Snyder lo tenía claro en el tercer partido. Había que parar las contras de Warriors a base de faltas y hacer una transición defensiva decente para que Golden State no se convierta en un titan zapándose humanos. Así de nuevo lo volvió hacer ayer en el tercer partido… esto y mucho más.
Utah Jazz, uno de los equipos con menos tempo de la liga, necesitaba claramente reducir los ritmos del partido, es decir, pocos puntos. Y así fue, el primer cuarto estuvo lleno de imprecisiones y de cortes de ritmo, slgo que interesaba muy mucho a Jazz, aunque no había forma de ponerse por delante por primera vez en la serie. Golden State estaba sin la chispa de otras veces, pero se le veía comodo en la pista. Extraño.
Y vino el momento que cambió el partido. Draymond Green no paraba de protestar y estar más pendiente de faltas, arbitros y demás. La técnica estaba al caer… y cayó. Esto despertó al público (con momento de encaro entre Green y la gente de Salt Lake City incluido) y en cierto modo a los propios Jazz. Y con esto Jazz cogía la primera ventaja de toda la serie y con ella nos fuimos al descanso.
Gobert era el estilete de Snyder, con cada vez más toques Diawareros, fue todo un dolor de cabeza para la defensa de Warriors. Brown tiraba de la tan conocída Death Lineup, con Durant que estaba tremendamente inspirado a la cabeza, antes de hora y esto servía para despertar a Curry que andaba algo perdido hasta el momento.
Poco a poco Durant se hacía amo y señor del partido tanto en un lado, como en otro de la pista, y aunque todos los titulares de Jazz se iban a dobles figuras de anotación, no podían hacer otra cosa que ver como la defensa de Warriors había dado un paso adelante para apretar mucho más.
Dos triples seguidos de Curry y Durant cerraban el partido y cualquier tipo de remontada o truco final de Snyder.
3-0 y todo como se mediamente esperaba.
Sofi Del Día: El publico de Salt Lake City, nunca defrauda.