LeBron, como nosotros con las crónicas, decidió marcar con numerales romanos su camino hasta el final. Se puso un «XVI» en su protector bucal, representando el número de partidos que tenía que ganar hasta el anillo. Los XV ya son suyos. Ahora tiene tres partidos para conseguir la I.
Su partido de ayer lo tuvo todo además. A pesar de llegar a un solo rebote del triple doble al último cuarto, al final se quedó sin el último, y su línea se queda solo en un 26-9-12. Anotó cuando quiso, la pasó cuando le hacían más difícil anotar, defendió a casi todo Oklahoma City y paró lo que pudo a Durant. Para añadirle gracia, se retiró a falta de 5 minutos, con lo que todo el mundo temía como una lesión que hubiera cambiado el panorama de las series, y al final solo fueron unos calambres. Intentó volver, clavó un triple estratosférico que puso por delante a Miami ya hasta el final, y se retiró el último minuto con el trabajo casi hecho.
El que lo cerró fue Mario Chalmers, que empezó como en el resto de la serie, fallando tiros abiertos ante una defensa que decidió ignorarle bastante, y acabó el partido enchufadísimo igualando los 25 puntos de Wade. Por parte de Oklahoma City, Durant hizo el partido tipo Wade, es decir, el típico que crees que no ha hecho nada y ha estado mal, pero miras al final del partido y lleva 28 puntos, pero Thunder empezó y terminó en Russell Westbrook.
Sus 43 puntos fueron un increíble esfuerzo que no tuvo recompensa, pero por lo menos sirven para reivindicarse ante un gran número de críticas absurdas. Ahora el dedo acusador se mueve a James Harden, que ayer continuó unas flojísimas finales. Fallos en el tiro, pérdidas y la impotencia de tener que defender a LeBron por muchos minutos, aunque no pueda con él se llevan acumulando en toda la serie. Ahora que tiene por delante un verano en el que puede firmar su extensión con Oklahoma, se le va a recordar mucho estos partidos, pero pese a que hagamos gracietas en Twitter con ello, su rendimiento en las Finales no debería cambiar nada. Su desempeño en la serie contra San Antonio, con una exigencia similar fue perfecto, que haya encajado una mala racha en unas Finales en la que todo su equipo se ha visto además fuera de sitio no debería costarle un dólar.
Y eso que la de anoche podría haber sido una historia completamente diferente, porque la primera parte empezó con Oklahoma City poniéndose la friolera de 17 puntos por delante, detrás, principalmente de Russell Westbrook que jugó como siempre, solo que como esta vez metió más de lo normal no oiréis una queja, y nuestro albañil favorito, Benito Lopera Perrote Nick Collison.
Las ventajas del primer cuarto suelen ser como ese gol tempranero en fútbol que se marca demasiado pronto, pero es que esta vez, ni tiempo para pensarlo tuvieron. La ventaja duró un total de 4:24 minutos, en lo que no nos extrañaría que fuera una remontada récord en las Finales. El motivo: que por fin empezaron a entrar los triples, a partir de esa distribución de otro mundo de LeBron, que se fue al descanso con medio trabajo del triple doble hecho, 10 puntos, 6 rebotes y 8 asistencias. Cole, Jones, o el negadísisimo hasta ese momento Chalmers, aprovecharon por fin las oportunidades para tirar y sacar ventaja de la atención extra a James. Los últimos 8 minutos del segundo cuarto fueron de intercambio de golpes, y Thunder fue solo 3 arriba al descanso.
En la segunda parte, la igualdad fue máxima. La ventaja no superó los 7 puntos, pero Miami siempre quedaba una canastita por delante. Heat lideró durante 14 minutos el partido, hasta que LeBron se retiró y Oklahoma, con 4 puntos seguidos de Durant volvió a coger la ventaja y metió el miedo en el cuerpo a unos Heat sin MVP. Pero entonces llegó LeBron haciendo ese numerito de Cid Campeador que ya es historia de las finales, de Willis Reed a Paul Pierce, y Miami no volvió a entregar la cuchara. Westbrook facilitó las cosas con una falta estúpida en los segundos finales, tras una gran confusión en el tiempo que le restaba de posesión a Miami, pero Oklahoma City no perdió por eso, ni mucho menos por él.
Decíamos en la anterior crónica, que nadie ha levantado un 3-1. Así que pase lo que pase, veremos Historia.