Probablemente no haya jugada más jugona que el Crossover, ese movimiento que te puede dejar sentado y humillado en un instante y sin casi darte cuenta. El New York Times repasa su historia:
Probablemente no haya jugada más jugona que el Crossover, ese movimiento que te puede dejar sentado y humillado en un instante y sin casi darte cuenta. El New York Times repasa su historia: