Semana corta y rara en La Land (y no, no hablamos de la mujer de Anthony), con derrotas en Porlant y Salt Lake City. Analizamos la actualidad Laker y vemos cómo será la próxima semana donde empieza el Grammy Trip.
LCL Tracklist:
Bell Biv Devoe – Run
The Lox – Filthy America
En el programa de hoy repasamos como se merece la NBABowl, es decir, el Warriors vs Thunder, también hablamos mínimamente de tanques, os damos consejos de como llevar vuestra camiseta de NBA en invierno y analizamos que es el PER…
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Lo mejor que pdoríamos hacer en esta previa para representar el año que nos espera de los Sixers, es tanquear nosotros también: empezarla con poco interés, dejar que algunas partes las rellene alguien poco cualificado, y fingir una lesión cuando estemos llegando al final para dejarla a la mitad.
El objetivo de Philly parece claro, y en el contexto de la NBA nos parece respetable (debate para otro día), pero es difícil escribir sobre un equipo en el que sus veteranos estarán en el mercado todo el año, pueden adquirir cualquier peso muerto a cambio de elecciones de Draft o prometedores jugadores en cualquier momento, alargarán la recuperación de las lesiones más de lo necesario, probarán jugadores que quizá no repitan en la NBA y no harán movimientos con la lógica razonable de quien persigue ganar partidos. Ver progresar a sus jóvenes, esperar la redención de Evan Turner y el morbo de si superan o no las derrotas de los propios Sixers del ’73 (peor equipo de la Historia en 82 partidos con un 9-73) serán los alicientes.
Radiografía de los 76ers
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En la radiografía intentamos recoger una amplia información estadística de cómo funcionó cada equipo el año pasado, en ataque y en defensa, comparando en que percentil (porcentaje de equipos mejor/peor que ellos) se encuentran respecto al resto de la Liga.
No new friends
Pese a que los 76ers eran uno de los equipos con más espacio salarial tras su operación la noche del Draft, no firmaron ni un solo agente libre hasta mediados de septiembre, cuando abrieron fuego con Darius Morris, y todo lo que han traído son jugadores de perfil muy bajo o peor.
Además de los dos novatos, han llegado tres jugadores que son sobras que Sam Hinkie, anterior mano derecha de Daryl Morey en Houston, se ha traído de allí (los contratos no garantizados de Tim Ohlbrecht y James Anderson, un Royce White que no sabemos aún si jugará, y hay que añadir los derechos futuros sobre Furkan Aldemir), Tony Wroten, el base que los Grizzlies han decidido soltar a los 20 años, el ya mencionado Darius Morris, Khalif Wyatt, producto local que jugó con el equipo en la Summer League y un grupo de jugadores que lucharán por los últimos puestos de la plantilla con veteranos de las ligas de verano y los training camps como Gani Lawal, junto a novatos no drafteados (Vander Blue o Rodney Williams).
En el apartado de bajas, no es que hayan perdido una cantidad de talento descomunal. Toda vez que Bynum no jugó con este equipo jamás, la única pérdida sensible de aquel equipo que estuvo hasta el parón del All-Star cerca de los Playoffs, es la de Holiday, base All-Star de 23 años gracias a como empezó la pasada temporada. Pero lo cierto es que es muy posible que Jrue no se encuentre en el Top 10 de su posición ahora mismo, y el resto de jugadores que hicieron las maletas (Dorell Wright, Nick Young, Damien Wilkins, Royal Ivey), no son exactamente titulares.
De hecho, los 76ers podrían haber seguido siendo competitivos aún, tras el Noel por Holiday, e incluso haber tenido posibilidades de rozar los Playoffs con algo de esfuerzo, porque mantienen el frontcourt titular intacto: Evan Turner, Thaddeus Young y Spencer Hawes se han quedado.
Para ello tendrían que haber hecho algo de esfuerzo con toda la pasta que tenían, que era mucha (unos 16 millones), y haber contratado algún escolta, ya que ahora mismo sólo tienen a James Anderson y a Wyatt en la posición (Jason Richardson se desgarró el cartílago de la derecha izquierda, y hasta febrero/marzo no estaba prevista una recuperación de la que ya se dice que se estirará a todo el año, pero también podría recolocar a Evan Turner, lo que supondría crear un hueco en otro lado del quinteto), y también hubiera sido bueno el no fiar el puesto de base a un novato, otro que casi y el innombrable: Carter-Williams, Wroten y Morris.
Por ejemplo, y por decir algo, podrían haber añadido la pareja Calderón–Monta, o algo similar, y haber luchado. Pero prefirieron no hacerlo, y por tanto, tal y como están las cosas, con un perímetro que podría aparecer en una de las presentaciones de Bleacher Report sobre los peores grupos de la Historia de este deporte, sólo un milagro libraría a los 76ers del abono a la derrota continua que se avecina. Las casas de apuestas les ponen entre las 16-18 victorias, lo que está lejos de los récords de futilidad, pero sigo pensando que a este equipo se le pueden poner las cosas feas muy pronto, porque en caso de problema o lesión, la intención está clara.
ET sigue perdido
Año 4 de la era Evan Turner, y no sólo no es la estrella que casi todos creíamos que podría llegar a ser: creo que no estuvo ni entre los 30 mejores aleros de la Liga la campaña anterior. Seguimos sin ver nada nuevo del número 2 del Draft de 2010, y como pasó tres años en Ohio State, no es especialmente joven para su experiencia: entrará a la temporada con 25 años, por lo que el reloj y tiempo para progresar están contra él.
La NBA nos ha enseñado que no se puede dar por perdido a un jugador hasta que no haya cambiado de aires un par de veces, y en todas el resultado sea el mismo. En sus tres años en Philadelphia ha tenido un bloque muy parecido, y un mismo y estresante entrenador como es Collins. Doug, que sabe mejor que nadie lo que significa tener un año malo en Philadelphia tras ser elegido en lo más alto del Draft, se ha preocupado de su desarrollo y de corregirle en todo momento, pero sus dos fuertes personalidades (tras pasar por el tamiz la exageración y el cachondeo, el perfil de Turner que pinta su compañero en OSU Mark Titus, en su libro «Don’t put me in, coach» no es muy halagüeño) chocaron a menudo: no fue titular habitual hasta esta temporada y en conjunto su relación fue más bien tumultuosa.
Sin cambiar de ciudad ni de equipo, la llegada de Brett Brown este año es lo más parecido a un empezar de nuevo que va a tener, pero la manera en la que adapta las posibilidades que tiene a su rol, seguirá siendo un problema. Turner es un alero que se imagina a sí mismo como base, y que en cuanto recibe el balón, lo secuestra para crear su propia jugada. Collins le apartaba de la pelota al principio de las posesiones y le ponía a correr entre bloqueos, y cuando Evan recibía, estaba más pendiente de ponerla en el suelo que de aprovechar la ventaja para tirar o dar un pase extra. Así, detiene el juego de Philly, y convierte en inútil todo el movimiento anterior.
La débil situación en los puestos exteriores de los Sixers podría permitirle subir el balón y actuar como pseudo-base a menudo (aunque ojo que Carter-Williams y Wroten son más del perfil de base puro, pasador, que del de anotador, y por tanto sería interesante para su desarrollo que manejaran el balón), pero tampoco es que Turner haya destacado como creador de juego y tiro propio cuando ha tenido oportunidad. Pierde bastantes balones y se obceca en su tiro de media distancia, donde sólo metió el 42.3% de los aciertos, y eso implica además que hace pocos viajes a la línea de tiros libres. El año pasado tiró más de dos desde fuera de la pintura (485 intentos) que dentro de ella y desde el triple junto (466), lo que no es una receta ganadora, y menos con un porcentaje tan mediocre. Así, han pasado tres años, y Turner todavía no ha superado el 48.5% en porcentaje de tiro verdadero en ninguna campaña, cifra muy por debajo de la media.
Brown, que viene de la escuela de San Antonio, seguramente le hará ver lo desastroso del asunto (o no, que recordamos que están tanqueando) y tratará de convencerle para que llegue al aro, o utilice el tiro de tres puntos. Tiene buen manejo y aptitudes para atacar mucho más la canasta de lo que lo hace, pero hasta que no sea consistente haciéndolo, forma parte de la teoría. Por ver algo bueno, la temporada pasada dobló el número de intentos por minuto desde el triple y empezó a tener una puntería aceptable, lo cual es un añadido interesante, de esos que salvan carreras y titularidades a flote, pero su porcentaje, de mantenerlo, estaría en la media de la Liga, y el volumen sigue siendo pequeño para lo que se espera de un escolta o alero. Además, el acierto está repartido uniformemente: no tiene un punto de mayor acierto en el que pueda encontrar un sitio mortífero, como otros jugadores hallan en las esquinas o algún ala, para hacerlo su rincón favorito. Hay que tener en cuenta que casi todos esos triples, además, fueron tras pase (54 de los 58 que metió), a diferencia de sus aportaciones desde la media distancia en la que el 64% de las canastas fueron tras bote.
Otra pequeña e interesante mejora, por buscar los pocos aspectos en los que ha progresado, es un mañoso y efectivo juego de espaldas posteando en la zona derecha del ataque, en el que utiliza una suspensión a la media vuelta una vez que ha clavado a su defensor, que acierta con regularidad. Lo utiliza como recurso cuando juega de escolta, que son los momentos en los que tiene una ventaja de tamaño sobre el rival, y viendo la configuración de la plantilla en Philly, y el tiempo que puede pasar en la posición, es posible que tenga la oportunidad de desempolvarlo bastante este año, en el que, por cierto, se le acaba el contrato y tiene que renovar, algo a lo que hay que estar atento.
En parte, Turner no es nada más que otro de los damnificados de la especialización que ha provocado la evolución intelectual de la NBA. Tiene un talento y una versatilidad obviamente superior a muchos otros jugadores a los que se enfrenta cada noche, y puede aportar en áreas en las que otros no lo harían ni en sueños. Es un muy buen jugador uno-contra-uno, con un saco lleno de trucos, pero también con algún que otro gamusino, como su falta del sentido colectivo. Puede anotar desde cualquier lado, pero no tiene un sitio ni un recurso fijo desde el que pueda anotar en cualquier momento, que es lo que se pide ahora.
Por eso no está en la élite, que es el único nivel que justifica la individualidad. Así, en la era actual de la NBA, si no eres una superestrella que desequilibra todas y cada una de las posesiones, se valora más a un Jared Dudley, que en ataque no estorbe, meta sus triples cuando le llegue tras pase, y ponga ganas en defensa, que alguien que controle el balón la mayoría del tiempo si no es magna cum laude.
Así, aunque este año pueda tener un mayor protagonismo para volverlo a intentar, lo visto en los tres primeros años de Turner nos hace pensar que en lo que debería estar centrado desde ya, es en como convertirse en un buen secundario. Ya que no es Humphrey Bogart, si quiere salir en la peli tendrá que ser Janfri Topera.
Forever Young
Thaddeus Young es lo más parecido que tienen los 76ers a un jugador franquicia ahora mismo. Él es el que más tiempo lleva en Philadelphia, 6 temporadas ya, y con un contrato alto pero razonable (2 años más, y una opción para el jugador en el tercero, entre 9 y 10 millones cada año) y joven aún (25 años cumplidos en junio) los Sixers podrían convertirlo perfectamente en parte del núcleo futuro y quedárselo para que sea el veterano que rodee a los jóvenes que están por llegar cuando entren en su plenitud (tampoco sería de extrañar que contaran con Evan Turner de una manera similar)
Salvo que pegue otro estirón en su juego, el papel ideal de Young es el de secundario efectivo en un equipo. Pese a sus inicios en el puesto de alero, no es precisamente un ala-pívot abierto, ya que ha renunciado al tiro de tres (sólo 12 intentados en los últimos dos años), aunque este era bastante funcional (entre su segunda y tercera campaña en la Liga, tiró unos 300 triples, con un 34.4% de acierto, lo que se traduce a un tiro de campo efectivo de 51.7%, que supera un poco la media), y aunque sigue utilizando la media distancia, su porcentaje de acierto (39.6%) es demasiado bajo como para considerar su tiro tras pase una opción, aunque este año la situación seguramente fuerce a ello, y se haya estado preparando.
Pero es un buen finalizador, hábil continuando los bloqueos y cortando por la línea de fondo, con manos seguras para no perderla. Pone la pelota bien en el suelo para conducir, sin florituras, pero con efectividad, desde la bombilla hacia el aro, y pese a que suele ser más bajito que sus defensores, aprovecha su envergadura y la confusión que crea siendo zurdo para tener un eficiente juego de espaldas en el poste bajo. Es muy bueno también corriendo la pista, sobre todo para ser un hombre grande, pero los Sixers no han aprovechado sus condiciones en la era Collins, ya que salían poco al contraataque.
Sus números reboteadores no son muy brillantes en el plano individual, pero hay un atenuante, ya que juega junto a Evan Turner, que es magnífico en los tableros, sobre todo en el defensivo, de los mejores en el puesto de alero. Pese a esto, desde luego que no marca diferencias, y con él en pista, los Sixers pierden la batalla del rebote: sólo cogieron el 47.9% de aquellos disponibles durante sus partidos. Y en defensa, aunque sufre en el poste bajo, algo que los equipos rivales se propusieron atacar, es fantástico atrapando al base en los bloqueos directos. Los Sixers son agresivos en la defensa del pick’n’roll cuando él es el defensor, y lo hicieron bastante bien contra bases rivales estadísticamente, en gran parte, gracias a él.
En general, es un jugador que aporta de manera positiva a ambos lados del campo, pero no uno sobre el que construir un esquema. Con él en pista, los Sixers eran -0.2 puntos por 100 posesiones peores que el rival, que es la mejor marca de los 8 jugadores de rotación con más de 1.000 minutos. Sin él, Philly se desmoronaba a un -10 (mayor diferencia en la plantilla de lejos) y con similar impacto en defensa y ataque. La pasada campaña también tuvo la mejor diferencia a favor del equipo en este tipo de estadísticas, y el RAPM (+/- ajustado y normalizado) lo considera el 39º mejor jugador de la pasada campaña en la Liga.
Pese a que las dudas sobre cual es su posición ya están disipadas por completo después de dos años jugando de ala-pívot de manera exclusiva, el efecto dominó que tal vez provoque la configuración de la plantilla sin escoltas de los Sixers de este año podría obligar a Brown a colocarle en una posición de 3 para la que ahora mismo, después de ir adaptando su juego en la otra dirección, estaría poco preparado. Ningún otro 4 del equipo (Arnett Moultrie, que además comienza el año lesionado, oLavoy Allen)puede jugar de alero si no contamos con Royce White, así que si no hay una contratación de última hora que aquí seguimos esperando, aunque sea de perfil bajo, el trabajo podría ser suyo.
Al menos, hay un consuelo, juntar al novato de 1.98 Michael Carter-Williams de base, y Turner y Young en las alas, convertiría a los Sixers en el equipo con el perímetro más alto de la Liga, lo cual supondría que la defensa tendría un pequeño potencial por descubrir, de cara a ganar unos cuantos partidos. Pero no demasiados.
I got Hawes… in different area codes
Imaginad que os digo que hay un pívot sólo 4 meses más viejo que Claver, que promedia 14.6 puntos, 9.5 rebotes, 3 asistencias y 1.8 tapones por 36 minutos, que mete el 35.6% de sus triples con más de un intento por partido, que se marcó un partido de 18 puntos, 16 rebotes, 8 asistencias y 7 tapones contra Indiana (sin bajas), un 24-10-7-2 contra Brooklyn, un 20-9 con 5 tapones en Memphis… os aseguro que tardaríais en adivinar quién es.
La palabra potencial y los «y si fuera regular» sobre este jugador tendrían que estar recorriendo blogs y análisis sesudos, pero… no lo hacen. Quizá si fuera negro y no pareciera que pasa la treintena, Spencer Hawes, que no cumple 26 años hasta que acabe la temporada, suscitaría más debate. Pero nos hemos rendido con y no ante él. Los que nos sigáis en Twitter sabéis que tenemos un rinconcito muy especial en nuestra patata que late por el pívot republicano, porque es tan capaz de parecer imparable en la primera parte de un partido, tirando de tres, anotando en el poste bajo, dando pases increíbles, reboteando todo, y defendiendo e intimidando en el otro lado de la pista, como de salir en la segunda parte y parecer un espontáneo, un tío alto del público al que le han dado una camiseta y le han sacado a jugar porque le ha tocado en un sorteo de su compañía de seguros. Es imposible saber si vamos a tener en nuestras pantallas al Hawes bueno o al malo en la próxima temporada, el próximo partido, el próximo cuarto, la próxima posesión. Y esa, salvo para los sufridos aficionados de los Sixers, es la gracia.
Ningún equipo con aspiraciones querrá semejante irregularidad para cubrir un puesto titular, pero aquel que sufra una lesión en alguna pieza clave de su juego interior, vendrá preguntando por él. Con Noel representando al futuro de la franquicia, y su contrato finalizando el próximo verano, es fácil apostar a que Hawes no terminará la temporada en Philadelphia. Otros años sería una predicción casi segura, pero con el panorama actual, y ante un Draft como el de 2014, la primera ronda tardía que los Sixers podrían intentar sacar por él, quizá nunca sea ofrecida.
Pero mientras esté, os aseguro que es un aliciente, por razones poco habituales.
Falta de experiencia
Experimentos con Evan Turner o quién-sabe-qué aparte, los Sixers tienen una alarmante falta de experiencia en el puesto de base. Michael Carter-Williams y Tony Wroten suman 272 minutos jugados en la NBA, y 2740 en la universidad, lo que significa que el año pasado hubo 5 jugadores en la NBA con más minutos en una sola temporada, de los que llevan en el baloncesto profesional (el que se paga, y el que no) desde que salieron desde el instituto. Y el último fichaje, el inmortal Darius Morris, tiene un ratio canastas/pérdidas de 1.42 en la NBA y de 40/1 en amenazas de muerte/saludos de fans de Lakers en Twitter.
Las pérdidas y la inconsistencia están garantizadas en Philly, pero son tres jugadores jóvenes que precisamente lo que necesitan son minutos, equivocarse y corregirlo. MCW y Wroten son buenos y creativos pasadores, de gran tamaño para la posición y con problemas con el tiro (más acusados en el ex de Memphis), y Morris, es su contrapunto, mentalidad de anotador y con buen tamaño, pero algo más tradicional, al que su intrigante tiro de tres tras bloqueo directo es seguramente la cualidad que le ha conseguido una segunda oportunidad, porque como director de juego deja muchísimo que desear.
Y a Noel, me temo que por desgracia lo veremos más bien poco y con un buen límite de minutos. Porque, aunque seguramente esté listo a principio de 2014… ¿para qué van a arriesgar?