PO Desde El Sofá (XIV): Cajón de sastre

Hoy saltamos la estructura original de las crónicas para soltar unos cuantos pensamientos deslavazados sobre los dos primeros partidos de los Finales de Conferencia.

  • Empezamos por la primera, la del Este, que tiene hoy su reanudación. Los Cavs han mostrado en estos Playoffs sus dos caras (sobre todo en ataque, en defensa este año es la del hermano feo de los Calatrava permanentemente), y esta vez toco la mala. Y si Indiana casi se la pinta, que no harán con ella los Celtics, un equipo con todos los atributos positivos de los Pacers, y alguno más. Al igual que su primer rival en estos Playoffs, si hubiera que destacar algo de Boston, sería para mí también la versatilidad de su ataque (sobre todo sin Baynes). Todos los jugadores de su quinteto titular son una triple amenaza: pueden pasar, tirar o botar sin problemas, y están dispuestos a ello. Ninguno tiene una debilidad acuciante ni miedo de utilizar sus armas. Puede que no haya un tirador de élite o un creador de tiro perfecto entre ellos, pero a ninguno le va a dar vergüenza de iniciar o acabar una jugada como buenamente pueda. Esto les hace impredecibles por un lado, y peligrosos atacando emparejamientos o eslabones débiles: no puedes esconder un defensa en ninguno de ellos. Esta claro que preferirás forzar a ciertos jugadores a hacer ciertas cosas, y hay ciertos momentos que se congelan un poco, pero cuando hay un nivel de competencia mínimo en todos los aspectos, y no hay opción verdaderamente mala para el ataque rival, tienes un problema. En defensa también tiene un planteamiento similar al de Indiana, con una vuelta de tuerca: físicos, peleones, luchando los bloqueos y cambiando sólo cuando es necesario e inevitable, volviendo a cambiar incluso detrás de la jugada si el emparejamiento en el poste bajo es demasiado desfavorable. Defendiendo a LeBron con un sólo hombre, pero con ayuda alerta y bien posicionada, para cuando sea estrictamente necesario. Y sabiendo que James encontrará al hombre libre en cuanto vea venir el segundo defensor, por lo que más vale que haya alguien en camino cuando el pase llegue allí. LeBron tomó la decisión correcta rápidamente siempre que los Celtics le tiraron el dos contra uno, pero ese atacante nunca tuvo un tiro liberado, porque alguien apareció en todo momento para ponerle las cosas difíciles.
  • Además de un talento aún mayor y de la diferencia entre McMillan y el mago Stevens, Boston es mucho más peligroso que Indiana, porque su baloncesto sí puede ser verdaderamente aposicional. Los Pacers, con Collison por abajo y Sabonis y Turner por arriba, no podían ser 100% intercambiables. El quinteto titular del G1 de los Celtics, añadiéndole a Smart como sexto hombre, está cerquísima de ese ideal. Además son un equipo mucho más democrático en ataque: Indiana dependía demasiado al final de Oladipo, pero Boston no es el equipo de nadie. Sólo en un par de ocasiones un jugador ha alcanzado la barrera de los 30 puntos, pero raro es el día que tres o cuatro de sus jugadores no lleguen a los 20. Pueden permitirse un mal día de cualquiera porque nadie es imprescindible, y todos están enchufados y con ritmo. En ese sentido la baja de Irving no se acusa tanto como debería.
  • Otra cosa que es diferencial y les da ventaja en comparación con Indiana es que tienen muchos más jugadores de tamaño similar al de LeBron para tirarle encima en defensa. Poder emplear varios pares en el mismo atacante siempre es útil, para repartir cansancio y faltas. Pero además con James, la defensa por comité tiene un valor extra. Extremadamente analítico, como demostró en la rueda de prensa,  una de sus mayores virtudes es su tremenda habilidad para entender el juego y saber lo que va a pasar. Mantenerle en continúa rotación de defensores, mientras todos ellos estén capacitados, hace más difícil para él encontrar puntos débiles y patrones que explotar. El mejor defensor de James es y será siempre él mismo, pero los Celtics están en una posición para enfrentarse a él en la que muy pocos se han encontrado.
  • Marcus Morris, dos faltas en tres minutos. Stevens le deja en pista. Finaliza el partido con 34 minutos jugados y tres faltas. McMillan pudo costar a su equipo un partido en una eliminatoria que fue a 7, por sentar a Oladipo en la misma situación. Los Celtics no van a cometer el mismo error.
  • Parece que los Cavs van a salir con Thompson de inicio, en parte, para obligar a que Baynes esté en pista, y que los Celtics no sean esa entidad polimorfa indestructible que les machacó en el primer encuentro. Con el australiano en pista los Celtics tuvieron un +17 bastante reshulón en el primer partido, pero comparado con el resto de principales de la rotación de Boston es a lo mejor que pueden aspirar. La esperanza de los Cavaliers, si los Celtics no pican en hacerse grandes y prefieren mantenerse versátiles, es atacar el rebote ofensivo, una antigua debilidad de Boston, que este año parece mucho más controlada. Veremos si surte efecto esta argucia táctica, y cuándo ajusta Stevens: si lo hace de inicio, o espera a ver qué ocurre.
  • Vaya pedazo de Playoffs se está cascando Al Horford, haga lo que haga, parece imposible que salga mal, y es la encarnación personal de los dos atributos que hemos destacado en este equipo: lo versátil y lo impredecible viven en El Estabilizador. Y Jayson Tatum es increíble: los Celtics pueden tener dos estrellas y muchos millones en cabestrillo en el banquillo, pero en pista tienen otras dos indiscutiblemente.
  • Dicho todo esto, y habiendo echado todas las flores posibles a Boston… si hay un equipo del que no me preocupa si pierden por 1 ó 35, ese es Cleveland. Han vivido entre la espada y la pared con demasiada frecuencia, tienen tendencia a desconectar ante la adversidad presente para preparar la oportunidad futura, y han hecho callo con derrotas vergonzantes en batallas de guerras que finalmente ganaron. El golpe psicológico del primer partido lo vería mucho más preocupante de ser al revés. Además, no hemos de olvidar que los Celtics están intratables en casa (8-0 estos Playoffs), pero se hacen mucho más pequeños fuera (1-4, y en el único partido que ganaron hubo confetti en el suelo celebrando prematuramente la victoria de su rival), cuando se cambian las tornas en el acierto con el tiro y las jugadas más complicadas. Se me antoja imprescindible un 2-0 que mantenga la ventaja de campo para Boston, mientras que para los Cavaliers un 0-2 sería el típico déficit manejable con el que están acostumbrados a lidiar, con la eliminatoria volviendo el sábado, con tres días de descanso, a su terreno. Muy poco importará la soba del primer partido si roban este segundo, y el verdadero golpe Boston no lo daría hasta que ganara uno en Cleveland. Para mí, por simple respeto a los mayores, aunque jueguen peor y se vea que lo tienen crudo, los Cavaliers siguen siendo favoritos. Ahora bien, sí vuelven a Boston con un 3-1, para mí sí habrán cambiado las tornas y me bajaría de ese barco más rápido que el capitán Schettino. Los Celtics tienen que no perder la eliminatoria esta noche, y ganarla en uno de los dos próximos encuentros.
  • Cojamos el avión a la otra costa: con qué poco aparentemente los Warriors ganaron claramente a Houston. Durant y Thompson lo hicieron parecer fácil, la defensa de Houston sin balón de por medio fue atroz, y los secundarios de los Rockets no dieron la talla. Queda mucho por jugar, pero este primer partido es la típica apertura de serie corta.
  • El plan de los Warriors pareció bastante claro: no nos preocupa que Paul y Harden jueguen uno contra uno, incluso les vamos a dejar que apunten a quien quieran (Looney y Curry, por orden de preferencia), pero no nos van a desorganizar, ni vamos a dejar que sus compañeros nos den la puntilla. Que la defensa individual lo haga lo mejor que pueda, y si no está Capela en pista, Draymond Green (partidazo el suyo) aparecerá bajo la canasta, pero el resto, que no suelte un tirador para ayudar. Houston sacó buen rédito de los aclarados, pero no lo suficiente para seguir el ritmo de Golden State. Sin el extra de eficiencia de los triples desde la esquina o de los mates de Capela, los Rockets no van a llegar a anotar como los Warriors, especialmente si no son capaces de defenderles de manera precisa.
  • Las canastas de Durant (imperial) fueron prácticamente inevitables. Así es la vida, aplaudes y te vas. El verdadero problema, y así lo reconoció D’Antoni, fueron las de Klay Thompson. No puedes dejar que se te pierda por la pista uno de los mejores tiradores de la Historia como si fuera Marcus Smart. La defensa de cambios de los Rockets puede ser impecable sobre el balón, pero ayer estuvieron terribles lejos de él, con errores de esfuerzo y comunicación durante todo el partido. Durante la temporada regular puedes flojear en el lado débil, que la gran mayoría de las noches nadie te va a castigar duramente por ello. Pero esto es el jefe final del videojuego, así que o espabilan, o Harden puede volver prontito a hacerlo llover con Travis Scott en el Dreams.
  • Tampoco sobre el balón estuvo bien Harden, que dejó que un Curry mermado le rebasara como un runner pasa a las abuelas por la calle. Entiendo que guarde energía, y está claro que acabó el partido habiendo dado todo lo que tenía, pero quizá tendría que reservar un poco más en ataque, que para eso trajeron a Paul. No tengo acceso al número exacto de jugadas que protagonizaron cada uno, pero 40 finalizaron con tiro, asistencia o pérdida suya, por tan sólo 24 de CP3, y me da la impresión de que si añadimos a la ecuación las asistencias potenciales (tiros fallados) y jugadas con más pases posteriores, la diferencia sería aún mayor. Estuvo más efectivo y eficiente que el base, pero en defensa y al final del partido pagó el precio.
  • Los Rockets estuvieron también flojísimos con los tiros rápidos de los Warriors: no es cosa sólo de la defensa de las contras, donde es comprensible que pierdan emparejamientos y sucumban en la confusión, y en la estuvieron indudablemente flojos. También en situaciones que deberían ser ataques a media pista, los Warriors lograban tiros cómodos (para su nivel de excelencia), tras bote o con un simple pase, sin tener siquiera que poner un pie dentro del arco. Es Golden State: Durant, Thompson y Steph son una amenaza tan pronto como pisan la línea de medio campo, nada de esperarles atrás plácidamente.
  • Prácticamente la única jugada «elaborada» que ejecutaron con éxito los Rockets fueron los pick’n’roll con un jugador exterior, en los que Harden penetraba con fuerza y obligaba a Green a dar un par de pasos adelante, dejando espacio para el pase a Capela cerca del aro. Apenas jugaron el 2 contra 2 con Capela directamente, lo que me da que pensar que tienen miedo de que Green lo destruya. O simplemente, consideraron mejor seguir aprovechando los aclarados favorables que los Warriors estuvieron dispuestos a concederles toda la noche. Aunque te debería mosquear cuando el equipo rival se queda en una situación aparentemente perjudicial toda la santa noche, y parece importarle bien poco.
  • Como ocurre con el LeBronSistema, el HardenSistema y el CP3Sistema necesitan un mínimo de apoyo para llegar a puerto a estas alturas de la temporada. Gordon no se entonó hasta el final, Anderson tiene que ser capaz de calentarse en la única ventana que parece que le van a dar (los minutos de West en pista) y Mbah-a-Moute fue un desastre, fallando triples y bandejas por igual. Houston tuvo la buena idea de atacar con bote el closeout desesperado las (pocas) ocasiones en las que generaron un triple desde la esquina, pero no culminaron, y al final es meterlas o irte a casa.
  • Mucho se ha hablado, tanto en Cleveland y Houston de cómo tanto aclarado puede suponer que los jugadores secundarios estén sin ritmo y confianza cuando les llega su turno, mientras que en Golden State y Boston, al estar mucho más implicados, pueden ser más eficaces. Cavaliers y Rockets llevan toda la temporada, incluso años atrás, jugando así, y siendo de los mejores ataques, no sólo de la temporada, sino de la Historia. Aunque haya noches que les suceda esto, por regla general, no ha resultado un impedimento. Houston estuvo mucho peor en defensa que en ataque, si perdieron por algo el partido fue por esto, no por tanto aclarado.

PO Desde El Sofá (XI): Los mismos demonios

Como el Madrid con la Champions: lo de los Raptors frente a los Cavaliers parece ya obra de un hacedor mayor, de un narrador omnisciente, con mucha mala leche y algo de sadismo. Toronto tuvo oportunidades para llevarse el primer partido de la serie, pero fue Cleveland, que no estuvo por delante ni un solo segundo durante todo el tiempo reglamentario, quien finalmente salió vencedor en la prórroga.

Y además pueden torturarse con una serie de amargas acciones que no cayeron de su lado, algunas por puro azar, otras por problemas de ejecución o de claridad mental, que pesarán como losas de aquí al próximo partido. Nunca habían venido en mejor posición, ni habían pillado tan débil a LeBron. Los Cavs estaban cansados, magullados y vivos por muy poco. Pero hicieron su mejor partido de Playoffs, que no es mucho decir, y dan un primer golpe fuera de casa que aunque por supuestísimo, no es definitivo, es muy duro por todos los antecedentes.

Y es que esta vez no se puede señalar a nadie, ni apuntar a un claro punto de mejoría. Toronto, sobre todo con Anunoby, hizo un buen trabajo sobre LeBron, que no tuvo tanto protagonismo como en la serie contra Indiana. Lowry y DeRozan estuvieron bien: no fue para nada una de sus típicas actuaciones desoladoras en los Playoffs. Valanciunas hizo mucho daño por dentro, y los Bench Broskis pusieron su energía habitual. Simplemente, Cleveland también estuvo al nivel: fueron un equipo en lugar de un hombre orquesta, y estando más finos en los minutos finales se llevaron la victoria y recuperan la ventaja de campo.

Korver y JR Smith (cinco triples cada uno, uno por cabeza para abrir la prórroga) hicieron mucho daño desde fuera, y Green (sobre todo en la primera parte) y Tristan Thompson, que perdió la titularidad, pero no la importancia en la rotación, dieron muy buenos minutos realizando todo tipo de tareas ofensivas y defensivas. Los únicos puntos negros fueron Love, que a pesar de mostrarse muy voluntarioso (otras veces puede ser cosa de actitud, no ahora), está reñido con el acierto, y fue blanco fácil (como el juego de palabras) en defensa, sobre todo para Valanciunas, y Hood y Clarkson, para los que Lue no parece encontrar otro acomodo que esperar a que entren en buena racha, para exprimirlos mientras dure, cosa que ayer no sucedió.

LeBron por su parte, se va con la victoria en primer lugar y un triple doble en segundo, pero facturando un partido diferente y menos espectacular de a lo que nos tiene acostumbrados. Con sólo 26 puntos en 32 posesiones de tiro, apenas pisó la pintura ni fue a la línea, en la que fue su noche menos eficiente en estos Playoffs. Tiró mucho de suspensiones lejanas, y no entró a canasta apenas hasta la recta final del partido, en la que fue más agresivo. También dejó para el final el uso del bloqueo y continuación, en cualquiera de los dos roles (y cuando lo hizo fue casi siempre con uno o dos «pequeños», casi siempre Korver, bloqueando para él, sin intención de conseguir una ventaja de velocidad), prefiriendo a menudo recibir en aclarado a un lado de la pista, pero para pasar o tirar, sin penetrar muy a menudo. A diferencia del segundo partido frente a Indiana, en este, cada vez que salió a pista, su intención era implicar al resto de jugadores, repartir asistencias, y no quedársela para él hasta que viera la situación propicia para ello. De todos modos, metió la que tenía meter: el empate a 105, en un fadeaway precioso sobre Anunoby en el poste bajo que evitaba a Cleveland tener que entrar por debajo en el juego de las faltas.

El mayor acierto de sus compañeros en comparación con otros días sin duda le ayuda a ejercer más el papel de distribuidor, pero James parece estar reservándose, calculando cuánto le queda y cuándo y cómo es mejor usarlo. Otro detalle fue el cambio de su descanso habitual, de principio del segundo y último cuartos, a finales del primero y tercero. Eso podría ser para evitar que los Raptors hagan tanto daño con sus suplentes como suelen en los momentos en los que LBJ habitualmente se sienta, pero cuesta creer que él vaya a alterar su rutina por lo que sucede con un banquillo rival.

El partido tuvo cosas de otra época. Ambos equipos jugaron muy grande, con Toronto cerrando con los titulares y prácticamente siempre con un pívot en pista, y Cleveland con varios minutos, en dos tandas, de Love, Green y Thompson juntos en cancha. Ningún equipo cerró bien su tablero: Thompson capturó 9 rebotes ofensivos, y Valanciunas 8, y Toronto tuvo tres ocasiones de ganar el partido en tiempo reglamentario con un palmeo, pero ni el lituano, ni Miles, ni DeRozan acertaron a embocar el balón, tras un triple errado de VanVleet.

Y la otra gran oportunidad de los Raptors, su última posesión de la prórroga, fue estropeada también por un problema no tan habitual en la NBA actual: el pobre espaciado de la pista. LeBron, deja la marca de Lowry para ir ayudar a Thompson que se ha quedado en el cambio con DeRozan, pero el base de los Raptors, en lugar de terminar el cambio de lado a lado de la pista, lo que hubiera dado a DeMar la opción de pasar a dos tiradores y/o haber sacado a Jeff Green o JR Smith de la pintura, decide quedarse en el poste bajo…

…para acabar siendo el mejor protector del aro Cavalier: su presencia (y una muy buena recuperación de Thompson también) impide a DeRozan buscar el tablero para una bandeja, y tiene que pararse y sacar un pase fuera para que VanVleet marre en su segunda oportunidad de ganar el partido para Toronto de la noche.

Podríamos hablar también de la decisión de Casey de poner a VanVleet, con el hombro maltrecho y golpeado de nuevo en este encuentro, y además frío porque no estaba en pista, como tirador en las dos posesiones que les hubieran dado el encuentro, pero lo cierto es que lo más seguro es que ninguna de esas dos jugadas le tenían a él en la pizarracomo protagonista, sino más bien como señuelo para alejar defensores, y que además de CJ Miles, que ya estaba en pista, los Raptors no tienen tiradores más fiables que él.

Tampoco pareció tener mucha consecuencia la otra pobre decisión del equipo, el tiempo muerto que gastó Lowry poco antes de los dos minutos para salvar una posesión a la que le quedaban 2.2 segundos, y que acabó en el limbo igualmente, al no ser capaz de poner el balón en juego en los cinco segundos que tiene para realizar el saque lateral. Como Toronto fue por delante, no pidieron tiempo muerto hasta su última jugada, y no parecieron necesitar más. Quedan como dos anécdotas, pero al final también pueden ser un indicador de cómo en estos finales de partido tan tensos ante Cleveland, quizá no tienen la mente tan fría como en otras ocasiones.

Veremos cómo se recuperan de este golpe, y si los Raptors enfocan esta derrota con filosofía. En el fondo es sólo un partido, Indiana ya ganó en Cleveland, LeBron está cansado, sus estrellas no han desaparecido, y han anotado bien contra la porosa defensa de los Cavaliers.

Pero es otra pintada de cara más, y cuando por fin se podían creer mejores.

Sofi del día: Anoche Drake estuvo sentadito, espero que haya habido llamada de Smithers, Kiki Vadeguay u otro jerifalte similar para explicarle que ya se han acabado las tonterías, y que como dijo Paco Jémez, si no tiene el título de entrenador, no puede estar de pie.

PO Desde El Sofá (IX): Pero sigue siendo el Rey

LeBron continúa invicto en la primera ronda de Playoffs, ganando su quinto Game 7 consecutivo, poniendo así definitivamente fin a la serie contra unos peleones Pacers, que se subieron a su barba, pero no pudieron finalizar el trabajo. Eso sí, esta vez, y pese a la fantástica línea final (45 puntos, 9 rebotes, 7 asistencias y 4 robos), James no hubiera cruzado la meta sin la ayuda de dos compañeros que no habían sido factor en partidos anteriores.

Tristan Thompson, que partió de titular, dominó en los tableros, fue eficiente en ataque y su tamaño y habilidad en los cambios vinieron bien en defensa a un equipo muy frágil en ese aspecto. Y George Hill, que tras tres partidos sin jugar fue insertado en el encuentro en la segunda parte, tomo el timón para dar algo de descanso a un LeBron en la reserva y ayudó a entrar en ritmo a un Love que parece haber perdido la habilidad de crear su propio tiro.

Los Cavs mandaron durante todo el partido con ventajas que llegaron a los 14 puntos, pero los Pacers no dejaron de arrear, y recortar diferencias, poniendo las cosas muy complicadas a la febril encarnación de los Cavaliers de esta temporada. James no pudo cumplir su deseo de jugar el partido entero, teniendo que retirarse con calambres un minuto antes de que acabará el tercer cuarto, y el hecho de que sus compañeros no sólo aguantaran una ventaja de dos puntos, sino que ampliaran una diferencia que llegaría hasta el final, acabó siendo clave en el pase de ronda de Cleveland.

Lue cambió de nuevo su quinteto inicial y esta vez apostó por el look clásico: volvía Thompson al quinteto, junto a LBJ, Love, Korver y Smith y los Cavs empezaban el partido sin base arquetípico, pero con los cinco jugadores en la plantilla que aún sobrevivían desde los anteriores Playoffs. Con esta alineación, LeBron defendía a Collison, y los Pacers no tenían que poner a Turner en un jugador exterior. El comienzo del partido fue malo, con Indiana fallando los cinco primeros tiros de campo (todo triples), pese a que fueron entre liberados y muy liberados, y Kevin Love en el otro lado fallaba un triple que no tocó aro y finalizaba un posteo de manera desastrosa. Sólo el pick’n’roll de LeBron con Thompson, cuyos bloqueos liberaron a James de los pegajosos defensores de Indiana como aún no habíamos visto, ponía puntos en el marcador. La actividad del pívot fue clave en este inicio, en el que además, con varios rebotes ofensivos, creó segundas oportunidades en las que los Cavs no perdonaron.

Sólo Collison, a el que la defensa de los Cavs daba tiempo y espacio, estaba en marcha por Indiana, y tras dos suspensiones de LeBron sobre Sabonis (¿cuántas de estas han caído en la serie?) y una falta con tiro libre de técnica adicional por un trompazo (no tan fuerte, en apariencia) de Stephenson, los Cavs tenían 12 puntos de ventaja y parecía que el partido podía ser por fin un paseo. Los Game 7 son diferentes, los locales eran además los más experimentados, y esto pinta a palizón.

Pero nada ha sido fácil para Cleveland en esta serie, y nunca han logrado abrir hueco realmente contra Indiana: no importa lo grande que hayan sido sus ventajas, en los cuatro partidos que los Cavs han ganado a los Pacers, nunca lo han hecho por más de cuatro puntos, y este no iba a ser una excepción.

Stephenson, largado por quinta vez de los Playoffs por LeBron James, mantuvo en este arreón al equipo con dos triples tras bote, pero LBJ no iba a parar: su descanso habitual tras el primer cuarto no se producía y las cámaras le pillaban diciendo que no saldría de la pista en todo el partido. Seguía anotando sobre los cambios de la defensa de Pacers (no falló ninguno de sus siete primeros tiros), y los Cavs seguían sin perder ni un solo balón, ni dejar anotar un punto a la contra a los Pacers.

Con la ventaja en su máximo punto, McMillan pidió tiempo muerto, y con los Cavs metiendo en pista a los jóvenes que llegaron al equipo en febrero, los Pacers cosieron por primera vez la herida: parcial de 10-0 a lomos de Stephenson y Sabonis para acercarse a 4, pero un triple de Love y un buen pase del ala-pívot a Thompson devolvían la ventaja a 9, lo que activó a un Oladipo que no había estado muy entonado hasta entonces.

LeBron fue entonces por primera vez en el partido al poste bajo, dominando absolutamente al irritante Stephenson, y lo siguió haciendo con la vuelta de Bogdanovic a pista, pese a que el croata le pusiera las cosas mucho más difíciles, defendiéndole por delante, y obligándole a coger posición muy lejos de canasta y en línea de fondo. Daba igual, James anotaba y volvía anotar, en lo que parecía que iba a ser un partido de leyenda. Collison seguía acertado con sus suspensiones desde los codos de la zona, y por eso la ventaja de los locales no fue a más: 11 puntos al descanso después de que un palmeo de Tristan Thompson no entrara en tiempo de milagro. Las segundas oportunidades, la diferencia en pérdidas entre ambos equipos y la brillantez de James marcaban la diferencia, pese a que Indiana tiraba más y mejor.

El tercer cuarto ha sido aciago para Cleveland a lo largo de la serie, y esta noche mediodía no fue una excepción: los Pacers abrieron con un 16-4 de parcial, ante la empanada Cav, poniéndose por primera vez en todo el partido por delante. En ese momento, Lue cogió el martillo para casos de emergencia y rompió el cristal de una vitrina que no parecía albergar nada muy preciado. George Hill, que se había perdido tres partidos por dolores en la espalda, y que no pisó parquet en toda la primera mitad, salía a pista, y la perdía en un campo atrás por presión de Collison nada más salir. La cosa pintaba negra para Cleveland, los nervios aparecían por primera vez, por lo que LeBron cogió el timón de nuevo, y entramos en la fase más bonita del partido; un duelo entre las estrellas de los dos equipos, en el que Oladipo anotó un par de esas canastas impresionantes con las que nos lleva deleitando toda la temporada (un arqueadísimo triple con LeBron encima sobre la bocina de posesión, y una suicida entrada a canasta), y James daba las réplicas. Agotado tras dirigir el equipo todo el partido, volvió a ceder de nuevo a Hill la misión de subir el balón, y las dos primeras jugadas con el base al mando acabaron en canasta de LeBron, una finalizando el p’n’r y otra en un triple tras pase. No me sorprendería si fue la única vez en toda la eliminatoria en la que LeBron ha metido (o incluso tirado) dos canastas seguidas tras pase de un compañero. Un poco más relajado y descargado, anotó 10 puntos seguidos de su equipo, y de repente se le apagó la luz: a falta de un minuto para acabar el cuarto, se va, no sólo al banquillo, sino a lo más profundo del túnel de vestuarios.

En este momento, y con una exigua ventaja de 2 puntos, todo era pánico en Cleveland. Luego nos enteramos por Doris Burke que estaba sufriendo calambres, pero el corazón de todos los aficionados de los Cavaliers tenía que estar en un puño, aunque saliera por su propio pie en lo que parecía estar más cerca de ser un apretón que una lesión. El show en ese instante lo ponían en la pista los árbitros, empeñados en pitar falta en cada rebote.

Tras la reanudación, cuando oíamos superpuestas las palabras de Lue, indicando que lo primero que tenía que hacer el equipo era no perder balones, mientras los Cavs tiraban por la banda (y la borda) la primera posesión del crucial último cuarto, nos sorprendíamos porque LeBron todavía no estaba ahí. Ni tampoco volvió cuando McMillan tuvo que pedir tiempo muerto después, porque Cleveland sin su rey había aumentado la ventaja a 8, y tenía que volver a meter a Oladipo a pista, después de sacarlo para darle a él también un merecido descanso.

No lo sabíamos entonces, pero esos momentos fueron claves: por primera vez los Cavs se impusieron a Indiana sin sus líderes en pista, y la diferencia no se llegaría a recortar de nuevo. HillLove, al que se le vio cómodo por primera vez en el encuentro sin James a su lado, abrieron hueco y continuaron desarrollando su química incluso cuando LeBron reapareció a 8:41 para el final, y en un segundo plano.

Los Cavs volvían a presionar a Oladipo con dos jugadores en defensa, los Pacers, que no han logrado tener una respuesta consistente a ello en toda la serie (su gran debe), se atascaron, y Hill daba la puntilla a su antiguo equipo, el de su ciudad natal,  dirigiendo buenos bloqueos y continuaciones y anotando en un palmeo. Necesitaron su providencial presencia porque LeBron no era el de los tres primeros cuartos: una pérdida incomprensible castigada a la carrera por los Pacers, y una penetración a medio gas que le salvó un tapón ilegal de Turner, no eran lo requerido de su altísimo estándar de excelencia.

Las esperanzas de los Pacers menguaban, porque el tiempo restante no estaba de su parte, y una decisión arbitral discutible, en un partido muy mal dirigido, pudo apagar el penúltimo conato de reacción. Turner fue expulsado del partido por cometer su sexta falta en un rebote ofensivo que, de haber ido el silbato en la otra dirección, podría haber sido un 2+1, y los Cavs quedaban 9 puntos por delante a 4:17 del final. Dos suspensiones de Collison y Oladipo con unos tiros libres de Thompson por el medio acercaban a Indiana a la media docena de diferencia: volvió a brillar entonces la estrella del repudiado pívot de los Cavs, que taponó enfáticamente a un Collison que se escurrió de un James fundido, para evitar que Indiana se acercase demasiado.

El silbato fue entonces adverso a Cleveland en una terrible falta en ataque pitada a LeBron tras coger un rebote en su propia canasta y encontrarse delante a Sabonis, y los Cavs dieron su última muestra de defensa verbenera: Oladipo cruzó la pista entera del tirón para anotar una bandeja sin oposición tras recibir el saque lateral en su propio campo, en lo que sería el último estertor de los Pacers.

En la siguiente jugada, los Cavs tenían obligación de anotar para que Indiana no pudiera reducir el partido a una posesión, y la pizarra de Lue funcionó, consiguiendo una bandeja para James tras cortar hacia el aro después de apoyarse en Korver ante el dos contra uno de Indiana. La ventaja de 6 puntos ya sólo la podía arruinar un milagro tardío que no se produjo, y Cleveland certificó unos tiros libres después una victoria que le costó horrores conseguir.

La buena noticia para ellos es que siguen adelante, en el que quizá fue el partido en el que escoltaron a LeBron de mejor manera (pero tampoco mucho, no nos vayamos a creer), y que los Raptors, que les esperan en la siguiente parada, tendrán otras cosas, pero todavía no han demostrado la fortaleza mental para volver y volver a atacar sin rendirse de estos bravos Pacers, una de las sorpresas más agradables de la temporada.

Nadie fuera de Indiana confiaba en ellos esta temporada, pero han sido quintos en su conferencia (y muy cerca de arrancarles el título de la División Central incluso a estos mismos Cavs) y casi pasan a segunda ronda, poniendo las cosas muy difíciles (a lo largo de la eliminatoria, han anotado 40 puntos más) al equipo que les barrió sin compasión la pasada campaña, y al jugador que les ha sacado de Playoffs 6 veces en los últimos 7 años. Son un equipo de verdad, y es para que sus aficionados estén orgullosos, Si Oladipo mantiene el nivel, y los dos jóvenes que apatrullan su juego interior se siguen desarrollando, pueden dar guerra en un Este que se va a recrudecer si Boston, Philly o Milwaukee alcanzan su potencial.

Y de los Cavs, qué decir. Tienen al mejor en sus filas, pero la increíble ración de minutos que le han servido a lo largo de la temporada está empezando a hacer mella, y su incapacidad de finalizar un encuentro que ardientemente deseaba completar, es la última muestra que esta serie nos ha dado de ello. Kevin Love podría haber vuelto a sufrir una lesión en el dedo operado y/o otra conmoción cerebral, pero sigue adelante como puede. Tras siete partidos, hemos descubierto que alguien distinto a LeBron puede conducir un p’n’r, pero vete a saber cuando pueden perder a Hill otra vez. Han sido pasados por encima en dos ocasiones, remontados en ventaja tras ventaja, y todas sus victorias han tenido que esperar al último suspiro.

Y aún así, y por mucho que se los hayan «pedido»… no me creo que en Toronto duerman tranquilos esta noche.

Sofi del día: Ver a Doris haciendo las entrevistas a pie de pista duele… y uno diría que por su cara, a ella tampoco le ha hecho mucha gracia esta bajada de categoría.

 

Si los Cavs ganaran Los Finales…

El jueves de madrugada, tras lo que está fácilmente siendo la semana más larga del año, empieza el tercer asalto del Warriors-Cavaliers, que no tiene quizá un favorito claro… pero sí de consenso: aunque se conceda que los dos equipos están parejos, una mayoría abrumadora escoge(mos) a los Warriors como vencedores más probables.

Pero favorito no es seguro, y en el deporte no hay certeza que valga: los partidos se tiene que jugar, y Cleveland puede mojarle la oreja a Golden State. Después de todo, no nos encontramos en una situación muy distinta a la de la pasada temporada, y todos sabemos lo que sucedió. Si los Cavs repiten título no sucederá todo lo que contamos aquí… pero sí tendrán que contar con muchos de estos detalles.

Los Mejores son… mejores

Aunque esta evaluación se rearbitrará a toro pasado, es muy posible que los Cavaliers junten al mejor jugador de la eliminatoria y al que más grande tiene las gónadas. Y hablar en términos de lo que aquí se reúne es extensible en muchas ocasiones al Mundo entero. James e Irving pueden ganar 4 partidos de 7 (o menos) a cualquier equipo, en cualquier situación o contexto, por mero poder individual. Están completando unos Playoffs brillantes y 7 de los 8 miembros que les acompañan en la rotación son capaces de tirar de tres, y con mucho acierto: ninguno baja del 40% en estos Playoffs.

Tienen espacio como nunca en sus carreras, luz verde de su entrenador, y también el uno al otro. La combinación de visión de juego, tamaño y experiencia de LeBron con la habilidad de Kyrie convierte el ataque de Cleveland en imparable, literalmente. Aunque la teoría diga que a Cleveland le interesa ganar la batalla del ritmo, para que el partido se desarrolle en un bailar pegados como baila el mar con los delfines, lo cierto es que no hay desarrollo posible en el que se puedan sentir incómodos, porque hasta en la situación más hostil tienen las de ganar.

Hace dos años LeBron jugó al escondite inglés con la defensa de los Warriors, castigando desde el poste bajo a todo aquel que se estuviera moviendo cuando levantaba la vista. El año pasado Kyrie, que era prácticamente novato en Los Finales, empezó flojo, pero todo fue ponerse cómodo y dedicarse a cambiar aclarados por puntos como si fuera divisa sobrante de un viaje lejano. Este año, la física y química entre los dos es de matrícula de honor, y James ha redescubierto el dulce punto en sus suspensiones que no se trajo de Miami, aquel que hace inútil la que durante tanto tiempo ha sido la única esperanza para pararle: darle espacio y dejarle tirar.

Van a tener que vérselas con defensores incómodos, largos y versátiles, jugadores que también tienen talento ofensivo y conocen esos trucos que un especialista jamás asimilará. El reto es grande porque entre Thompson, Iguodala, Durant, Green o Livingston es posible que no se enfrenten a un contrincante mediocre dos posesiones seguidas y tengan que olvidarse de recibir la ayuda de un bloqueo directo.

Pero el mejor ataque se impone a una buena defensa, y no hay muchas parejas mejores que estos dos.

Lue resuelve el problema Durant

Más allá de su innegable talento individual y del rol que pueda tomar como Señor Lobo encargándose de los problemas puntuales de anotación del equipo, Kevin Durant es un refuerzo de valor incalculable para los Warrriors por el problema que plantea a los Cavaliers en cuestión de emparejamientos.

Partiendo de que no hay muchos jugadores en la Liga con las condiciones necesarias para defenderle, los Cavaliers sólo tienen una persona que parezca adecuada: LeBron. El resto son demasiado pequeños o lentos para hacerlo, por lo que a priori, y salvo que alguien esté por encima de las expectativas y sus limitaciones, James tendrá que bailar con la más fea.

Esto es malo para Cleveland no sólo porque presumiblemente cansará más a LeBron de lo ocurrido en los primeros partidos de la serie del año pasado sudando de defendiendo a Harrison Barnes, sino porque impediría a los Cavs utilizar una de las estrategias con las que dio la vuelta a la tortilla: usar a LeBron como defensor de Green para dinamitar su pick’n’roll con Curry. Porque aunque los Warriors 2017 tengan ese bloqueo y continuación más abajo en su lista de prioridades que versiones anteriores del equipo, es de esperar que lo recuperen en cualquier momento.

Como James no va a poder estar en dos sitios a la vez (creo, habrá que verlo), Lue tendrá que elegir dónde utiliza su carta más alta y dónde emplea una solución subóptima. Quizá dé por perdido el enfrentamiento y 30 puntos por partido a Durant y se conforme con que uno de los Shumpert, Smith, Korver o Jefferson hagan lo suficiente para servir control de daños. También puede confiar en defender a Green (y lo que por propiedad transitiva supone, defender un poco -o un mucho- a Curry) con Thompson, que se mueve demasiado bien frente a los pequeñitos para el culo que tiene, o con Love, esperando que la magia de esa última jugada del último Final siga viva.

Luego estarían las ideas fuera de la caja: ¿se atrevería Lue a defender a Green con un pequeño, y retar a Golden State a que aprovechen el emparejamiento? Esta opción permite además -casi obliga a- que Cleveland juegue con un solo hombre alto, y si este es Kevin Love, pone en pista la opción nucelar, máxima artillería. El riesgo en cuanto a protección del aro y al emparejamiento con Green sería grande, pero los Cavs podrían estar haciendo llover canastas (triples) al otro lado, manteniendo a Curry y Durant relativamente ocupados.

O tomar la dirección contraria: poner a Durant con un jugador grande sabiendo que es posible que es eso, o coger a Curry en los cambios, y que así al menos KD no puede tirar por encima. Si los Warriors van a un Quinteto de la Muerte y los Cavs se mantienen grandes y abusones, algún interior va a tener que defender el perímetro, y será KD o Iguodala/Livingston.

Lo cierto es que esa pareja DurantGreen y su versatilidad para moverse hacia arriba una posición es sin duda el emparejamiento más desfavorable tal y como está construida la plantilla de Cleveland, y lo que puede permitir que los Warriors dicten a qué se juega. Que Lue dé con la tecla adecuada durante la serie es fundamental para los Cavs.

Love NO es «el de Minnesota«

Tras estar fuera por lesión hace un par de años, y quedar groggy en una serie en la que los guionistas iban escribiendo un papel cada vez más pequeño para él, esta parece la primera oportunidad de que Love sea importante en Los Finales de cabo a rabo. Llega sano, en forma, y más integrado que nunca. Lidera al equipo en triples anotados, los primeros cuartos son suyos, ha recuperado la voracidad en el rebote (sobre todo el propio, que es cuando está cerca de la canasta) e incluso ha vuelto el outlet pass, el contraataque sin que el balón toque el suelo que era marca de la casa en los Wolves.

Lil’ Kev Sr. en estos Playoffs ha sido el de Minnesota, sólo hay que tener en cuenta que aquí él no corta el pastel, se lo encuentra ya en el plato. La cuestión es si puede mantenerlo frente a unos Warriors que van a atacar su defensa y quizá le reten en ataque.

Empezamos por esto último: los Warriors no se pueden permitir que su emparejamiento natural, Green, quede en el ostracismo del lado débil, despegado de la jugada en defensa. Love podría no tirar una sola vez en toda la serie, pero si sólo con su amenaza lograra despegar a Green de la pintura, su concurso sería de sobresaliente y los Cavs estarían más cerca del anillo. Por tanto es de esperar que Golden State le defienda o bien con un jugador más pequeño o bien ponga a Draymond a arriesgar mucho jugando a medio camino entre la ayuda y la recuperación. Love tiene que hacer pagar a los Warriors las dos cosas: yendo a poner bloqueos y posteando en el primer caso, y abriendo el campo y embocando triples en el segundo. Tiene un emparejamiento favorable o la posibilidad de anular al candidato número uno a Jugador Defensivo del Año: la oportunidad la pintan calva.

También es verdad que ni siquiera sus momentos menos inspirados en ataque han sido la razón que le ha costado chupar banquillo frente a Warriors. Es su defensa, inteligente y voluntariosa, pero lenta, la que le ha hecho perder minutos en un enfrentamiento en el que la receta es el cambio, y la capacidad para mover los pies y llegar rápido a los sitios resulta fundamental. Además, la transición ofensiva de los Warriors pone un montón de presión sobre los hombres altos rivales para volver a defender lo antes posible, y el posicionamiento de Love en ataque es de todo menos convencional. Hacer que Love juegue en el perímetro, pero por la zona de la bombilla puede ayudar a los Cavs a mantener el balance en defensa, pero si lo aparcan en una esquina, el efecto puede ser el contrario. Cuando Golden State pone el turbo, puede caer un tiro antes de que a Love le haya dado tiempo a cruzar la línea de medio campo.

Aún así, los Cavs no tienen muchas más alternativas. Frye debería volver a la rotación porque puede estar en pista siempre que los Warriors tengan un pívot (aquí nadie tira triples como en Boston), aunque tiene el mismo problema o peor si toca cambiar, y los Cavs se van a ver obligados a jugar con LeBron de 4 y hasta de 5, pero el resto del contador hasta los 96 minutos por partido lo llenarán Thompson y él. En el quinteto titular hay un lugar para esconderlo (Pachulia), y en los de la Muerte siempre puede intentar ocuparse del exterior menos tirador, pero a cambio limpio (adoro la analogía que se ha marcado Kevin O’Connor en The Ringer: es como ir pasando hasta seleccionar un jugador en la pantalla inicial de un vídeojuego), pueden acabar poniéndole en la acción casi siempre que quieran.

Por tanto, para que los Cavs ganen, Love no tiene que ser el de Minnesota, sino el de la última jugada del pasado año: el que puede seguir el ritmo a Curry, recuperar a Green tras mostrarse en el bloqueo o no dejarse comer a merienda por los abusones de Pachulia y West.

Las pérdidas

Los Warriors tienen dos puntos débiles que no son un secreto: uno de ellos, las pérdidas. A veces por preciosismo, otras porque es el precio a pagar cuando quieres que la bola vuele libre, Golden State pierde muchos balones, y cuando se disparan los errores, pueden entrar en un círculo vicioso del que es difícil salir: pérdida con el balón vivo, canasta fácil a la contra del rival, vuelta a atacar ante una defensa bien colocada que lo tiene más fácil para provocar una nueva pérdida mientras la ansiedad va creciendo induciendo a más errorres. El caso más extremo de esta petición de principio baloncestística lo pudimos ver en el G4 de la serie entre los Wizards-Celtics, en el que Washington endosó un parcial de 26-0 a Boston en el que las pérdidas fueron condición necesaria y suficiente.

Los Cavs no son un equipo al que podamos considerar especialista en forzar pérdidas si miramos a los números, y el nivel de atención que suelen requerir todos los miembros de los Warriors hace más difícil arriesgar en la líneas de pase y jugar lejos de tu par, pero es una estrategia que los Cavs quizá deben considerar, sobre todo si en algún partido necesitan ganar terreno. Golden State también sabe ganar cuando pierde 20 balones, pero en una hipotética victoria de los Cavaliers es fácil imaginar algún partido desequilibrado por esta causa.

Los rebotes ofensivos

El otro talón de Aquiles de Golden State es el rebote: sólo los Knicks permitieron un porcentaje mayor de segundas oportunidades que ellos durante la temporada regular, y la aparente mejora en Playoff frente a Blazers y Jazz quedó en descrédito después del bajón en los tableros frente a los Spurs.

Y aquí los Cavs sí que pueden ser una amenaza, con dos de los mejores reboteadores ofensivos de la NBA, y una tercera bestia, si la ocasión lo requiere, en sus filas. Los números como equipo no impresionan, porque en la práctica sólo cuentan con el buen hacer de Thompson por jugar Love tan lejos del aro (y no tener ningún otro reboteador en el banquillo), pero el potencial de este equipo para usarlo como arma contra los Warriors, al igual que acaba de hacer San Antonio, es enorme, sobre todo como posible antídoto a los quintetos más pequeños de los Warriors.

Ya lo han usado en pasadas temporadas en Los Finales (de hecho Tristan debe gran parte de su reputación a las eliminatorias contra los Warriors, que le han hecho internacional -por Canáda-) y al igual que como con la pérdidas, porcentajes de capturas de dibujos animados (por encima del 35%) obligarían a los Warriors a jugar casi perfecto en ataque.

Aunque como ya comentamos el reverso tenebroso es cubrirse las espaldas de las contras de los Warriors: cada vez que vayan a por el rebote, sobre todo si mandan dos hombres altos, y vuelvan de vacío, están jugando con fuego. Como en tantas otras cosas, el resquicio existe pero es tan estrecho como el margen de error.

Si buscan a Curry… y lo encuentran

Una de las estrategias que más rédito dio a los Cavs el pasado año fue atacar sin piedad la defensa de Curry, tratando de ponerle en toda acción defensiva posible, y utilizando la alegría de los Warriors para cambiar, en contra de ellos mismos. Este año volverán intentar subir a Curry al estrado una y otra vez, pero quizá no lo tengan tan fácil.

La llegada de Durant ha liberado de carga ofensiva a Klay Thompson y es de esperar que aprovechen en defensa esa energía no utilizada, y eso supondría que Thompson se emparejaría con Irving todo lo posible, lo que complica un poco la estrategia de Cleveland. El éxito de los escoltas de los Cavs librándose de Curry lejos del balón para pasárselo a otro y/o bloqueando para LeBron e Irving puede ser otra de las claves de esta eliminatoria. Empezando por Smith, acabando por el que surja, el papel de todos los exteriores de los Cavs en estos Playoffs ha sido muy secundario detrás del Big Three, pero si Cleveland tiene necesidad de involucrar a Curry, el foco recae sobre ellos, y con tareas inesperadas además, como la de ejercer de continuador en el p’n’r.

El estado físico del base parece también mucho mejor este año, lo que haría más difícil la tarea, pero a estas alturas es indudable que el enfrentamiento con Cleveland y LeBron le frustra (más allá de lo deportivo incluso) y hasta que no se saque la espinita que tiene con este equipo puede estar errático. Si James huele sangre, los Cavs removerán cielo y tierra para encontrarle y atacarle, incluso aunque suponga tener que tirar de quintetos poco convencionales.

Meterlo todo

Al final, hasta una serie larga de 7 partidos es demasiado corta para no sentir el efecto de la caprichosa marea del acierto. Si la, llamémosle suerte, llamémosle aleatoriedad, sonríe a los Cavs o da la espalda a los Warriors en los momentos más delicados, volverán a imponerse.

Y lo cierto es que este año es Cleveland la franquicia que depende más de la bendición de las musas: las tornas han cambiado y ahora ellos viven más del triple que Golden State, por lo que de ser cierto el dicho (dúdolo yo), también podrían morir por él.

Salvo Tristan Thompson, todos los jugadores de la rotación de los Cavs tiran de tres, y como ya hemos comentado el acierto en estos Playoffs del equipo está siendo impresionante (quizá demasiado) y la reputación de algunos de ellos (Korver, Frye, diría que Smith, y tal vez Deron Williams) hará que incluso aunque entren en una mala racha, no varíe el respeto de la defensa rival. Es posible que Shumpert, el mejor defensor del grupo, sea el único que vería como abandonan su marca si de repente los tiros no empiezan a entrar.

Desde el punto de vista del concepto de la gravedad, los secundarios de Cleveland son mucho más peligrosos. Quizá puedas esconder un jugador en defensa en ellos, pero nunca podrás ignorarlos, algo de lo que Golden State saca réditos en forma de pérdidas rivales y caos. Si castigan a base de triples los riesgos mal calculados de los Warriors o les agrandan la penitencia de no poder cerrar su rebote, las estrellas de Cleveland lo agradecerán.

No hay arma secreta

La NBA es una liga de copiotas, y el éxito de la pareja de baile y pick’n’roll JamesIrving, ha sido replicado por todo el país, con mucho menos éxito, por supuesto. ¿Quién no lo ha hecho aún pese a que el límite teórico parece no existir para ellos? Exacto.

Golden State apenas ha usado a Curry y Durant bloqueando directamente el uno para el otro, pese a que llevamos todo el año esperando que ocurra.  Cuando pasaban los partidos y no lo veíamos, imaginábamos a Kerr y compañía protegiendo la unión como al Santo Grial, esperando a utilizarlo en Playoffs ante un enemigo que no conoce lo que se le viene encima. Las eliminatorias por el título llegaron, los Warriors están inmaculados, y siguen sin utilizarlo ni necesitarlo. ¿Será en Los Finales? ¿Lo estarán guardando para el último gran desafío?

Sinceramente, no creo que cuenten con ello. Ya no por la falta de rodaje y química, que aunque existiría, lo considero una cuestión menor. La verdadera razón por la que creo que no lo veremos tiene que ver con el rival: el pick’n’roll 1-3 significa hacer el trabajo sucio a LeBron y entregarle a Curry en bandeja de plata. James podría defender uno contra uno a Steph sin desequilibrar nada para lograrlo, una situación que es de las más halagüeñas que Cleveland puede esperar de esta eliminatoria. Y si lo invierten, Curry tiene que bloquear a LeBron, lo que además del desgaste físico y pupa que supondría, puede convertir la estrategia en inútil si James chafa la pantalla una y otra vez. Forzar un emparejamiento DurantIrving con un cambio de vez en cuando es la única ventaja clara que Golden State obtendría, y tienen maneras de encontrar el mismo desequilibrio, u otro parecido con mucho menos dolor y más confusión para Cleveland. Súmale esa verdad incómoda que no recuerdo dónde he leído o escuchado esta semana, que dice que a Durant no le gusta demasiado bloquear para nadie y el arma secreta de los Warriors se convierte en un cuchillo de mantequilla.

Ni ante Cleveland ni ante San Antonio (Green y Leonard cambiarían sin mucho perjuicio) es lo más amenazante que pueden hacer. Quizá por eso no lo hemos visto.

Green se divierte otra vez con unas pelotas que no son las suyas

Lo estabais esperando.

Los Warriors sufren una baja muy sensible

Sin meternos en hipotéticas lesiones futuras, que por supuesto pueden dar un vuelco a una serie, o incógnitas presentes (¿Iguodala?) los Warriors tienen ahora mismo una baja muy importante: la de su entrenador Steve Kerr. Hablaba en El Reverso Gonzalo Vázquez en una magnífica edición dedicada a su figura de lo misterioso que resulta que un coche autónomo como pueden ser los Warriors, eche de menos a su conductor.

El problema no está en cuando el coche va por la carretera haciendo lo que ya tiene programado: ahí funciona el piloto automático. Lo peligroso va a ser cuando el coche cruce, por ejemplo, el Canal de la Mancha, y se encuentre de repente en Inglaterra conduciendo por la izquierda (que por cierto, ¿dónde se hace el cambio de carril? ¿En medio del túnel? ¿En la parte proporcional de lo que ha pagado cada uno? ¿en el extremo francés? ¿en el del Brexit? Por curiosidad me habéis hecho buscarlo, y resulta que tú dejas el coche en un tren y te lo llevan ellos. Pues vaya). Se puede dar ese caso, en el que sea imperiosamente necesario que el conductor tome el control, y ahí tal vez le echen de menos.

En el único reto grande que han tenido en Playoffs, ese ya clásico G1 de los WCF, Mike Brown entró en pánico, utilizando quintetos mierder inéditos que hacían difícil lo fácil: jugar pequeño sin tiro ni velocidad y encima, por supuesto, palmando en el rebote y las distancias cortas. Lo peor de ambos mundos. Lo cierto es que en el resto de partidos no se le puede poner ni un pero, y tuvo decisiones incluso brillantes: dejar en pista a Curry y Green el G3 con problemas de faltas o dar carrete a un McCaw que pinta más necesario que McGee en esta serie. Pero todo fue con viento a favor y jugando con dinero de la casa.

Ver a los Warriors favoritos en el global es compatible (y creo que muchos lo esperamos así) con que más de un partido sea a cara de perro. Y Kerr no es perfecto (a cojón visto, el G7 del año pasado tiene borrones), pero es más fácil confiar en él.

Atención, atención

No es casualidad ni culpa de Isaiah Thomas que los Celtics robaran un partido a los Cavs y estuvieran mucho más cerca de ellos sin su base estrella que con él. Tampoco salió de la nada el éxito frente a los Raptors de DeRozan o que no pudieran recortar terreno a los Pacers en los minutos sin Paul George en pista. Los Cavaliers defienden mucho mejor lo individual que lo colectivo (como casi todos los equipos, tampoco es mucha novedad) y su sufrimiento en la retaguardia es proporcional al número de cortes y bloqueos indirectos que el equipo rival emplee. Es por lo que la primer gran victoria de los Cavs en estos Playoffs fue no cruzarse con Miami en una primera ronda que estoy seguro que les habría hecho gastar muchas más energías de lo esperado.

Los Warriors son un equipo con mucho más movimiento en el lado débil del que parece, y no es fácil fijarse por el magnetismo que tienen sus conductores de balón. Los Cavs, que no estarán de miranda, no pueden vencer sin prestar la máxima atención también a aquellos con los que parece que no va la jugada. Será necesario que derrochen tanto esfuerzo o más sobre ellos: no estará permitido quedarse mirando el balón, dejar la puerta de atrás abierta y morir en el primer bloqueo que te encuentres. Especialmente importante en esto será un jugador reincidente en este tipo de ofensas: Kyrie Irving.

Y lo será no sólo por sospechoso habitual, sino porque este año Curry juega más sin balón. Además de que la llegada de Durant haya movido el foco en unas cuantas posesiones por partido, quizá pensando en este enfrentamiento como juego final, los Warriors llevan toda la temporada tratando de encontrar la versión más libre de su base, y una de las maneras en la que lo hacen es separándole del bote. Y no será igual dos veces: Steph puede recibir en el lado débil tras recorrer un laberinto de bloqueos que esconde algún minotauro haciendo pantallas ilegales, o sólo unos segundos después de soltar el balón en un bloqueo y continuación, en lo que tarda en esprintar y salir de un rizo en el poste bajo como si fuera un ejercicio de agilidad de la Combine.

Los Cavs han ido afianzando durante los Playoffs una defensa que acabó mal la temporada y tardó una (corta) serie de Playoffs en afinar, y en los últimos partidos contra Boston se han visto sus peores vicios. Han estado muy bien cambiando o doblando en el dos contra uno sobre el balón, pero el nivel de comunicación necesario para hacerlo también lejos de él es mucho mayor, y esas tuberías han soltado agua. Sin fontanería haría falta el milagro.

Nadie creía en nosotros

Empecemos dejando claro que el factor «Nadie cree en nosotros» no funciona casi nunca. Si fuera tan sencillo como eso, no estaríamos tripitiendo la final que llevamos meses considerando inevitable o el Real Madrid no tendría 12 Copas de Europa (contragafe detectado, el que tengo aquí colgado).

El caso es que este año se junta el hecho de que son demasiado buenos (¡los vigentes campeones!) y a la vez no son favoritos para casi nadie, y que con el parón de una semana y mucha página (papel y web) que rellenar han sido preguntados y azuzados por ello una otra y otra vez.

Parten con la motivación del que se ve menoscabado y la única presión que llevarán encima es la que ellos quieran ponerse. Son el equipo que ha anidado en el corazón de aficionados de diversa tipología: los ‘abogados de causas pobres‘, los ‘calladores de bocas‘ o los ‘odiadores eternos al baloncesto moderno‘ son de los Cavs.

Y hay un equipo que tiene muy reciente el uso de este efecto contra los Warriors: el primer partido de la Temporada Regular y el primero de las WCF (hasta que Pachu… Kawhi Leonard se lesiona) de los Spurs tuvieron un poquito de la magia del contestatarismo que bien haría Cleveland en aprovechar.

Lo que sucedió entonces te sorprenderá

Después de plantear una gran cantidad de escenarios, nos dejamos fuera el que complementa todo lo anterior: quizá ocurra lo inesperado.

La historia de los Playoffs está llena de nombres que cambiaron una serie o un partido contra todo pronóstico, para vivir en la Historia. Quizá nos esté esperando un partido mágico en Cleveland de 28 puntosy 7 triples con impoluta defensa de Iman Shumpert, al igual que Leon Powe reventó a los Lakers en un cuarto de hora 2008. O Richard Jefferson quizá se está guardando para acabar con las esperanzas de anillo de Durant como hizo un Mike Miller siempre lesionado menos aquel día de 2012.

Apenas han pasado dos años desde que Deron Williams metió 35 puntos en un partido de Playoffs, y el mejor jugador (en porcentaje) desde la línea de triple esta temporada (Korver) está siendo uno de los peores tiradores del equipo: su regresión a la media le llevaría hacia arriba. O quizá alguna de las estrellas factura una de las actuaciones más inolvidables del deporte y ganan por lo más alto.

Hay infinitas maneras por las que podría suceder esto y lo contrario. Lo bueno es que si has llegado hasta aquí ya te quedarán unos… 10 minutillos menos para el desenlace.

El Podcast Desde El Sofá: Ep. 69 – De training camp

Vuelve El Podcast Desde El Sofá y volvemos a nuestro training camp particular hablando de la nuestra pretemporada, la visita de Celtics a Madrid, Tristan Thompson…y ya que no hay NBA, pues hablamos de NFL oye!

Puedes también oirnos en iTunes,en iVoox,en nuestro canal de YouTube y en Radio4G, en su canal Radio4GUSA. También puedes preguntarnos lo que quieras en nuestro Ask.

PO Desde El Sofá (XXII): Fue bonito…

DeMarre Carroll

Estamos en tiempo de playoffs y como es ya habitual en La Crónica Desde El Sofá cada día tendréis una pequeña crónica de lo que hemos visto la noche anterior (o probablemente durante el día tranquilamente) y al final, el Sofi diario…

Vamos directamente al momento clave de todo esto:

Independientemente de que el partido ya estaba algo decantado para Cavaliers, este momento a falta de 5 minutos es clave para la serie. A esta ahora aún no sabemos qué tiene DeMarre Carroll, si es algo leve o si es algo más fuerte, pero siendo una cosa u otra, con esto se acaban casi todas las posibilidades de Hawks de pasar a The Finals. A no ser que Budenholzer se saque algo de debajo de la manga que nadie ve…

Vamos al partido, el cual casi podríamos llamarlo The JR Game, ya que el ex-Knicks se cascó una serie de triples brutales y fue realmente el desencadenante de la ventaja tremenda que cogió Cavs para digamos sentenciar el partido, aunque también fue el que durante la primera parte, cuando LeBron aún no se había puesto el disfraz de jugador interior, mantuvo a Cleveland en el partido. En esa primera parte, vimos a unos Hawks que se parecían mucho a los de temporada regular, con Jeff Teague muy enchufado y la defensa haciendo que el ataque de Cavs fuera más que desordenado.

Thompson cogía todo rebote habido y por haber en ataque, decisiones extrañas de los árbitros y de nuevo JR Smith desquiciaron a Hawks en el 3Q para coger ya una ventaja, que junto a la falta de acierto de Atlanta y el momento de psicosis con la lesión de Carroll, hizo que el equipo de Blatt cogiera una ventaja que, aunque gracias a Bazemore disminuyó, ya fue definitiva para que Cleveland gane el factor cancha en estas finales de conferencia.

Una pena lo de Carroll, una gran pena si se confirma, porque como se vio en el partido, James está más que cómodo con la defensa de Millsap, sobre todo cuando lo saca fuera del todo y a partir de ahí lo ataca, simplemente no puede a no ser que haya muchas ayudas y mucha concentración del resto del equipo.

Fue bonito mientras duró…

Sofi del Día

Mike Muscala tiene un tatuaje de Mario Bros!!!!!!!

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Viva la PEPE: Cleveland Cavaliers (2) vs. Boston Celtics (7)

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Este año repasamos las 4 eliminatorias de Playoffs en el Este en nuestra primera Previa Épica de los Playoffs en el Este. Si te has perdido alguna, puedes encontrarlas todas aquí.

Cómo han llegado los Cavs

Tras juntar en verano a LeBron James, Kevin Love y Kyrie Irving, el cielo parecía el límite. Había dudas sobre la defensa y la durabilidad de su único pívot, Anderson Varejao, pero el ataque pintaba tan potente que una pequeña debilidad no podía importar.

Avance rápido a mediados de enero: Kevin Love no se integra, LeBron se ha tenido que coger dos semanas de vacaciones en medio de la temporada, Varejao está lesionado para lo que queda de año, David Blatt no se apaña en la NBA, sólo hay cuatro equipos en toda la NBA con peor defensa, y son sextos en el Este con más partidos perdidos que ganados. Los Cleveland Cavaliers son carne de meme y mofa.

Pero entonces llegaría el punto de inflexión: LeBron vuelve de descanso, y cambian a Dion Waiters y elecciones de Draft por Timofey Mozgov, JR Smith e Iman Shumpert. Desde el día del regreso de James, los Cavs son el segundo mejor equipo de la NBA (sólo por detrás de los Warriors), cimentados sobre el mejor ataque de la NBA, y una defensa, ya, por lo menos, correcta.

Cómo han llegado los Celtics

Tras ganar solamente 25 partidos, sin dólares que gastar en verano y con Rajon Rondo y Jeff Green, sus mejores jugadores sobre el papel, en último año de contrato, pintaban bastos para Boston, que no habían logrado forjar una identidad en la primera temporada de Brad Stevens.

Entonces, empieza el baloncesto, y nos encontramos un equipo diferente a lo esperado: salían a correr, había más movimiento de balón, y tenían el gatillo más suelto para tirar desde el triple. Jugaban duro, luchaban, competían. Eran un placer de ver, uno de los equipos más divertidos del Este.

Eso sí, seguían sin ganar partidos, muchas veces, viendo como se le escapaban importantes ventajas que obtenían en sus momentos lúcidos. El 12 de enero, día que traspasaban a Green, después de haberse deshecho de Rondo, el registro era de 12-23. Pero eso en el Este significa estar a 3 victorias de los Playoffs. Y un poco después, ademá,s empezaron a ganar.

Los Celtics han sido uno de los mejores equipos desde el All-Star, con un jugador con chispa anotadora como Isaiah Thomas por fin entre sus filas. Hay quien habla de sorpresa o de milagro, pero tal y como habían estado jugando todo el año, entendiendo que las pérdidas de Rondo y Green no son para tanto, y que en el Este no necesitas ganar más partidos de los que pierdes para entrar en Playoffs… lo es menos.

Rotación de Cleveland

Desde que remodelaron la plantilla en enero, Blatt está jugando con una rotación de 8 hombres, con un quinteto inamovible formado por Irving, Smith, James, Love y Mozgov, con Tristan ThompsonShumpert y Matthew Dellavedova como únicos jugadores con minutos importantes desde el banquillo.

El grupo de veteranos que forman James JonesShawn Marion, Kendrick Perkins y Mike Miller han visto reducir tanto su papel, que su contribución apunta a mínima durante los Playoffs, y Joe Harris, el novato que llegó a ser titular a principio de la temporada, ha pasado a tener un rol directamente marginal. El tiro de Jones es la característica más aprovechada por Blatt, y es el mayor candidato a recibir minutos de todos ellos.

El salseo en el reparto de minutos está en los puestos interiores: dos para tres jugadores. Aunque Mozgov sea el titular, Thompson juega más minutos, y suele adelantar al ruso también en los momentos decisivos de partidos igualados. Blatt usa casi siempre a dos de ellos en pista, es decir, James apenas está jugando de ala-pívot, pero cuando lo hace, suele ser con Thompson como cinco, nunca con Love. Si destapara en Playoffs un quinteto con cinco tiradores, con LeBron y Kevin como juego interior, estaríamos viendo algo prácticamente inédito.

Otro detalle importante: Blatt escala los cambios para que Irving o LeBron estén siempre en pista, sustituyendo a LeBron por Shumpert en los cuartos impares para que este vuelva al principio de los pares con los no titulares (DellavedovaThompson y el propio Shumpert).

Rotación de Boston

Los Celtics son seguramente el equipo con la rotación menos definida de cualquier equipo de Playoffs. 10 jugadores deberían ser parte importante, y eso sin contar las últimas apariciones de Gigi Datome, y el hecho de que a un equipo que mira al futuro, quizá les interesa foguear un poco a James Young. Con un entrenador protagonista y valiente como Stevens, cualquier cosa es posible.

Desde el All-Star, momento en el que Jared Sullinger dejó de jugar, el quinteto titular lo forman, si están sanos, Marcus Smart, Avery Bradley, Evan Turner, Brandon Bass y Tyler Zeller, pero sólo Bradley llega a los 30 minutos por partido esta temporada.

Isaiah Thomas es el sexto hombre en el sentido más clásico de la palabra y juega poco menos que los exteriores titulares, y Jae Crowder el hombre para todo, que igual sirve para cubrir necesarios minutos de alero en una plantilla partida por la mitad, que para hacer al equipo más pequeño jugando de 4, algo que sucede en una buena cantidad de minutos. Además, ambos han desarrollado algo de química en el dos-contra-dos, y se han convertido en habituales para cerrar los partidos, cuando Stevens no duda en aprovechar las oportunidades para hacer cambios ataque/defensa y sacar todo el jugo a su plantilla.

A los minutos de Crowder y el juego interior titular por dentro, hay que sumarles los de Kelly Olynyk y Jonas Jerebko, que además compiten por un mismo papel, el de hombre alto raza blanca tirador. Por si fuera poca competencia, además, la vuelta de un Sullinger que en principio estaba fuera para el resto de la temporada, contribuye en el atasco. Será interesante ver si en Playoffs los Celtics siguen la política de repartir los minutos más o menos equitativamente, o maximizan los minutos de los mejores jugadores en el contexto del enfrentamiento.

Los Cavs en ataque

El éxito del excelente ataque de los Cavs reside en su talento individual. Cuentan con tres jugadores que pueden anotar cerca y lejos de la canasta, con poca ayuda y sin importar mucho a quien tengan delante. Además, tienen dos piezas complementarias como son Smith y Mozgov, que tienen habilidades (el tiro del primero, la habilidad para continuar hacia canasta del segundo) que obligan a las defensas a respetarles, y a mantener un espaciado impecable.

Ningún equipo en la Liga utiliza más el aclarado, y es habitual ver también a sus estrellas sacar petróleo de un bloqueo y continuación o del juego al poste bajo. Es increíble la cantidad de veces que salen con canastas de jugadas como esta o esta o esta otra o muchas más sin prácticamente esfuerzo colectivo. Este equipo no necesita un libro de jugadas tan grande como el de otros, pero lo tienen. Más pequeño de lo que a Blatt le gustaría, pero más grande de lo que los haters creen.

Esto es lo que los rivales ven en un simple bloqueo y continuación lateral, James cuesta abajo contra tu 2.16 con Smith, Irving y Love abiertos, sabiendo que si osas ayudar, LeBron no dudará en encontrarlos, y Mozgov continuando hacia el aro, preparado para coger el alley oop si se lo tiran. Por si fuera poco, defiendes con uno menos.

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En este caso, Chandler frena a LeBron en mitad de la zona, Nowiztki se desplaza lateralmente para negarle el aro a Mozgov… pero se lo regala a Love que corta desde la esquina. Mate. 2 puntos.

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Cuando el bloqueo lo hacen Irving y James te encuentras en una situación igual o peor, ¿con quién ayudas la penetración de Kyrie?

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¿En qué cosas fijarnos en el ataque de los Cavs además de lo obvio e improvisado? Cuando el pívot rival es intimidatorio en defensa, al principio del partido comienzan moviendo el balón a través de Mozgov un poco más, haciéndole subir al poste alto y dándole a sus compañeros opción de pase o de bloqueo y continuación.

Quizá pueda parecer que utilizan demasiado en ataque a Mozgov, siendo el jugador con menos capacidad del quinteto, pero el problema es que si no lo implicas en la acción, corres el riesgo de que sí se convierta en un problema para tu espaciado, por lo que los Cavs le buscan cada poco, para recordar a las defensas que no puedes olvidarte de él.

Utilizan mucho los dobles bloqueos, tanto los escalonados como directos. Estos últimos les son muy útiles en bloqueos laterales en los que uno de los bloqueadores es Love y sirven para hacer más difícil la decisión a la defensa, y dar opción de bote al base cuando Kevin caiga al tiro de tres. Splitter tiene que decidir aquí si se queda a detener la penetración de Irving o presta atención a Love.cavs_blo

Lo hacen muchas veces con un jugador de perímetro que llega un poco después, así su defensor llega tarde a la jugada y sin tener muy claro qué hacer.

  • Pese a que durante gran parte de la temporada Kevin Love ha servido simplemente para estar escondido en la esquina, y dar más espacio y oxígeno al ataque de Cleveland, poco a poco le han ido haciendo más partícipe del juego, y utilizando una de sus mejores cualidades, la de pasador.
  • Cleveland es devastador cuando juntan a Irving, Love y James en la misma opción, y una de las jugadas más espectaculares viene cuando tras un bloqueo y continuación de los dos exteriores en un ala, el balón llega a Kevin, que está abierto como tirador en el otro ala, y suelta un pase instantáneo a LeBron cortando.

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Y con Dellavedova en pista el equipo desempolva alguna de las jugadas de la Princeton Offense que a Blatt le hubiera encantado instalar… pero que no ha podido.

Los Cavs en defensa

Después de empezar el año defendiendo como Miami, con hombres altos agresivos en el bloqueo directo, para atrapar al conductor del balón, el fracaso absoluto del esquema hizo que los Cavs se movieran a un sistema más conservador, negando los bloqueos y llevándoos a la banda, incluso antes de que llegara Mozgov, que ya hizo imprescindible este sistema.

El gigante ruso ya venía de sufrir en sus propias carnes un esquema de alta intensidad en Denver, y tuvo la suerte de que al llegar aquí se encontró algo para lo que está mucho más preparado.

La defensa de los Cavaliers de los bloqueos directos ha mejorado considerablemente, también porque Love no es un defensor tan terrible como su reputación indica. Es indiscutible que necesita jugar con un pívot que le ayude, y que necesita un sistema poco especulativo. Él no puede sostener una defensa ni ser un factor en toda la pista, pero defendiendo con otro al lado es inteligente para canalizar a los rivales a la zona adecuada, y aguantar con fuerza las continuaciones de los interiores. Ahora mismo no es una debilidad que los ataques rivales puedan explotar, salvo quizá, aquellos equipos con un exterior de élite con muy buen tiro.

La asignatura pendiente de los Cavs es prestar atención constante a lo que ocurre sin balón. Todos sus jugadores exteriores se toman jugadas de descanso en defensa, cuando no tienen una predisposición más bien dudosa hacia ella. Si te tomas tu tiempo pasando alrededor de la defensa de Cleveland, puedes sacar rédito.

Otra diferencia con Miami, y consecuencia directa del cambio de tono, es que los Cavaliers no fuerzan muchas pérdidas. No son un grupo intenso en defensa, y el cuerpo técnico les prefiere no arriesgando. Con Shumpert y Dellavedova en pista sí que tienen que andar con más cuidado los conductores de balón rivales.

Los Celtics en ataque

Boston es uno de los equipos que se ha sumado últimamente al carro del baloncesto fluido, dando libertad y espacio a sus jugadores en un sistema que más que jugadas concretas, pide de ellos que lean la defensa y la posición de sus compañeros, y reaccionen. Hay que decidir y moverse rápidos, ser solidario, y tener todo el tiro posible, para que el espacio haga las cosas más fáciles.

Una posesión normal de los Celtics puede encadenar bloqueos (directos e indirectos), pases a la mano e inversiones del lado del juego, hasta que se encuentran con un tiro o una oportunidad de atacar la zona. Habitualmente lo primero, porque Isaiah Thomas aparte, los exteriores del quinteto inicial son muy poco incisivos. En cuanto se abre la oportunidad de tirar de media o larga distancia, la toman, tanto tras pase, como tras bote: no tienen la paciencia de los grandes equipos de la Liga que predican el movimiento, pero también encuentran menos oportunidades.

Por ello quizá tenían problemas para cerrar partidos y mantener ventajas a principios de año, por la falta de un jugador que se metiera al corazón de la defensa y obligara al rival a que lo manden a la línea. Los mejores argumentos de este equipo para sacar faltas hasta la llegada de Thomas no podían ser menos ortodoxos: dependían de los tumbos de Bass y el manejo de balón al borde de la pérdida de Turner.

Los hombres altos juegan muy arriba, para lanzar con sus pases y pantallas a los exteriores hacia una zona lo más libre posible. Zeller y Bass no son especialmente buenos pasadores ni conductores, por lo que, a diferencia de otros interiores que reciben en el mismo codo de la zona, no manejan opciones como el pase preciso a un cortador, o atacar de frente con el bote a su defensor. Ellos están en constante movimiento, pendientes de qué bloqueo van a poner casi antes de entregar el balón, y de leer la defensa para saber si les conviene más continuar al aro (la especialidad de Zeller), o abrirse al tiro (la de Bass).

La funcionalidad de los interiores titulares en muchas posesiones queda recogida en la siguiente imagen: Bass recibe el pase tras poner un bloqueo directo a Turner que no lleva a nada, e inmediatamente busca la siguiente opción de ataque, pendiente de darle el balón a Smart en el momento y lugar más adecuado para poder molestar a Vasquez. Hansbrough cambia, dejando la opción de tiro abierto para Bass.

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Otro detalle que se puede ver en la anterior secuencia es como los exteriores de los Celtics intentan entrar al bloqueo con la mayor velocidad posible, aprovechando todo el espacio que da el campo para coger aceleración, sobre todo Smart y Bradley.

Turner es un jugador más metódico y sútil, y utiliza más el manejo de balón y el bote corto que la explosividad. Pese a que debería ser el alero del quinteto, funciona como el base de facto, porque es sin duda el mejor del quinteto en encontrar a sus compañeros. Pero pese a las llamativas estadísticas que de vez en cuando consigue, sigue siendo desesperante con su propia anotación. En la siguiente captura acaba de salir de un bloqueo directo de Zeller y sin poner a prueba la defensa (la ayuda de Chalmers de hecho, es un farol, recupera inmediatamente a Bradley), recoge el bote y tira de dos, fallando.

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Está pasando el balón más que nunca en su carrera, y tirando menos, y este tipo de jugadas cada vez son más infrecuentes. Entiendo que de vez en cuando tiene que tirar, porque le cuesta mucho llegar el aro y hay que mantener a las defensas preocupadas por al menos mostrar ayuda, como en el caso anterior, cuando se acerque a los codos de la zona. Pero cuando hay secuencias de dos o tres tiros de este tipo consecutivos, salvo que tenga el día de meterlos, la impresión que deja es muy mala.

Y no todo es culpa suya. Lo malo de la unidad titular de los Celtics es que pese a que hagan lo posible para estirarlo, el espacio no se puede inventar. Cuando el mejor tirador de tu quinteto es Avery Bradley, te vas a encontrar defensas así al ejecutar un bloqueo directo central.

bosmem1Los rivales no tienen miedo de poblar la pintura cuando los titulares de Boston atacan, y hacen muy difícil llegar al aro. Smart es mejor tirador de lo que parecía, pero no llega a lo que necesita una unidad con déficit, y sus hombres altos pueden tirar de media distancia, algo que algunas defensas están inclusos dispuestas a conceder, pero no de 3.

Trabajando con las unidades con mejor espaciado, Thomas ha sido fantástico en Boston, como en el resto de su carrera, en realidad. Puede llegar hasta el aro siempre que quiera pese a su tamaño, y tampoco le puedes dejar que se ponga cómodo desde el triple.

Casi no necesita ni bloqueos, es un maestro dividiendo la defensa o yendo de costa a costa en un abrir y cerrar los ojos. Pero aún así los Celtics hacen algún esfuerzo por liberarle aún más, como esta jugada en la que le dan una vuelta de tuerca al motion loop.

Los Celtics comienzan con dos jugadores apilados al lado derecho del ataque, y otro al izquierdo, Thomas con el balón en un ala, y Crowder en lo alto de la bombilla. Isaiah se la pasa a Crowder, y se dispone a girar de lado a lado de la pista (1), pasando por los dos bloqueos del lado débil (2). La novedad de la jugada en comparación con otras versiones aparece justo en ese momento, cuando Bradley, después de bloquear a Thomas, vuelve a bloquear a Jerebko, que va del poste medio izquierdo al alto derecho a poner el tercer bloqueo a Isaiah en ese lado, este ya directo porque ya tiene el balón (3). Así, Pizza Guy enfila la zona de Toronto sin que nadie pueda llegar a ayudar.

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Este tipo de jugadas también funcionan porque al contrario de lo que vimos antes, con Jerebko, Crowder y Olynyk, la pista sí está abierta. La atención que los rivales tienen que prestar al tiro actúa como un Vicks VapoRub en la zona, limpiándola de incómodos rivales. La mejor versión en ataque de los Celtics aparece cuando tiene múltiples tiradores en diferentes posiciones.

Otra cosa que en la que están funcionando muy bien los quintetos de Crowder y Jerebko concretamente: el rebote ofensivo. Están limitados con sus rivales habituales en altura y peso, pero lo suplen con esfuerzo y habiendo creado un pequeño tag-team en el que Jonas lucha por palmea los rebotes hacia fuera, si es en las inmediaciones de Jae mejor, y este hace el resto.

Por último, una parte clave del ataque de los Celtics, es la brillantez de Stevens con la pizarra. Sus jugadas tras tiempo muerto o en los finales de los partidos están siendo muy interesantes, y momentos como el tiempo muerto, más cambio de jugada como el que le dio la victoria al equipo frente a Toronto el otro día ya son pequeños clásicos de esta Liga. Os dejamos con un vídeo muy reciente repasando muchas de ellas.

Los Celtics en defensa

Pese a que gran parte de la historia durante todo el año ha sido que los Celtics no tenían ni un protector del aro, y por tanto, no podían defenderse, desde el All-Star son la 8ª mejor defensa de la Liga por índice y durante el resto de la temporada un equipo del montón, no un desastre.

Cierto es que los Celtics no tienen a nadie que intimide a los rivales, y que si les ganan la zona están condenados, pero Boston pone de su parte para que eso no suceda con una excelente defensa exterior. Capitaneada por Avery Bradley y Marcus Smart, más Jae Crowder desde el banquillo, y Evan Turner que a veces tiene ventaja de tamaño contra el atacante más flojo rival, los Celtics ponen una gran cantidad de presión en los exteriores rivales, forzando pérdidas.

Pasan los bloqueos por delante, niegan pases a la mano y hacen un grandísimo esfuerzo de desgaste para que los rivales prefieran no adentrarse en la zona.

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Como todos ellos pueden defender varias posiciones Stevens va cambiando las asignaciones. Aún cuando Smart y Bradley son dos perros de presa, al entrenador le gusta colocar al jugador más grande que tenga en el base, y no es difícil ver a Turner o Crowder defendiendo al 1 rival. Y a veces los emparejamientos se resuelven solos: cuando encajan una contra por ejemplo, se quedan con el hombre más cercano.

Por ejemplo, los Celtics vienen de defender una posesión a media pista con Bradley en Dragic, Thomas en Chandler, Crowder en Deng, y Turner en Ennis. Tras un tiro fallado de Bass, Miami monta una contra, y los Celtics se defienden cambiando las cuatro asignaciones de una jugada a otra. Por eso son uno de los mejores equipos de la Liga defendiendo a la contra.

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El único problema que tienen es que el exceso de celo al ayudar les hace conceder triples desde las esquinas. Aquí los cinco Celtics tienen un pie en la pintura o casi, y sí, efectivamente logran contener la penetración de Dragic, pero han dejado a tres tiradores solos, y Ennis, en la parte baja de la imagen, meterá un triple bastante cómodo.

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Las tramas

  • LeBron vs. Celtics Esta será la quinta vez que LeBron se cruce con Boston en Playoffs y la que rompa el empate. Aunque el equipo en la pista sea muy diferente, todos los seguidores de Boston y el propio James tienen presente la rivalidad.
  • Kyrie Irving vs. Isaiah Thomas Aunque estén en dos universos diferentes en cuanto a estatus, desde que en algún partido clandestino el año pasado sacaron este gráfico…
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  • Desflore generalizado: Primera serie de Playoffs de, esperemos muchas, para Love, Irving, Thomas y Smart. Cuatro jugadores que son un placer para el aficionado.
  • Los pívots vuelven Zeller regresa al equipo que en verano prácticamente lo regaló. Y vuelve a Boston el Campeón de la NBA Kendrick Perkins, el primero en salir del equipazo de 2008, y el segundo en juntarse con LBJ en el lado oscuro (o claro, según por donde se mire).

El enfrentamiento

Los dos equipos llegan en racha, habiendo estado entre los mejores del Este en la segunda mitad, y con todos los jugadores importantes (salvo por Sullinger en Boston) en buenas condiciones.

Pese a su grandísimo final de temporada, tengo miedo de que los Celtics sean un equipo demasiado explotable si tienes tiempo para prepararte contra ellos, y elegir cuidadosamente a qué jugador atacar, o qué jugador no defender de su quinteto. Cuando estudias a los Celtics ves que en realidad, el tiro que parece que tienen es más que amenaza que realidad, que la pintura está bien defendida porque otra zona está despoblada, o que si tapas las oportunidades de pase, algunos jugadores tienen argumentos individuales muy pobres.

Probablemente veamos mucho y pronto a Jae Crowder e Isaiah Thomas. El primero es el mejor emparejamiento para tratar de detener a LeBron, y como el equipo necesite coger en anotación a los Cavaliers, el diminuto base va a ser muy necesario.

La profundidad de Boston durante la temporada regular no les servirá de tanto frente a Cleveland, ya que siempre tendrán que lidiar con Irving o LeBron en pista, pero mantener la rotación larga puede tener la ventaja de exigir un poco más físicamente a Cleveland.

No tengo duda de que van a jugar con garra y esfuerzo, pero es una eliminatoria muy complicada para ellos. Y por muy bueno que sea un entrenador, hay cosas contra las que poco se pueden planear. Los Cavaliers son simplemente demasiado buenos.

Avance de temporada 2013-2014: Cleveland Cavaliers

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Los Cavs de este año, con sus diferencias, parecen encontrarse en el mismo lugar que los Warriors de la temporada pasada. Una joven superestrella que puede anotar cuándo y desde donde quiera con alguna duda sobre su salud, un joven escudero que puede ser su pareja durante muchos años, un tweener novato y jugón para cubrir los huecos que haya en el puesto de 3 y 4 y un pívot (Cleveland tiene 2 en realidad) al que si le acompaña la salud, estará entre aquellos con más impacto en la Liga. Ah, claro y Jarrett Jack. Si David Lee fuera negro, canadiense y más joven, lo habríamos clavado.

Los Warriors llegaron a Playoffs el año pasado, y los Cavs esperan hacer lo mismo este en el Este. Pero para seguir los pasos de Golden State, tienen que salir bien unas cuantas cosas. Corregir una defensa que fue de las peores en la Liga el año pasado, ser más solidarios, encontrar más jugadores con recursos en ataque, y mantener la salud serán los principales deberes.

  • Radiografía de los Cavaliers

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    En la radiografía intentamos recoger una amplia información estadística de cómo funcionó cada equipo el año pasado, en ataque y en defensa, comparando en que percentil (porcentaje de equipos mejor/peor que ellos) se encuentran respecto al resto de la Liga.
  • God save Kyrie

El número de Irvingliebers ha crecido merecidamente este año, y ahora el australiano de nacimiento está en el radar de todo el mundo. Con el bombo en torno a su figura en máximos históricos en torno al All-Star, Curry le robó el protagonismo como anotador joven de moda gracias a los Playoffs y a los partidos que Kyrie se perdió, pero a estas alturas su nombre ya es conocido hasta para el espectador más ocasional.

La mayor preocupación con él es la salud. Contando su año en Duke, Irving se ha perdido al menos un 20% de los partidos en sus 3 años como profesional (sólo dos remunerados). Sus equipos han tratado los problemas con paciencia, y por eso quizá haya perdido más tiempo que en otros casos, y sus dolencias (rodilla, hombro, dedo del pie) parecen desconectadas, pero sigue siendo algo problemático que tener en cuenta.

Otra de las cosas que se le van a pedir, y Mike Brown no lo va a perdonar, es echar una mano en defensa. Con su ataque ya al dente, este es el aspecto del juego de Irving en el cual, una mejora, más ayudaría al equipo. Su protagonismo en ataque y su figura no le convertirán nunca en un seca-rivales, y a los Cavs les faltaba una segunda línea de intimidación detrás, pero al menos se le pedirá atención en las rotaciones e intención de dirigir a los rivales a posiciones menos cómodas.

Y también se espera algo más del Irving distribuidor este año. Está rodeado de mejores anotadores cada vez, y con un equipo con una mayor variedad de opciones, que involucre a más hombres en cada jugada de ataque, puede empezar a repartir la carga con el resto, y tratar de aprovechar su diabólico control del balón para ayudar también a sus compañeros, lo que le ayudará también a reducir las pérdidas.

Debe seguir siendo protagonista en ataque, porque la mejor manera de aprovechar su juego es dejarle anotar, no encorsetarlo con milongas sobre cómo debe jugar un base e historias de dirigir a sus compañeros, pero si ayuda a convertir a algunos de sus acompañantes en amenazas, también acabará ganando a la larga él, ya que cada vez será más difícil de planificar el cómo defenderle, y la manera de quitarle los espacios.

El año pasado en este mismo rincón ya contamos todo lo bueno, y ahora que todo el mundo le conoce, recordamos lo menos mejor como contraste. Pero nos sigue pareciendo un jugador excepcional y uno de nuestros favoritos en el League Pass. ¡Larga vida a Kyrie!

  • El escudero de lujo

Su pareja de baile, Dion Waiters, no tuvo un año de novato tan brillante como el de Irving, pero fue bastante bueno, y muy satisfactorio si tenemos en cuenta que una de las dudas del verano pasado era si Dion podría ser alguna vez algo más que un microondas que sale del banquillo.

Empezó la temporada con un grandísimo y sorprendente acierto con sus tiros en suspensión, pero el tamaño de los jugadores interiores de la NBA le molestaba bastante: se le hacía de noche en la pintura, donde tendía a tomar malas decisiones por su indecisión para atacar las ayudas. A lo largo del año recortó bastante las pérdidas, y ha sido efectivo saliendo del pick’n’roll (me aventuro a decir que ya es de los mejores en la Liga dividiendo un bloqueo), pero no finaliza bien, ni saca muchas faltas, en parte por todo lo que conlleva ser novato, y eso es algo que un jugador con fama de inefable penetrador necesita sí o también en la NBA.

Sobre todo, porque si decide no atacar el aro, la alternativa puede ser fatal. Sus porcentajes tirando tras bote son bastante feos, y es algo que Waiters debería mejorar inmediatamente, o desterrar del repertorio, ya que si se acostumbra a hacerlo sin ser eficaz, no tendrá un buen futuro. A cambio, ha sorprendido favorablemente su rendimiento en tiros de media y larga distancia tras pase, algo a lo que con Irving como compañero, sí se puede dedicar, aunque debería practicar más desde las esquinas, donde su acierto fue bastante escaso.

De todos modos, el de Waiters no es el conjunto de habilidades típico del jugador acompañante. Hay muchos ejemplos de escoltas, que sin llegar a ser grandes tiradores, ni hábiles en el manejo de balón, utilizan su capacidad atlética para ser efectivos con una tercera vía. Si tiras lo suficientemente bien como para que el defensa, aunque no te respete y juegue a varios pasos de ti, cierre duro cuando el pase llega a tus manos, te vas al lado débil campo, y se te abrirá una opción, además de la de tirar, si el defensa llega tarde: fintar y dirigirte al aro en una línea recta y de manera autoritaria. Waiters ahora mismo se encuentra en una posición en la que no está preparado para aprovechar los close-out desesperados de manera consistente. Está sobrecualificado como conductor del balón para realizar los sencillos ataques rectos desde el lado menos poblado del campo, pero no se atreve, porque todavía no se le da bien, a atacar el aro si ve tráfico. Esta temporada hemos visto grandes mates con su nombre, pero en casi todos se aprovecha de una pintura más o menos abierta y un jugador interior que duda o decide no cerrarle el paso al aro.

Durante el año fue aprendiendo a utilizar mejor su cuerpo en el aire, protegerlo, y sacar faltas, y de seguir la progresión que vimos a lo largo de la temporada, Dion puede ser un anotador explosivo, pero de momento, es un jugador con un potencial especial, relegado a un papel de comparsa para el que no estaba preparado, pero en el que cumplió. Y en defensa, se le aplica lo que dijimos antes de Irving, sumándole que tiene una pequeña desventaja de tamaño para su posición.

Comparando estadísticamente la producción global de su temporada con otros novatos tras dos años de NCAA, para hacernos una idea sobre el valor de lo que ya ha conseguido Waiters, los números por posesión sacan una comparación que roza la coincidencia: Jerry Stackhouse. El de North Carolina tiró algo más eficientemente porque lograba sacar bastantes faltas (es más grande que Waiters), y la perdió con más frecuencia con una mucho mayor carga de minutos (jugó 37.5 por partido aquel año 1996 en Philadelphia), pero en el resto de aspectos sus temporadas iniciales son clavadas. ¿Quiere esto decir algo? No mucho, porque Stacky y Waiters son muy diferentes y no hay dos carreras iguales, pero pone en contexto un año rookie del que pese a muchas críticas, es para estar más que satisfecho.

Y por último, no nos podemos resistir al chiste malo. Esperábamos que un tío que se apellida Camareros, lo haga mejor con las bandejas: no llega al 50% de acierto.

  • La tercera pieza

Si Irving se lesionara o Waiters tuviera un bajón de segundo año, los Cavs este año tienen un jugador que puede sustituirlos, o simplemente darles descanso si todo va bien. Mejorando mucho las alternativas de la temporada pasada, Jarrett Jack es el tercero en discordia del perímetro del equipo de Ohio, y ayuda a añadir al vestuario al clásico buen tío, respetado, gran profesional, amigo de media liga y que siempre puede animar el cotarro haciendo playback de alguna canción de Ne-Yo.

Ya comentamos las similitudes de este equipo con los Warriors de la temporada pasada y tal vez Jack pueda ayudar a la nueva gran pareja de base-escolta como hizo el año pasado con los Splash Brothers. Además, para un equipo que este año, después de pasar tres tanqueando de manera más o menos disimulada, quiere empezar a ganar ya, seguro que han visto con buenos ojos sus estadísticas a falta de poco tiempo en partidos igualados (a falta de 30 segundos, con una diferencia de +/- 3 puntos, los Warriors con él tienen un registro de 14-7 con muchos puntos y buenos porcentajes a su cargo).

Pero yo no tengo tan claro que tenga el mismo impacto en los Cavaliers. En primer lugar, empezando por el final, y como solemos decir, los números en los minutos finales rara vez guardan relación de año a año, y su efectividad en el pasado no tiene porque continuar este. Y en segundo lugar, porque habría que preguntarse si más que ayudar a hacer mejores a Thompson y Curry, no sucedió al contrario. Jack tuvo su mejor temporada desde 2010, y mucha fama la ganó gracias a sus buenas actuaciones en los últimos cuartos en los que compartía pista con los Klay y Steph.

Pero ni Irving ni Waiters tienen el tamaño para jugar de aleros (Thompson le saca unos 8 centímetros a Dion) y eso significaría que los Cavs tendrían que poner en pista 3 jugadores de 1.93 o menos, algo que los rivales podrían castigar si Brown tiene el atrevimiento. Además, aunque Irving quizá tenga poco que envidiar a Curry como tirador (el trofeo que acredita al ganador del Concurso de Triples está en su casa, después de todo), no está tan acostumbrado a jugar sin balón, ni Cleveland tiene la cantidad de jugadas en el libreto, con magníficos entramados, que los Warriors prepararon para liberarle, al menos que algo cambie (podrían robárselas, incluso).

Jack es un buen jugador, uno de los mejores en la Liga en la media distancia, y un jugador con nivel de titular de bajo postín dispuesto a ser un sexto hombre, algo que otros en su situación no tolerarían tan bien (es verdad, eso sí, que cobra generosamente). Puede ocupar dos posiciones, tiene personalidad y es un líder en el vestuario. Ayudará a Cleveland, pero el rol en el que triunfó en su último trabajo, no lo tendrá tan claro aquí.

  • Un último apunte en el perímetro

La rotación exterior, rookies aparte, la completa CJ Miles, del que tenemos dos apuntes que hacer: su handle en Twitter es un Top 5 de la Liga muy fácilmente (@masfresco), y es la prueba viviente de que el corolario «Nunca subestimes a un tirador, aunque parezca regular, si viene de Utah» sigue viviendo más allá de Sloan. 38.4% en 5 intentos por partido, muchos más de los que se había atrevido a tirar nunca, así lo atestiguan. Aunque al ver los números de Foye y Hayward este año, quizá haya acabado la auto-impuesta maldición.

El banquillo en general ha mejorado bastante. Las llegadas de Jack y Earl Clark son interesantes, Tyler «el malo de los» Zeller estará menos superado y podría ser útil si sale con la segunda unidad, y los Cavaliers quizá encuentren oro en sangre nueva (Karasev, Felix o Dellavedova) en lugar de darle los últimos puestos de la plantilla a gente que viene ya rebotada como Pargo o Sloan.

Miles podría incluso llegar a ser titular en el puesto de alero si Mike Brown tiene paciencia con los novatos o prefiere otro perfil distinto. Gee, Bennett, Karasev o Clark son el resto de opciones, y no nos sorprendería que para empezar el año apostara por el tiro exterior de CJ. Lo cierto es que hay minutos por repartir, jugadores diferentes y más competencia, veremos quién los aprovecha.

  • La verdadera clave

Para mí, las opciones de que Cleveland entren en Playoffs este año, y que incluso, sean incómodos en la primera ronda a algún equipo que venga despistado, pasan inexorablemente por Anderson Varejao y Andrew Bynum.

Varejao lleva tres años jugando 31 partidos o menos y cerró la temporada tras serle detectado un coágulo en el pulmón y Bynum por su parte no pisó la pista en toda la pasada campaña, con múltiples operaciones y tratamientos diversos en ambas rodillas. Se esperaba que el brasileño jugara con su país el Campeonato FIBA Americas, algo que al final no hizo, pero estará participando a tope en el Training Camp de los Cavs. El que seguro no lo hará es es Andrew, que no participará en ningún partido de la pretemporada, no tiene fecha de regreso y parece que no se encuentra muy cerca de está preparado.

Si estuvieran bien, ambos son dominantes, uno en defensa y otro en ataque (además de ser buenos en las dos direcciones, ninguno de los dos deja la otra parte del juego descuidada) y complementarios (Varejao ha sido ala-pívot una buena parte de su carrera, y Bynum está acostumbrado a jugar con Pau Gasol o Lamar Odom). El reparto de minutos entre ellos podría ayudar a mantenerlos frescos, pero aún así, los problemas de salud que tienen suelen ir más allá de la frecuencia con la que juegan.

Si entre los dos pudieran dar los 2.400 minutos habituales de un pívot titular, los Cavs seguramente estén luchando por los Playoffs en abril, tan sencillo como eso. Si no, habrá otra vez mucho Tyler Zeller, una defensa absolutamente plana, y será mucho más difícil. Y última pregunta…¿quién llevará el 17?

  • El tercero en discordia

Si Bynum y Varejao están a buen nivel, los Cavaliers irán mucho mejor, pero el damnificado podría ser Tristan Thompson, que pese a su mejoría la pasada temporada, ve como esta le ha crecido la competencia por arriba y por abajo, con la elección de otro canadiense, Anthony Bennett como número 1 del Draft.

Aunque no hay ningún otro ala-pívot en la plantilla ahora mismo, y por tanto hay minutos para repartir por detrás de él sin comerle terreno, y Bynum ya por lo pronto no empieza, habrá que ver dónde decide Mike Brown utilizar a Bennett, porque si lo ve como 4 del futuro del equipo, la lucha podría empezar ya.

A diferencia del nuevo novato, un jugador con buen tiro de media distancia y rango que se extiende a la línea de 3, y que por tanto puede cumplir en el papel de ala-pívot abierto, Thompson apenas sale de la pintura en ataque. Con la intención de cambiar esto, esta pretemporada estuvo probando a utilizar la mano derecha para tirar, en lugar de la izquierda, al comprobar que su tiro con esta era más fluido, así que quizá veamos añadir las suspensiones a su repertorio este año. Al menos, en los tiros libres, tiene pinta de mejorar. En el Torneo FIBA Americans, acertó un 78.7% en 47 intentos, mucho mejor que su 60.8% de la pasada campaña en la NBA. No es normal que un jugador añada las suspensiones a su repertorio de manera drástica, pero esto es un caso tan singular y radical… que hasta podría funcionar. Algo en lo que fijarse cuando empiece el curso.

La única habilidad en la que Thompson ha destacado hasta el momento, es el rebote ofensivo (13º cogiéndolos entre aquellos con más de 1000 minutos) y además tiene olfato para anotar tras la captura. También se ha encontrado con un equipo poco organizado y muy orientado al perímetro (Cleveland está entre los equipos de la Liga con mayor número de jugadas resueltas con un aclarado, un bloqueo directo utilizado por el hombre bajito o pase a la mano) que no se ha preocupado de buscarle en posiciones ventajosas, y cuando le tocaba atacar, en muchas ocasiones, lo tenía que hacer en uno contra uno, de frente, donde se ha desenvuelto bastante bien (su manejo de balón está muy bien para ser un hombre alto) teniendo en cuenta la situación y su falta de tiro.

En defensa tampoco está nada mal, aunque quizá es lo contrario a lo que se espera de un jugador con su cuerpo. Pese a no ser de los ala-pívots más altos, es bastante sólido manteniendo la posición y molestando en el poste bajo, pero sus ayudas a los tiros de media distancia dejan que desear para lo rápido que es. Parte del problema es el caos conjunto que tenía el equipo el año pasado, con un quinteto titular formado por jugadores de primer y segundo año (junto al poco experimentado Alonzo Gee), que podía ser fácilmente despistado tras una serie de pases o pillado a la contra.

En definitiva Tristan Thompson es un jugador interesante, que está progresando, pero en los Cavaliers actuales, su presente es peor que el de un Bynum o Varejao en buena forma (que sí, que a lo mejor es mucho pedir) y su techo parece más limitado que el de Anthony Bennett. Supongo que los Cavs experimentarán un poco este año con el novato (otro que llega justo tras lesión, pero está listo para el Training Camp), aprovechando para probarle en las dos posiciones, y por tanto Thompson tiene un año más para demostrar que puede ser titular a largo plazo en este proyecto ganador. Si no lo hace, un cambio de aires en su caso me extrañaría más bien poco.

  • Una banda

No entiendo gran parte del cariño que se le tiene a Byron Scott en la NBA, sobre todo después de ver a este equipo la pasada campaña. Sí, fueron los segundos más jóvenes de la Liga, tras New Orleans (aunque los Hornets ganaron 3 partidos más, y en el Oeste), y su quinteto titular a la postre, estaba formado por jugadores sacados del Rising Stars challenge (cuatro lo jugaron este año), pero sólo Sacramento les puede disputar el puesto en lo más alto de la pirámide del caos, la desorganización absoluta en ataque y defensa.

Tal vez haya sido muy didáctico dejar que los jugadores se peguen de morros contra la realidad NBA, y hayan tenido que hacer la guerra ellos solos frente al mundo, y a gente como Kyrie parece que le ha servido, pero si quieren empezar a ganar partidos, necesitan un propósito general, y hacer las cosas, todos juntos, como un equipo de verdad.

Mike Brown, vilipendiado tras su paso por la picadora de Los Angeles, logra un buen equilibrio entre la cercanía a los jugadores y la construcción de un colectivo. En los Lakers, rodeado de estrellas, quizá no le respetaron como es debido, pero este es un grupo con menos egos, que no necesita de tanto mantenimiento, debería hacer un buen trabajo.