PO Desde El Sofá (XXIX): Cara o cruz

Cuatro de los cinco partidos de estas Finales de Conferencia han estado empatados en el último minuto. Tres, de hecho, han acabado con la igualada el tiempo reglamentario. Los análisis se hacen siempre en clave de vencedores y vencidos: son el bote de Nocilla negra y blanca cuando la compras. Pero la realidad es más bien lo que queda cuando te lo estás acabando, un pastiche marrón clarito con alguna miga por ahí perdida de andarla a reuntar.

Memphis podría ir 2-1 con la misma facilidad que va 0-3, pero cuesta mucho hablar de lo bueno, y poner en perspectiva lo malo, cuando están a un partido de ser barridos, y tras el repaso que dio San Antonio en la prórroga.

El juego interior titular, especialmente el ya desquiciado Randolph, se volvió a quedar corto en ataque (30 puntos en 37 posesiones), enésimo recordatorio de que lo que funciona contra el mismo equipo dos temporadas antes, o frente a otro en la serie anterior, no se traduce a la siguiente. La NBA se mueve a la velocidad de la luz.

Y ese grupo de jugadores de banquillo que a veces tiene que sustituir las carencias de los alas, Allen y el quinto titular (Prince/Young), ha pasado de Mayo, Battier y Vasquez, cuando ganaron hace dos años a los Spurs, a Bayless, Pondexter y Dooling. Por números, la cosa no pinta mal, sobre todo si nos fijamos en los triples, que es lo que se les suele pedir a los secundarios. Los de este año están tirando mucho más de tres que aquellos (38 a 32 intentos, pero en la mitad de partidos), y el acierto no es muy inferior (42.1% el trío del pasado, 37.5% este, aunque mezcle el 47.4% de Q-Pon y el 16.7% de Bayless). Pero cuando se presta más atención, se nota el engaño. Los Spurs nunca hubieran atacado contanto éxito a la espalda de Battier al final de un partido, por ejemplo, como sucedió anoche con Ginobili.

Y lo peor es, que seguramente no pueden hacer mucho. Memphis tiene una identidad, y una plantilla corta y poco flexible que no les permite cambiar el paradigma al vuelo. Hay una falta de talento creativo alarmante en el perímetro para proponer jugar a otra cosa. Pero algún ajuste no vendría mal, porque sólo en su mejor de los tres partidos de estas Finales de Conferencia han superado, y por una mísera décima, el índice ofensivo del peor equipo de la Liga, los Wizards. Y eso que ayer, una parte del ataque fue subvencionada por su buena defensa, ya que sacaron 25 puntos tras pérdidas, una morterada, sobre todo al principio del partido, que fue cuando crearon la ventaja que San Antonio, poco a poco, borró en dos cuartos.

Los Spurs, tras un par de años reguleros en defensa, vuelven a ser un equipo correoso, que está entre los mejores de la Liga, y para los que el ataque de Memphis es el emparejamiento deseado. No hicieron su mejor partido (muchas pérdidas, acierto normalito en el tiro, un pelo por debajo en el rebote), y estuvieron un par de veces a merced de Memphis (el error en la bandeja de Pondexter, el último tiro para los Grizzlies), pero salieron vencedores con otro clásico más de Duncan. Justificando la elección en el primer equipo All-NBA, en el duelo directo frente al pívot del segundo, tiró de su repertorio completo de combo big, para poner más cerca a San Antonio de su quinta final en esta era. Y ya ganaron las otras cuatro.

Ahora ya, haya sido lógico o aleatorio, da igual. Los Grizzlies están 3 abajo. Sólo les queda hacer historia.

El detalle: Si le quitamos el primer cuarto al partido (que acabó con los Grizzlies 16 puntos por delante, a dos de su máxima ventaja) el parcial fue de 91-64.