San Antonio siempre estará allí

Lo mejor que le pudo pasar a San Antonio en 2010, fue caer derrotados con estrépito en segunda ronda de Playoffs ante unos Suns que no eran precisamente los más fieros de la era Nash y les clavaron un 0-4. El equipo venía bajando el número de partidos ganados año a año (de los 63 en 2006, a los 54 en ese verano, perdiendo un poco cada temporada) y lo más fácil era pensar que a la dinastía sólo le faltaba ya un epílogo.

Pero fue en esa serie en la que Popovich se dio cuenta de que si no podía parar ese estilo de bloqueo directo alto con tiradores repartidos alrededor, tendría que unirse a ellos. El año siguiente, los Spurs, que tenían todos los mimbres, empiezan a jugar de esta manera y pasan a tener el mejor récord del Oeste, pero en Playoffs son eliminados por unos Grizzlies que venían lanzados desde que perdieron por lesión a Rudy Gay.

El año pasado, más de lo mismo, los Spurs siguen siendo ese equipo entretenido que mejor ha versionado el 7 seconds or less, otra vez son los mejores en el Oeste, cierran la temporada con 21 de 23 partidos ganados, y las dos primeras rondas de Playoffs con 4-0, y se ponen por delante 2-0 ante Oklahoma City. En ese momento, con Miami sufriendo en Boston, y la máquina de destrucción que se activa cuando LeBron pasa a jugar de 4 todavía arrancando, los Spurs tenían que ser el maxmísimo favorito para el anillo.

Pero llegó, sobre todo, Harden, y los Spurs volvieron a reeditar 2010 y probar de su propia medicina: encontraron alguien que hacía aquello que no podían parar mejor aún que ellos.

Este año es difícil imaginar a un equipo más favorito que Miami, pero me da la impresión que a San Antonio no se le concede ninguna opción en muchos círculos, cuando quizá deberían ser los segundos en la línea de sucesión. El Oeste este año va a ser mucho más complicado, con Clippers, Nuggets y Grizzlies con parciales recientes de victorias propios de los Bulls de los 90, y con un gigante dormido que se está espabilando a ratos en Lakerslandia.

Pero el equipo a batir será seguramente Oklahoma City, y la baja de Harden, aunque superada en general, va a ser sensible contra San Antonio. El año pasado, según Synergy, el 18.1% de las jugadas de OKC fueron un bloqueo directo acabado por el bloqueado, y con 0.89 puntos por jugada, lideraban la Liga, sobre todo por el ahora jugador de Houston, que metía 1.04, frente a los 0.91 de Durant y los 0.85 de Westbrook. Ahora son undécimos en la Liga, con sólo 0.8 puntos por jugada, y la utilizan menos: sólo en el 13.6% de las acciones.

OKC son aún mejores que en ataque el año pasado en general (1 punto mejor por 100 posesiones respecto a la media, comparado con la pasada temporada) pero lo están haciendo peor en aquel aspecto del juego en el que San Antonio es más vulnerable. A falta de un partido por jugar entre ellos el 4 de abril, San Antonio les está ganando este año 2-1 (el de casa gana siempre), y la última victoria ha sido sin Parker, y en los dos primeros partidos, estuvieron sin Ginóbili.

Lo de Miami es otra historia, pero también se puede argumentar que en San Antonio están más o menos preparados para hacerles trabajar. Este año, en el famoso partido en el que Popovich decidió dar descanso a todo el mundo, los Heat ganaron por poco, y será interesante ver qué sucede en San Antonio el día 31 de este mes: los Heat podrían estar ante la oportunidad de conseguir su trigésima victoria consecutiva.

Sé que resulta irrisorio pensar en que un equipo que sufre tanto ante acciones que comienzan en bloqueo directo podría parar a Miami, pero a diferencia de OKC o Phoenix en el pasado, Miami lo utiliza principalmente para crear acciones secundarias, y en eso los Spurs sí son aplicados defendiendo.

Los Heat son el equipo rey en triples laterales y San Antonio son de esos que conocen el secreto: llevan años estando entre los mejores permitiendo pocos intentos desde ahí. En una serie entre ellos, las esquinas en el ataque de Miami se convertirían en Australia en el Risk: estaríamos ante una apasionante batalla estratégica.

Sería interesante también ver el trabajo que Kawhi Leonard, con un año más de experiencia, puede hacer en LeBron. Requeriría una sincronización terrible, porque Miami es el equipo que más daño hace en medio segundo, pero si San Antonio lograra rotar de alguna manera, emparejando a James con Leonard cada vez que esté por el exterior, pero consiguiendo cambiarlo por uno de los hombres altos cuando tratara de postear su más pequeña constitución, tendrían, en teoría, una de las mejores defensas con las que enfrentarse a un ser omnipotente.

En la otra dirección, el ataque de movimiento perpetuo de San Antonio se enfrentaría a la rotación infinita de Miami, en un espectáculo en el que más de una vez habrá que contar si sólo hay 10 jugadores en la cancha. Y San Antonio puede atacar la duda siempre presente con Miami: son un equipo del montón defendiendo a jugadores que postean, y los Spurs son el segundo equipo más eficiente de la Liga haciéndolo, sólo después, de ummm… Miami.

Pero al mismo tiempo que reivindicamos la brillantez a lo largo de la temporada de este equipo y sus opciones de ganarlo todo, tenemos presente que podrían irse también a las primeras de cambio. Imagino a Popovich algo nervioso al pensar en reencontrarse con Harden y los Rockets en primera ronda, y no me extrañaría verles en jugando al gato y al ratón al final de temporada para elegir emparejamientos, aunque esta temporada les hayan ganado las 3 veces que se han enfrentado.

En definitiva: pese a su regularidad, tras unos años de fracaso en Playoffs parece existir el sentimiento de que los Spurs, pese haber estado allí, y haberlo ganado todo (aunque haya pasado ya tiempo), no están preparados para las eliminatorias por el título, pero yo tengo la impresión de que se trata más de un problema de emparejamientos y coincidencias que de algo persistente. Si Tony Parker llega bien tras la lesión, yo no pienso olvidar a San Antonio.