PO Desde El Sofá (IV): Houston, habemus marrón

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Como ya hemos hecho en otras temporadas, iniciamos los PO Desde El Sofá, donde cada día escribiremos sobre lo que hemos visto el día anterior, a nuestra forma y siempre desde el sofá.

Qué inicio de Playoffs.

La emoción de estos primeros partidos hace parecer que nos encontramos en rondas mucho más avanzadas… y lo que nos espera. Siete de los ocho cabezas de serie, y favoritos nominales, han perdido la ventaja de campo, y dos de ellos además, podrían no volver a jugar un partido en casa. Houston está en un hoyo del que les va a costar salir.

Porque aunque la serie pinte larga, y los dos partidos hayan estado muy justos, el Rose Garden va a ser un hervidero tras 3 años sin Playoffs, y si pierden el siguiente partido estarían remando contra la historia: nunca nadie ha remontado un 0-3 en contra en la NBA.

Portland sigue donde lo dejó durante la temporada, o incluso, en sus mejores momentos, con esa fórmula que seguramente ya tengan patentada, en la que Aldridge hace lo suyo en los tres primeros cuartos (y a un nivel estratosférico en estos dos encuentros), y deja la suerte de muleta para Damian Lillard, que aunque no estuvo especialmente acertado durante el encuentro, volvió a tener hielo en la sangre en los momentos finales, metiendo los tiros libres (algo que muchos equipos han echado de menos en los partidos que llevamos), y tomando las decisiones correctas como director.

Y eso que cuando el partido comenzó, todo parecía diferente. Dwight Howard se marcó un primer cuarto tremendo, con 19 puntazos (¡e incluso un 3 de 3 en tiros libres!), enganchado canasta sin fallo tras canasta sin fallo, con una suficiencia y facilidad impresionantes, como en los mejores tiempos. Pero Stotts estuvo listo, y buscó implicarlo en defensa, perdiendo a Jones en bloqueos primero, para hacer salir a Dwight al tiro a media distancia, o provocar el despiste en el rebote. Estas triquiñuelas de Terry consiguieron que Portland se mantuviera a una distancia razonable, y que McHale, tuviera que guardar la casa con Howard, al que como ser humano que es, la energía no le llega para ser dominante todo un partido a ambos lados. Kevin se ha quedado sin su primera línea defensiva con un Beverley que, seguramente, por su lesión, ha perdido amperaje, y tuvo que cambiar el rol de Howard según avanzó el partido, e incluso sacar la problemática pareja DwightAsik (más aún teniendo delante a alguien tan móvil como Aldridge, o tan rápido como Robinson) para tratar de evitar la sangría.

El entrenador de los Blazers está ganando la partida a McHale, y ayer hizo lo que debía: quitar el contraataque y las faltas en la medida de lo posible a Houston, y retarles a ganar el pan cinco contra cinco, hombre a hombre. El enfrentamiento no es nada malo para ellos, y además, está yendo un paso por delante.

Por un lado, no podemos condenar aún a Houston. El primer enfrentamiento se fue a la prórroga, y este entró al último minuto siendo un partido de dos posesiones. Pero es preocupante que los Blazers, un equipo de suspensiones, de esas que vienen y van, hayan ganado sin ni siquiera tener que enseñar el músculo: sólo están metiendo uno de cada 3 triples, y el 45% de los tiros de media distancia. Por supuesto, Aldridge de vez en cuando mete alguna que te deja con cara de tonto, pero eso forma parte del guión, y en conjunto, el acierto Blazer está siendo bastante corriente en media.

Lo que no es habitual, y tiene mucho margen de mejora, es el bajón en el que se encuentra Harden. Su partido fue terrible, tanto en lo baloncestístico como en lo moral, y Batum y Matthews le están haciendo la vida imposible, y defendiéndole sin falta. Pero es difícil encerrar semejante talento en una botella tres veces seguidas, y a la siguiente puede ir a la vencida. Y el acierto desde el perímetro de Houston, en general, está en las mismas.

La vuelta al acierto es quizá lo único que necesita este equipo. Pero esto son los Playoffs, donde dos partidos ya es demasiado tarde.

Sofi del día: Parece sacrilegio no dárselo a los 91231 puntos en dos partidos de Aldridge (bueno, vale, sólo 89), pero el sofi es para el primer cuarto en ataque de Dwight. Salvo por los pasos, que se los medio pitan por abusón, vaya clínic. El momento en el que tras varios aciertos sin fallo, es capaz de convertir el dos-contra-uno en un pase clavado a la esquina para el triple, para hundir al equipo contrario, y que se dé por vencido. Quizá fue todo demasiado pronto.