¿Y si el más beneficiado no fuera Cavs?

La NBA es una liga donde muchas veces hemos oído aquello de que el equipo X está a una lesión de hacer algo grande o de hacer una gran castaña, siempre se ha hablado de los factores externos, de las sanciones, de los descansos y sobre todo de eso, de las lesiones. El máximo exponente de todo esto llegó a los 6 minutos de empezar la temporada, cuando en el primer partido de los 1230.

En ese momento, cuando Kevin Harlan y Reggie Miller quedaban en silencio, después de ver algo que no nos gusta nada, la escalofriante lesión de Gordon Hayward y que más que probablemente le tenga fuera de la temporada. Momento de silencio (se debe aprender MUCHO de estos silencios en las retransmisiones deportivas…), momentos de consternación en el pabellón y todos medio confirmando lo peor.

No era momento ese de hablar del tema deportivo, pero claro, a todos los que estábamos viendo el partido en seguida nos vino a la mente que la temporada de Boston Celtics se iba a ese lugar donde pasamos muchas veces largos ratos jugando a juegos inútiles que de no ser así no jugaríamos, sí, se iba por ese mismo sitio. Danny Ainge había hecho un equipo, con el traspaso de Irving, para hacer un más que decente asalto a la tiranía de CuLebron en el este y curiosamente, en un partido frente a éste, se le iba todo al garete.

A partir de aquí, todo el mundo a pensar que si los Cavs lo tienen hecho ya, que si ahora el entrenador de Cavs, LeBron James Tyronn Lue podrá dar descanso a sus estrellas para gestionar mejor el mes de abril, cuando realmente se pone todo interesante… pero, ¿y si el gran beneficiado de esta desgracia de Boston no fueran los propios Cavs?

El Este, el sucio y lamentable Este se ha abierto cual discotequera al ver entrar a Chandler Parsons por la puerta, algo que de por sí todo el mundo pensaba, pero que con esto se ha destacado mucho más todavía y si tuviera que quedarme con un equipo, no tengo duda alguna que el gran beneficiado de la lesión de Hayward es John Wall y sus Washington Wizards.

Wizards llegó el año pasado al 7º partido de las semis de Conferencia Este frente a Boston, es decir, estuvo a un sólo partido de disputarle el trono de la zona atlántica a James. Era el primer año de Scott Brooks como entrenador y precisamente, si echamos la vista atrás a un año vista, veremos que por aquel entonces el equipo capitalino era muy criticado por sus actuaciones incluso creo recordar que se pedía la cabeza de Brooks nada más empezar, pero el tiempo le dio la razón y ahora mismo es el equipo con mayores posibilidades de dar ‘el susto’.

El principal cambio que ha hecho el equipo de DC es mejorar su banquillo, claramente era la parte más floja de Wizards. El récord del año pasado (49-33) tiene que ser claramente superado este año, el segundo año de un entrenador hace que todo fluya más y si encima la base principal del equipo no ha tenido cambios, facilita enormemente las cosas. Los refuerzos mencionados han venido de mano de gente de intendencia, gente que sabes que en su medida te va a cumplir, ya que si una cosa quedó clara en los PO del año pasado es que el banquillo de Wizs estaba a la ultura de equipo de la G-League.

La llegada de gente como Jodie Meeks, Mike Scott y Tim Frazier fortalecen la zona más débil de estos Wizards, además lo han repartido bien, un tirador, un hombre alto y un base. Habrá que ver como se van acoplando al sistema de Brooks pero en este inicio de temporada las expectativas son buenas con lo que hemos visto.

Aunque también la continuidad de la base del año pasado es clave para Washington, con la firma del nuevo contrato de Wall y también de un jugador que este año tiene que dar un paso adelante como es Otto Porter, el cual parece que también tiene claro su rol de 3er pilar en la franquicia, con lo cual más claro el papel de cada uno.

Kelly Oubre se encuentra en su tercer año y es otro jugador que debe dar un paso adelante para afianzarse en la liga y ser válido para Brooks, un jugador que aunque de vez en cuando puede cometer alguna rookieada, ya debería estar asentado en la NBA.

Todas las piezas están encajando, uno de los Morris volverá en breve de su lesión, con lo cual el equipo tendrá una pieza más en la rotación, que sin duda alguna va a ser la clave de estos Wizards para poder asaltar el reino de Lebron, el banquillo. Si éste da un paso adelante, estamos ante una de las grandes amenazas de 2017-2018.

Por último, el nivel de Wall. Se trata de una figuras probablemente más infravaloradas de la liga, desde su omisión en promociones, hasta ser uno de los pocos jugadores TOP que no tiene contrato actualmente de calzado, algo extraño pero es así. El de Carolina del Norte necesita subir el nivel, a un nivel MVP para que nos vamos a engañar, para empezar a mostrarse, más si cabe, al mundo baloncestístico y dar un golpe en la mesa para decir que los Wizards van muy en serio. Si esto ocurre, y de momento tiene pinta que sí, estamos ante su año, su oportunidad.

Pero volvemos al principio, nunca olvidéis que todo esto que hemos hablado está exactamente a una lesión, una sanción, un detalle de irse todo por el aire y tener que volver a empezar… así es la NBA.