Reconstrucción

Jun 7, 2015; Oakland, CA, USA; Golden State Warriors head coach Steve Kerr during the third quarter against the Cleveland Cavaliers in game two of the NBA Finals at Oracle Arena. Mandatory Credit: Kyle Terada-USA TODAY Sports

Este verano, más concretamente el día de la Independencia en Estados Unidos, la NBA recibía un terremoto en modo de decisión por parte de uno de sus principales jugadores. Kevin Durant decidía que el equipo que iba a tener sus servicios iba a ser Golden State Warriors, un equipo que venía de hacer 73-9 en la temporada anterior y que estuvo a nada de ganar el segundo anillo seguido. La NBA se tambaleaba.

Llegamos al inicio, ese principio de temporada donde todos teníamos ganas de ver al equipo en movimiento, pero no esperaban con que delante estuviera un equipo que es como un Ave Fénix, que renace cada vez que lo dan por muerto y que por esa mística, voodoo o magia oculta que sólo Popovich sabe hacer para de nuevo, poner patas arriba toda la NBA ya desde el primer día y demostrar que tiene un Demogorgon como jugador franquicia con nombre de fruta de Nueva Zelanda y apellido casi como una Tortuga Ninja. Pero otro día hablaremos de Lupita.

Después de esa derrota, todo la maquinaria del entorno NBA se puso a especular y hablar sobre unos Warriors que parecía, como su propietario dijo, a años luz, pero esta vez no del resto de los equipos, sino de lo que de ellos mismo se esperaba. Además, todo venía envuelto por un ambiente extraño después del artículo sobre Draymond Green o las cupcakes de Westbrook, todo era un poco extraño, pero sinceramente, para mi todo esto tiene una explicación: reconstrucción.

Vengo de dos super equipos. Me explico. En el pasado no muy lejano de Lakers, la franquicia de la familia Buss ha pasado por dos proyectos de super equipos que ambos acabaron en fracaso, uno más que otro. Por una parte, tenemos a aquel equipo de 2003 con Malone, Payton, Kobe y O’Neal, un equipo que estaba destinado al anillo y que probablemente lo hubiera conseguido de no ser por las lesiones en los PO y por encontrarse a un némesis en forma de Detroit Pistons en las finales… pero ese equipo a principio de año, con todos sanos (y aún con Kobe con todo el tema judicial detrás), molaba mucho verlo jugar. Se divertía y eso se notaba. Lo dicho, las lesiones evitaron un nuevo anillo.

La historia se medio repetía en 2012 con Howard, Nash, Kobe, Gasol y Ron Ron como equipo titular, pero esto si que fue mucho peor y desde un principio se vio que la cosa no funcionaba, con una pretemporada lamentable, con Mike Brown, ahora asistente de Kerr (ahí lo dejo…), como entrenador que nadie quería, con Nash viejo y Howard casi sin espalda, el equipo fue una rémora de lo que se esperaba entrando en PO casi de milagro y cayendo a las primeras de cambio con más pena que gloria.

Por eso, cuando todo el mundo hablaba de super equipo en La Bahía, un servidor lo tomaba con pinzas, ya que sí, está Curry, Thompson, Green…y ahora Durant, pero todo eso tiene que engrasarse y los cambios internos, sobre todo en la 2a unidad son casi vitales para este equipo.

De la plantilla que sorprendió al mundo entero hace 2 años consiguiendo el anillo para la gente de Silicon Valley, sólo quedan 5 jugadores, es decir, así como siempre se ha dicho (y se ha visto) que las grandes dinastías han sido equipos que han perdurado durante años, aquí sólo Curry, Green, Thompson, Livingston e Iguodala permanecen, es decir, se han cambiado tanto dentro del quinteto, como, sobre todo en el banquillo.

Aunque las rotaciones de Kerr nunca han sido largas, sí es cierto que otros años jugadores secundarios han dado ese paso adelante para muchas veces salvar al equipo, quien no recuerda a David Lee en las finales o el año pasado la explosividad de Barbosa en algunos partidos. Ahora mismo todo eso ha cambiado.

Livingston de momento no ese jugador que salía y casi dominaba las segundas unidades, a Iguodala de momento no se le ve bien y parece que Kerr quiere confiar mucho más en Clark o si me apuráis en el veterano West, es decir, una rotación totalmente diferente a la estaba acostumbrado el equipo, ya no digo hace dos años, sino en la temporada del record.

Steve Kerr dijo este verano al respecto, que el inicio de temporada no iba a ser como la anterior, sino que este año iba a haber mucho experimento y personalmente pienso que aquí se refería a esa rotación, a ver como puede acoplar las piezas secundarias a esta máquina que todavía le falta bastante por engrasarse. Los titulares jugarán bien entre ellos, aunque a todos nos chirríe el próximo All-Star georgiano, pero el núcleo principal tiene que jugar bien sí o sí, por mucho que a Thompson lo haya gafado yo con la Fantasy o que Green toque menos balón, me da igual, está Durant y está Curry, y esto por si sólo ya vale, el problema de reconstrucción está detrás, en el banquillo, donde hay gente que es muy residual como Varejao o McGee, donde antes había gente que aportaba al equipo como Ezeli, Barbosa o Speights.

Toca reconstrucción en Warriors y aunque el otro día en Porland se empezó a ver como la cosa carbura, sobre todo Curry, toca tener paciencia si eres aficionado de Warriors y esperar un poco si eres aficionado en general a la NBA. Este equipo no va a ganar 82 partidos (técnicamente ya no puede, lo se), pero este equipo no van a ser Lakers de 2003 y ni mucho menos los de 2012.