PO Desde El Sofá (XXX): Qué puto espectáculo

Klay se disfrazó de Steph, batiendo récord de triples en un partido de Playoffs, y Curry fue de menos a más, para remontar un hostil partido en Oklahoma City y mantener viva la temporada.

Tras ir a remolque todo el partido, los Splash Brothers volvieron a tirar de magia, con 72 puntos y 17 triples entre los dos (27/7 de ellos en el último cuarto), y dieron una sonora bofetada a Oklahoma City, que ganaba de 8 a falta de 9 minutos, pero que no pudo cerrar el partido ante una de los mejores aficiones que se recuerdan en la NBA.

Oklahoma City salió con más agresividad que nunca, si es que eso es posible, cogiendo cuatro rebotes de ataque y robando un balón en el primer minuto de juego. Se sucedían jugadas imposibles en defensa (robos de Westbrook volando en medio de la pista, un tapón espectacular de Roberson a Thompson en una bandeja de Klay, Durant forzando a Curry a cometer pasos a la contra), y Westbrook anotaba tranquilamente sus suspensiones tras bote de media distancia. Los Thunder estaban golpeando duro a los Warriors, y Kerr apostaba por el Quinteto de la Muerte más pronto que nunca, a mitad del primer cuarto. Eso no sirvió para que Curry anotara: se fue con un rosco en el boxscore de los doce primeros minutos, pero Klay estaba recuperando el acierto desde el triple que ha ido y venido esta serie y, de alguna manera, los Warriors sólo iban tres abajo pese a estar jugando peor.

Al volver del primer descanso, OKC dio el primer estirón en el marcador aprovechando que Kerr sacaba el quinteto sin Steph, Klay y Green, que funcionó bien en el quinto partido, pero que fue castigado por Kanter y Durant en este, llevando la ventaja a 12 puntos. Hasta el mismísimo final del partido, esta decisión de Steve, que si algo podemos decir de ella es que al menos ha sido innegociable durante todo el año, parecía ser la raíz de todos los males de los Warriors. Pero a posteriori, y tras ver como al final del encuentro se desinflaban física y mentalmente los jugadores de OKC, estos minutos de descanso pudieron ser todo lo contrario: la batalla perdida que fue clave en la conquista de la guerra.

La vuelta de los titulares, con Curry metiendo nada más entrar sus primeros puntos en forma de triple, parecía que iba a solucionar el problema, pero sólo pudo parar la hemorragia. OKC seguía asestando los mejores golpes, encontrando canastas fáciles en cortes al aro para contrarrestar la anotación de Golden State y la chavalada se volvió loca cuando Steven Adams logró poner en un póster a Draymond Green. Al menos, los Warriors ya eran capaces de anotar, y lentamente fueron cerrando el hueco, lo que propició otras de esas decisiones que parecen inocentes, pero que a posteriori pesan un quintal. Donovan decidía parar el ritmillo que estaban cogiendo con un Hack-a-Bogut, pero lo hace con Andre Roberson, jugador que está resultando tan eficaz como insustituible en estas series, y que por su agresividad sobre el balón, comete faltas con demasiada recurrencia (aunque en ese momento no llevara ninguna, cierto es). El australiano salió del partido para los dos últimos minutos del cuarto, pero Roberson también jugó menos de lo que debería al final del encuentro, tras hacer cuatro faltas más en los siguientes 10 minutos de partido. Golden State iba jugando mejor y dejando la ventaja en un par de posesiones, pero los Thunder seguían sacando petróleo de contra y rebotes ofensivos, y el pesimismo rodeaba a Curry y su estado físico, tras verle fallar dos tiros libres seguidos.

Al volver del descanso, Klay con dos triples, ponía a los Warriors por delante después de muchísimos minutos, y este fue seguramente el rato mejor jugado del partido, con Curry, que en la segunda parte sí pareció el de siempre y Durant, intercambiando canastas, y los dos equipos jugando a gran nivel a media pista. Kerr sacó a Ezeli a pista, pero tras un par de errores del pívot volvió al Quinteto de la Muerte, que frente a los Thunder parecía otro más. Cuando parecía que Draymond Green se estaba metiendo en el partido, un par de faltas dudosas le dejaron con 4 y cabreado con el arbitraje, y con Donovan recurriendo al hack tan rápido como Bogut entraba, OKC pudo aprovechar para insertar a Kanter ante un quinteto en el que la referencia más grande era la de Speights.

Los Thunder llegaban al último cuarto con el viento soplando a favor: Durant enchufado, el juego interior de los Warriors confuso por faltas y tiros libres, la afición increíble, y una ventaja de 8 puntos que administrar. Y entonces llegó Klay Thompson, que no sólo metió más triples que nadie en un partido en las eliminatorias por el título: el grado de dificultad de alguno de ellos habría hecho pensárselo a su mismísimo compañero Steph. A falta de poco más de seis minutos y medio, Kerr metió de nuevo el quinteto mortal, y a la tercera fue la vencida. Iguodala estuvo magnífico defendiendo a Durant, Klay y Steph siguieron haciendo llover, y punto a punto recortaron la ventaja de OKC, dando la vuelta a un partido que pareció fuera de su alcance hasta el mismísimo final.

El depósito de OKC se vació en vivo y directo delante de nosotros, y dejaron de aparecer esas segundas oportunidades, esos cambios defensivos precisos, ese hombre siempre encima de un tirador. Durant y Westbrook estaban exhaustos, no podían seguir atacando ellos solos, pero lo hicieron. Su tramo final de partido fue olvidable, con cinco pérdidas en las últimas seis posesiones, cuando el resultado todavía estaba empatado. Y durante el resto del partido fueron la versión más individualista de la pareja, la que menos nos gusta, aunque estuviera funcionando. No pudieron terminar el trabajo, lo que les va a complicar mucho la eliminatoria, pero son los que han llevado a los Thunder hasta aquí, y aún tienen otra oportunidad.

Y mientras OKC era incapaz de conseguir algo en ataque, dos bellas penetraciones de Iguodala y Curry y un triple de (quién sino) Klay Thompson, ponían por delante a Warriors, que lograban superar la situación más complicada que han vivido en los últimos dos años. Decía Webber que la búsqueda del 73-9 les había servido para prepararse para estas situaciones límite, cuando de otra manera no habrían tenido necesidad alguna de hacerlo. Y con esto, es imposible no acordarse de, entre otros, aquel gran partido de temporada regular en este mismo escenario, cuando ganaron otro partido que se supone que no era suyo, y otro equipo habría dejado marchar.

No sé si en realidad es necesaria esa «preparación» para la victoria, o si la búsqueda del récord les ha cansado gratuitamente. Si quizá lo acusarán en el séptimo partido, o en una hipotética final. Lo que sí tengo claro es que ayer nos dejaron otro partido inolvidable, tanto de su hado colectivo, como del individual, en este caso, sobre todo, el de Klay Thompson. Y que enfrente tienen un rival magnífico, que no se va a dejar dominar por el desaliento, y que les pone en muchísimos problemas.

Sólo de pensar en que el próximo partido pueda ser parecido, o incluso mejor que este…

Sofi del día: Cuando tras un 2+1 Ibaka cayó al suelo… no creerás lo que sucedió. No he encontrado Vines del momentazo, pero Steven Adams! lo levantó del suelo por los sobacos como el que coge un bebe. Impresionante.

PO Desde El Sofá (XXVIII): Esto lo arreglamos entre todos

El vigente campeón mantiene las posibilidades de revalidar título tras un partido que tuvieron que sacar adelante sin excesiva brillantez, pero echándose todos al hombro al equipo. Todavía les quedan dos victorias más para poder sacudirse esta incómoda situación, y teniendo que volver a Oklahoma City para el siguiente partido, el partido de ayer no es muy halagüeño. Ganaron y jugaron mejor, pero se lo tuvieron que currar mucho y OKC estuvo siempre demasiado cerca.

Kerr decidió no sucumbir a la tentación de cambiar algo de lo que lleva funcionando tantísimo tiempo, y Golden State se plantó en el partido como si nada hubiera pasado en los partidos anteriores. El quinteto de siempre, Curry defendiendo a Westbrook, y los tres primeros tiros intentados, esos buenos malos triples marca de la casa. Nada exótico, ningún cambio de mentalidad, ni de estilo, ni de personal: simplemente intentar hacer lo de siempre, pero esta vez mejor. Prestando quizá más atención al rebote y a la protección del aro, y encomendándose a que Steph y Draymond recuperen el mojo, algo que fue sucediendo según avanzó el partido, cuando Curry pasó de distribuidor a anotador, y Green recuperó su confianza en esas jugadas de lucha (tapones, rebotes, dos más unos) que tanto le encienden.

Según se fue desarrollando el partido vimos que Kerr sí tenía algo pensado, que podríamos considerar especial: se mantendría grande prácticamente el partido entero y no trataría de imponer a su equipo ganar la batalla del ritmo, ante un equipo que puede que sea tan bueno como ellos, o más (gulp!) jugando a eso. Los Warriors salían cuando podían, no cedieron a sus propios instintos, y aunque les restó frescura en ataque, les permitió sostener la defensa durante la contienda. Y en todo momento encontraron alguien en el que apoyarse, ya fuera Klay Thompson en el primer cuarto yendo a la línea, Marreese Speights aka Mo’ Buckets aka Splash Cousin haciendo llover en Oakland, o Andrew Bogut, que consciente de la importancia del encuentro, no tuvo remilgos en mirar al aro cuando la oportunidad era buena. Partidazo el suyo en ambos lados de la pista.

Que ayer era partido de grupo y no de estrellas, lo demuestra el hecho de que tras tres cuartos de no poder quitarse a los Thunder de encima ni con disolvente, la primera ventaja en la decena, que OKC ya no podría cerrar, vino al principio del último cuarto, sin Steph, Klay ni Green en pista, pero sí con Westbrook y Durant. No tiene puto sentido, pero el deporte es así.

Por parte de OKC, tampoco podríamos decir que jugaron un buen partido, salvo por su generosidad en el esfuerzo y su agresividad, y en cierto modo es muy buena noticia que en esas condiciones metieran tanto miedo en el Oracle en un encuentro en el que ellos se jugaban muchísimo menos que Golden State. El ataque volvió a ser KDRuss-céntrico, tras una serie de partidos con mayor democracia, pero se encontraron enfrente a un equipo más grande que en partidos anteriores, y a media pista. Considerando la situación, estuvieron fantásticos y con mucho acierto en suspensiones, lo que les mantuvo en el partido. Sus porcentajes de acierto pueden no parecer gran cosa, pero no tuvieron nada fácil en toda la noche. ¿Que hubo algún momento en el que Westbrook fue Bad Westbrook? Sí, claro, pero ya es 2016, son muchos años ya. Russ es inseparable, afróntalo.

No fue tampoco la noche de los secundarios tras dos rondas casi completas de champín y rosas, ya que sólo Anthony Morrow que aprovechó su cameo para poner puntos donde ponía el ojo, y Andre Tirador por sorpresa Roberson, contribuyeron de manera eficaz al ataque. Ahí seguramente estuvo la diferencia en el partido. Pero aún así, como equipo siguieron acorralando a Golden State, poniéndoles en apuros con los cambios y su envergadura (hemos visto en muchos partidos innumerables pérdidas de los Warriors, pero no es habitual que tantas sean sobre el balón).

Los Warriors pueden buscar razones para el optimismo en que vienen de ganar, Curry está cada vez más cómodo sacudiéndose a los hombres altos de encima (aunque le falta un punto, sobre todo penetrando a canasta), y está al caer un partido desastre desde el triple de Oklahoma City (43.3% ayer, y estropeado al final). Mostraron carácter y sacaron adelante un partido que no fue fácil. Pero es que el próximo lo será aún menos.

Sofi del día: Si os habéis apuntando a nuestra Newsletter, sabréis ya tras nuestra radiografía de una serie de Playoffs, que por regla general, somos más de los G6 (sobre todo si el equipo que lo juega como local va por delante) que de los tan famosos claves G5. No hay mejor ejemplo que ayer. Sí, ambos equipos jugaron duro (saludos a nuestro hombre Sheed), pero OKC tenía red. En el próximo no será así. Obligatorio ganar para los dos en territorio comanche para el cabeza de serie. Un G7 anticipado para disfrutar el sábado cuando vuelvas de tomar unos cacharros, o el domingo a la mañana, relajado y en pijama, sin cortes de publicidad, y con unas porras churretosas delante. Cuando los drones de Amazon las lleven a tu ventana como los pajarillos de Cenicienta, verdaderamente habrá llegado el futuro, y todo esto habrá merecido la pena.