El primer recuerdo que tengo de NBA se data a 1988, cuando en la antigua UHF o más conocida como ‘La Segunda Cadena‘ oía a Ramon Trecet con aquello de Cerca De Las Estrellas retransmitir esa mítica final entre Pistons y Lakers, aquel fue mi inicio en esto de la NBA.
En estos casi 30 años ya he visto jugar a muchos jugadores, algunos tan míticos como Magic, Bird, Malone, Stockton, Barkley, Jordan, Pippen, Kobe, Shaq, Iverson, McGrady, Ricky Davis, Darius Miles… Algunos los he disfrutado más que otros, ya que aunque empecé a ver NBA desde hace bastante, eso no quiere decir que mi seguimiento de la liga haya sido como ahora lo es, donde casi intento ver un partido diario, no, no os voy a engañar diciendo que soy un erudito de la materia, ni mucho menos. Lo que sí puedo decir que durante todos estos años he disfrutado de pocos jugadores, de hecho creo que la cuenta acabaría 3 ó 4.
El que más sin duda, Kobe Bryant, un jugador diferente y que sin duda alguna se ha ganado un puesto en lo más alto. Siento deciros que la época de Jordan me pilló en una de esas fases en que no era habitual de la NBA, aún así evidentemente no me niego a su legado y a lo que era en la pista: un depredador.
Llegamos a 2015 y la diosa fortuna nos ha concedido la suerte de que uno de esos cometas que pasan cada poco tiempo por la tierra esté entre nosotros en forma de jugador de baloncesto, sí, me refiero al 30 de Golden State Warriors, Steph Curry.
Su nivel de jugonismo, NBA JAM, superioridad y incluso sobración, si se me permite la palabra, es digna de esos grandes jugadores que aparecen cada cierto tiempo. Tal vez el margen que llevamos de liga igual no es baremo para valorar actuaciones, y menos en una liga de casi 100 partidos contando los PO, pero me da igual, yo hablo de sensaciones y cada partido de Warriors es un acontecimiento único.
No sabes si la va a meter de medio campo, si va a dejar tumbado a su rival,si va a tirar un triple con un pivot de 7 pies delante, da igual, sabes que algo va a pasar, alguna va a hacer y ya no hablo del baloncesto como deporte, hablo de la NBA como arte visual para puro placer de los sentidos, y estos momentos cada partido de Curry debería estar en la cumbre de cualquier montaña de valoraciones.
De momento sus Warriors están rozando la perfección, no sabemos muy bien si espoleados por los comentarios de la suerte del anillo del año pasado, pero lo que está claro es que como aquellos Bulls del 72-10, donde Jordan se puso como objetivo pasar de las 70 victorias, este equipo tiene un objetivo en mente, que supongo que será repetir el anillo, pero algo me da que también en la hoja de ruta está supar lo del año pasado y demostrar a los escépticos que son el mejor equipo de la liga y que la suerte, que no nos equivoquemos, siempre juega su papel, es en este caso un tanto por cien pequeño de lo que realmente hay detrás, es decir, un equipo de baloncesto total con un jugador único de los que aparecen en ocasiones especiales.
Cada uno de la mejor forma que pueda, pero es momento de sentarse y disfrutar del baloncesto y de un MVP que a estas alturas debería llevarse el premio a jugador más mejorado, porque esa es realmente la sensación que da, este Curry 2.0 es mucho mejor al anterior, con todo lo que ello conlleva.
Señores, disfruten, disfrutemos.
Stephen 😉