Avance de temporada 2013-2014: Minnesota Timberwolves

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Los Wolves vuelven a afrontar la temporada con aspiraciones de Playoffs, algo que llevamos oyendo un par de años, para que después, las lesiones, y el bajo rendimiento de alguno de sus fichajes, acaben tirándolo todo por la borda.

Cuando parecía que todos los importantes iban a empezar sanos Chase Budinger se lesionó para una buena temporada, pero si este es el único contratiempo, con otra ronda de incorporaciones interesante (Kevin Martin, Corey Brewer, los novatos Shabazz Muhammad y Gorgui Dieng), el trío sobre el que se asienta el equipo (Ricky, Love y Pekovic), y un gran entrenador como es Rick Adelman, los Wolves vuelven a ser candidato teórico a seguir jugando a finales de abril, y acabar con la peor racha activa de una franquicia (ya van 9 años sin entrar en Playoffs).

Si no lo consiguieran, sería una de las 4 sequías en la historia de esta bendita Liga que ha llegado a 10 temporadas. Glups.

  • Radiografía de los Timberwolves

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    En la radiografía intentamos recoger una amplia información estadística de cómo funcionó cada equipo el año pasado, en ataque y en defensa, comparando en que percentil (porcentaje de equipos mejor/peor que ellos) se encuentran respecto al resto de la Liga.
  • Devastados por las lesiones

Si os hacéis una pizza en el horno, con el precalentamiento adecuado que indican en las instrucciones (que nos conocemos), os da tiempo para ver todas las jugadas de Ricky, Love y Pekovic juntos en la última temporada, y aún os sobra algo para poner un videoclip de Miley Cyrus. 13 minutitos disfrutaron los Wolves a su columna vertebral, que se perdió 109 partidos (25, 64 y 20 respectivamente), que unidos a los 18 que también faltó Kirilenko, los 59 sin Chase Budinger y que Brandon Roy no estaba para jugar (esto era más previsible), dejaron a Luke Ridnour como líder en minutos del equipo más castigado por los lesiones el año pasado, pasando incluso a los Lakers. Pero a diferencia del equipo de Los Angeles, todos (salvo Budinger) empiezan sanos esta temporada.

El año anterior, el trío Rubio/Love/Pekovic sí que pudo juntarse, en 23 partidos y 458 minutos y los resultados fueron interesantes: una ventaja de 6.7 puntos por 100 posesiones ante los rivales, y un registro de 13-10 para el equipo, pese a que la colección de alas de aquella época era lo que era (Webster, Beasley, Wes Johnson, Ellington, Tolliver y un novato Derrick Williams). Por tanto es comprensible el optimismo que rodea a las posibilidades de este equipo, al igual que lo era el anterior, por cierto.

Este año, salvo Budinger, empiezan todos sanos y listos, y no me apetece releer las declaraciones del Media Day para saber quién dijo (o lo comentaron de él) que «está en la mejor forma de su vida», que seguro que habrá unos cuantos. La plantilla no está mal en cuanto a profundidad, así que sobre el papel, claro que este equipo podría aspirar a Playoffs. A ver qué pasa.

  • Kevin es Amor

El año pasado no pudimos apenas ver a uno de los mejores ala-pívots y jugadores blancos americanos de la Liga, Kevin Love, así que esperamos disfrutarlo este año al 100%.

La mayor carta de presentación de Love, como ya sabéis, es el rebote: líder en capturas por partido en 2011 y segundo en 2012, es uno de los mejores de este aspecto en la Liga. Aunque a veces se pueda pensar que es un acaparador, y un jugador que maquilla las estadísticas, lo cierto es que con él en pista, los Wolves cogieron el 55.2% de los rebotes, que sería la mejor marca de la Liga con mucho (Indiana cogió el 52.9%), y junto a Pekovic, la tasa subía un poco, al 55.6%. El año anterior, en el que jugó la temporada casi completa, los Wolves con él en pista capturaban el 51.9% de los fallos, que sería la tercera mejor marca de la Liga, aunque entre los 11 partidos que se perdió y lo que pasa cuando se va al banquillo, los Wolves fueron 15º ese año con un 50.2%. Así que por si alguien tenía duda, el impacto de Kevin Love en el rebote de los Wolves es verdadero e importante.

Ahora lo importante es el resto de cosas que puede hacer. En los 18 partidos que jugó el último año su acierto con el tiro fue horrible, pero en sus primeras 4 campañas en la Liga, Love fue mejorando su número de puntos por posesión año a año, y el porcentaje de tiro… prácticamente también (del tercer al cuarto año bajó, pero teniendo en cuenta el increíble aumento en su utilización, del 22.9 al 28.8%, no podemos decir que fuera peor, teniendo en cuenta que además lanzó más de 3, que es mejor para un ataque). Si es el viejo Kevin, puede anotar con suspensiones y rango de 3, de espaldas, continuando… va a la línea un montón, y es buen pasador. A tope es uno de los 10 mejores jugadores de la Liga (como certifica su aparición en el segundo equipo All-NBA en 2012), y su defensa, pese a la regular fama, acaba en positivo, gracias a que la inteligencia, la economía de movimientos, y el rebote camuflan otras debilidades.

Un pedazo de jugador que sólo necesita que su equipo le dé estabilidad.

  • Rubio todavía tiene espacio

Ricky Rubio, entra en su tercera temporada, al final de la cual puede recibir la extensión de su contrato, con una serie de incógnitas que resolver sobre su juego. Bueno, más bien una, porque todo el resto de cosas depende de cómo estornuda su tiro. Tuvo el segundo peor eFG% de jugadores con más de 1.000 minutos, sólo por delante de Draymond Green, con un 38.6%, después del 39.8% de su primer año. Eso quiere decir que Ricky metió 0.77 puntos por tiro de campo, cuando la media de la Liga está en 0.99.

Como fue mucho a la línea (el 19º jugador con más tiros libres por minuto, con un 20% más de tiros libres intentados respecto al año anterior), y acierta un 80%, en realidad, su efectividad anotadora es algo mayor. Si miramos a su porcentaje de tiro verdadero, ha mejorado ligeramente sobre la temporada anterior, y sube bastantes puestos, dejando a 27 jugadores por detrás de él, pero de nuevo, su 48.2 TS%, que equivale a 0.96 puntos por tiro, está a una buena distancia del 1.05 que marca la media.

No son sólo los problemas con el triple, en el que ha estado peor está temporada, pasando de un acierto razonable, 34%, a un paupérrimo 29.3%: fue también el jugador con peor porcentaje en tiros dentro del semicírculo de no-carga, vamos, al lado del aro, con un 44.1%, y tercer peor por encima de 50 intentos, justo por encima de otro jugador que sufrió su misma lesión: Iman Shumpert. Conviene no olvidar esto: Ricky salió de una rotura de ligamentos en la rodilla, y la recuperación es dura y lleva su tiempo. Si cogemos los números de sus últimos 27 partidos, los de marzo y abril, el acierto en el triple mejora: 35.9% de los triples acertados, y nos da una razón para el optimismo.

Por supuesto, que además, no es sólo su tiro. Ya lo comentaremos después pero los Wolves fueron de los peores equipos desde el perímetro de la pasada década, y eso afecta al espacio en ataque, y a todo el resto del juego.

Aún así, aunque Ricky no corrija la anotación en todas sus vertientes, es un jugador magnífico. El RAPM (+/- ajustado y normalizado) le considera el segundo mejor base defensivo (técnicamente empatado con Conley), donde su tamaño, entendimiento del juego y habilidad para robar el balón causa estragos en los rivales. No es habitual ver un RAPM positivo en ese lado de la cancha en un novato, especialmente si es base, ya que desde 2001 sólo lo han conseguido, además de él el pasado año, Chris Paul (de milagro), Rondo, y, lo vais a flipar, Chris Duhon (que no volvió a ser un «plus» en defensa en el resto de su carrera).

Y pese a los pobres números individuales en ataque, el RAPM le asigna una pequeña contribución positiva que le coloca como 39º mejor jugador de la NBA la pasada campaña. Aunque mide precisamente cosas distintas a la producción personal del boxscore, muy poquitos jugadores que no lo hacen bien por sí mismos, y están en la parte baja de la lista en puntos por tiro, logran compensarlo con otras cosas y acaban con un impacto positivo.

Rubio no es de esos. 4º en asistencias por minuto (tras Rondo, Paul y Vásquez), sólo el profesor Andre Miller y CP3 dan más pases para anotar cerca de la canasta, quizá las más interesantes, ya que tiene mucho más valor poner un balón ahí, que simplemente sacarla a la media distancia y esperar que la suspensión entre. Además, en su caso, puede que esos números estén desinflados en su contra debido al pobre talento anotador y tirador que tenía alrededor. De todos modos, aún con todas estas reservas sobre el resto de Wolves, tener a Ricky en pista, tampoco les ha servido para salir de la lista de los 10 peores equipos en ataque, así que su contribución es tan positiva como modesta hasta ahora.

Como ya hemos anotado en alguna otra previa y más artículos en la molona página web que regentamos, aunque se habla mucho de que los hombres altos necesitan «desarrollarse», son los bases los que más tardan en destaparse. Muchos no rompen la crisálida, o desarrollan esa habilidad que les convierte en excelentes hasta el 5º o 6º año de sus carreras, así que Ricky todavía tiene tiempo. No es ni mucho menos una temporada decisiva en su progresión o su carrera, por mucho que estemos ansiosos de verle hacer más. Los Wolves le podrían ofrecer una extensión hasta octubre de 2014, han guardado el contrato de 5 años, el de jugador designado para él,  y es muy razonable pensar que alguien en la Liga pagaría el máximo por su conjunto de habilidades tal y como están ahora mismo. Mientras no vaya para atrás, esta temporada lo que marcará es su avance en el escalafón, no su situación financiera.

Rubio necesita pegar un buen salto todavía, parece que tiene las herramientas para hacerlo, pero lo que no debería tener es prisa.

  • El Padrino tuvo recompensa

Pekovic firmó un contrato este verano de 5 años y 60 millones de dólares, rango de dinero en el que es habitual encuentran a los terceros espadas de equipos aspirantes al título. Lo cierto es que tras un año revelación en 2012 en el que se destapó como uno de los mejores anotadores interiores en la NBA, y nos enseño que ya podía salir a una pista NBA sin cometer una falta inmediatamente, el Nikola de 2013 fue prácticamente el mismo que nos sorprendió: las manos un poco más seguras, recortando las pérdidas tras pase, mejor en la defensa colectiva en los bloqueos directos… y casi ya. Lo que, teniendo en cuenta que el de este año era peor equipo, tenía más protagonismo, jugaba más tiempo, y no perdieron muchos partidos más, no tiene que ser una mala noticia: confirmarse también es un triunfo.

Cumplirá los 28 en enero, así que era evidente que la progresión no iba a ser eterna, pero este año con toda la caballería y (puede que…) por fin tiradores, tendrá menos dos-contra-uno’s en contra, y más espacio para hacer su numerito de entrar avasallando al pobrecito que le tenga que esperar en la pintura. Por eso no sería una locura esperar mejores números personales

Y por último, la defensa, sigue un poco peor de lo que su monstruosa y tenebrosa figura insinúa. La falta de vuelo juega en su contra, ya que apenas aporta intimidación en las ayudas, y los jugadores con toque a unos pasos de la canasta no pierden el tiempo tratando de meterle bajo el aro: en su lugar tratan de explotar la falta de capacidad vertical. A ver si este año jugar con un ala-pívot fijo, después de muchos minutos con Williams y Kirilenko, le puede ayudar en algo, aunque Love tampoco puede corregir el problema.

  • Punto de mira desviado

El mayor problema de este equipo la temporada pasada en pista está clarísimo: el tiro exterior. Los Wolves metieron tan solo el 30.5% de sus lanzamientos de 3, y fueron 22º en intentos (como para tirar más…) y penúltimos en triples anotados. Tuvieron el 2º peor acierto de los últimos 10 años, sólo «superado» por los Bobcats de las 7 victorias. De los 57 jugadores con 100 triples o más, ninguno juega en Minneapolis.

Cortefiel Saunders, el nuevo General Manager de los Wolves, encendió la bat-señal y encontró la respuesta en Kevin Martin, que ha acertado un 38.5% de los triples durante su carrera, un 42.6% el pasado año, y que coincidirá por 3ª vez con Rick Adelman. También renovaron a Chase Budinger (parecía que iba ser buena idea…), que con un 35.8% desde que llegó a la Liga no es exactamente Reggie Miller, pero mejoraba ampliamente lo que hay si es que se recupera en algún momento, y regresa Corey Brewer, con un paupérrimo porcentaje de 29.8% en general, pero con una muy buena marca (si la mantiene) de 41.2% en la esquina izquierda.

Hablábamos antes del lamentable porcentaje de 3 de Corey Brewer (29.6% la pasada temporada) pero no comentamos que muy tímido para tirar tampoco es: 307 intentos el año pasado, 3.75 por partido. Sólo 32 jugadores en la historia de la NBA han lanzado semejante cantidad de bombas por partido sin llegar al 30% (uno de ellos lo hizo en los Wolves 2013, Alexey Shved) así que hay que ponerle bien la correa para que no se emocione, y a media cancha, seguramente, no deba estar en otro sitio diferente a la esquina izquierda. En los Nuggets no lo veían así, ya que viene de batir su récord de tiros por minuto, con 17.6 por 36 (incluyendo tiros libres), lo mismo que Dirk Nowitzki (!) pese a que su porcentaje de tiro verdadero (50.6%) no llega a la media, y por alguna extraña razón, él o George Karl pensaron que su carga debía ir a mas en Playoffs, y su porcentaje de utilización en la post-temporada fue plusmarca personal. Y sí, los Nuggets ofrecen muchas opciones a la contra para inflar número, y fue el 2º jugador que más jugadas finalizado en transición de la Liga (un 29%), pero, ¿sabéis qué? Deberían haber sido aún más.

Dicho esto, siempre y cuando no ponga el balón en el suelo con un rival delante, Brewer puede ser un jugador muy útil para redescubrir precisamente el juego al contragolpe, que pensábamos ver antes en Minnesota atendiendo al personal que han juntado. Love llegó a la Liga como el candidato a recuperar el outlet pass, el pase de contraataque nada más coger el rebote, a ser el Wes Unseld de nuestra generación. Ricky es un jugador electrizante a campo abierto, un mago en ver la pista a toda velocidad. Adelman, por su parte, dirigió a la franquicia que lideraba la Liga en ritmo a principios de la década pasada, aquellos Kings que enamoraban. Todas las piezas para tener un equipo aplastante a la contra están puestas.

Sólo les hacía falta alguien que corriera la pista, que se dejara ir en cuanto el rebote vuela, y pocos o nadie en la Liga lo hacen como Corey Brewer. Los Wolves utilizaron la contra por debajo de la media el pasado año, pero con todos sanos no deberían tener excusa. La pareja LovePekovic puede asegurar el rebote sin mucha ayuda a mayores, lo que seguramente permita salir al menos a un hombre en cada jugada y Kevin Martin siempre puede hacer el papel de tirador rezagado que llega a la contra secundaria. Budinger era otro jugador preparado para correr el campo desde las alas, (Shabazz Muhammad quizá también), y Adelman tenía la opción de haberlos juntado y mandar a toda la caballería a correr. Incluso, puede añadir a Derrick Williams de 4 en una unidad de pequeños junto a Love que podría ser espectacular en transición, y revolucionar partidos. Es una propuesta arriesgada, y que tendría problemas a media pista y en defensa, pero supondría un cambio de ritmo inmediato.

Sin Chase, no nos extrañaría ver a Brewer insertado en el quinteto titular por ofrecer esa posibilidad de echar a correr constantemente, y porque es un buen contrapunto a Kevin Martin en defensa. Tener sus brazos y los de Ricky en un mismo quinteto podría causar caos en las líneas de pase rivales, que iban a estar en tensión constante moviendo el balón. Siempre y cuando, a media cancha, no le saquen de la esquina, por favor.

  • Competencia feroz

Lo cierto es que el puesto de compañero de Kevin Martin (él habló en términos de titularidad cuando firmó por este equipo) y los minutos en las alas están caros. Como la nueva incorporación ofrece la posibilidad de jugar de alero o escolta, se abren muchas alternativas: Brewer, Shved, Williams o el novato Muhammad, están en el ajo, y hay que sumar el hecho de que Barea, aunque no será titular porque es el único suplente de Ricky, si puede acabar con minutos de escolta en una combinación junto a K-Mart y Rubio. No hay un favorito claro, y todos tienen sus pros y unos cuantos contras. El rendimiento, y visto lo visto en este equipo, las lesiones, ayudarán a Adelman a decidir

Y por dentro, Greg Stiemsma ofrecía buena defensa en el puesto de pívot suplente, pero Dieng quizá pueda tener un impacto parecido, añadiendo además un nivel mínimo de competencia en ataque, y ojo porque tiene tiro desde la bombilla y pasa muy bien, si cristaliza en la NBA sería un robo del Draft fácilmente, y hay precedente: Roy Hibbert. Jugadores muy diferentes, pero trayectorias parecidas. Y si no funcionara el experimento del novato, Turiaf puede más o menos ofrecer lo mismo que el rubio teñido (porque… ese pelo horrendo que tenía Greg no es suyo, ¿no?).

Y cerramos con Derrick Williams. Debido a todos los jugadores interesantes que había en los puestos exteriores, y a que ya el año anterior pasó todo el tiempo prácticamente en la posición de 4, Williams parecía candidato a ser ala-pívot, y por tanto, poco más que simplemente suplir a Love y esperar por si causa baja. Pero la lesión de Budinger puede haberle comprado un tiempo más de alero. Habrá que estar atentos de aquí al día 31, para ver si Minnesota extiende la opción de su cuarto año de contrato (el siguiente, este todavía pertenecerá al equipo), por 6.3 millones. De no hacerlo, Williams será agente libre sin restricciones el verano que viene, y estará jugando ya por un contrato.

El número 2 del Draft de 2011 es la viva prueba que pese al cacareado cambio de la Liga al small-ball, siguen existiendo los tweeners, ese adjetivo un tanto despectivo para definir a aquellos jugadores, que ni son un 3, ni un 4. Creo que le mantendrán en plantilla porque aún es joven y mostró mejoría (su porcentaje de triple ya es interesante para un ala-pívot) y una mayor seguridad en el segundo año, pero todavía tira demasiado, para lo que puede hacer en ataque, donde es poco más que un finalizador, y está por debajo de la media como defensor interior. Él sí que tiene algo más de presión este año por demostrar cosas (aunque la decisión sobre su continuidad se tome antes de empezar la temporada, lo que significa que también tiene un Training Camp muy importante por delante), porque si su techo va a ser el de típico sexto hombre alto… no vale lo que cuesta.

All-Star Weekend Saturday: Desde Orlando con Amor II

Vamos ahora con la segunda parte de nuestra experiencia en el Sábado Santo: cómo se viven los concursos desde el Amway Center en Orlando.

Cuando la actividad empezó con el Shooting Stars a las ocho y cuarto de la tarde, había poco más de media entrada en el pabellón. Los americanos, muy amigos de tomarse descansos durante los larguísimos eventos deportivos (este duró 3 horas) pagan millonadas por la entrada para prestarle atención solo a lo que les importa.

Constatamos durante el concurso de tiro que Allan Houston lo sigue teniendo (además cuando le vimos por la tarde, está IGUAL que cuando jugaba, es sobrenatural), que Kenny Smith está en el club ‘Melo de cañoneros de media cancha y que Jerry Stackhouse y Steve Smith intercambiaron los sitios, y nadie se dio cuenta porque tiene sentido: Stacky es casi más veterano que Smith ahora mismo.

Lo bonito de seguir el concurso desde uno de los fondos del pabellón es que veías perfectamente lo que iba a ir dentro o casi, pudimos «cantar» todas las canastas.

El concurso de habilidades es probablemente el que menos gana en persona, en mi opinión. Es divertido oír los «Ohs» del pabellón a cada tiro/pase fallado y se hace más evidente cuando un jugar pasa de currárselo, como Tony Parker, ganador a la postre, hizo en la primera ronda.


TP lo hizo sobradísimo, como siempre. Y si después de estar un rato con él y oirle hablar no le pones segundo, detrás de George Clooney en la lista de «Tíos que no querrías dejar a solas con tu mujer», es que no tienes aprecio por tu relación.

Mientras, por la tribuna de prensa no nos dejaban de llegar hojas con toda la información de los concursos: cada tiro, cada fallo y cada tiempo, estaba todo. También nos llegaban con una rapidez asombrosa las fotocopias con las declaraciones de los jugadores en rueda de prensa, ya transcritas, por si queríamos utilizarlas.

Otra gozada de ver el All-Star en vivo y en directo es el entretenimiento que tienes mientras en la tele están en publicidad. No sé exactamente qué se pudo ver desde casa y qué no, pero nosotros tuvimos al grupo de drumline de los Orlando Magic; los Pentatonix que ejecutaron una versión a capella del «E.T.» de Katy Perry, entrevistas a Diddy y Kevin Hart, Craig Hodges tirándose unos triples para revivir sus actuaciones récord, los bailes de las mascotas de Bulls, Cavaliers, Bobcats o Magic que andaban por allí, las cheerleaders, un violonchelista que hacia beat-box mientras tocaba, y juegos de preguntas a jugadores como Deron Williams o Kevin Love en el videomarcador. Y alguno más que no recuerde.

Si el concurso de mates fue decepcionante (ya llegaremos a ello) el de triples, todo lo contrario, yo lo viví como uno de los más interesantes. Me da un poco de pena por Anthony Morrow que se curró mucho todo el rollo de la camiseta de Petrovic y parecía el más ilusionado con el concurso, pero al hablar con él estaba clarísima su ansiedad, y si algo hemos aprendido, hablando con los ya veteranos del concurso (Durant, Jones) es que la concentración exagerada en este concurso acaba resultando contraproducente. Hay que soltarse, relajarse, encontrar el ritmo y pensar solo en el siguiente tiro.

El propio Jones, que nos daba esta receta, no tuvo en cuenta su propio consejo al principio de la primera ronda, en la que claramente se dejó influenciar por los tempraneros fallos. Eso sí, la cerró con un último carro memorable. Ya comentamos en Twitter que los micrófonos de las canastas (o los altavoces) que amplifican la señal, te lo dejaban oir todo, y en este concurso de triples se oía perfectamente cuando el tiro no tocaba nada más que red. La posición en la que estábamos era perfecta para seguir los tiros desde las esquinas, y el último carro del de Miami fue sencillamente perfecto. Hubiera metido 15 más así.

Por cierto, si algún ojeador estaba viendo ayer el concurso, los informes de Miami a partir de hoy tendrán un anexo con la esquina desde la que se puede dejar tirar a Jones y la que no.

El mayor zumbido de la noche hasta el momento se lo llevó, Ryan Anderson, favorito del público por estar en casa, y que además tuvo opciones de colarse en la segunda ronda hasta el final.


Ayudó mucho al ambiente, que si bien Anderson quedó fuera, las estrellas, Durant y Love, siguieron adelante. Aunque el nivel de decibilios y cariño a Anderson fue mucho mayor, la lucha entre Kevins fue lo suficientemente interesante para mantener el zumbido en el respetable.

Aquí empezó la Wi-Fi a jugar con nosotros, y no pudimos mandar el tweet «Gana Kevin» que teníamos preparado. Cuando Internet volvió, nos alegramos de no haberlo hecho: se le había ocurrido lo mismo a todo el mundo.

Y así llegamos a la joya de la corona, el momento más interesante del día: el concurso de mates. Vaya por delante, que pareciéndome flojito, no me parece ni de lejos el peor (sin pensarlo mucho 2004, parece insuperable en ese aspecto) y al menos tuvo un mate memorable, que va a quedar en el recuerdo, que sujetará el recuerdo de este año, que basta y sobra para ganar con un nivel como el que vimos, que no se me olvidará nunca: el segundo, con dos balones de Jeremy Evans, nuestro favorito moral, aunque temíamos el efecto Rubio y el efecto Yao en las votaciones del público.

Estar entre bambalinas en un evento de este tipo le quita un poco la sorpresa: vimos la moto detrás de una tela cubierta cerca de la rampa entrada, entrevistando a Jeremy Evans se le escapó una sonrisilla que nos daba que pensar que no iba a recibir la ayuda de ninguno de sus compañeros, pero sí de alguien «externo», y también vimos antes de tiempo el rack de luces que utilizó Paul George aunque en este caso, teníamos mucha menos idea de para qué se iban a utilizar.

Hubo muchos abucheos para el primer mate de Evans que se equivocó muchísimo matando esa pelota en lugar de dejarla pasar, seguramente preso de los nervios, pero se metió a buena parte del público otra vez en el bolsillo con el segundo. Y  hemos dicho parte, porque todavía hubo gente, aunque mucha menos, que le abucheó al terminar el concurso, y ser declarado el ganador.

Además, lo de la camarita, al menos en el pabellón, no sé en la retransmisión, lo explicaron tarde y mal, después del mate. Y el no explicar los props bien, y antes de usarlos sienta fatal al público. Que se lo digan a Rudy y su camiseta de Ricky Martin.

El numerito del tercer mate, con Kevin Hart y su metro cincuenta o así de por medio, puede que no haya gustado mucho en casa, pero aquí, que el cómico Hart es bastante querido, tuvo su apoyo. Y esta vez, sí que fue presentado e introducido con la complicidad del público.

El numerito de Paul George sí que se debió de ver mejor en el sofá donde habitualmente estamos, que desde el pabellón. Yo solo vi luces de navidad de camino al aro, lució muchísimo más después en el Jumbotron (que por cierto, el del Amway es descomunal).

Y respecto al mate de Budinger con Ceballos, no fue ni siquiera el mejor homenaje a Cedric de todo el finde. Lo hizo muchísimo mejor K-Dobbs en el concurso amateur Slam Dunk Showdown, saltando por encima de gente, por donde también apareció Ceballos. Creo que no hace falta elaborar más.

De Derrick Williams, qué decir. Pues que se está disputando el título de gran perdedor del finde, en esa carrera con tres favoritos: él, el tráfico de Orlando entre Downtown y el Convention Center, y el periodista Chris Sheridan. Añadiríamos a Kobe, pero está soltero, se sale con la suya siempre y no nos extrañaría que hoy nos dedicase 50 puntos.

El viernes, Williams hizo un partido flojete, y eso que se le veía con ganas de chupar y jugársela, pero no le salieron las cosas, y eso que fue una triste pachanga. Alerta roja. Y ayer, no supo aprovechar los puntos extra de la aparición de Ricky; el uso de una moto como simple adorno, porque no fue más que eso, le salió por la culata y ni siquiera aprovechó la ventaja que tenía frente al resto de participantes, su potencia. Igual el medidor que se curraron los genios del MIT le hizo justicia a esta parte. No lo sé, porque desde mi posición jamás supe el resultado de las mediciones, otro fallo comparable a lo de la cámara de Evans. Pero todo lo que no fuera victoria aplastante del otro D-Will, es otro tachón que ponerle.

Del concurso de mates en general, ya hablé el año pasado, y yo soy de la opinión, que (casi) todo está inventado y que hemos llevado la capacidad atlética hasta el límite. En lo único que nos podemos sorprender, como mucho, es en la publicidad que crearían los nombres y las estrellas de la Liga, a las que o convences en los dos primeros años de su carrera de venir, o les pones «Un millón de dólares» (inserte voz del Doctor Maligno) delante como sugirió BronBron (no es listo, ni na, el tío) u olvídate. Y respecto a lo que dije el año pasado, y después de verlo repetido varias veces este finde, tengo clarísimo que el Showstopper que se sacó de la manga DeMar DeRozan es el mate más infravalorado y Vincecartiano que recuerdo. El mejor con mucho desde el 2000. Y me da mucha pena no haber hecho aún más hincapié en su día de lo espectacular que fue.

Nos alegramos mucho por Evans que tiene pinta de buen tío, era el humilde y el lin-vitado a última hora (que no es libráis de Jeremy, no). Estaba un poco preocupado cuando le preguntamos por ser desconocido para el público, pero esperaba que sus mates, (bueno, al final fue su mate, así en singular) hablara por él y tuvo un poco de suerte que la victoria coincidiera este año con las rebajas.

Y la experiencia de vivir un concurso de mates en directo, incluso una descafeínado y con sacarina como este, es mejor de lo que uno se imagina. Se oye la ilusión, la emoción, la excitación y la anticipación. Cuando el mate merece la pena, y por desgracia eso solo sucedió una vez, sientes como todo tiembla.

Sentir, de eso trata todo esto, ¿no?