Quedaban dos minutos de partido en el AT&T Center, y por megafonía sonaba el Sweet Caroline. Los Spurs ganaban de 36 puntos, y por supuesto que todo el público de San Antonio se lanzó a cantar el mítico «Dah, dah, DAH!» de la canción. San Antonio ahora mismo ha encontrado a Lupita, han acabado su camino por México, y están en Cabo San Lucas puliéndose margaritas como Kawhi Leonard anotó ayer triples: de tres en tres.
Al final, el despiece se redujo a 31 puntos, y el partido no tuvo ninguna historia: Utah jamás estuvo por delante, a los 5 minutos perdía de 12, y salvó un parcial 0-9 que les ponía a 5 en el segundo cuarto, y que fue respondido inmediatamente por un 20-0 de vuelta de San Antonio, no estuvieron ni cerca.
El candidato a MVP Oh, La, La! Parker hizo lo que quiso y acabó como máximo anotador con 18 puntos, pero en este partido dejó hacer a los actores secundarios: Leonard le siguió con 17 puntos, Gary Neal parecía Parker cuando TP no estaba, pull-up 3‘s incluidos, Boris Diaw vuelve a ser efectivo y hasta Danny Green se animó a hacer de base en un par de posesiones que acabaron en la canasta tras pasar, y pasar, y pasar (y pasar) la pelota.
Los Spurs siguen teniendo quizá la imagen de equipo aburrido y plomizo, pero ahora mismo, salvo por los fans de las acrobacias atléticas extremas, eso es el nadir de su realidad: su juego es brillante, y siempre tienen hasta la espectacular jugada ocasional de Ginobili o Parker para colarse en el Top 10 de SportsCenter.
Leonardo DaVinci demostró la imposibilidad del movimiento perpetuo, pero Popovich ha logrado el perpetuum mobile sin ser siquiera ingeniero, la respuesta estaba en estudiar ruso, por lo que se ve. Al sistema diabólico de Gregg, se le han añadido además este año dos piezas que se acoplan perfectamente, y que tienen mayor importancia de la que parece, por lo muchísimo que aportan sin retener el balón, meramente conduciéndolo.
Huelga decir que los resultados que Kawhi Leonard, a por el que fueron, y Boris Diaw, con el que en teoría se encontraron, darían ahora mismo en cualquier otro equipo, serían mucho menos satisfactorios. En Diaw hay un hombre alto cuya habilidad para pasar el balón es probablemente lo único que le mantiene en la NBA, y en Leonard uno de los jugadores que mejor se mueve en ataque de la Liga. Boris jamás podía aprovechar su talento en Charlotte, y los cortes quirúrgicos de Leonard seguramente se perderían River Walk abajo fuera de esta ciudad. Pero aquí aportan otras dimensiones, los papeles de intermediario y finalizador que no tenía este equipo, y que suman diversidad y eficacia, al ataque. Si encima tenemos en cuenta como ataca Leonard el rebote ofensivo, miel sobre hojuelas. Y miel de la mejor.
Algún partido en Salt Lake City, ciudad de enrabietados fanáticos, puede oscilar hacia a unos Jazz, que viendo jugar a Favors y a Kanter como hicieron ayer pueden tener motivo para el optimismo futuro: tienen 4 excelentes jugadores interiores de nivel, por lo menos, titular, entre 19 y 27 años. Tendrán que mover a alguno, y si aciertan en la recompensa hay equipo para rato. Pero anoche solo hubo dolor. Mucho dolor.