18 días han pasado desde que se abrió la veda para negociar con agentes libres, y Greg Monroe sigue sin equipo. Seguramente sea, junto a Eric Bledsoe, el mejor jugador de los que quedan. Y aunque en la situación de ambos pesa mucho el hecho de que ambos sean agentes libres restringidos, parten de situaciones totalmente opuestas.
Lo de Bledsoe se puede explicar entendiendo que la posición de base pasa por uno de los mejores momentos de la Historia de la NBA, con una gran cantidad de jugadores de gran nivel en la posición, y apuestas prometedoras en algunos de los equipos que más presupuesto tenían este verano. Hay otro motivo que puede asustar a algunos pujadores, y es que entre suplencias y lesiones, Eric ha jugado muy poco en la NBA. Nunca ha llegado a los 2.000 minutos, y apenas ha pasado los 1.500 desde su año de novato. Además, su propio equipo, con Dragic e Isaiah Thomas, urgencias no tiene. Pero no estamos para hablar aquí de él, sino de Monroe, por el que sólo los Blazers, proponiendo un traspaso, parecen haber preguntado en serio y con insistencia.
Greg sólo se ha perdido 3 partidos en 4 años en la Liga, y tardó apenas un par de meses en convertirse en titular indiscutible. Lleva 3 años asegurando prácticamente un 15/10 con 2.5 asistencias y un 50% de tiro. No encontramos más de 10 jugadores en la NBA con mejores números individuales que esos en las tres categorías, si hacemos el corte por sus guarismos, y su tamaño le hace perfectamente adecuado para jugar de pívot, la posición siempre más difícil de rellenar, y con más escasez de talento de todas.
Acabará con un buen contrato sea donde sea (los Pistons, al parecer, han puesto unos 12 millones anuales encima de la mesa), y un papel importante. Pero en un verano en el que Hayward o Parsons han firmado contratos de larga duración por el máximo, debería haber equipos pegándose por él. ¿Cuál es su problema? Que la NBA actual mira por encima del hombro a aquellos hombres altos que no pueden cerrar el aro, o tirar muy bien de 3, o como mínimo, de media distancia. Defensa y/o espacio, que son herramientas que Monroe no tiene en su caja, han ganado en la lista de prioridades al juego al poste bajo y el equilibrio entre exterior e interior.
El cásting en versión NBA del #TrueDetectiveSeason2 para rellenar los dos puestos interiores en un equipo, pasa por desear a un hombre alto excelso en tareas defensivas, y como esto suele venir asociado a unas manos de piedra, se compensa con tiro y espacio, incluso con aleros fornidos jugando a ser eso del «cuatro abierto». Van Gundy es uno de los creyentes, utilizando a Rashard Lewis como complemento de Dwight Howard, y convirtiendo en millonario a Ryan Anderson. ¿Qué es lo ideal? Tener a alguien que lo aporte todo, intimidación y rapidez, que pueda tapar el aro y salir a puntear un 4 tirador; y que en ataque no estorbe: con rango de tiro desde la línea de tres, o como mínimo, una comodidad demostrada al poste alto. Si encuentras eso, puedes juntarlo con quien sea, sin más consideraciones, y aprovechar habilidades más sutiles como las de Greg. Pero jugadores así hay muy poquitos (de alto nivel, pongo, y estirando el chicle cada uno por un motivo, a cuatro en la lista: Ibaka, Noah, Anthony Davis, Marc Gasol). Ningún puesto al lado de estos está libre (el de Pelicans me parecía perfecto para él, y cuanto más lo pienso más me gusta), y hasta que no aparezca un nuevo Garnett, Greg seguirá sin tener la pareja perfecta.
Monroe, por tanto, se encuadraría, con las diferencias en estilo y distancias pertinentes, en un grupo que habita gente con el gusto por la anotación interior como medio y fin, no sólo por las claras limitaciones atléticas, sino incluso por el deseo de agradar, junto a Zach Randolph, Al Jefferson, Brook Lopez, Nikola Pekovic, David Lee, Nikola Vucevic, Chris Kaman, Luis Scola, Carlos Boozer, Carl Landry, Jared Sullinger, Andray Blatche… o el Pau Gasol y Amar’e Stoudemire recientes. Muchos de estos jugadores han firmado un contrato por el máximo al que aspira Greg o algo similar, pero una gran parte de los que lo han hecho, han sido carne de rumores prácticamente toda su carrera, porque en sus franquicias no se los han acabado de creer. El único componente de este grupo en la élite ahora mismo es LaMarcus Aldridge, un jugador tímidamente discutido hasta el sensacional comienzo de los Blazers el año pasado.
Salvo que tenga la suerte de jugar con uno de esos jugadores ambivalentes de los que hablamos arriba, o se junte a un juego exterior poderosísimo, el mejor caso realistícamente probable en un futuro inmediato para Monroe está cerca del papel deBig Al Jefferson en Charlotte o el propio Aldridge en los Blazers. Feliz, como foco principal del ataque en un equipo joven, que si crece junto, y va añadiendo las piezas adecuadas, puede hacer algo de ruido. Pero con todos los directivos de la Liga buscando como locos el home-run, la acumulación enfermiza de huidizas estrellas, proyectos así no hay tantos, requieren acierto continúo, y están alejados de los focos.
Lo cierto es que una propuesta similar se estaba forjando en el mismo Detroit. Su segunda temporada fue sensacional, y con 22 años, todo invitaba a crear un proyecto que lo tuviera como protagonista. Pero la llegada de Drummond a su misma zona de influencia, una compañía desigual en las posiciones exteriores, la inestabilidad en el puesto de entrenador, y los errores de Dumars al rodearle, han hecho que su producción se estanque las dos últimas temporadas (en una nueva posición para él). Decíamos que Monroe lleva ofreciendo lo mismo consistentemente los tres últimos años, y eso es parte del problema: a su edad no necesitamos que haga lo mismo, queremos ver cada vez más.
Y aquí podemos echarle la culpa a su convulsa situación, o por otro lado, creer que los jugadores de primera clase han sabido reponerse a inconvenientes similares sin excusas. Y eso es lo que alimenta su incógnita. A mí Monroe me parece un jugador predestinado a ser descubierto para el éxito de crítica y público, cuando por fin encuentre un equipo que sepa entender su sensibilidad para el pase y esa falta de egoísmo que tan a menudo se confunde (alguna vez incluso, con buen tino) con carencias en el deseo y la agresividad. Tiene la lucidez para mantener una jugada viva, y resetear cuando ve que no va a ningún lado, pero eso sólo se aprovecha con unos compañeros en sintonía, y un entrenador que haya construido uno de esos ataques estructurados, pero vivos, en los que leer la defensa y reaccionar de acuerdo a lo visto.
Hasta que llegue ese momento, es posible que continúe deambulando, y cumpliendo el expediente sin mucho más. Los equipos que más podrían beneficiarse de un talento así, no pueden permitírselo, pero Monroe es un jugador ya maduro que merece una oportunidad que pueda sacar lo mejor de él.
No van a aparecer unos pies rápidos debajo de ese cuerpo, y cada pick-and-roll que le ponga a defender el entrenador rival (sobre todo si no tiene otra línea de defensa), va a ser una locura. Y no es más que un correcto raspado en la media distancia. Pero puede JUGAR (con mayúsculas), rebotea, que es una contribución defensiva, aguanta las cargas en el poste y sale a los codos de la zona en ataque lo suficiente para obligar a respetarle.
Quizá no encuentre nunca esta situación casi ideal, y este verano parece que pasará sin buenas noticias en ese frente. A lo mejor simplemente quedándose, con otro año más entendiendo como poder camuflar sus limitaciones cuando juega de ala-pívot, algún cambio de cromos (el experimento Smith no ha funcionado) y Van Gundy, convirtiendo a Drummond en una realidad defensiva, y una amenaza cada vez que los Pistons tiran de sus jugadas de cuernos, pueda tener lo que necesita quedándose en la casa postiza que le dio la NBA. Esto también es parte del juego.
Mientras, Monroe sigue siendo otro más en el anden esperando su tren.
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Los Pistons llegaban al verano con dinero que gastar, una elección en el Top 10 del Draft y con el descubrimiento del que puede ser el pívot con más potencial de la Liga en estos instantes. Detroit ha apostado por ganar más pronto que tarde, sin sacrificar mucho en juventud, ofreciendo un contrato multianual a Josh Smith y a Brandon Jennings.
Pero ojo, porque casi todos estos jugadores tienen lagunas enormes en su juego y quizá no combinan de la mejor forma posible. La varianza en las expectativas sobre lo que Detroit puede hacer la temporada que viene es de las más grandes de la Liga, y la elección de Joe Dumars para el puesto de entrenador, Mo Cheeks, no hace más que añadir intriga a las posibilidades de los de Michigan. Lo que es seguro es que este equipo es de los que más curiosidad despierta y uno que va a tener muchos ojos encima al principio de esta temporada.
Radiografía de los Pistons
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En la radiografía intentamos recoger una amplia información estadística de cómo funcionó cada equipo el año pasado, en ataque y en defensa, comparando en que percentil (porcentaje de equipos mejor/peor que ellos) se encuentran respecto al resto de la Liga.
Torres trillizas
Con el fichaje de Josh Smith para acompañar a Greg Monroe y Andre Drummond, los Pistons van a tener uno de los frontcourt con mayor potencial de la Liga, aunque sólo sea en el League Pass.
Porque este grupo de jugadores, a pesar de lo prometedor de su aspecto si todo funciona, despierta una serie de dudas en cuanto a posiciones y problemas con el tiro. Hasta este año, Greg Monroe había pasado sus dos temporadas en la Liga jugando todos los minutos en la posición de pívot y Josh Smith lleva desde el año 2007 jugando de ala-pívot la gran mayoría del tiempo (más del 85% este año y hace tres temporadas, prácticamente el 100% en el resto) y la coincidencia con Andre Drummond en el quinteto inicial les obliga a bajar un peldaño a una posición más pequeña.
Los problemas que esto genera para ellos es que el cambio incide en algunas de sus patentes debilidades. Monroe es un jugador lento y poco activo, problema exacerbado si se enfrente a ala-pivots, y Smith es un mal tirador, que puede enamorarse demasiado de su lanzamiento de media y larga distancia, que en el puesto de alero tiene que utilizar por obligación
De la pareja Monroe–Drummond pudimos tener un aperitivo la temporada pasada (sólo 452 minutos nos dio Frank) que ayudó a crear y confirmar tanto el potencial como los temores. Los Pistons con ellos fueron 2 puntos por 100 posesiones peores que el rival (-4.8 el resto de la temporada) gracias a la mejora en defensa, ya que los quintetos con la pareja estuvieron bien (se hubieran localizado en torno a la media de la Liga). Pero no dieron la talla en ataque, con un terrible número de pérdidas como unidad: en el 18.9% de las posesiones, los Pistons entregaron el balón al rival, por encima de lo que cualquier otro equipo de la Liga hizo el año pasado.
Aunque lo fácil sea echarle la culpa a la dirección del juego, con un jugador limitado como Knight, lo cierto es que con Calderón no fue a mejor, y los números son peores tras el All-Star (sólo 72 minutos con el español, eso sí). Andre y Greg pusieron de su parte, y los quintetos recogieron un tremendo porcentaje de los rebotes en ataque disponibles (35.5%) y la proporción de puntos que consiguieron en la pintura hubiera sido 2º en la Liga, una magnífica cifra. Pero sin ser rodeados por un buen tiro de tres (la cantidad de puntos sacada desde allí hubiera sido 29º en la Liga con un acierto en la media), Detroit volvió con el zurrón vacío en demasiadas posesiones por no ser capaz de penetrar o hacer llegar el balón a sus jugadores en posiciones interiores.
Y aquí viene el otro problema de este grupo: la falta del tiro de los tres para lo habitual en sus (algunos casos nuevas) posiciones.
Josh Smith tiene un 28.4% de acierto desde el triple a lo largo de su carrera, y llegó a abandonarlo en su momento (en 2010 sólo tiró 7). El alero medio en la Liga tira unas 4 veces de 3 cada 36 minutos, y aunque su frecuencia no esté muy lejos de ese número cuando juega en la posición (3 intentos por 36 el pasado año), su acierto está lejos del 36.6% que se espera. Su problema es uniforme, no ha demostrado por ejemplo que tire mejor desde las esquinas, y fuera de la pintura de 2 también tuvo la pasada campaña un porcentaje semejantemente paupérrimo: 30.5%.
Greg Monroe tiró un 30% más que el año anterior fuera de la pintura, pero los 2.7 intentos por 36 minutos es poco para un ala-pívot (de hecho, en la Liga, ahora mismo, los PF tiran 1.5 veces de 3 cada 36 minutos en promedio), y viendo que también acertó sólo un 30%, los rivales no podrían estar más felices de verle incrementar la cifra.
Y con Drummond sí que mejor no contar. Sólo metió 3 canastas fuera de la pintura en todo el año, y en su caso no se le pide más, ya que muchos pivots han sido estrellas viviendo sólo en torno al aro, pero hay carreras que se destrozaron por no llegar al 50-55% de acierto en tiros libres, y este en su año de novato plantó un terrorífico 37.1%. Está trabajando en ello con SHEED!, y en los Pistons están confiados en que puede mejorar, pero si sigue así, veremos mucho Hack-a-Drummond, y su culo en el banquillo acto seguido. No hace falta que desarrolle un juego a media distancia, o un tiro desde la bombilla (aunque por supuesto, todo añadido es bueno) pero lo de la mejora en la línea es imprescindible. De nuevo, ni se le pide que llegue a la media para los pívots (67.9% por si alguien tiene curiosidad), pero sí que pase el umbral a partir del cual al otro equipo no le compensa hacerle falta intencionadamente.
¿Por qué esto es un problema? ¿Si son capaces de anotar a su manera, por qué tendrían que hacerlo tirando de lejos? Si sólo uno de ellos estuviera en esta situación no importaría mucho, pero juntar a tres especímenes tan limitados reduce el espaciado del equipo en la pista, junta a los defensas a los que no les importa darles la distancia suficiente para que tiren, y puede provocar que no sean efectivos en el tipo de jugadas que piensan aprovechar. Por ejemplo, cuando Josh Smith busque sacar rentabilidad a su ventaja de fuerza y altura para postear ante un alero rival, el hombre de Monroe podría acudir a la ayuda sin mucho miedo al pase al poste alto. O cuando Brandon Jennings intente penetrar, se encontrará las ayudas volando hacia él.
En definitiva, el juego interior de los Pistons va a tener una batalla constante a lo largo del año, por tratar de imponer lo mucho que hacen bien a sus debilidades, tratar de intentar que su abusivo tamaño no se vuelva contra ellos. Veremos quién sale ganador.
En deshonor a la verdad
Cuando comenzó el periodo de agentes libres probamos con «En deshonor a la verdad» una pieza que pretendía relatar sólo las cosas buenas de un jugador, olvidando y sin mencionar las malas. Empezamos y acabamos con Josh Smith, y me da pena no haber hecho más, sobre todo, por uno de sus nuevos compañeros, Brandon Jennings. Eso sí, nos lo guardamos para hacer una edición mini en este repaso previo al principio de temporada.
Lo malo, ya lo conocemos, y se basa en pruebas muy evidentes, aparentemente. Su cartel es el de base anotador que acaba siendo egoísta, tira más de lo que debería, y mete muy poco. Su porcentaje no llega al 40% y su carta con apenas un par de zonas verdes ya se ha acabado haciendo famosa de lo mucho que ha sido utilizada en Twitter o vídeos demostrativos.
Mi argumento no es que Brandon Jennings sea uno de los mejores bases anotadores, ni nada por el estilo, pero creo que citar su 39.9% en tiros de campo y su gráfico de zonas calientes es un uso malo de las estadísticas, que hace pasar por horrendo jugador a alguien que navega más cerca de la media de lo que parece.
En primer lugar, semi-parafraseando a Daryl Morey, el General Manager de los Rockets, alguien inventó el porcentaje de tiro de campo, y ese alguien debería ser disparado. Esta métrica penaliza sobremanera a aquellos jugadores que tiran de mucho de 3, un tiro que se convierte con menos frecuencia que el de 2 (35.9% desde el perímetro, 48.4% dentro de la línea) pero que cuenta un 50% más en el marcador. De hecho, el porcentaje efectivo del tiro de 3 (35.9 multiplicado por 1.5, 54%) supera generosamente al de 2, y por eso la Liga en conjunto tira 35% más triples que hace 10 años y más del doble que hace 20. Por tanto, utilizar el porcentaje de tiro sin ajustarlo a triples, en lugar de lo que se conoce como porcentaje de tiro efectivo (aquí explicado más al detalle y con otras variantes), debería suponer pena de prisión inmediata, revisable en cadena perpetua, salvo cuando estemos en una situación que los lanzamientos de tres no intervengan (comparando porcentajes en zonas concretas, o de jugadores que no tiran desde ahí).
Jennings es el séptimo jugador de la Liga que más triples tiró (su porcentaje, 37.5% no está nada mal sin entrar en más consideraciones), y evidentemente, cambia mucho la fórmula que esos 461 intentos (más de uno de cada tres de sus tiros de campo) cuenten con ese 37.5% o el 56.3% que debería. En total, el porcentaje de tiro efectivo de Brandon Jennings es de 46.8%, aún por debajo del 49.6 eFG% que marcó la media de la Liga este año. Pero si hiciéramos la clasificación por porcentajes para jugadores con más de 1000 minutos el pasado año, le auparía de la 234º posición utilizando FG%, al 198º con eFG%.
Si usásemos además otra medida que incluye el tiro libre, el porcentaje de tiro verdadero o TS%, y que ofrece una radiografía completa de los puntos por tiro de un jugador, Jennings se sigue acercando a la media (51%, a 2.5 puntos porcentuales del 53.5% que marca la referencia) y escalando posiciones. De nuevo, ser 191º de 263º no es para dar palmas, pero es bastante mejor que ser 234º.
Pero podemos seguir un poco más adelante. Y es que, Brandon Jennings es un gran jugador protegiendo la pelota, entre los bases que menos balones entrega al rival. De 76 point guards con más de 500 minutos el pasado año, Jennings fue cuarto en minutos, pero duodécimo en pérdidas. Si vemos el porcentaje de pérdidas teniendo en cuenta las asistencias (es decir, cuantas pérdidas por cada tiro, viaje a la línea o pase para canasta), es el 13º del grupo con un 10.7%, sólo por detrás de Hill, Paul, Parker, Calderón y Walker, como sexto entre los titulares. Y diría que no es casualidad, porque su cifra del año pasado, un 9.2%, fue la segunda tras Chris Paul.
Si añadimos a la fórmula de puntos por tiro las pérdidas (ajustando con el número de asistencias dadas para no perjudicar a los pasadores) para crear los llamados puntos por posesión, entonces, Jennings es 159º en la clasificación general de la Liga de jugadores con más de 1000 minutos. Vamos mejorando.
Y frente al gráfico de tiro de la Liga con poco verde, nosotros ponemos este otro, que compara el porcentaje de Jennings con la media de la Liga con una mayor granularidad y detalle, y lo interpretamos.
Está claro que Brandon tiene un problema finalizando sus penetraciones y tirando desde las esquinas, pero el gráfico de la Liga no acaba de enseñar lo bueno que es tirando el triple frontal. Es el sexto jugador que más ha metido en la Liga la pasada temporada, con un porcentaje de acierto, 37.8%, superior a la media (35% el último año). Y con vistas a su nuevo equipo, esta distribución de su puntería es positiva.
Uno de los problemas claros que los Pistons van a tener son lo mal que van a poder estirar el ataque cuando Smith, Monroe y Drummond jueguen juntos. Así que a Jennings no se le pedirá que penetre mucho porque, simplemente, no va a haber espacio, de hecho, los Pistons estarán encantados con la amenaza que supone Brandon en las jugadas de bloqueo y continuación tirando de lejos. Los números le sitúan como uno de los mejores levantándose para tirar (39.8% en triples en estas situaciones, todas con tiro tras bote), y puede penalizar a la defensa que mande esperar cerca del aro al hombre alto. Jennings demandará atención más allá de la línea de 3, lo que va a dar ese medio segundo de ventaja a sus hombres altos, más hábiles en Detroit que en los Bucks. Especialmente interesante será ver la evolución de Drummond, explosivo y potente, pero algo verde leyendo las defensas y ayudas, y que con el nuevo base tendrá que colocar los bloqueos más arriba de lo habitual. Esto le obliga a utilizar un metro más, que para Andre, será aún más velocidad para encarar el aro o más espacio para cometer errores, sin mucho término medio.
Y sin Monta Ellis a su lado, tendrá más el balón, y no le veremos habitualmente parapetarse en la esquina para tirar. Utilizar su cuerpo para anotar o sacar faltas cerca del aro y el tiro tras pase son sus verdaderos talones de Aquiles, y en Detroit los utilizará algo menos en teoría. Pero lo que más feo queda y más disgusta al aficionado, que son los triples chuzados desde el semicírculo, es más virtud que defecto, ya que por volumen y acierto está en la zona noble de la Liga.
Respecto a sus capacidades como director de juego, las 5-6 asistencias por partido en las que se mueve no inspiran mucho, pero viendo que en Milwaukee no ha tenido mucho talento ofensivo alrededor, ni un entrenador (Skiles casi hasta el final) con ganas de trabajarlo mucho, lucen mejor en contexto. En una entrevista este verano, Joe Dumars comentaba que antes de apretar el gatillo en la operación BJ (pun intended), revisaron horas de vídeo, comprobando que su visión de juego y capacidad de pase eran mejores a la fama, y quedaron contentos con lo que vieron, aunque tal vez necesitarían animarle a hacer esos pases. Yo comparto la opinión que esta parte del juego de Jennings es entrenable, y me parece el típico jugador que si se siente rodeado de jugadores de nivel no le importa pasar el balón.
Lo que si no tiene mucho perdón, y quizá, tampoco, mucho arreglo, es el drama en defensa. Jennings es pequeño, pero no es en jugadas que dependan del tamaño donde se ve superado: no sigue las jugadas en defensa y es un chollo para su rival, que siempre suele estar abierto para tirar. Aunque no tenía el beneficio de estar acompañado por un buen jugador defensivo, ya que su compañero es otro canijo y vago como Ellis, el RAPM (+/- ajustado y normalizado) le echa algo más de culpa a él. Con los mismos grupos de otros 4 jugadores, en más de 1000 posesiones, el equipo era 6 puntos por 100 posesiones peor con Brandon que con Monta. Y su registro total, -3.2 puntos por 100 posesiones en defensa, es el 9º peor en toda la Liga de jugadores con más de 1000 minutos. La esperanza es, que sus números en años anteriores fueron mejores, y que sus defectos son más de interés y compromiso que de habilidad o técnica.
En general, se habla mucho de los hombres altos, pero la de base es seguramente la posición en la que los jugadores se toman más tiempo para demostrar su potencial. Hay una gran cantidad de point guards que han necesitado un cambio de aires, o llegar a su quinta-sexta temporada para demostrar su madurez. Conley es el ejemplo más reciente, pero la Liga tiene muchos. Tony Parker, Chauncey Billups, Baron Davis, Sam Cassell, Steve Nash, Terrell Brandon… Jennings sólo tiene 24 años, y entra en su quinta temporada, esa en la que tantos otros pegaron el espaldarazo. Por ejemplo, se corresponde con aquella en la que un tal Mo Cheeks (que por afinidad posicional seguro será un buen mentor) fue por primera vez al All-Star.
Con un contrato por unos 8 millones al año, Jennings tiene un gran valor. Ha jugado cuatro temporadas casi completas (una fractura del quinto metatarso en diciembre de 2010 fue su única lesión) y con una NBA que tiende a hacer contratos más cortos, el suyo, de apenas 3 años, llega sin riesgo previo. Está un escalón salarial por debajo de los Curry (no olvidemos que aquí hubo descuento por el tobillo), Lawson o Holiday, vamos, el sitio que le corresponde como jugador talentoso y con proyección, pero con fallos en su juego. Y ojo, que si pegara el salto, saldría muy barato.
El escolta en el alero
La mayor duda para este comienzo de temporada en Detroit es quién ocupará el puesto de escolta titular. Las opciones son variadas: el hijo pródigo y prodigio, venerable veterano, al que el arroz puede que se le haya pasado ya (Chauncey Billups), el prometedor novato (Kentavious Caldwell-Pope), el horrible tirador que además es más efectivo jugando de base tróspido (Rodney Stuckey) o el alero converso al que ya han utilizado ahí (Kyle Singler).
Con la necesidad de este equipo de añadir un tirador más, por tener las medidas más típicas en la posición, y el mayor potencial, Caldwell-Pope sería una muy buena opción, pero Cheeks quizá prefiera algo más de experiencia. Aunque se ha ido abriendo más a los novatos (de la época de Philly y la siguiente en OKC como asistente el año de la llegada de Harden e Ibaka no hay queja alguna), en su paso por Portland tenía la fama de no confiar mucho en ellos, con ejemplos como el de Zach Randolph. Por otro lado, KCP está acostumbrado a ser el hombre en Georgia, y aquí Detroit necesita una quinta opción, alguien que no tenga problemas con ser poco más que un espectador en ataque y que tenga ritmo de tiro aunque intervenga poco, algo que no sabemos si puede hacer, ni si es lo que más ayudaría a su desarrollo.
Billups puede ser una opción interesante, y su historial como base le da a Mo la opción de apretar la rienda a Jennings en la pista sin castigarle con el banquillo si quiere corregirle. Pero Mr.Big Shot tras su lesión de Aquiles es más bien Mr.Bad Shot y no sé si tiene la autoridad moral ahora mismo para tutelar a un jugador en los misterios de la selección de tiro.
Quizá la elección también dependa de cómo se organiza una segunda unidad que no tiene un pívot claro (no sé si Josh Harrellson da el nivel) y que el año pasado sobrevivió gracias a la explosión de Drummond, pero este necesita un nuevo protagonista, para que el liderazgo no acabe en Will Bynum o Charlie Villanueva. Estos dos y Stuckey hubieran sido una apuesta prometedora en 2009, pero en 2013, lo que son es 9.4 puntos peores que el rival (por 100 posesiones) cuando se juntan.
Y por último, veremos como integran a Gigi Datome. Tras un gran EuroBasket, podría ser el prototipo de cuatro abierto que este equipo esperaba de CharlieV y una alternativa si hay atasco interior. No confío demasiado en que Cheeks le dé oportunidades, pero cosas más raras se han visto.
Pinta a que este será el cuarto año que los Pistons pasan en ese purgatorio en el que son lo suficientemente buenos para no hundirse en los peores puestos de la Liga, y lo bastante malos para no entrar en Playoffs. El equipo sigue rejuveneciendo, añadiendo cinco novatos, y por los movimientos que (no) ha hecho, Joe Dumars ha decidido que este no es todavía el año para competir.
A pesar de ser un grupo joven, en el núcleo principal nos encontramos a gente veterana y con reducido o ningún margen de mejora ya como Bynum, Prince, Maxiell, Maggette, Stuckey y Villanueva, y con los jovenes estancados como Jerebko y Daye, los Pistons solo pueden contar a priori como segura la mejoría de Monroe, uno de los mejores anotadores interiores de la Liga ya, con todavía espacio para ser mucho más, y la de Knight que se vio eclipsado por el fabuloso año de Irving o incluso Rubio y Lin como casi rookie, y debería seguir progresando este año.
Detroit necesita defensa, algo que acentúa incluso la marcha de Ben Wallace, y tiro exterior, y todos los novatos que han traído aportan una cosa o la otra. El problema es que a pesar de que no haya indiscutibles más allá de Monroe, hay demasiados jugadores competentes con talento suficiente en este equipo para taparles el paso.
Los Pistons este año huelen a equipo mediocre, por la primera acepción de la RAE y sin querer ser despectivos. Por talento individual, colectivo y concepción de la plantilla. Pero al menos es un aroma al que ya llevan unos años acostumbrados.
Altas: Corey Maggette (Charlotte Bobcats), Andre Drummond (Draft), Kim English (Draft), Kyle Singler (Draft 2011), Vyacheslav Kravtsov (BC Donetsk), Khris Middleton (Draft)
Bajas: Ben Gordon (43.8% de los minutos), Ben Wallace (30.7%), Damien Wilkins (28.9%), Walker Russell (11.2%), Vernon Macklin (4.2%)
Empezamos:
Detroit Pistons en ataque 2011-2012
Puntos por 100 posesiones
EFG%
3P%
TL/TC
% Pérdidas
% Reb.O.
27º
28º
15º
12º
28º
9º
Se buscan: canastas
Los Pistons fueron uno de los peores equipos de la Liga en general, y también anotando. No fueron eficientes, y perdieron la pelota con mucha facilidad. En triples, aunque tuvieron un porcentaje en la media, fueron 26º en intentos, y pese a que atacaron mucho el aro (fueron segundos tras Denver en intentos a menos de un metro de la canasta) su porcentaje de acierto allí fue el tercer peor de la Liga (58.5%). De hecho, no están por encima de la media de acierto en ningún rango de tiros de 2 (son 20º, 22º y 28º al ir aumentando la distancia).
El problema de los Pistons no es por tanto que se conformaran con malos tiros por distancia (su XeFG% estuvo por encima de la media y además también fueron a la línea a un buen ritmo, aunque les habría ayudado tirar más de tres), sino que no hubo el suficiente talento para meterlos. Solo Monroe, Gordon y Jerebko tuvieron un eFG% por encima de la media y al añadirle los tiros libres, solo Stuckey pasa la barrera en TS%. Lo malo es que tuvieron a algunos jugadores realmente ineptos en ataque. Austin Daye tuvo el peor eFG% de la Liga, con un mísero 35%, y solo Speedy Claxton en Atlanta en 2007 y aquel robo inverso del Draft que fue Tskitishvili en su año de novato han tirado más a canasta con ese porcentaje en la última década.
Will Bynum y Ben Wallace fueron 14º y 15º por la cola con su 39.9 y 40.1 eFG% respectivamente, entre todos aquellos jugadores con más de 500 minutos. Sumando a Damien Wilkins y Tayshaun Prince, los Pistons tuvieron 5 jugadores con un eFG% por debajo del 45%, solo por detrás de Charlotte, que tenía 6 jugadores en ese grupo. Teniendo en cuenta que solo 70 personas hicieron la gesta, en estas dos franquicias se encontraron el 15% de los anotadores destroyer. 3 de esos 5 siguen el año que viene, y por cierto, uno de los 6 de Charlotte, Maggette (en su descargo, primer año en su carrera que le pasa), va camino de Michigan, a cambio de Gordon, uno de los que mantuvo a flote al equipo.
No solo Maggette, lo de Daye o lo de Prince, no se corresponde con el resto de su carrera y lo normal sería que regresaran a la media y mejoraran el año que viene. Por otro lado, salvo la recuperación de Villanueva, y un grupo de novatos con mucha destreza, pero que vienen de la 2ª ronda del Draft (Singler, English y Middleton) el equipo no ha añadido tiro exterior para aliviar la presión en el poste bajo, es más, se les ha marchado Gordon.
Aunque todos los movimientos que no han hecho en verano puede que los hagan durante el curso y que este equipo sea diferente (deshacerse de Maxiell o Maggette, reducir el número de jóvenes para dar más minutos a los que se queden…) los Pistons en principio van a sacar una rotación muy parecida a la del año pasado, donde las piezas no encajaban bien. Confiar solo en el crecimiento de Monroe y Knight para mejorar el ataque puede ser peligroso.
Y lo de las pérdidas tiene pinta de continuar el año que viene. De los 11 jugadores que formaron la rotación del equipo (más de 500 minutos jugados) dos de los que más la perdieron ya no están: Ben Wallace fue el que más, y Ben Gordon el 4º tras Bynum y Knight, del que es de esperar que mejore en su segundo año. Pero los dos veteranos que llegan, Maggette y Villanueva tienen un promedio bastante regular, y los novatos aunque puede que no entren mucho en juego este año, serían motivo de preocupación, especialmente Andre Drummond. Deberían reducirlas ligeramente, pero tampoco habría que esperar una gran mejora.
Invitado sorpresa
Como los Pistons vuelven con un equipo muy parecido, podría ser interesante echarle un ojo a su +/- para ver qué funcionó el año pasado. De los 11 quintetos que jugaron más de 48 minutos juntos, solo 4 tuvieron un parcial positivo, y casi la única conclusión que se puede sacar es que cuando Stuckey y Jerebko coinciden (en 3 de los 4 casos) el equipo siempre es mejor que el rival, y en los 6 con rédito negativo no aparecen ellos dos juntos. Los dos tienen además el mejor +/- para una pareja de este equipo con +87 en 556 minutos juntos,y suben (por 48 minutos) si le añadimos a Prince: con los tres al mismo tiempo, los Pistons superan al oponente en 70 puntos por 341 minutos, 9.9 cada 48 minutos, un muy buen registro, y más aún para un equipo cuyo margen de victoria (o de derrota, más bien) fue de -4.8.
El más beneficiado al mirar estos números es evidentemente Jerebko. Los números tradicionales no respaldan mucho esta valoración, e incluso perdió la titularidad frente a Wallace (aunque luego acabó el año Maxiell) por un comienzo de temporada algo dubitativo. La defensa tampoco es su especialidad, ni los números le respaldan en este fase del juego por lo que los aparentes buenos resultados de este equipo con el sueco en pista son casi un Expediente X. Comparado con Maxiell, habiendo jugado los dos prácticamente la misma cantidad de minutos, su producción es un empate técnico. Jerebko anota un poquito más y mejor porque la llegada de Monroe ha hundido la eficiencia de Maxiell, pero el veterano ya ala-pívot consigue que su hombre en defensa anote algo peor.
El éxito de las unidades con Stuckey, Prince y Jerebko en pista, se debe principalmente al ataque, ya que el equipo mete 115.5 puntos por 100 posesiones cuando se juntan ellos tres. A la vista de esto, la mejora seguramente esté en una de esas cosas en las que tanto hincapié se está haciendo en la NBA recientemente: espaciar la pista. Stuckey, aunque cada año se prodigue más, y Prince, tirador más que respetable, sobre todo desde la esquina izquierda del ataque, no lanzan mucho de tres y el juego de Monroe está prácticamente restringido al área más cercana al aro. Añadir otro jugador en ataque que no sea temido ni con el balón, ni como tirador, ni más allá de la pintura como Maxiell hace más fácil defender a este quinteto. Abriendo el campo algo más sin embargo, Monroe lo tiene más fácil para ir a trabajar y desde las dos esquinas puede haber ahora una amenaza.
El éxito de este quinteto abre para mi gusto una posibilidad interesante que pasa por utilizar en el puesto de 4 titular… a Charlie Villanueva. Pese a haber sido difamado, en parte con razón, en parte por un contrato desorbitado del que él no tiene culpa, si la clave de ese grupo de Detroit es la posibilidad de abrir la cancha extendiendo a los jugadores por el perímetro, hace dos años, metió el 38.7% de los triples intentando 4.3 por partido. Su defensa es horripilante, pero bueno, en fin, vendría a sustituir a Jerebko.
Se puede optar por, y para el futuro de la franquicia seguramente sea mejor, utilizar a los jóvenes, tanto a Jonas, como intentar recuperar al una vez prometedor Daye, o dar más minutos a Drummond moviendo a Monroe al puesto de ala-pívot. Pero probablemente, el año que viene, colocar a Villanueva en el quinteto titular es lo que más posibilidades de victoria daría a los Pistons. Es relativamente joven: con 28 recién cumplidos, está prácticamente en el mejor momento general del arco de la carrera de un jugador NBA (y en la mejor forma de su vida, como dicen todos por estas fechas) y como los dos años de contrato que le quedan parecen inamovibles, ¿por qué no utilizarlo? Su valor solo puede ir a más, y eso no va a suceder si se pudre en el banquillo. Si juega, mete triples y al equipo le va bien, quizá pueden colocarlo, librándose de pagarle un año más y obteniendo algo, aunque sea poco, a cambio. O simplemente utilizarlo ellos mismos.
Torres mellizas
Cuando Andre Drummond, jugador de potencial descomunal, pero futuro incierto, caía a los brazos de los Pistons en este Draft, la posibilidad de que formaran el tándem que dominará el juego interior de la Liga de aquí a un lustro se empezó a forjar. Drummond, en mi opinión, está ya preparado, pardilladas de novato aparte, para impactar en partidos con su defensa. Es en ataque donde se necesita más trabajo con él, porque su tiro es absolutamente inexistente. En su primer y único año en UConn, metió el 29.5%… de los tiros libres.
Y aquí viene uno de los grandes problemas para él y para este equipo. En una Liga que migra inexorablemente hacia el small-ball, un tándem de hombres altos solo tiene su justificación cuando los dos pueden castigar al contrario imponiendo sus centímetros en ataque. De Monroe, sabemos que puede hacerlo, Drummond ahora mismo no. Su defensa le puede mantener toda una carrera robando de aquí y de allá, a lo Kwamé, pero será su desarrollo anotando lo que le puede convertir a él en una estrella, y a los Pistons en una franquicia con futuro.
Ya hemos visto con el ejemplo de Jerebko y el mal porcentaje cerca de la canasta, que este equipo lo que necesita es expandirse hacia afuera. Monroe fue magnifíco anotando el año pasado de todas las formas: estuvo por encima de la media de la Liga en efectividad tanto cortando a la canasta, como finalizando bloqueos directos, como posteando a su par. Pero su rango se limita a la pintura, o una zona muy cercana. Y parece imposible a día de hoy esperar de Drummond algo que no sea finalización en el aro o uso de las segundas oportunidades que él mismo puede crear, lo que en un equipo que además tendría a jugadores que no son precisamente tiradores puros como Stuckey, Maggette o Prince en las alas, me da que pensar que la pareja Monroe–Drummond, aunque suene bien, y complementaria, hubiera tenido más sitio hace 10 años que ahora. Me temo que con ellos va a pasar lo que con la OTAN en su día. De entrada, no.
Fragilidad perimétrica
Detroit ahora mismo tiene solamente cuatro jugadores, uno de ellos rookie, entre los 15 con contrato, para ocupar el puesto de base y escolta. Salvo experimentos raros con alineaciones grandes, colocando a Prince de escolta, o tirando de Middleton o Singler fuera de posición, lo que además les daría otro novato más, están los que están. Aunque ya tienen la plantilla completa, al training camp han invitado a Jonny Flynn, el base de Syracuse que hace 3 años el Draft colocaba a la par que Ricky Rubio y a Terrence Williams, y no nos sorprendería que uno de los aleros novatos o Kravtsov tuvieran que hacer las maletas para dejar sitio a uno de estos dos.
Stuckey nunca ha jugado una temporada completa, y en 3 ocasiones se ha perdido más de 10 partidos. En las 4 temporadas que lleva Bynum en los Pistons, 63 es el número máximo de partidos que ha jugado. Si permanecieran sanos ellos dos y Knight, que lo jugó todo en su año de debut, con un poquito de Kim English tendrían suficiente. Pero es evidente que las probabilidades de que esto ocurran son ínfimas.
Con los Pistons teniendo todavía unos 2.5 millones de su MLE disponible habría que preguntarse por qué no se han interesado por un año de Barbosa. Sería de golpe, probablemente el mejor tirador del equipo (con experiencia), y los Pistons ya están acostumbrados a los exteriores bajitos que se emplean en ambas posiciones. Aunque no pueden ofrecer un equipo competitivo para Playoffs, la oferta de los Pistons doblaría económicamente a las de los equipos con el mínimo. No parece buen complemento a largo plazo con Stuckey o Knight, pero en este caso vendría como extintor en caso de incendio. Si no les convence lo que ven en Flynn o Williams, Barbosa solo costaría un par de millones más e incluso podría ser traspasado a lo largo del año, si con sus buenas intervenciones convence a un aspirante que tal vez lo necesite.
Así que sí, los Pistons tienen un problema de profundidad en el perímetro. Pero también otro superficial: los números de Stuckey siguen siendo significativamente mejores cuando juega de base y Detroit está gastando sus recursos colocándole a él o a Knight de escoltas o en el banquillo. Cuando Stuckey dirige la defensa, mete más puntos por tener mejor eFG% (47.8 vs 44.9% la pasada temporada), va más a la línea (12.7 vs. 8.2 por 48 minutos), rebotea algo mejor y hace menos faltas. Además, en defensa, permite 3 puntos por 48 minutos menos de su emparejamiento directo, obligándole a lanzar con peores porcentajes. Puede que también sea cosa del compañero, que cuando juega de base suele hacerlo con Gordon, y de escolta con Knight, y que se apañe mejor con Ben, pero las diferencias también existieron en años anteriores con otras parejas de baile, y si vemos los números de eficiencia por tipo de jugada es mejor respecto a la media en aquellas que implican dominio de balón (aclarados y bloqueos directos) que en tiro tras pase. Su porcentaje en tiros de tres, 28.1% a lo largo de su carrera en 367 triples por 334 partidos también alerta de la situación, aunque poco a poco va mejorándolo y ya este año logró pasar la barrera del 30%.
Tal y como está construida este año la plantilla de los Pistons, Stuckey pinta a escolta a tiempo completo, y aunque la diferencia hasta ahora no haya sido radical, es palpable, y no es la mejor manera de sacar todo el rendimiento de la producción de este jugador.
Agua por aquí, agua por allá
Detroit Pistons en defensa 2011-2012
Puntos por 100 posesiones
EFG%
3P%
TL/TC
% Pérdidas
% Reb.D.
22º
24º
21º
24º
10º
17º
No parece tampoco que vaya a ser la defensa lo que haga mejorar a este equipo. Añadir a Maggette y Villanueva si permanece sano por Gordon es un movimiento casi lateral, y si Drummond llegara a jugar unos 1.200 minutos el año que viene, el equivalente de reemplazar a Ben Wallace, me sorprendería que como novato mejorara ya las prestaciones del veterano, que todavía se mantenía en la Liga gracias a su forma de defender y de rebotear atrás, ya que fue el mejor de la rotación del equipo con un DRB% del 23.7%.
Lo mejor que hizo este año el equipo en defensa fue forzar bastantes pérdidas, y no solo con robos, ya que estuvieron entre los 10 peores equipos recuperando balones, sino forzando personales, donde fueron Top 10. El novato Brandon Knight, con 30, estuvo especialmente espectacular, sacando un gran número de faltas de ataque de su rival y obteniendo nuevas posesiones para el equipo.
De todos modos, si Drummond está menos preparado de lo que pensamos para ser un Estopa Mix y reemplazar a Wallace, y Prince, todavía un defensor más que efectivo, pierde minutos para que los reciba Maggette, esto se puede poner aún más feo.
Mal porno
Los aficionados creo que, de los Warriors, le dieron este apodo de «Mal Porno» en su día a Maggette y tal vez este año se pueda aplicar a su nuevo equipo: la meten, y hay penetración constante, pero no acabas de quedar satisfecho con lo que estás viendo.
Los Pistons son un equipo que viene cortito de talento anotador, que no va a poder abrir el campo, y en el que no se vio capacidad de creación para el compañero, quedando 28º en asistencias el año pasado, y me sorprendería que no fueran de los peores ataques de la Liga también el año que viene. 102.1 puntos por 100 posesiones puede ser una estimación en línea con la pasada temporada
Y en defensa, no les veo mejorando pero al menos les mantengo la posición que ocuparon este año, que se correspondería con un Índice Defensivo de unos 110.1 puntos en contra. Como sucedía con los Bobcats por ejemplo, creo que son un equipo con pocos jugadores de dos direcciones, y sus Índices están destinados a ser un balancín: dependerá de si emplean más a los aptos para la defensa (Prince, Maxiell) o el ataque (Villanueva, Maggette) que suba de un lado, bajando seguramente del otro.
Esto les daría una esperanza de 21 victorias, bastante por debajo de las 31 que tendrían si proyectamos las 25 del año anterior a 82 partidos. Supondría un gran paso atrás para los Pistons, y no acabo de estar conforme con la predicción pero me la quedaré por tres motivos: son uno de los pocos equipos del Este que en teoría han empeorado la plantilla para el año que viene, haciéndola más joven; ya el año pasado su esperanza de victorias fue menor, de solo 22 victorias, y de alguna manera lograron rascar tres más y finalmente, mantuvieron un bloque bastante sano, en comparación con otros equipos de la parte baja del Este que acusaron bajas más importantes y de más duración. Pero, en fin, a ver qué ocurre con ellos.
Al terminar la sesión con los All-Star en los salones de Hilton, había dos opcioes, descansar e irse a come y relajar antes del Rising Stars Challenge a.k.a. Partido de Rukis, o seguir la agenda de eventos, que nos llevaría a Tangelo Park con NBA Cares.
Cuando llegamos, Marc Gasol, Kevin Love y LaMarcus Aldridge ya estaban allí, colocando hierba, pintando casas y colocando buzones. El lugar, por donde ya habían pasado unos cuantos jugadores, tenía 5 casas esperando a ser reconstruídas, y la anécdota del día la protagonizó Marc que pese a que le pusieron una escalera, pintó los tejadillos sin ni siquiera ponerse de puntillas. Marc no recordaba hacer ningún acto de este tipo o similares como estaban haciendo el resto de compañeros de la Conferencia Oeste en un colegio en la ACB y piensa que sería bonito que la idea se exportara. Muy atento y dicharachero con todo el mundo (Marc me pareció el jugador más simpático y agradable, con mucho) cuando fue entrevistado por Telemundo y se pusieron a hablarle de comidas latinas recordó que eran las 3 y aún no había comido (ya somos dos).
Al rato, y con vaqueros y camiseta, en lo que debe ser la primera vez que le vemos sin el traje, hizo acto de presencia David Stern, siempre con dos guardaespaldas a su lado. Después de saludar a los dueños de las casas y felicitar a Marc y Aldridge por el All-Star, colocó un buzón y nos pidió que no sacáramos fotos «porque si mi mujer las ve, sabrá que lo se hacer». Creemos que estaba de coña, pero le hicimos caso, no queremos que nos vete.
Al acabar el acto en Tangelo Park, vuelta a toda prisa al Convention Center para ver el espectacular Sprite Slam Dunk Showdown., concurso de mates amateur. Como jurado, participantes de antiguas ediciones, el rapero J. Cole y Darryl Chocolate Thunder Dawkins a los que luego se uniría un LeBron que llegó tarde. También estaban sentados a pie de pista Omri Casspi, Andrea Bargnani hecho un pincel con su novia e Ibaka con una camiseta muy chula de D&G con la foto de Dennis Hopper
El concurso tuvo bastante nivel, ya avisamos de que los participantes eran bajitos pero podían saltar mucho. Al final J. Dobbs con la bendición de Cedric Ceballos, ganador del concurso de hace 20 años en Orlando, se llevó el título y los 10.000 $ del premio.
Al acabar, a los 4 jugadores NBA en el campo se unió un Kobe que nos apartó del tunel de salida sin miramientos. Los 5 presentaron la nueva campaña de Sprite, y luego nos atendieron.
Ya dijimos que todas las preguntas a Kobe fueron pulcras y en relación al acto, nada sobre la situación actual de Lakers ni las posibles incorporaciones. Ibaka se lamentaba de que la NBA no le hubiera invitado al concurso de mates, ya que él quería ir, y no se pudo decidir entre el anillo NBA y el oro en Londres. Quería los dos. También nos interesamos por la pierna de Bargnani, pero no soltó prenda: la cosa va bien, pero sigue sin haber fecha de retorno. Gracioso que además se siguan refiriendo a ella como «leg injury» tal cual. Le tratamos de sacar información (Disclaimer: hay intereses Fantasy parcialmente escondidos) preguntándole lo mismo de 3 maneras diferentes y acabó mirándme con cara de «¿Qué no entiendes?».
Al acabar este acto, había que elegir, el partido de famosetes que empezaba a las 7 en el propio Convention Center, o ir ya al Amway Center donde Lin hablaría con los medios en ese aparte que la NBA tenía reservado para él. Nos decidimos por ir hasta Downtown, donde Lin llenó la rueda de prensa y demostró con que naturalidad lo está encajando todo.
Después la rueda de prensa quedó en un tercio de entrada para recibir a los entrenadores de la noche. Primero Cheeks y Fratello por el equipo Barkley, que dieron una charla a la altura de los personajes: plomiza. Si nos dicen que están hablando del partido 3 de las Finales, nos lo creemos. Como siempre, había dos jugadores de los que era imposible no hablar: Lin y Rubio. Y como siempre, tópicos.
Mucho más entretenida fue la charla con los entrenadores del Team Shaq, Ron Adams y Steve Kerr. En todo momento remarcaron el carácter festivo del partido y la poca incidencia que pretendían tener como entrenadores (aunque Adams salió contrariado porque no se esperaba TAN POCO esfuerzo en defensa).
Kerr era un favorito personalmente ya antes de llegar, y salí de la Interview Room del Amway reafirmado en la idea. Se moja, sabe hablar y tiene vocabulario de sobra para expresarse. Le pregunté que qué haría con Steve Nash si siguiera mandando en Phoenix, y nos dijo que habría que ver las ofertas, que los Suns no están compitiendo, que su tocayo merece estar en un equipo con aspiraciones y que en junio lo perderían por nada. Pero que no sabía porque ya no es decisión suya. Vamos, que sí, pero con educación, elegancia y respeto a los que mandan en PHX.
Y así poco a poco nos pusimos en las 9, y la hora de comienzo del Rising Stars Challenge. El AmwayCenter, bastante lejos del lleno no paraba de suspirar con Ricky, pero en la ovación inicial, ganó Lin por mucho.
Al acabra el partido bajamos a la Zona Mixta donde Ricky reunía con mucho la mayor atención, y más teniendo en cuenta lo rápido que Blake y Lin escaparon.
Nosotros aprovechamos para charlar con Monroe, uno de los jugadores que más en serio se tomó el partido. Nos contó que el famoso robo cuando Wall se disponía a matar lo hizo por diversión y por tocarle las pelotillas al Wizard y no por instinto competitivo. Todavía no quería pensar en la posibilidad de ser un All-Star el año que viene, y este fin de semana se iba a aprovechar un par de días con amigos a Mexico. Un grande, este Greg.
Después fuimos a ver a Wall que seguía con lo de «just getting better» y a Cousins que metió ficha salvajemente a una de las reporteras, a la que dejó su toalla. Menudo elemento.
Cuando no quedaba nadie pasó por allí Irving que se sacó unas cuantas fotos con el trofeo, familia y amigos en un enorme set que la NBA ha montado en el mismísimo Amway para realizar sesiones sin salir del pabellón.
Y ahí decidimos call it night e irnos a descansar, que ya estamos otra vez a la tarea. Encantados de estar aquí, eso sí. Somos los Jeremy Evans de la prensa.
Hace 5 años, a estas alturas, con CortefielSaunders en su primera temporada como director de la orquesta de la Ciudad del Motor, Detroit, lograba el mejor récord de su historia en la NBA: 64 victorias. Venían de llegar a dos finales consecutivas y todavía mantenían ese quinteto que dentro de muchos años aún repetiremos de carrerilla.
Avance rápido, cinco años después, y tras el numerito, porque no tiene otro nombre, de hace algunas semanas, Detroit está en la lista corta de franquicias que pueden reclamar el título de «peor situación actual». La inestabilidad, que empieza en los propietarios, sacude a la franquicia de arriba abajo.
Pese a prometer a su difunto marido que iba a mantener al equipo en el seno de la familia, Karen Davidson, tardó menos de un año en ofrecerlo al mejor postor. Se habló de que los dueños de las pizzerías Little Caesars, que son propietarios del equipo de hockey de la ciudad, los Red Wings, estaban interesados, pero la oferta no avanzó. Y durante todo este mes, lleva negociando la venta con Tom Gores, un tiburón financiero de California, que podría pagar unos 420 millones de dólares por el equipo y su pabellón. Karen se ha desplazado a Los Angeles y Tom a Michigan, pero las conversaciones no están llevando a ningún sitio. De hecho, el periodo de exclusividad en las negociaciones de un mes que concidieron a Gores, fue aumentado en 14 días más, y ni con la prórroga han sido capaces de llegar a un acuerdo.
En el plano deportivo, Dumars, el arquitecto del único equipo sin superestrella ni megatraspasos, que ha ganado el título en años y años, no ha sido capaz de renovar bien la plantilla. Para empezar, al equipo le falta un base de verdad. Stuckey y McGrady son parches, y ni siquiera Bynum, al que le falta tamaño incluso para el puesto más pequeño del quinteto, es un distribuidor.
Otro problema, como ya hemos comentado, es la falta de talla. A cuatro jugadores (Bynum, Gordon, Maxiell y Wallace) les falta la altura para desempeñarse de manera óptima en su posición. No tienen ningún 7-footer. Y Villanueva y Daye son bastante blanditos, y la franquicia no tiene fondo de armario para taparlos, como en otros lugares podrían hacer.
A pesar de que la plantilla está descompensada y le faltan centímetros, algo hay que reconocerle a Dumars, y es que es verdad que ha sido capaz de fabricar una de las plantillas más profundas de la Liga: tienen 12 jugadores con nivel suficiente para entrar en la rotación de cualquier equipo, aspirantes al título incluidos. Pero al mismo tiempo, ninguno de los 12 se podría hacer un hueco en el quinteto titular, en según que franquicias. Y ese es un gran pero.
Y será complicado remozarla. Por lo pronto, para el año que viene ya tienen comprometidos 31.6 millones en tan solo tres jugadores: Hamilton, Gordon y Villanueva. Stuckey y Prince acaban contrato este verano, y si los renuevan a precio de mercado (vicisitudes de la nueva CBA aparte), los Pistons no van a tener espacio salarial suficiente para atraer a ningún gran jugador. Además, con un Draft mediocre a la vista (aunque como siempre, después de marzo todos los jugadores empiezan a pintar mejor), si el sorteo no les sonríe, el talento que podrían encontrar en la 7ª posición en la que ahora se encuentran es bastante intercambiable con el resto de puestos de la Lotería. El punto más brillante de este equipo es el sólido primer año de Greg Monroe, un jugador que podría asentar el juego interior de la franquicia de Michigan durante años.
Y si las dudas en la cumbre son grandes, a pie de pista, la situación no podría estar peor. La fuerte apuesta que Dumars hizo el año pasado por un técnico sin experiencia como entrenador principal en la NBA, y la confirmación y el apoyo tras la revuelta, les puede llevar a los dos por delante.
La idea de traer a John Kuester no tenía porque ser mala. A pesar de que su ascendencia en la Liga era nula, no parecía el de los Pistons un vestuario muy contaminado de prima donnas que pudieran hacerle la vida imposible al técnico. Los jóvenes se unían a los Rip Hamilton, Ben Wallace, Tayshaun Prince, Ben Gordon o Charlie Villanueva: un grupo del que apenas conocemos muestra de indisciplina.
En el presunto motín, de la semana posterior al All Star, uno no sabe que creer. La verdad, que excepto Hamilton, que tenía algún motivo que otro para quejarse, el resto de jugadores han dado sus motivos de porque no se presentaron al entrenamiento. De todos modos, la coincidencia en tiempo y lugar del plante del capitán, con imprevistos por doquier (algunos de los cuales, suenan a pobres excusas para un profesional) es más que sospechosa.
Richard Hamilton, el hombre cuya situación se convirtió en el catalizante de la revolución, volvió el 1 de marzo. Está promediando 16.5 puntos en los 11 partidos que ha jugado después del motíngate, pero las 4 victorias en los 12 partidos desde que se le concedió la amnistía a Rip (se perdió la victoria ante NY por la muerte de su abuelo), no mejoran el récord del equipo durante la temporada.
El sábado, el jugador declaró a la prensa que el problema había sido la falta de comunicación. Que se pusieron a hablar, que Rip le dijo lo que quería ver en su entrenador, que Kuester replicó con lo que necesitaba de su jugador, y que los dos acercaron posturas y dieron su brazo a torcer por el bien común. Yo creo que, a la vista de que ninguno se encontraba en una posición inamovible, el problema nunca tendría que haber llegado hasta ese punto.
La gestión de un grupo a este nivel, requiere mucho más que saber manejar las X’s y las O’s de la pizarra. Kuester no ha hecho nada especial, para que nos vamos a engañar, con sus tácticas, pero no le podemos dar un suspenso porque él no tiene la culpa de una grandísima parte de la composición de la plantilla. Sin embargo, su manejo del grupo ha sido muy deficiente.
Y los problemas, evidentemente, empiezan todos en el mismo sitio. Las derrotas. No recuerdo que jugador o directivo comentó tras el fichaje de Artest por Lakers, que mientras el equipo estuviera ganando, Ron jamás daría un problema. Que nadie se muestra díscolo si se va directo hacia el éxito. Si Detroit ganara 40 partidos por temporada y coqueteara con Play Off, no habríamos llegado a esta situación. Pero Kuester no ha sabido, o no ha podido ganar. Ni tampoco manejarse con diplomacia por el río revuelto.
No pide uno desde aquí cabezas, porque algo así puede pasar en cualquier franquicia que esté pasando un mal momento. Además, experiencias como está pueden ayudar a un entrenador novato en un futuro, y es de esperar que la tercera temporada de Kuester sea mejor que las dos anteriores. Pero los Pistons no pueden permitirse crearse más problemas de los que ya tienen. Cueste lo que Kuester.