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Tras dos veces consecutivas campeonando y otra más en las Finales, comienza el año 4 del reino del terror (para los demás) de Miami. Creo que hasta el más insaciable competidor dentro de la organización habría firmado semejante resultado en verano de 2010, porque nada es fácil en la NBA. Pese a lo apabullante de la propuesta, lo que han conseguido en Miami es el éxito más rotundo, personificado en la figura de un LeBron en un momento espectacular.
Pero como dijeron en Fama (o no, qué más da), lo difícil es mantenerse, y hay muchas amenazas al trono del Rey de Reyes. La competición en el Este es quizá la más dura a priori del pasado reciente, y el que llegue del Oeste tampoco se lo va a poner nada fácil. Todo el mundo les conoce ya: prácticamente el mismo equipo, la filosofía continúa y los únicos refuerzos son incógnitas que podrían estar fuera del equipo cuando lleguen los Playoffs. Pero aunque hayan estado muy cerquita de pararles, nadie lo ha conseguido en las dos últimas temporadas.
- Radiografía de los Heat
- En la radiografía intentamos recoger una amplia información estadística de cómo funcionó cada equipo el año pasado, en ataque y en defensa, comparando en que percentil (porcentaje de equipos mejor/peor que ellos) se encuentran respecto al resto de la Liga.
- No tan small-ball
Dice la leyenda que LeBron ha jugado en Miami de ala-pívot, y es el ejemplo, referente y cabeza visible del movimiento small-ball. Es cierto que Miami utiliza cuatro bajitos con una grandísima frecuencia, y que apostar por este enfoque durante los Playoffs de 2011 fue el punto de inflexión en el éxito de este equipo… pero su uso es menor de lo que parece.
De los 3.837 minutos que jugó LeBron la temporada pasada (2.877 en Temporada Regular, 960 en Playoffs), 1.270, o el 33% vinieron con dos jugadores interiores típicos, de hecho, el quinteto titular es una de estas formaciones, con Haslem y Bosh. Los otros 2.567 minutos restantes son efectivamente de small-ball, cuatro jugadores exteriores y uno interior, pero, ¿es James el ala-pívot cuando juegan así?
1.551 y 261 minutos respectivamente los pasó junto a Battier y Lewis, y cuando estos están en pista, son los que realmente hacen de ala-pívot. Aunque luego en ataque se encarguen del triple, donde Miami utiliza una formación poco convencional y técnicamente aposicional, en la que James sería prácticamente el base, cuando defienden a equipos que respetan las típicas posiciones, son Shane y Rashard los que se encargan de defender al ala-pívot rival: Battier fue posteado en 150 de 714 jugadas el año pasado, y James, que defendió en 888, sólo fue dado la espalda 50 veces.
Por tanto, LeBron sólo ha jugado 755 minutos, un 20% de su tiempo en pista de 4. ¿Importa algo? No. ¿Podemos juzgar a este equipo catalogando a sus jugadores en categorías estándar? Pues tampoco. Eso sí, también hay que relajar algunas hipérboles, y entender que Miami es la excepción que se construye alrededor de un jugador legendario, más que la regla. Es verdad que la Liga está jugueteando con posiciones más pequeñas (en realidad, se trata de poner más minutos a los mejores jugadores, sin discriminar por tamaño), que se tira más de tres que nunca y que hay ciertas blurred lineeeeees, aquí y allá en cuanto a posiciones. Pero hemos exagerado la novedad.
Gran parte del análisis se ve retroalimentado por la narrativa que necesita ver cambios, tener algo de que hablar, contar con grandilocuencia la nueva revolución. Pero esta bendita Liga, como se ha demostrado a lo largo de la Historia, se autorregula sola. Si todos los equipos se hicieran pequeños, unos cuantos irían en la otra dirección, alguno triunfaría, otros le seguirían, y cambiaríamos de nuevo otra vez. Si los partidos se convierten en concursos de triples, la línea la pondrán un par de pies más allá. Nuevas reglas, técnicas, tácticas y especímenes van apareciendo y cambiando todo cada poco, para que nada cambie. La NBA con el tiempo es evolución, pero a medio plazo, no hay cosa más lampedusiana.
Miami es una obra de arte antigua, de las que se hacen una y se rompe el molde, no un prototipo. Cada genio genera a su vez una corriente, y aparecen seguidores, pero más pronto que tarde llega un nuevo movimiento, en torno a la figura del siguiente referente. No sabemos en qué forma se nos presentará el siguiente jugador de época, pero sí que querremos contraponerlo a todo lo anterior, ver el nuevo mundo a través de su óptica.
Y entonces hablaremos de «como en la NBA ahora…», poniéndonos una venda en los ojos, para no ver lo esencial. Y es que no todo el mundo va a ser como Miami, porque, LeBron sólo hay uno.
- No tan WoW
Discutamos amistosamente este punto de la carrera de Dwyane Wade. Tras una grandísima temporada, eclipsada por el Astro Rey James, en el que apenás se percibió declive, los Playoffs en los que jugó algo maltrecho sí que fueron una bajada al purgatorio.
Dwyane fue terriblemente irregular en la post-temporada, y aunque todavía rindió como un gran jugador, LeBron no tuvo a un verdadero número 2 a su lado cuando más lo necesitaba. Y me temo que nos esperan unas temporadas de altibajos con él, marcadas por su salud, y por muy bueno que sea James, es imprescindible para los Heat, que entre dolores y lesiones, al menos Wade se saque unos cuantos partidos buenos de la manga en cada edición de Playoffs.
Durante la Temporada Regular fue noveno en puntos por partido con un buen porcentaje de tiro verdadero (57.1%), sexto no-base que más porcentaje de asistencias da, y para el RAPM es el cuarto mejor defensor de la Liga en la posición de escolta, tras Allen, Iguodala y Sefolosha. Es curioso comprobar con esta herramienta estadística como según los números fijando el resto del quinteto, existe casi tanta distancia y diferencia entre él y James, como la que tiene Wade con sus compañeros. Miami fue 13 puntos por 100 posesiones mejor con LeBron en la misma situación que Dwyane, pero este a su vez hizo a los Heat (odio eterno a los nombres que suenan en singular) 11 puntos por 100 mejores que Ray Allen, 8 comparado con Shane Battier, o 7 con Mike Miller, en todos los casos con una mejor contribución tanto en ataque, como en defensa.
Eso sí, en Playoffs, se estrelló completamente. Miami fue 14.7 puntos por 100 posesiones mejor en los 332 minutos en los que él estuvo en el banquillo, comparado con aquellos 782 en los que jugó (después de ser 7.9 puntos por 100 mejores con él en pista durante el año), anotando mucho más con Ray Allen, o cualquier otro, en su lugar. Sus puntos por tiro cayeron de 1.14 a 1, las asistencias fueron para abajo, las pérdidas para arriba, y sólo fue a la línea 3.7 veces por cada 36 minutos, que no llega al 60% de su producción durante el año. Además, el equipo fue mejor en defensa sin él en cancha.
Contra San Antonio, en 7 partidos, intentó tan solo 22 tiros libres, 3 menos de los que lanzó en aquel Game 5 contra Dallas en 2006, lo que fue un solo (y seguramente, amañado) partido. Obviamente, ya no tiene 24 años, ni un porcentaje de utilización tan alto como para reclamar semejante número de oportunidades (y los Spurs son buenos evitando hacer faltas), pero Wade ha vivido muchos años de la línea, y su volumen en este recurso lleva cuatro años cayendo, mal síntoma y más cuando no tiene mucho con qué sustituirlo.
El año pasado fue el que menos triples lanzó por minuto desde 2006, 66 en 69 partidos, y en Playoffs llevó las cifras casi al ridículo: sólo lanzó 4 en 22 partidos. Hasta Shelvin Mack o DeAndre Liggins llegaron a 5 intentos en una o dos rondas. Wade nunca fue tirador (más allá del universo 2K o EA Sports), pero ya ni se esfuerza en disimularlo. La implicación que tiene esto, es que Dwyane llegará hasta donde su capacidad atlética le permita, y que los problemas y las molestias le afectarán más que a ningún otro jugador. Con la rodilla maltrecha en las eliminatorias por el título, se convirtió en muchos partidos en un jugador vulgar, e incluso contraproducente.
¿Está Wade acabao? Pues ni mucho menos, ya que sigue ahí entre los 10-15 mejores jugadores de la Liga (aunque Durant no sé si opina igual). Pero esto es un bajón reseñable para quien durante un (corto) espacio de tiempo, fue seguramente el mejor jugador de la Liga, y estuvo una buena temporada rondando en las primeras posiciones.
Quizá el año pasado le perjudicó aquella racha eterna de victorias de Miami, que obligó al equipo a estirarse un poco más de lo que debería en partidos que finalmente resultaron intrascendentes. Sin esa distracción este año, es muy posible que Miami dé un paso atrás en victorias (casi nadie proyecta 66 triunfos de nuevo), pero lleguen algo más frescos, sanos, listos y dispuestos a Playoffs. Wade lo agradecería, pese a que ha tenido todo el verano para recuperarse, ponerse en forma, y volver a tope. Y lo necesitarán, porque sin él, no apostaríamos al Threepeat.
- Otro que tal baila
Con Chris Bosh nos encontramos en una situación parecida a la de Wade, su año tiene una mezcla de detalles magníficos con otros momentos más irregulares (sobre todo en Playoffs), pero que su rol como tercer hombre y los deslices en los últimos partidos de la serie contra Indiana o en el decisivo Game 7 contra San Antonio (en ataque, porque en defensa, teniendo en cuenta la situación, bien puede ser la mejor actuación que jamás haya cuajado), no os tapen el bosque, su año fue muy bueno.
Fue el mejor jugador de la Liga desde media distancia junto a Dirk Nowitzki (únicos jugadores en pasar del 50% de acierto con más de 250 tiros de dos, a más de 5 metros), y aunque durante la Temporada Regular no tuvo mucho éxito cuando extendió el rango más allá de la línea de 3 puntos, en Playoffs metió 15 de 37, un gran 40.5% (aunque frente a San Antonio se marcara un gran rosco, 0 de 6).
En defensa se tiene que seguir defendiendo (malamente, eso sí) en una posición que claramente no es la suya, y eso que le ayuda algo que los equipos rivales tengan que parar con rapidez el juego «todos abiertos» de Miami, y muchos técnicos opten por sacrificar un hombre alto frente a ellos (Popovich fue el último, Splitter en las Finales). Pero cuando un equipo mantiene un juego interior de artillería pesada, porque le apetece, o simplemente porque no hay otra opción, como ocurrió en la eliminatoria frente a Indiana, Bosh es un gato panza arriba, que se ve desplazado en la marca de su territorio, y en la posterior lucha por el rebote, pero que se lo curra muchísimo (si algo reclama la defensa de Miami, es esfuerzo), que ha progresado una barbaridad como taponador y que tras comerse 25 puntos en medio partido de Duncan en el Game 6, cerró la temporada con un partido y medio excepcional en defensa.
Los últimos pívots de los equipos que han ganado un anillo han sido Chandler, Bynum, Perkins, Duncan, O’Neal y Ben Wallace, una lista a la que él, claramente, no pertenece. Chris era, y eso no ha cambiado, un jugador elegante, y un tanto blando, que disfruta anotando, y al que le encantaría estar con un jugador más grande que él al lado como está haciendo, por ejemplo, LaMarcus Aldridge, o Kevin Love o incluso Nowitzki. Jugaría relajado en ataque, ese extra le permitiría arrimarse a los 20 puntos por partido con buenos porcentajes, y sus tasas reboteadoras y la defensa no desentonarían.
Pero si querían ganar, las mejores opciones pasaban porque se inmolara, y lo ha hecho, en diferentes aspectos. Eso le ha conseguido títulos, por lo que no nos da ninguna pena, pero también ha provocado que baje algo la valoración que tenemos de él como jugador. Ha desaparecido de las listas de mejores ala-pívots, entre otras cosas porque ya ni juega ahí… pero los anillos en Miami seguramente le abran las puertas al Hall of Fame, la eternidad.
Ojalá nos salieran a todos tan bien las apuestas y los sacrificios como a Bosh.
- La profundidad se diluye
Dejando en incógnitas hasta que nos demuestren lo contrario (ya hablaremos) a las nuevas incorporaciones, Miami perdió a Mike Miller, y lo único parecido a una novedad, tal vez podría ser contar con Chris Andersen todo el año.
Con LeBron en pista 38 minutos de partido, y pudiendo solapar un poco a Bosh y Wade (Miami tuvo a alguno de los tres en pista el 91.4% de los minutos), no es que los Heat se tengan que preocupar mucho del banquillo o de lo larga que sea la rotación. Pero además de dos anillos, Ray Allen ya tiene 38 años, Battier 35, y habrá que ver si mantienen el mismo fuego cuando vuelvan a ser presumiblemente el 5º y 6º hombre en minutos este año. Ray salvó a Miami con el triple más importante de la Historia de las Finales, y metió el 42% de sus intentos el año pasado, y Battier es la mejor solución de compromiso en la plantilla para encontrar a un jugador que tire de 3 y defienda ala-pívots, habiendo superado a Rashard Lewis en la tarea, pero hasta de ganar se cansa uno.
La incorporación de Andersen a tiempo completo (aunque él también calza 35 tacos ya) sí que podría ser muy interesante, aunque no sé si compensa a lo que han perdido, y podría quedar por el camino. El RAPM adora a Birdman desde que volvió a Denver en 2008, y le considera uno de los mejores defensores de la Liga. Superior como jugador a Haslem, seguramente sólo le aparta de la titularidad el hecho de que Udonis es un Heat de toda la vida. Sólo le vimos 107 minutos junto a Bosh entre Temporada Regular y Playoffs, pero este año debería suceder más a menudo. Su actividad y capacidad atlética le vienen muy bien a la defensa de Miami para acorralar al bloqueado en los pick’n’roll y recuperar luego hacia la pintura, y sus ayudas y movilidad le convierten casi en mejor defensor como 4 que como 5.
No tiene el tiro de Haslem desde las líneas de fondo, lo que no le permite participar en bloqueos laterales, pero tampoco influye negativamente más que él en el espaciado del equipo, porque se coloca en una situación parecida, a varios metros del aro, y reclama la misma ayuda: no porque lance bien, sino por la amenaza que suponen su juego por encima del aro, sus cortes desde una esquina (en un equipo con tan buenos pasadores y penetradores, en otra situación no sería lo mismo), y la manera en la que barre el rebote en ataque. De hecho en Miami promedia unos 4 puntos más por cada 36 que Haslem, y en Playoffs fue el tercer máximo anotador del equipo por minuto, con un monstruoso porcentaje de tiro de 80.7%, el mejor con más de 50 intentos en la Historia de los Playoffs. Eso no se repetirá, pero sin duda da a Miami otro hombre alto de garantías, algo que les ha hecho falta en esta era.
Y deberíamos hablar también de Norris Cole y Mario Chalmers, los más jóvenes del equipo, y dueños de la posición de base… pero nos dan bastante pereza. Chalmers lleva cinco años prácticamente siendo el mismo jugador (las mejoras lógicas y mínimas por edad y experiencia, el afianzamiento de su tiro… y casi paramos de contar) y Cole es una cabra loca que falla mucho y estaría luchando por seguir en la Liga quizá en otra situación, pero su carisma y confianza (el opuesto a Chalmers), el equipazo que le rodea y sus ocasionales explosiones desde el perímetro en televisión nacional (las tres primeras rondas de Playoffs este año estuvo on fire) le mantienen la línea de crédito.
- Dinero de la casa
Con la tranquilidad que da tener el armazón del equipo más o menos definido, Miami ha pasado el verano tratando de convencer a juguetes rotos y apostarán los puestos finales de su plantilla al todo o me quedo como estaba. Beasley y Oden llegan en contratos por el mínimo no garantizado, por lo que el riesgo si da problemas el primero, o no está listo para jugar el segundo, es mínimo.
No soy muy optimista respecto a las opciones de triunfar de Beasley, básicamente porque nunca ha sido un buen jugador de la NBA, en ningún momento de su carrera, y ya van tres equipos que le han dado una oportunidad y muchos minutos, y como diría el otro, siempre que pasa igual, sucede lo mismo. Si SuperCoolBeas es útil en Miami, será una tremenda sorpresa.
Y de Oden, no tenemos ni la más remota idea de qué ocurre con su condición física. Si tiene el estado de salud y de forma que se requiere en un jugador de NBA, él sí será útil en un equipo que anda corto de pivots. Pero nunca jamás le ha respetado su cuerpo durante un gran periodo de tiempo, y hay que imaginar que el deterioro sólo puede haber ido a peor.
Sentimos no ofrecer un punto de vista nuevo en este asunto, pero es lo que es: una apuesta con pocas probabilidades, pero sin nada que perder tampoco. Como si uno se encuentra dos euros por la calle y echa un EuroMillón con la monedita, por si toca algo.
- ¿Última ronda en Miami?
LeBron tiene la opción de finalizar su contrato el próximo verano, tras lo que ya serán 4 años en Miami, y firmar uno nuevo por más temporadas. Parece que será así, ya que él lo ha insinuado, y todos los jugadores que han estado en la posición de James, han renovado por la mayor cantidad de años posible cuanto antes mejor (menos Dwight Howard en 2012). Pero no me extrañaría nada si en este caso no sucede.
Pensándolo bien, no hay prácticamente lesión alguna (sin entrar en el territorio de la tragedia) que pueda hacer que LeBron no aspire al máximo la siguiente temporada. Incluso aunque finalizara prematuramente con su carrera, entre recuperación y rehabilitación, tardaríamos más de un año en saber lo que ha pasado. Mientras mantenga dos brazos, dos piernas y movilidad en todas sus extremidades, me temo que cualquiera pondría un cheque en blanco (hasta el máximo permitido) a su nombre. Es por esto que si James no viese clara la situación en Miami o ninguna otra franquicia, puede repetir el proceso al año siguiente.
Y los Heat siembran dudas a medio plazo, porque el próximo verano podrían quedar libres todos menos Norris Cole. Seis jugadores tienen la opción de salir al mercado, el Big 3, Haslem, Anthony y Andersen, y el resto acaba contrato, entre ellos jugadores como Battier o Allen, que ya han coqueteado con la retirada y tal vez no tengan mucha intención de renovar.
Miami es una organización que lleva años construyendo un equipo alrededor de sus fortalezas, que está dispuesta invertir lo que sea necesario, y no en todas las franquicias hay alguien del empaque de Riley dirigiendo el cotarro. Pero ya este año se fue Miller, y los siguientes podrían ser Shane y Ray. Y aún con estas partidas, sin otra gran rebaja de sueldo (que tendría que ser muy sustancial, además, más que la vez anterior), Miami no tendría espacio salarial sin decir adiós a uno de sus 3 All-Stars, porque entre ellos lo utilizarían prácticamente todo.
Así que tal vez LeBron prefiera esperar, cumplir otro año más de contrato en Miami, y ver cómo se sustituyen las bajas que pueda haber el próximo verano, y qué pasa con Wade, que cumplirá 33 años durante la siguiente temporada, antes de volver a comprometerse por mucho tiempo.
En realidad tiene muy poco que perder.