God save the.. basketball

Ahora que se ha puesto de moda y se ha convertido en una sana costumbre que un par de equipos de la NBA jueguen un partido de la temporada regular en las islas británicas, en La Crónica desde el Sofá hemos decidido darnos una vuelta por la liga local de baloncesto.

A pesar del éxito de convocatoria que tiene la cita anual con la NBA, la BBL, siglas con las que se conoce a la British Basketball League debe estar en el ranking de deportes por aficionados en el Reino Unido por debajo de los dardos, billar a tres bandas, carreras de galgos y la caza del zorro.

En su defensa hay que decir que cuenta con pocos equipos, a día de hoy 12, algunos de ellos han ido cambiando de ubicación, como es el caso de los Lions que llevan poco más de 2 años en la capital. Primero disputando sus partidos en Crystal Palace y a día de hoy en el Copper Box del recinto olímpico de Londres 2012.

Si en los años de su estancia en Milton Keynes, la más larga, con 15 temporadas ya se daban con un canto en los dientes si reunían a 1200 personas para un partido, a día de hoy, esa cifra parece estar más próxima, aunque sea únicamente por la ubicación, los patrocinadores o el precio de las entradas.

Aún así, las coloridas gradas del Copper Box son el escenario habitual de las hazañas de los London Lions. Porque el equipo está en la parte alta de la liga y practica una mezcla de buen baloncesto con jugadas alocadas que hacen mucho más divertido el partido.

london-lions

Esa es la tónica general de la competición, de hecho lo mismo ves lanzamientos triples impolutos como a un jugador tirando la pelota al pie del otro para provocar la penalización.

En el equipo de los Lions destacan varios jugadores británicos que han jugado en college americanos y alguno, como Rod Brown, que personalmente, fue el que más me gusto, que incluso ha por la liga universitaria de USA. Además de las estrellas locales, algún chaval de intercambio desde el otro lado del charco y, en este caso, los Lions cuentan hasta con un jugador australiano.

La otra figura del equipo, en este caso debutante y cuyo nombre no aparecía ni en el video marcador fue Kramer Knutson, que después de jugar en Rumania y Suiza ha decidido probar suerte en Londres. Por lo visto también procede de la liga universitaria, hay que destacar a su favor que la diferencia de calidad con el resto de jugadores era notoria.

Y con esa mezcla tenemos el equipo de los Lions dispuesto a darlo todo por su afición, compuesta en su mayoría por aficionados atraídos por los patrocinadores (acudimos gracias a la invitación de Kulu Valley) y eso si, dado el interés británico por el baloncesto y por la cerveza, pues se puede uno imaginar como acaban estos partidos: en el pub.

Otro punto destacado del partido fue la animación del evento por parte del speaker, no bajo los micros ni un segundo, menos mal que el resultado acompañada porque algunas fanfarronadas y comentarios ayudaban a caldear el ambiente, pero vamos aquí también se grita ‘defence’ y se patalea la grada supletoria que instalan para los partidos.

Creo que antes de cerrar la crónica de una noche de baloncesto en Londres, a la inglesa, habría que hacer un llamamiento a los familiares de las cheerleaders del equipo de los London Lions: readmitirlas en la familia y evitad que sigan haciendo el ridículo. Lo malo es que aquí el concepto de familia es distinto y eso no va a pasar.