PO Desde El Sofá (XII): Regreso al futuro

Para hacer esta crónica, perfectamente podríamos coger alguna de las que ya hemos escrito este año, o alguna del anterior o si me apuras del otro, ya que lo de Toronto con los Cavs Lebron está empezando a ser algo más que deportivo.

Después de ese primer partido donde todos los fantasmas habidos y por haber aparecieron por el Air Canada Centre, donde la imagen de Valanciunas fallando todas las bandejas habidas y por haber en la parte final del partido la tenemos todos presente todavía, la serie volvía al que muchos tildaban como uno de los partidos más importantes en toda la historia de la franquicia de Toronto, ahí queda eso.

La victoria de Cleveland dejaría la serie en un 2-0 casi imposible después de que nos tengamos que ir a Ohio… pero eso fue lo que pasó y además de la peor forma posible.

LeBron James volvió a ser LeBron James y destrozó de todas las formas habidas y por haber a unos Raptors que tenían la sensación de estar más pensando todavía en aquellos ataques perdidos del primer partido que en otra cosa, ya que aunque empezaron el partido más que decentemente, el inicio de la segunda parte fue el principio del fin, donde Cavaliers no tardó más de un par de minutos en coger una ventaja de 6-7 puntos para poco a poco ir sumando puntos hasta llegar a los 20 que hizo imposible cualquier atisbo de remontada por parte de los de más allá del muro.

Con todo esto y sin mucho que contar del partido, tenemos en Toronto las mismas incógnitas y preguntas que hemos tenido estos dos últimos años, donde esta vez parecía la buena y donde todos los analistas daban por gran favorito a Raptors en un año donde todo les estaba saliendo de cara.

Pero claro no contaron con el factor James. Mira que se había hablado de dejar a Lebron hacer e intentar cerrar el resto de jugadores, pero si James se mueve, todo se mueve y alguno que otro cogerá el testigo, en este caso Love que se pareció a ese jugador que en Wolves promediaba un 20-10 casi sin despeinarse, jugando más por dentro que por fuera.

James va de menos a más y quien sabe, si esto hace que vayamos a ver otro capítulo más en esas finales que ya nos sabemos de memoria. Yo por mi parte, todavía voy a darle un poco de confianza a Raptors, un equipo de casi 60 victorias seguro que tiene algo todavía que demostrar…

Sofi Del Día: Para los Knicks, que han encontrado nuevo entrenador en la figura de Take Data For Data Fizdale, un entrenador que estaba claro que iba a volver pronto a entrenar y que veremos como se acopla a todos los focos de la gran manzana.

PO Desde El Sofá (XI): Los mismos demonios

Como el Madrid con la Champions: lo de los Raptors frente a los Cavaliers parece ya obra de un hacedor mayor, de un narrador omnisciente, con mucha mala leche y algo de sadismo. Toronto tuvo oportunidades para llevarse el primer partido de la serie, pero fue Cleveland, que no estuvo por delante ni un solo segundo durante todo el tiempo reglamentario, quien finalmente salió vencedor en la prórroga.

Y además pueden torturarse con una serie de amargas acciones que no cayeron de su lado, algunas por puro azar, otras por problemas de ejecución o de claridad mental, que pesarán como losas de aquí al próximo partido. Nunca habían venido en mejor posición, ni habían pillado tan débil a LeBron. Los Cavs estaban cansados, magullados y vivos por muy poco. Pero hicieron su mejor partido de Playoffs, que no es mucho decir, y dan un primer golpe fuera de casa que aunque por supuestísimo, no es definitivo, es muy duro por todos los antecedentes.

Y es que esta vez no se puede señalar a nadie, ni apuntar a un claro punto de mejoría. Toronto, sobre todo con Anunoby, hizo un buen trabajo sobre LeBron, que no tuvo tanto protagonismo como en la serie contra Indiana. Lowry y DeRozan estuvieron bien: no fue para nada una de sus típicas actuaciones desoladoras en los Playoffs. Valanciunas hizo mucho daño por dentro, y los Bench Broskis pusieron su energía habitual. Simplemente, Cleveland también estuvo al nivel: fueron un equipo en lugar de un hombre orquesta, y estando más finos en los minutos finales se llevaron la victoria y recuperan la ventaja de campo.

Korver y JR Smith (cinco triples cada uno, uno por cabeza para abrir la prórroga) hicieron mucho daño desde fuera, y Green (sobre todo en la primera parte) y Tristan Thompson, que perdió la titularidad, pero no la importancia en la rotación, dieron muy buenos minutos realizando todo tipo de tareas ofensivas y defensivas. Los únicos puntos negros fueron Love, que a pesar de mostrarse muy voluntarioso (otras veces puede ser cosa de actitud, no ahora), está reñido con el acierto, y fue blanco fácil (como el juego de palabras) en defensa, sobre todo para Valanciunas, y Hood y Clarkson, para los que Lue no parece encontrar otro acomodo que esperar a que entren en buena racha, para exprimirlos mientras dure, cosa que ayer no sucedió.

LeBron por su parte, se va con la victoria en primer lugar y un triple doble en segundo, pero facturando un partido diferente y menos espectacular de a lo que nos tiene acostumbrados. Con sólo 26 puntos en 32 posesiones de tiro, apenas pisó la pintura ni fue a la línea, en la que fue su noche menos eficiente en estos Playoffs. Tiró mucho de suspensiones lejanas, y no entró a canasta apenas hasta la recta final del partido, en la que fue más agresivo. También dejó para el final el uso del bloqueo y continuación, en cualquiera de los dos roles (y cuando lo hizo fue casi siempre con uno o dos «pequeños», casi siempre Korver, bloqueando para él, sin intención de conseguir una ventaja de velocidad), prefiriendo a menudo recibir en aclarado a un lado de la pista, pero para pasar o tirar, sin penetrar muy a menudo. A diferencia del segundo partido frente a Indiana, en este, cada vez que salió a pista, su intención era implicar al resto de jugadores, repartir asistencias, y no quedársela para él hasta que viera la situación propicia para ello. De todos modos, metió la que tenía meter: el empate a 105, en un fadeaway precioso sobre Anunoby en el poste bajo que evitaba a Cleveland tener que entrar por debajo en el juego de las faltas.

El mayor acierto de sus compañeros en comparación con otros días sin duda le ayuda a ejercer más el papel de distribuidor, pero James parece estar reservándose, calculando cuánto le queda y cuándo y cómo es mejor usarlo. Otro detalle fue el cambio de su descanso habitual, de principio del segundo y último cuartos, a finales del primero y tercero. Eso podría ser para evitar que los Raptors hagan tanto daño con sus suplentes como suelen en los momentos en los que LBJ habitualmente se sienta, pero cuesta creer que él vaya a alterar su rutina por lo que sucede con un banquillo rival.

El partido tuvo cosas de otra época. Ambos equipos jugaron muy grande, con Toronto cerrando con los titulares y prácticamente siempre con un pívot en pista, y Cleveland con varios minutos, en dos tandas, de Love, Green y Thompson juntos en cancha. Ningún equipo cerró bien su tablero: Thompson capturó 9 rebotes ofensivos, y Valanciunas 8, y Toronto tuvo tres ocasiones de ganar el partido en tiempo reglamentario con un palmeo, pero ni el lituano, ni Miles, ni DeRozan acertaron a embocar el balón, tras un triple errado de VanVleet.

Y la otra gran oportunidad de los Raptors, su última posesión de la prórroga, fue estropeada también por un problema no tan habitual en la NBA actual: el pobre espaciado de la pista. LeBron, deja la marca de Lowry para ir ayudar a Thompson que se ha quedado en el cambio con DeRozan, pero el base de los Raptors, en lugar de terminar el cambio de lado a lado de la pista, lo que hubiera dado a DeMar la opción de pasar a dos tiradores y/o haber sacado a Jeff Green o JR Smith de la pintura, decide quedarse en el poste bajo…

…para acabar siendo el mejor protector del aro Cavalier: su presencia (y una muy buena recuperación de Thompson también) impide a DeRozan buscar el tablero para una bandeja, y tiene que pararse y sacar un pase fuera para que VanVleet marre en su segunda oportunidad de ganar el partido para Toronto de la noche.

Podríamos hablar también de la decisión de Casey de poner a VanVleet, con el hombro maltrecho y golpeado de nuevo en este encuentro, y además frío porque no estaba en pista, como tirador en las dos posesiones que les hubieran dado el encuentro, pero lo cierto es que lo más seguro es que ninguna de esas dos jugadas le tenían a él en la pizarracomo protagonista, sino más bien como señuelo para alejar defensores, y que además de CJ Miles, que ya estaba en pista, los Raptors no tienen tiradores más fiables que él.

Tampoco pareció tener mucha consecuencia la otra pobre decisión del equipo, el tiempo muerto que gastó Lowry poco antes de los dos minutos para salvar una posesión a la que le quedaban 2.2 segundos, y que acabó en el limbo igualmente, al no ser capaz de poner el balón en juego en los cinco segundos que tiene para realizar el saque lateral. Como Toronto fue por delante, no pidieron tiempo muerto hasta su última jugada, y no parecieron necesitar más. Quedan como dos anécdotas, pero al final también pueden ser un indicador de cómo en estos finales de partido tan tensos ante Cleveland, quizá no tienen la mente tan fría como en otras ocasiones.

Veremos cómo se recuperan de este golpe, y si los Raptors enfocan esta derrota con filosofía. En el fondo es sólo un partido, Indiana ya ganó en Cleveland, LeBron está cansado, sus estrellas no han desaparecido, y han anotado bien contra la porosa defensa de los Cavaliers.

Pero es otra pintada de cara más, y cuando por fin se podían creer mejores.

Sofi del día: Anoche Drake estuvo sentadito, espero que haya habido llamada de Smithers, Kiki Vadeguay u otro jerifalte similar para explicarle que ya se han acabado las tonterías, y que como dijo Paco Jémez, si no tiene el título de entrenador, no puede estar de pie.

PO Desde El Sofá (IX): Pero sigue siendo el Rey

LeBron continúa invicto en la primera ronda de Playoffs, ganando su quinto Game 7 consecutivo, poniendo así definitivamente fin a la serie contra unos peleones Pacers, que se subieron a su barba, pero no pudieron finalizar el trabajo. Eso sí, esta vez, y pese a la fantástica línea final (45 puntos, 9 rebotes, 7 asistencias y 4 robos), James no hubiera cruzado la meta sin la ayuda de dos compañeros que no habían sido factor en partidos anteriores.

Tristan Thompson, que partió de titular, dominó en los tableros, fue eficiente en ataque y su tamaño y habilidad en los cambios vinieron bien en defensa a un equipo muy frágil en ese aspecto. Y George Hill, que tras tres partidos sin jugar fue insertado en el encuentro en la segunda parte, tomo el timón para dar algo de descanso a un LeBron en la reserva y ayudó a entrar en ritmo a un Love que parece haber perdido la habilidad de crear su propio tiro.

Los Cavs mandaron durante todo el partido con ventajas que llegaron a los 14 puntos, pero los Pacers no dejaron de arrear, y recortar diferencias, poniendo las cosas muy complicadas a la febril encarnación de los Cavaliers de esta temporada. James no pudo cumplir su deseo de jugar el partido entero, teniendo que retirarse con calambres un minuto antes de que acabará el tercer cuarto, y el hecho de que sus compañeros no sólo aguantaran una ventaja de dos puntos, sino que ampliaran una diferencia que llegaría hasta el final, acabó siendo clave en el pase de ronda de Cleveland.

Lue cambió de nuevo su quinteto inicial y esta vez apostó por el look clásico: volvía Thompson al quinteto, junto a LBJ, Love, Korver y Smith y los Cavs empezaban el partido sin base arquetípico, pero con los cinco jugadores en la plantilla que aún sobrevivían desde los anteriores Playoffs. Con esta alineación, LeBron defendía a Collison, y los Pacers no tenían que poner a Turner en un jugador exterior. El comienzo del partido fue malo, con Indiana fallando los cinco primeros tiros de campo (todo triples), pese a que fueron entre liberados y muy liberados, y Kevin Love en el otro lado fallaba un triple que no tocó aro y finalizaba un posteo de manera desastrosa. Sólo el pick’n’roll de LeBron con Thompson, cuyos bloqueos liberaron a James de los pegajosos defensores de Indiana como aún no habíamos visto, ponía puntos en el marcador. La actividad del pívot fue clave en este inicio, en el que además, con varios rebotes ofensivos, creó segundas oportunidades en las que los Cavs no perdonaron.

Sólo Collison, a el que la defensa de los Cavs daba tiempo y espacio, estaba en marcha por Indiana, y tras dos suspensiones de LeBron sobre Sabonis (¿cuántas de estas han caído en la serie?) y una falta con tiro libre de técnica adicional por un trompazo (no tan fuerte, en apariencia) de Stephenson, los Cavs tenían 12 puntos de ventaja y parecía que el partido podía ser por fin un paseo. Los Game 7 son diferentes, los locales eran además los más experimentados, y esto pinta a palizón.

Pero nada ha sido fácil para Cleveland en esta serie, y nunca han logrado abrir hueco realmente contra Indiana: no importa lo grande que hayan sido sus ventajas, en los cuatro partidos que los Cavs han ganado a los Pacers, nunca lo han hecho por más de cuatro puntos, y este no iba a ser una excepción.

Stephenson, largado por quinta vez de los Playoffs por LeBron James, mantuvo en este arreón al equipo con dos triples tras bote, pero LBJ no iba a parar: su descanso habitual tras el primer cuarto no se producía y las cámaras le pillaban diciendo que no saldría de la pista en todo el partido. Seguía anotando sobre los cambios de la defensa de Pacers (no falló ninguno de sus siete primeros tiros), y los Cavs seguían sin perder ni un solo balón, ni dejar anotar un punto a la contra a los Pacers.

Con la ventaja en su máximo punto, McMillan pidió tiempo muerto, y con los Cavs metiendo en pista a los jóvenes que llegaron al equipo en febrero, los Pacers cosieron por primera vez la herida: parcial de 10-0 a lomos de Stephenson y Sabonis para acercarse a 4, pero un triple de Love y un buen pase del ala-pívot a Thompson devolvían la ventaja a 9, lo que activó a un Oladipo que no había estado muy entonado hasta entonces.

LeBron fue entonces por primera vez en el partido al poste bajo, dominando absolutamente al irritante Stephenson, y lo siguió haciendo con la vuelta de Bogdanovic a pista, pese a que el croata le pusiera las cosas mucho más difíciles, defendiéndole por delante, y obligándole a coger posición muy lejos de canasta y en línea de fondo. Daba igual, James anotaba y volvía anotar, en lo que parecía que iba a ser un partido de leyenda. Collison seguía acertado con sus suspensiones desde los codos de la zona, y por eso la ventaja de los locales no fue a más: 11 puntos al descanso después de que un palmeo de Tristan Thompson no entrara en tiempo de milagro. Las segundas oportunidades, la diferencia en pérdidas entre ambos equipos y la brillantez de James marcaban la diferencia, pese a que Indiana tiraba más y mejor.

El tercer cuarto ha sido aciago para Cleveland a lo largo de la serie, y esta noche mediodía no fue una excepción: los Pacers abrieron con un 16-4 de parcial, ante la empanada Cav, poniéndose por primera vez en todo el partido por delante. En ese momento, Lue cogió el martillo para casos de emergencia y rompió el cristal de una vitrina que no parecía albergar nada muy preciado. George Hill, que se había perdido tres partidos por dolores en la espalda, y que no pisó parquet en toda la primera mitad, salía a pista, y la perdía en un campo atrás por presión de Collison nada más salir. La cosa pintaba negra para Cleveland, los nervios aparecían por primera vez, por lo que LeBron cogió el timón de nuevo, y entramos en la fase más bonita del partido; un duelo entre las estrellas de los dos equipos, en el que Oladipo anotó un par de esas canastas impresionantes con las que nos lleva deleitando toda la temporada (un arqueadísimo triple con LeBron encima sobre la bocina de posesión, y una suicida entrada a canasta), y James daba las réplicas. Agotado tras dirigir el equipo todo el partido, volvió a ceder de nuevo a Hill la misión de subir el balón, y las dos primeras jugadas con el base al mando acabaron en canasta de LeBron, una finalizando el p’n’r y otra en un triple tras pase. No me sorprendería si fue la única vez en toda la eliminatoria en la que LeBron ha metido (o incluso tirado) dos canastas seguidas tras pase de un compañero. Un poco más relajado y descargado, anotó 10 puntos seguidos de su equipo, y de repente se le apagó la luz: a falta de un minuto para acabar el cuarto, se va, no sólo al banquillo, sino a lo más profundo del túnel de vestuarios.

En este momento, y con una exigua ventaja de 2 puntos, todo era pánico en Cleveland. Luego nos enteramos por Doris Burke que estaba sufriendo calambres, pero el corazón de todos los aficionados de los Cavaliers tenía que estar en un puño, aunque saliera por su propio pie en lo que parecía estar más cerca de ser un apretón que una lesión. El show en ese instante lo ponían en la pista los árbitros, empeñados en pitar falta en cada rebote.

Tras la reanudación, cuando oíamos superpuestas las palabras de Lue, indicando que lo primero que tenía que hacer el equipo era no perder balones, mientras los Cavs tiraban por la banda (y la borda) la primera posesión del crucial último cuarto, nos sorprendíamos porque LeBron todavía no estaba ahí. Ni tampoco volvió cuando McMillan tuvo que pedir tiempo muerto después, porque Cleveland sin su rey había aumentado la ventaja a 8, y tenía que volver a meter a Oladipo a pista, después de sacarlo para darle a él también un merecido descanso.

No lo sabíamos entonces, pero esos momentos fueron claves: por primera vez los Cavs se impusieron a Indiana sin sus líderes en pista, y la diferencia no se llegaría a recortar de nuevo. HillLove, al que se le vio cómodo por primera vez en el encuentro sin James a su lado, abrieron hueco y continuaron desarrollando su química incluso cuando LeBron reapareció a 8:41 para el final, y en un segundo plano.

Los Cavs volvían a presionar a Oladipo con dos jugadores en defensa, los Pacers, que no han logrado tener una respuesta consistente a ello en toda la serie (su gran debe), se atascaron, y Hill daba la puntilla a su antiguo equipo, el de su ciudad natal,  dirigiendo buenos bloqueos y continuaciones y anotando en un palmeo. Necesitaron su providencial presencia porque LeBron no era el de los tres primeros cuartos: una pérdida incomprensible castigada a la carrera por los Pacers, y una penetración a medio gas que le salvó un tapón ilegal de Turner, no eran lo requerido de su altísimo estándar de excelencia.

Las esperanzas de los Pacers menguaban, porque el tiempo restante no estaba de su parte, y una decisión arbitral discutible, en un partido muy mal dirigido, pudo apagar el penúltimo conato de reacción. Turner fue expulsado del partido por cometer su sexta falta en un rebote ofensivo que, de haber ido el silbato en la otra dirección, podría haber sido un 2+1, y los Cavs quedaban 9 puntos por delante a 4:17 del final. Dos suspensiones de Collison y Oladipo con unos tiros libres de Thompson por el medio acercaban a Indiana a la media docena de diferencia: volvió a brillar entonces la estrella del repudiado pívot de los Cavs, que taponó enfáticamente a un Collison que se escurrió de un James fundido, para evitar que Indiana se acercase demasiado.

El silbato fue entonces adverso a Cleveland en una terrible falta en ataque pitada a LeBron tras coger un rebote en su propia canasta y encontrarse delante a Sabonis, y los Cavs dieron su última muestra de defensa verbenera: Oladipo cruzó la pista entera del tirón para anotar una bandeja sin oposición tras recibir el saque lateral en su propio campo, en lo que sería el último estertor de los Pacers.

En la siguiente jugada, los Cavs tenían obligación de anotar para que Indiana no pudiera reducir el partido a una posesión, y la pizarra de Lue funcionó, consiguiendo una bandeja para James tras cortar hacia el aro después de apoyarse en Korver ante el dos contra uno de Indiana. La ventaja de 6 puntos ya sólo la podía arruinar un milagro tardío que no se produjo, y Cleveland certificó unos tiros libres después una victoria que le costó horrores conseguir.

La buena noticia para ellos es que siguen adelante, en el que quizá fue el partido en el que escoltaron a LeBron de mejor manera (pero tampoco mucho, no nos vayamos a creer), y que los Raptors, que les esperan en la siguiente parada, tendrán otras cosas, pero todavía no han demostrado la fortaleza mental para volver y volver a atacar sin rendirse de estos bravos Pacers, una de las sorpresas más agradables de la temporada.

Nadie fuera de Indiana confiaba en ellos esta temporada, pero han sido quintos en su conferencia (y muy cerca de arrancarles el título de la División Central incluso a estos mismos Cavs) y casi pasan a segunda ronda, poniendo las cosas muy difíciles (a lo largo de la eliminatoria, han anotado 40 puntos más) al equipo que les barrió sin compasión la pasada campaña, y al jugador que les ha sacado de Playoffs 6 veces en los últimos 7 años. Son un equipo de verdad, y es para que sus aficionados estén orgullosos, Si Oladipo mantiene el nivel, y los dos jóvenes que apatrullan su juego interior se siguen desarrollando, pueden dar guerra en un Este que se va a recrudecer si Boston, Philly o Milwaukee alcanzan su potencial.

Y de los Cavs, qué decir. Tienen al mejor en sus filas, pero la increíble ración de minutos que le han servido a lo largo de la temporada está empezando a hacer mella, y su incapacidad de finalizar un encuentro que ardientemente deseaba completar, es la última muestra que esta serie nos ha dado de ello. Kevin Love podría haber vuelto a sufrir una lesión en el dedo operado y/o otra conmoción cerebral, pero sigue adelante como puede. Tras siete partidos, hemos descubierto que alguien distinto a LeBron puede conducir un p’n’r, pero vete a saber cuando pueden perder a Hill otra vez. Han sido pasados por encima en dos ocasiones, remontados en ventaja tras ventaja, y todas sus victorias han tenido que esperar al último suspiro.

Y aún así, y por mucho que se los hayan «pedido»… no me creo que en Toronto duerman tranquilos esta noche.

Sofi del día: Ver a Doris haciendo las entrevistas a pie de pista duele… y uno diría que por su cara, a ella tampoco le ha hecho mucha gracia esta bajada de categoría.

 

PO desde el Sofá (V): Jaque al Rey

Los Pacers remontaron una desventaja de 17 puntos al descanso, gracias al mejor partido de la carrera de Bojan Bogdanovic (30 puntos, teniendo que defender a LeBron), y mantienen la ventaja de campo, pasando toda la presión a Cleveland, y convirtiendo en casi obligatorio para ellos ganar el próximo partido en Indiana.

En un partido con dos partes bien diferenciadas, la mejora en defensa de los Pacers en la segunda mitad, y su adaptación a la presión sobre Oladipo, les permitió salir como vencedores, y con la moral de que los Cavs no han demostrado ser mejores que ellos en ninguno de los tres encuentros: en el primero les dominaron claramente y los dos siguientes fueron monedas al aire.

Cleveland era de la partida con el mismo quinteto que en el segundo partido, el grupo más veterano, con Hill, Korver y JR acompañando a Love y LeBron. Empezaron muy bien los secundarios, que parecían llegar por fin a la serie (por la que sólo se había pasado un rato Korver) sobre todo George Hill, en un compás inicial en el que el trío arbitral pitaba falta al menor contacto. Ese arreón inicial puso al que sería héroe de la noche, Bogdanovic, con dos faltas a los dos minutos y medio de partido, dando a McMillan la oportunidad de redimirse de la decisión del partido anterior, en el que mandó al banco a su mejor jugador al minuto de contienda. Pero pese a los signos del croata para que le dejara en pista, Nate siguió al dedillo la regla del viejo libro de entrenador, y le mandó a recoger su toalla. Al menos Bogdanovic acabó el partido con cinco faltas y 36 minutos, no como Oladipo en el encuentro anterior, que no cometió una falta en toda la segunda parte, y acabó jugando 28 nada más.

Cleveland empezó bien, aprovechando la extraña configuración defensiva (de acuerdo a los cánones posicionales tradicionales) que los Pacers les mostraron en el encuentro anterior, con Turner defendiendo a JR Smith, para que Young pudiera marcar a Love. Así los Pacers tienen muy poca protección del aro, y los Cavs anotaban en la pintura, sin necesidad de exprimir a James como en el comienzo del encuentro anterior. Indiana supo responder, atacando sin respiro a Korver en defensa, y así vivimos, tras nueve cuartos de eliminatoria, que se dice pronto, el primer cambio de ventaja en el marcador, después de dos partidos dominados de cabo a rabo por el equipo vencedor.

Pero en cuanto LeBron se puso en modo anotador, motivado además por ser defendido por Lance Stephenson, los Cavs abrieron el primer hueco, tomando una decena de puntos de ventaja, que los suplentes liderados por Love lograron sostener al comienzo del segundo cuarto, lo que permitió a Lue extender hasta unos 6 minutos el tiempo de descanso de James. Los Pacers no estaban cómodos en ataque por los dos contra uno a Oladipo, y cometían bastantes pérdidas, algunas en las que al escolta local simplemente se le escurría el balón (si algo nos queda claro del final del partido anterior y de este es que Victor no usa el famoso Stick’um, desde luego), y otras moviendo el balón de manera desacertada en superioridad numérica. La estrella de los Pacers se marchaba al descanso con tan sólo 5 puntos en el casillero, y un enfado monumental por una falta de Nance sobre él no pitada en la última jugada, mientras que la ventaja de los Cavaliers se iba a descansar en su ápice: 17 de diferencia.

El parón sentó muy bien a Indiana, que reagrupó y volvió con las ideas más claras. Primero, fueron capaces de poner un poco en marcha a Oladipo haciéndole recibir de bloqueo indirecto y aprovechando mejor las contras. Y por otro lado, castigaron ellos también la falta de protección del aro local, con penetraciones de Collison, que, quizá no encontraban siempre aro, pero Young o Turner convertían en puntos en segundas oportunidades. Poco a poco la ventaja se iba reduciendo, sin que nadie liderará a los Cavs, ni siquiera LeBron, que tuvo a Bogdanovic abrazado a él toda la noche. Alguna vez incluso literalmente, como en la cuarta falta sin balón del alero, que tenía a James agarrado como si tratara de placarlo y levantarlo por encima.

Los Pacers empataron a poco más de 8 minutos y medio para el final, y abrieron un poco de ventaja inmediatamente con el comienzo del show Bogdanovic: dos triples seguidos (uno con su +1 incluido) tras unos pasos de LeBron, que llevaron al Fieldhouse a la locura. James sólo había anotado 5 puntos en la segunda parte (en la que no descansó), y los Cavs pocos más, en un giro de 24 puntos desde el intermedio.

Pero el Rey no había dicho sus últimas palabras, y con dos triples sobre Sabonis, tras jugar a la selección de personaje en los cambios en los bloqueos con la defensa de Pacers, volvía a traer el partido a la igualdad. De nuevo la respuesta vino de los Balcanes: otros 5 puntos seguidos de Bogdanovic, con su triple desde las letras para más recochineo, al borde del final de dos posesiones en las que los Cavaliers habían sofocado a Oladipo, obligándole a desprenderse del balón tarde y mal.

Cleveland tuvo opciones de igualar pero Love, Smith,y LeBron no acertaron en tres intentos desde el triple (en posesiones diferentes) suficientemente librados para poder considerarlos buenos. A los Pacers al otro lado, las oportunidades se les estaban esfumando: las ideas para burlar la presión perfecta sobre Oladipo llevaban escaseando desde hace rato (y eso que ahora la defensa Cav no quería despegarse ni en broma de Bogdanovic, que llevaba 15 puntos en el cuarto, lo que les permitía utilizarle para espaciar la pista como hubiesen querido), y el único consuelo que tenían es que el tiempo que quedaba seguía bajando. Otra pérdida de Oladipo acababa en el otro lado en un cuarto intento fallido desde el triple, esta vez de Clarkson, pero a la vuelta, esta vez sí, los Pacers ejecutaron perfectamente el cuatro contra tres, con Collison deshaciéndose fácil de Love, para soltar un pase que permitió a Young anotar con facilidad, en lo que acabó siendo un tres contra uno. La ventaja era de 7, y el tiempo en el marcador era inferior al minuto.

A la quinta fue la vencida para Cleveland, con LeBron metiendo el triple mas complicado de todos los de la ristra, y en la siguiente posesión, pese a pedir el tiempo muerto para prepararla, los Pacers no tuvieron de nuevo nada preparado ante la negación del balón de LeBron a Oladipo, acabando la posesión al agotar el reloj. De nuevo decepcionante el equipo local y su entrenador en la ejecución (¡el Marca tenía razón!), pero el marcador, tiempo y resultado, seguían siendo sus amigos. Los Cavs tenían 13.5 segundos para recortar 4 puntos, y un triple de Love tras recoger el rebote del intento fallido de LeBron y correr a cascársela a la esquina, les ponía sólo un punto por detrás, dando comienzo al juego de los tiros libres con 7.6 segundos para el final.

Pese a que de no ver claro el saque lateral, los Pacers ya no tendrían más tiempos muertos para volverlo a intentar (gracias al gastado un poco antes para hacer la nada), los Cavs no parecieron ponerle picante a la presión, y un simple bloqueo de Turner a un Jeff Green en babia, liberaba a Collison para que recibiera muy fácil en su mitad del campo, y poco faltó para que se pudiera escurrir y gastar el tiempo sin ni siquiera tener que tirar. Lanzó y falló el segundo, y sin tiempos muertos, JR Smith tuvo el tiempo justo para pescar en el alboroto, cruzar la pista, e intentar un triple lejano y forzadísimo (el octavo seguido de Cleveland, para los que lleváis la cuenta en casa), que les hubiera dado el partido, pero que no entró. LeBron tenía sellado a Bogdanovic en el poste bajo, y una canasta de dos bastaba para forzar la prórroga, pero es muy posible que no hubiera habido tiempo para hacerle llegar el balón y que pudiera ejecutar una suspensión en giro por encima suyo.

Pese al desenlace, el pronóstico de la eliminatoria sigue siendo incierto. Los Pacers han sido mejores y más vigorosos, y tienen ventaja, pero tras tres partidos, los Cavaliers parecen haberles cogido ya el punto en defensa: en Indiana no están preparados para que cortocircuiten a Oladipo, y esta vez Cleveland logró pararle por sus propios medios, sin ayuda de las faltas y el entrenador rival. Fue el mejor encuentro de la serie en esta faceta de los Cavs, pero por otro lado, a poco que los Pacers lleguen al cuarto partido preparados para salir de la presión, anotarán muy fácil: si esta defensa es ya terrible en igualdad de condiciones, imagina en inferioridad. Y los secundarios (Calderón, que no jugó anoche, parece ser el primer sacrificado) han ofrecido tan poquito, tan poquito en estos tres encuentros, que cualquier contribución positiva que dure un partido entero puede ser diferencial.

En cualquier caso, y visto lo visto, por primera vez el Rey peligra en primera fase. Y esta vez de verdad.

Sofi del día: Los que nos escuchéis en el podcast ya lo habréis oído por tercera vez con esta, pero: ¡qué bonita es esa equipación amarilla (perdón, dorada) de los Pacers!

Si los Cavs ganaran Los Finales…

El jueves de madrugada, tras lo que está fácilmente siendo la semana más larga del año, empieza el tercer asalto del Warriors-Cavaliers, que no tiene quizá un favorito claro… pero sí de consenso: aunque se conceda que los dos equipos están parejos, una mayoría abrumadora escoge(mos) a los Warriors como vencedores más probables.

Pero favorito no es seguro, y en el deporte no hay certeza que valga: los partidos se tiene que jugar, y Cleveland puede mojarle la oreja a Golden State. Después de todo, no nos encontramos en una situación muy distinta a la de la pasada temporada, y todos sabemos lo que sucedió. Si los Cavs repiten título no sucederá todo lo que contamos aquí… pero sí tendrán que contar con muchos de estos detalles.

Los Mejores son… mejores

Aunque esta evaluación se rearbitrará a toro pasado, es muy posible que los Cavaliers junten al mejor jugador de la eliminatoria y al que más grande tiene las gónadas. Y hablar en términos de lo que aquí se reúne es extensible en muchas ocasiones al Mundo entero. James e Irving pueden ganar 4 partidos de 7 (o menos) a cualquier equipo, en cualquier situación o contexto, por mero poder individual. Están completando unos Playoffs brillantes y 7 de los 8 miembros que les acompañan en la rotación son capaces de tirar de tres, y con mucho acierto: ninguno baja del 40% en estos Playoffs.

Tienen espacio como nunca en sus carreras, luz verde de su entrenador, y también el uno al otro. La combinación de visión de juego, tamaño y experiencia de LeBron con la habilidad de Kyrie convierte el ataque de Cleveland en imparable, literalmente. Aunque la teoría diga que a Cleveland le interesa ganar la batalla del ritmo, para que el partido se desarrolle en un bailar pegados como baila el mar con los delfines, lo cierto es que no hay desarrollo posible en el que se puedan sentir incómodos, porque hasta en la situación más hostil tienen las de ganar.

Hace dos años LeBron jugó al escondite inglés con la defensa de los Warriors, castigando desde el poste bajo a todo aquel que se estuviera moviendo cuando levantaba la vista. El año pasado Kyrie, que era prácticamente novato en Los Finales, empezó flojo, pero todo fue ponerse cómodo y dedicarse a cambiar aclarados por puntos como si fuera divisa sobrante de un viaje lejano. Este año, la física y química entre los dos es de matrícula de honor, y James ha redescubierto el dulce punto en sus suspensiones que no se trajo de Miami, aquel que hace inútil la que durante tanto tiempo ha sido la única esperanza para pararle: darle espacio y dejarle tirar.

Van a tener que vérselas con defensores incómodos, largos y versátiles, jugadores que también tienen talento ofensivo y conocen esos trucos que un especialista jamás asimilará. El reto es grande porque entre Thompson, Iguodala, Durant, Green o Livingston es posible que no se enfrenten a un contrincante mediocre dos posesiones seguidas y tengan que olvidarse de recibir la ayuda de un bloqueo directo.

Pero el mejor ataque se impone a una buena defensa, y no hay muchas parejas mejores que estos dos.

Lue resuelve el problema Durant

Más allá de su innegable talento individual y del rol que pueda tomar como Señor Lobo encargándose de los problemas puntuales de anotación del equipo, Kevin Durant es un refuerzo de valor incalculable para los Warrriors por el problema que plantea a los Cavaliers en cuestión de emparejamientos.

Partiendo de que no hay muchos jugadores en la Liga con las condiciones necesarias para defenderle, los Cavaliers sólo tienen una persona que parezca adecuada: LeBron. El resto son demasiado pequeños o lentos para hacerlo, por lo que a priori, y salvo que alguien esté por encima de las expectativas y sus limitaciones, James tendrá que bailar con la más fea.

Esto es malo para Cleveland no sólo porque presumiblemente cansará más a LeBron de lo ocurrido en los primeros partidos de la serie del año pasado sudando de defendiendo a Harrison Barnes, sino porque impediría a los Cavs utilizar una de las estrategias con las que dio la vuelta a la tortilla: usar a LeBron como defensor de Green para dinamitar su pick’n’roll con Curry. Porque aunque los Warriors 2017 tengan ese bloqueo y continuación más abajo en su lista de prioridades que versiones anteriores del equipo, es de esperar que lo recuperen en cualquier momento.

Como James no va a poder estar en dos sitios a la vez (creo, habrá que verlo), Lue tendrá que elegir dónde utiliza su carta más alta y dónde emplea una solución subóptima. Quizá dé por perdido el enfrentamiento y 30 puntos por partido a Durant y se conforme con que uno de los Shumpert, Smith, Korver o Jefferson hagan lo suficiente para servir control de daños. También puede confiar en defender a Green (y lo que por propiedad transitiva supone, defender un poco -o un mucho- a Curry) con Thompson, que se mueve demasiado bien frente a los pequeñitos para el culo que tiene, o con Love, esperando que la magia de esa última jugada del último Final siga viva.

Luego estarían las ideas fuera de la caja: ¿se atrevería Lue a defender a Green con un pequeño, y retar a Golden State a que aprovechen el emparejamiento? Esta opción permite además -casi obliga a- que Cleveland juegue con un solo hombre alto, y si este es Kevin Love, pone en pista la opción nucelar, máxima artillería. El riesgo en cuanto a protección del aro y al emparejamiento con Green sería grande, pero los Cavs podrían estar haciendo llover canastas (triples) al otro lado, manteniendo a Curry y Durant relativamente ocupados.

O tomar la dirección contraria: poner a Durant con un jugador grande sabiendo que es posible que es eso, o coger a Curry en los cambios, y que así al menos KD no puede tirar por encima. Si los Warriors van a un Quinteto de la Muerte y los Cavs se mantienen grandes y abusones, algún interior va a tener que defender el perímetro, y será KD o Iguodala/Livingston.

Lo cierto es que esa pareja DurantGreen y su versatilidad para moverse hacia arriba una posición es sin duda el emparejamiento más desfavorable tal y como está construida la plantilla de Cleveland, y lo que puede permitir que los Warriors dicten a qué se juega. Que Lue dé con la tecla adecuada durante la serie es fundamental para los Cavs.

Love NO es «el de Minnesota«

Tras estar fuera por lesión hace un par de años, y quedar groggy en una serie en la que los guionistas iban escribiendo un papel cada vez más pequeño para él, esta parece la primera oportunidad de que Love sea importante en Los Finales de cabo a rabo. Llega sano, en forma, y más integrado que nunca. Lidera al equipo en triples anotados, los primeros cuartos son suyos, ha recuperado la voracidad en el rebote (sobre todo el propio, que es cuando está cerca de la canasta) e incluso ha vuelto el outlet pass, el contraataque sin que el balón toque el suelo que era marca de la casa en los Wolves.

Lil’ Kev Sr. en estos Playoffs ha sido el de Minnesota, sólo hay que tener en cuenta que aquí él no corta el pastel, se lo encuentra ya en el plato. La cuestión es si puede mantenerlo frente a unos Warriors que van a atacar su defensa y quizá le reten en ataque.

Empezamos por esto último: los Warriors no se pueden permitir que su emparejamiento natural, Green, quede en el ostracismo del lado débil, despegado de la jugada en defensa. Love podría no tirar una sola vez en toda la serie, pero si sólo con su amenaza lograra despegar a Green de la pintura, su concurso sería de sobresaliente y los Cavs estarían más cerca del anillo. Por tanto es de esperar que Golden State le defienda o bien con un jugador más pequeño o bien ponga a Draymond a arriesgar mucho jugando a medio camino entre la ayuda y la recuperación. Love tiene que hacer pagar a los Warriors las dos cosas: yendo a poner bloqueos y posteando en el primer caso, y abriendo el campo y embocando triples en el segundo. Tiene un emparejamiento favorable o la posibilidad de anular al candidato número uno a Jugador Defensivo del Año: la oportunidad la pintan calva.

También es verdad que ni siquiera sus momentos menos inspirados en ataque han sido la razón que le ha costado chupar banquillo frente a Warriors. Es su defensa, inteligente y voluntariosa, pero lenta, la que le ha hecho perder minutos en un enfrentamiento en el que la receta es el cambio, y la capacidad para mover los pies y llegar rápido a los sitios resulta fundamental. Además, la transición ofensiva de los Warriors pone un montón de presión sobre los hombres altos rivales para volver a defender lo antes posible, y el posicionamiento de Love en ataque es de todo menos convencional. Hacer que Love juegue en el perímetro, pero por la zona de la bombilla puede ayudar a los Cavs a mantener el balance en defensa, pero si lo aparcan en una esquina, el efecto puede ser el contrario. Cuando Golden State pone el turbo, puede caer un tiro antes de que a Love le haya dado tiempo a cruzar la línea de medio campo.

Aún así, los Cavs no tienen muchas más alternativas. Frye debería volver a la rotación porque puede estar en pista siempre que los Warriors tengan un pívot (aquí nadie tira triples como en Boston), aunque tiene el mismo problema o peor si toca cambiar, y los Cavs se van a ver obligados a jugar con LeBron de 4 y hasta de 5, pero el resto del contador hasta los 96 minutos por partido lo llenarán Thompson y él. En el quinteto titular hay un lugar para esconderlo (Pachulia), y en los de la Muerte siempre puede intentar ocuparse del exterior menos tirador, pero a cambio limpio (adoro la analogía que se ha marcado Kevin O’Connor en The Ringer: es como ir pasando hasta seleccionar un jugador en la pantalla inicial de un vídeojuego), pueden acabar poniéndole en la acción casi siempre que quieran.

Por tanto, para que los Cavs ganen, Love no tiene que ser el de Minnesota, sino el de la última jugada del pasado año: el que puede seguir el ritmo a Curry, recuperar a Green tras mostrarse en el bloqueo o no dejarse comer a merienda por los abusones de Pachulia y West.

Las pérdidas

Los Warriors tienen dos puntos débiles que no son un secreto: uno de ellos, las pérdidas. A veces por preciosismo, otras porque es el precio a pagar cuando quieres que la bola vuele libre, Golden State pierde muchos balones, y cuando se disparan los errores, pueden entrar en un círculo vicioso del que es difícil salir: pérdida con el balón vivo, canasta fácil a la contra del rival, vuelta a atacar ante una defensa bien colocada que lo tiene más fácil para provocar una nueva pérdida mientras la ansiedad va creciendo induciendo a más errorres. El caso más extremo de esta petición de principio baloncestística lo pudimos ver en el G4 de la serie entre los Wizards-Celtics, en el que Washington endosó un parcial de 26-0 a Boston en el que las pérdidas fueron condición necesaria y suficiente.

Los Cavs no son un equipo al que podamos considerar especialista en forzar pérdidas si miramos a los números, y el nivel de atención que suelen requerir todos los miembros de los Warriors hace más difícil arriesgar en la líneas de pase y jugar lejos de tu par, pero es una estrategia que los Cavs quizá deben considerar, sobre todo si en algún partido necesitan ganar terreno. Golden State también sabe ganar cuando pierde 20 balones, pero en una hipotética victoria de los Cavaliers es fácil imaginar algún partido desequilibrado por esta causa.

Los rebotes ofensivos

El otro talón de Aquiles de Golden State es el rebote: sólo los Knicks permitieron un porcentaje mayor de segundas oportunidades que ellos durante la temporada regular, y la aparente mejora en Playoff frente a Blazers y Jazz quedó en descrédito después del bajón en los tableros frente a los Spurs.

Y aquí los Cavs sí que pueden ser una amenaza, con dos de los mejores reboteadores ofensivos de la NBA, y una tercera bestia, si la ocasión lo requiere, en sus filas. Los números como equipo no impresionan, porque en la práctica sólo cuentan con el buen hacer de Thompson por jugar Love tan lejos del aro (y no tener ningún otro reboteador en el banquillo), pero el potencial de este equipo para usarlo como arma contra los Warriors, al igual que acaba de hacer San Antonio, es enorme, sobre todo como posible antídoto a los quintetos más pequeños de los Warriors.

Ya lo han usado en pasadas temporadas en Los Finales (de hecho Tristan debe gran parte de su reputación a las eliminatorias contra los Warriors, que le han hecho internacional -por Canáda-) y al igual que como con la pérdidas, porcentajes de capturas de dibujos animados (por encima del 35%) obligarían a los Warriors a jugar casi perfecto en ataque.

Aunque como ya comentamos el reverso tenebroso es cubrirse las espaldas de las contras de los Warriors: cada vez que vayan a por el rebote, sobre todo si mandan dos hombres altos, y vuelvan de vacío, están jugando con fuego. Como en tantas otras cosas, el resquicio existe pero es tan estrecho como el margen de error.

Si buscan a Curry… y lo encuentran

Una de las estrategias que más rédito dio a los Cavs el pasado año fue atacar sin piedad la defensa de Curry, tratando de ponerle en toda acción defensiva posible, y utilizando la alegría de los Warriors para cambiar, en contra de ellos mismos. Este año volverán intentar subir a Curry al estrado una y otra vez, pero quizá no lo tengan tan fácil.

La llegada de Durant ha liberado de carga ofensiva a Klay Thompson y es de esperar que aprovechen en defensa esa energía no utilizada, y eso supondría que Thompson se emparejaría con Irving todo lo posible, lo que complica un poco la estrategia de Cleveland. El éxito de los escoltas de los Cavs librándose de Curry lejos del balón para pasárselo a otro y/o bloqueando para LeBron e Irving puede ser otra de las claves de esta eliminatoria. Empezando por Smith, acabando por el que surja, el papel de todos los exteriores de los Cavs en estos Playoffs ha sido muy secundario detrás del Big Three, pero si Cleveland tiene necesidad de involucrar a Curry, el foco recae sobre ellos, y con tareas inesperadas además, como la de ejercer de continuador en el p’n’r.

El estado físico del base parece también mucho mejor este año, lo que haría más difícil la tarea, pero a estas alturas es indudable que el enfrentamiento con Cleveland y LeBron le frustra (más allá de lo deportivo incluso) y hasta que no se saque la espinita que tiene con este equipo puede estar errático. Si James huele sangre, los Cavs removerán cielo y tierra para encontrarle y atacarle, incluso aunque suponga tener que tirar de quintetos poco convencionales.

Meterlo todo

Al final, hasta una serie larga de 7 partidos es demasiado corta para no sentir el efecto de la caprichosa marea del acierto. Si la, llamémosle suerte, llamémosle aleatoriedad, sonríe a los Cavs o da la espalda a los Warriors en los momentos más delicados, volverán a imponerse.

Y lo cierto es que este año es Cleveland la franquicia que depende más de la bendición de las musas: las tornas han cambiado y ahora ellos viven más del triple que Golden State, por lo que de ser cierto el dicho (dúdolo yo), también podrían morir por él.

Salvo Tristan Thompson, todos los jugadores de la rotación de los Cavs tiran de tres, y como ya hemos comentado el acierto en estos Playoffs del equipo está siendo impresionante (quizá demasiado) y la reputación de algunos de ellos (Korver, Frye, diría que Smith, y tal vez Deron Williams) hará que incluso aunque entren en una mala racha, no varíe el respeto de la defensa rival. Es posible que Shumpert, el mejor defensor del grupo, sea el único que vería como abandonan su marca si de repente los tiros no empiezan a entrar.

Desde el punto de vista del concepto de la gravedad, los secundarios de Cleveland son mucho más peligrosos. Quizá puedas esconder un jugador en defensa en ellos, pero nunca podrás ignorarlos, algo de lo que Golden State saca réditos en forma de pérdidas rivales y caos. Si castigan a base de triples los riesgos mal calculados de los Warriors o les agrandan la penitencia de no poder cerrar su rebote, las estrellas de Cleveland lo agradecerán.

No hay arma secreta

La NBA es una liga de copiotas, y el éxito de la pareja de baile y pick’n’roll JamesIrving, ha sido replicado por todo el país, con mucho menos éxito, por supuesto. ¿Quién no lo ha hecho aún pese a que el límite teórico parece no existir para ellos? Exacto.

Golden State apenas ha usado a Curry y Durant bloqueando directamente el uno para el otro, pese a que llevamos todo el año esperando que ocurra.  Cuando pasaban los partidos y no lo veíamos, imaginábamos a Kerr y compañía protegiendo la unión como al Santo Grial, esperando a utilizarlo en Playoffs ante un enemigo que no conoce lo que se le viene encima. Las eliminatorias por el título llegaron, los Warriors están inmaculados, y siguen sin utilizarlo ni necesitarlo. ¿Será en Los Finales? ¿Lo estarán guardando para el último gran desafío?

Sinceramente, no creo que cuenten con ello. Ya no por la falta de rodaje y química, que aunque existiría, lo considero una cuestión menor. La verdadera razón por la que creo que no lo veremos tiene que ver con el rival: el pick’n’roll 1-3 significa hacer el trabajo sucio a LeBron y entregarle a Curry en bandeja de plata. James podría defender uno contra uno a Steph sin desequilibrar nada para lograrlo, una situación que es de las más halagüeñas que Cleveland puede esperar de esta eliminatoria. Y si lo invierten, Curry tiene que bloquear a LeBron, lo que además del desgaste físico y pupa que supondría, puede convertir la estrategia en inútil si James chafa la pantalla una y otra vez. Forzar un emparejamiento DurantIrving con un cambio de vez en cuando es la única ventaja clara que Golden State obtendría, y tienen maneras de encontrar el mismo desequilibrio, u otro parecido con mucho menos dolor y más confusión para Cleveland. Súmale esa verdad incómoda que no recuerdo dónde he leído o escuchado esta semana, que dice que a Durant no le gusta demasiado bloquear para nadie y el arma secreta de los Warriors se convierte en un cuchillo de mantequilla.

Ni ante Cleveland ni ante San Antonio (Green y Leonard cambiarían sin mucho perjuicio) es lo más amenazante que pueden hacer. Quizá por eso no lo hemos visto.

Green se divierte otra vez con unas pelotas que no son las suyas

Lo estabais esperando.

Los Warriors sufren una baja muy sensible

Sin meternos en hipotéticas lesiones futuras, que por supuesto pueden dar un vuelco a una serie, o incógnitas presentes (¿Iguodala?) los Warriors tienen ahora mismo una baja muy importante: la de su entrenador Steve Kerr. Hablaba en El Reverso Gonzalo Vázquez en una magnífica edición dedicada a su figura de lo misterioso que resulta que un coche autónomo como pueden ser los Warriors, eche de menos a su conductor.

El problema no está en cuando el coche va por la carretera haciendo lo que ya tiene programado: ahí funciona el piloto automático. Lo peligroso va a ser cuando el coche cruce, por ejemplo, el Canal de la Mancha, y se encuentre de repente en Inglaterra conduciendo por la izquierda (que por cierto, ¿dónde se hace el cambio de carril? ¿En medio del túnel? ¿En la parte proporcional de lo que ha pagado cada uno? ¿en el extremo francés? ¿en el del Brexit? Por curiosidad me habéis hecho buscarlo, y resulta que tú dejas el coche en un tren y te lo llevan ellos. Pues vaya). Se puede dar ese caso, en el que sea imperiosamente necesario que el conductor tome el control, y ahí tal vez le echen de menos.

En el único reto grande que han tenido en Playoffs, ese ya clásico G1 de los WCF, Mike Brown entró en pánico, utilizando quintetos mierder inéditos que hacían difícil lo fácil: jugar pequeño sin tiro ni velocidad y encima, por supuesto, palmando en el rebote y las distancias cortas. Lo peor de ambos mundos. Lo cierto es que en el resto de partidos no se le puede poner ni un pero, y tuvo decisiones incluso brillantes: dejar en pista a Curry y Green el G3 con problemas de faltas o dar carrete a un McCaw que pinta más necesario que McGee en esta serie. Pero todo fue con viento a favor y jugando con dinero de la casa.

Ver a los Warriors favoritos en el global es compatible (y creo que muchos lo esperamos así) con que más de un partido sea a cara de perro. Y Kerr no es perfecto (a cojón visto, el G7 del año pasado tiene borrones), pero es más fácil confiar en él.

Atención, atención

No es casualidad ni culpa de Isaiah Thomas que los Celtics robaran un partido a los Cavs y estuvieran mucho más cerca de ellos sin su base estrella que con él. Tampoco salió de la nada el éxito frente a los Raptors de DeRozan o que no pudieran recortar terreno a los Pacers en los minutos sin Paul George en pista. Los Cavaliers defienden mucho mejor lo individual que lo colectivo (como casi todos los equipos, tampoco es mucha novedad) y su sufrimiento en la retaguardia es proporcional al número de cortes y bloqueos indirectos que el equipo rival emplee. Es por lo que la primer gran victoria de los Cavs en estos Playoffs fue no cruzarse con Miami en una primera ronda que estoy seguro que les habría hecho gastar muchas más energías de lo esperado.

Los Warriors son un equipo con mucho más movimiento en el lado débil del que parece, y no es fácil fijarse por el magnetismo que tienen sus conductores de balón. Los Cavs, que no estarán de miranda, no pueden vencer sin prestar la máxima atención también a aquellos con los que parece que no va la jugada. Será necesario que derrochen tanto esfuerzo o más sobre ellos: no estará permitido quedarse mirando el balón, dejar la puerta de atrás abierta y morir en el primer bloqueo que te encuentres. Especialmente importante en esto será un jugador reincidente en este tipo de ofensas: Kyrie Irving.

Y lo será no sólo por sospechoso habitual, sino porque este año Curry juega más sin balón. Además de que la llegada de Durant haya movido el foco en unas cuantas posesiones por partido, quizá pensando en este enfrentamiento como juego final, los Warriors llevan toda la temporada tratando de encontrar la versión más libre de su base, y una de las maneras en la que lo hacen es separándole del bote. Y no será igual dos veces: Steph puede recibir en el lado débil tras recorrer un laberinto de bloqueos que esconde algún minotauro haciendo pantallas ilegales, o sólo unos segundos después de soltar el balón en un bloqueo y continuación, en lo que tarda en esprintar y salir de un rizo en el poste bajo como si fuera un ejercicio de agilidad de la Combine.

Los Cavs han ido afianzando durante los Playoffs una defensa que acabó mal la temporada y tardó una (corta) serie de Playoffs en afinar, y en los últimos partidos contra Boston se han visto sus peores vicios. Han estado muy bien cambiando o doblando en el dos contra uno sobre el balón, pero el nivel de comunicación necesario para hacerlo también lejos de él es mucho mayor, y esas tuberías han soltado agua. Sin fontanería haría falta el milagro.

Nadie creía en nosotros

Empecemos dejando claro que el factor «Nadie cree en nosotros» no funciona casi nunca. Si fuera tan sencillo como eso, no estaríamos tripitiendo la final que llevamos meses considerando inevitable o el Real Madrid no tendría 12 Copas de Europa (contragafe detectado, el que tengo aquí colgado).

El caso es que este año se junta el hecho de que son demasiado buenos (¡los vigentes campeones!) y a la vez no son favoritos para casi nadie, y que con el parón de una semana y mucha página (papel y web) que rellenar han sido preguntados y azuzados por ello una otra y otra vez.

Parten con la motivación del que se ve menoscabado y la única presión que llevarán encima es la que ellos quieran ponerse. Son el equipo que ha anidado en el corazón de aficionados de diversa tipología: los ‘abogados de causas pobres‘, los ‘calladores de bocas‘ o los ‘odiadores eternos al baloncesto moderno‘ son de los Cavs.

Y hay un equipo que tiene muy reciente el uso de este efecto contra los Warriors: el primer partido de la Temporada Regular y el primero de las WCF (hasta que Pachu… Kawhi Leonard se lesiona) de los Spurs tuvieron un poquito de la magia del contestatarismo que bien haría Cleveland en aprovechar.

Lo que sucedió entonces te sorprenderá

Después de plantear una gran cantidad de escenarios, nos dejamos fuera el que complementa todo lo anterior: quizá ocurra lo inesperado.

La historia de los Playoffs está llena de nombres que cambiaron una serie o un partido contra todo pronóstico, para vivir en la Historia. Quizá nos esté esperando un partido mágico en Cleveland de 28 puntosy 7 triples con impoluta defensa de Iman Shumpert, al igual que Leon Powe reventó a los Lakers en un cuarto de hora 2008. O Richard Jefferson quizá se está guardando para acabar con las esperanzas de anillo de Durant como hizo un Mike Miller siempre lesionado menos aquel día de 2012.

Apenas han pasado dos años desde que Deron Williams metió 35 puntos en un partido de Playoffs, y el mejor jugador (en porcentaje) desde la línea de triple esta temporada (Korver) está siendo uno de los peores tiradores del equipo: su regresión a la media le llevaría hacia arriba. O quizá alguna de las estrellas factura una de las actuaciones más inolvidables del deporte y ganan por lo más alto.

Hay infinitas maneras por las que podría suceder esto y lo contrario. Lo bueno es que si has llegado hasta aquí ya te quedarán unos… 10 minutillos menos para el desenlace.

PO Desde el Sofá (XVIII): Sí eran los Monstars, sí

Si la dominación de Cleveland en el primer partido de las ECF en plena resaca Celtic te pareció irrepetible, no creerás lo que sucedió en el segundo asalto. Los Cavaliers siguen inmaculados tras 10 partidos de Playoffs, llegando en cada uno más lejos que el anterior. Victoria por 44 puntos (que llegaron a ser 50) en el TD Garden, y ahora la serie vuelve a Cleveland, donde visto lo visto, y con Isaiah Thomas posiblemente lesionado, salir del Este sin perder un partido parece la posibilidad más plausible. Aunque ojo, que así estábamos el año pasado (con otro factor cancha), y los Raptors al menos robaron un par de ellos.

Pero aún así, ningún partido en 2016 fue como este. Esto estaba más que acabado ya al descanso (si no antes), cuando Cleveland, tras acrobacia chepuda sobre la bocina de JR Smith, mandaba por 41 puntos (récord histórico en Playoffs) sobre unos Celtics cabizbajos a los que no les respondía ni la salud.

Pero volvamos al principio. Stevens intentó de inicio ser más rápido, poniendo a Gerald Green de titular, y aunque a nivel de equipo no funcionó, los dos triples tempraneros del escolta fueron la única acción exitosa del ataque de los Celtics en los primeros compases. Los Cavs confundían a Thomas con diferentes defensas, tanto sobre el balón como lejos de él, y el base nunca fue capaz de coger el hilo. Tan pronto veía un dos contra uno, como un cambio en el bloqueo, o ningún hombre extra dirigido a su dirección. Y en la segunda línea de la defensa de Cleveland, la misma incertidumbre: la ayuda, de haberla, podía venir de cualquier lado. Ni siquiera probando a hacerle recibir tras dejar tirado a Irving en bloqueos indirectos la cosa funcionaba. Los Cavs ejecutaban un(a aparente falta de) esquema sin errores, y cuando los cometían, y dejaban algún hueco por el que colarse, o un tirador libre, Boston tampoco tuvo acierto.

Los Cavs forzaron pérdidas desde el principio y con canastas fáciles a la contra empezaron a abrir hueco. De protagonista, Kevin Love muy acertado de nuevo al principio. La voluntad de Boston, que no estaba haciendo nada demostrablemente mal (incluso reboteaban bien en defensa, yendo más a por Thompson que a por el balón) se empezaba a derretir, y un tapón contra tabla de LeBron a Bradley tan espectacular (salvo por el escenario) como el de los Finales, era la viva imagen de dónde residía el poder.

Con los banquillos moviéndose, el único momento del primer cuarto en el que los Celtics pudieron hilvanar tres jugaditas seguidas de acierto ofensivo fue posteando a Korver, con Brown y Smart, pero al otro lado estaban lloviendo triples. El único Cavalier que no estaba en su mejor nivel era Irving, y Lue le dejó en pista con los suplentes tratando de conseguir un efecto parecido al que tuvo el principio del segundo cuarto del partido anterior con Kevin Love, pero Kyrie no aprovechó demasiado esos minutos. No es tampoco que lo necesitaran.

En el segundo cuarto, y tras desviarse de ello como ya comentamos en el Game 1, los Cavs recuperaron el quinteto de LeBron y cuatro del banquillo, pero esta vez con James de pívot, y así empezaban los 12 minutos más aplastantes de unos Playoffs NBA 2017 que nos han dado muchos (demasiados) de estos cuartos. Los Celtics también se hicieron pequeñísimos, con Crowder de pívot, pero lo que se esperaba un tiroteo, fue una simple ejecución. En Boston perdían los nervios y la cabeza por no poder anotar ante un quinteto de Cleveland que invitaba a ello, recibiendo técnicas, y cometiendo pérdidas ridículas como un campo atrás de Rozier. Volvían los hombres grandes a Boston pero el LeBron imperial anotaba en suspensiones sobre ellos como si no estuvieran ahí, sin darles la más mínima opción en la otra parte de la pista. Quedaban poco más de tres minutos para el descanso, y Boston sólo había anotado 24 puntos. Cuando un Thomas renqueante malgastaba la última posesión del periodo de Celtics con un airball, Stevens cerraba los ojos unos segundos porque no creía que esto pudiera estar pasando. Sí, al final, sí eran los Monstars.

De aquí al final, los Cavs sólo tuvieron que aguantar la diferencia por la cuestión estética en el tercer cuarto, ahora sí con Irving también apuntado a la fiesta, y a falta de dos minutos para el final del tercero, y casi con un 100-50 en el marcador (99-53, para ser exactos), y ambiente de entrenamiento con público bostezante, los titulares en bloque de Cleveland salían del partido para no volver, dando el pistoletazo de salida a la sesión de pulsado compulsivo de «Adelantar por un minuto» del League Pass. La única noticia buena para Boston: más minutos de Playoffs para estar satisfechos de Jaylen Brown, el que más dio la cara anoche.

Veremos si los Celtics, presumiblemente sin su mejor jugador, tienen algo más de pelea dentro. Es de agradecer lo que ya nos dieron la ronda anterior, pero les seguimos necesitando en esta.

Sofi del día: Si os coincide algún día de ir a un partido NBA, os toca sentaros en Preferencia en primera fila, y lleváis un vestido, recordad siempre: cuidado con la merienda.

PO Desde El Sofá (I): Vencen, pero no convencen

Estamos en tiempo de playoffs y como es ya habitual en La Crónica Desde El Sofá (hasta que dure) cada día tendréis una pequeña crónica de lo que hemos visto la noche anterior (o probablemente durante el día tranquilamente) y al final, el Sofi diario…

Los Cavaliers se llevaron el partido inaugural de esta edición de Playoffs, en un enfrentamiento muy ajustado que Indiana pudo ganar en la última posesión. Cleveland no dejó que Paul George se encargará del tiro final, y CJ Miles no pudo castigar el dos contra uno a la estrella de su equipo en la jugada definitiva.

LeBron y compañía fueron por delante durante todo el partido, pero no llegaron a distanciarse, y cuando en el último cuarto estuvieron varias posesiones sin encontrar el aro, los Pacers metieron el miedo en el cuerpo a todo un pabellón que lleva un par de meses viendo a su equipo flaquear.

Cleveland no ha mostrado aún (o eso esperamos, por su bien) esa defensa «secreta» que prometía Lue estos días (no es que la tengan que sacar aún, que esto es muy largo), y volvieron a vivir de un ataque explosivo y de lo difícil que es para cualquier equipo no ser castigados por James, Irving y Love. Indiana ganó la batalla del rebote, tuvo éxito penetrando y atacando el aro de los Cavs con sus exteriores (primero Monta Ellis, luego Lance Stephenson, que parece otro de Pacer y contra LeBron), y mientras, Paul George, que anotó 6 triples, perforaba por fuera con suspensiones. Al menos lograron parar a Indiana cuando más lo necesitaban: un par de robos en los minutos finales de Irving (¿quizá el jugador que más se crece en el clutch de la Liga?), y la apuesta exitosa en la jugada final contra George les ha servido para ganar un partido que no debería haberse complicado tanto.

Y es que la estrategia defensiva de McMillan tampoco fue para echar cohetes, y LeBron (32 puntos, 65 eFG%, 13 asistencias) pasó toda la noche dándose un banquete por encima los jugadores exteriores de los Pacers que quedaban emparejados con él en cambios de dudosa eficacia. Indiana ha hecho un buen trabajo en líneas generales frente a los tiradores, y no han dejado que les rotarán hasta el aburrimiento, pero el precio que han pagado es dejar a James muy cómodo en enfrentamientos favorables. Tardó unos minutos en hacer notar su presencia en ataque, pero cuando empezó a tomar el control en el último tramo del primer cuarto, en el momento en el que los suplentes empezaban a aparecer en pista, fue para no soltarlo. Calentó con un par de pases excelentes a Frye y Jefferson en cortes al aro, pero se dio cuenta que podía aprovechar las defensas individuales para dominar también mediante la anotación. En los últimos minutos los Pacers tuvieron algo de éxito enfrentándole con Young, pero un estruendoso mate cuando Indiana recuperaba el marcador por primera vez tras tres cuartos, restableció el orden. Lo que apenas vimos fue el prometido enfrentamiento GeorgeJames, que a diferencia del tremendo partido de temporada regular que nos dejaron estos equipos hace poco, pasaron una buena parte del partido evitándose.

El partido pudo romperse en el segundo cuarto, cuando Love e Irving fallaron algunos triples desde las esquinas tras buen movimiento de balón que podrían haber hecho desmoralizante la diferencia, y pareció también visto para sentencia al final del tercer cuarto cuando a un parcial de 10-0 se unía la necesidad de mandar a George al banquillo para darle unos minutos de respiro. Pero entonces fue cuando Born Ready mantuvo a Indiana con vida, y no sólo aguantó la diferencia, sino que logró limpiarla. Jugó los últimos 14 minutos de partido y aunque no acertó con un triple postrero que habría acongojado a unos Cavs encantados de dejarle tirar, si no es por su actuación, tampoco habrían podido llegar a ese punto.

Lo cierto es que los Pacers están muy lejos de tener la munición de los Cavs, y pese a intercambiar golpes con ellos esta noche, les cuesta mucho más desarrollar las posesiones y conseguir tiros buenos que a los Cavaliers. Varias veces ellos solitos se han ahogado contra el reloj, y de alguna han podido salir con acierto o con una segunda oportunidad tras rebote, pero a lo largo de una serie contra Cleveland no va a ser suficiente. Y si el equipo de Lue empieza a ayudar con más eficacia, que hoy han tenido bien poca, va a ser aún peor, porque los Pacers tienen un déficit de tiradores a los que hacer llegar el balón cuando la zona se blinda. La oportunidad que han perdido hoy es enorme, pero la serie no debería estar tan igualada como para lamentarlo.

Al final, pese al susto, lo que sirve es la victoria, y eso le va a dar un poco de tranquilidad a Cleveland.

Sofi del día: A Jeff Van Gundy por su papel de Andrés Montes trucho: llamar a Stephenson Lance Romance, ¿genialidad o no?

PO Desde El Sofá (XXXII): Otro KO

Los Warriors volvieron a dar una páliza soberana a los Cavaliers, y tampoco necesitaron un partido perfecto ni la versión protagonista de los Splash Brothers. Draymond Green anotó 28 puntos (con 5 triples), Golden State compensó con un 45% de acierto desde el triple las 20 pérdidas, y dejaron en 77 puntos a unos Cavs, que fueron dominados por todas las versiones de los Warriors: la titular, el Quinteto de la Muerte, o la banda del banco. Sólo aguantaron un cuarto y medio.

Kerr reconocía en la entrevista dentro del partido que todo empezó en la defensa, y ciertamente, fue la constante de los Warriors en un partido en el que una vez que llegó su ataque, se acabó. La idea de los Cavaliers, agresivos y buscando tiros cerca del aro era buena en la teoría, muchos estrategas de sofá la habríamos considerado correcta, viendo que ante la defensa de cambios de los Warriors no se quedan con tiradores libres, ni son capaces de aprovechar los emparejamientos favorables. Pero no contaban con un Bogut protegiendo el aro de manera excelente, aprovechando de la posibilidad de dejar libre a Thompson. En su primer tramo de partido anuló todo acercamiento rival, incluidos los de LeBron nada más y nada menos… y hasta ahí llegaron las ideas de los Cavs, que vinieron con un único plan, penetrar hacia el aro incansablemente, pero que siempre encontraron un problema en la intimidación, las manos largas, la presencia o las ayudas de los Warriors.

Al menos en defensa si empezaron ejecutando bien, cambiando con sentido, con otro nivel de intensidad sin dejarse la puerta de atrás abierta, y volviendo a retar a los Warriors a que les ganen sin abusar de Curry y Thompson. Tampoco se dejaron sorprender de nuevo por Livingston, poniendo a Richard Jefferson (seguramente el mejor Cavalier anoche, en defensa y ataque) pendiente de él. Hasta mediados del segundo cuarto la cosa iba más o menos bien, pero con la aparición del Quinteto de la Muerte en pista, ni esto le funcionó a Cleveland. Los Warriors empezaron a sacar rentabilidad explícita de las defensas sobre los Splash Brothers, utilizándoles como señuelo y como bloqueadores para dejar a algún compañero libre. En cada jugada. Ni romper el cristal para coger el martillo de «LeBron James de pívot» en caso de necesidad funcionaba. Cuando Draymond Green empezó a meter los triples, las apuestas cambiaban a estimar cuando aparecerían Ian Clark y Mo Williams en cancha.

Sin Kevin Love en la segunda parte por un codazo de Barnes en la lucha por el rebote, Lue probó alguna cosilla, como resucitar a su Montaña, Timofey Mozgov, con idéntico resultado. Curry estuvo fuera buena parte del tercer cuarto con 4 faltas, pero hasta en ese momento hubo parcial a favor de los Warriors. Todos los jugadores de Golden State cumplían en un nuevo y sobresaliente esfuerzo colectivo, mientras que nada funcionaba en Cleveland: el resultado parece hasta corto para lo que pasó, si los Warriors tuvieran más cuidado del balón hubiera podido ser histórico.

Los Cavs ahora están obligados a ganar los dos partidos en Cleveland… o Los Finales no nos llegan ni al podcast en directo del próximo sábado. Nadie se puede librar después de los dos primeros partidos, pero más preocupante aún que el desempeño individual es que no parece haber ideas. Y este reto ya es lo demasiado difícil sabiendo qué hacer.

Sofi del día: Me encanta Santana, y es historia de San Francisco… pero el himno de Estados Unidos a guitarrazo eléctrico fue como el quinteto con LeBron de pívot: no funcionó ni de lejos.