A esto de las 3 de la tarde en New York, se acababa la reunión entre propietarios y jugadores, y se anunciaba lo que muchos nos temíamos desde hace tiempo, habrá cierre patronal, el temido lockout en la NBA, a las 12:01 AM, EST, las 6 de la mañana hora española.
Al no ser capaces de llegar a un acuerdo antes de la fecha límite, en la que finaliza el actual convenio colectivo, todas las actividades de la Liga no darán comienzo, empezando por el periodo para hablar con agentes libres, que queda aplazado hasta la fecha pertinente. A la salida de la reunión, que duró 3 horas, imperaba el pesimismo y se decía que las dos posturas están aún muy lejos.
El nuevo acuerdo podría llegar en cualquier momento, y por tanto, aún hay posibilidades de que la temporada 2011/2012 se juegue completa. De la misma forma, podría no llegar a jugarse ningún partido, o jugarse 50, como en el último parón patronal, el de la temporada 98/99. Todo está en el limbo ahora mismo a expensas de que las dos partes acerquen posturas.
Con el sistema actual, los jugadores se embolsaban el 57% del BRI, es decir de los ingresos relacionados con el baloncesto, que la pasada temporada ascendió a 2.100 millones de dólares, una media de 70 por equipo. Según la Liga, 22 de los 30 equipos están perdiendo dinero: 370 millones de dólares entre todos al año, y por eso quieren ver reducida esta cantidad. Uno de los caballos de batalla es la estimación de esa cifra de pérdidas que es bastante polémica, porque en ella se han incluido las amortizaciones de las compras de los equipos y de la construcción de pabellones, algo que según el gremio de jugadores no debería repercutir en ellos, y que reduciría de 22 a 10 los equipos que están perdiendo dinero.
En la primera y agresiva propuesta de los propietarios, proponían un límite salarial fijo de 45 millones de dólares para el año que viene (en el que a los jugadores se les reducirían los contratos ya firmados) con lo que la NBA pagaría 750 millones menos en salarios a jugadores el año que viene, un descenso que paliaría de inmediato las pérdidas, y permitiría a los salarios ir creciendo paulatinamente.
La otra opción que ofrecieron posteriormente los propietarios fue la de mantener la cifra de 2.000 millones al año durante los próximos 10 años. En este caso, los jugadores mantendrían los salarios de manera similar a la temporada pasada, pero no crecerían con el tiempo, por lo que acabarían perdiendo poder adquisitivo: el BRI proyectado para 2021 según los jugadores, es de 5.000 millones de dólares en lugar de los 3.700 de este año, y por tanto, pasarían a cobrar un 40% de los ingresos estimados al finalizar el convenio, muy alejado de la cifra actual. Esta cantidad se organizaría con un tope salarial flexible de unos 62 millones, que algunos equipos podrían superar con penalizaciones más duras que las actuales, hasta un límite firme. Vamos, un tope fijo disfrazado.
Los jugadores, por su parte, se niegan a aceptar un límite salarial fijo y han aceptado reducir unos 500 millones su salario durante estos 5 años (quieren un acuerdo más corto, por los 10 años que los propietarios desean), sin mantener su salario en ningún caso por debajo del 50% del BRI, pero sus propuestas han sido mucho más vagas que las de las franquicias. Las dos ofertas ofrecidas por los propietarios les parecen esencialmente iguales, porque el total que se piensa repartir debería similar durante el periodo completo de 10 años, pero desde luego están mucho más cerca de la segunda, porque les permitiría mantener sus contratos en las mismas cantidades el año que viene y mantendría los contratos garantizados.
Otros detalles menores que les dividen son, la duración de los contratos, que los propietarios quieren reducir de 5 a 3 años para jugadores que cambian de equipo, y de 6 a 4 para los que se quedan con su franquicia, algo que los jugadores podrían aceptar, siempre y cuando estén completamente garantizados, la vuelta al antiguo límite de edad de 18 años, ya que el sindicato desea que los jugadores se puedan incorporar directamente desde el instituto, la flexibilidad para realizar traspasos ya que los jugadores quieren que aumente el margen entre salarios que entran y salen en los traspasos y se elimine la llamada BYC que hace casi imposible traspasar a un jugador que acaba de firmar el segundo contrato de su carrera, después del de novatos, para que haya un mayor movimiento de jugadores, mientras que por su parte los propietarios abogan por un sistema aún más restrictivo en el que desaparecerían los sign-and-trades, el periodo en el que un equipo tiene derecho de tanteo que los jugadores quieren reducir de una semana a 48 horas para dar más agilidad al mercado de agentes libres
Una de las claves del pulso es la capacidad de los jugadores para apoyarse entre ellos y aprender de los errores. Una de las bazas que se guarda la patronal es que muchos jugadores de la NBA, pese a cobrar contratos millonarios viven al día, y el no cobrar los cheques puntualmente les mandaría a la bancarrota. Los jugadores llevan un tiempo avisados de esta situación, y los más pudientes están dispuestos a colaborar con sus compañeros, pero todavía no sabemos si han sabido apretarse el cinturón. De todos modos, esto se empezaría a ver más tarde, ya que la gran mayoría de jugadores comienza a cobrar con el inicio de la temporada, en noviembre.
El otro gran as de la patronal es que una serie de ingresos están asegurados, haya temporada o no. Aprendieron de anteriores situaciones, y ahora se han asegurado que por ejemplo, las televisiones pagarán igual el dinero que le corresponde la temporada siguiente, lo que les da un mayor incentivo para la espera que al sindicato de jugadores.
El jefazo David Stern ha hablado hace unos minutos para NBA TV, y de nuevo, el pesimismo es la tónica dominante. Reconoce que, en comparación con el cierre patronal del 98, no están más cerca a estas alturas,
Una de las primeras consecuencias del cierre patronal, será visible en las páginas webs de los equipos, de donde tienen que desaparecer todas las fotos y vídeos de los jugadores a golpe de viernes. Un buen momento para los amantes de las cheer-leaders y las mascotas, a los que el final del convenio no les afecta. Otras situaciones en las que el lockout ya está teniendo un impacto son la liga de verano de Las Vegas que ya fue cancelada, los partidos en Europa que aún no han sido programados y están ya en el alero, y los jugadores que jueguen con sus selecciones este verano, que no estarán asegurados por las franquicias.
Seguiremos oyendo hablar de esto, y se espera una nueva reunión pronto. Esperemos que un momento como este, en el que la Liga vive su mejor situación en cuanto a popularidad y seguimiento desde la era Jordan, todo se solucione, pero al llegar a esta situación, las posturas en lugar de acercarse, tienden a alejarse un poco más, en el tira y afloja que no espera.
Y atención que la cosa se podría poner aún peor: si los jugadores hacen al igual que la NFL, y se separan del sindicato para denunciar personalmente a la NBA por monopolio, el asunto será aún más farragoso.
Paciencia.
Actualización Ya lo hemos comentado alguna vez, y por eso no lo incluimos en el artículo original, pero algo que no es compatible con el lockout, es la desbandada de los jugadores a Europa. Independientemente de que habría que ver de donde sale el dinero para que los cracks consideren rentable el venir, y pagar su seguro, la FIBA tiene un acuerdo con la NBA que no permite que ningún jugador bajo contrato NBA juegue en Europa, salvo una autorización expresa (Letter of Clearance) que la NBA no está dispuesta a conceder a sus jugadores. Solo los agentes libres que ahora mismo no tienen contrato (Marc Gasol, Andrei Kirilenko, Jose Juan Barea, Marco Belinelli, Carlos Arroyo, Nene o Peja Stojakovic entre ellos) podrían considerar la posibilidad.