Estamos en tiempo de playoffs y como es ya habitual en La Crónica Desde El Sofá cada día tendréis una pequeña crónica de lo que hemos visto la noche anterior (o probablemente durante el día tranquilamente) y al final, el Sofi diario…
Los Bulls retomaron el control de la serie, en un partido igualado por fin, con un churrigueresco triple de Rose sobre la bocina que les ahorró de tener que jugárselo en la prórroga.
Nos recordaban las infografías que después de dos partidos dominados de cabo a rabo, cada uno por un equipo, este tuvo 19 cambios de liderazgo, y ningún equipo llevó la ventaja a la decena. Fue competido de principio a fin, y la cara fue en última instancia para Chicago.
Lo más destacado de este partido para mí fue cómo se decidió con el small-ball, lo que no es noticia en unos Cavs sin Love, pero sí mucho más reseñable en Chicago, equipo tradicionalmente reacio a quitarse centímetros y kilos. Gasol, que tuvo un problema en los isquios y Noah, no jugaron los 18 últimos minutos del partido. En los 7 finales, hasta las sustituciones ataque-defensa de las cinco últimas posesiones, los Bulls estuvieron con un solo hombre alto en pista, Gibson. Los Cavs también jugaron esos últimos 18 minutos con un solo interior, prácticamente todo el rato Thompson, con un ratito de Mozgov al principio del último cuarto. Por tanto casi toda la segunda mitad, incluidos todos los minutos decisivos, se jugaron con cuatro triplistas en pista por cada equipo.
Y me atrevería a decir que el que más agradeció esta situación fue Derrick Rose, que, de menos a más, aprovechó mejor que nadie la falta de kilos interiores y una segunda línea de protección, para ser más agresivo y volver con asiduidad a la línea de tiros libres. Eligió bien y con paciencia sus emparejamientos y su posición ante una defensa de los Cavs ansiosa por cambiar en los bloqueos, y dominó en ambos lados de la pista a un Kyrie Irving que encendió las alarmas desde el punto de vista físico con su actuación esta noche. Más allá de la jugada final, acabó haciendo la clase de partido que da esperanzas a Chicago.
Otra guerra en la que era importante para los Bulls la victoria es la del rebote, que controlaron durante todo el partido, y donde además, al principio del encuentro, se permitieron hacer daño ellos mismos a Cleveland. Thompson recordaba de vez en cuando que estaba ahí, sobre todo aprovechando la confusión cuando estaban juntos y al completo Gasol, Noah y Mozgov en cancha, pero al final del partido, perdió el uno-contra-uno con Gibson, que brilló en labores de intendencia. Nadie tuvo más trabajo a ambos lados del campo que Butler (que recibió antes del partido el premio a Jugador Más Mejorado), que en esta serie no va a brillar tanto como contra Milwaukee, aunque en realidad haga mucho más. Dunleavy fue una válvula de escape con mucho acierto desde la línea de tres puntos, y con Mirotic en pista siguen sucediendo cosas, y todas buenas para Chicago.
Especialmente importantes fueron sus 11 puntos en menos de 9 minutos del segundo cuarto, que llevaron a los Bulls a empatar el partido, y vinieron en un momento que pudo ser delicado, porque los Cavs habían abierto un pequeño hueco al final del primer cuarto, y Chicago, por cosas del descanso, estaba con Noah, Hinrich y un Aaron Brooks con el interruptor apagado a la vez en pista.
En Cleveland vimos la versión más LeBron-céntrica del equipo. James puso sus huellas en prácticamente todas las posesiones en ataque mientras estuvo en pista, y tuvimos todo el repertorio: aclarados, de espaldas en el poste bajo, en el bloqueo directo como conductor y continuador, incluso cortando en jugadas prediseñadas. No marcó diferencias con su anotación (¿demasiada carga de trabajo ante El Incansable Jimmy Butler y sus ayudantes, quizás?), pero supo transformar la atención que tenían que darle, en oportunidades para sus compañeros, acabando con un total de 14 asistencias.
El que no le acompañó bien fue Irving, que mostró su muñequita linda habitual en situaciones de tiro tras pase, pero no sacó absolutamente nada de la penetración. Su situación física y la de Gasol, en una serie que debería estar terriblemente igualada, pueden decidir la serie para el otro lado. Esperamos por el bien del espectáculo que ambos brillen de nuevo en el cuarto partido.
Lo cierto es, que pese a la derrota, los Cavaliers tienen otra cara sin Miller, Marion o Perkins. La de anoche, con JR Smith, es la rotación de 8 hombres que tiene que intentar el asalto al anillo, y nadie más ha demostrado estar al nivel. Además, Smith aunque no entró en el quinteto titular y tuvo una mala actuación durante una buena parte del partido, empezó a ver el aro como una piscina con tres triples en los últimos 6 minutos, incluido el que pudo forzar la prórroga. Así que no es sólo lo que su presencia evita, también puede aportar.
Y Cleveland cada vez están jugando de manera más inteligente frente a los hombres altos de Chicago. Pasan todo lo que pueden de un Noah que no puede hacerles daño, dando a Pau la atención que se merece, y que pagaron por no ofrecer en el primer partido, y cuando se hacen pequeños niegan los pases al poste bajo como hacía Miami en sus mejores momentos. Si Thibodeau quiere retomar la ventaja por dentro, va a necesitar ajustar el cómo utilizar a sus hombres alto, porque Cleveland, tras venir de una serie tranquila en ese aspecto frente a Boston, ya lo ha hecho.
Por suerte para ellos, Chicago es mucho más que un equipo de potente juego interior. Quizá sea intermitente aún, pero cuando Rose está en una de esas noches, ahora que tiene un escudero en Butler, los Bulls son completos, plenos. Y te pueden ganar de muchas maneras. Como anoche.
Sofi del día: Al encargado de poner la música en el United Center por pinchar la canción de la banda sonora de Dirty Dancing, hurgando en la herida, después de que los Cavs la hicieran parte principal de ese vídeo de dudoso gustoso que pusieron durante el segundo partido, en el que se tomaban la violencia doméstica como algo normal, si era contra una fan de los Bulls.
Como es un blog de basket no os voy a aburrir con un ensayo sobre lo irónico y lo onírico de ver a gente queriendo poner límites al humor después de haber llevado hace cuatro días un «Je Suis Charlie» de avatar, pero sí quería proponer algo para el quinto partido: relaciones públicas de los Cavs, doblad la apuesta.
Llamad a Lorena Bobbitt, y grabadle un vídeo declarando que el verdadero motivo por el que se se adentró en el mundo de la poda fue que su marido celebró demasiado el anillo de los Bulls en 1993. O grabad un sketch ambientado en el presente en el que Laura Winslow siga rechazando a Steve Urkel en el presente por ser uno de esos fans tristes de los Bulls que se fueron a los partidos en Milwaukee a hacerse los guays.
De nada.