su mejor temporada desde que llegó a la Liga. Aunque su rendimiento sigue sin justificar la extensión que le dieron los Grizzlies sin competidor a la vista, estoy seguro que es un alivio para la franquicia de Tennessee ver como ha mejorado prácticamete todos sus números. Y otra de las sorpresas positivas, y era importante para refrendar la confianza de los toma-decisiones de la franquicia, es Darrell Arthur. Recordemos que el Jayhawk llegó a Memphis la noche del Draft de 2008 en un traspaso a tres bandas, en el que los Grizzlies pusieron una de las elecciones del Draft que obtuvieron en el traspaso de Pau Gasol, por lo que se le puede considerar parte de esa operación. Los 20 minutos de calidad que está aportando desde el banquillo, y la llegada desde Boston de Tony Allen, ayudan a rebajar el abismo que había el año pasado entre un quinteto muy competente y una plantilla poco profunda.

Las notas discordantes son los jugadores jóvenes que tienen su futuro en el aire: Marc Gasol y OJ Mayo. El español está respondiendo muy bien encargándose del trabajo defensivo (su rating ha bajado del 108 de las dos primeras temporadas a 103) pero en ataque está participando menos, y de manera más ineficiente. Marc sigue siendo pieza importante del equipo, y su temporada no está siendo mala, pero es de los pocos que no ha mejorado con el equipo de un año para otro.

Por su parte, Mayo, ha visto como perdía la titularidad, empezaba a promediar 10 minutos menos por partido que en sus dos primeras temporadas, su productividad descendía en todos los aspectos, se enfangaba en una trifulca con un compañero por apostar jugando al julepe versión Louisiana, y remataba con un positivo por DHEA que le está costando una sanción de 10 partidos. El jugador, que si todo sigue como hasta ahora, tiene contrato con Memphis hasta verano de 2012, cuando se convertiría, de no haber firmado una extensión, en agente libre restringido, podría haber sido traspasado este mes a alguna franquicia puntera que necesite un escolta (Chicago y Utah, por necesidad, los casos más obvios, aunque a todos nos costaría ver a OJ con Sloan) pero sus dos recientes deslices convierten la posibilidad en remota: si las ofertas no parecían suficientes a Memphis hasta ahora, nadie las va a aumentar ahora mismo.

Los Grizzlies se están acercando al oasis y con partidos contra los Wolves y los Cavs antes de ir a Houston, recibir a los Lakers y viajar a Oklahoma, tienen que asegurarse que siguen llevando el camino correcto. La buena noticia es que no están llegando por un repentino y drástico salto de calidad de alguna de sus piezas, que pudiera no ser nada más que un espejismo. La línea positiva se está marcando de forma colectiva y con pequeños ajustes a los que están contribuyendo casi todos. Si Hollins mantiene al grupo unido y logra acercar al beduino que se le ha quedado perdido, las jornadas de viajar por el desierto acabarán. Incluso no sería descabellado que la franquicia ganara algún partido, por primera vez en sus 16 años de existencia. Lo de ganar una serie, lo dejamos para más adelante.