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Quizá suene tópico y evidente hablar del fin de un era con estos Celtics, pero es que la marcha de un jugador de los de toda la vida, como Paul Pierce y dejar de aspirar al anillo tras seis temporadas consecutivas partiendo como equipo a tener en cuenta a estas alturas del año, no hay otra forma tan sencilla de explicarlo.
Pero aquí miramos hacia delante, refugiándonos en el pasado más inmediato sólo para imaginar qué y cómo cambiará, y esta temporada pinta más a demolición de los restos, que a puesta de cimientos. La fecha de regreso de Rajon Rondo es la incógnita que se hace extensible al juego de todo el equipo, porque pocos jugadores tendrán más impacto que él en un grupo esta temporada. Sin su base estrella, los Celtics tienen una alarmante carencia de talento ofensivo y consistencia en todo el resto de su plantilla, bastante profunda, pero llena de jugadores que no han pasado de tener un rol bastante secundario durante sus carreras.
- Radiografía de los Celtics
- Brad Stevens y la nueva filosofía
Los Celtics tienen nuevo entrenador, sin experiencia, y más joven que Kevin Garnett, pero que trae una inmejorable fama de su trabajo en la NCAA con los Butler Bulldogs. Lo que Stevens hacía con su equipo en la universidad no tiene por qué traducirse a Boston (además, una de las cosas que resalta quien conoce a Brad, es su flexibilidad y capacidad de adaptación) pero si queremos pistas, tenía uno de los equipos más lentos y pacientes de la nación.
Los Bulldogs jugaban a pocas posesiones por partido y apenas salían a la contra, pero el entrenador ya ha dicho que a lo mejor con este equipo, falto de creadores mientras estén huérfanos de Rondo, se pone a correr, y buscar muchas oportunidades en transición. En definitiva, dejará que el personal dicte lo que debe hacer, por lo que no deberíamos sacar muchas conclusiones.
Pero siempre es interesante ver qué le gusta. Su ataque a media cancha solía partir de un bloqueo directo, con cualquiera de los dos hombres altos, uno haciendo el papel tradicional (continuando hacia el aro si participa en la acción o colocándose para cortar o postear si no es el caso) y otro buscando el tiro de media-larga distancia (sobre todo larga, con bloqueos muy altos prefiriendo triples a lanzamientos desde la bombilla) y quedándose en el perímetro, por lo general, según avanza la jugada. Aplicado a Boston, podría permitir perfectamente a Jeff Green ser partícipe del esquema como 4 si Stevens lo desea, Olynyk también tendría su nombre en ese papel, y Sullinger haría un gran trabajo en el otro puesto, con posibilidades de jugar, aunque de manera menos eficaz, en el de ala-pívot abierto. El pívot que en muchos sitios consideran que será el titular, Kris Humphries… pues no es ninguna de las dos cosas, la verdad. Cuenta la leyenda que un día tiraba regular de media distancia, y poco más.
Con Brandon Bass también hay un pequeño problema. En principio ninguno de los dos papeles le convienen, porque no es una amenaza convincente continuando el bloqueo ni posteando, y su falta de tiro de 3 le hace mucho menos eficaz que Olynyk o Green para jugar de 4. Pero Stevens también utilizaba bloqueos laterales y en este caso, es muy buen tirador de media distancia, especialmente en las líneas de fondo, y más aún al lado derecho, por lo que puede ser una manera de implicarle en el pick’n’pop. Ahora bien, estas jugadas no se utilizan por lo general con tanta frecuencia en la NBA como sucedía en Butler, y suelen estar reservadas a los mejores playmakers, aquellos que ya dominan la versión más fácil, en la que ven el campo entero desde el centro. Y esto hila con el gran problema de Boston para basar su ataque en los bloqueos directos.
Los Celtics comenzaron utilizando más a Rondo en situaciones de pick’n’roll este año, y de manera muy satisfactoria, con un Rajon que por fin añadió el tiro desde todo el frente de media distancia, y no sólo en su punto dulce a la derecha de la línea de tiros libres, pero tras su lesión, cuando el balón pasaba por Bradley, el equipo tenía algo más de libertad para correr, en parte por los problemas de Avery a media cancha, y si no, solía ser Pierce el creador. Así, salvo que nos sorprenda alguno de los Lee, Crawford, Brooks, o el propio Bradley, por lo que hemos visto hasta ahora, Rondo sigue siendo el único jugador, ya no digo bueno, sino capaz siquiera, de crear la triple amenaza (anotar, pasar al bloqueador, pasar a los jugadores abiertos) en este tipo de jugadas a un nivel NBA, y por tanto, de dirigir este ataque.
Lo bueno del sistema de bloqueos sobre el balón de Stevens es que no acaba ahí, sino que ofrece acciones secundarias alternativas. De hecho, el ritmo de Butler era lento porque la jugada rara vez acababa inmediatamente tras la pantalla inicial, y el balón circulaba por todo el equipo, invirtiendo el balón de lado a lado. Lo malo de nuevo en su aplicación en Boston es el personal: requiere que los alas muevan el balón rápido y con inteligencia, y el único jugador que ha demostrado que puede ser un pasador hábil de este grupo es alguien que no suele estar por la labor, Jordan Crawford. Como dijimos antes, para que los Celtics sean efectivos en ataque sin su número 9, especialmente si Stevens se mantiene fiel a sus principios y no da un giro marxiano hacia otros, alguien en el perímetro nos tendrá que sorprender.
Eso sí, como hay varios jugadores que pueden tirar bien de 3, incluido alguno de los hombres altos, los Celtics pueden tener un espaciado bastante interesante, que simplificaría bastante el trabajo del hombre con el balón. Ya que falta el talento en la conducción, por lo menos las cosas no serán más difíciles por culpa de una acumulación de defensores, y esa puede ser la esperanza.
En el otro lado, la defensa, varios jugadores de Butler han declarado que más que esquemas complicados, a Stevens le gustaba que sus jugadores se esforzaran, corrieran y trabajaran en una defensa, que, habitualmente se basaba en el hombre a hombre (va a adorar a Gerald Wallace entonces).
Los Celtics llevan bastante tiempo ya utilizando el mismo sistema, el que dejó Thibodeau, y tal vez Stevens renuncie a su idea habitual, y mantenga una línea continuista. En la versión de Boston del famoso esquema, el hombre alto presionaba bastante al base, algo que encaja mucho mejor con la idea que tiene Stevens de que haya mucho movimiento, que aquellas interpretaciones en las que se espera atrás. Pero también, los Celtics lo podían hacer porque tenían a Garnett, que apretaba al jugador que lleva el balón según dobla la esquina como nadie, y podía recuperar increíblemente bien si su hombre continuaba, mientras que en este grupo, salvo por los aleros jugando de 4, hay falta de velocidad de pies.
Otra de las cosas que puede cambiar en Boston, y esta, tal vez, para mejor, es que quizá veamos que renuncian a renunciar al rebote ofensivo como método de defensa. Butler cargaba el rebote de ataque por encima de la media, por lo que está en principio dentro de la filosofía Stevens, y la táctica tuvo retornos decrecientes para Boston el pasado año. Evitar las salidas a la carrera rivales mandando a los jugadores de vuelta a la defensa les funcionó en teoría (sólo Indiana se enfrentó a un menor número de jugadas a la contra que Boston), pero la práctica salió algo peor, ya que comparten junto a los Kings el liderato negativo en puntos recibidos en transición: 1.22 por jugada. En parte puede ser porque con menos contraataques en contra, las opciones que se producen son las más claras, pero los equipos buenos reduciendo las oportunidades rivales (Indiana, Philly, San Antonio) también lo hicieron limitando su eficiencia.
Los Celtics tuvieron una cierta displicencia al enfrentarse a esta tarea la pasada temporada, quizá por pensar que con regresar pronto lo solucionaban todo, quizá por ver las contras como irrecuperables y pensar en proteger las piernas y no cansarse. Sin los tres jugadores más veteranos de la plantilla, y de momento sin Rondo (que el año pasado vagueó en la tarea) y con la llegada de un suicida corriendo de lado a lado como Wallace, Boston será bastante más rápido, y podría defender bien la transición sin tener que volver antes de tiempo. Sin duda alguna, será un buen empujón a un ataque que lo va a necesitar.
Hay muchas ganas de ver cómo decide al final adaptarse a su plantilla, si opta por defender en grupo, y si los Celtics se convierten en un equipo rápido, algo que no sucede seguramente desde la época de Jim O’Brien. También, si el bueno de Brad tiene algún truco guardado en la manga. No podemos esperar: seguro que nos sorprenderá.
- Vuelve pronto, Rajon
De momento, no hay fecha de regreso (y Ainge ya ha dicho que duda que vuelve antes de diciembre), y no sabemos si su futuro está atado a la franquicia, pero los Celtics (si quieren ser competitivos en lugar de tanquear, claro), necesitan a Rondo más que nunca.
Sabéis de la relación amor-odio que tenemos en este Imperio con Rajon, pero ahora que la rodilla le ha dejado fuera, es imposible echar de menos a uno de los jugadores más eléctricos de la Liga, aquel que siempre prometía espectáculo en la TV nacional y en los Playoffs. Siempre hemos creído que podría brillar más y ser práctico en un equipo joven, que corriera y metiera el turbo, y justo cuando Boston parece que tiene algo parecido a ello, él, de momento, no está.
Con Bradley (hablamos prontito algo más) y Phil Pressey (hijo de Paul, al que Boston se cepilló 3 veces en los Playoffs en los 80 cuando jugaba en Milwaukee, dos de ellas en las Finales de Conferencia del Este) la rotación de bases de los Celtics da miedo, y si ya de por sí un jugador bueno es muy difícil de reemplazar, en este caso no hay sustituto de garantías, y esta vez no está Pierce para sacar las castañas como creador y protagonista de los bloqueos directos.
De todos modos, de lo que suceda con él, o las ramificaciones que tengan las decisiones alrededor de su figura dependerá una buena parte del total de las victorias de este equipo. Las predicciones hechas por analistas y casas de apuestas sobre los Celtics este año parecen destinadas a fallar por bastante. La pregunta es… ¿hacia qué dirección?
- Avery, Avery…
La vuelta de Avery Bradley marcó un antes y un después en el rendimiento defensivo del equipo (volvió el 2 de enero, y los Celtics fueron el 5º mejor equipo en defensa en 2013 tras ser el 13º en los dos meses de 2012), y aunque en esa faceta sea superlativo (apareció en el segundo equipo NBA All-Defense y parece el único candidato de los jugadores bajitos para poder discutir un DPOY a los pívots en el futuro próximo), necesitará mejorar en ataque para que no le suceda como a otro jugador que comenzó su carrera en Boston (*cough* Tony Allen *cough*) que juega poco más de 25 minutos por partido.
El bueno de Bradley es aún joven (cumplirá 23 cuando empiece la temporada, ya que entró con sólo un año de Universidad a sus espaldas) y tiene menos experiencia que los jugadores de su Draft por culpa de las lesiones y pasarse un primer año casi en blanco, por lo que todavía tiene margen de mejora, pero a estas alturas todavía no le vemos un rol definido: no parece preparado para dirigir un ataque, ni para ser el otro que complementa con su tiro al playmaker principal.
Su 31.7% en triples deja bastante que desear, y aunque se siente cómodo en varias zonas de la media distancia (línea de fondo derecha, ala izquierda) dos pasos más adelante de la línea de tres, en la NBA actual se pide que un escolta sea capaz de estirar más el campo.
Y como director, al menos, su tasa de pérdidas bajó considerablemente, pero en Playoffs fue totalmente superado por los Knicks y dio una horrible imagen como general en plaza, volviendo a recaer en este tipo de problemas. Y lo que es peor, un número grande de pérdidas se perdonaría si creara juego para sus compañeros. Pero como no anota tras bote, ni es la amenaza que Rondo, por ejemplo, presenta cuando penetra, no puede buscar al resto de jugadores en posiciones ventajosas para ellos, porque en primer lugar, no las genera para él.
En definitiva, sólo jugó 50 partidos, y no pudo trabajar durante la pretemporda, por lo que tiene un pase, pero estamos en el mismo punto que el año pasado con él, apenas nos hemos movido. O en todo caso, lo hemos hecho en el mal sentido, ya que el porcentaje de tiro el año del cierre patronal que invitaba al optimismo para una carrera como pseudo-escolta, parece un espejismo. Y el verano que viene (si no le dan una extensión antes del 31 de octubre), hay que pagarle. Prestaremos atención.
- ¿Jeff Green? ¡Jeff Green!
El consuelo de Bradley es que el año pasado, en este mismo espacio, planteábamos una serie de dudas similares sobre Jeff Green, y al final, yendo de menos a más, tuvo una más que interesante quinta temporada en la Liga.
La primera estadística que yo resaltaría fueron los 81 partidos jugados, toda la temporada al completo. Antes de su problema del corazón sólo se había perdido 13 partidos en 4 temporadas, y parecía estar como un roble, pero es importante que tras su aneurisma pudiera aguantar sin problemas la carga de la temporada.
Después, su 38.5% en triples, tras promediar un triste 33.7% en su carrera. Selecciona algo más los triples frontales y aprovecha principalmente a tirar desde las esquinas. Eso sí, de cara a la nueva temporada, puede que no se repita la frecuencia con la que se prodiga a los lados de la pista, que está ligada a compartir cancha con Paul Pierce: 46.7% junto a The Truth y 30.4% sin él, con muestras de más de 1000 minutos en cada caso. Jugar de acompañante le permite tirar mucho más a los lados del campo, desde donde acierta muchísimo más. Veremos que sucede este año, en el que se le presupone un papel más protagonista, y no de secundario, que es donde brilló la pasada temporada.
Y en tercer lugar, son buena señal también los 6 tiros libres intentados por 100 posesiones, después de moverse por los 4-5 durante el resto de su carrera, un incremento que demuestra que está aprendiendo a utilizar mejor su capacidad atlética, y que, además, sube a 6.4 cuando no está Paul Pierce, para compensar su bajón en el triple. La clave para ser eficiente si Stevens le convierte en el foco principal del ataque es que logre sacar cuantas más faltas mejor.
Otra cosa que está aún pendiente es ver en qué puesto acabará la temporada. El año pasado repartió sus minutos casi a partes iguales entre el 3 y el 4, con mucha mejor producción de ala-pívot, sobre todo por quién le acompañaba en esa situación, pero en defensa funciona mucho (mucho) mejor de 3. Como ya hemos dicho, Stevens suele utilizar un 4 abierto, por lo que no tendría ningún problema en el sistema. De nuevo, supongo que dependerá un poco del resto de jugadores y de las fases del partido. Si Gerald Wallace está sano y a buen nivel, es un jugador más interesante que casi toda la batería de hombres altos, y seguramente desplazaría a Green al puesto de 4… o de 2, ya que Stevens dijo a los medios que jugará algo aquí y allá de escolta, y lo que convertiría a los Celtics en un mega quinteto (en tamaño).
Pero al mismo tiempo, la falta de un 5 claro, y de otro alero de garantías (Keith «no me explico cómo acaba rascando 1500 minutos al año» Bogans completa la rotación) podría hacer que el entrenador prefiriera compensar con Green de 3. El año pasado, bastantes de sus minutos de ala-pívot vinieron compartiendo pintura con Bass, pero eran habitualmente contra segundas unidades, y Jeff se ha ganado el derecho a ser titular. Otra incógnita a resolver.
- Profundidad… mal repartida
Lo decíamos al principio: la plantilla de los Celtics es escasa en cuanto a líderes y jugadores creativos, pero bastante profunda. Hay 10 jugadores (11 con Bogans) que han demostrado que tienen nivel para estar en una rotación NBA, y Olynyk y Faverani tienen buena pinta para añadir más nombres a un atasco que podría llegar hasta a 13. Después de años con Rivers, uno de los entrenadores más fieles a las rotaciones y roles definidos en la Liga, Stevens se encuentra con una papeleta bastante seria, y pinta a que tendremos una situación de inestabilidad importante durante todo el año.
El problema es que pese a tanto jugador aprovechable, parece haber sólo un base (que empieza lesionado) y todavía no sabemos si hay algún pívot. El grupo de hombres altos (Sullinger, Bass, Humphries, Olynyk, Faverani con algún cameo de Jeff Green y/o Gerald Wallace) tiene los mismos problemas que el equipo en general: es un conjunto interesante (un lujo tener al que sea el peor de todos ellos como tu 5º o 6º big), pero mal repartido, pequeño o en centímetros (Bass, Sullinger, Humphries y Green están entre el 2.03 y el 2.06, Wallace 2 metros justitos) o en tamaño (Olynyk es el único 7-pies del equipo, pero es el que menos pesa del grupo). Faverani es el que más cerca está de las dimensiones prototípicas, pero tendrá que demostrar unas cuantas cosas, y llegar sin problemas de fascitis, antes de ganarse el puesto.
Al igual que ocurre con el puesto de escolta, en el que Brooks, Crawford y Lee (con Bradley quizá sumándose dentro de una temporada) luchan por minutos, los Celtics tendrán una competición feroz en la que no siempre ganará el mejor, sino el que se adapte más fácilmente a una posición que tal vez no sea la suya, o la pieza que mejor encaje cuando el resto hayan sido puestas.
- Se les echará de menos
Las estadísticas no son perfectas, pero la distancia que marcó Garnett con el resto del equipo en el apartado defensivo es abismal. Cuando Kevin se sentaba en el banquillo, los Celtics recibían 104.6 puntos por 100 posesiones. Con (o mejor dicho, sin) ningún otro jugador llegaban a recibir más de 102. La diferencia entre los 96.2 que reciben con él y esos 104.6 es de 8.4 puntos por 100 posesiones, una distancia sideral en la NBA. Como siempre, estos números a veces hablan más de un contexto que da la habilidad individual: dependiendo de junto a quién juegas, y la identidad del que te sustituya las cosas cambian bastante. Pero semejante agujero cuando hay varios jugadores que han registrado un buen número de minutos junto a Garnett (Rondo el 60% de los que jugó, Pierce el 57% , Terry el 52%, Bradley el 47%, Bass el 45%…) es llamativo, y su RAPM (+/- ajustado y normalizado) todavía le considera uno de los mejores defensores de la Liga, en el Top 10, y con mucho mejores números junto a cuartetos que cualquiera de sus compañeros.
Un fantástico jugador, que pese a su veteranía sujetaba al equipo en defensa, quizá más de lo que nos podíamos imaginar, y que ya es historia de una franquicia con tanta ídem.
Y de Pierce, ni te digo. Mejor que hablen otros que le conocen bien.