Tras jugar tres prórrogas 48 horas antes, los Bulls y su cortísima rotación pelearon como lo suelen hacer, pero durante todo el partido se notó que les faltaba un punto energía y se derrumbaron antes de llegar al final. Anoche, echaron muchísimo de menos a su base titular, que veía impotente el encuentro vestido de calle desde el banquillo por culpa de las malditas lesiones. Chicago no pudo cerrar esta serie sin la presencia de, sí, Kirk Hinrich, y tendrán que volver a la Madhouse on Madison.
Nate Robinson, que tuvo que cargar con 44 minutos de responsabilidad, no hizo un mal partido en general, pero esta vez no fue Dios disfrazado de jugado de baloncesto (bueno, en alguna jugada suelta…), y así es más difícil perdonarle sus momentos alocados, como el del arranque de partido, o la ventaja que tiene Deron cuando le defiende.
Chicago dio muchísima guerra, y mantuvo hasta el final la diferencia corta, principalmente por un buen partido en ataque, porque no pudieron frenar a los Nets en ningún momento. Brooklyn se ensañaba en posesiones largas, con dos o tres acciones consecutivas, y mucha paciencia, que esta vez, con un Noah mermado en pista, solía tener recompensa. Consiguieron aprovechar con éxito muchos más cortes hacia la canasta de lo normal contra una defensa Thibodeau, y cuando no acertaban con el tiro, allí estaban para coger el rebote en ataque: 17 a lo largo de una noche que se le hizo muy larga a Chicago.
Pese a ello, no le perdieron la cara al partido hasta el final: en el tercer cuarto, ningún equipo logró un parcial de más de 5 puntos sin respuesta, y la diferencia osciló siempre entre los 10 y los 4 de ventaja para Brooklyn, a los que Chicago llegó con la última canasta del periodo. Al reanudarse el partido, se pusieron a 1 con un triple de Jimmy Butler, pero no lograron llegar a la barrera psicológica del empate en ningún momento.
Blatche metió 10 puntos en el último cuarto, y Wallace sentenció con un triple y robo más mate que dejaban a los Nets 12 puntos por encima a falta de 2 minutos. Chicago no metería una canasta en los últimos 3:47, y la diferencia final fue, en un sentido, mayor de lo que el partido merecía, pero pareció inevitable.
Los Nets siguen con vida, y aunque todavía anden un partido por detrás, están más enteros. Brook y Deron dejaron un doble-doble cada uno (28-10 el pívot, 23-10 el base) y puede que estén en el mejor momento conjunto de la temporada. Como se vio en la maratón del sábado, y se intuye de toda la temporada, son mucho menos fiables que los Bulls, pero en abril y mayo, se trata de sobrevivir.
El detalle: Ayer los Nets volvieron a jugar de blanco. Parece que aquello del «All Black Everything» murió de repente, como la presencia de Jay-Z en el accionariado de la franquicia. Y eso que el primer partido fue el mejor del equipo en toda la serie…