Más emoción, imposible. Las cuatro semifinales de Conferencia están empatadas a uno y mientras que en el Este los favoritos comenzaron con un desliz, y en el segundo partido sacaron el martillo pilón, en el Oeste, Oklahoma City y San Antonio empezaron con victorias por los pelos, seguidas de un par de derrotas convincentes.
Incrédulo y escéptico como es uno, cuesta creerse mucho la historia de los Warriors, con su All-Star (al que nombraron, vamos) lesionado y con novatos haciendo de lugartenientes. Es un desafío absoluto a la Historia de este deporte. Una afrenta a todo lo que creíamos saber y conocer. Y por momentos así, supongo, que es por lo que nos gusta tanto esto.
Hasta con un partido discreto de Curry, que parecía camino de empezar una noche irrepetible, cuando acertó con dos triples en las primeras posesiones del partido, les bastó. Ayudó que Steph le pasara los superpoderes a Klay Thompson, que metió 29 puntos en la primera parte, y con 8 triples, se quedó a uno de igualar el récord en Playoffs que comparten cuatro jugadores.
Perdiendo de 19 en el descanso tras la explosión del otro 50% de los Splash Brothers, Popovich hizo pequeño al equipo, sacando de inicio a Neal por Bonner, y se mantuvo sin juntar a dos hombres altos en pista durante toda la segunda parte, salvo por un par de minutos, después de no haberlo hecho apenas nada en la primera. El partido que abría la serie lo remontaron sólo con Diaw, y a lo largo de dos encuentros ya acumulan un +13 con un sólo jugador interior, y -20 con dos.
Aunque el cambio táctico hizo que se acercaran disimuladamente, esta vez, a diferencia de las anteriores en las que los Warriors han pasado apuros, no se dejaron empatar. San Antonio llegó a ponerse a 6 de diferencia un par de veces, pero Golden State contestó con autoridad. La primera fue con un tiro a media distancia de Tony Parker con 7 minutos todavía por delante, respondido de inmediato por un triple de Draymond Green que silenció por completo un AT&T Center que rompía en júbilo segundos antes, y la segunda, una canasta de tres de Manu en una posición simétrica a aquella desde la que ganó el primer partido a falta de 4:23, que compensó Curry, sin pensarlo, en la siguiente posesión, en una valiente penetración.
San Antonio se pasó cuatro minutos enteros sin anotar, y Popovich tiraba la toalla con McGrady y el resto del final del banquillo, a falta de un minuto perdiendo de 10.
Después de que los Warriors rompieran esa racha de chorrocientos años sin ganar en San Antonio, ahora les toca a ellos ir a Oakland, donde sólo han perdido un partido de Playoffs en 19 años (que se hayan jugado sólo ocho, algo tiene que ver). Y bromas aparte, el ambiente del Oracle va a ser una auténtica locura, y podría jugarle una mala pasada a un equipo que va a llegar allí cargado de dudas.
San Antonio tiene el consuelo de pensar que están por debajo de su nivel, y que a los Warriors no le podrían estar saliendo mejor las cosas, y el equilibrio del balancín debería volver hacia ellos. Pero, ¿y si Parker no arranca? ¿Podrá Duncan imponerse a un genialísimo Bogut con lo lejos que parece eso ahora? ¿Tiene este equipo recursos para reponerse a un partido horrible en el tiro como el de anoche frente a Golden State? El margen de error, cada vez más pequeño.
El detalle: Esta noche no habrá ningún partido, y el orden de las series cambia mañana: el viernes están programados los mismos equipos que anoche (Spurs-Warriors, Heat-Bulls) y los que jugaron el martes tendrán el tercer partido el sábado.