Tras cortar a Deron Williams, los Brooklyn Nets no pagarán impuesto de lujo este año, tras entregar casi 125 millones al resto de equipos de la Liga en el último trienio. La marcha de D-Will, jugador que nunca fue franquicia para los Nets, pone el matasellos de destinatario desconocido a la carta que mandó Prokhorov a los Reyes Magos, sin darse cuenta que los únicos barbudos en Brooklyn son los hipsters de Williamsburg.
Sus propietarios ahorrarán mucho dinero, pero tienen que poner el primer punto y aparte desde que se mudaron, y el momento llega mucho más pronto de lo deseado. Este verano se cumplen cinco años desde que el oligarca ruso se autoimpusiera sin necesidad una fecha límite para que cayera el primer anillo, y el inventario hasta ahora es insoportablemente insípido, lo último que esperábamos de una apuesta pensada en, y para, el blanco y negro.
El equipo nunca ha estado cerca de alcanzar la relevancia soñada, y por no ser, no ha sido capaz ni siquiera de colgar en el Barclays ni uno de esos banners de Campeones de División, que se ríen irónicos de quienes presumen de ellos. La mediocridad de un Este sin clase media les ha mantenido a flote, y lo más cercano a la trascendencia que se les ha visto es apareciendo por la tele algún principio de mayo, coincidiendo en su final de temporada con alguna de esas series de cadena nacional que tras decenas de capítulos empieza a agotar la fórmula.
Un premio muy modesto, que, sin embargo, varios equipos parecen desesperados por alcanzar cada mes de julio, aunque renieguen a regañadientes tras quedarse a la orilla en abril. No nos confundamos, no son la única franquicia que ha arrancado hasta el último cheque de su talonario dejando sólo los resguardos, para el recuerdo y la auditoría. Su conducta de apostante degenerado no es única, ellos simplemente lo han hecho con muchos más fondos.
Tampoco ha acompañado a dar lustre el vecino del otro lado del East River, en depresión aún más aguda. La rivalidad, que lleva más de una década sin una efeméride que echarse a la boca, no ha sido tal casi nunca. Pero en la NBA, las ristras de fuegos artificiales tienen la mecha muy corta. No sé si es un castigo divino a New York, la ciudad que por otra parte todo lo tiene, franquicias deportivas a pares incluidas, que los enemigos íntimos que allí conviven, rara vez sean capaces de encender una chispa. Pero así es.
No voy a ocultar que reconforta comprobar que el camino al éxito requiere de sutilezas que necesitan mucho más que dinero. Pero dejando el romanticismo en un cajón, el proyecto de los Nets en Brooklyn no ha deseado otra cosa que las victorias, algo que es de agradecer. La vía rápida no es heroica, y no siempre es el camino más corto, pero la apuesta por el talento consagrado y las personalidades importantes de la Liga, es una genuflexión muy honesta ante el prestigio. Ante varias aventuras a elegir, en Brooklyn se ha preferido rendir culto a los galones, una apuesta tan digna como cualquier otra, aunque al final haya resultado equivocada.
Muchas veces hemos recriminado que las franquicias, más bien sus propietarios, no hayan puesto toda la carne de los presidentes muertos en el asador, y hayan preferido llevarse de sus equipos antes que poner en ellos. Nos horroriza que sean hombres de negocios cuando los creemos mecenas. No podemos quejarnos por tanto, cuando ocurre lo contrario, y alguien está dispuesto al dispendio sin cortapisas. Sí, tal vez, aún con todos estos gastos, la revalorización de una franquicia NBA sólo por salir a jugar 82 partidos, hará que el día que Prokhorov salga, lo haga con más dinero del que entró. A lo mejor no es más que una inversión muy bien calculada, pero ya será mayor que la de cualquier otro colega suyo. La ambición, si no pasa por encima de nadie, no ha de ser pecado.
Y quizá también quiero ver más allá, y es su dejadez con las elecciones del Draft y todo lo que suene a largo plazo, y no otra cosa, lo que les ha obligado a huir hacia adelante. Prefiero pensar que han tenido suficiente con pasar las excavadoras por Prospect Heights una sola vez.
Y es posible que en un nuevo intento de aspirar, y siendo pudientes otra vez el verano que viene, vuelvan a intentar hacer el mejor equipo que el dinero puede comprar, pretendiendo que no han aprendido nada. Sin embargo, el nuevo convenio les pone complicado propasarse, y la competencia por las (pocas) piezas de caza mayor será grande. O a lo mejor un año con un equipo más modesto, pero tan competitivo como antes mientras Brook Lopez esté en pie, y Lionel Hollins en el banquillo, les haga ver las cosas de otra manera.
Sea como fuere, abandonar la insoportable levedad, cuando has cavado tanto para acabar en ella, no va a ser fácil.
Se dice que los deportistas acaban jugando donde ellos quieren. En este caso, será así: Carmelo Anthony, después de tanto tiempo, ya es oficialmente un Knickerbocker. Con el número 13 seguramente, porque el 15 cuelga del Madison en honor a Earl The Pearl Monroe.
Carmelo parecía el chico bueno de su promoción, cuando en 2006, a la hora de renovar contratos de novato, el elegía hacerlo por 5 años, en lugar de los 4 que firmaron Wade, James y Bosh. El resto de la clase de 2003 ya estaba pensando entonces en un posible próximo destino, y Carmelo que era feliz en Denver con un equipo más que apañado, y con futuro, decidió dar un voto de confianza a la franquicia y renovar por el tiempo más largo posible. Ahora se va. Dice que no quería irse como LeBron y Chris, sin dejar nada a la franquicia que le drafteó. A mí me parece una mentira tremenda. Tremendísima. Sin el fantasma de la pérdida de millones (contados en decenas) por la CBA que entrará en vigor el próximo año, Carmelo se hubiera ido sin dar siquiera las gracias, dando un sonoro portazo tras de sí, en verano.
Carmelo no sabe lo que quiere. Es verdad que pasó unos años de su vida en New York, que no muy lejos de allí consiguió un título universitario con Syracuse, y que hacer retumbar el que posiblemente sea el escenario baloncestístico más mítico del mundo y su rabiosa afición, es el sueño de todo chaval. Y como detrás de un gran hombre (aunque solo sea por tamaño) hay una mujer (aquí omito el adjetivo intencionadamente), ‘Melo tuvo que atender a las peticiones de su señora, una presentadora de canales musicales de medio pelo, famosilla de tercera fila, carne de reality show, que quería vivir cerca del foco más grande. Pero supongo que ya se dará de bruces con la realidad: lo que el talento no da, New York no lo presta.
Anthony no hace esto por motivos deportivos. Nadie puede pensar que los Knicks como se encuentran actualmente construidos son mejores, o tienen más futuro que el equipo en el que estaba Carmelo jugando ayer. Y lo comentaremos más tarde, pero no parece que tengan la flexibilidad suficiente para ampliar el megalómano proyecto. Se va además, a la Conferencia a la que más futuro se le vislumbra, y desde la que pinta más difícil llegar a disputar las Finales, después de ese balance de poder que ha empezado este año. Por dinero, tampoco, de hecho, el vil metal es lo que más le ataba a Denver, el motivo por el que el traspaso se ha dilatado, y ha resultado tan costoso para los Knicks.
Anthony no quería nada. Lo quería su mujer, lo querían los agentes carroñeros de la agencia CAA que están haciendo todo lo que pueden y más para pegarle todos los bocados que puedan a la Gran Manzana, y conseguir influencia en New York, o donde quiera que se la den. Y por fortuna para los Nuggets, la avaricia del grupúsculo y la coincidencia en tiempo con la finalización del convenio laboral, les ha permitido poder sacar algo de tajada, de una situación, que de haber sido de otra manera, hubiera acabado con los Nuggets viendo como su mujer le abandona en verano, llevándose la casa, el coche, los niños y hasta el perro. Y dejándole por otro, que será algo más guapo, pero jamás le tratará tan bien.
De vuelta al baloncesto, el traspaso final queda configurado de la siguiente manera: Melo, Chauncey Billups, Renaldo Balkman, Anthony Carter, Shelden Williams y Corey Brewer desde Minnesota, llegan a los Knicks. Raymond Felton, Danilo Gallinari, Timofey Mozgov, Wilson Chandler, la 1ª ronda del Draft de los Knicks en 2014, las 2ªs rondas de los Warriors en 2012 y 2013 y 3 millones de dólares en efectivo van a Denver. Eddy Curry, Anthony Randolph y otros tres kilitos para los Wolves. A lo largo del día de hoy conoceremos más detalles de como se configuró exactamente el traspaso, porque se ha tenido que crear alguna excepción por el camino.
Los Nuggets, que además de Carmelo, pierden a Billups, aparte de obtener talento joven y alguna elección de Draft, van a ahorrar mucho dinero. Para empezar, 17.7 millones de salario este año, entre lo que sale y lo que entra. Esta cantidad es muy significativa, porque les permite estar en más de 4 millones por debajo de la línea que marca el llamado impuesto de lujo, la cifra a partir de la cual se paga como impuesto un dólar por cada dólar que te pases, y dejas de recibir tu parte proporcional de lo recaudado por ese impuesto. Por tanto haciendo cuentas, entre los 17.7 millones en salarios, los 13 que hubieran tenido que pagar doble por pasarse, los 3 que le dan los Knicks en el traspaso, más los 4 que aproximadamente suelen ser los millones repartidos entre los equipos que no pagan la tasa, los Nuggets se ahorrarán unos 37 millones, en comparación con lo que se hubieran gastado si no hubieran hecho ningún cambio.
La contribución de los Wolves es meramente testimonial: consiguen a un jugador en el que llevan mucho tiempo interesados, y que hace apenas un año tenía destellos de futura estrella en Anthony Randolph, a cambio de entregar a un Corey Brewer que a pesar de ser sólido y trabajador en defensa, parece haber alcanzado ya su potencial, y además se convertirá en agente libre este verano.
Y atención, porque, aunque este tipo de detalles no han salido todavía a la luz, en principio parece que los traspasos de New York con Denver y Minnesota podrían ser totalmente independientes (no hay transacciones entre los Nuggets y los Wolves), lo cual significaría que el hecho de que el cadáver de Eddy Curry y su último año de contrato se hayan incluido en la operación, le puede dar a los Knicks una excepción de hasta 11.3 millones. Y esta sería la única carta que los Knicks podrían jugar para cumplir el sueño que empezó cuando Chris Paul hizo un brindis en la boda de Melo este verano: traerse a CP3 para completar otro gran trío. O Deron Williams. Tanto monta.
Los Knicks ya no tienen de ahora en adelante flexibilidad salarial, ni elecciones de Draft hasta 2015, ni otro jugador joven, prometedor y consolidado, para traspasar, Landry Fields aparte. Como podéis imaginar, el rookie de Stanford y dos elecciones de Draft dentro de 4 y 6 años, no satisfarían a New Orleans o a Utah para traspasar a sus estrellas. Con una excepción, que otorga alivio económico inmediato al que la recibe, ya podrían empezar a hablar. Pero de todos modos, van a necesitar que el nuevo convenio dé más margen para gastar (o al menos, que las cosas se queden como están, aunque todo indica que será el contrario), una gran presión y resistencia por parte del jugador, mucha suerte y fotos de Kevin O’Connor o Dell Demps en situaciones comprometidas si lo quieren hacer realidad.
Desde el punto de vista deportivo, aunque salvo que cambien todas las previsiones, el equipo no puede hacer otro gran movimiento, yo creo que los Knicks estaban más que obligados a hacerlo. Jugadores como Carmelo en la Liga hay pocos, el resto de huecos, se van completando poco a poco. Es verdad que queda un gran vacío en el banquillo, pero es menor la diferencia que hay entre reservas y parches temporales en los 12 minutos de asueto, que entre lo que te va a dar un jugador como Anthony sobre Gallinari 36 minutos. ‘Melo, con sus defectos, que los tiene, es excelso. Está infravalorado entre la élite por su aspecto holgazán y el segundo plano en el que ha permanecido siempre, pero su facilidad para anotar, y sobre todo, su precisión asesina en los últimos minutos, en los que contra la creencia popular, es con mucho el mejor de la Liga, y por amplio margen, serán más reconocidos por el público, contando con el altavoz del Garden de por medio.
Y aunque a medio plazo sea una rémora, que no se nos olvide que los Knicks se llevan también a Billups. Chauncey, es, a día de hoy, mejor base que Felton, y además tiene experiencia en Play-Off. Entiendo la decepción del fan neoyorquino que ve como muchas de sus jóvenes piezas están volando en el traspaso, pero de cara a esta temporada, se han llevado a los dos mejores jugadores del traspaso. Deportivamente, sobre el papel, a corto plazo, salen ganando, con mucho, ellos.
De hecho, el que este traspaso se haya visto como una victoria moral y un abuso de un bando sobre otro, tiene mucho que ver con las expectativas. Todos pensábamos que Carmelo tenía la sartén por el mango, pudiendo firmar por los Knicks este verano sin dar nada a cambio, pero ahora esta clarísimo que no. Que los Nuggets tenían mucho más poder que el que mucho iluso creía. Que, como ya bien sabemos, aunque algún romántico no se quiera dar cuenta, los jugadores se mueven como primera, o como mucho, segunda prioridad, por dinero. El nuevo Knick no quería arriesgarse a perder ni un dólar. Si lo querían, no podían dar un paquete de mínimos, lleno de sobras. Tendrían que acercarse al valor real del jugador.
Y todo es percepción. Los Knicks han dado menos de lo que Melo valdría con un contrato de alta duración, acompañado por Billups. Que es mucho más que lo que ellos pensaban que acabarían dando. Y parte de la culpa la tiene el papel de los Nets, con Prokhorov al mando, que han jugado sus cartas muy astutamente, y nunca sabremos si realmente estaban detrás de Melo, o simplemente han ido de farol todo este tiempo, sabiendo que Anthony no quería jugar allí, para tratar de exprimir lo más posible a sus odiados vecinos, que lo serán más que nunca (tanto odiados como vecinos) en próximas fechas.
Si además, consiguen que los Nuggets le envíen alguno de los jugadores, (Mozgov y Gallinari o Felton, a cambio de dos primeras rondas de Draft), a un precio muy inferior al que le hubieran pedido al otro lado del Hudson, el recochineo será máximo. Este rumor, que se manejó toda la tarde e incrementó la confusión en el despacho de Dolan, y en el que también se implicaba a un Devin Harris que los dimes y diretes llevaban a Dallas, fue desmentido a última hora, pero viendo la configuración actual de la plantilla de Denver, es inevitable pensar en que en cualquier momento se puede traspasar alguna pieza.
Ahora después de que se desbloquera la indecisión, y se acabara el melodrama, los traspasos deberían empezar a caer como fichas de domino de aquí al jueves. Los Knicks parece que solo podrán añadir tamaño fijándose en jugadores sin equipo (ya han traído a prueba varias veces a Earl Barron), los Nuggets, de los que nos abstenemos en hacer ningún análisis deportivo hasta que acabe la semana, podrían mover a cualquiera de las piezas obtenidas en este traspaso, a jugadores importantes que podrían acabar contrato si ejercen sus opciones y dejarían al equipo sin obtener nada a cambio por ellos, como Nene, JR Smith y Afflalo o a contratos de larga duración como el de Al Harrington que ya no pintan nada en un equipo en reconstrucción. Además, otras franquicias que tenían el ojo puesto en la situación como los Nets, los Mavericks, los Rockets o los Lakers, ya podrán maniobrar sin tener miedo a perder las fichas que le podrían haber traído a Carmelo.
Anthony, ya tienes lo que querías. O lo que querían por ti. Sé feliz.
The Basketball Jones – Esta semana han cumplido 5 años y es para felicitarlos!. Mikhail Prokhorov – Se cansó de Melo… o fue al revés? Kevin Durant – Que consiguió su primer game winner contra los Knicks. Blake Griffin – Sigue haciéndonos disfrutar… tremendo. Lil’ Wayne – Por mandar a paseo a Lebron & Wade por… no saludarlo.